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TEMA 3: EL EQUIPO MULTIDISCIPLINAR Y LAS TÉCNICAS DIAGNÓSTICAS

1. EL DIAGNÓSTICO EN LA ATENCIÓN TEMPRANA

El diagnóstico implica la identificación de una alteración o trastorno del desarrollo, el


conocimiento de sus causas, la comprensión del mismo y el establecimiento de una
intervención. Un diagnóstico en Atención Temprana debe integrar distintos ámbitos: biológico,
psicológico, social y educativo. Este es el resultado del diagnóstico realizado por varios
profesionales pertenecientes a dichos ámbitos. Este diagnóstico debe estar compuesto distintos
niveles:

- Diagnóstico funcional: incluye la información básica sobre la problemática del niño/a,


su familia, su entorno y sus capacidades. Conjunto de datos cualitativos y cuantitativos.
Es fundamental para la programación de la intervención.
- Diagnóstico sindrómico: caracterización de los síntomas y signos de la dificultad o el
trastorno, aportando datos a nivel neurológico, psicológico y social. Este diagnóstico es
imprescindible para detectar la evolución del trastorno o la ausencia del mismo y si se
debe a causas orgánicas o ambientales, por lo que es la base del diagnóstico etiológico.
- Diagnóstico etiológico: informa sobre las causas del trastorno o del síndrome, a nivel
biológico y psicosocial. El trastorno puede ser debido a múltiples causas, por lo que es
necesario tener en cuenta los aspectos biológicos, psicológicos, educativos y
contextuales. En ciertos casos (como ocurre con el Trastorno de Espectro Autista y
trastornos del lenguaje) no es posible asegurar los factores causantes con exactitud, pero
deben indicarse las presuntas causas.

El establecimiento del diagnóstico no es lo único importante, la comunicación de este también


es fundamental. Hay que tener en cuenta las emociones que implica el recibimiento de una
noticia de este tipo para la familia del menor, el miedo, el rechazo, la ansiedad, la conmoción, la
negación, etc. Estas se manifestarán en un proceso de duelo que tendrá grandes diferencias
interfamiliares y entre los miembros de la propia familia, por lo que la contextualización a la
hora de comunicarlo es fundamental. La forma en la que se comunique es decisiva para la
aceptación del mismo.

Es necesario escoger el momento y el lugar adecuados, que favorezca la comunicación y sea


acogedor y cómodo, así como formal e íntimo. Las personas encargadas del menor (padre,
madre, tutora o tutor) deben enterarse de forma simultánea, de forma que no se priorice a
ninguna de ellas. El/la profesional que comunica el diagnóstico debe poseer las habilidades
necesarias para dicha tarea, informando a la familia de forma clara y calmada, dando pie a la
expresión de sentimientos e inquietudes y ofreciéndose a resolver sus dudas y a apoyarla en el
proceso. 
No deben emplearse términos que la familia no comprenda y debe transmitirse la problemática
general, en lugar de enumerar todas las dificultades. Al recibir la noticia por primera vez, puede
ser abrumador y provocar ansiedad. 

Debe comunicarse el pronóstico que se espera y las posibilidades en torno a la intervención, así
como los recursos y entidades disponibles, de esta forma se minimiza la incertidumbre. No se
recomienda dar demasiados detalles, ya que se corre el riesgo de aportar información errónea, lo
que puede generar confusión y desconfianza, tampoco deben darse falsas esperanzas.

Debe establecerse un/a profesional estático/a que realice un acompañamiento continuado


durante este proceso de diagnóstico. Este/a profesional deberá tener formación en procesos
comunicativos, habilidades sociales como la escucha activa, la empatía, la resolución de dudas,
la comprensión emocional, etc.

2. CENTROS DE DESARROLLO INFANTIL Y ATENCIÓN TEMPRANA (CDIAT)

Son servicios para atender a la infancia de 0 a 6 años con trastornos del desarrollo o en riesgo de
presentarlos. Son el principal recurso que lleva a cabo las intervenciones de Atención Temprana.

