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Apuntes de Psicología Clínica II
Clase: 06/04/2020
Unidad I: La eficacia psicoterapéutica. Concepto y construcción de la
historicidad en las patologías neuróticas, psicóticas y fronterizas.
Textos para la elaboración:
- Recuerdo, repetición y elaboración.
- Más allá del Principio del Placer.
“RECUERDO, REPETICIÓN
Y ELABORACIÓN”
Eficacia es la capacidad de producción de un efecto deseado. Ca-
pacidad de “ir bien” respecto de un resultado que se espera de una ac-
ción. En nuestra clínica es la eficacia terapéutica, la clínica, eficacia de
las maniobras que hagamos para restablecer la armonía de los procesos
psíquicos del Sujeto. El sufrimiento psíquico de los padecimientos sub-
jetivos.
La clínica psicoanalítica no concierne únicamente a lo patoló-
gico, en tanto los síntomas o trastornos podrían no resultar patología,
ejemplo: la angustia: que es la advertencia de un malestar que no nece-
sariamente es patología.
Incluye lo patológico, pero lo excede.
“Concepto y construcción de la historicidad…” Esto es precisa-
mente lo que hacemos en la clínica de raigambre freudiana. La lectura
sincrónica, semiológica (signos y síntomas). Agregamos a esta lectura
semiológica una lectura metapsicológica: tópica, dinámica y económica.
Los modos de circulación de esa energía libidinal en el Aparato Psíquico.
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A esa lectura sincrónica (semiológica y metapsicológica), le agregamos,
una lectura diacrónica, es decir, una lectura histórica de esos trastornos,
sufrimientos, padecimientos, a los que llamaremos así de acuerdo a su
lectura metapsicológica. Investigamos la historicidad fundacional de
esos padecimientos, y trabajamos para la construcción de historicidad.
Porque el análisis ofrece la posibilidad de nuevas elaboraciones, de re-
significaciones.
La historia del sujeto es su historia eficiente, traumática. En el análisis
esta historia traumática cobra una puesta en escena nueva que permite
una re elaboración.
RECORDAR:
Recordar es un trabajo psíquico, una función específica de la me-
moria, mientras que el recuerdo es su producto.
Recordar alude a un Sujeto, a las posibilidades y posicionamientos. El
recuerdo implica un conjunto de huellas y experiencias, las huellas, los
archivos. Esta es la idea de la memoria desde el punto de vista freu-
diano. Freud nos habla tanto de las huellas (archivos) como del enlace,
la posición subjetiva respecto a la memoria.
Freud nos habla primeramente del olvido (falta de recuerdo).
Una teoría del olvido es lo primero que plantea en el texto (1914).
La clínica psicoanalítica fue avanzando a medida que se iba ex-
perimentando clínicamente. Comenzando con el método catártico em-
pleado junto con Breuer a partir de la hipnosis. Cuando abandona la hip-
nosis va a inaugurar una práctica que queda instalada en la práctica clí-
nica como parte del método que es la asociación libre.
“Más tarde, cuando renunciamos a la hipnosis, se nos planteó la labor
de deducir de las ocurrencias espontáneas del analizado aquello que no
conseguía recordar. La resistencia había de ser burlada por la interpre-
tación y la comunicación de sus resultados al enfermo”.

La regla fundamental es pedirle al analizado que exprese todo lo
que se le ocurre y tal cual como se le presente sin filtro, aunque el ma-
terial será impúdico, impertinente, o sin sentido. Si se suprime la selec-
ción voluntaria de contenidos se estará eliminando la segunda barrera
defensiva de la censura situada, de acuerdo a la primera tópica, estaría
situada entre la consciencia y lo preconsciente. Con esto logramos que
quede en evidencia la acción de la primera barrera defensiva, la primera
cesura que está ubicada entre lo preconsciente y lo inconsciente.
Es justamente a esta supresión de la selección voluntaria de los
contenidos que pasan por la mente que se refiere la palabra “libre”, ya
que el sustento de Freud es el conocimiento de la concatenación asocia-
tiva de los contenidos mentales. Una idea siempre remite a un elemento
que remite a otros elementos consciente o inconscientemente, descu-
briéndose series asociativas que se van asignando con distintos térmi-
nos: línea, hilo, encadenamiento, tren, etc. Estas líneas se entremezclan
formando redes en las que se encuentran puntos nodales.
Estas asociaciones responden a una compleja asociación de la memoria
que se piensan como una diversidad de archivos con diferentes criterios
de estratificación los cuales pueden ser consultados por diferentes vías
(orden cronológico, por materias, etc.). Esta organización implica que la
representación de un mismo acontecimiento pueda encontrarse en el
interior de uno o de varios sistemas mnémicos.
Huellas en diversas estratificaciones, transcripciones entre ins-
tancias, recuerdos a los que se pretende llegar por vías de la asociación
libre.
“Lo que cae en la mente”, es decir, lo que viene a la cabeza. Es una aso-
ciación libre de censura. Consiste en llevar a la conciencia los recuerdos
traumáticos. Freud dice:
“Quedó estructurada la consecuencia de esta técnica (método)
actual, del cual prescindimos de una orientación fija hacia un factor o un
problema determinado, nos contentamos con estudiar la superficie psí-
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quica del paciente y utilizamos la interpretación para descubrir las re-
sistencias que en ella emergen y comunicándoselas al analizado. Se es-
tablece entonces una nueva división del trabajo. El médico revela al en-
fermo resistencias que él mismo desconoce, y una vez vencidas éstas, el
sujeto relata sin esfuerzo alguno las situaciones y relaciones olvidadas.
El fin de esta técnica ha permanecido siendo el mismo: descriptiva-
mente, la supresión de las lagunas del recuerdo; dinámicamente, el ven-
cimiento de las resistencias de la represión”.
Lo fenomenológico: es lo descriptivo.
Lo metapsicológico: es lo dinámico.
El material no está en la conciencia, está retenido en otro espacio psí-
quico (lo inconsciente). Porque forma parte del material psíquico es que
los pacientes al recibir una comunicación o interpretación al respecto
digan esto “eso siempre lo supe, solo que no me detuve a pensar”. De
esta manera se establecen asociaciones y el paciente puede recordar lo
que había olvidado, ya que el olvido está ligado a la represión como de-
fensa. De esto se trata el olvido, de mantener alejado de la conciencia
determinados recuerdos.
Los olvidos conducen al extravío de un material de la conscien-
cia pero que puede encontrarse –si se sabe buscar- en otro espacio psí-
quico: lo inconsciente. “El olvido está lleno de memorias”.
Tenemos el olvido por pérdida de material significado, inscripto, guar-
dado: demencial.
El olvido por represión, que es el cotidiano, sin pérdida ni por demencia.
Queda olvidado porque reprime y cada vez que olvidamos sustraemos
un material de la consciencia que, por algo será.
Freud nos refiere a otro tipo de olvido que es el de los recuerdos
encubridores. Por la estructura del aparto psíquico “todo recuerdo es
encubridor”. También se conservaban recuerdos aparentemente insig-
nificantes –escenas que no son relevantes-, están muy emparentados

con la sexualidad infantil. Estos recuerdos presentan algunas caracte-
rísticas fundamentales: la nitidez e intensidad perceptiva, en contraste
con la trivialidad del contenido. Esta trivialidad es la que sorprende al
propio sujeto de por qué supervive el recuerdo. Esto remite a fantasías
sexuales inconsciente.
Este recuerdo tiene el mismo formato metapsicológico que el síntoma.
En sentido estricto implica una formación de compromiso, una forma-
ción intersistémica.
Los recuerdos encubridores constituyen una formación de compromiso
entre lo reprimido y la defensa. Ocultan experiencias sexuales infantiles
reprimidas o fantasías relativas a ellas. Por tanto, el motivo de su pre-
sencia se comprende recién cuando se encuentra el material reprimido.
Esa “trivialidad” que nos sorprende no es tan así.
El mecanismo psíquico que predomina en la construcción de estos re-
cuerdos es el desplazamiento. El recuerdo encubridor contiene no solo
algunos elementos esenciales de la vida infantil, sino verdaderamente
todo lo esencial. Solo es necesario dilucidarlo. Representan los años ol-
vidados de la infancia. Debe recordarse la amnesia infantil.
“El olvido queda nuevamente restringido por la existencia de re-
cuerdos encubridores. En algunos casos la amnesia infantil es total-
mente compensada por estos recuerdos encubridores. En éstos no se
conserva únicamente una parte de nuestra vida infantil, sino todo lo que
en ella tuvo importancia esencial. En realidad, constituyen una repre-
sentación tan suficiente de los años infantiles olvidados, como el conte-
nido manifiesto del sueño lo es de las ideas oníricas latentes”.
REPETIR:
Hay Sujetos que no reproducen el material como recuerdo sino
como acto. Llevan a la acción. “...podemos decir que el analizado no re-
cuerda nada de lo olvidado o reprimido, sino que “lo vive de nuevo”. No
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lo reproduce como recuerdo, sino como acto; lo “repite” sin saber, natu-
ralmente, que lo repite.
El analizado no recuerda haberse mostrado rebelde a la autoridad del
padre, sino que se conduce en esa forma con respecto al médico (trans-
ferencia), por ejemplo.
Repetir parece ser una manera especial de recordar del Sujeto
psíquico. Hay una relación entre la repetición y la transferencia; y la re-
petición con la resistencia.
Respecto a la transferencia y su relación con la repetición: no es más
que una repetición del pasado olvidado.
Respecto a la resistencia y su relación con la repetición: cuanto más in-
tensa es la resistencia, más intensamente quedará sustituido el re-
cuerdo por la acción (más resistencia – menos recuerdo).
“Es de interés, en primer término, la relación de relación de esta
repetición obsesiva con la transferencia y la resistencia. No tardamos
en advertir que la transferencia no es por sí mismo más que una repeti-
ción y la repetición, la transferencia del pretérito olvidado, pero no sólo
sobre el médico, sino sobre todos los demás sectores… Tampoco resulta
difícil reconocer la participación en la resistencia. Cuanto más intensa
es ésta, más ampliamente quedará sustituido el recuerdo por la acción
de la repetición”.
“Cuando la cura comienza bajo el patrocinio de una transferen-
cia positiva no muy acentuada, nos permite penetrar al principio, pro-
fundamente en los recuerdos, y hasta los síntomas patológicos perma-
necen acallados mientras tanto. Pero cuando en el curso ulterior del
análisis se hace hostil o muy intensa la transferencia, el recuerdo queda
sustituido en el acto por la repetición, y a partir de ese momento, las
resistencias van marcando la sucesión de las repeticiones. El enfermo
extrae del arsenal del pasado las armas con las cuales se defiende contra

la continuación de la cura y de las cuales hemos de ir despojándonos
poco a poco”.
La pregunta es: ¿qué es lo que repite el analizado? “Vamos a ver ahora
qué es realmente lo que repite. Repite todo lo que se ha incorporado ya
a su ser partiendo de las fuentes de lo reprimido: sus inhibiciones, sus
tendencias inutilizadas y sus rasgos de carácter patológico… la enfer-
medad del analizado no puede cesar con el comienzo del análisis y que
no debemos tratarla como un hecho histórico, sino como una potencia
actual. Poco a poco vamos atrayendo a nosotros cada uno de los elemen-
tos de esta enfermedad y haciéndolos entrar en el campo de acción de
la cura, y mientras el enfermo los va viviendo como algo real, vamos no-
sotros practicando en ellos nuestra labor terapéutica, consistente, sobre
todo, en la referencia del pasado (en la historia)”.
“la repetición en el tratamiento analítico supone evocar un trozo
de vida real, y, por tanto, no puede ser innocua en todos los casos. A este
punto viene a enlazarse todo el problema de la “agravación durante al
cura”, inevitable a veces. La iniciación del tratamiento trae ya consigo
una modificación de la actitud consciente del enfermo ante su enferme-
dad”.
“otro peligro es el de que en el curso de la cura lleguen también
a ser reproducidos nuevas pulsiones situadas en estrados más profun-
dos, que no habían emergido aún. Aquellos actos que el paciente ejecuta
fuera del campo de acción de la transferencia pueden acarrearle daños
pasajeros e incluso ser elegidos de manera que anulen por completo el
valor de la salud que el tratamiento tiende a restablecer.
Su fin continúa siendo, como en un principio, la evocación del
recuerdo, la reproducción en el terreno psíquico, aunque sabe muy bien
que no ha de ser posible conseguirlo por medio de la nueva técnica. Se
dispondrá a iniciar con el paciente una continua lucha por mantener en
el terreno psíquico todos los impulsos que aquél quisiera derivar hacia
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la motilidad, y considera cómo un gran triunfo de la cura conseguir de-
rivar por medio del recuerdo algo que el sujeto tendía a derivar por me-
dio del acto”.
Significa que se trataría nuestro esfuerzo de convertir la repeti-
ción en recuerdo vía de “elaboración psíquica”. Freud propone que du-
rante la acción del tratamiento no realice –el analizado- ninguna acción
de la cual puede arrepentirse o que no esté preparado para ello. Por ra-
zón de que los tratamientos actualmente son largos lo que podemos
proponer al analizado es la invitación a pensar y/o reflexionar acerca
de esta “necesidad” de tomar decisiones.
“La mejor manera de refrenar la compulsión repetidora del en-
fermo y convertirla en un motivo de recordar la tenemos en el manejo
de la transferencia. Reconociendo en cierto modo sus derechos y deján-
dola actuar libremente en un sector determinado, conseguimos hacerla
inofensiva y hasta útil… la transferencia es un campo en el que puede
desarrollarse con libertad casi completa y en el que cumplirá la función
de hacer surgir ante nuestros ojos todas las pulsiones patógenas ocultas
en la vida anímica del analizado. Cuando el paciente nos presta una mí-
nima cooperación, consiste en respetar las condiciones de existencia del
tratamiento, conseguimos siempre dar a todos los síntomas de la enfer-
medad una nueva significación basada en la transferencia y sustituir su
neurosis vulgar por una neurosis de transferencia, de la cual puede ser
curado por la labor terapéutica. La transferencia crea en sí una zona in-
termedia entre la enfermedad y la vida, y a través de esta zona va te-
niendo efecto la transición desde la primera a la segunda (enfermedad
– vida). El nuevo estado ha acogido todos los caracteres de la enferme-
dad, pero constituye una enfermedad artificial, asequible por todos la-
dos a nuestra intervención”.

ELABORACIÓN:
“El vencimiento de las resistencias se inicia revelando el médico
al analizado la existencia y condición de las mismas, ignorada siempre
por el Sujeto. (Por tal revelación)… la cura parece haber quedado estan-
cada. No siempre es así. En realidad, la cura seguía su camino. Lo único
que sucedía es que el médico había olvidado que la revelación de la re-
sistencia no puede tener por consecuencia inmediata su desaparición.
Ha de dejarse tiempo al enfermo para abandonar en la resistencia, hasta
entonces desconocida para él, elaborarla y dominarla, continuando, a su
pesar, el tratamiento conforma a la regla analítica fundamental. Solo al
culminar esta labor llegamos a descubrir, en colaboración con el anali-
zado, las pulsiones reprimidas que alimentaban la resistencia.
En la práctica esta elaboración de las resistencia puede consti-
tuir una penosa labor para el analizado y una dura prueba para la pa-
ciencia del médico”.
¿Qué es la elaboración que perseguimos en la clínica? Tiene que
ver con la descarga, al monto de cantidades de energía, la catarsis, la
abreacción. Pero también se refiere, a la ligadura, la retranscripción, a
la relectura de contenido.
En esto de la RECORDAR debemos decir que “no todo se re-
cuerda debido a que muchas de las experiencias y vivencias pertenecen
a la represión originaria”. Cuando no hay evocación de recuerdos es po-
sible tratar de que el paciente reflexione por qué no puede acceder a
esos recuerdos. Hay factores que, cuando no hay recuerdos suponemos
represión. El olvido es producido por la represión, como ya vimos. ¿Por
qué olvido?, porque reprimo.
Olvido por represión – recuerdo por levantamiento de la represión
Vrs. repetición
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ELABORACIÓN PSÍQUICA
A) Término utilizado por Freud para designar, en diversos contextos, el
trabajo realizado por el aparato psíquico con vistas a controlar las exci-
taciones que le llegan y cuya acumulación ofrece el peligro de resultar
patógena. Este trabajo consiste en integrar las excitaciones en el psi-
quismo y establecer entre ellas conexiones asociativas.
B) La palabra elaboración se utiliza a menudo por los traductores como
equivalente del alemán Durcharbeiten o del inglés working through. En
esta acepción preferimos el término trabajo elaborativo.
La misma palabra Arbeit (trabajo) se encuentra en varias expresiones
de Freud, como Traumarbeit (trabajo del sueño), Trauerarbeít (trabajo
del duelo), Durcharbeiten (trabajo elaborativo), y en diferentes térmi-
nos como Verarbeitung, Bearbeitung, Ausarbeitung, Aufarbeitung, tra-
ducidos por elaboración. Hay aquí una utilización original de la noción
de trabajo, aplicado a operaciones intrapsíquicas. Éste se comprende si
se relaciona con la concepción freudiana de un aparato psíquico que
transforma y transmite la energía que recibe, definiéndose la pulsión,
desde este punto de vista, como «cantidad de trabajo exigido al psi-
quismo».
En sentido muy amplio, elaboración psíquica podría designar el con-
junto de las operaciones de este aparato; pero el uso que hace Freud de
esta expresión parece más específico: la elaboración psíquica consiste
en una transformación de la cantidad de energía, que permite contro-
larla, derivándola o ligándola.
Freud y Breuer encontraron este término en Charcot, quien, refirién-
dose al paciente histérico, hablaba de un período de elaboración psí-
quica entre el traumatismo y la aparición de los síntomas. Pero, al reco-
ger este término en su teoría de la histeria, desde el punto de vista de la
etiología y de la cura, Breuer y Freud lo hacen desde otra perspectiva.
Normalmente el efecto traumático de un acontecimiento se liquida, bien

