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FICHA 2183727
Entregado al Maestro:
JANIO CAMELO
CULTURA FÍSICA
La Obesidad es un estado patológico que se caracteriza por un exceso o una acumulación excesiva
y general de tejido adiposo o grasa en el cuerpo. Aunque la obesidad es una enfermedad tratable,
en cierto modo resulta ser crónica, porque una vez que los mecanismos del cuerpo se estropean
cuando se acumula grasa en exceso, estos raramente se curan, por lo que la obesidad, siempre
debe estar vigilada y controlada por un equipo de médicos especialistas.
Los expertos advierten de que sus efectos más negativos se producen porque actúa como un
agente que acentúa y agrava a corto plazo y de forma muy evidente patologías graves como la
diabetes, la hipertensión, las complicaciones cardiovasculares (especialmente la cardiopatía
isquémica), e incluso algunos tipos de cáncer, como los gastrointestinales.
La obesidad se diferencia del sobrepeso (que significa pesar demasiado), en que el peso puede ser
resultado de la suma en diferentes proporciones de la masa muscular, los huesos, la grasa y el
agua en el cuerpo. Ambos términos significan que el peso de una persona es mayor de lo que se
considera saludable según su estatura.
2. Causas de la obesidad.
La mayoría de las dietas de los estadounidenses son demasiado altas en calorías, a menudo de
comida rápida y bebidas altas en calorías. Las personas con obesidad podrían comer más calorías
antes de sentirse satisfechas, sentir hambre antes o comer más debido al estrés o la ansiedad.
Factores de riesgo
Los genes que heredas de tus padres pueden afectar la cantidad de grasa corporal que almacenas
y dónde se distribuye esa grasa. La genética también puede jugar un papel importante en la
eficiencia con la que tu cuerpo convierte los alimentos en energía, en la forma en que tu cuerpo
regula tu apetito y en la forma en que tu cuerpo quema calorías durante el ejercicio.
La obesidad tiende a presentarse en toda la familia. Eso no es solo por los genes que comparten.
Los miembros de la familia también tienden a compartir hábitos alimenticios y de actividad
similares.
Opciones de estilo de vida
Dieta no saludable. Una dieta con muchas calorías, con mucha comida rápida, bebidas
altamente calóricas y con porciones demasiado grandes, pero pocas frutas y vegetales
contribuye al aumento de peso.
Calorías líquidas. Las personas pueden beber muchas calorías sin sentirse satisfechas,
especialmente las calorías provenientes del alcohol. Otras bebidas altas en calorías, como los
refrescos azucarados, pueden contribuir a un aumento significativo de peso.
Inactividad. Si tienes un estilo de vida sedentario, es muy fácil que todos los días ingieras más
calorías de las que quemas cuando haces ejercicio y realizas actividades cotidianas normales.
Mirar las pantallas de computadoras, tabletas y teléfonos es una actividad sedentaria. La
cantidad de horas que pasas frente a una pantalla está altamente asociada con el aumento de
peso.
Factores genéticos
En general, los hijos de padres obesos tienen mayores posibilidades de serlo. Pero la genética no
es la única razón, ya que también pesa, y mucho, el estilo de vida que los padres imponen en el
ámbito familiar: sedentarismo y alimentación inadecuada.
En algunas personas, la obesidad puede tener una causa médica, como el síntoma de Prader-Willi,
el síndrome de Cushing u otros trastornos. Los problemas médicos, como la artritis, también
pueden hacer disminuir la actividad física, lo que puede provocar el aumento de peso.
Algunos medicamentos pueden provocar aumento de peso si no los compensas con dieta o con
actividad física. Entre estos medicamentos, encontramos a algunos antidepresivos, medicamentos
anticonvulsivos, medicinas para la diabetes, medicaciones antipsicóticas, esteroides y
betabloqueantes.
Hay factores sociales y económicos relacionados con la obesidad. Evitar la obesidad es difícil si no
tienes áreas seguras para caminar o hacer ejercicio. De manera similar, es posible que no te hayan
enseñado formas saludables de cocinar o quizá no tengas acceso a alimentos más saludables.
Además, las personas con las que pasas tiempo pueden influir en tu peso; es más probable que
desarrolles obesidad si tienes amigos o parientes obesos.
Edad
La obesidad puede ocurrir a cualquier edad, incluso, en niños pequeños. Sin embargo, a medida
que envejeces, los cambios hormonales y un estilo de vida menos activo aumentan el riesgo de
padecer obesidad. Asimismo, la cantidad de músculo en el cuerpo tiende a disminuir con la edad.
