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Diagnóstico educativo

En el presente ensayo haremos una reflexión sobre el diagnóstico educativo,

además de relacionarlo con los diferentes tipos de diagnóstico y cuestionar los

beneficios y desventajas de realizarlo. Para realizar una comparativa, se tomará

como referencia el artículo “El diagnóstico educativo” de la Dra. en Psicología

Neva Milicic M., presidenta de la Asociación Chilena de Lectura.

El documento empieza con una pregunta que pocas veces nos realizamos como

profesionales de la salud mental, ¿Por qué? y ¿Para qué diagnosticar?, para darle

salida a esta pregunta, categoriza los diferentes diagnósticos que existen. La

respuesta en sí es bastante sencilla; se llega a un diagnóstico para conocer la

problemática que una persona está enfrentando, ya sea un síndrome, un

trastorno o un déficit en el ámbito educativo, social, emocional, etc. Esto se

realiza con el fin de desarrollar un plan de intervención o bien, solamente

sugerencias, en dependencia de cómo fue y con qué fin llegó el caso a nuestras

manos como profesionales.

Según Buisan y Marín (2001), el diagnóstico educativo es un proceso que trata

de describir, clasificar, predecir y explicar el comportamiento de un sujeto

dentro del marco escolar (...) con el fin de dar una orientación. Por tanto,

podemos inferir que es una herramienta científica y metodológica que busca

orientar al individuo o grupo de individuos para obtener mejoras significativas.

Para poder llegar a un diagnóstico del área académica, se debe realizar una

evaluación de las aptitudes tanto de los docentes como del discente, y así,

descartar que la afección en el proceso de aprendizaje sea a causa de la

metodología utilizada; cabe mencionar que no se debe realizar necesariamente


de manera individual, pues al evaluar a todo el curso, se puede llegara una

conclusión a partir de la relación del individuo con sus pares.

Este tipo de diagnóstico, refiere Milicic N., puede lograrse a través del

diagnóstico clínico, psicométrico, social y pedagógico; nosotros consideramos

que no está de más tomar en cuenta estos diferentes puntos de vista, pues se

logra complementar la información para el diagnóstico diferencial,

permitiéndonos realizar un plan de intervención psicológica óptimo, y saber si

es prudente remitir con otro especialista (pedagogos, neurólogos, etc.) si es

necesario.

De la misma manera, en todos los tipos de diagnóstico, existen diferentes

herramientas que nos pueden ayudar a llegar a él. Una de ellas son las pruebas

psicológicas, test estandarizados, desarrollador para medir un área en concreto,

etc. los cuales reflejan signos concretos para dictaminar. También está la

entrevista y el exámen mental, siendo la primera el primer acercamiento que se

tiene con el individuo, siendo primordial a la hora de indagar para recolectar

información; y la segunda, que una especie de test, utilizada para valorar los

aspectos cognitivos, afectivos y a veces volitivos de la persona. Estos tres

elementos conforman la tríada perfecta para llegar a un dictamen sólido, que

todo buen psicólogo debe de manejar.

El documento también nos habla sobre los riesgos que existen al momento de

realizar una diagnosis, ya que se nos relata, por ejemplo, que un niño con

diagnóstico de dislexia podría ser etiquetado o rechazado por el colegio al ser

“diferente” a la norma. También podría significar una tragedia para los tutores

del menor, ya que puede ser que no se lo tomen con la seriedad necesaria y

hagan caso omiso, creando una gran barrera entre el niño/a y los tutores.
A pesar de lo mencionado con anterioridad, no es contraproducente realizar el

diagnóstico, ya que es de vital importancia para lograr intervenir y mitigar las

consecuencias de la valoración a la que se ha llegado; esto solo sería posible si

se realizan las técnicas y se aplican las herramientas adecuadas para el

individuo. En el caso de los diagnósticos grupales, se deben organizar para

favorecer la concientización de las dificultades y proponer soluciones efectivas

que logren resolver la problemática, o en su defecto, moderarlos.

Por último, y tal vez lo más importante mencionado en el artículo, es la manera

en que se transmite el mensaje a los familiares al momento de dar el

diagnóstico. Tal y como se alude, es muy importante poseer conocimientos

sobre la dinámica familiar del evaluado, ya que, una mala noticia podría afectar

de manera negativa a toda la familia; siendo el caso de un sistema abierto, lo

que es una observación, sin duda, muy acertada.

Se debe de poseer especial atención cuando se emite la noticia a los padres de

familia, ya que es importante tomar en cuenta la forma es que reaccionen,

además de ello, se deben brindar los datos pertinentes del caso ya que, a pesar

del cuido que se debe tomar, tenemos que ser claros con la información

anunciada, para que pueda ser adquirida con la importancia y seriedad que

amerita.

En conclusión, el diagnóstico educativo, debe ser preciso y logrado mediante

diferentes herramientas del profesional de la salud mental. No debe ser un

motivo de burla o etiqueta, es más bien algo de lo que ocuparse. Y siempre

destacar la importancia de saber transmitir el mensaje a los tutores para evitar

inconvenientes y malentendidos.

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