por abreacción, bien por integración «en el gran complejo de las asocia-
ciones», que ejerce así una acción correctora. En el histérico, diversas
condiciones (véase: Histeria hipnoide; Histeria de defensa) impiden tal
liquidación; no existe elaboración asociativa (Verarbeitung): el re-
cuerdo del trauma persiste en estado de «grupo psíquico separado». La
eficacia de la cura proviene del establecimiento de conexiones asociati-
vas que permiten la liquidación progresiva del trauma (véase: Catarsis).
Igualmente se utiliza el término «elaboración» en la teoría de las neuro-
sis actuales: la ausencia de elaboración psíquica de la tensión sexual so-
mática conduce a la derivación directa de ésta en síntomas. El meca-
nismo se asemeja al de la histeria, pero el defecto de elaboración es más
radical: «la tensión sexual se transforma en angustia en todos aquellos
casos en que, a pesar de producirse con intensidad, no experimenta la
elaboración psíquica que la transformaría en afecto».
En Introducción al narcisismo (Zur Einführung des Narzissmus, 1914)
Freud prosigue y desarrolla la idea de que la ausencia o las insuficien-
cias de elaboración psíquicas son las que, provocando un estancamiento
de la libido, se hallan, según diversas modalidades, en el origen de la
neurosis y de la psicosis.
Relacionando los empleos que hace Freud del concepto de elaboración
psíquica en la teoría de la histeria y en la de las neurosis actuales, po-
dríamos distinguir dos aspectos: 1°, la transformación de la cantidad fí-
sica en cualidad psíquica; 2°, el establecimiento de vías asociativas que
supone como condición previa esta transformación.
Tal distinción es sugerida también en Introducción al narcisismo, donde
Freud sitúa en la raíz de toda psiconeurosis una neurosis actual, admi-
tiendo, por consiguiente, dos estadios sucesivos del estancamiento de
la libido y de la elaboración psíquica.
Así, pues, la noción de elaboración permitiría articular el registro eco-
nómico con el registro simbólico del freudismo. Para la discusión de
este problema, remitimos al lector a nuestro comentario del artículo:
Ligazón (Bindung).
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Hagamos observar, finalmente, que se impone un paralelismo entre ela-
boración y trabajo elaborativo: existe una analogía entre el trabajo de la
cura y el modo de funcionamiento espontáneo del aparato psíquico.
ELABORACIÓN SECUNDARIA
= Al: sekundáre Bearbeitung. — Fr.: élaboration secondaire. — Ing.: se-
condary revisión (o
élaboration). — It.: elaborazione secondaria. — Por.: elaboragáo secun-
daria.
Recomposición del sueño destinada a presentarlo en forma de un guion
relativamente coherente y comprensible.
Substraer al sueño su apariencia de absurdidad e incoherencia, cubrir
las lagunas, efectuar una recomposición parcial o total de sus elemen-
tos, mediante selección y añadiduras, intentar crear algo parecido a un
sueño diurno (Tagtraum), en esto consiste esencialmente lo que Freud
llamó elaboración secundaria o también «consideración de la re-pre-
sentabilidad» (Rücksicht auf V erstandlichkeit).
Constituye, como su nombre (Bearbeitung) indica, un segundo tiempo
del trabajo (Arbeit) del sueño; actúa, por consiguiente, sobre los pro-
ductos ya elaborados por los restantes mecanismos (condensación, des-
plazamiento, representabilidad). Con todo, Freud considera que esta
elaboración secundaria no se ejerce sobre formaciones que recompon-
dría con posterioridad; por el contrario «ejerce desde el principio [...]
una influencia inductora y selectiva sobre la materia de los pensamien-
tos del sueño». Esto hace que el trabajo del sueño utilice de preferencia
ensueños ya construidos (véase: Fantasía).
Siendo la elaboración secundaria un efecto de la censura (de la cual dice
Freud a este respecto que no tiene sólo una función negativa, sino que
puede producir añadiduras), actuará sobre todo cuando el sujeto dur-
miente se aproxima al estado de vigilia y a fortiori cuando narra su
sueño. Pero, de hecho, coexiste en cada momento del sueño.

En Tótem y tabú {Tótem und Tabú, 1912), Freud relaciona la elabora-
ción secundaria con la formación de ciertos sistemas de pensamiento.
«Es inherente al ser humano una función intelectual que exige, de todos
los materiales que se presentan a nuestra percepción o a nuestro pen-
samiento, unificación, coherencia e inteligibilidad; y no teme establecer
relaciones inexactas cuando, por ciertas circunstancias, es incapaz de
captar las relaciones correctas. Conocemos algunos sistemas caracterís-
ticos, no solamente del sueño, sino también de las fobias, el pensa-
miento obsesivo y las diferentes formas del delirio. En las enfermedades
delirantes (la paranoia), el sistema es lo más manifiesto, domina el cua-
dro morboso, pero no debe ser pasado por alto en las restantes formas
de psiconeurosis. En todos estos casos, puede mostrarse que se ha efec-
tuado una recomposición del material psíquico en función de un nuevo
fin, recomposición que a menudo es básicamente forzada, pero que re-
sulta comprensible si nos situamos en el punto de vista del sistema». En
este sentido la elaboración secundaria puede relacionarse con la racio-
nalización*.
Concepto de elaboración psíquica (diccionario); Transformar la canti-
dad en cualidad psíquica (placer o displacer), y establecer vías asociati-
vas.
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“MAS ALLÁ
DEL PRINCIPIO DEL PLACER”
1920 es un año muy importante, llamado “el giro del ‘20”, por-
que al introducirse el dualismo pulsional produce cambios en la textura
de la teoría psicoanalítica. Pulsión de vida (Eros), Pulsión de muerte
(Tánatos).
¿Cómo podemos identificar estas dos pulsiones? En esta se-
gunda división está hablando de “modos de trabajo” el cual no contra-
dice sino que se aplica al modo de trabajo del Aparato Psíquico.
La PULSIÓN DE VIDA consiste en la ligadura la representación a
su investidura libidinal, a otras representaciones, crear asociaciones,
crear pensamientos. La pulsión de vida está de la mano de la pulsión
vital (auto-conservación) y la pulsión sexual.
Mientras que la PULSIÓN DE MUERTE, trata la desligadura.
Mayor PV cuando se favorece la ligadura; PM cuando hayamos procesos
de desligadura, desinvestidura, las descargas libres o desbordes pulsio-
nales, desmezcla pulsional. Todo lo que tiene un tramo corto, descarga
inmediata, sin rodeo, está más cercano a la pulsión de muerte; lo in-
verso: mayor cantidad de redes, representaciones, ligamen, etc., pulsión
de vida.
APARTADO I:
“En la teoría psicoanalítica suponemos que el curso de los pro-
cesos anímicos es regulado automáticamente por el Principio del Pla-
cer; esto es, creemos que dicho curso tiene su origen en una tensión dis-
placiente y emprende luego una dirección tal, que su último resultado
coincide con una minoración de dicha tensión y, por lo tanto, con un
ahorro de displacer a una producción de placer”.

Entendemos que el AP actúa en función de la prosecución del
Placer y la evitación del displacer. Lo que nos ocurra displacentera será
tratar de elaborarlo en automático. En el análisis esa elaboración se de-
tuvo porque estamos en el área de lo traumático.
“Hemos resuelto relacionar el placer y el displacer con la canti-
dad de excitación existente en la vida anímica, excitación no ligada a fac-
tor alguno determinado, correspondiendo el displacer a una elevación
y el placer a una disminución de tal cantidad”.
“Los hechos que nos han movido a opinar que la vida psíquica
es regida por el Principio del Placer hallan también su expresión en la
hipótesis de que una de las tendencias del aparato anímico es la de con-
servar lo más baja posible o, por lo menos, constante la cantidad de ex-
citación en él existente. Esta hipótesis viene a expresar en una forma
distinta la misma cosa, pues si la labor del aparato anímico se dirige a
mantener baja la cantidad de excitación, todo lo apropiado para elevarla
tiene que ser sentido como antifuncional; esto es, como displaciente. El
Principio del Placer se deriva del Principio de Constancia, el cual, en
realidad, fue deducido de los mismos hechos que lo obligaron a la acep-
tación del primero”.
Es decir, una tendencia de la tendencia a la homeostasis. Lo más bajo
para que puedan ser desarrolladas las funciones psíquicas. “La tenden-
cia del aparato psíquico cae, como un caso especial, dentro del Principio
de la “tendencia a la estabilidad” (constancia), con lo cual condicen las
sensaciones de placer y displacer.
En 1920 Freud descubre la pulsión de muerte. Es inexacto ha-
blar de un dominio del Principio del Placer sobre el curso de los proce-
sos anímicos. Si tal dominio existiese la mayor parte de nuestros proce-
sos psíquicos tendría que presentarse acompañada de placer o conducir
a él., lo cual queda enérgicamente contradicho por la experiencia gene-
ral. Existe, lamentablemente, en el alma fuerte tendencia al Principio del
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Placer; pero a esta tendencia se oponen, en cambio, otras fuerzas o es-
tados determinados, y de tal manera, que el resultado final no puede
corresponder siempre a ella”.
¿Cuáles pueden ser estas fuentes de displacer?
1ra fuente: el aparato primario funciona en aras del Principio del Placer
sin regulación del Principio de Realidad (2509 *1).
Son los procesos secundarios los que proponen la posibilidad de demo-
rar (en la búsqueda del objeto adecuado) la acción para poder descar-
gar en identidad de pensamiento. El proceso primario ligado a lo Icc, los
primeros trazos del recorrido mental tienen como proceso la descarga
automática.
El bebé cuando llora alucina con la teta. Sin embargo en la alucinación
no hay satisfacción, por lo tanto, ingresando al proceso secundario, el
Principio de Realidad “demora” la satisfacción en la búsqueda del objeto
adecuado. No es el chupete sino la teta quien inicialmente otorgó satis-
facción a la necesidad de auto-conservación de la alimentación. Busca
en los trazos experienciales cual es el objeto adecuado.
El Principio de Realidad pospone la satisfacción pero al servicio del
Principio del Placer. Se busca el encuentro con la realidad no lo alucina-
torio.
Una fuente del displacer que Freud encuentra son las demoras,
los rodeos, aguantar la tensión hasta encontrar el momento o el objeto
adecuado a la descarga.
2da fuente: (2509 *2)
-----------------------
“No todas nuestras sensaciones de displacer… (2509 párrafo final).
Nos sigue hablando que el displacer que podemos sentir no implica el
“no reino” del PP, sino que para llegar al placer en un aparato ya consti-
tuido hay ciertas demoras que tienen que ver con el PR que inciden en

el placer, pero que los adultos deben tener. En la adultez cuando surge
la ansiedad.
3ra fuente: está ligada a un peligro exterior. (2510 *3). Es decir, las neu-
rosis traumáticas, en particular los sueños traumáticos.
APARTADO II:
(2510) = Neurosis traumática, resultado de fuertes conmocio-
nes externas. Descarta de esta manera que las acciones mecánicas pro-
ducidas por estas incidían en que tal manifestación respondiera a una
lesión del sistema nervioso.
Los síntomas de la neurosis traumática los relaciona con los de
la histeria, en un sentido. Y con la melancolía e hipocondría en otros
sentido.
Freud dice que las neurosis traumáticas tienen un parecido con la his-
teria en el punto de que hay grandes descargas motrices. Se refiere al
gran ataque histérico.
En el sufrimiento subjetivo en cómo se encuentra el sujeto frente a las
elaboraciones más bien se parece a la melancolía e hipocondría.
Desde el punto de vista económico del aparato hay energía que des-
borda en forma motriz (acciones histeriformes). Mientras que el sufri-
miento subjetivamente, lo compara más cerca de lo “no simbolizado”,
retorna perceptivamente.
“En la neurosis traumática corriente resaltan dos rasgos: 1- el
hecho de que el factor capital de la motivación parece ser la sorpresa, el
sobresalto o susto experimentado; 2- que una contusión o herida reci-
bida simultáneamente actúa en contra de la formación de la neurosis”.
Hace una diferencia entre: MIEDO, TERROR (SUSTO) ANGUS-
TIA.
ANGUSTIA: (2510 *1) “La angustia constituye un estado semejante a la
expectación del peligro y preparación para el mismo, aunque nos sea
desconocido”.
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Está refiriéndose a lo que denominamos en la Clínica “angustia señal”,
el sentimiento de congoja respecto a un peligro. Aunque no se sepa de
qué se trata, el hecho de tener un sentimiento (congoja, tristeza, etc.) da
cuenta de una inscripción experiencial. Supone una simbolización trau-
mática por la cual el sujeto (el Yo) entiende que hay un peligro.
Hay un peligro inscripto, simbolizado.
MIEDO: “El miedo reclama un objeto determinado que nos lo inspire”.
Es algo determinado, no difuso. Ej.: un animal, una persona, una situa-
ción “x”.
SUSTO o TERROR: “Constituye aquel estado que nos invade brusca-
mente cuando se nos presenta un peligro que no esperamos y para el
que no estamos preparados; acentúa el factor sorpresa”.
Es más físico, más del organismo. No tiene tanta representación
mental. Podemos ligar:
SUSTO más ligado a la ANGUSTIA PANICOSA
MIEDO más ligado a la ANGUSTIA SEÑAL
En la clínica el paciente puede decir: “tengo miedo”, y escucha-
mos su conformación metapsicológica para saber si es o no lo es. Si no
hay un objeto directo que lo provoque, si hay más bien expectación
puesta en el cuerpo, escuchamos, aunque el paciente diga “miedo” escu-
chamos “susto” y despejamos una textura metapsicológica que señala la
falla en la simbolización del “acontecimiento/causa”. Una suerte de falta
de mentalización ya que está descargando la energía en el organismo y
no en la mente.
Si se descubre que se trata de angustia señal estamos en un te-
rreno de mentalización mayor que permite analizarlo siguiendo la línea
de la simbolización de los significantes que despejaremos a partir de la
asociación libre, ya que si es un sentimiento estamos en el territorio de
un afecto ligado a representaciones. Esta es la angustia que deviene post
represión en el sentido de un acontecimiento sepultado en lo Icc que

produjo ramificaciones que iremos explorando desde la asociación li-
bre.
Por eso Freud termina el párrafo diciendo: “No creo que la angustia
pueda producir una neurosis traumática; en ella hay algo que protege
contra el susto y, por tanto, también contra la neurosis de sobresalto (o
neurosis de terror)”.
Los sueños traumáticos. El sueño tiene una gran importancia en
el análisis freudiano.
A la clínica freudiana le importa desde dos aspectos:
o Desde el simbolismo, razón por la cual los interpretamos. El
sueño es una vía regia de acceso a lo Icc.
o Desde el funcionamiento del aparato: si alguien duerme o no
duerme; sueña o no sueña; es una forma de ver cómo está fun-
cionando su psiquismo.
Previo a la psicosis suele haber sueño pertinaz, es decir, insomnio. In-
vestigar por qué razón se altera el sueño.
Es el proceso que requiere de una regresión de levantamiento de la cen-
sura colocada en la vigilia (las 2 censuras), están cerradas las puertas
de la motilidad, el camino regresivo hacia las inscripciones más ligadas
a la imagen, al percepto, las provocadas en el sueño.
Para ello deben estar establecidas ciertas condiciones del estableci-
miento y desestablecimiento de la censura que no todo Aparato soporta.
El sueño es elaborativo, realizador de deseos. No es infrecuente
que cuando algo aparece en la realidad dentro del trabajo analítico y va
al sueño significa que va bien porque aparece en la mente.
2510 – El estudio del sueño…
En el sueño traumático se repite el trauma. Reconduce al enfermo una
y otra vez a la condición de su accidente y despierta con nuevo terror,
está fijado al trauma (exceso, displacer, desde el punto de vista de la
economía del aparato es un exceso de energía, de carga que impide la
elaboración psíquica).
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Muestran una caída de la consecución del placer.
La repetición de lo traumático y desagradable lo lleva a Freud a
pensar en el juego infantil.
Analiza el juego de su nieto con el carretel. Coloca en escena lo displa-
ciente, la partida de la mamá. Hipótesis: el juego como dominio de las
situaciones displaciente. De sujeto abandonado a sujeto expulsa. De su-
jeto pasivo, abandonado por la madre, a sujeto activo expulsando a la
madre.
El juego permite la descarga (abreacción, como en la catarsis) la abre-
acción de las excitaciones. 2512 *1
En los sueños y el juego de los niños se nos ofrece una muestra de las
vivencias displacientes del fracaso del modo de funcionamiento del apa-
rato mental que es ir en busca del placer.
APARTADO III:
En este apartado vamos directamente a la REPETICIÓN: COM-
PULCIÓN A LA REPETICIÓN.
El modelo de repetición de 1914 está ligada a la transferencia. 2514 I
Freud se pregunta más por la génesis de la repetición, más que por sus
características.
Sitúa la evolución del método y que no todo lo reprimido se puede re-
cordar; hay memorias sin recuerdos que conducen a la acción. Hay me-
morias con recuerdo y sin recuerdo. 2514 II
2514 III Las resistencias no provienen de lo Icc (modificado más
adelante), y que las resistencias provienen del Yo (1920) y lo reprimido
no presenta resistencia alguna en la labor de la cura sino que quiere
abrirse paso hasta la conciencia. La resistencia procede en la cura de los
mismos estratos y sistemas superiores de la vida psíquica que llevó a
cabo anteriormente la represión. La resistencia del analizado parte de
lo Icc del Yo.
La compulsión de la repetición proviene de lo reprimido Icc.