Tienen su origen en los años 70 y han ido evolucionando constantemente, ya que las
necesidades y demandas de la población a la que se dirigen se han ido transformando. Esta
evolución ha sido provocada por la aparición de otros tipos de servicios y entidades. Ejemplo:
el sanitario o el social. Su finalidad principal es la de promover una atención integral para toda
la infancia con trastornos del desarrollo o en riesgo de presentarlos.

Se ubican en lugares de fácil acceso, próximos a servicios como centros educativos, centros
sanitarios o servicios sociales. Para las familias es más sencillo acudir a los mismos y la
proximidad favorece que se desarrollen estrategias colaborativas entre los/as profesionales que
intervienen en los centros. Es importante que exista proximidad entre el entorno del niño/a y el
centro, ayudando a conocer sus necesidades y su situación individual y familiar. El espacio de
los CDIAT es compartido con otros servicios y se debe señalizar y diferenciar, teniendo en
cuenta la atención a la diversidad mediante pictogramas y otros sistemas aumentativos y
alternativos de la comunicación.

El equipo debe ser interdisciplinar y tener en cuenta la globalidad de la intervención y el


conjunto de la persona destinataria. Los CDIAT cuentan con profesionales de distintos ámbitos,
como la sanidad, la psicología, la educación y lo social. Es fundamental que estos/as
profesionales reciban una formación continuada para una buena praxis, persiguiendo la
contextualización y la actualización de las intervenciones a realizar. El trabajo en equipo es una
premisa fundamental para la labor realizada en este tipo de centros.

Los CDIAT desarrollan estrategias de sensibilización, prevención y detección (prevención


primaria y secundaria). Deberá coordinarse con los servicios que intervengan con la
comunidad y en concreto con los que intervengan con la infancia. Ejemplo: los centros
médicos, los servicios de planificación familiar, los servicios sociales (comunitarios y
especializados), centros educativos, entidades de carácter privado como asociaciones o
fundaciones.

Esta sensibilización y prevención está dirigida a diversos colectivos, entre ellos las familias (las
que ya lo son, las que van a serlo y las que podrían serlo en un futuro). Los/as profesionales que
intervengan con familias o con infancia también deben ser formadas, realizando programas
dirigidos a las mismas.

Además de sensibilizar, prevenir y detectar (prevención primaria y secundaria), los CDIAT


llevan a cabo intervenciones con los/as menores con trastornos del desarrollo y con sus familias
(prevención terciaria). Para llevarla a cabo debe existir una solicitud por parte de la familia o
de cualquier entidad o profesional y es necesario seguir una serie de fases:

2.1 VALORACIÓN INICIAL

Realización de un análisis o un estudio en profundidad del niño/a en concreto. Esta valoración


inicial debe ser global, contemplar su situación, sus características, sus potencialidades, sus
dificultades, su historia, su entorno familiar, su contexto, etc. Deben participar todo/as los/as
profesionales del centro, de forma que las perspectivas de todas las disciplinas estén incluidas y
contar con la de otras entidades o profesionales que han intervenido con la persona previamente.
La valoración inicial se realiza siguiendo los siguientes pasos:

- Recogida de información: es la fundamentación para el resto del proceso de


intervención, por lo que es importante que esta sea de calidad. Se emplean 3 momentos:
- La acogida de la familia: primer contacto con la misma, se recogen inquietudes,
dificultades, actitudes…
- La recogida sistemática de información: realizar una entrevista para recoger datos
que la familia no ha transmitido directamente.
- Información aportada por otras y otros profesionales: entrevistas a dichos
profesionales o informes realizados por los mismos.
- Evaluación de la niña/niño y su entorno: puede llevarse a cabo a través de la
observación, las pruebas de estándares, los exámenes físicos… No deben emplearse
pruebas totalmente cuantitativas ni totalmente cualitativas, sino que hay que
combinarlas, haciendo que los datos recogidos se complementen y la información sea
completa y rica.
- Elaboración de hipótesis diagnósticas y de un plan de intervención: realizar una
reunión de todo el equipo para compartir la información y llegar a conclusiones. El
trabajo interdisciplinar hará que la información recogida por cada profesional se
complemente y que se construyan conclusiones de forma conjunta. Estas conclusiones
conformarán los diagnósticos, que deben estar establecidos en torno a 3 niveles: el
diagnóstico funcional, el sindrómico y el etiológico.
- Entrevista de devolución a la familia: esta entrevista trata de comunicarle toda la
información recogida a la familia y transmitirle el diagnóstico. Hay que emplear un
lenguaje adecuado y construir el discurso desde la sinceridad y la honestidad, con
empatía. Ofrecer apoyo también es fundamental, concordar un plan de acción conjunto,
incluyendo a la familia como uno de los ejes principales, siendo partícipes en el
proceso.

2.2 INTERVENCIÓN TERAPÉUTICA

Acciones que se realizan para mejorar el bienestar y el desarrollo del niño/a. El tipo de
actuaciones, la forma de llevarlas a cabo y la duración de las mismas, dependerán de la
situación y las características de la persona a la que se dirigen. Se centran en la infancia, su
familia y su entorno. 

Dependiendo de los objetivos y del tipo de acciones, podrán realizarse en el CDIAT o en


casa. En el CDIAT, habrá acciones que podrán o deberán ser realizadas en pequeños grupos. La
intervención debe ser planificada de forma sistemática, global e individualizada. Debe
elaborarse un programa de intervención que incluya los siguientes puntos:

- Objetivos.
- Acciones.
- Temporalización.
- Recursos.
- Evaluación.

Tal y como afirma el Libro Blanco de la Atención Temprana (2005, p. 27), se entiende la
evaluación como “El proceso integral a partir del cual se valoran los cambios producidos
en el desarrollo del niño y en su entorno, la eficacia de los métodos utilizados. Su finalidad
es verificar la adecuación y efectividad de los programas de actuación en relación a los
objetivos planificados.” Debe llevarse a cabo una evaluación continua, que permita la
adaptación del programa a los cambios, imprevistos y necesidades que vayan surgiendo a
medida que avanza el mismo.
3. INVENTARIO DE DESARROLLO Y ATENCIÓN TEMPRANA (IDAT)

Escala que incluye todas las áreas del desarrollo para evaluar el nivel de la infancia según su
edad. El cuestionario establece una serie de ítems para cada tramo de edad. Ejemplo: de 30 a 36
meses, de 36 a 48 meses, etc. Hay que cubrir cada apartado conforme el niño/a realiza o no esa
actividad o si tiene esa capacidad. Es una forma de comprobar si las habilidades adquiridas a
nivel general a la edad cronológica del menor coinciden con las que ya posee.

Hay muchas diferencias interindividuales con respecto al desarrollo, ya que cada niño/a avanza
a su propio ritmo, lo que no implica que exista un trastorno o alguna dificultad. Para hablar de la
existencia de un trastorno tiene que haber un diagnóstico elaborado por varios/as profesionales.
Según Alfonso Hernández (2016, p. 23), “el Inventario de Desarrollo en Atención Temprana
mide acciones, capacidades o habilidades, de tipo cognitivo, motriz y socio-afectivo de los
niños”. Algunos de los ítems que se pueden encontrar en el IDAT son:

- Habla con otros niños, tanto como con los adultos.


