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9.

PARADOJA Y JUEGO

Mediante un método terapéutico, los investigadores de Palo Alto estudian el trastorno de la


paradoja, en el cual aparecen aspectos estructurante y creadores. Por lo que entienden que el
modelo de la comunicación paradójica elaborado por ellos (1967-1973) concierne de manea más
general al conjunto de la relación con el objeto, pues el síntoma mismo -el signo mismo- es
paradójico por naturaleza. El conjunto de la patología humana cae bajo el golpe de la paradoja por
el sesgo de la experiencia subjetiva del síntoma, figura misma del yo/no-yo.

A partir de esta reflexión, los terapeuta sistémicos intentan proponer un conjunto de reglas
terapéuticas cuyo arquetipo se encuentra en la actitud terapéutica paradójica o paradoja de la
prescripción del síntoma.

El carácter patógeno de la paradoja estriba en el conjunto de premisas del campo psíquico en


cuyo interior ella aparece, en el sistema que ella revela. Por lo que se trata de actuar sobre este
conjunto de premisas “marco”, sin que aparezca como tal.

Métodos:

1.- DOUBLE BIND TERAPÉUTICO - “la imagen especular de una doble acción patógena”

Forzar al “paciente” o al “grupo” a abandonar su “sistema”, su “marco” paradojante,


trastornándolo por medio de otra paradoja. Este marco paradojante es paradojado a su vez.

Procedimiento:

Frente a una fuerte relación de dependencia terapéutica, se trata de pedir al paciente que
cambien no cambiando, mediante la construcción de una paradoja cuyo arquetipo es la
“prescripción del síntoma”. La relación se estructura de manera que el paciente no pueda salir del
marco así estructurado, entonces el acto terapéutico recae menos en el síntoma que en la
tentativa de solución que el paciente ya intentó elaborar y de la que el síntoma es el signo
registrable.

“Tratar la solución”

Invitar al paciente a abandonar el marco en el cual sitúa él su problema, método no paradójico. El


marco se ha vuelto insostenible. El sistema patógeno, el marco paradojante, se emparienta con un
juego y es labor del terapeuta hallar el antijuego, la “contraparadoja” (Selvini y cols, 1975); pensar
un golpe no previsto que lleve el sistema a su límite y, de este modo, lo disuelva. Este método
recae sobre el comportamiento sin intentar producir un insight, aunque este pueda darse por
añadidura.

2.- EL REENCUADRAMIENTO TERAPEUTICO

Cambiar implícitamente el conjunto de premisas, el marco mismo, haciendo que el


comportamiento sintomático aparezca, se reinscriba en un marco diferente.

Procedimiento:
Caracteria a la actitud misma de los terapeutas sistémico son respecto a la comunicación
paradójica, reencuadrada como patógena en terapia.

El terapeuta procura identificar el sistema, el “marco psicológico” dentro del cual el paciente
plante el problema. Esta modificación se efectúa mediante un ensanchamiento del marco, que
hace aparecer otro “marco” otra pertenencia encuadrada del síntoma. El reencuadramiento
busca, cierta toma de conciencia de un sentido latente, potencial. Este arquetipo del
reencuadramiento es la inversión del valor subjetivo atribuido al síntoma. Con su ayuda el
síntoma, de malo por cambiar, pasa a ser bueno por conservar.

3.- META-COMUNICACIÓN – Comunicación que toma a la comunicación por objeto.

Crear una situación en la cual el conjunto de las premisas del sistema se vea cuestionado. Queda
constituido un inter-sistema por medio de la meta-comunicación.

Definición: Procedimiento de encuentro de dos sistemas interactuantes.

Procedimiento:

Cada cual intenta percibir y describir su propio vertex, su propio marco psicológico en
confrontación con el otro. Así, la meta-comunicación constituye un nuevo marco cuya
característica principal es constituir un inter-marco (¡un marco “transicional”?). Su fin es permitir a
uno y otro explorar su propio marco de pensamiento empezando por situar este no en la cosa
misma sino en el punto de vista; es decir, poner de manifiesto el concepto mismo de marco
psicológico definido como meta-realidad, o sea: conjunto de premisas que dan sentido a lo real.

En otro texto se mostró que la actitud terapéutica paradójica estructuraba un especio de juego y
relanzaba los procesos transicionales (si se cumplían las condiciones) y que permitía a los
terapeutas “contener” con beneficio terapéutico la agresividad transferencial inducida.