2515 IV - Freud coloca la resistencia del Yo cc y Prcc al servicio del PP.
El Yo quiere ahorra el displacer que sería causado por la liberación de
lo reprimido. Nuestra misión será la admisión de tal displacer haciendo
una llamada al PR.
Se pregunta cuál es la relación entre el PP y la compulsión a la
repetición. La obsesión de repetición lo que hace vivir de nuevo tienen
que producir disgusto al Yo, pues saca a la superficie funciones u opera-
ciones de los sentimientos reprimidos: mas este es un displacer que no
contradice al PP: displacer para un sistema y al mismo tiempo placer
para otro.
Al situar la transferencia como una repetición, repite en el
vínculo con el analista lo que quedó escrito en el Edipo, en sus ramifica-
ciones, en las significaciones provenientes de las experiencias sexuales
infantiles, y que al cabo de establecerse una neurosis de transferencia,
la batalla se dará en ese escenario, ahí se jugarán las conflictivas subje-
tivas.
2515 V – La primera flor de la vida sexual infantil…
Si todo anduvo medianamente bien en el desarrollo de la sexualidad in-
fantil, las mociones incestuosas fueron prohibidas y sucumbieron. Son
también una fuente Icc de frustración. En la transferencia los neuróticos
repetimos todas estas situaciones dolorosas reavivándolas en el ana-
lista.
También se reviven la ingratitud, lo que no fue completo, lo no reali-
zado.
La relación entre la compulsión de repetición y satisfacción pul-
sional placentera directa parecen entrelazarse en íntima comunidad.
Significa que Freud relaciona la compulsión de repetición con la satis-
facción primaria, la descarga inmediata, primeros trazos, lo infantil.
Podemos ver que la compulsión a la repetición tiene que ver con aquello
que no quedó resuelto en la infancia.
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2516 VI - Freud dice que a los neuróticos les pasa lo recientemente ana-
lizado; pero a los “no neuróticos” donde se puede ver esta manifestación
de la compulsión a la repetición.
Neuróticos, se refiere a un modo de trabajo del Aparato Psíquico de pre-
dominio represivo; o neurosis en sentido clínico cuando hay síntoma.
Los no neuróticos son aquellos que no presentan síntomas. Estos son
los que tienen neurosis de destino.
¿Cuáles son las neurosis de destino? Son aquellas personas que en la
vida se le repiten situaciones sufrientes. Lo que llama la atención es
cuando el sujeto tiene una actitud pasiva, es decir, que no va en busca
de las situaciones. En el caso del ejemplo dado por Freud de la mujer
que veló a sus tres maridos cabe la pregunta de ¿cómo fue que eligió a
sus maridos para que en las tres ocasiones tenga que pasar por la misma
experiencia de viudez? Sin síntomas presentan una compulsión a la re-
petición casi estructural.
2517 – en la observación del destino de los hombres…
En lo anímico existiría una compulsión de repetición que es anterior al
establecimiento de las vías de placer. Las vías de placer, en la constitu-
ción de aparato aparecían después. Primero se repite. Cuando hay un
exceso de cantidad se repite para descargar, para abreaccionar y una
vez que se descargue en forma suficiente poner al aparato en condicio-
nes de elaboración.
2517 – Queda suficiente… el PP al que se sustituye (en los sueños trau-
máticos, en el juego infantil, en toda ocasión de fracaso de placer).
La compulsión a la repetición está ligada a la pulsión de muerte.
¿Cuál sería el ligamen entre ambas?
La pulsión de vida trabaja generando ligámenes, ligando representa-
ción-investidura libidinal, generando redes asociativas, trazos menta-
les, significados, la simbolización a partir de la represión originaria.
Vemos operar un crecimiento de redes representacionales.
Pulsión de muerte es todo lo contrario. La principal es la desinvestidura,
satisfacción primaria inmediata.

Como es “compulsión” descarga en lo inmediato. La compulsión es des-
carga directa e inmediata, es más primitiva.
El placer lo dejamos para los niveles de carga, mientras que sa-
tisfacción de la pulsión no está relacionado estrictamente con el placer.
La compulsión de repetición y la satisfacción pulsional directa parecen
entrelazarse en íntima comunidad. Hay algo que es anterior al PP que
es la pulsionalidad y la satisfacción pulsional directa, anterior a las vías
de consecución del placer.
Cuando hay una compulsión oral o la que fuera, clínica, hay que estable-
cer las vías del placer y armar el circuito pulsional con rodeos, por la vía
de elaborar los traumatismos ligados que dejaron sin armazón, sin re-
corrido.
Lo que está en juego es el concepto de ligadura.
Construcciones en Psicoanálisis
No todo se recuerda, hay memorias sin recuerdos. En este texto
comienza hablando de un científico que hizo una crítica al psicoanálisis.
Es sobre la posición de los analistas respecto a la posición de los analis-
tas sobre las respuestas que los pacientes dan. Si en la interpretación o
intervención el paciente dice “si”, entonces la intervención es adecuada;
en el caso de que el paciente diga “no”, entonces se trata de una resis-
tencia.
Este posicionamiento le hace decir al científico que los analistas nos
comportamos: “si es cara gano yo, si es cruz tu pierdes”. Esto expresaría
la idea de que el analista siempre tendría razón.
En este texto Freud se dedica a explicar las formas que los ana-
listas tenemos para validar nuestro trabajo. Este artículo debate sobre
alunas cuestiones que son clínicamente muy importantes.
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“Es cosa sabida que el trabajo analítico aspira a inducir al pa-
ciente a que abandone sus represiones que pertenecen a la primera
época de su evolución, y a reemplazarlas por reacciones de una calase
que corresponderían a un estado de madurez psíquica” (I).
Abandonar represiones del pasado, de la primera época de su
evolución y ser reemplazados… es, llegar a las experiencias que fueron
reprimidas en vista de ser re elaboradas con las capacidades que el su-
jeto psíquico tiene en el momento del análisis.
Significa que las cosas se vivieron pero las interpretaciones esponta-
neas del sujeto psíquico que tuvo en el momento de la experiencia (con
5 años, por ejemplo) no será la misma elaboración que en el momento
de la consulta (con 40 años, por ejemplo).
Llegar a esas experiencias que fueron reprimidas en vista de ser re ela-
boradas.
Luego de esto Freud se pregunta: “¿qué clase de material pone a nuestra
disposición del cual podamos hacer uso para ponerle en el camino de
recobrar los recuerdos perdidos? Toda clase de cosas. Nos da fragmen-
tos de sus recuerdos en sus sueños. También, si se entrega a la “asocia-
ción libre”, produce ideas, en las que podemos descubrir alusiones a las
experiencias reprimidas y derivativos de los impulsos afectivos supri-
midos, lo mismo que de las reacciones contra ellos. Y finalmente existen
indicios de repeticiones de los afectos que pertenecen al material repri-
mido que se encuentran en acciones realizadas por el paciente, algunas
importantes, otras triviales, tanto dentro como fuera de la situación psi-
coanalítica”.
Esto es, si la represión secundaria consiste en separar: repre-
sentación de investidura libidinal, y como sabemos, la representación
tiene un único destino que es lo inconsciente, y en cambio la investidura
libidinal provocará el tipo de síntoma (ideas obsesivas, fobias, conver-
sión), entonces, como un derivado de los impulsos afectivos suprimidos
podemos considerar al síntoma (para poder comprender lo dicho: deri-
vativos de los impulsos afectivos suprimidos); además también nos trae

sus repeticiones: las que ejecuta en la vida y la que se produce en la
transferencia. De este material es de donde debemos extraer el mate-
rial.
Con este material, con las huellas que han quedado de las experiencias,
es decir, la historia traumática, la historia eficiente es con lo que trabaja
el analista. “De este material bruto es de donde hemos de extraer lo que
buscamos”.
“Todos sabemos que la persona que está siendo psicoanalizada
ha de ser inducida a recordar algo que ha sido experimentado por ella y
reprimido, y los determinantes dinámicos de este procesos son tan in-
teresantes que la otra parte del trabajo, la tarea realizada por el psicoa-
nalista, es rechazada a un segundo término. El analista ni ha experimen-
tado ni ha reprimido nada del material que se considera; su tarea no ha
de ser recordar algo. ¿Cuál es entonces su tarea? Su tarea es hacer surgir
lo que ha olvidado a partir de las huellas que ha dejado tras sí, o más
correctamente, construirlo. El tiempo y modo en que transmite sus
construcciones a la persona que está siendo psicoanalizada, así como
las explicaciones con las que las acompaña, constituyen el nexo entre
las dos partes del trabajo analítico, entre su propia persona y la del pa-
ciente”.
A esto agrega una técnica más –en conjunto con la interpreta-
ción- que es la construcción.
El analista hace su tarea, hace surgir lo que ha sido olvidado mediante
la construcción.
La interpretación –en los inicios del psicoanálisis -, comienza
con la interpretación de los sueños. Interpretación refiere a la deduc-
ción del sentido latente presente en el manifiesto. Esto es tanto en lo
verbal como en lo paraverbal. Se trata de encontrar, en ambos casos, el
contenido inconsciente (lo latente). la interpretación se aplica a un ma-
terial específico (sueños, actos fallidos, lapsus linguae, etc., a productos
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que por su compromiso intersistémico permiten “darles caza” al sen-
tido inconsciente o latente.
Cuando Freud introduce el concepto de construcción, también
habla de re-construcción. Y va a comparar esta técnica con el trabajo de
los arqueólogos (3366 I).
“… lo mismo hace el psicoanalista cuando deduce sus conclusio-
nes de los fragmentos de recuerdos, de las asociaciones y de la conducta
del sujeto”.
El analista, a diferencia del arqueólogo cuenta con dos ventajas:
Contamos con las repeticiones y el material no sufrió deterioro. “…el
psicoanalista trabaja en condiciones más favorables que el arqueólogo:
1- la repetición de reacciones que datan de la infancia y, 2- todo lo que
está indicado por la transferencia en conexión con estas repeticiones…
Todo lo esencial está conservado; incluso las cosas que parecen comple-
tamente olvidadas están presentes de alguna manera y en alguna parte
y han quedado meramente enterradas y hechas inaccesibles al sujeto”.
Rescata que hay dos hechos que complican al psicoanalista en
comparación con el trabajo del arqueólogo: “… uno, que los objetos psí-
quicos son incomparablemente más complicados que el material de las
excavaciones, y otro, que tenemos un insuficiente conocimiento de lo
que podemos esperar encontrar en cuanto que su estructura más fina
contiene tantas cosas que son todavía misteriosas”.
Para el analista la construcción es solo una labor preliminar.
La labor final sigue siendo levantar represiones.
En el aparato II (3367) establece la diferencia entre interpreta-
ción y construcción. Diciendo de la interpretación y de sus efectos, y que
este término se aplica a alguna cosa que una hace con algún elemento
sencillo del material, como una asociación o una parapraxia.

La construcción alude a poner frente al analizado un fragmento
de su historia anterior, que ha olvidado.
Los modos de validar la conjetura: desde el comienzo él se pre-
gunta, qué garantías tenemos de que mientras trabajamos en ellas no
cometemos errores y ponemos en peligro el éxito del tratamiento pre-
sentando alguna construcción incorrecta. Lo que él verifica es que un
error en una construcción no provoca un perjuicio sino una mera pér-
dida de tiempo. Puede no causar daño pero sí afecta la transferencia, de
alguna manera.
La forma de corregir es: cuando llega un nuevo material y es el momento
indicado –a menos que el paciente lo marque antes- para corregirlo.
¿Cómo sabemos que esta construcción fue adecuada? No es por
el “sí” ni por el “no” del paciente, sino por confirmaciones indirectas.
Son muy elocuentes y muy contundentes.
“la confirmación indirecta por las asociaciones que se ajustan al
contenido de una construcción proporciona una base para juzgar si la
construcción va a ser confirmada en el curso del análisis. Es particular-
mente notable que por medio de una parapraxis una confirmación de
esta clase se insinúa en una negación”.
“Si un análisis está dominado por poderosos factores que impo-
nen una reacción terapéutica negativa (RTN), tal como sentimiento de
culpabilidad, una necesidad masoquista de sufrimiento o repugnancia a
recibir ayuda del psicoanalista, la conducta del paciente, después de ha-
bérsele presentado una construcción hace con frecuencia muy fácil el
que lleguemos a la decisión que estábamos buscando. Si la construcción
es mala, no hay cambios en el paciente; pero si es acertada o se apro-
xima a la verdad, reacciona a ella con una inequívoca agravación de los
síntomas y de su estado general”.
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Una construcción adecuada provocará:
o Aparición de nuevos recuerdos.
o Asociaciones.
o Parapraxias.
o RTN (reacción terapéutica negativa)
La RTN corresponde a “una inequívoca agravación de los síntomas y de
su estado general”. Esto refiere a lo enseñado en “Psicoterapia de la His-
teria”, en la triple estratificación que, lo primero que se funda es el nú-
cleo patógeno, considerado por Freud como un elemento intrusivo.
Cuando se entra en la zona de la etiología de este núcleo patógeno los
síntomas se agravan hasta que se produce toda su declaración y luego,
inmediatamente, remiten.
“No pretendemos que una construcción no sea más que una conjetura
que espera examen, confirmación o rechazo”.
Un buen tratamiento sólo se ve en la realidad del paciente, es decir, que
le vaya bien, que haya remisión de síntomas, etc. Poder alcanzar un po-
sicionamiento menos superyóico, más realista.
“No pretendemos estar en lo cierto, no exigimos una aceptación de parte
del paciente ni discutimos con él si en principio lo niega. Todo se acla-
rará en el curso de los acontecimientos futuros”.
En el apartado III (3371), “El camino que empieza en la cons-
trucción del analista debería cavar en los recuerdos del paciente, pro no
siempre llega tan lejos. Con mucha frecuencia logramos que el paciente
recuerde lo que ha sido reprimido. En lugar de ello, si el análisis es lle-
vado correctamente, producimos en él una firme convicción de la ver-
dad de la construcción que logra el mismo resultado terapéutico que un
recuerdo vuelto a evocar”.

Nuestro trabajo tiene que ver con la construcción de historici-
dad. La construcción se va convirtiendo en algo que el paciente consi-
dera como verdad. No está repitiendo lo que dice el analista, sino que el
trabajo elaborativo y la verdad y lógica que aporta esta construcción
hace que se integre esta historización.
¿Qué sería la historización? En la clínica psicoanalítica vamos a la histo-
ria que hizo a la constitución del síntoma o del padecimiento que se
trate que el paciente nos trajo a la consulta; en busca de la historia efi-
ciente en el sujeto psíquico es la historia traumática. Al decir historia en
psicoanálisis no hacemos una lectura ingenua y lineal en la vida del pa-
ciente. Sino que tratamos recopilar la realidad constitutiva lo cual im-
plica prestar mucha atención a las vicisitudes y fijaciones del deseo y de
las identificaciones con un concepto basado en la temporalidad que es
la retroactividad: huellas o marcas que vamos a interpelar para que
puedan ser resignificadas. Algo del pasado que es eficiente en la actua-
lidad (por eso repite) produce modificaciones en el pasado al haber una
elaboración y por ende una resignificación.
Al Edipo como núcleo que implica el interjuego de identificaciones y di-
ferencias, de deseos, siendo el mismo una puesta en la historia. Parti-
mos de la historia oficial donde los sueños, síntomas, lapsus, etc., resul-
tan testimonios a trabajar que exceden el mero relato.
Construimos verdades historias partiendo de la historia oficial: de esas
inscripciones que el análisis posibilita elaborar y con ello construir una
historia que no es la preexistente. Recuperamos elementos nuevos para
el sujeto, postulamos nuevas causalidades que se organizan de un modo
significativamente diferente.
Laplanche: lo infantil designa una realidad efectivamente vivida, pero
trasciende el mero vivenciar de la infancia. Lo infantil es el resultado de
una elaboración fantasmal de hechos vividos, elaboración que es conse-
cuencia del procesamiento Icc.
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La historia que nos compete es la historia eficiente, traumática, de esos
hechos vividos trabajados fantasmalmente, con significación vivencial.
El concepto de historización es este, porque va de la mano de la idea de
construcción y comprobamos la modificación en el paciente y cómo éste
se va abriendo a nuevas asociaciones.
“He sido sorprendido por la manera en que en ciertos análisis la
comunicación de una construcción evidentemente acertada ha evocado
en el paciente un fenómeno extraño y al principio incomprensible. Se
les han provocado vivos recuerdo (ultraclaros) pero lo que han recor-
dado no ha sido el suceso que construía el objeto de la construcción,
sino detalles relacionados con aquel”.
Para Freud estos recuerdos ultra nítidos le resultan cuasi aluci-
natorios. Por su claridad perceptiva parecen alucinaciones solo que no
están acompañados de su creencia actual.
“El surgimiento delo reprimido, puesto en actividad por la pre-
sentación de la construcción, ha intentado llevar las huellas mnémicas
importantes a la conciencia; pero una resistencia ha logrado no, en ver-
dad, detener este movimiento, pero si desplazarlo a objetos adyacentes
de importancia menor. Estos recuerdo podrían haber sido descritos
como alucinaciones, si a su claridad se hubiera añadido una creencia en
su presencia actual”. No está hablando de la psicosis, es decir, estos son
pacientes “no psicóticos” que “alucinan”.
“Tal vez pueda ser una característica general de las alucinacio-
nes a la que hasta ahora no se ha concedido atención suficiente que en
ellas reaparezca algo experimentado en la infancia y luego olvidado –
algo que el niño ha visto u oído en una época en que apenas sabía hablar

