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Qué es

La obesidad es una enfermedad crónica tratable que aparece cuando existe


un exceso de tejido adiposo (grasa) en el cuerpo.
Los expertos advierten de que sus efectos más negativos se producen
porque actúa como un agente que acentúa y agrava a corto plazo y de forma
muy evidente patologías graves como la diabetes, la hipertensión, las
complicaciones cardiovasculares (especialmente la cardiopatía isquémica), e
incluso algunos tipos de cáncer, como los gastrointestinales.
Con excepción de las personas que son muy musculosas, aquellas cuyo peso
supera en un 20 por ciento o más el punto medio de la escala de peso según el
índice de masa corporal (IMC), son consideradas obesas. 

Causas
Hay muchas causas implicadas en la aparición del problema. Además de una mala
alimentación o la falta de ejercicio físico, también existen factores genéticos y
orgánicos que inducen su aparición.
También pueden influir los factores socioeconómicos. En algunos países
desarrollados, la frecuencia de la obesidad es más del doble entre las mujeres de
nivel socioeconómico bajo que entre las de nivel más alto.
El motivo por el cual los factores socioeconómicos tienen una influencia tan
poderosa sobre el peso de las mujeres no se entiende por completo, pero se sabe
que las medidas contra la obesidad aumentan con el incremento del nivel social.
Las mujeres que pertenecen a grupos de un nivel socioeconómico más alto tienen
más tiempo y recursos para hacer dietas y ejercicios que les permiten adaptarse a
estas exigencias sociales.
Y, por último, están los factores psicológicos, que durante un tiempo fueron
considerados como una importante causa de la obesidad. Se consideran
actualmente como una reacción a los fuertes prejuicios y la discriminación contra
las personas obesas.
Uno de los tipos de trastorno emocional, la imagen negativa del cuerpo, es un
problema grave para muchas mujeres jóvenes obesas. Ello conduce a una
inseguridad extrema y malestar en ciertas situaciones sociales.

Evalúa tus síntomas

Síntomas
La acumulación del exceso de grasa debajo del diafragma y en la pared
torácica puede ejercer presión en los pulmones, provocando dificultad para
respirar y ahogo, incluso con un esfuerzo mínimo.
La dificultad en la respiración puede interferir gravemente en el sueño, provocando
la parada momentánea de la respiración (apnea del sueño), lo que causa
somnolencia durante el día y otras complicaciones.
La obesidad puede causar varios problemas ortopédicos, incluyendo dolor en la
zona inferior de la espalda (lumbalgia) y agravamiento de la artrosis,
especialmente en las caderas, rodillas y tobillos.
Los trastornos cutáneos son también frecuentes. Dado que las personas obesas
tienen una superficie corporal escasa con relación a su peso, no pueden eliminar el
calor del cuerpo de forma eficiente, por lo que sudan más que las personas
delgadas.
Del mismo modo, es frecuente la tumefacción de los pies y los tobillos, causada
por la acumulación a este nivel de pequeñas a moderadas cantidades de líquido
(edemas).

La obesidad  es una  enfermedad crónica tratable que aparece cuando existe un exceso de tejido adiposo (grasa) en el cuerpo. 

Prevención
Llevar una dieta sana y equilibrada, junto con la práctica regular de ejercicio físico
son claves para la prevención de la obesidad.
Los expertos aconsejan realizar un mínimo de cinco ingestas de alimentos al día en
raciones reducidas, así como seguir un patrón alimentario cercano a la dieta
mediterránea, es decir, bajo en grasas y rico en frutas y verduras.
En cuanto al deporte, la constancia es fundamental. La recomendación es
practicarlo de forma habitual al menos tres veces por semana durante 45 minutos.
La intensidad debe adecuarse a las necesidades y al estado físico de la persona.

Tipos
La obesidad se clasifica en dos tipos: central o androide y periférica o imoide.
La primera es la más grave y puede conllevar importantes complicaciones
patológicas.
La obesidad central localiza la grasa en el tronco y predispone a sufrir
complicaciones metabólicas (especialmente la diabetes tipo 2 y las dislipemias).
La obesidad periféricaacumula el depósito de grasa de cintura para abajo y
produce problemas de sobrecarga en las articulaciones.

