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Así, a través del presente se abordará las principales observaciones que surgen del análisis
compatibilidad entre los tipos contravencionales previstos en la Ley provinciales y los
diferentes estándares internacionales y de otra parte, teniendo en cuenta los posibles
desvíos de aquellos cuáles son la posibles opciones del órgano administrativo – en el caso
bajo análisis el Jefe de Policía de la Provincia - a los efectos de instrumentar el control de
convencionalidad exigido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y aceptado
por la Corte Suprema de Justicia de la Nación a través de los diferentes precedentes de
ambos tribunales.
Como surge del párrafo precedente, el análisis propuesto se focalizará en las previsiones
de la Convención Americana de Derechos Humanos y de los estándares que estableció al
cabo del tiempo por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sin perjuicio de la
alusión tangencial a todos aquellos tratados que nuestro ordenamiento jurídico otorgó
jerarquía constitucional a partir de la reforma constitucional de 1994.
II.- Los tipos contravencionales y los estándares que surgen de los Tratados
Internacionales
La ley 5140 sancionada por la Provincia de Tucumán en uso de facultades propias tal
como fue reconocida por la Corte Suprema en el caso “Follis” 1 en el entendido que los
hechos y omisiones considerados por el legislador local no caigan en la órbita de la
legislación nacional punitoria y siempre que la facultad otorgada por ley no atente contra
la garantía de la defensa en juicio conforme lo considera el Tribunal en la causa “N, J
G”2.
A título de ejemplo pueden citarse las previsiones normativas contenidas en los arts. 5,
15 incs. 1, 4, 12, 16, 23, 24; 16 inc. 3; 17 inc. 14; 18; 19 inc. 1, 3, 4, 5, 12; 23, 55 inc. 5;
56 en los que claramente se observa transgresiones flagrantes al principio de reserva legal.
1
CS, Follis, Ricardo Omar, 20/02/2007, TR LALEY AR/JUR/7565/2007.
2
CS, N, J G, 05710/2010, LA LEY 01/11/2010, 11 - LLNOA2010 (noviembre), 934
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Una especial referencia merece el art. 5, el que fuera oportunamente cuestionado por la
Corte Suprema en el caso “N” considerando el tribunal que “…con independencia de la
cuestión de si la detención se ajustó, al menos, a las reglas de procedimiento
objetivamente definidas, la concreta privación de libertad impuesta al recurrente no
satisface las condiciones constitucionales mínimas para la legitimación de este tipo de
injerencias… En efecto, la ausencia de toda comunicación de la detención, tal como se
produjo en el sub lite, priva al justiciable de provocar el control acerca de la legalidad
de la medida y lesiona el derecho establecido por el art. 7, inc. 6°, Convención
Americana de Derechos Humanos, en cuanto reconoce a toda persona privada de
libertad el derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste
decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto” 3.
3
CS, N, J G, citada en la nota anterior.
4
Báez, Julio Sebastian, Ley de Contravenciones Policiales de Tucumán: análisis y crítica desde una óptica
constitucional, publicación inédita en Curso Derecho Contravencional. El derecho para los sumergidos
(2ª Edición), 2017.
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interdicción de la analogía deriva del principio de tipicidad, como derivado del de
legalidad.
5
Nieto Alejandro, Derecho Administrativo Sancionador, Tercera Edición Ampliada, España, 2002.
6
Ob. Cit, pag. 215
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Las vulneraciones al principio de legalidad y al de tipicidad, como derivado del mismo,
producen una afectación cierta del derecho de defensa en los casos sometidos a
consideración del Jefe de Policía. Es el supuesto señalado por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en la causa “N” cuando expresa que “…El procedimiento
contravencional establecido por la ley 5140 de la Provincia de Tucumán —modificada
por la ley 6619 y reglamentada por el decreto 3289/14— no satisface el estándar
constitucional mínimo, al permitir una detención y procedimiento ante la autoridad
policial sin intervención judicial ni notificación a terceros, y lesiona la inviolabilidad de
la defensa en juicio y el derecho a la libertad —art. 18 de la Constitución Nacional y art.
7 de la Convención Americana de Derechos Humanos—“.
Tal como lo sostiene Flores7 “la consagración del principio de legalidad material es lo
que separa la posibilidad que una conducta quede atrapada por el orden punitivo o se
halle exenta, y es lo que permite a los ciudadanos conocer con precisión cuales son las
acciones alcanzadas por la ley y cuáles las que se encuentra exentas de sus alcances,
pero en las normas contravencionales citadas no se presenta una adecuada descripción
de la conducta, sólo imprecisiones”.
7
Flores, Miguel, Las Contravenciones Policiales contenidas en la Ley 5140 y sus Modificatorias y su
Impacto Negativo Frente al Derecho Internacional y Constitucional.
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La CIDH introdujo, en sentido estricto, el control de convencionalidad en el caso
“Almonacid Arellano y otros vs. Chile”8 al expresar que el Poder Judicial debe ejercer
una especie de control de convencionalidad ente las normas jurídicas internas que aplican
en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, para lo cual
se debe tener en cuenta no sólo el tratado sino también lo manifestado por la CIDH.
