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Lic.

Educación Primaria
ENE
Alan Jaime Lima Tovar
2°1

LA FILOSOFIA EN LA EDUCACIÓN BASICA: UNA FORMA


INFANTIL DE FILOSOFAR

Cuando se menciona el plan de introducir la filosofía en el contexto educativo de nivel básico,


específicamente primaria, la idea resultante puede ser una visión de un alumno intentando
aprender el procedimiento de los silogismos de Sócrates, o tratando de comprender las
representaciones simbólicas del mito de la caverna de Platón, sin embargo, la introducción de
la filosofía en la educación para los niños que aun se encuentran en un proceso de desarrollo
inicial representa un procedimiento mucho menos complicado que dista de todas aquellas
versiones clásicas de lo que implicaría para una persona adulta, que podría de hecho generar
también cierta comprensión en los alumnos acerca de estos fenómenos filosóficos considerados
complicados a simple vista.

Para lograr este adentramiento a la filosofía se necesita comenzar con la idea que resalta
Santiago (2006) al mencionar la existencia de una multiplicidad de filosofías y filósofos, en
donde resulta imposible intentar formar un panorama único e integrador de lo que la filosofía y
el acto de filosofar debería representar, por lo que las diversas estrategias y procedimientos
mediante los cuales se plantee este tipo de actos en las escuelas resultan igual de validos y
factibles a considerar. A partir de la enunciación que realiza este autor también emite después
la única categorización clara para la filosofía, dividiendo esta en académica y no académica
siendo que en la primera se necesita de un cierto nivel de conocimientos, habilidades y
capacidades reflexivas previas para poder llevar a cabo este proceso, mientras que el segundo
implica la búsqueda de ese conocimiento y habilidades de manera prima, por lo que cualquiera
puede establecer la filosofía no académica sin tener que ser un experto, es en esta segunda en
la que la idea de filosofía para niños centra su intervención y la cual será utilizada en este
análisis para establecer un proceso o metodología por la cual podría inducirse a los niños a
generar un proceso filosófico.

Para que los niños accedan a este proceso de filosofía el presente trabajo plantea un factor
clave desde el cual es posible establecer un proceso de reflexión, mismo que representa el
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principal método por el que el alumnado sería capaz de ejercer un proceso considerado
filosófico:

El desarrollo del pensamiento crítico o metacognición

Esta estrategia se encuentra estrechamente vinculada a la idea enunciada hasta el momento


sobre la habilidad y capacidad que son capaces de expresar los infantes para generarse a si
mismos y a los demás una serie de cuestionamientos que logran hacer pensar en las raíces y
bases de un tema, permitiendo el percatarse de que tanta veracidad guardan estas que se
habían adoptado de manera natural. En este sentido es la existencia de esos cuestionamientos
lo que repr4esenta el acto de hacer filosofía, de poder tomar un objeto, hecho o suceso cuya
razón de ser ya se daba por sentada para volcar esa idea y plantearse una nueva o inclusive
para ser percibido desde otro punto de vista, quizá en lugar de su razón de ser, por quién lo
generó, que ocasiona, etc.

En este momento cuando se menciona el desarrollo de cuestionamientos nuevos sobre una


situación ya considerada común a primera vista es que se habla entonces de pensamiento
crítico el cual Vendrell (2020) describe como un proceso metacognitivo activo que a través de
la estimulación de ciertas habilidades […] nos ayuda a elaborar un juicio premeditado e
introspectivo que nos dirige hacia la acción o resolución del problema de manera eficaz. Es
decir, el sujeto debe ser capaz de analizar todas las posibles vertientes de una situación para
poder determinar los factores que inciden en ella y como podría responder de la manera más
favorable, así un alumno que estuviera analizando el tema del ciclo del agua podría cuestionarse
no solo su importancia y sus pasos, sino lo que ocurriría si este fuese interrumpido o si podría
existir un elemento que lograra cumplir la función completa del agua si esta llegara a
desaparecer, y como su ausencia afectaría a seres humanos y porque no, al resto de seres
vivos.

Se plantea pues el uso de estrategias como el dialogo en grupo, cuestionarios, espacios de


reflexión entre compañeros y algunas otras acciones que el docente considere competentes
para incentivar y motivar a los alumnos a cuestionarse lo ya aprendido, a no quedarse con la
simple información vista en clase sino a ir más allá y comprobar esta o retroalimentarla por su
cuenta, para evitar depender así de una única persona que disponga de todo el conocimiento y
que deba ser este admitido como el único real o disponible. Así, el papel del docente debe
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transformarse a un facilitador y guía que le otorgue cierta libertad al alumnado para que este
pueda conocer aspectos del tema que quizá en un primer momento escapan del currículo por
ser considerados innecesarios o más bien, por jamás haber sido considerados, logrando así el
alumno abrir una nueva brecha de pensamiento en la cual incursiona completamente puro y sin
información, y en la cual este mismo desconocimiento es lo más apremiante y admirable pues
lo motiva a seguir avanzando y le permite obtener algo que no tenía hasta el momento, una
perspectiva mayor de lo que le rodea o de aquello que logra percibir en sus imágenes mentales
más profundas, consiguiendo de esta manera ese proceso filosófico que tanto se busca.

