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Etapas del conflicto.

Antes del conflicto.

Es la etapa inicial, cuando la rivalidad aún no se ha formado. Sólo han ocurrido


algunas tonterías en las que uno ha hablado y el otro no se ha contenido. A
primera vista no hay nada de qué preocuparse. Pero el conflicto se recoge en
fragmentos. Las piezas y las tensiones comienzan a acumularse entre las
personas.

Si se actúa inmediatamente, la discordia puede ser neutralizada. Descuidar este


matiz sólo complicará la situación. Con el tiempo, la tensión se acumulará hasta
un punto en el que bastará una simple mirada, un gesto o una palabra para
provocar una explosión emocional que se transforme en conflicto.

Durante un conflicto.

La discordia es una circunstancia en la que se pierde el control. Algunas personas


pueden gritar, otras pueden pelearse, y hay quienes se retraen y simplemente lo
aguantan todo. También hay personas que acuden a los tribunales en busca de
ayuda o intentan encontrar un punto de encuentro para salir de una situación
problemática. Estas acciones dependen del carácter de la persona y de su
experiencia vital. Cuanto más educados sean los actores, más probable será que
la disputa termine sin el uso de la fuerza física.

La buena noticia es que una disputa no dura para siempre. Cuando el calor
principal de la disputa disminuye, los oponentes simplemente toman caminos
separados, con sus conclusiones sobre lo que sucedió. En la mayoría de los
casos, las conclusiones se extraen de las emociones y, por lo tanto, no siempre
están tan bien pensadas como deberían.

Postconflicto.

Se realiza un análisis de la situación por parte de los actores. Si se ha conseguido


o no el resultado deseado. Si no se cumplen las expectativas, puede aparecer la
fobia al conflicto.

Una disputa que ha roto una relación o puede fortalecerla. En algunos casos, la
destrucción de una relación conduce a una sucesión de nuevos conflictos. En el
transcurso del fortalecimiento de una relación, se puede concluir que una pelea no
es un gran problema, ya que la relación sólo se fortalece después de una pelea.

Una pelea no surge de la nada, tiene el aspecto de un organismo vivo. Tiene la


capacidad de progresar, alimentándose de las emociones de los participantes,
creando un escenario para el desarrollo, experimentando contratiempos y
aumentando la energía.
Los expertos en resolución de conflictos dividen las etapas del conflicto en 3 fases:

 El preconflicto consta de dos etapas: gestación y maduración.


 El desarrollo del conflicto se divide en 3 etapas: incidente, conflicto,
desarrollo de las circunstancias.
 El postconflicto contiene una etapa: las secuelas.

Lo principal es entender que en la propia disputa hay una oportunidad para


controlar las emociones y utilizar el sentido común para neutralizar el conflicto sin
sentido.

Etapas del desarrollo del conflicto. A continuación, se presenta un esquema de


cómo se resuelve un conflicto.

 Gestación. Reconocer una pelea al principio requiere mucha intuición o


experiencia. Ante los primeros síntomas de una manifestación, es posible
conseguir que la situación se resuelva. Una de las mejores maneras es que
la gente hable. Esto puede ayudar a reducir las tensiones y a encontrar una
solución constructiva a la situación.

 Maduración. En esta fase, las partes en conflicto ya tienen una idea de lo


que ha madurado el conflicto y en qué ámbitos se ha manifestado:
amistades, relaciones, familia, dinero, etc. En este punto se analiza la
situación, se identifican los aliados y se identifican los oponentes. Una vez
decidida la formación del grupo, la energía del conflicto comienza a
acumularse. De vez en cuando se producen los primeros roces, que no son
significativos y no tienen mayores consecuencias. En esta fase, la mejor
manera de resolver la situación de conflicto es que una persona con
autoridad en ambas partes intervenga para resolver la situación.

