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El despido disciplinario es, la decisión tomada por parte del empresario de extinguir la
relación laboral que le une con un trabajador. Eso sí, para poder aplicarlo, es necesario que
haya incurrido en comportamientos graves cuya culpabilidad sea demostrable.
Actualmente, entre los tipos de despido es el más habitual en España dado su corte
subjetivo. Esto hace también que el empleado afectado pueda impugnarlo si lo estima
oportuno.
El despido disciplinario
Acoso laboral por razón de raza, etnia, religión, convicciones, edad, orientación
sexual, género o discapacidad al empresario o a los compañeros de trabajo.
El despido objetivo
EL DESPIDO COLECTIVO
Al igual que sucede en el caso del despido objetivo, aquellos trabajadores que se vean
afectados por un despido colectivo tendrán derecho a una indemnización de 30 días de
salario por cada año los tres primeros años y 20 día en los tres años siguientes .
Estos conceptos no hacen referencia a tipos de despidos en sí mismos, sino que, más bien,
se utilizan a modo de 'segundo nombre' de cualquiera de los citados anteriormente. Y es
que el trabajador siempre tiene la posibilidad de reclamar judicialmente el despido, siendo
un juez competente el encargado de dar la correspondiente calificación, la cual tendrá una
serie de consecuencias para ambas partes.
El proceso de despido
Cualquier despido ha de seguir una serie de pasos para ser efectivos. En resumen, estos son:
El preaviso. El empresario tiene la obligación de avisar al trabajador de su despido
con, como mínimo, 15 días de antelación (artículo 53.1c del Estatuto de los
Trabajadores) mediante la conocida como 'carta de despido'. Esta fase solo es
obligatoria en el caso del despido por causas objetivas. En caso de que el empleador
no lleve a cabo este paso estará obligado a abonar al trabajador los días de preaviso
que no le haya concedido.
La carta de despido. En este documento ha de informarse de la extinción del
contrato de trabajo, así como de la propuesta de finiquito y de las cantidades
adeudadas. En este sentido cabe destacar que si el despido se produce por causas
objetivas, salvo que sean de índole económica, ha de abonarse la cantidad en el
mismo momento de su entrega. También debe especificar los hechos que motivan la
extinción del contrato y la fecha a partir de la cual será efectiva. La firma del
trabajador es opcional, si bien es cierto que resulta recomendable que, en caso de
que piense en efectuar una reclamación judicial, escriba un 'No Conforme' junto a
ella. Si el despido es verbal, será improcedente en todos los casos.
El finiquito. Es el pago de la cantidad correspondiente a salarios, vacaciones y a la
parte proporcional de las pagas extras a las que el trabajador tenga derecho y que
aún no haya percibido.
La indemnización. Más arriba comentamos las indemnizaciones correspondientes a
cada tipo de despido. La cantidad se ajustará en base a ello y a la antigüedad del
trabajador en la empresa, al salario bruto anual o mensual y al tipo de contrato.
Que la desvinculación es “poco agradable” tanto para la persona despedida como para la
que lo hace, es un hecho innegable; el momento de la comunicación, así como todo el
proceso posterior (en algunos casos incluso el periodo de tiempo previo a la comunicación),
supone una situación en que las emociones se encuentran a muy presentes, pero en la
mayoría de las ocasiones, obviando este hecho, se trata de que sea un instante lo más breve
posible.
Si bien es cierto que la actual situación del mercado de trabajo obliga a que la
desvinculación laboral sea una constante en muchas empresas, si no se gestiona de forma
acertada, las consecuencias pueden ser muy negativas, no solo para el trabajador que
abandona la organización y que evidentemente es el más perjudicado; sino también para el
superior o directivo a quien puede suponer una elevación de su nivel de estrés; para la
empresa, que puede perder imagen hacia el exterior a la vez que compromiso e
identificación por parte de sus empleados; y para éstos últimos, los miembros del equipo de
la persona despedida, que se verán probablemente reflejados en su compañero.
La tendencia de trabajo por proyectos, hace de todo este tema de la desvinculación, un eje
fundamental en la gestión de los recursos humanos en las empresas, desde esta perspectiva
la entrada y salida de trabajadores en la empresa es continua, lo que lleva a contemplar la
“transición” de los recursos humanos en la compañía, como una parte estratégica de la
función de los recursos humanos; tratando en todo momento que se produzcan con el
mínimo impacto posible tanto para las personas que se quedan como para los clientes y
proveedores.
Una gestión integral de los recursos humanos, implica que se debe hacer desde la selección
hasta la desvinculación de las personas que forman parte del equipo de trabajo.
La desvinculación pues puede producirse por diferentes motivos, desde aquí vamos a ver el
proceso desde la perspectiva de la organización y éste debe basarse en las siguientes
premisas:
1. Debe producirse por motivos claros y estos han de ser estrictamente profesionales. La
selección ha debido justificar adecuadamente en su momento la incorporación del
trabajador, y su salida debe basarse en evaluaciones del desempeño, motivos disciplinarios
u objetivos.
2. Debe hacerse mediante una entrevista en la que comunicar la noticia, los motivos y el
procedimiento a seguir en este caso. Esto ha de tener lugar en el menor tiempo posible,
evitando formatos de cartas o similares.
3. Evidentemente no está prohibido despedir, pero si debe ser la última opción. Hay que
tener en cuenta que estamos hablando de personas y que la desvinculación conllevará
situaciones emocionalmente negativas que se deben gestionar adecuadamente.
1. Reducir el shock que supone, por lo que debe ser controlada y preparada a tal efecto.
3. Reducir la tensión así como la sensación de culpa de las dos partes implicadas.
4. Acumular información valiosa para el futuro de la compañía.
6. Estar preparado para todas las preguntas que le vendrán de repente a la cabeza a la
persona.
10. Tener un plan de comunicación para todas las personas de la organización que tienen
relación con el despedido; compañeros, clientes y proveedores.
Por último, un recurso con el que cada vez cuentan mas empresas a la hora de realizar
desvinculaciones es el outplacement (Este proceso se centra en la persona, a la que se busca
orientar hacia la reinserción laboral mediante una serie de charlas destinadas a disminuir el
estrés provocado por el despido y a ayudar en la construcción del perfil profesional
adaptado a las condiciones del mercado de trabajo.) conselling, servicio que permite la
transición de una empresa a otra en un breve periodo de tiempo y en condiciones similares
a las que tenía en su organización inicial mediante la asistencia de un especialista en
búsqueda de empleo. Que puede hacer el proceso menos doloso.
El objetivo del counseling es ayudar a personas que, en su vida cotidiana, pueden estar
confundidas, desorientadas o que sienten algún tipo de desaliento. Mediante
este asesoramiento se proponen cambios en la conducta que fomenten el desarrollo personal
y permitan resolver problemas y situaciones de crisis, y afrontar el futuro de una manera
más optimista.
Algunos de los casos concretos en los que se puede (o debe) aplicar el counseling laboral
son:
En los casos en los que la falta de atención o interés por parte del empleado tiene
como consecuencia la pérdida de clientes o negocios.
En aquellos casos en los que aumentan las conductas no deseadas por parte de los
empleados, como el absentismo laboral, retrasos, falta de trabajo en equipo,
incremento de quejas o reclamaciones, etc.
Por otro lado, hasta hace relativamente poco tiempo, el counselng se realizaba de forma
presencial, cara a cara con el empleado, pero en los últimos tiempo se ha producido un auge
del counseling online gracias al desarrollo de internet.