y que ahora se fragua un camino hasta la conciencia probablemente des-
figurado y desplazado por la intervención de fuerzas que se oponen a su
retorno-.
Suponemos que alguien que alucina lo hace porque forma parte de su
material psíquico. Tiene que ver con restos de lo visto u oído no elabo-
rado, no abrochado al Icc. No pudo ser reprimido, o reprimido fallida-
mente que hace que ese material perceptivo (carta 52, primera trans-
cripción es el signo de percepción; la segunda es la Icc –representación
cosa-, y antes que sea Prcc-Cc-.
Percepción - Icc – Prcc-Cc – Motor
Freud cree lo mismo de las deluciones (delirios). Los delirios de los psi-
cóticos tienen que ver con su historia infantil. Hay un fragmento de “ver-
dad histórica”.
Freud propone: “debería abandonar el esfuerzo de convencer al pa-
ciente del error de sus delirios y de su contradicción con la realidad, y,
por el contrario, el reconocimiento de su núcleo de verdad proporcio-
naría una base común sobre la cual podría desarrollarse el trabajo tera-
péutico.
Este trabajo consistiría en liberar el fragmento de verdad histórica de
sus distorsiones y sus relaciones con el presente y hacerlo remontar al
momento del pasado al cual pertenece. La transcripción de material
desde un pasado olvidado al presente o a una expectación futura es real-
mente una ocurrencia habitual en neuróticos no menos que en psicóti-
cos”.
“los delirios de los pacientes se aparecen como los equivalentes de las cons-
trucciones que edificamos en el curso de un tratamiento psicoanalítico: in-
tentos de explicación y de curación, aunque es verdad que en las condicio-
nes de una psicosis no puedan hacer más que sustituir el fragmento de reali-
dad que está siendo negado en el presente por otro fragmento que ya fue
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rechazado en remoto pasado. Será la tarea de cada investigación individual
revelar las conexiones íntimas entre el material rechazado presente y el de
la represión primitiva. Así como nuestra construcción sólo es eficaz porque
recibe un fragmento de experiencia perdida, los delirios deben su poder de
convicción al elemento de verdad histórica que insertan en lugar de la reali-
dad rechazada”.
Análisis terminable e interminable
Apartado I: Freud trabaja con interés el polo defensivo. La investigación
atañe al Yo, la idea de penetrar más en el funcionamiento yoico.
En 1923 Freud ya produjo la 2da tópica; señaló las relaciones
entre esta tópica con la 1ra. Es intenso en insistir con la heterogeneidad
del Yo, y es en la 2da tópica que sumerge al Yo en territorios Icc. Está
hablando de la angustia señal, como sentimiento. Freud también se re-
fiere como angustia a la “angustia traumática” a pesar de que descargan
en el organismo y no hay presencia de sentimientos.
En 1926 dice que el Yo es el almácigo de la angustia. Y en este
trabajo va a considerar al tipo y grado de alteración del Yo como uno de
los factores de valor pronóstico que es la eficacia terapéutica.
En este texto entra en consideración con la eficacia terapéutica.
“La experiencia nos ha enseñado que la terapéutica psicoanalítica –la
liberación de alguno de los síntomas, inhibiciones y anormalidades del
carácter- es un asunto que consume mucho tiempo”.
El análisis va a ser más terminable y prolongado, o menos, de
acuerdo a las condiciones psíquicas de partida. Es decir, a las condicio-
nes psíquicas que presenta.
Cuando decimos síntoma (en psicoanálisis) es una formación intersis-
témica, de compromiso, atañe a la figura más intra subjetiva.

Cuando pensamos un síntoma lo hacemos pensando en un producto pa-
tológico que tiene una formación de compromiso entre el deseo y la de-
fensa; entre lo Icc y lo Prcc-Cc, pero siempre procede de distintos siste-
mas (inter-sistémico). Y además, ese síntoma es lo más subjetivo por-
que todo se desarrolla (esquema del peine) es intersistémico (entre sis-
temas) e intra subjetivo, porque todo se mueve dentro del aparato psí-
quico; le agregamos neurótico porque es clásico de la neurosis, es un
producto claramente neurótico.
Habla de inhibiciones y anormalidades del carácter. No hay fu-
ror curandis, es decir, dice: “algunos”.
La inhibición es consideraba como una limitación de las funciones del
Yo, está económicamente inhibido.
Distingue 5 funciones del Yo a las que pueden estar sujeta estas inhibi-
ciones:
o función sexual;
o alimentación;
o locomoción;
o trabajo social y
o funciones especializadas.
Siempre el mecanismo que va definir la inhibición es el mismo. Para
Freud, renuncia a ciertas funciones para no tener que emprender una
nueva represión, es decir, no entrar en conflicto con el Ello.
En el síntoma el conflicto está entre el Yo y el Ello; mientras que
en la inhibición no se produce el conflicto, directamente el Yo inhibe la
acción. Ej.: por suposición es que antes de ir a una situación que puede
encontrarse con la angustia directamente se retira de la escena. El que
renuncia a un éxito profesional antes que enfrentarse con el Superyó. El
sujeto se las arregla vía inhibición inconscientemente para no encon-
trarse con la angustia.
Cuando es tema de carácter tiene que ver con el estilo que im-
prime a la personalidad. Los rasgos de carácter son restos de muchas
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cuestiones: restos de identificaciones, restos de múltiples maniobras o
fenómenos de construcción histórica que imprimen su sello en nuestro
carácter: el carácter anal –formaciones reactivas, lo reprimido, etc.-.
Se hicieron intentos de acortamiento del análisis.
El aparato psíquico se va formateando desde el nacimiento
hasta después de la pubertad. Entonces, ¿es posible que se genere un
“trauma de nacimiento” si aún no ha habido fundación de lo Icc la cual
ocurre cuando comienza la represión originaria? La represión origina-
ria se produce por una contrainvestidura, y en el momento del naci-
miento no hay tal.
Es del lado de la función de los otros, el rehusamiento del placer directo.
Cuando el bebé quiere seguir tomando la teta, la madre con el superyó
hace lo que puede. Pero primero tiene que haber un rehusamiento de la
cultura, sino no puede venir por sí misma. Trauma no puede ocurrir
porque no hay un espacio donde escribir lo acontecido, no hay aparato
psíquico.
Más que el trauma del nacimiento, todo el momento del naci-
miento: cambio de tipo de respiración, de alimentación, etc., es fundante
de la experiencia de la angustia. Los síntomas atañen a lo que más ade-
lante el sujeto podrá experimentar como angustia, aquel “angostare”
que toca el cuerpo.
Apartado II: Freud plantea preguntas: “¿Existe algo que pueda llamarse
terminación natural de un análisis? ¿Existe alguna posibilidad de llevar
un análisis hasta este final?
¿Cuándo termina un análisis?
1. Desde el punto de vista práctico cuando el psicoanalista y el pa-
ciente dejan de reunirse para las sesiones de análisis.
2. Esto sucede cuando se han cumplido más o menos dos condicio-
nes: primera, que el paciente no sufra ya de sus síntomas y haya

superado su angustia y sus inhibiciones; segunda, que el ana-
lista juzgue que se ha hecho consciente tanto material repri-
mido, que se han explicado tantas cosas que era ininteligibles y
se han conquistado tantas resistencias internas, que no hay que
temer una repetición de los procesos patológicos en cuestión.
Un análisis solo se puede evaluar de este modo. Cuando es interminable
pero no hay algún resultado es que el análisis está truncado, está fraca-
sando.
Cualquiera sea la cuestión que trae el paciente debemos conjeturar, in-
vestigar y así poder elaborar una manera de encarar el análisis. No todo
remite a lo sintomático. Debemos investigar si se trata de inhibiciones
o rasgos de carácter.
“El otro significado de “terminación” de un análisis es mucho
más ambicioso. En este sentido lo que preguntamos es si el analista ha
tenido una influencia tal sobre el paciente que no podrían esperarse ma-
yores cambios en él aunque se continuara el análisis. Es como si fuera
posible obtener por medio del psicoanálisis un nivel de normalidad psí-
quica absoluta, como si hubiéramos logrado resolver cada una de las
represiones del paciente y llenar todas las lagunas de su memoria. Pri-
meramente debemos consultar nuestra experiencia para saber si tales
cosas ocurren realmente y entonces volver a nuestra teoría para descu-
brir si existe alguna posibilidad de que esto suceda”.
Freud nos anuncia cuales son los análisis más terminables:
“El Yo del paciente no había sido visiblemente alterado y la etiología de
su trastorno era esencialmente traumática. Después de todo, la etiología
de cualquier trastorno neurótico es mixta. O bien ocurre que las pulsio-
nes son excesivamente intensas –difíciles de dominar por el Yo-, o bien
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es el resultado de traumas prematuros que el Yo inmaduro fue incapaz
de dominar”.
o Los que encuentran un paciente con un Yo no muy alterado y
que la etiología ha sido esencialmente traumática. ¿Qué es un Yo
alterado? El Yo más alterado es el de la psicosis porque está
arrasado por lo Inconsciente, aparece “a cielo abierto”: psicó-
tico. No cumple con sus funciones, o muy pocas de ellas, entre
ellas el principio de realidad, el trabajo con la pulsión, etc. Una
persona con el aparato constituido firmemente, un procesa-
miento a modo represivo sin síntomas (neurosis) a la que le
ocurre un traumatismo. Ahí se producen síntomas o trastornos
que llevan al sujeto al análisis. Es un Yo con sus funciones en
ejercicio. Algo exterior lo invadió y produce síntomas. Hay dos
modos de pensar el trauma: 1. El trauma en la constitución de la
neurosis: sexualidad que entra traumáticamente, las experien-
cias de satisfacción en exceso; 2. El trauma aplicado a la psico-
patología: neurosis traumáticas, sueños traumáticos, psicosis de
guerra, etc. (lectura: Villa Freud). Trauma es un concepto que
atañe a la constitución de aparato; lo otro es el trauma aplicado
a la psicopatología.
Clase del 20/04/2020
La clínica psicoanalítica tiene una herramienta muy fructífera
que es el diagnóstico metapsicológico. Cómo ocurre el fenómeno psico-
patológico que estamos viendo, fenomenológico, en la angustia, por
ejemplo: en qué territorio psíquico: TOPICO; cómo circula la energía:
ECONÓMICO; y qué tipo de procesamiento, dinamismo: DINAMICO.
Los psicoanalistas no podemos nombrarnos como tal si no hacemos este
proceso en la clínica.

“…anormalidades del carácter”.
Tenemos un texto de autores argentinos titulado: “El carácter y sus per-
turbaciones, una perspectiva freudiana1” que investiga la génesis freu-
diana del carácter.
Contiene tres hipótesis respecto a la formación del carácter ras-
treado en los textos de Freud.
I- El carácter se forma por las vicisitudes impuestas por com-
ponentes de la sexualidad infantil que son incorporados de
manera permanente.
1 como contra investidura o formación reactiva destinada a
contrarrestar la satisfacción pulsional.
2 derivados directos de componentes sexuales infantiles.
II- Resultado de identificaciones heredadas de investiduras de
objeto. La pérdida de un objeto deja como huella una identi-
ficación. Investiduras que quedan en el Yo como investidu-
ras perdidos.
Considerar: identificaciones herederas del complejo de Edipo, el
Superyó, Ideales del Yo, las sublimaciones que cobran importan-
cia.
III- El carácter como resto de situaciones traumáticas e injurias
narcisistas que lo afectaron precozmente en su proceso de
constitución.
1 resultado de situaciones traumáticas e injurias narcisistas que lo
afectaron precozmente en su proceso de constitución, o en su mo-
delo de castración.
1
Autores: Elvira Nicolini y J. Schurt, Ed. Paidóis, Bs. As., 1992
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2 Las luchas defensivas de la edad temprana que dichos traumas
inauguraron.
Injurias narcisistas: dolores, desplantes, frustraciones importantes a ni-
vel del narcisismo primario. En época de unión y totalización con el otro.
Cuando todavía no se terminó de realizar la diferenciación e identifica-
ción. Esto ocurrió antes de que el Sujeto tenga posibilidad de usar co-
rrectamente sus defensas.
Cuando se reciben acontecimientos traumáticos a edad temprana se de-
fiende con lo que puede y en general la defensa es disociativa. Son de-
fensas precoces en cuanto a la constitución de aparato.
Freud menciona que hay pocos casos que se resuelven a la bre-
vedad y estos casos tienen una etiología específica de los síntomas (neu-
rosis clínica) el influjo traumático.
En un aparato bien constituido, terminado, un traumatismo, un factor
actual traumático sus síntomas serán provocados por esta causa efi-
ciente, aproximadamente un par de años.
En este Apartado II, Freud comienza armando una FÓRMULA PRONÓS-
TICA. Quiere decir que no se trata de que un análisis sea largo o corto,
más allá de la textura psicopatológica del Sujeto que tenemos adelante.
La duración del análisis dependerá del estado del psiquismo del Sujeto
en el momento de partida, de inicio del análisis.
La textura psicológica del Sujeto determina lo terminable e in-
terminable.
Dos factores que siempre juegan juntos:
a. La intensidad de la pulsión.
b. La alteración del Yo.

c. La intensidad de la pulsión: “La discusión del problema técnico
de cómo acelerar el lento progreso de un análisis nos lleva a otra
cuestión más profundamente interesante: ¿Existe algo que
pueda llamarse terminación natural de un análisis? ¿Existe al-
guna posibilidad de llevar un análisis hasta el final?
Dice que no hay normalidad absoluta, que se puede llegar a rea-
lizar un suficiente trabajo y no haber curado todo.
Pero nos habla de la etiología traumática como un factor de buen pro-
nóstico: sujeto sano, aparato psíquico completo (pos pubertad), pro-
cesa neuróticamente (sin síntomas) pero que crea síntomas a partir del
suceso traumático.
El trauma en psicoanálisis demanda una definición económica: un ex-
ceso de cantidades hipertróficas que ingresan en el aparato psíquico e
impiden por esa cantidad el proceso elaborativo normal o común del
aparato.
El trabajo normal se ve impedido por la cantidad excesiva de energía.
Por eso siempre el concepto de trauma nos lleva a una ecuación entre
dos factores: ENTRE: LA ENERGÍA QUE INGRESA Y LAS CAPACIDADES ME-
TABÓLICAS DEL SISTEMA.
No se procesa igual a los 8 años que a los 20 años. La forma de procesa-
miento es muy diferente. Esto es un ejemplo, porque tampoco la edad
garantiza las capacidades metabólicas.
¿Cómo aplica el concepto de trauma en psicoanálisis? De 2 maneras.
Una: es la causación de la neurosis: el trauma como causación de la neu-
rosis clínica. Por ejemplo: el trauma de seducción. No solo la neurosis
clínica sino al modo de procesamiento neurótico (lo normal que habla
Freud).
o La sexualidad entra traumáticamente
o El otro aporta extra de energía libidinal
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o El aparato se está formateando y no tiene capacidad para meta-
bolizar.
La energía extra promueve la complejización. Está los dos tiempos del
trauma (ver).
Se aplica el concepto de trauma a las psicopatologías: neurosis de gue-
rra, neurosis de accidente.
El trauma ingresa, la energía excesiva ingresa pero en un aparato for-
mateado, constituido.
Lo primero que nos dice a cerca de los pronósticos es en este
segundo término, en un aparato formado. Estos son los casos de mejor
pronóstico y más breve duración. Siempre y cuando el aparato esté bien
constituido, funcionado a predominio represivo como defensa y que
tenga capacidad elaborativa.
“Una intensidad constitucional de la pulsión y una alteración
desfavorable del Yo adquirida en la lucha defensiva en el sentido de que
resulte dislocado y restringido, son los factores perjudiciales para la efi-
cacia de un análisis y puede hacer su duración interminable”.
La alteración mayor del Yo es la psicosis porque fue arrasado
por el Ello. No hay ninguna lucha defensiva del Yo contra el síntoma.
“Estaríamos también tentado a hacer al primer factor –intensidad de
la pulsión-; responsable a su vez dela emergencia del segundo –altera-
ción del Yo-; pero parece que el último tiene también una etiología pro-
pia”.
“En lugar de investigar cómo se realiza una curación por el psi-
coanálisis, la pregunta debería referirse a cuáles son los obstáculos que
se hallan en el camino de tal curación”.