Generalmente, la disminución de la masa muscular conduce a una disminución del metabolismo.
Estos cambios también reducen las calorías que necesitas, por lo que pueden hacer que resulte
más difícil evitar el exceso de peso. Si no controlas de forma consciente lo que comes y no haces
más actividad física a medida que envejeces, es probable que aumentes de peso.
Otros factores
Embarazo. El aumento de peso es común durante el embarazo. Para algunas mujeres, después
del nacimiento del bebé, es difícil perder ese peso que aumentaron. Ese aumento de peso
puede contribuir al desarrollo de la obesidad en las mujeres. La lactancia materna puede ser la
mejor opción para perder el peso ganado durante el embarazo.
Dejar de fumar. Con frecuencia, dejar de fumar está asociado con el aumento de peso. Y para
algunas personas, puede llevar a un aumento de peso suficiente para calificar como obesidad.
A menudo, esto sucede cuando la gente usa los alimentos para hacer frente a la abstinencia
del hábito de fumar. Sin embargo, a largo plazo, dejar de fumar sigue siendo un beneficio
mayor para la salud que continuar fumando. El médico te puede ayudar a prevenir el aumento
de peso después de dejar de fumar.
Falta de sueño. No dormir lo suficiente o hacerlo en demasía puede provocar cambios
hormonales que aumentan el apetito. También es posible que sientas ganas de comer
alimentos con alto contenido de calorías e hidratos de carbono, que pueden contribuir al
aumento de peso.
Estrés. Muchos factores externos que afectan el estado de ánimo y bienestar pueden
contribuir a la obesidad. Las personas a menudo buscan más alimentos ricos en calorías
cuando sufren situaciones estresantes.
Microbioma. Las bacterias intestinales se ven afectadas por lo que comes y pueden contribuir
al aumento de peso o a la dificultad para bajar de peso.
Intentos previos de perder peso. Los intentos previos de pérdida de peso seguidos de una
rápida recuperación de peso pueden contribuir a un mayor aumento de peso. Este fenómeno,
a veces llamado dieta yo-yo, puede ralentizar el metabolismo.
Incluso si tienes uno o más de estos factores de riesgo, esto no significa que estés destinado a
desarrollar obesidad. Puedes contrarrestar la mayoría de los factores de riesgo mediante
dieta, actividad física y ejercicio, así como a través de cambios de comportamiento.
3. Consecuencias de la obesidad
a. Enfermedades pulmonares
La relación entre el índice de masa corporal y el asma es mayor en las mujeres que en los
hombres debido a factores hormonales. Los estrógenos modulan la respuesta inmune e
incrementan el riesgo de asma. Estos resultados son relevantes en la obesidad, donde se
favorece la aromatización de la testosterona a estrógenos por el tejido adiposo y disminuyen
los niveles de globulina fijadora de hormonas sexuales, con incremento de la disponibilidad
tisular de estrógenos. Estudios prospectivos indican que la obesidad es un factor de riesgo de
asma, aunque los mecanismos que vinculan ambas no se comprenden. El asma es una
enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas. La obesidad actúa como un factor de
riesgo del asma por medio de diversos mecanismos. Uno de ellos puede ser el papel de la
obesidad en el remodelado característico del asma, con la creación de un microambiente
inflamatorio de las vías aéreas. El TNF-a se expresa en las vías aéreas y puede incrementar la
contractilidad de la vía aérea, es decir, aumenta la hiperreactividad aérea. El TNF-a y la IL-6 se
expresan en los adipocitos y se asocian con la masa grasa.
La apnea obstructiva del sueño se caracteriza por la obstrucción intermitente de la vía aérea
superior por la incapacidad de la musculatura faríngea para mantenerla abierta, en presencia de
alteraciones de la forma y el diámetro de la vía aérea. Esto provoca una disminución del contenido
de oxígeno arterial, una elevación de los niveles de dióxido de carbono y un incremento del
esfuerzo inspiratorio, que trastorna profundamente el sueño. La obesidad es un factor de riesgo
de apnea obstructiva del sueño. El incremento del depósito de grasa tisular en la región faríngea y
los reducidos volúmenes pulmonares en la obesidad reduce el calibre de la vía aérea superior,
modifican la configuración de la vía aérea e incrementan su colapsibilidad.
