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Caso Petro vs Colombia

HECHOS JURIDICAMENTES RELEVANTES

En el 2010, el señor Petro se presentó como candidato a la Presidencia de la República de


Colombia. El 30 de octubre de 2011, fue elegido Alcalde Mayor de Bogotá, D.C. (en
adelante también “Alcalde de Bogotá”), cargo que ocupó entre el 1 de enero de 2012 y el 1
de enero de 2016. Dicho cargo fue ejercido de manera ininterrumpida salvo por el período
comprendido entre el 20 de marzo de 2014 y el 23 de abril de 2014, en virtud de la sanción
de destitución e inhabilidad dispuesta por la Procuraduría General el 9 de diciembre de
2013.

En enero de 2013, el Secretario General de la Federación Regional de Trabajadores, un


Concejal del Distrito de Bogotá, el Personero del Distrito de Bogotá y el Defensor del
Pueblo presentaron una queja contra el Alcalde de Bogotá ante el Procurador General. El
13 de enero del mismo año, dicha autoridad emitió un auto mediante el cual delegó en la
Sala Disciplinaria de la Procuraduría General (en adelante también “Sala Disciplinaria”) la
competencia para adelantar una investigación disciplinaria contra el señor Petro, en su
calidad de Alcalde de Bogotá, “por presuntas irregularidades relacionadas a la prestación
del servicio público de aseo”. El 20 de junio de 2013, la Sala Disciplinaria formuló cargos
contra el señor Petro, con fundamento en “tres hechos puntuales”58: a) la suscripción de los
contratos 017 de 11 de octubre de 2011 y 809 de 4 de diciembre de 2012; b) la expedición
del Decreto 564 de 10 de diciembre de 2012, y c) la emisión del Decreto 570 de 14 de
diciembre de 2012.

ANALISIS DEL FALLO DE LA CORTE IDH

Dentro del caso en general y de lo que se puede establecer por medio de la sentencia de
la corte interamericana derechos humanos, podemos observar qué:

1. En el párrafo 96 de la sentencia establece todos los parámetros que se


estandarizan a través del artículo 23.2 y 23.1, de la convención interamericana de
derechos humanos, en donde se observa específicamente el sobrepase que tiene
el Procurador General de la nación al momento de establecer dicha sanción al
alcalde Mayor de Bogotá, en razón a que la convención establece que únicamente
quien puede condenar o judicializar a los que posean el fuero político por
participaciones democráticas es un juez competente.
2. Se observa una dicotomía de opiniones y estamentos que se establecen a través de
la Constitución política y la convención, en razón de que el artículo 23 establece
unos parámetros como el anteriormente mencionado y a su vez la Constitución
política de Colombia establece en su artículo 277 numeral 6, establece que el
Procurador General de la nación tendrá el deber de vigilar de manera suprema la
conducta de aquellos que ejerzan funciones públicas.
3. Dentro de las consideraciones de la corte, podemos observar que ésta hace unas
recomendaciones en donde se establece una violación al debido proceso en
aspecto del derecho internacional, debido a que como se sigue tanto en la
jurisdicción ordinaria como en el área de lo contencioso administrativo, ninguna
entidad puede tener la facultad de determinar la práctica de pruebas y a su vez
juzgar o darle el valor necesario a las mismas dentro del conocimiento del proceso,
por lo tanto se establece una recomendación de hacer un cambio en todo lo que
se refiere al derecho disciplinario, para con esto hacer cumplimiento del debido
proceso.

Cómo lo podemos ver dentro del control de convencionalidad ejercido por la corte
interamericana de derechos humanos, observamos una posible una violación al principio
de armonía legislativa en lo que se refiere a lo establecido en la Constitución, debido a que
como lo establece la convención sólo un juez competente podrá conocer de un proceso
que como sanción hacia una figura con fuero político de mecanismo democrático o
elección popular Y por otra parte la constitución establece la facultad de vigilancia y
control que puede ejercer la Procuraduría General de la nación ante todos sin
discriminación alguna los servidores públicos o aquellas personas que ejerzan funciones
públicas, es por esto que tanto el congreso de la República como la corte interamericana
de derechos humanos, estableció que la facultad del procurador general de la nación va
únicamente enlazada a los procesos de corrupción o que tengan referencia el mismo
tema, es decir, esta facultad puede ser tomada por el procurador general de la nación
únicamente cuando la sanciones graves o gravísimas se den por un caso de corrupción y
no por un mal ejercicio de las funciones que le atañen al cargo.