Obesidad mórbida
La obesidad mórbida es una de las enfermedades más características de nuestro
tiempo, sobre todo por el número de complicaciones que tiene asociadas.
Para tratarla es necesario el empleo de cirugía, ya que las dietas no surten ningún
tipo de efecto. Las técnicas para reducirla son de dos tipos: reseccionistas,
encaminadas a inducir una mala absorción de los alimentos, o restrictivas.
Las segundas son menos agresivas, ya que no precisan resecar nada; basta con
reducir el tamaño del estómago para que el paciente no pueda comer grandes
cantidades. La cirugía reseccionista es la única forma de que el enfermo pierda
peso en muchos casos de obesidad mórbida.
Con las técnicas reductoras se producen menos efectos secundarios, pero no se
pierde peso con la misma facilidad. Existen tres técnicas quirúrgicas
principales para la obesidad mórbida: la gastroplastia vertical o técnica de
Maxon, la gastroplastia con banda gástrica ajustable o el "by-pass" gástrico.

Obesidad infantil
Entraña alteraciones endocrinometabólicas que condicionan un mayor riesgo
cardiovascular en la edad adulta.
Estos factores se relacionan, fundamentalmente, con la edad de inicio de la
obesidad y con el tiempo de evolución. Cuando la obesidad se presenta en edades
muy tempranas o se extiende durante un tiempo prolongado, el riesgo de presentar
problemas cardiovasculares en la edad adulta es también más elevado.
Los médicos aconsejan que, para prevenir la obesidad en los niños, es bueno que
la dietasea variada y elástica, reduciendo las grasas de la bollería, pastelería y la
comida industrial, en general. También es fundamental que hagan ejercicio y que
sean conscientes de que deben tener una alimentación sana.

Diagnóstico
La forma más común de determinar si un paciente padece obesidad es calcular
su índice de masa corporal, por el cual se obtiene la cantidad de grasa corporal y,
dependiendo de los resultados, cuáles son los posibles riesgos para la salud.
A partir de esto, el especialista podrá determinar si se ha producido algún daño
colateral en el resto del organismo y diagnosticarlo para su tratamiento. 

Tratamientos
La mejor forma de tratar la enfermedad es previniéndola y para ello, debe
detectarse precozmente en los pacientes en los que a partir de los 20-25 años
comienza a cambiar el peso.
Los médicos consideran que una persona obesa debe ser considerada como un
enfermo crónico que requiere un tratamiento a largo plazo, con normas
alimentarias, modificación de los hábitos de conducta, ejercicio físico y terapia
farmacológica.
Los nuevos enfoques terapéuticos están basados en promover una pérdida de peso
con programas de control de las enfermedades y problemas asociados, que dan
lugar a problemas vasculares, cardiacos y metabólicos.
El obeso no debe perder kilos sino masa grasa, con pérdidas pequeñas y
duraderas que impliquen una rentabilidad metabólica. Es necesario consolidar la
pérdida de peso a largo plazo, y además, reducir el riesgo de muerte prematura, de
enfermedad cardiaca, metabólica y vascular.
En ciertos casos, los médicos pueden decidir que, además de cambiar la dieta y
realizar ejercicio físico, es necesario completar el tratamiento con fármacos, que
deben ser administrados con una dieta moderadamente hipocalórica y equilibrada.

Otros datos
La obesidad puede ser clasificada como leve (del 20 al 40 por ciento de
sobrepeso), moderada (del 41 al 100 por cien de sobrepeso) o grave (más del cien
por cien de sobrepeso). La obesidad es grave en solamente el 0,5 por ciento de las
personas obesas.
Algunos investigadores sugieren que, por término medio, la influencia genética
contribuye en un 33 por ciento aproximadamente al peso del cuerpo, pero esta
influencia puede ser mayor o menor dependiendo de la persona.