e. Síndrome metabólico
Las más frecuentes comorbilidades de la obesidad son la diabetes mellitus tipo 2 (DM-2), la
dislipidemia y la hipertensión arterial (HTA). El incremento en la obesidad se vincula con el
aumento paralelo de la DM-2, lo que sugiere una etiopatogenia que asocia la diabetes con la
obesidad. Aunque la obesidad es la principal causa de resistencia a la insulina (RI), también existen
evidencias de su papel central en la patología de otros trastornos del SM, como la tendencia a la
formación de coágulos sanguíneos (trombosis). El estado inflamatorio y la dislipidemia que
acompañan a la obesidad explican la mayoría de las manifestaciones del SM. Las células adiposas
son unidades endocrinas, que en la obesidad producen sustancias inflamatorias que causan RI. La
excesiva liberación de TG y ácidos grasos libres (AGL) contribuyen a la dislipidemia, además del
incremento de renina y angiotensinógeno de estos depósitos que producen HTA. Otras
adipoquinas protrombóticas y proinflamatorias también contribuyen a la aterosclerosis y la
enfermedad cardiovascular (ECV) en personas con obesidad.1
f. Enfermedades cardíacas
La obesidad provoca debilidad del corazón como bomba y lleva a la insuficiencia cardíaca
congestiva. Los ácidos grasos en el corazón producen lipotoxicidad (daño) en modelos animales.
Además de los ácidos grasos, el tejido adiposo libera adipoquinas que pueden contribuir a esta
cascada.
g. Diabetes mellitus
h. Cáncer
Los principales tipos de cánceres relacionados con la obesidad son: mama, útero, cérvix, próstata,
riñón, colon, esófago, estómago, páncreas e hígado. La International Agency for Research on
Cancer (IARC) encontró una correlación entre el sobrepeso, la obesidad y muchos cánceres. El
tejido adiposo es un activo órgano endocrino y metabólico que influye sobre la fisiología de otros
órganos. En respuesta a señales de otros órganos, el tejido adiposo aumenta o disminuye la
liberación de AGL para proporcionar energía a los tejidos. El síndrome de RI, frecuente en
personas con sobrepeso y obesidad, puede contribuir a la formación de tumores, aunque se
comprenden poco los mecanismos biológicos específicos.
Las principales afectaciones del hígado relacionadas con la obesidad son la esteatosis hepática no
alcohólica (hígado graso), esteatohepatitis y la cirrosis hepática. La grasa anormal acumulada en
exceso libera una gran cantidad de ácidos grasos a la sangre. La llegada masiva de estos ácidos por
la vena porta al hígado, incrementa la síntesis de TG en este órgano y su almacenamiento en
exceso, con la aparición del hígado graso, tan frecuente en personas obesas. El incremento de la
grasa hepática favorece la inflamación y fibrosis del órgano, con la aparición de cirrosis. La cirrosis
hepática es una enfermedad crónica donde se altera la estructura del órgano, caracterizada por
una insuficiencia hepática e hipertensión portal (un aumento de presión en uno o más puntos de
la circulación hepatoportal) con graves complicaciones como las hemorragias digestivas, la ascitis
(líquido en la cavidad abdominal) y edemas (líquido entre las células), que disminuye la calidad y
expectativa de vida.
j. Trastornos ginecológicos
Las alteraciones ginecológicas relacionadas con mayor frecuencia con la obesidad son las
anormalidades menstruales, infertilidad y síndrome de ovario poliquístico. El síndrome de ovario
poliquístico (PCOS) es el trastorno endocrino más frecuente en mujeres en edad reproductiva. Se
mantiene como la causa más frecuente de infertilidad, y afecta entre el 4 y el 8 % de las mujeres
premenopáusicas y hasta el 28 % de las féminas obesas o con sobrepeso antes de la menopausia.
La obesidad se relaciona con un incremento del riesgo de PCOS, de acuerdo con los resultados de
un estudio multicéntrico. Se conoce que la obesidad influye en la expresión fenotípica del PCOS y
puede estar implicada en al patofisiología del hiperandrogenismo (incremento de hormonas
sexuales masculinas o andrógenos en mujeres) y la anovolución crónica (en la que no se liberan
óvulos, por eso la mujer no puede tener embarazos). Una modesta pérdida de peso mejora el
desenlace reproductivo, endocrino y metabólico de estas mujeres. Estas mujeres también
presentan un incremento de la RI en dependencia del fenotipo de PCOS y el grado de obesidad de
las pacientes.