- Cuenta lo que ha hecho cuando se le pide.
- Va controlando el volumen de su voz al contar sus experiencias del pasado reciente.
- Utiliza cuantificadores.
- Utiliza verbos para describir lo que está haciendo o las acciones que ve representadas.
- Usa el verbo ir, en los tiempos presente, pasado y futuro, junto con otro verbo en
infinitivo.
- Utiliza pronombres personales de primera, segunda y tercera persona (yo, tu, él...).
- Emplea demostrativos en su lenguaje espontáneo (este niño, este coche...).
- Inicia el uso del pronombre objeto (tráelo) y el pronombre reflexivo (se cayó́ ).
4. ORGANIZACIÓN DIAGNÓSTICA PARA LA ATENCIÓN TEMPRANA (ODAT)

Es una conformación ordenada, consensuada y universal de distintas clasificaciones que,


partiendo del Libro Blanco de la Atención Temprana, persiguen sistematizar el diagnóstico de la
infancia de 0 a 6 años. La infancia que requiere unos servicios como los de Atención Temprana
no es homogénea, existen múltiples situaciones y diversas necesidades. La utilización de una
organización para realizar el proceso de diagnóstico favorece la eficacia, la eficiencia y la
efectividad del mismo.

Existen múltiples clasificaciones sobre los trastornos del desarrollo empleadas a nivel mundial
por diversos profesionales. Cabe destacar el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos
Mentales, (DSM-V), elaborado por la American Psychiatric Association, la Clasificación
Estadística Internacional de Enfermedades, Traumatismos y Causas de Defunción, (CIE-
11), publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El DSM-V realiza una especificación de los trastornos mentales en la población infantil, pero no
es aplicable a menores con edades por debajo de los 3 años. La CIE no incluye especificaciones
relativas a la infancia. Estas dos clasificaciones de trastornos no son de utilidad en el campo de
la Atención Temprana, ya que su aplicación a menores de 6 años en un caso y de menores de 3
años de edad en el otro no es posible. En 1994, surge la Clasificación Diagnóstica de la Salud
Mental y los Desórdenes en el Desarrollo de la Infancia y la Niñez Temprana (la traducción
al castellano se retrasó hasta 1998). Esta clasificación sí tenía en cuenta a la infancia de menos
de 3 años y sí que sería de utilidad para la Atención temprana.

A pesar de existir clasificaciones que se pueden emplear en el campo de la Atención Temprana


se necesita una clasificación consensuada y unánime que incluya todas las perspectivas o
disciplinas de intervención con respecto al diagnóstico. Se elaboró el Libro Blanco de la
Atención Temprana y la Federación Estatal de Asociaciones de Profesionales de la Atención
Temprana (GAT). Los objetivos de estos dos hechos eran los siguientes:

- Recoger información estatal sobre las necesidades de la infancia con respecto a la


Atención Temprana para prevenir de una manera eficiente y realizar comparativas
intercomunitarias y entre la realidad española y europea.
- Obtener información fidedigna sobre la intervención llevada a cabo desde la
Atención Temprana, teniendo en cuenta los recursos y disciplinas que la conforman.

Partiendo del apoyo de la Federación Estatal de Asociaciones de Profesionales de la Atención


Temprana y contando con un equipo de profesionales con una larga experiencia en la Atención
Temprana, se comienza el proyecto de realizar una clasificación consensuada que permita el
diagnóstico de los trastornos en la infancia de 0 a 6 años. 
Se han empleado las clasificaciones CIE-10, DSM-IV, Clasificación Diagnóstica 0-3 de la salud
mental y los trastornos en desarrollo de la infancia y la niñez temprana, Clasificación Francesa
de los Trastornos Mentales del Niño y del Adolescente (CTMEA) y Retraso Mental: Definición,
Clasificación y Sistemas de Apoyo (RM). La ODAT tiene en cuenta los siguientes factores:

- Los trastornos de desarrollo infantil (0-6 años).


- Los 3 niveles de diagnóstico: etiológico, funcional y sindrómico.
- La manifestación de los trastornos.
- Las dimensiones biológica, psicológica, educativa y social Aspectos cuantitativos y
cualitativos del desarrollo infantil.
- La planificación de la intervención.

Por tanto, se presenta en una estructura dividida en 3 niveles:

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