Los obstáculos:
1. La intensidad constitucional de la pulsión.
2. El Yo en su lucha defensiva queda dislocado (fuera de lugar) y
restringido (en sus funciones).
Ningún ser humano nace con una pulsión excesiva. Lo podemos pensar
en la cantidad de energía que ingresa el otro. ¿Pulsión congénita o al
momento en que recibimos al paciente? Porque la pulsionalidad varía
de acuerdo al estadío de la vida.
Momentos específicos de incremento pulsional:
a. La pubertad. Momento del arranque de la sexualidad, en sentido
biológico, orgánico. Energía funcionando en exceso.
b. La menopausia y andropausia. En nuestra sociedad siempre se
piensa en la pérdida y no en el beneficio. Incremento libidinal,
en nuestra sociedad permitida para el varón y no para la mujer.
Debemos investigar cómo está su pulsionalidad al momento de comen-
zar el análisis.
La alteración del Yo: restringido –en sus funciones elaborativas, libidi-
nizantes, señalantes (angustia), etc. Las funciones de ligadura libidinal
y las funciones defensivas. El Yo constituye el foco defensivo del con-
flicto. Puede no defenderse o no. Sin el robustecimiento del Yo éste se
va a defender muy precariamente.
Apartado III va a completar esta fórmula pronostica que comienza en el
I. El factor cuantitativo, económico es fundamental para completar este
pronóstico.
Pone estos tres factores de la fórmula:
1. Influjo del trauma como el momento libidinal constitutivo del
aparato: en qué momento se dio el traumatismo. Puede ser pre
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edípico, va a dejar más injurias narcisistas, se defiende más di-
sociativamente. El momento en que se produjeron los traumas
tempranos (constitución de aparato). Las fijaciones más arcai-
cas dejaran huellas más peligrosas, más eficazmente patologi-
zantes. Perder a la madre a los 2 años deja más marcas disocia-
tivas que a los 22.
2. Intensidad de la pulsión constitutiva: considerando la historia
y/o al momento de la consulta: pubertad, menopausia, andro-
pausia o circunstancias particulares de la vida.
3. Alteraciones del Yo. Restringido, dislocado, cuanto más de esto
más largo e interminable será el análisis.
¿Cómo domesticar a la pulsión? Nos muestra la única pista que conta-
mos es la existencia de la posibilidad de pasar de los procesos primarios
a los procesos secundarios.
Es el material Icc convertidlo en elaborado y su pasaje al sistema Cc.
Esto produce cambio.
¿Cómo hacer que eso Primario (Icc) convertirlo en Secundario (Cc)?
Construyendo.
Principales temas de cada apartado del texto:
Apartado IV: ¿Podemos proteger al paciente respecto a futuros factores
patológicos?
Habla de los límites del trabajo psicoanalítico: los momentos de
crisis, donde el factor cuantitativo se produce con gran intensidad. Ex-
ceso de cantidad y por lo tanto momento traumático.
Nuestro trabajo es elaborativo y en la crisis el analizante no puede ela-
borar. Por ejemplo, en el marco de una neurosis de transferencia al-
guien sufre una situación de excitación mayor (puede ser un ataque de
pánico). Por lo tanto el Sujeto llegará con síntomas en el cuerpo: exceso
de angustia, palpitaciones, etc.

No podemos proceder por vías del pensamiento. Para poder procesar
tiene que estar con calma. Asistirlo para calmarlo y después poder tra-
bajar elaborativamente. No se pretende tapar el síntoma con medicina
sino para que éste pueda llegar a menguar la crisis. Igualmente en el
duelo: se acompaña. El Yo está absorbido por esa excitabilidad del fac-
tor actual que impide el trabajo analítico preciso en ese momento. Ha-
cemos trabajo de aguante.
“El trabajo de análisis progresa mejor si las experiencias pató-
genas del paciente pertenecer al pasado, de modo que su Yo pueda ha-
llarse a una cierta distancia de ellas. En los estados de crisis aguda el
psicoanálisis no puede utilizarse con ningún propósito. Todo el interés
del Yo está absorbido por la penosa realidad y se retira del análisis, que
es un intento de penetrar bajo la superficie y descubrir las influencias
del pasado. El crear un nuevo conflicto sería solamente hacer más largo
y más difícil el trabajo psicoanalítico”.
Apartado V: la tarea del psicoanalista consiste en aliarse con el Yo. Esto
se puede prestar a confusión con el fortalecimiento del Yo.
“De lo que se trata es de llegar al Icc sin ofender al Yo”. Sería crear las
condiciones necesarias para que esto suceda: a través de la transferen-
cia y en el encuadre.
“La situación analítica consiste en que nos aliamos con el Yo de
la persona sometida al tratamiento con el fin de dominar partes de su
Ello que se hallan incontroladas; es decir, de incluirlas en la síntesis de
su Yo”.
Habla de las alteraciones del Yo. La máxima alteración del Yo es
la psicosis, un Yo arrasado con lo Icc a cielo abierto. Hay un material que
debería estar en lo Icc pero aparece en lo Cc.
Estas alteraciones del Yo pueden ser congénitas, es decir, desde los
inicios, o durante el desarrollo en la lucha defensiva.
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Nosotros trabajamos haciendo una oscilación entre el análisis
de lo Icc (del Ello) y también el análisis del Yo. Es el análisis de las resis-
tencias.
Apartado VI: Va a referirse fundamentalmente en los distintos tipos de
resistencias.
Habla de las cinco resistencias las cuales son resistencias del Yo, del Ello
y del Superyó.
Cuando hablamos de las resistencias del Yo debemos tener en
cuenta que implica el beneficio secundario del síntoma. Además de este
beneficio que es una ganancia narcisista –gracias a ese síntoma puedo
estar mejor en la vida-, además de este beneficio secundario hay un be-
neficio primario del síntoma que es la satisfacción libidinal.
Las resistencias con el Yo: beneficio secundario del síntoma; Su-
peryó, necesidad de castigo, masoquista (rtn); del Ello: la inercia pulsio-
nal: viscosidad o adherencia de la libido.
Puntos que se resaltan:
o Resistencias al análisis (Ello, Yo y Superyó);
o Adhesividad a la libido;
o Libido movilizable;
o Inercia psíquica;
o Entropía psíquica;
o Culpa y necesidad de castigo (Superyó);
o Bi-hetero-homosexualidad.
Apartado VII: Va a hablar del grado considerable normalidad psíquica
para los propios psicoanalistas. El psicoanalista debe haber transitado
el psicoanálisis.
Habla del arte de analizar y que todo analista, promedio de cinco años,
deberá recurrir a análisis nuevamente.

o Análisis personal;
o Instrucción académica y
o Supervisión.
Apartado VIII: Habla de la “roca viva”, los lugares de más difícil acceso
para el analista, o de menor acceso.
Pone en juego dos cuestiones ligadas al sexo y más puntualmente liga-
das al pene.
1. En la mujer es la envidia del pene. Más que envidia al pene po-
dríamos decir hoy del lugar que ocupa el varón en la sociedad.
2. En el varón es la posición pasiva.
Cuando Freud equipara el falo al pene (falo simbólico, pene de la reali-
dad).
“Aspectos clínicos y metapsicológicos de
la regresión dentro del marco psicoana-
lítico” (D. Winnicott)
¿Cómo trabajamos para frenar la compulsión? Después de do-
minar la técnica para trabajar con las neurosis de transferencia co-
mienza a investigar cómo trabajar donde aparecen los desbordes, alte-
raciones del Yo que impiden el normal procesamiento de las cantidades.
Todo el psicoanálisis se quedó preguntando, después de Freud, cómo
trabajar con esto.
Las patologías más graves sin llegar a la psicosis. Patologías
como la Borderline, limítrofe. Patologías que parecen entrar en la cons-
titución psíquica de la neurosis tienen trastornos más que síntomas in-
tersistémicos. Trastornos, desbordes pulsionales, alteraciones del Yo
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que hacen a esto, defensas más primitivas, modalidades de angustia
más ligada a la angustia traumática.
Este trabajo de Winnicott refiere al estudio de la regresión en el
campo psicoanalítico.
El concepto de regresión en Winnicott no es homologable al de Freud.
Para Freud la regresión habla de una evolución de la libido que ha lle-
gado a determinado desarrollo y vuelve hacia atrás.
Ej.: consulta de un niño y de más adulto consulta por una enuresis. Ad-
quirió el control de esfínteres y por una situación particular deja de con-
trolar sus esfínteres, es decir, tuvo una regresión.
Para Winnicott es diferente, no es una regresión luego de haber
progresado, sino una “no progresión”. Quiere decir que el paciente
nunca llegó. Siempre o predominantemente utiliza defensas primitivas,
disociativas. Nunca llegó a producir represiones, o llegó escasamente.
Va a agrupar a los pacientes en función del equipamiento téc-
nico que requieran del analista.
1. Aquellos pacientes que funcionan como personas comple-
tas. Se refiere a aparato psíquico completado en su forma-
ción y una personalidad desarrollada en su completud. La
conformación plena del aparato que se inicia con las prime-
ras inscripciones de las vivencias de satisfacción, placer y
displacer extrauterina, y se termina de completar en la pos
pubertad en las instancias terciarias instalado el Superyó.
“Cuyas dificultades corresponden al reino de las relaciones
interpersonales”. No hace falta la técnica freudiana a ul-
tranza para atender a estas personas.
2. Pacientes cuya personalidad empieza a ser completa. El aná-
lisis se corresponden a los primeros acontecimientos inhe-
rentes e inmediatamente posteriores no sólo al logro de la

totalidad, sino también a la fusión del amor y el odio y al re-
conocimiento inicial de la dependencia. Este es el análisis de
la etapa de la preocupación, o de la “posición depresiva”. Es-
tos pacientes requieren el análisis del estado anímico. La
técnica no difiere a la empleada para la primera categoría.
Tiene más complejidad anímica por lo tanto habrán más in-
terjuego en la transferencia analítica.
3. Pacientes cuyo análisis debe enfrentarse con las primeras
fases del desarrollo emocional antes del establecimiento de
la personalidad como una entidad, antes del logro de un es-
tatus como unidad espacio-temporal. La estructura personal
todavía no está firmemente asentada. Estos serían los tras-
tornos de la personalidad. Personas que requieren de una
técnica que él denomina regresión. El énfasis recae en la di-
rección o control. El acento recae sobre el manejo y, a veces,
durante largos períodos es necesario dejar de lado la labor
analítica corriente pues el manejo lo es todo.
Para resumir en términos ambientales, se podría decir que en el
primer grupo tratamos pacientes que tienen dificultades en el
curso habitual de su vida hogareña, suponiendo una vida hoga-
reña en el período de pre-latencia y un desarrollo satisfactorio
en las etapas infantiles previas. Ha habido un ambiente suficien-
temente bueno como para metabolizar su personalidad y poder
encarar un análisis bien elaborativo.
En la segunda categoría, la del análisis de la posición depresiva,
encaramos la relación madre-niño, sobre todo por la época en
que el destete se convierte en un término significativo y, en la
tercera categoría se trata del desarrollo emocional primitivo, el
que exige que la madre realmente mantenga al niño.
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Estos pacientes necesitan vivir transferencialmente esa etapa.
El analista deberá ocupar el lugar del “Yo auxiliar” que la madre
tendría que haber ocupado.
El fracaso ambiental fue tan grande en la función ma-
terna que el predominio que le quedó fue tener que sobre adap-
tarse y se generó un falso self (predominio). El niño no está pre-
parado para esa sobre adaptación.
Es un niño que hace lo correcto, lo que corresponde, lo que se espera de
él. Quedo anulada su función deseante.
Es regresión al fracaso de la identificación primaria.
El análisis de la identificación primaria nos lleva a pensar el tratamiento
como una forma de sostener al analizante. El analista ocupa el lugar de
sostén, de hacer el aguante. No deja de ser abstinente, de considerar lo
metapsicológico.
Concepto de regresión: la palabra regresión implica simple-
mente lo contrario del progreso. Este progreso mismo es la evolución
del individuo, el psicosoma, la personalidad y la mente con la formación
del carácter y la socialización., El progreso comienza a partir de un mo-
mento anterior al nacimiento. Hay un impulso biológico hacia el pro-
greso. Uno de los principios del psicoanálisis sostiene que la salud im-
plica continuidad con respecto a este progreso evolutivo de la psiquis y
que la salud es la madurez del desarrollo emocional adecuada a la edad
del individuo, esto es, madurez con respecto a ese proceso evolutivo.
Un examen más detallado revela que no puede haber una simple
inversión del progreso. Para que ello ocurra debe haber una organiza-
ción en el individuo que permite que se produzca la regresión.
Observamos lo siguiente:
a) Un fracaso adaptativo del medio que trae como resultado el
desarrollo del falso self.

b) Una creencia en la posibilidad de corregir el fracaso original, re-
presentada por la capacidad latente para hacer una regresión,
lo cual implica una compleja organización yoica. Una actitud
ambiental especializada, seguida por la regresión real. Debemos
ofrecer el ambiente para que no se vuelva a producir el fracaso.
c) Un nuevo desarrollo emocional progresivo, con complicaciones
que se describirán más adelante.
Nosotros intervenimos desde la transferencia, para evitar la repetición,
los procesos infantiles para que el analizante no repita. Intervenir desde
la conjetura transferencial evitándole la repetición.
No siempre que hay un comportamiento infantil implica que el
analizante está en regresión.
Si alguien nunca fue escuchado el analista debe escuchar y saber dónde
está ubicado el analista. Si alguien fue demasiado estricto con los hora-
rios, nosotros podemos ser más laxos.
Cuando hablamos de regresión en psicoanálisis nos referimos a
la existencia de una organización yoica y a una amenaza de caos.
Tratar de que surjan condiciones favorables para ofrecer una nueva po-
sibilidad para el desarrollo, evitando el fracaso en la falla ambiente.
Winnicott considera la idea de regresión dentro de un meca-
nismo defensivo yoico altamente organizado, que implica la existencia
de una falso Self. Este falso Self debe convertirse en un verdadero Self.
Se pone aquí la teoría de que la regresión forma parte de un pro-
ceso curativo, de hecho, que constituye un fenómeno normal que puede
estudiarse adecuadamente en la persona sana. Los individuos muy en-
fermos abrigan poca expectativa de cura.
Podemos pensar en término de etapas genitales y pregenitales
del desarrollo de la cualidad pulsional, podemos emplear la palabra re-
gresión simplemente como lo opuesto del progreso, un viaje hacia atrás
desde lo genital a lo fálico, de lo fálico a lo excretorio, de lo excretorio a
lo incorporativo. Pero, por mucho que desarrollemos nuestras ideas en
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esta dirección, debemos admitir que resulta imposible adecuar gran
parte del material clínica al marco de esta teoría.
La alternativa consiste en poner el acento en el desarrollo yoico
y en la dependencia, y en contra, cuando hablamos de regresión, nos
referimos a la adaptación ambiental, en lo concerniente a su eficacia y
sus fallas.
Examinemos el marco clínico de Freud. Enumeraré algunos de
los puntos muy obvios de su descripción.
1. A una hora establecida, cinco o seis veces a la semana, Freud
se ponía al servicio del paciente. Esa hora se arreglaba según
la conveniencia del paciente.
2. El analista estaba siempre allí, puntualmente vivo y respi-
rando.
3. Durante el limitado período de tiempo establecido –una
hora aproximadamente- el analista se mantenía despierto y
se ocupaba del paciente.
4. El analista expresaba amor a través del interés positivo que
tomaba, y odio a través de su actitud estricta en cuanto al
comienzo y al final de la sesión y en lo relativo a los honora-
rios. El amor y el odio se expresaban honestamente, esto es,
el analista no los negaba. [El analista ofrece escucha y esta
es una manera de libidinizar el campo analítico].
5. La finalidad del analista era ponerse en contacto con el pro-
ceso del paciente, comprender el material presentado, y co-
municar dicha comprensión por medio de las palabras. La
resistencia implicaba padecimiento y era posible aliviarlo
mediante una interpretación.
6. El método del analista era la observación objetiva.

7. Tal labor debía cumplirse en una habitación, no en un corre-
dor; una habitación tranquila y no expuesta a sonidos súbi-
tos e impredecibles.
8. El analista mantiene todo juicio moral al margen de la rela-
ción, no experimenta deseos de intercalar detalles de su vida
personas, sus ideas, y no desea tomar partido en los siste-
mas persecutorios aun cuando éstos aparezcan bajo la
forma de situaciones reales. [Esto es la neutralidad benévola
del analista].
9. En la situación analítica el analista es mucho más confiable
que las personas de la vida corriente. En general es puntual,
no tiene pataletas ni enamoramientos compulsivos.
10. Existe un distingo muy claro en el análisis entre los hechos
y la fantasía, de modo que el analista no se siente herido por
un sueño agresivo.
11. Se puede contar con que no habrá reacciones taliónicas.
12. El analista sobrevive.
Podría agregarse muchísimo más. Lo que se espera es que el analista
sea una persona relativamente madura.
Lo principal es que casi cualquiera de los detalles puede resultar de gran
importancia en una fase específica de un análisis que implica alguna re-
gresión del paciente.
Se notará que en todos los ítems hay una similitud con la que debería
haber tenido una madre en su función maternante, o de un padre en esa
función maternante, también.
Para Freud hay tres personas, una de las cuales queda excluida
de la habitación analítica. Si solo hay dos personas allí, tiene que haber
una regresión del paciente en el marco analítico, y el marco representa
la madre con su técnica, y el paciente es un bebé. Hay otro estado de
regresión en el que sólo una persona está presente, a saber, el paciente,
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y esto es válido aunque, en otro sentido, desde el punto de vista del ob-
servador, se trate de dos personas.
La enfermedad psicótica está relacionada con el fracaso ambien-
tal en una etapa temprana del desarrollo emocional del individuo.
Recordemos que Winnicott habla de momentos psicóticos y momento
neurótico, en tanto y en cuanto sea una persona a predominio represivo
de su función psíquica.
El sentimiento de futilidad e irrealidad corresponde al desarrollo de un
falso Self, que surge para proteger al verdadero Self. El marco del análi-
sis reproduce las primeras y más tempranas técnicas maternas. Invita a
la regresión debido a su confiabilidad.
La regresión de un paciente es un retorno organizado a la tem-
prana dependencia. El paciente y el marco se fusionan en la situación de
éxito original del narcisismo primario.
El progreso a partir del narcisismo primario comienza nueva-
mente con un verdadero Self capaz de enfrentar las situaciones de fra-
caso ambiental, sin la organización de las defensas que implican un falso
Self que protege al verdadero.
En tal medida, la enfermedad psicótica sólo puede aliviarse por
medio de una provisión ambiental especializada entretejida con la re-
gresión del paciente.
El progreso a partir de la nueva posición, con el verdadero Self
entregado al Yo total puede estudiarse ahora en términos de los com-
plejos procesos del crecimiento individual.
En la práctica, hay una secuencia de hechos:
1. La provisión de un marco confiable.
2. La regresión del paciente a la dependencia, con una evaluación
adecuada del riesgo implícito [volver a la repetición].