Se ha confirmado la asociación entre la obesidad y las várices, en especial en las mujeres. La causa
de las úlceras varicosas es de carácter multifactorial y es probable que no solo la incompetencia
venosa pudiera explicar algunas recurrencias ocurridas después del tratamiento quirúrgico; el
aumento de la presión intraabdominal favorece el éstasis venoso y la inactividad física de estos
pacientes limita el vaciamiento venoso de los miembros inferiores, probables factores
contribuyentes.
l. Enfermedad periodontal
El periodonto, soporte de diente, está integrado por el hueso alveolar, el cemento dentario, el
ligamento periodontal y la encía. Se ha clasificado como periodonto de protección el más
superficial, integrado por la encía y periodonto como inserción, el más profundo constituido por el
cemento, el hueso alveolar y el ligamento periodontal. La función del periodoncio de protección es
resguardar las estructuras subyacentes, constituido por la encía o gingiva que forma parte de la
mucosa bucal y presenta características similares al resto de ella.
Entre un diente y otro existe un espacio en forma de una pirámide cuadrangular que en los
individuos jóvenes y sanos está ocupada por una prolongación de la encía y se denomina papila
gingival. Con el avance de la edad o por causas patológicas, se retrae, la punta se redondea y
disminuye su altura.
El cemento forma parte del periodonto de inserción, donde se insertan las fibras del ligamento
periodontal, un tejido altamente especializado constituido principalmente por fibras colágenas y
se orientan en distintos planos del espacio, y tiene por misión sostener al diente para evitar su
extrusión o intrusión y resistir las fuerzas de la masticación y los traumatismos. El otro
componente del periodonto de inserción es el hueso alveolar, el cual sostiene los dientes y se
reabsorbe y desaparece cuando estos son extraídos.
Las enfermedades gingivales y periodontales se encuentran entre las afecciones más comunes del
género humano. Constituyen un grupo de cuadros clínicos de origen multifactorial que afectan a
las estructuras del periodonto en forma de procesos inflamatorios únicos o asociados con
procesos destructivos. Dichas enfermedades están producidas por acumulación de bacterias (placa
dental), que actuarían sobre un huésped susceptible. La gingivitis, periodontitis o ambas afectan
aproximadamente a más del 70 % de la población adulta. Se han realizado estudios que muestran
que la pérdida en las estructuras de soporte producidas por las periodontopatías en adultos, son
de carácter irreparable y en la tercera edad son una de las principales causas de la pérdida
dentaria.
Las investigaciones que respaldan los beneficios de la actividad física durante la fase de pérdida de
masa corporal son bastante amplias, al punto que hay pruebas sólidas que defienden el papel de la
actividad física como factor necesario para el mantenimiento de la masa corporal a largo plazo.
Una actividad física regular no solo ayuda a acelerar la reducción del tejido graso y a mejorar la
condición física durante el programa de control de peso, sino que también es necesaria para
garantizar que se mantenga el objetivo nutricional a lo largo del tiempo. Por lo general, los
programas de control de peso de más éxito consisten en una combinación de modificación de la
dieta, incremento en la actividad física y un cambio en el estilo de vida.
Un programa progresivo bien diseñado evita que se produzcan lesiones, además de hacer
que las sesiones de ejercicio iniciales sean agradables y tolerables. Muchas personas con
obesidad, debido a su estilo de vida sedentario, tienen muy pocas capacidades
funcionales, de manera que lo que a una persona moderadamente activa le puede parecer
intensidad moderada o cantidad moderada de ejercicio físico, para una persona obesa
puede suponer un verdadero desafío. Un programa de ejercicio demasiado exigente
puede provocar un dolor muscular al cual el sujeto no está acostumbrado. Por lo tanto,
estas sensaciones desagradables podrían hacer que se desmotive y desanime hasta el
punto de no querer continuar con el programa. El fin último es ir promoviendo la
adaptación al ejercicio físico para que a medida que se reduce la masa corporal se
aumente la capacidad funcional, y desde aquí pueda programarse ejercicio de mayor
intensidad y duración.
5. Ley 1355 de 2009 sobre obesidad
(octubre 14)
Por medio de la cual se define la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles asociadas
a ésta como una prioridad de salud pública y se adoptan medidas para su control, atención y
prevención
DECRETA:
Los entes territoriales en coordinación con las autoridades de planeación y transporte, deberán
llevar a cabo acciones que garanticen la integración modal de formas de transporte activo con los
sistemas de transporte público, debiendo diseñar estrategias de seguridad vial para ciclistas y
peatones, buscando, además, incrementar la disponibilidad de espacios públicos para la
recreación activa: parques, ciclovías y recreovías.