La obesidad usualmente ocurre con el tiempo. El síntoma más obvio


es el aumento de peso, pero otros síntomas de la obesidad incluyen:

 Dificultad para dormir


 Roncar

 Apnea al dormir
 Dolor en la espalda y/o en las
articulaciones
 Sudor excesivo
 Sentir calor siempre
 Sarpullido o infecciones en los dobleces de la piel
 Sentir que te falta el aire con el mínimo esfuerzo
 Sueño durante el día o fatiga
 Depresión

Si tienes problemas asociados con la obesidad, visita a tu médico o a


un proveedor del cuidado de la salud para hablar sobre opciones para
bajar de peso. Incluso la pérdida de peso más modesta puede
mejorar o prevenir los problemas relacionados con la obesidad.

Cómo prevenir la obesidad


Hay dos áreas concretas y claras para la prevención de la obesidad, una es la


dieta equilibrada y la otra el ejercicio físico.

Dieta
En la dieta sana deben primar los alimentos bajos en calorías como fruta y
vegetales, pero sin abandonar el equilibrio alimentario con alimentos ricos en
proteínas hidratos de carbono y grasas.
Una dieta equilibrada debe consistir en:

 Los hidratos de carbono nos aportarán al menos un 55-60 % del aporte calórico
total.

 Las proteínas un 15 % del aporte calórico total, no siendo nunca inferior la


cantidad total de proteínas ingeridas a 0,75 gr/día y de alto valor biológico.

 Las grasas no sobrepasarán el 30 % de las calorías totales ingeridas.

Los hidratos de carbono sirven como material combustible o energético


inmediato, por ello debe de tomarse antes de hacer ejercicio, es frecuente el
comer pasta antes de ejercicios intensos. Lo que no se consume de ellos se
trasforma en grasa por ello es importante calcular el gasto de energía para
saber cuantos hidratos de carbono son necesarios. En esta área es muy
adecuado incluir los cereales integrales o completos como el pan integral o el
arroz integral, los cereales de granos múltiples, etc…

Las proteínas son importantes para el crecimiento de los tejidos, además sirven


para formar enzimas que actúan en todos los mecanismos del metabolismo
(actúan como catalizadores en los fenómenos de formar energía), y sirven para
mantener la inmunidad. Sirven como soporte de estructuras y en la función de
mantener la actividad de los músculos, mantener la temperatura, etc...Las
proteínas las encontraremos en la carne, los huevos, el pescado, la leche y
derivados pero descremados, las legumbres, etc...Las proteínas no se
acumulan por ello hay que tomarlas a diario, si se hace ejercicio son necesarias
unos 50 a 70 gramos diarios.
Las grasas se acumulan y se utilizarán como reserva de energía para cuando
falten los hidratos de carbono, pero es mejor que se utilicen unos principios y
otros en cada momento para lo que son, por ello una dieta equilibrada tendrá
un aporte bajo en grasas, y mayor en hidratos de carbono cuando sean
necesarios. Para tomar grasas se dará prioridad a las no saturadas que se
encuentran en los aceites vegetales (de oliva, maíz, soja y girasol) y las de alto
contenido en ácidos grasos saturados de origen animal (manteca, nata, tocino,
etc.).
No se debe olvidar la necesidad de beber agua al menos 1,5 litros al día,
teniendo en cuenta que parte de los alimentos también la contienen.
La fibra es muy importante y al menos se debe de tomar 22 gramos al día. Esta
se encuentra en las frutas, verduras y en los cereales integrales. Luego hay
“alimentos” que se debe evitar o tomar en pequeñas cantidades como la sal o
el alcohol. Solo se recomienda un vaso de vino al día en una dieta correcta.

Actualmente para hacernos una idea en España comemos: 

 Un 17 % más de calorías de las recomendables.

 Ingerimos una cantidad excesiva de alimentos de origen animal.

 Tomamos un 71% más de las proteínas necesarias.

 Los hidratos de carbono un 12% menos y refinados no integrales.

 Y como colofón un 82 % más de grasas.

Así que sería muy necesario comer menos cantidad, aumentar los hidratos de
carbono integrales, y bajar las grasas y las proteínas. En total una persona
sedentaria no debe de pasar de 2000 Kcal al día y con ejercicio 2500 Kcal al
día.