Posteriormente en el caso “Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros)
vs. Peru”9 torna imperativo el concepto – elimina la expresión una “…especie de…”- y
además refiere que el mismo debe realizarse de oficio.
Como una primera conclusión puede manifestarse que en esta primera etapa la CIDH
refiere a que el control de convencionalidad constituye una tarea propia e ineludible del
Poder Judicial, encontrando fundamento para ello en los arts. 1 y 2 de la Convención
Americana, en cuanto se determina como obligación general de los Estados la de respetar
el libre y pleno ejercicio de los derechos establecidos en el tratado de modo de lograr un
efecto útil de los instrumentos internacionales de modo que carezcan de vida jurídica,
contrariando el objeto y el fin del instrumento internacional, todo ello enmarcado en lo
dispuesto por el art. 27 de la Convención de Viena sobre derecho de los tratados (buena
fe y pacta sunt servanda).
Ahora bien, en el proceso de determinación de los órganos estatales que podrían tener a
su cargo el control de convencionalidad se debían traspasar diferentes obstáculos hasta
llegar a la posibilidad del control de convencionalidad por parte de los órganos
administrativos estatales. Así, por ejemplo, en el caso “Cabrera García y Montiel Flores
c/ Mexico”10 se posibilitó el control de convencionalidad por parte de los tribunales
constitucionales extra poder, con la particularidad que en el mismo se hacer referencia a
que el referido control estaba a cargo de “todos los órganos del estado”, por lo que
quedaba por determinar qué se entendía con la mencionada expresión.
8
CIDH. Caso Amonacid Arellano y otros vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia 22/09/2006. Serie C N° 154, párrafo 124.
9
CIDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia 24/11/2006. Serie C N° 158, párrafo 128.
10
CIDH. Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México. Sentencia 26/11/2010. Párrafo 225
11
CIDH. Caso Gelman vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia 24/02/2011. Serie C N° 220, párrafo
239.
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el marco de sus competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. Para
concluir la precisión de lo que debía entenderse por “órganos públicos” parecería concluir
en el año 2013 con el caso conocido como “Gelman II”12 en donde la el tribunal
internacional asigna el mencionado control a todos los órganos estatales (autoridades
administrativas o judiciales) de modo que las decisiones judiciales o administrativas no
hagan ilusorio el cumplimiento total o parcial de sus obligaciones internacionales.
Queda por determinar el alcance, modalidad y demás requisitos que deben observar los
órganos púbicos estatales ajenos a la función judicial para el establecimiento del control
de convencionalidad, para lo cual entendemos que resulta necesario identificar los
diferentes tipos de control de convencionalidad a los efectos de poder precisar las
posibilidades de las que dispondría, en nuestro caso, el Jefe de Policía de la Provincia
para ejercer las funciones asignadas por la Ley 5140 (arts. 11, 13, 58) para llevar adelante
el mencionado control.
12
CIDH. Caso Gelman vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia 20/03/2013.
13
Cfr. Moroni Romero, Lucas L., El Control Administrativo de Convencionalidad, Jurisprudencia
Argentina 2013- IV.
14
CIDH. Caso Radilla Pacheco vs. Mexico. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia 23/11/2009. Serie C N° 209, párrafo 128
15
Cfr, Moroni, ob cit. Nota 6
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ejerce las funciones que se derivan de la Ley 5140. Para lo cual resulta necesario recordar
que la distribución de funciones estructurales en los tres órganos constitucionales típicos
de todo estado (legislativo, ejecutivo y judicial) no implica desconocer la posibilidad que
los mismos desarrollen actividades jurídicas típicas de los otros dos órganos. Así, es
posible identificar actividad administrativa y judicial en el órgano legislativo (por
ejemplo, designación de personal y la desplegada con motivo del juicio político), a la vez
de encontrar actividad administrativa y legislativa en el órgano judicial (por ejemplo
nombramiento de personal y la emisión de reglamentos para la toda la actividad interna
del poder judicial), mientras que en el órgano administrativo podemos reconocer
actividad legislativa y judicial (por ejemplo, la desplegada por los entes reguladores de
los servicios públicos, el tribunal fiscal de la provincial, la desplegada por el jefe de
policía y normativa como la desplegada en la emisión de decretos reglamentarios de leyes,
etc.).
Así, focalizándonos en el órgano ejecutivo, teniendo en cuenta las pautas para el ejercicio
del control de constitucionalidad establecidos por la CIDH, muy especialmente a partir
de “Gelman”, puede concluirse que el mismo presenta una importancia creciente
innegable.
Por una parte, cuando el órgano ejecutivo (jefe de policía de la provincia) emite normas
(por ejemplo, edictos policiales, reglamentos que regirán la vida interna de la institución)
en ejercicio de la Ley 3656 (Ley Orgánica de la Policía de Tucumán) rigen a su respecto
las reglas del control de convencionalidad constructivo, debiendo conformarse a la
Convención, presentándose análogas características a las que debe respetar los órganos
legislativos en la emisión de normas en sentido formal.