6. Características de la obesidad.
Medición. - La obesidad tiene ciertos parámetros para ser diagnosticada o detectada, técnicas
aparte de la evidente circunstancia estética, pues puede existir una inflamación corporal
producida por la Diabetes y no tener acumulación de grasa; la prueba para medir la obesidad es
mediante el “IMS”, (Índice de Masa Corporal). Este índice es aplicado para medir la obesidad, pero
además es utilizado para diagnosticar la deficiencia de peso corporal.
Causas. - Las causas pueden ser muy variadas, que pueden pasar desde un desorden de
alimentación por tención nerviosa, por alguna enfermedad metabólica o por razones genéticas.
Aspecto social. - El problema más evidente de las personas con obesidad es en sentido social, pues
puede llegar a producir inhibición, depresión o enfermedades relacionadas, precisamente por
sentirse rechazados por la sociedad.
7. Tipos de obesidad.
Existen 3 formas de clasificar los diferentes tipos de obesidad, según la localización de la grasa
abdominal, según el grado de riesgo y según la causa:
Grado de Riesgo
Para esta clasificación, el grado de riesgo se establece según el Índice de Masa Corporal, IMC así:
1. Sobrepeso: ocurre cuando el IMC está entre 25 y 26.9 kg/m2. Es decir que la persona pesa un
poco más de lo debería.
2. Sobrepeso I: el IMC se encuentra entre 27 y 29.9 kg/m2. En este rango, si bien la persona tiene
más peso del ideal, todavía no llega a ser obeso.
3. Obesidad I: este rango se da cuando el IMC está entre los 30 y 34.9 kg/m2.
4. Obesidad II: el IMC está entre los 35 y 39.9 kg/m2. Es el segundo de obesidad y uno antes de
llegar a la obesidad mórbida.
5. Obesidad III u Obesidad mórbida: en este rango, el IMC se ubica entre los 40-49.9 kg/m2.
6. Obesidad IV: se presenta cuando el IMC es superior a 50 km/m2, también se le llama obesidad
extrema.
Para calcular el IMC, solo debes dividir tu peso en kilogramos sobre tu estatura en metros
cuadrados; es decir, multiplicas tu estatura por la misma estatura. Ejemplo:
Peso: 87 kilos
Estatura: 1.60m
Obesidad Ginoide
Las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir este tipo de obesidad, ocasiona problemas de rodilla y
várices.
Obesidad Androide
La grasa corporal se concentra en la zona abdominal, el tórax y la cara, provocando que el cuerpo
tenga una forma de manzana; aunque también se presenta en mujeres, es más frecuente en
hombres.
En este caso, la grasa corporal no predomina en ninguna parte específica del cuerpo.
En este tipo de obesidad, existen diferentes variables en las que se pueden clasificar la obesidad
debido a su origen, por ejemplo, obesidad genética que se refiere a que la persona tiene una
predisposición genética para tener esta enfermedad.
También se encuentra, la obesidad por defecto termogénico que indica que la persona no quema
calorías eficientemente; obesidad por desajuste que se refiere a que la persona no se siente
satisfecha, debido a un problema en el sistema de regulación del hambre.
Otros tipos de obesidad en esta clasificación están obesidad dietética, obesidad de tipo nervioso,
obesidad cromosómica y obesidad por enfermedades endocrinas como hipertiroidismo.
La Escuela de Salud Pública de Harvard analizó de manera exhaustiva los hábitos alimenticios de
120.877 hombres y mujeres sanos, durante 20 años, vinculando la ingesta de ciertas comidas con
el aumento de peso durante el tiempo de estudio. Del mismo modo, reveló que no sólo el comer
mal engorda a largo plazo, sino que también determinadas formas de vida como el sedentarismo y
el dormir poco.
Al comienzo del proceso los participantes tenían un peso normal, pero al término de éste subieron
en promedio 1,59 kilos por cada periodo de cuatro años, por tanto, al final de la investigación el
incremento total fue de 7,9 kilos.
El estudio estableció las siguientes comidas como las más nocivas:
1.- Papas fritas: Su textura genera una fácil absorción de las grasas saturadas, actuando similar a
una esponja. Asimismo, sus componentes químicos llegan al cerebro y alteran el centro de
regulación del peso, por lo que no existe un límite preciso: se pueden ingerir 10 ó 30 sin ningún
tipo de control. Las personas del estudio acrecentaron su peso en un 0,76 kg en el lapso de cuatro
años.