Con estos alimentos es mejor hacer varias comidas al día y de menos volumen
que hacerlo en pocas tomas y abundantes. Lo ideal es hacer 5 comidas al día,
comer despacio masticando muy bien y siempre utilizar platos pequeños.
Ejercicio físico
Se debe realizar ejercicio físico de forma regular, lo recomendable es hacerlo al
menos 3 ó 4 días por semana, y lo mínimo puede ser 35 minutos de andar
ligero, que invite a sudar un poco. Pero puede subir y bajar escaleras, correr,
andar en bicicleta, nadar, u otro deporte a elegir. No es bueno hacer ejercicio
solo un día por semana y de forma extenuante para compensar, esto no es lo
adecuado.
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1. Inicio
 
2. Salud al día
 
3. Obesidad
 
4. Síntomas de la obesidad

Salud al día

Obesidad
El organismo almacena el exceso de energía para utilizarlo cuando sea
necesario. Sin embargo, si los nutrientes son abundantes y la forma de
vida sedentaria, la obesidad se puede convertir en una auténtica
‘epidemia’.
Escrito por Esther Martín, Estudiante de medicina de la Universidad de Alcalá de Henares

Síntomas de la obesidad

 Qué es la obesidad
 Causas de la obesidad
 Síntomas de la obesidad
 Enfermedades asociadas a la obesidad
 Diagnóstico de la obesidad
 Tratamiento de la obesidad
Compartido:
4
     
La obesidad viene definida objetivamente por el Índice de Masa
Corporal (IMC), en función del cual hablamos de:
 Sobrepeso: IMC 25-29.9, o entre los percentiles 86-95 para la edad y
sexo.
 Obesidad: IMC 30-34.4, o mayor del percentil 95 para la edad y sexo.
 Obesidad mórbida y súper obesidad: IMC mayor de 40 y 50
respectivamente, considerando un rango de riesgo muy alto para la salud
toda cifra mayor del percentil 99 para la edad y sexo.
La aparición de los síntomas relacionados con el exceso de
peso aparecen a partir del sobrepeso, considerando un aumento
progresivo en el riesgo de sufrir enfermedades y de muerte cuando se
supera ésta.
Se estima que a partir de un IMC por encima de 25 (sobrepeso) puede
notarse un aumento en la sudación con esfuerzos pequeños, una menor
capacidad para actividades que antes no producían esa fatiga, etcétera.
El hecho de aumentar la sudación ya induce en muchas ocasiones la
aparición de lesiones cutáneas como el intertrigo y el sobrecrecimiento
de hongos en las zonas de los pliegues. Puede aumentar el riesgo de
sufrir  enfermedades del corazón en forma de angina de pecho, cifras
altas de tensión arterial, dolores en las grandes articulaciones como las
caderas y las rodillas como consecuencia del desarrollo de artrosis o un
aumento en la velocidad de su evolución. Asimismo, el sobrepeso
también añade una mayor probabilidad de aparición de ataques de gota y
se le ha relacionado con algunos tipos de cáncer.
En los casos en los que se supera un IMC de 40, considerado
como obesidad mórbida, se comienzan a apreciar síntomas relacionados
con la diabetes mellitus, dificultad para respirar incluso sin esfuerzos, y
se incrementa el riesgo de aparición del síndrome de la apnea del
sueño (SAOS). En estos casos, aun sin un diagnóstico claro de SAOS, la
mayoría de los pacientes presentan ronquidos nocturnos como antesala
de este síndrome.
En el caso concreto de la diabetes mellitus, los pacientes con índices de
obesidad mórbida y súper obesidad (>40 y >50 respectivamente)
presentan un aumento de la resistencia periférica de los tejidos a la
acción de la insulina, de tal manera que se generan malos controles de
las cifras de glucosa y una necesidad creciente de las dosis de insulina a
administrar.
Las posibilidades de muerte súbita por el desarrollo
de arritmias o embolias de pulmón son más altas en los casos de
obesidad mórbida y súper obesidad.

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