Esta actividad de relanzamiento, este espacio de juego presenta tres propiedades:

1. El deslinde de un espacio-tiempo, limitado, definido como situación de asistencia y que


funcione como apoyo externo a la constitución de un espacio interno. Se construye así el
marco.
2. El terapeuta, no siempre consciente de ello, se ve llevado a presentar (formular o poner en
forma) representaciones psíquicas al paciente; él “alimenta” los procesos elaborativos
como una actividad con la capacidad de ensoñación materna descrita por Bion y que a
nivel metafórico sería como la “presentación de objeto” de lo cuidado maternos según
Winnicot.
3. El terapeuta adopta hacia la vida psíquica una cierta actitud que trasmite un marco de
referencia desacompasado en relación con el paciente, marco de referencia que introduce
cierto juego en las representaciones psíquicas y procesos.

Estos métodos, pueden ser utilizado correlativamente a intervenciones terapéuticas más


tradicionales y derivadas del psicoanálisis, a las que no podrían reemplazar. Suministran, en
situación de crisis de la situación asistencial, un “suplemento de marco” que permite contener la
crisis más económicamente.

En el tiempo, el marco de la actitud terapéutica paradójica debe ser temporario, transitorio y por
otra parte localizado en cierto tipo de funcionamiento psíquico (esencialmente, los procesos de
desligazón.

Bajo este conjunto de condiciones, el marco de la actitud terapéutica paradójica proporciona un


dispositivo apto para “contener” la comunicación paradójica “aguda”, marco transitorio que
permite hallar/crear un sentido aceptable para esta comunicación y, cuando todo trascurre
suficientemente bien, ayuda al paciente y al terapeuta a encontrar un lugar donde aprender a
jugar juntos.

Los diferente “métodos” utilizados por los terapeutas sistémicos no son antipsicoanalíticos. La
diferencia reside en el hecho de que en análisis este modo de intervención no podría ser
sistemático, ni vectorizado por las contra-actitudes que preconizan los sistémicos, porque a
menudo estas no pueden ser consideradas sino como efectos inducidos y reactivos a la
trasferencia, y tratables, por lo tanco, como movimientos contratransferenciales.

Frente a la paradoja en la situación psicoanalítica, se proponen modalidades de respuesta más


específica.

Racamier (1978).- Se trata de desmontar las paradojas de la comunicación paradójica para


remontarse a la paradoja madre, es decir, a la paradoja fundamental de la existencia psicótica a fin
de mostrarla en su naturaleza de paradoja y de evidenciar sus fundamentos históricos.

Anzieu (1975).- Desmonta minuciosamente las paradojas que invaden la relación analítica,
acompañada concretamente de una modificación del “encuadre” analítico, por cuanto propone a
los pacientes asociar “cara a cara” durante el período de “crisis”. Dice Anzieu que no basta con
desmontar lógicamente la paradojas de la comunicación paradójica. La toma de conciencia no
alcanza, e indefectiblemente la acompaña otro movimiento transferencial caracterizado por la
necesidad, para el paciente sometido a una comunicación paradójica, de infligirla a su ve al
analista. Aunque Anzieu no lo señala, es un proceso de trastorno, trastorno pasivo/activo, que
toma el relevo trastorno hacia sí mismo de la paradojalidad. El trastorno no afecta directamente a
la pulsión, como en la fantasía, sino que procede por comportamientos y se emparienta así con la
identificación proyectiva, con la externalización de una parte de sí.

El aparato psíquico, trasformado por el marco (cf. A. Green, 1984) en aparato de lenguaje, se
trasforma entonces masivamente en aparato de acción.

Registro de Acto Registro de Acción


No puede ser opuesto a la representación Regulado desde dentro por la
autorrepresentación: el juego
Trasforma los movimientos hacia sí mismo de El juego – es la acción y debe ser jugado para
la paradojalidad en potencialidades auto- alcanzar su pleno valor “vivencial”
reflexivas de sí. Esto es Trabajo de puesta en representación
El Acto-juego es una acción que vale por la acción misma, una acción que simboliza el acto; supone
un tipo de “acto”, de “pasaje por el acto” necesario para la puesta en representación, la
representación en acto, la representación-cosa.