2.- Otro tipo de papas: Este alimento, independiente de su preparación, es rico en carbohidratos,
los que son absorbidos rápidamente por el organismo, generando altos niveles de insulina en la
sangre y no induciendo señales de saciedad. Los participantes de la investigación incrementaron
su peso en 0,58 kg durante cuatro años.
3.- Bebidas con azúcar: el consumo diario de esta bebida generó el aumento de 0.45 kilos en
cuatro años.
4.- Carnes rojas: Debido a su alto contenido de grasas saturadas provocó que los analizados
añadieran 0,43 kilos a su peso, también durante cuatro años.
5.- Carnes rojas no procesadas: Como los embutidos y salchichas, pues su alto nivel de calorías,
grasas saturadas y sodio incidieron en el incremento de 0,42 kilos en los participantes de la
investigación en cuatro años.
La prevención es la clave para cualquier cuestión relacionada con la salud. Reconocer los síntomas
de un problema antes de que realmente se convierta en problema, en el caso específico de la
obesidad se deben realizar las siguientes actividades:
Una de las mejores formas de prevenir la obesidad es vivir un estilo de vida activo. Actividades
simples como subir las escaleras en lugar del ascensor o caminar hasta la tienda, pueden ayudar
enormemente.
Otras personas disfrutan yendo al gimnasio, pero no es imprescindible. Basta con moverse, con
mantenerse activo. De hecho, hay muchas maneras de practicar ejercicio: salir a caminar, correr,
andar en bicicleta, nadar, hacer ejercicio en casa como yoga, etc.
La FDA recomienda un consumo promedio de 2.000 calorías diarias, repartidas de forma adecuada
de forma que se consuman todos los nutrientes (proteínas, carbohidratos, grasas saludables,
vitaminas, minerales, etc.)
Se hace necesario adaptarse una dieta, para cumplir con estos estándares de la FDA. Sin duda, es
una de las formas más eficaces de prevenir la obesidad.
Es importante pesarse una vez a la semana para controlar el peso corporal. Si se evidencia
ganancia de peso, se deben tomar las medidas apropiadas para eliminarlo.
Muchas veces la gente suele confundir la deshidratación con la sensación de hambre. La FDA
recomienda beber ocho o 10 vasos de agua al día, ya que el agua limpia y desintoxica todas las
impurezas de los sistemas. Además, según estudios, no hidratarse bien podría aumentar el
cansancio, producir dolor de cabeza y provocar pérdida en la capacidad de concentración.
Beber agua es muy importante para mantener la línea y eliminar toxinas. Además, el agua también
ayuda a no comer de más, dando sensación de saciedad.
Por otra parte, hay que recordar que es importante que sea agua natural, sin añadidos ni azúcares.
Los médicos calculan el índice de masa corporal para determinar la obesidad y aconsejan que los
adultos se hagan un chequeo médico una vez al año para prevenir y/o controlar posibles
complicaciones.
Muchas veces es difícil resistirse a la comida chatarra. Sin embargo, se debe ser inteligente y no
consumir este tipo de comida, puesto que solamente se estará dañando la salud.
Lo único que se consigue con este tipo de alimentación es aumentar de peso, subir los niveles de
colesterol LDL, tener un hígado graso y tapar las arterias. Todo esto podría provocar accidentes
cerebrovasculares, entre otras complicaciones.
2- La herencia genética. La genética viene con esa información, pero aun así no se pueden confiar,
porque esto no significa que continuarán siendo delgados toda la vida si tienen malos hábitos de
alimentación y no realizan actividad física.
Las investigaciones han demostrado que a medida que aumenta el peso hasta alcanzar los niveles
de sobrepeso y obesidad, también aumentan los riesgos de las siguientes afecciones:
Enfermedad coronaria.
Diabetes tipo 2.
Cáncer (de endometrio, de mama y de colon).
Hipertensión (presión arterial alta).
Dislipidemia (por ejemplo, niveles altos de colesterol total o de triglicéridos).
Accidente cerebrovascular.
Enfermedad del hígado y de la vesícula.
Apnea del sueño y problemas respiratorios.
Artrosis (la degeneración del cartílago y el hueso subyacente de una articulación).
Problemas ginecológicos (menstruación anómala, infertilidad).