3. El paciente experimenta un nuevo sentido del Self, y el Self que
estaba oculto hasta ese momento se entrega al Yo total. Se pro-
duce una nueva regresión de los procesos individuales que ha-
bían quedado detenidos.
4. Un descongelamiento de la situación de fracaso ambiental.
5. A partir de la nueva posición de fortaleza yoica, la rabia relacio-
nada con el fracaso ambiental temprano se experimenta en el
presente y se expresa. [Aparecen momentos transferenciales
muy fuertes y bravos debido a que el paciente por primera vez
puede expresar su rabia e ira].
6. Un retorno desde la regresión a la dependencia, en un progreso
ordenado hacia la independencia.
7. Las necesidades y los deseos pulsionales se vuelven realizables,
con vigor y vitalidad genuinos.
Todo esto se repite una y otra vez.
Cuando leemos en Winnicott psicosis, hoy en día tendríamos que pensar
todo lo que no es neurosis de transferencia. Es neurosis porque hay un
aparato represivo, pero presentan defensas muy arcaicas, predominio
en situaciones más bien regresivas. Entonces estaríamos en el caso de
las patologías limítrofes, borderline, trastornos de personalidad. Acá al
decir psicosis no es exclusivamente a la psicosis con predominio de re-
chazo.
Estas enfermedades más graves están relacionadas
… el sentimiento de…
Trabajar técnicas de maternalización que tiene que ver con las funcio-
nes maternas y paternas. Podemos operar en función de corte, de reve-
rie, para permitir el desarrollo de ese verdadero self. De ahí en adelante
estamos en condiciones de someter al paciente en la fase del análisis
más freudiano.
Maternalización no es: consejos, órdenes, etc.
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¿Por qué es importante que veamos a Winnicott en esta cur-
sada?
Freud trabaja las neurosis de transferencia y las de guerra o
traumáticas. Por lo tanto, en neurosis de predominio represivo –la cual
es la máxima capacidad de elaboración del sistema para los estímulos
que ingresan al sistema vía organismo y vía la realidad psíquica- los sín-
tomas y las defensas son formaciones que tienen manifestaciones en es-
tas neurosis.
Para Freud todas las neurosis eran mixtas. Significa que
en el ámbito de predominio represivo puede haber un ataque de pánico
donde no hay un procesamiento psíquico que no recibió el mismo tra-
tamiento –represión-. Están en el ámbito de las neurosis actuales.
Significa que en un mismo sujeto pueden aparecer ambos tipos
de neurosis: de transferencia y actuales.
Winnicott trae al psicoanálisis la noción de que no tenemos
modo de procesamiento sino estructura de procesamiento.
Nuestro diagnóstico es metapsicológico. Vemos el diagnóstico semioló-
gico y lo sometemos a una lectura que tenga que ver con su ubicación
tópica y consideramos la mixtura de procesamientos.
Que el paciente presente distintas estructuras psíquicas, por
ejemplo en los casos fronterizos, no siempre significa psicosis.
Winnicott nos habla de pacientes que precisan de regresión a
trazos anteriores a la identificación pre-edípica: narcisismo primario,
identificación primaria.
En estos casos va a haber más respuesta a las modificaciones del
“marco”, éste va a tener mayor importancia.
Pág. 703 del texto de Winnicott:

Para Freud en una sesión de dos personas hay tres, una de las
cuales está excluida, está en el imaginario o simbólico del paciente: te-
nemos el paciente, el analista y el lugar que ocupa el analista en la trans-
ferencia (la terceridad). Siempre hay una terceridad e involucra clara-
mente a la neurosis de transferencia. Siempre presente la escena sim-
bólica.
“Si solo hay dos personas allí, tiene que haber una regresión del pa-
ciente en el marco analítico”. El marco representa a la madre y el pa-
ciente es un niño pequeño.
Entonces entendemos, si hubo regresión, que si vamos desde el naci-
miento al desarrollo de esa personalidad psíquica, hay primero una re-
lación dual estrecha y fundamental con la función materna, función de
nutrición física y psíquica. La terceridad viene después. Alguien efectúa
un corte y es el Edipo – la prohibición del incesto - . La función del padre
es la función de corte. Función de nutrición y apego, al que le debe se-
guir la función de corte. La prohibición del incesto no es únicamente
para los hijos, sino también para los padres.
(704) Le enfermedad psicótica está relacionada con la falla ambiental
en una fase precoz del inicio del funcionamiento del aparato. Habla del
sentimiento de futilidad e irrealidad.
Fútil es aquello que tiene poca importancia una cosa. Sensación de poca
importancia de sí mismo, es propio del desarrollo del falso Self. Este se
desarrolla como protección del verdadero Self. El marco reproduce las
técnicas de dependencia más temprana. Invita a la regresión debido a la
confiabilidad.
Cuando no podemos analizar de manera clásica por la necesidad
de regresión a la fase de dependencia el marco cumple función mater-
nante. El objetivo es que el falso self permita que emerja el verdadero
self. Es en la transferencia donde se va a jugar una mayor unión donde
el analista actúa en función de reverie, función maternante, que le per-
mite experimentar la realidad. La posición es de mucho equilibrio y no
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permitir que se vuelvan a producir la repetición en sus instancias filia-
les. Si hubo fracaso ambiental no deberá repetirse esto (fracaso en el
marco).
¿En qué posición se encuentra el analista cuando tiene que re-
currir a este tipo de tratamiento con estos pacientes? Un analista que se
posiciona en función de reverie. Proporcionando un espacio de sostén.
No repetir no dejando surgir a su verdadero Self. Es una posición muy
delicada. Debemos dejar que el paciente surja.
En un paciente neurótico el almohadón representa el cuerpo del
analista, lo representa. En un paciente regresivo ES el analista. (706).
UN ANALISTA SUFICIENTEMENTE BUENO: Holding, handing.
Cuando un paciente entra en crisis no significa que sea un signo
de debilidad. Hay que tener capacidad para entrar en crisis. Tiene un Yo
con capacidad intersistémica como para poder hacerle frente a la pul-
sión. No tiene una compulsión sino un síntoma.
Dejar en claro entre la diferencia en que algo represente y algo
que esté más pegado. Por eso el marco y el encuadre van a ser impor-
tante.
La transferencia en estos casos se hace más agitada porque hay
más apego. Es una transferencia dual. Pensando en la regresión va para
atrás, del deseo a la necesidad. El paciente regresivo está en el mundo
de la NECESIDAD. Porque la capacidad de desear sufrió una interferen-
cia. El ambiente no facilitador, frustrante de la capacidad deseante del
sujeto. Esas interferencias que produjeron el medio ambiente le hizo
construir un self adaptativo (predominante) y sumergió en la futilidad,
o ser poca cosa.
Entre la capacidad de desear, el deseo y el sentirse real (verda-
dero Self), sentirse profundamente hay una relación muy estrecha.

El “Sentir” es algo muy deficitario en las personas que funcionan
a predominio del falso Self. Se suele sufrir trastornos del sueño en los
paciente sobre adaptados a la realidad. Esta sobre adaptación produce
una disociación que le altera el “sentir”. Esta alejado de la capacidad de
desear. Tuvo que ponerse la capa de Superman a causa del ambiente
que lo llevó a disociarse de sus propios deseos y necesidades. Al estar
disociado el sobre adaptado “hace lo correcto” más allá de su deseo, sen-
tir y necesidad.
El paciente en regresión va a venir al consultorio en busca de
dependencia, la dependencia que no tuvo con la función materna, por lo
tanto no debemos permitir que entre en dependencia con el analista,
una relación de apego. Correrse de ese lugar.
Conducimos al paciente hasta la emergencia del verdadero Self.
Esto no significa que no haya análisis: hay interpretación de los sueños,
construcciones, interpretaciones. Debemos tener más paciencia, se pro-
ducen mayores transferencias, hay más delicadeza al meterse en deter-
minadas cuestiones, los pacientes se enojan más, surgen los desacuer-
dos con el analista (cuando no se quieren meter en temas escabrosos,
causa de la fijación narcisista). Cuando emerge el verdadero Self el pa-
ciente tiene mayor capacidad simbólica, mayor posibilidad de asociar.
El verdadero Self se construye dándole la posibilidad de experi-
mentar su sentir, su deseo, de que haya un ámbito que se pueda hablar
de su sentir. Los mayores riesgos es permitir la experiencia y bancarse
el zarpe del paciente. Es una situación de “cuidado”, pero tampoco “tan
abierto que deja al paciente en riesgo”.
Déficit de falso Self: dice lo inadecuado en el momento inade-
cuado, sin filtro. En la necesidad de ser auténtico dice lo que le parece
que debe decir sin importar lo que el otro sienta o cómo el otro se sienta
“porque él/ella es auténtico”.
(707) pacientes psicóticos graves, regresiones graves.
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(708) El “Yo observador”, una capacidad del sujeto psíquico es obser-
varse a sí mismo.
1. El Yo observador es casi capaz de identificarse con el analista y puede
superar la regresión al final de la sesión.
2. El Yo observador casi no existe y el paciente no puede recuperarse de
la regresión durante la sesión y es necesario cuidar de él.
Secuencia: Resalta el punto 5.
La ira tiene la posibilidad de manifestarse por primera vez CON
el analista. Estamos facilitando la emergencia de los estados afectivos.
La importancia de acompañar al paciente cuando éste necesita
estar en SILENCIO (709).
REGRESIÓN ORGANIZADA A LA DEPENDENCIA (709*). (710) co-
mienza el contacto con el verdadero Self y contacto con lo real. (*).
Winnicott repite constantemente que el falso Self da un mensaje
de futilidad, de irrealidad.
No se trata de tranquilizar al paciente sino que la misma tarea,
como consecuencia, es tranquilizadora. Reaseguración (713) conside-
rada como contratransferencia.
¿Qué pide Winnicott a los analistas? (713*-714).
Resumen: Se llama la atención sobre el tema de la regresión tal como
tiene lugar en el marco psicoanalítico.
La regresión puede ser de cualquier grado, localizada y momen-
tánea, o total y abarcando toda la vida del paciente durante una fase.
Las regresiones menos severas proporcionan un rico material para la
investigación.

De tal estudio surge una nueva comprensión del “verdadero
Self”, y del “falso Self”, y del “Yo observador”, y también de la organiza-
ción yoica que permite que la regresión sea un mecanismo curativo.
Organizaciones Fronterizas
Denominadas de diferentes maneras: Border, Borderline, Limí-
trofes, pacientes narcisistas, pacientes narcisistas no psicóticos.
Textos: “De Locuras Privadas”, André Green.
“Organizaciones Fronterizas”, Hugo Lerner
Recorrido histórico en el texto de Lerner, pág. 1-5.
Resaltando a Helen Deutsch, la cual se refiere a estos pacientes como
“pacientes como sí”. Pacientes que no están encuadrados ni como neu-
róticos ni como psicóticos.
Uno de los psicoanalistas que dedican mucho estudio a estas psi-
copatologías es Otto Kernberg, “Desordenes fronterizos y narcisismo
patológico”. Austríaco educado en Chile. Desarrolla su carrera universi-
taria en USA. Habló mucho de las patologías fronterizas y la “frontera”
es porque está entre la neurosis y la psicosis.
Pero ampliamos el concepto y pensamos como la frontera de la psique.
El concepto de fronterizo tiene que ver con que estos pacientes presen-
tan trastornos que están en los límites de la frontera psíquica. ¿Cuáles
son esos límites?
Volviendo al esquema del peine vemos la frontera que tiene que
ver con la realidad, lo percibido, lo que está afuera y pasa a ser de aden-
tro. Pensamos en la identidad en general y los procesos donde se forma-
tea y fija la identidad de un sujeto. Estaríamos en el adentro y afuera del
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aparato mental y esos límites tienen que ver con los trastornos predo-
minantes que presentan estos pacientes, estos serán fuera del campo
mental: en el soma y en el acto.
SOMA: no el cuerpo [histeria] (erótico, escrito libidinalmente, en la
mente). Patología psicosomática (atañe al organismo), le patología his-
térica atañe al cuerpo psicoanalítico.
Esta es la razón por la cual hay una gran diferencia entre la imagen cor-
poral y el cuerpo real.
Hay esquemas conceptuales y modelos que los pacientes fronte-
rizos presentan es por los límites psíquicos.
Cuando hablamos de fronteras: soma y acto, por fuera del ám-
bito psíquico, de lo mental. Pero estas fronteras no son psíquicas defini-
das. Freud pone el ejemplo de las fronteras (ej. La triple frontera), como
si en esas zonas cada quien se ocupa de asuntos particulares, se habla
un idioma compartido –dialecto-, las personas viven en un país y traba-
jan en el otro, o realizan su actividad comercial en el país que no es el
de su residencia.
Las fronteras psíquicas son territorios amplios y diversos. Por
eso no conviene decir “entre la neurosis y la psicosis”, estos pacientes
nos muestran fueros anteriores a esa completud de personalidad de la
que habla Winnicott. Por eso también se las llamó patologías narcisistas
por su desarrollo ligados al narcisismo. Porque encuentran muchos
desarrollos ligados a una etapa intermedia a la elección de objeto. Esta-
mos dentro de un territorio pero con posibilidad de ir al otro.
Hay una cuestión ligada a la economía. Cómo esta economía li-
bidinal circula de manera particular.
En qué tópicas nos ubicamos, qué tópicas predominan, cómo están
constituidas, cómo circula la energía libidinal y qué tipo de dinamismos
operan.
Otto Kernberg hace toda una descripción muy importante, He-
len Deutsche

“Esquemas conceptuales… “
Hay discusión respecto a las patologías fronterizas. Si estas son
una entidad en sí misma, son organizaciones de la personalidad, o son
trastornos eventuales.
En la clínica lo podemos encontrar de las tres maneras: como
organización de la personalidad, y ahí en el plano de la psiquiatría los
llama “Trastornos de la Personalidad” (DSM V); organizaciones esta-
bles: gente que funciona predominantemente así. Algún trastorno fron-
terizo en las neurosis de transferencia, pero no a modo de predominio.
También se puede encontrar algunas desorganizaciones momentáneas
del sujeto donde se produzcan algunos fenómenos así.,
La adolescencia es un momento delicado y puede encontrarse algo así
por el deshacimiento libidinal que se produce ahí.
En el texto te Green, página 93.
Nuestro enfoque va a ser diagnosticar estas patologías metapsicológi-
camente.
Afirma en (Neurosis .y psicosis: el Yo tendrá la posibilidad de
evitar la ruptura hacia cualquiera de los lados deformándose a sí mismo,
consintiendo menoscabos a su unicidad (disociación) y eventualmente
segmentándose y partiéndose. Las inconsecuencias, extravagancias y
locuras de los hombres aparecerían así bajo una luz semejante a la de
sus perversiones sexuales; en efecto: aceptándolas, ellos se ahorran re-
presiones.
Quiere decir que la capacidad del Yo en disociarse. “Escisión del Yo” : el
Yo, como defensa, muchas veces tiene que disociarse. La disociación
como predominio defensivo en estos sujetos.
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Para concluir, cabe apuntar un problema: ¿Cuál será el mecanismo, aná-
logo a una represión, por cuyo intermedio el yo se desase del mundo
exterior? Pienso que sin nuevas indagaciones no puede darse una res-
puesta, pero su contenido debe ría ser, como el de la represión, un dé-
bito de la investidura enviada por el yo.
Varios puntos son pertinentes para lo que venimos tratando: la evita-
ción de la ruptura del Yo, presumiblemente de sus fronteras “hacia cual-
quiera de sus lados”; el Yo se aviene a menoscabos (hoy tal vez diríamos
intrusiones); el mecanismo de defensa del Yo consistente en “segmen-
tarse y partirse” (donde hoy hablaríamos de escisión); el supuesto de
que nos hace falta crear un modelo clínico para la deformación del Yo,
análogo al de las perversiones sexuales y, por último, la hipótesis de que
la escisión del Yo supone un débito de investidura, lo que la convertiría
en un mecanismo psicótico”
Lo acerca a determinados mecanismos donde habría en ese me-
noscabo del Yo menor capacidad de libidinización de esta función de li-
bidinizar la realidad, aceptar la realidad como en la renegación: La re-
negación siempre la pensamos en relación al fetichismo, pero esta está
siempre en servicio a conservar la omnipotencia infantil.
Cuando se ponen en situación de riesgo no es que la persona se
quiere morir sino que hace un abuso de omnipotencia infantil. Esto di-
sociativo que facilita la tarea complica la tarea.
Siempre hay una predominancia de lo disociativo.
Dijimos que SOMOA es diferente de CUERPO; como también hay que di-
ferenciar de REALIDAD INTERNA – REALIDAD EXTERNA. Hay un meca-
nismo muy preponderante en estas patologías que es la IDENTIFICACIÓN
PROYECTIVA (cuando se lo escucha no se sabe quién es quién). Opera la
IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA E INTROYECTIVA: lo interno y lo externo; lo