 Incidente. En la mayoría de los casos, las partes del conflicto sólo se dan
cuenta de lo ocurrido en esta fase. A estas alturas ya está claro quién hace
el papel de víctima, quién el de verdugo y quién el de juez, entre otros. Lo
peor es que el conflicto puede estallar a partir de una declaración trivial, una
coma no tomada en cuenta y similares. La salida es centrarse en la causa
del conflicto, no en las premisas menores del mismo.

 Conflicto. El escenario se llena de agresividad, grosería, ira: todos los


rasgos distintivos del conflicto están presentes, lo que da lugar a una
experiencia desagradable y a un miedo al conflicto. Ante la situación, se
intercambia información. En el trabajo, se reconocen las injusticias en el
desempeño de las funciones; en la familia, los agravios ocultos, silenciados
durante años. Aquí es donde puede ayudar el hecho de darse cuenta de
que el mejor resultado de cualquier disputa es una tregua.
 Evolución del conflicto. La esencia de la disputa sigue siendo la misma,
pero la forma de comportamiento de los participantes en la disputa cambia.
Hasta el cambio de papeles. Donde el verdugo se convierte en víctima. En
el momento en que la tensión entre los contrincantes disminuye, las partes
tratan de poner fin a la disputa inmediatamente, ya que su presencia es
desagradable para todos. Aquí es importante ser razonable, ser educado y
tratar de encontrar un terreno común.

 Circunstancias posteriores al conflicto. Es importante reflexionar sobre


el resultado del evento antes de que se olvide algo. Si no se está satisfecho
con el resultado, es posible reavivar la disputa en un nuevo terreno, pero se
aconseja buscar los propios fallos y dar un paso atrás. Cuando se llega a
una resolución exitosa, celebrarla. Es fundamental escuchar lo que uno
siente y no engrandecerse ante los demás.

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Cinco etapas del conflicto.

Surgimiento. El surgimiento, es cuando se presentan las condiciones y


un potencial conflicto se transforma en uno real. Dando paso al surgimiento
o materialización del conflicto en sí, cuando la incompatibilidad está madura,
debido a las divisiones de la comunicación, acción o cuestiones personales.

Escalada. En esta etapa, el conflicto escala a medida que ambas partes perciben
las intenciones de la otra, correctamente o, como a menudo sucede,
erróneamente. Esta es la etapa donde las partes involucradas exhiben
comportamientos en oposición directa a las intenciones que percibe en su
oponente, como afirmaciones competitivas y tácticas de invalidación.

En este punto, un conflicto puede volverse "institucionalizado" si las partes


continúan viéndose una a otra como adversarios y acentúan sus percepciones de
contrariedad y choque de posiciones.

Crisis. En cierto punto de un conflicto, los adversarios se vuelven tan polarizados
en su posición que ninguna parte quiere ceder. Aunque ambos pueden estar
conscientes de que ninguno está en condición de ganar el conflicto.
Esta etapa de crisis o emergencia puede ser alcanzada después de que las
estrategias para dominar han fallado, los recursos se han disuelto o el costo
de perpetuar el conflicto se ha vuelto demasiado grande. Aquí es cuando a
menudo se produce el punto muerto.

Negociación. Una vez que ambas partes de un conflicto reconocen que han
llegado a un punto muerto, la tenacidad en sus posiciones se suaviza, su
intensidad emocional y el apego arraigado se disuaden y su disposición para
escuchar a la otra parte crece.
En este punto, la situación alcanza la etapa de "freno" así como la posibilidad de
que emerja alguna clase de acuerdo. Las estrategias como el compromiso y la
negociación se producen en esta etapa.

Resolución. Esta quinta y última etapa es cuando el conflicto se resuelve de


alguna manera, pacíficamente si el posible. Los conflictos no son ajenos a la
conducta humana, están allí siempre en menor o mayor significación. Aunque
tienen consecuencias tanto positivas como negativas, lo importante es saber
conducirlos mediante una negociación efectiva y procurar de ellos un aprendizaje
en lo personal y organizacional que propicie cambios favorables.

“La paz no es una ausencia de


conflictos, es la capacidad para
manejar conflictos por medios
pacíficos”.

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