Con lo anterior podemos establecer que adicionalmente al llamado de atención que hace
la corte interamericana de derechos humanos al Estado colombiano de reparar el
procedimiento que establece la imposición de sanciones a través de la Procuraduría
General de la nación en cumplimiento con el principio del debido proceso, una
oportunidad de revolucionar el derecho disciplinario, todo en razón a que esta dicotomía
normativa sólo puede establecerse a través de un cambio y un ejercicio para establecer de
una manera en que sea óptima tanto para la constitución colombiana como para el
control de convencionalidad realizado por la corte para determinar la facultad legal del
procurador general de la nación y con esto estandarizar y generalizar las funciones
disciplinarias de cada órgano de la nación, debido a que como se establece dentro de la
sentencia el Procurador General de la nación a través de la sala disciplinaria de la
Procuraduría General de la nación, fue quien llevó a cabo la investigación y toma de
pruebas que posteriormente la misma entidad asumiría el valor de las mismas para
fundamentar el fallo, es por esta razón que se evidencia la vulneración al debido proceso,
en razón a esto y la fuerza vinculante del fallo de la sentencia de la corte interamericana
de derechos humanos, el Estado colombiano no ve otra alternativa de cumplir lo
ordenado por la corte.

¿La procuraduría tenia facultad de revocar el mandato y destitución del cargo al señor
Gustavo petro?

Como se explicó anteriormente, la facultad del procurador general de la nación inspirado


por el artículo 277 de la Constitución política en su numeral sexto, establece la facultad de
ejercer vigilancia ante la conducta oficial de todos los funcionarios públicos sin ninguna
discriminación, es por esto que se incluye a los funcionarios públicos qué son electos a
través de mecanismos democráticos o elección popular, sin embargo la decisión de la
Procuraduría a través del acto del 9 de diciembre del 2013, proferido por la Sala
Disciplinaria de la Procuraduría General de la Nación, decisión que se confirmó por la
misma Sala el 13 de enero del 2014, adicionalmente la destitución por decreto presidencial
a través del decreto 570 DE marzo de 2014, resultaría como una violación a lo establecido
en el articulo 23 nuemral 2 de la convención interamericana de derechos humanos,
debido a que como ya se había mencionado sólo lo puede hacer un juez competente, por
lo tanto y al no ser un caso de corrupción sino de una posible mal la operación o mala
ejecución de las funciones del servidor público, el Procurador General de la nación y de
igual forma la sala disciplinaria de la Procuraduría no poseían la facultad de revocar el
mandato ni de provocar el acto administrativo a través del decreto presidencial por el cual
se establecía la destitución del cargo del alcalde de Bogotá.

CONCLUSIÓN:

Tal como lo establece la corte interamericana derechos humanos a través del control de
convencionalidad ejercido ante este caso y en concordancia con la Constitución política de
Colombia, se puede ver un claro ejemplo de vulneración de derechos políticos, no en una
razón arbitraria o esgrimida totalmente en contra del funcionario, Sino por la incapacidad
de tener un órgano específico o una legislación específica de derecho disciplinario, la cual
como dice la corte debe estar en armonía legislativa y normativa con las convenciones a
las que Colombia se ha suscrito, por lo tanto se puede establecer que la violación de
derechos al funcionario público no se hizo de una manera intencional sino que a su vez fue
una vulneración causada por el desconocimiento normativo y la dicotomía en los
requisitos de control disciplinario para los funcionarios de elección popular entre la
convención interamericana derechos humanos y la Constitución política de Colombia.

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