mío y lo tuyo. Hay una confusión de identidad. Hay dificultad en los lí-
mites, pero no desde un problema conceptual, de idea, sino a un nivel
de procesamiento psíquico de tenor identitario.
Hay angustias previas a la angustia de castración. En la angustia
de castración se piensa en la angustia fálica supone la angustia de la pér-
dida de una parte, acotada a una parte.
Las angustias previas en la evolución de la libido son más totalizantes.
Hay una angustia previa que es la angustia de separación; y previa a esta
es la angustia de aniquilación (tiene que ver con los tiempos de la de-
pendencia, el sujeto psíquico perece si no está el otro).
Los trastornos que presentan las patologías limítrofes se ubican en las
fronteras de esos amplios territorios que inician la identidad y la reali-
dad objetiva. ¿Qué es real interno u externo?
Dos niveles de escisión: entre el adentro y el afuera donde el sujeto es
contenedor, el Yo es sostén y envoltura.
Y una escansión interna que tiene que ver con núcleos yoicos que no se
comunican entre sí. Los contendidos internos del sujeto y una escisión
que tiene que ver con el adentro y el afuera del sujeto.
Ej.: en la neurosis obsesiva el aislamiento está coartado. Lo que
hacemos como analistas es encontrar el nexo. Disociaciones entre lo que
pasa y lo que siente.
En el concepto de fronterizo entre el jinete (Ello) y el caballo Yo)
va a haber más comando del caballo que del jinete.
Como el contenedor como agujereado, los límites, en estas patologías
están como vaciado. Si lo que siento está disociado de la experiencia en-
tonces hay un vaciado de sentir.
No se puede encontrar en las patologías fronterizas una firme
definición semiológica. En la clina podemos encontrar un extremo:
desafectivizado; como el otro extremo, alguien híper afectivizado.
El sujeto no está en el relato, por ejemplo.
Pueden aparecer sentimientos desmadrados de ira.
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En estos sujetos faltan las capas de transcripciones y re transcripciones.
Lo diverso que tienen estas patologías es que son POLISINTOMÁTICAS.
Hay diversidad en los nombres de estas organizaciones fronterizas. La
transferencia es muy diversa.
Texto de Lerner; “Organizaciones Fronterizas”
Diversas maneras de llamar a estas organizaciones fronterizas:
o Borderline
o Organizaciones fronterizas
o Pre-esquizofrenia de la personalidad
o Caracteres psicóticos
o Esquizofrenia ambulatoria
o Personalidad del como sí
o Estructuras esquizoides de la personalidad
o Casos graves de distorsiones yoicas.
Elementos que nos permiten llegar a un diagnóstico presuntivo: (7).
1. Ansiedad; (neurosis actuales = excitabilidad general)
2. Combinación de diferentes síntomas neuróticos.
3. Adicciones y compulsiones. El Yo que no puede manejar lo pul-
sional. Desborde de la pulsión y un Yo precario. Un modo de cir-
culación de la libido es ligada a representación. Si esta energía
circula ligada a representación las manifestaciones que vamos a
tener Cc van a ser las manifestaciones del Icc: ligada a represen-
tación la energía produce sueños, fallidos, síntomas intersisté-
micos.
Si hay desborde vemos que la energía desborda: cae en el soma o en el
acto. La tensión entonces no circula a nivel representacional, desborda
libremente (como sin parar, tapo el vacío, la pulsión arrasa al Yo). No
puede elegir. Juego compulsivo.

4. Sexualidad perverso-polimorfa. Puede presentar elementos que
están sueltos. Le falta la integración. Aparecen sin inhibición
que le da la organización genital: exhibicionismo, etc. La energía
suelta precisa ser descargada por eso hay demasiada actividad
sexual (7*).
5. Otros conjuntos de síntomas: labilidad emocional, necesidades
muy marcadas de dependencia, masoquismo, depresiones, con-
ducta autodestructiva, automutilaciones.
El Yo está restringido en sus funciones por lo tanto será lábil.
(15): Acerca de las agonías y los traumas.
o Traumas tempranas
o Agonías primitivas que vivió.
Lo que ya ocurrió se espera que vuelva a ocurrir.
Debemos evitar que esto se repita en la transferencia.
Lo que no entró en el mundo simbólico fue la experiencia, no el paciente.
No significa que el paciente no pueda simbolizar, sino que no pudo ser
simbolizada una experiencia (mínimo). Por lo tanto el paciente simbo-
liza.
Aunque no hayan entrado en el mundo simbólico estas expe-
riencias han dejado sus marcas; aunque no hayan sido objeto de repre-
sentación, no por ello desaparecen del psiquismo (memorias sin re-
cuerdo).
Retomando el esquema del peine, las diferentes transcripciones
(percepción, huellas mnémicas, Icc, Prcc-Cc-motor), que falte alguna de
esas transcripciones no significa que no haya sido inscripto. “Retorno
de lo escindido”, lo que retorna no es lo reprimido sino lo escindido. Re-
torna en modalidad de funcionamiento que busca editar lo no editado,
representar lo no representado, simbolizar lo no simbolizado. Aquello
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que no ha sido suficientemente trabajado y elaborado se vuelve a repe-
tir, lo que no se puede recordar.
Las dos formas de repetición:
1. La repetición más simbolizada.
2. La compulsión de repetición que habla de traumatismos.
Línea de Winnicott:
(16) = Temor al derrumbe *¹
(16) = Las agonías *²
La lectura económica –metapsicológica- de lo traumá-
tico es sobre la cantidad de energía ingresante al Sistema, en-
tendiendo que el trauma se constituye por la cantidad en ex-
ceso o falta de esta energía. Energía endógena desde el soma,
el interior del organismo; energía exógena desde la realidad,
externa.
Ambas son por fuera del Aparato Psíquico, pero ambas impac-
tan en el aparato.
Este concepto lo podemos pensar en la constitución de la neu-
rosis, (los dos tiempos del trauma, la inscripción por fijación
libidinal, por regresión a puntos de fijación –concepto de Win-
nicott).
Trauma en la vida psíquica es la hipertrofia o híper cantidad de
excitaciones que ingresan al aparato e impiden la vida normal.
Este concepto lo podemos aplicar a:
Trauma constitutivo – sobreinvestidura o desinvesti-
dura (trauma de seducción, de castración). La historia eficaz
del sujeto, las marcas que quedaron en el sujeto.

Trauma psicopatológico – de guerra, de accidente. La
repetición que provoca por trastorno esa hipertrofia de excita-
ción ingresante al aparato psíquico.
De Locuras Privadas
– André Green.
Propone analizar el concepto de fronterizo, porque las
primeras descripciones de tal aparecen en 1930, donde apa-
rece Stern, Deutsch “como sí”, donde se nombran a los pacien-
tes como fronterizos o borderline.
El término fronterizo no pertenece al vocabulario de la
psiquiatría tradicional ni a la terminología elaborada por el psi-
coanálisis.
¿Qué entendemos por “psiquiatría clásica”? No se refiere a los
manuales psiquiátricos diagnósticos sino a la psiquiatría diag-
nóstica: escuela alemana (Kreapelin); la escuela francesa
(Henri Ey, Charcot). En la escuela inglesa no hay una defini-
ción de fronterizo.
Henri Ey es quien combina dos corrientes de la psiquia-
tría afines a nosotros. Incluye el discurso freudiano. Esta co-
rriente es la organodinámica, porque piensa los organismos
psíquicos.
El término fronterizo no aparece en la nosología freudiana. Es
lógico dado que este término surge alrededor de 1940.
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En el Oxford English Dictionary: “fronteriza (borderline)
es una línea de demarcación”. “Caso fronterizo es el que linda
con la insania”.
Pareciera que “lindar” entre lo sano y enfermo es esta-
blecer una línea recta.
No es una línea sino “un vasto territorio” (pensar en la frontera
Uru-Br). Se puede pensar a la “frontera” como zona de transi-
ción.
Propone pensar desde la intuición personal.
Plantea la pregunta: ¿Cuáles son mis fronteras? (91) Lo
que se me presenta inmediatamente es la envoltura o continente
de la piel. Pero por definido e importante que me pueda parecer,
mi continente de piel es discontinuo. El tejido de la carne es in-
terrumpido por otros tejidos o presenta orificios que actúan como
puertas. Podemos llamarlas aduanas o inspectores: ojos, ore-
jas, nariz, boca, ano, uretra, vagina, órganos sexuales –las lla-
madas zonas erógenas- son importantes porque funcionan de
dos maneras, hacia adentro y hacia afuera. Dos problemas se
me plantean en consecuencia. El primero es la índole o estruc-
tura de la frontera; el segundo, la circulación hacia adentro y
hacia afuera de sus puertas. Ahora bien,
1. ¿Cuáles son las fronteras de mi psique?
2. ¿Qué leyes gobiernan la circulación por las puertas de
mis fronteras psíquicas?
3. ¿Qué relación mantienen la psique y sus fronteras con
estas puertas?
Dos tipos de leyes acuden en este punto a mi espíritu, dos leyes
que operan aunadas: el “principio de placer-displacer” y “el
principio de realidad”. Este último es de particular importancia
para mi investigación; y atañe a la existencia o no existencia del
objeto; por lo tanto, al self.

Por “el principio de placer-displacer”, así funciona nuestra in-
terioridad, así se arma nuestra constitución psíquica: aquello
que afuera es cantidad, adentro debe encontrarse con un con-
mutador que transforma esa cantidad y su fin será: placer (ho-
meostasis) o displacer (exceso de tensión). Hace a la satisfac-
ción pulsional. Implica cómo es que circula la energía. Afuera
hay cantidad, adentro hay cualidad. Estamos hablando de lo
“percibido” (primera etapa del esquema del peine): olores, sen-
tir, tacto, visual. La calidad se transforma en cualidad.
El Principio de Placer es el guardián de la vida psíquica.
El “principio de realidad”, compromete el circuito: ob-
jeto-Yo. Es decir, el otro y yo.
Esquemas conceptuales:
Para pensar el concepto de fronterizo se basa en Freud,
Klein, Bion y Winnicott (93).
Freud: Disociación del Yo, Renegación de la realidad. Freud
cuando piensa la defensa renegatoria trabaja la escisión del Yo
en el proceso de defensa (texto). Si a nivel del Yo hay dos partes
que no entran en conflicto pero son contrarias en el pensa-
miento es absolutamente contradictorio al funcionamiento
mismo del Yo. Debería tener capacidad de síntesis de esas co-
rrientes, o entrar en confrontación conflictiva. Por ejemplo:
una corriente que acepta la castración, la falta; y otra que no
la acepta (renegación), le hace entender que tiene que haber
una escisión en el Yo para que se mantengan estas dos posi-
ciones.
La disociación del Yo pensado como escisión es un concepto
para pensar en estas patologías.
La escisión es pensada como débito, falta de investidura.
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También señala que los estudios de Freud sobre la psicosis lo
llevaron al terreno de lo fronterizo (Texto: La negación. 1924).
En “Análisis terminable e interminable” destaca de este
texto la importancia de los traumas tempranos (la fijación li-
bidinal, lo que quedó fijado en el aparato tempranamente).
La más temprana es la esquizofrenia, puntos de fijación ante-
rior al narcisismo que sería una fase “esquizo”, mucho más
desorganizada.; las distorsiones del Yo, y las peculiaridades de
la libido. Sus modos de circulación: viscosidad, fluidez, movi-
lidad extrema.
Por último, destaca la hipótesis de la pulsión de muerte. Para
Freud es prevalente porque la concibe, la homologa al princi-
pio de inercia neuronal (el cachorro humano viene con dota-
ción neurona, no con psique). Esto es la descarga a 0. El amor
del otro, el afuera del aparato que proviene la libido, aporta la
libido necesaria para hacer frente a esa circulación a 0, cir-
cuito no tan cerrado que, el ingreso de la libido produce la
amalgama entre la pulsión de muerte (inherente al individuo)
con la pulsión de vida que proviene de afuera.
Luego que se produce la amalgama nunca más las ve-
remos separadas, aunque sí en distintas proporciones.
¿Cómo opera la pulsión de muerte en la clínica? Opera cor-
tando, escindiendo el material psíquico, desligando. Así como
Eros opera ligando, generando redes, haciendo la circulación
complejizada.
Tenemos dos modos de funcionamiento: o descarga, o
complejización del mismo.
Muerte: descarga corta, rápida. Opera desligando investidura,
desinvistiendo. Como desinviste colabora con la regresión (clí-
nica). Al desinvestir un entramado el aparato trabaja con el
entramado que tiene más abajo. Desmezclando, regresionando
se desmezcla. En las regresiones o no regresiones (W) habrá

más presencia de polarizaciones (amor-odio = ambivalencia,
dirigidos hacia un mismo sujeto u objeto).
Vida: descarga larga, complejizada la vía de circulación de la
libido. Amplía, para lo cual hace falta esta pulsión de vida,
¡crea!
Klein: Importa tomar las defensas primitivas en el marco de
las relaciones de objeto. Estas existen desde el comienzo de la
vida.
Defensas:
o Escisión: Es la defensa princess de la posición esquizo-
paranoide, donde el objeto se percibe y se vive dividido,
y el Yo también. Objeto bueno y malo. Esto empalma
con la hipótesis freudiana de destinos de pulsión donde
el habla de cómo se habla esta secuencia de los Yo más
primitivos hasta llegar el Yo definitivo. El Yo expulsa lo
malo por proyección. Las experiencias malas son expul-
sadas y las buenas son idealizadas. Todo en el marco
de la omnipotencia infantil.
o Idealización: lo bueno que queda.
o Identificación Proyectiva: Es inherente a un momento
en el desarrollo en el contacto con la madre, necesario
y saludable. Nosotros lo veremos en el adulto como una
defensa. Es una fantasía inconsciente en la que los as-
pectos del Yo contra un objeto no bueno, son escindidos
y atribuidos a un objeto externo. Lo bueno del objeto es
extraído e introyectado en el sujeto.
Esta posición binaria resulta esencial para un desarrollo salu-
dable. Permite, al niño, incorporar suficiente experiencia
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buena, la que le otorgará las bases alrededor del cual comen-
zará a integrar los aspectos constantes del Yo.
Establecer un objeto interno bueno, resulta pre requisito, para
después poder elaborar la posición depresiva: integración,
duelo, reparación, culpa, objeto más real unificado y afuera.
Bion (89): De él conocemos el concepto de reverie. Green des-
taca el concepto de precipitación y anticipación en el desarrollo
precoz de los psicóticos. Esto actuaría dañando el desarrollo
del aparato para pensar. Hay una descarga que se produce
anticipadamente.
Las funciones deprimidas del proceso del lenguaje. En la psi-
cosis hay una suerte de ideogramas fijos que impiden el desa-
rrollo del pensamiento verbal.
Las relaciones entre continente y contenido.
Winnicott (99): Es el analista de lo fronterizo. Los términos
“ambiente facilitador”, “preocupación materna primaria”, “hol-
ding”, parece destacar la atención sobre el objeto externo. Pero
nos advierte que Winnicott se interesa por el interjuego in-
terno-externo. Dirige nuestra atención al área intermedia: lo
transicional: entre el pulgar y el osito, entre la madre y el niño.
Dirige al ENTRE. Está abocado a ver cómo se constituye ese
espacio en el sujeto psíquico y los fracasos en ese espacio, en
crear lo transicional.
Lo transicional inaugura lo creacional en el adulto, no solo lo
artístico sino lo sublimatorio, máximo punto de simbolización.
El espacio transicional, el despegue del objeto primario y la
construcción de ese espacio con el objeto ya adentro como el
lugar relativo a la cultura y la creación, la sublimación en el
adulto.