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concilie con las reglas y estándares que surge de la convención, de modo de lograr un
adecuado empalme entre las normas internacionales y el derecho interno.16
16
Cfr. Hernández Valle, Ruben, Nuevas fronteras del control de convencionalidad: el reciclaje del
derecho nacional y los controles legisferante y administrativo de convencionalidad, La Constitución bajo
tensión, Instituto de Estudios Constitucionales del Estado de Quetaro, México, 2016, pag. 412.
17
Monti, Laura, La Administración pública frente a la ley inconstitucional e inconvencional. Reflexiones e
interrogantes, RDA 2023-148, 13.
18
A este respecto, resulta de mucho interés (¿paradójico?) resaltar el proceder de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, actuando en ejercicio de actividad administrativa, es decir, por fuera de un caso
judicial. Así, al emitir la Acordada Nº 4/84 –“Tribunal de Ética Forense. Inaplicabilidad de la Ley 22.192 y
Derogación de la Acordada 13/80”(64)–, expresa que “…ninguna duda cabe de que la facultad conferida
por el art. 24 de la ley 22.192 excede notoriamente el marco de las atribuciones jurisdiccionales que la
Constitución otorga a este Superior Tribunal y a las cuales debe ceñirse estrictamente en su accionar” y
“Que consecuentemente, no encontrándose allí contemplada tal atribución, mal puede ser ejercida sin
violentar la letra y el espíritu de nuestra Ley Fundamental”, por lo que resuelve “Declarar inaplicable el
art. 24 de la ley 22.192”. Lo propio puede decirse, por ejemplo, de la Acordada Nº 25/13, por cuyo art. II
se resuelve “Declarar la inaplicabilidad del artículo 6º de la ley 26.857, en cuanto instituye a la Oficina
Anticorrupción del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos como Autoridad de Aplicación, y en
consecuencia, establecer como autoridad responsable de la aplicación del régimen de recepción,
custodia, registro y archivo de las declaraciones juradas de los magistrados y funcionarios de este Tribunal,
a la Secretaría General y de Administración de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”.
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Refinería Tabacal SA”19 en donde se manifestó que”… cualesquiera sean las facultades
que corresponde reconocer al poder administrador para dejar sin efecto actos contrarios
a las leyes , no cabe – sin embargo – admitir que sea de su resorte el declarar la
inconstitucionalidad de estas … Ello así, porque aceptar semejante tesis importaría
desconocer que el Poder Judicial es, en última instancia, el único habilitado para juzgar
la validez de las normas dictadas por el órgano legislativo, y admitir, en consecuencia, la
posibilidad de que el poder pueda residir y concentrarse en una sola sede”. Esta regla
aplicable a la Administracion Pública Nacional también fue trasladada a las
administraciones públicas provinciales a través de las causas “Giffoni” 20 y “Bruno”21
En efecto, como manifiesta Caminos “… lo real y cierto que es que el texto fundamental
de la Nación previo a la reforma Constitucional de 1994 no establecía en parte alguna
de su articulado, la posibilidad de que el Poder Judicial declarase la
inconstitucionalidad de una norma. Y en la actualidad, la única referencia explícita al
control jurisdiccional de constitucionalidad se encuentra en el primer párrafo del art. 43
del Texto Magno, referido a la acción de amparo.
19
Fallos 269:243
20
Fallos 303:1039
21
Fallos 311:460 en donde expresó que “Es regla constitucional, tan imperativa para las provincias como
para la Nación (art. 5 de la Constitución Nacional), que la facultad de declarar inconstitucionales las leyes,
y de anular actos en su consecuencia, es potestad exclusiva de los tribunales de justicia…”
22
Caminos, Cristian H., La Administración y su deber de efectuar el control de constitucionalidad y
convencionalidad, El Derecho – Revista de Derecho Administrativo, febrero 2022 – Número ½.
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No hace falta ir más allá de la letra de la constitución para verificar que en Argentina el
control de constitucionalidad no es exclusivamente judicial, sino que también se
encuentra a cargo de los otros poderes del Estado, aunque con características, efectos y
alcances diferentes a los del control jurisdiccional.
Para concluir, es necesario manifestar que la actividad que despliega el Jefe de Policía de
la Provincia se corresponde con aquella calificada por la doctrina y jurisprudencia como
jurisdiccional, la que, como atribución realizada por el legislador, en principio, cumpliría
con los requisitos establecidos por la Corte Suprema desde “Fernandez Arias” sobre todo
teniendo en cuenta al origen legal de la atribución y a la suficiencia del control judicial.
Lo considerado anteriormente nos puede establecer una pauta de lo que resulta posible,
sin desconocer que en aquellos casos se trataba de control de constitucionalidad, aunque
tampoco olvidando que nos referimos a un sistema integrado e inescindible entre el
régimen internacional (derechos humanos) y el sistema constitucional incorporado por la
constitución de 1994.
23
Gutiérrez Colantuono, Pablo Á., La dimensión dinámica y abierta de los DD.HH., la Constitución
Nacional y las administraciones públicas; Sup. Adm.2018 (febrero), 1 - LA LEY2018-A, 928.
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Bibliografía
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