Si el docente quiere tomar este rol de facilitador que como ha sido enunciado anteriormente
facilita de una manera considerable el introducir los procesos filosóficos a los niños, este debe
dejar en claro su papel en los aspectos principales de su práctica, como su relación con el
alumno, el manejo de información que este les brinde a la clase y su lenguaje también. Además
de esto el docente puede dejar en claro desde un principio la trascendencia que posee el buscar
y cuestionarse la veracidad de todo antes de considerarlo parte de nuestra realidad, tal resulta
el ejemplo de un docente que alguna vez les encargó a sus alumnos buscar toda la información
que les fuese posible sobre el “arguturus” un animal prehistórico del cual primero les había
mostrado su cráneo, los alumnos buscaron y buscaron pero no encontraron nada, hasta que el
profesor se animó a confesarles que ese cráneo era de un gato, mostrándoles lo fácil que podía
ser hacer que todo un grupo aceptara una aseveración como verdad solo por el hecho de
desconocer ellos si así lo era, desde entontes estos alumnos comenzaron a investigar y
comprobar todo lo que el profeso les decía y adquirieron el valor necesario (componente que
muchas veces también hace falta para poder empezar a cuestionar lo ya establecido) para
oponerse al profesor, y decirle que se equivocaba.

La metacognición

Al hablar anteriormente del pensamiento critico se expresaba dentro de la definición del autor
la palabra metacognición, la cual resulta de gran importancia al comprenderla como la refiere
Tesouro (2005): El hecho de que la gente aprendiera no sólo lo que se le enseñaba, sino
también algo que hace referencia al proceso mismo de aprender. Es entonces la metacognición
la adquisición de conciencia sobre nuestros propios procesos de aprendizaje, el pilar educativo
establecido por la UNESCO como “aprender a aprender”.
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El logro de este proceso metacognitivo implica también entonces un estado de ejercimiento de


la filosofía, pues al hacerse el alumno consciente de como es que prendió lo que ahora conoce
también es capaz de identificar posibles brechas de información en sus conocimientos, de
reacomodar nueva teoría sobre los mismos y principalmente de evaluar si aquello que ahora
conoce verdaderamente resulta la verdad. El posicionar al alumno en este panorama de la
metacognición implica una tarea concreta por parte del docente, que debe visibilizar todo el
proceso enseñanza-aprendizaje que sucede a los ojos del alumno, esto puede ser mediante
preguntas generadoras que le permitan al alumnado describir los pasos que ha establecido al
analizar una situación para llegar a su posible solución, o alguno espacios de trabajo
colaborativo con otros compañeros en los que el alumno pueda identificar la forma de proceder
de otra persona y compararla con la suya, identificando en el proceso si estas son iguales o
existe alguna diferencia para la resolución de la situación. En general, el proceso de
metacognición puede posicionar al alumno un paso más cerca dentro del ejercicio de la filosofía,
habilitándolo para cuestionarse ya no solo situaciones tal cual de un tema, sino también el
porqué ha percibido dicho tema de una forma particular todo este tiempo y si existe alguna otra
forma en la que valga la pena pensarlo.

Así pues, el proceso de introducción de la filosofía en los niños no radica en el análisis de


perspectivas ya planteadas por filósofos de la antigua Grecia, sino en la esencia que generó en
un primer lugar estas perspectivas, el detenerse a repensar algo antes de poder aceptarlo, por
más minúsculo que sea, la habilidad de deconstruir y reconstruir lo que sea utilizando todo el
conocimiento que se tenga y poniendo en juego las habilidades para conseguir una nueva forma
de ver el objeto, el sujeto o la situación.

El lograr que los niños se cuestionen sobre su realidad y su propio aprendizaje es capaz de
generar momentos de reflexión que los lleven a comprender el mundo y la realidad de otra
manera, de tal manera que inclusive podrían comprender la relación que hay entre tres ideas
para averiguar si todas ellas son verdaderas, conociendo así los silogismos, de tal manera que
podrían llegar a entender que implicaciones tendría estar en una cueva, al conocimiento
únicamente de sombras, todo esto sin ser abrumados por la teoría de personajes memoriales,
sino gracias a capacidades y habilidades que estén a su altura, que los vuelvan verdaderamente
pequeños filósofos.
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Referencias
Santiago G. (2006). Filosofía, niños, escuela, trabajar por un encuentro intenso. PAIDÓS.
Buenos aires.
https://www.facebook.com/groups/653224693138215/permalink/786103766516973/?sfnsn=sc
wspwa&ref=share&mibextid=KtfwRi

Tesouro, M. (2005). La metacognición en la escuela: la importancia de enseñar a pensar.


EDUCAR. Barcelona, España. 135-144. Repositorio Digital
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=342130824013

Vendrell, M. (2020). Pensamiento crítico: conceptualización y relevancia en el seno de la


educación superior. Revista de la educación superior 194 vol.49. Madrid, España. Repositorio
digital. https://doi.org/10.36857/resu.2020.194.1121

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