Las psicoterapias de corriente humanista se desarrollaron en Francia en 1980, actúan sobre todo
por su carácter lúdico, se trata de un juego posicional, un juego corporal y de un juego de
representación psíquica. Lo que los diferencia es la “pantalla” del juego, la escena donde se acepta
que “eso e juega”, el espacio del juego.

El trabajo psicoanalítico, en 1920 S. Freud sostiene analógicamente la relación de la transferencia


con el juego, a través de la compulsión de repetición. Como la trasferencia, como el sueño
traumático el juego esta animado por una compulsión de repetición cuyas apuestas son múltiples
(abreacción de las excitaciones traumáticas por pequeñas cantidades, pulsión de dominio,
inversión de control) pero que, en condiciones favorables, puede adquirir un valor de compulsión
de simbolización. Quedaba así abierto el camino en dirección a un estudio de la relación del
trabajo psicoanalítico con el juego.

Winnicot (1971) desarrollo la analogía del análisis del juego y propuso las bases para una teoría del
juego.

Bateson (1949-1954) fue el primero en teorizar las relaciones del espacio terapéutico con el
espacio del juego. Se preguntó sobre la paradojas implicadas por las actividades lúdicas, buscando
circunscribir las características singulares del juego (1954), su trabajo es difícil de resumir, por lo
que se mencionaran algunos puntos de sus aportes esenciales.

El “marco psicológico” del juego puede ser considerado en tres niveles distintos:

1. Nivel abstracto, lógico.- mediante una definición de tipo “esto es un juego” y analizando
su implicaciones existenciales.
2. Nivel Concreto.- por la delimitación de un espacio de juego destinado a evitar las
paradojas generadas por la primera definición
3. Nivel Inermedio.- que da más acabada cuenta de las ambigüedades esenciales del juego y
de su carácter precario.

Jugar es inscribir actividades en el interior de un “marco psicológico” particular, localizar en cierto


espacio psíquico, el del juego, un conjunto de elementos psíquico poseedores de algunos
caracteres en común. El primer carácter del juego es su valor simbólico.

“Las acciones a las que nos volcamos ahora no designan lo ismo que designarían las acciones de las
que son el equivalente” (1954, pág. 211).

Ejemplo:

El mordisqueo del conejo, denota mordedura sin denotar por ello lo que denotaría mordedura

El juego, pues, el espacio del juego, remite a un no-juego; utiliza signo que valen por otros
acontecimientos que a su vez deben permanecer ausentes para que el juego continúe: no ven el
mordisqueo se hace mordedura, el espacio del juego se ve amenazado.
El poder evocador del juego, que le confiere todo su valor; se debe a este proceso de
simbolización que sin duda es preciso vincular con la metonimia y en el cual la parte (el signo del
juego) vale por el todo (el acto de no-juego). G. Bateson ve en esto la marca de los procesos
primarios.

“Por consiguiente, el marco del juego supone una combinación particular de lo proceso primarios
y secundario” (1943, pág. 216)

Esto supone y constituye el signo de una tópica organizada, reaparece en la parada, la amenaza, el
humor y el ritual. Pero esta organización sigue siendo precaria, el signo-acto del juego corre
siempre el riesgo de ser interpretado como el propio acto no-juego. Así la afirmación “Esto es un
juego” no puede subsistir sin consenso intersubjetivo.

Los procesos mentales “tienen necesidad de un marco exterior para delimitar el fondo sobre el
cual deben ser percibidas la figuras”. “La necesidad de delimitar el fondo mediante una línea
exterior proviene del deseo de evitar las paradojas de la abstracción”.

También por este procedimiento el juego corre el riesgo de hacerse juego de reglas fijas. Al perder
su precariedad, el juego corre el riesgo de perder su valor. Según Bateson cuando pasa del marco
psicológico del juego al marco psicoterapéutico. El juego debe ser un “sistema evolutivo abierto de
interacción”. Se caracteriza entonces por un cambio de reglas, homólogas a la creación del
consenso de que es portadora la pregunta “¿Es esto un juego?”. Es así como la transferencia
conserva su valor.

“la transferencia” se distingue del amor y el odio reales por señales que indican el marco
psicológico, y en realidad es este marco el que permite a la trasferencia alcanar su plena
intensidad, y al enfermo y al terapeuta, discutir sobre ella”.

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