El fracaso de la transicionalidad es evidente en el texto
de Winnicott señala la tercera clase de pacientes, los que re-
quieren regresión.
Allí la importancia del marco ya que los objetos ambientales
SON la madre, el analista ES la madre.
Otras conceptualizaciones que hay que tener en cuenta:
las conceptualizaciones del vacío, la sensación de futilidad, la
caída en el vacío. Un vacío y nulidad que en la contratransfe-
rencia se experimenta como “hueco – agujero”.
Winnicott aporta detalles importantes al funcionamiento psí-
quico por el cual es creado el objeto subjetivo.
Reseña conceptual de lo fronterizo (101):
1. El papel del Yo, el Self y el narcisismo y sus mecanismos
de defensa (escisión, idealización, identificación proyec-
tiva, desinvestidura). La desinvestidura es un modo de
trabajar del aparato en la pulsión de muerte. ¿Dónde se
encuentra la desinvestidura? En psicosis, esquizofre-
nia. En los momentos de crisis hay quita de la investi-
dura de la realidad. Pérdida de interés por la realidad
exterior y un delirio de grandeza, de esta observación
de “desinvestidura” es que entiende la retracción de la
libido al Yo. Es un retiro de cargas.
2. Fusión de las relaciones de objeto; con especial atención
a la agresión pregenital y su influjo sobre los procesos
de pensamiento.
3. Presencia de la angustia psicótica y su impacto sobre la
función ligadora de los procesos psíquicos, con conse-
cuencia el proceso verbal. Tenemos la angustia de des-
membramiento o de desintegración: angustias previas a
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la angustia de castración. Se pierde algo muy impor-
tante, una parte del cuerpo (pene, en la etapa fálica).
Angustia de aniquilamiento – necesidad fisiológica de
hambre-.
4. Fallas en la creación de un espacio transicional, con la
función dual, coexistente, del principio de placer y del
principio de realidad, y una parte de relaciones de doble
vínculo.
5. Condensación de metas genitales y pregenitales.
6. El papel de una relación complementaria en el encuadre
analítico, donde la contratransferencia pasa a ser un
vínculo de la comunicación del paciente más que un
obstáculo para comprenderlo. Lo que el analista siente
el embate de lo mortífero que le pasa a su paciente.
7. La noción de distancia psíquica, necesaria para evitar
la falta de comunicación y la intrusión. Es encontrar la
distancia óptima con estos pacientes. Se trata de pro-
vocar la fusión pero sin que sea una fusión intrusiva.
La neutralidad cobra mucha importancia. Al estar en
“holding” se corre el riesgo de entrar en una situación
de “educador”, de materno. Debe suceder que el sujeto
surja.
Concepto de Fronterizo (102-107):
Los “límites hipotéticos del campo psíquico” son dos y de na-
turaleza diferente: soma y actuación. Entendemos que estos
límites o frontera son móviles y fluctuantes, se constituye en
una “tierra de nadie”. Puede darse en la neurosis como en psi-
cosis, en casos de normalidad como de gravedad.
Al diferenciar entre soma y cuerpo, el soma es cuerpo bioló-
gico, sin investidura libidinal, pertenece al “adentro”, desde

donde proviene la pulsión. Esto lo vemos manifestado en los
trastornos psicosomáticos, se produce una descarga en el
soma libre de ligadura.
El pasaje al acto o acting out es una descarga que tiene como
fin enfrentar, contrarrestar, defenderse, protegerse, evitar. La
meta es precipitar al organismo a la acción a fin de sortear la
realidad psíquica. Esto es hacia afuera.
Para Green, la función básica del aparato psíquico es la repre-
sentación del mundo interno y externo de manera pluralista
por medio de actos, afectos, estados corporales, lenguaje,
ideas y pensamientos. Freud destaca la importancia del exa-
men de la realidad para distinguir entre representación, que
obedece al principio de placer, y percepción que está bajo el
imperio del principio de realidad. La meta de la pulsión re-
quiere, sobre todo desde el comienzo, una persona dedicada
que obre como objeto satisfactor de la necesidad y, al mismo
tiempo, como sustituto del yo embrionario del niño. Ambas se
funden en el pecho materno, los cuidados maternos.
Cuando esto no se produce naturalmente es que el aparato
psíquico trabaja en la consecución del placer y cada uno des-
carga, ya sea en el soma o a través del acto o acting out como
puede.
Propone como los límites hipotéticos del campo psíquico: el -
organismo- (para adentro) y el acto (para afuera).
El soma, segregado de segregado de investidura libidi-
nal, que lo convierte en cuerpo erótico hará su aparición en los
trastornos psicosomáticos. Estos trastornos no son simbóli-
cos. La energía descarga en el organismo libre de ligadura re-
presentacional.
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El acto nos habla de llevar a la actuación sin pensa-
miento. En la clínica tenemos las impulsiones y de las compul-
siones.
Impulsión: es el acto
Compulsión: es pulsional: oral, anal.
Variadas en sus objetos: alimentación, juego, sexo.
Fijas en su objetivo: descarga. Exceso energético y esta es la
vía facilitada de descarga.
Recordamos que el aparato psíquico freudiano trabaja en la
consecución del placer tramitando las cantidades para lograr
la descarga adecuada. Cada uno descarga como puede.
Despeja la escisión desde 2 lugares:
1. Desde la realidad externa.
2. Desde la realidad interior. Hay núcleos del Yo que no se
comunican entre sí.
Concepto de AUSENCIA: como un lugar a medio camino entre
la INTRUSIÓN y la PÉRDIDA.
Pensado en la constitución de aparato: fusión: boca-
teta, bebé tomando la teta y sujeto-objeto no existe.
¿Cómo se llega a la pérdida de ese objeto primario de
satisfacción directa? En el medio entre la fusión y la pérdida
de objeto que es la inscripción de la prohibición de objeto en
lo Icc, que quedan marcas, en el medio hay un REHUSAMIENTO
de ejercicio.
Ej.: el control de esfínteres es un asunto cultural. Los niños
tienen capacidad neuronal para el control de esfínteres, pero
no tienen capacidad simbólica y ésta es entregada por el
adulto.

El niño aguanta -rehusamiento-, por eso en estas etapas es
fácil las regresiones. Después viene la represión de la pulsio-
nalidad directa.
Puede haber control de esfínteres sin represión, por eso no se
siente asco, antes de la represión. Cuando no hay represión
“no hay dique”, no hay control.
Hay tiempos prolongados en la pulsionalidad. El rehu-
samiento es la condición para que después se produzca la re-
presión. El niño deja de tomar la teta cuando la madre pone el
límite. El niño no decide solo, si fuera así sería un psicótico.
Hay un momento de rehusamiento. La renuncia es una pro-
puesta de afuera.
REHUSAMIENTO – REPRESIÓN
Como trabajamos con pulsiones a veces es necesario
proponer un rehusamiento. La ausencia se tolera cuando el
objeto ya está adentro, escrito, incorporado.
Si el objeto de goce primario (ej.: la caca) me puedo ale-
jar, separar cuando se produce la represión. Puede el niño se-
pararse de la madre cuando va al jardín cuando tiene escrita
a la madre en su Icc.
Regresión a la dependencia: Volver a una situación de éxito y
una situación de fracaso.
Éxito y no éxito tiene que ver con la satisfacción (en la
situación pulsional). Satisfacciones que implican a las pulsio-
nes primarias.
En Freud se regresa a los puntos de fijación: los lugares donde
ha habido éxtasis libidinal. De algún modo ha habido una
forma para que quede fijado. Hubo una impronta libidinal ex-
cesiva para la capacidad de metabolización de ese sistema. En
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un aparato en formación las mínimas cargas podrán ser agen-
tes de fijación.
La fijación por disposición libidinal es a los puntos donde se
regresa.
Puede haber éxito por exceso.
Texto de Lerner: Organizaciones Fronterizas:
(Continuación)
Defensas más ligadas a los tiempos de la fijación tem-
prana, lo traumático. A tiempos más temprano, más patología
(Freud).
Las tres franjas: autoerotismo – narcisismo – elección de ob-
jeto.
Los tres tipos de identificación, tres modos de investidura.
La etiología traumática más tardía será aquella que tenga me-
jor resultado terapéutico (con aparato formado).
La etiología traumática más precoz dará mayor patología.
Yendo a los CAMBIOS EN LA MANIOBRA TÉCNICA:
La necesidad de cambios en las maniobras con estos
pacientes.
El ejemplo de la paciente de Margaret Little, donde Winnicott
le tomaba las manos.
Al método psicoanalítico pertenece:
o Asociación Libre, para el paciente.
o Atención parejamente flotante, para el analista.
o Neutralidad benévola.

o Abstinencia: otorgar el mínimo de satisfacciones susti-
tutivas posibles.
Debemos hacer la diferencia entre los pacientes que vienen
con demanda del Ello, de aquellos que vienen, como en el caso
que estamos viendo, demanda de nutrición del Yo.
Pacientes con déficit yoico, por eso vamos a la definición de
abstinencia metapsicológica.
En el diván le quitamos la mirada, no tenemos contacto cor-
poral.
No significa que vamos a intervenir cambiándoles la realidad,
sino trabajando para que sea el paciente que trabaje para que
cambie su realidad.
Dejar que el aparato siga frustado y que esa liberación de can-
tidad permite el traajo psíquico.
o Transferencia.
Lo técnico:
o Cantidad de tiempo de cada sesión (serán otros tiempos
más extendidos).
o Espacio de encuadre.
o Espacio personal de distanciamiento.
o Las técnicas al servicio de un Yo tal vez fragmentado,
tal vez poco cohesionado.
o Holding sin intrusión.
Se trata con estos pacientes de agonías tempranas.
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“La insistencia pulsional y
su clínica”
Dra. Anahí Rebagliati
I - La insistencia pulsional puede aparecer como síntoma o
como trastorno. Acá hacemos una diferencia metapsicológica.
Cuando decimos síntoma hablamos de una formación inter-
subjetiva, adentro del Aparato mental (peine); o un trastorno:
una compulsión es un trastorno. No es síntoma porque no
tiene la formación intersistémica porque no hay un conflicto
entre el Yo y el Ello. La pulsión va en búsqueda de la satisfac-
ción arrasando al Yo.
II – hay una investidura libidinal que no circula ligada a repre-
sentación.
III – Trabajar frente a la posibilidad de hacer Cc lo Icc. Aquí
está resumida la neurosis de transferencia. Clínica que los pa-
cientes vienen con trabajo con modo de trabajo en represión y
más presencia de pulsión de muerte.
IV – “patologías más restitutivas”. El delirio es restitutiva, hay
un fracaso en la simbolización. Se viene a poner un parche. Lo
sustitutivo es en neurosis donde se sustituye del objeto Icc
(padre) [en el caso Hans] por caballo (representación que sus-
tituye).
Hay un desplazamiento de la simbolización a la viven-
cia. “Cuerpo extraño” que viene “infiltrado” en el trabajo tera-
péutico. Entonces hay un déficit en la elaboración psíquica

que lo haga armonizar. Esto es trabajo para el analista de lle-
varlo a elaborar.
La energía circula libremente y descarga donde puede.
Identidad de percepción: se descarga inmediatamente. En la
identidad de pensamiento hay un recorrido complejo donde la
energía va enlazando representaciones que sustituyen una a
la otra, por eso el dique semántico del lenguaje en su expresión
metafórica.
“No es el cuerpo enlazado a representaciones, sino el cuerpo
ofrecido al cuerpo de la pulsión…”: es el todo o nada, no hay
ambivalencia, el mundo del narcisismo, es bueno buenísimo o
malo malísimo.
V - ¿Cuál debe ser la posición del analista frente a pacientes
con tal grado de desamparo, derrumbe, destrucción y males-
tar?
Trabajar en el encuadre y todo lo que significa, para dar esta-
bilidad y que este paciente pueda empezar a pensar sus pro-
pios pensamientos, pensar sus propios sentires.
El contenedor que es el consultorio, en neurosis de transferen-
cia es casi automático.
En estos pacientes la técnica tarda en establecerse.
Nuestra presencia como analistas abarca mucho más
de lo que pensamos. Es más que el saber adquirido, sino hay
que pensar y responder de otra forma.
Como analistas debemos dar prueba de que ellos ocu-
pan un lugar para nosotros, que se encuentran alojados y am-
parados. En donde sea posible que ese sentimiento de deshe-
cho de ser un resto caído del mundo, quede localizado en el
analista para que el analizante pueda ocupar un lugar de pro-
tagonismo en las “escenas de la vida” sin quedar siempre al
margen de ellas o a punto de caer.
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Ayudamos al paciente a pensar su situación cuando lo
ponemos en el lugar de observador, observador de su escena.
Nos hace una advertencia muy importante: si ante estos pa-
cientes nuestra intervención se hace rígida fracasaremos,
acentuamos la compulsión de repetición.
VI – Acudir a su llamado es darle un lugar como sujeto demos-
trando interés por su vida y hacia su vida.
Cuando hablamos de castración nos referimos a la falta
en lo simbólico, la privación en el real y la frustración en el ima-
ginario (referido a la tríada lacaniana).
La vida psíquica son las realizaciones deseantes. El
Principio de Placer es el guardián de la vida psíquica.
La eficacia terapéutica la relacionamos en la clínica psi-
coanalítica de inicio con lo que Freud dice: hacer consciente lo
inconsciente. Es nuestro modelo. ¿Qué pretende esta clínica?
Cuando el análisis nos señala cuando éste puede ser finali-
zado, hemos convertido suficiente material del inconsciente
llevado al consciente, cuando se ha transformado el carácter,
los materiales del sujeto ya no lo acosan, y cuando podemos
garantizar que no se van a producir repeticiones inherentes a
los conflictos psíquicos que nos trajo.
La clínica psicoanalítica pretende ampliar las capacidades re-
presentacionales psíquicas del sujeto. Asumimos que la repre-
sentación no es solo significantes, sino representaciones sen-
sibles. La representación va a tener una definición más am-
plia, y más sensible será que la disociación en muchos casos
hacen que entre el pensar y el sentir, el vivir y sentir “haya
cortacircuitos”.

Cuando se amplía la posibilidad de analizabilidad nos
referimos a que la clínica psicoanalítica posó su mirada en pa-
tologías no neuróticas donde no prevalece la represión como
defensa –patologías limítrofes (organizaciones en el sentido de
la predominancia o fenómenos limítrofes), pero tampoco psicó-
ticas.
La eficacia en las neurosis de transferencia básicamente
se refiere a la interpretación sobre el material descubierto. La
interpretación atañe a un conjunto de representaciones que
implica esa formación intersistémica, intrasubjetiva, mental
(peine).
La construcción se trata de entregarle al paciente un
trozo de su historia olvidada, reprimida, que accedemos desde
múltiples lugares, entre ellos la transferencia, como dato im-
portante de lo que él no recuerda.
Todo esto se aplica a los dos tipos de repetición:
a. La transferencia (1914), la repetición de un clisé. Un
montón de marcas y de experiencias que se hicieron
memorias.
b. Repetición más ligada a la compulsión de repetición y
que se liga al trauma. El trauma siempre indica un an-
tes y un después en la vida del sujeto. Ligamos a la
desinvestidura y la descarga directa (pulsión de
muerte). Esta procede desinvistiendo, descarga directa-
mente, sin rodeos.
Desinvestidura: procede de “ocupar un lugar”. ¿Qué se inviste
y con qué se inviste? Es decir, ¿qué lugar se ocupa y con qué
se ocupa?
Se inviste (ocupa) la representación. Y se inviste con libido.
Entonces, desinvestido es vaciado, desposeído de libido.
La libido sufrió un menoscabo.
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La intensidad de la pulsión junto con el déficit de sim-
bolización nos lleva a la frontera psíquica.
Ese territorio donde el encuentro con lo traumático es
el resultante de la insuficiencia lenguajera donde hay un tope
en el trabajo elaborativo, hay un desplazamiento de la simbo-
lización a la vivencia por déficit de la primera. Donde el cuerpo
más que expresión del lenguaje de un deseo puede resultar un
despótico de sustancias, o de energías descargadas sobre él
mostrando el soma.
Con estos pacientes, si bien trabajamos con interpretación, el
trabajo interpretativo no es exclusivo. Son necesarias otras
maniobras: el analista actuando en función del holding, reve-
rie. No se va tan directo al Icc como en las neurosis de trans-
ferencia donde hay una alta capacidad de simbolización.
Una posición rígida del analista no hace más que pro-
vocar la compulsión a la repetición. Puede que no haya riesgo
de vida, pero sí que se vaya del análisis.
1era paciente: Paciente de 31 años que realiza la con-
sulta con los siguientes síntomas de la paciente: a) estado de
angustia desbordante (traumática) o déficit de angustia señal,
b) insomnios regulares (el sueño y el poder soñar es un modelo
de regulación psíquica, cuando un paciente tiene trastornos del
sueño, los cuales se dirimen en la clínica psicoanalítica. El in-
somnio es una muestra de que su aparato psíquico no puede
hacerse cargo de las improntas pulsionales y por eso no puede
entrar en sueño. El aparato psíquico debe tener la capacidad
de transformar los estímulos que le llegan y transformarlo en
deseo onírico –no solamente anular las esclusas de la motilidad
y de la conciencia-, c) compulsión a la repetición desmadrada
que la pone en riesgo de vida.

Una línea transferencial desafiante = durante el primer
año permaneció en un constante desafío… se arrepentía de ha-
berla llamado… desconfiaba en de las capacidades profesiona-
les del profesional –transferencia negativa-.
Demuestra cómo el analista despeja un cambio transfe-
rencial (producto de un múltiple trabajo). Cambio de su posi-
ción defensiva, transferencial: “Licenciada, ¿qué hago?”.
2do caso: Paciente con 26 años y un grado de tortura
mental alarmante. Trabajo y carrera universitaria elegidas por
la madre. Síntomas: tortura moral alarmante, auto-reproches,
sin motivación para vivir, reiteradas enfermedades (como una
cárcel al igual que la carrera universitaria).
A los meses del tratamiento confiesa la adicción a la co-
caína. Convivía con la madre quien era obsesiva y sobre pro-
tectora.
El paciente deja el trabajo y la universidad elegido todo por la
madre. Dependía de su madre y ese sentimiento de que nunca
iba a poder dejar de depender de ella, y su padre que lo consi-
deraba incapaz de sostener algo en la vida.
Es a partir del fallecimiento del padre que comienza a consu-
mir cocaína, durante 6 años hasta que va a análisis.
Tenía afición por las motos, pero no era considerado con im-
portancia.
En el trabajo terapéutico asume una separación de las
figuras significativas. Algo de la simbiosis con la madre que
perduró –defecto físico que colabora con esta prolongación-,
fue posible impulsar el trabajo de duelo por la muerte del pa-
dre. No lo lloró –no significó la pérdida-, porque era igual que
esté o no esté –el padre-.
Analista apostó a su recuperación y se interesó por el
material motociclista. Esto entusiasmó al paciente: se aleja de
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la cocaína y se acerca a su pasión por las motos, al punto de
que está habilitado para vivir de ello.
Es una situación regresiva, el analista trabaja en fun-
ción de corte y de diferenciación dando primacía a los gustos
del paciente –el aparato psíquico se formatea en aras del placer
y displacer-.
El consumo de cocaína es un desborde pulsional. Es un pasaje
al acto es más bien ligado a lo mortífero –consumo de cocaína,
asociado a la compulsión.
Ir al motociclista es ir a su deseo. Es escuchado como sujeto
deseante y se despliega la subjetividad del paciente que estaba
en “la cárcel”, tan pegoteado que el paciente no estaba, no se
veía.
Freud sostenía que lo reprimido primordial repite y repite
en transferencia y que no podemos ahorrarle al paciente esa
fase de la cura, pero sí podemos facilitar la rememoración y la
asociación libre marcándole esos sucesos como la repetición de
sucesos anteriores y realizando un manejo de la transferencia.
Como de esto último no hay texto freudiano se pone en
juego lo que cada analista sea capaz de hacer, de acuerdo a su
subjetividad y estilo deba construir y crear de acuerdo a la
escucha de la historia fantasmática de cada analizante que así
lo requiera, teniendo en cuenta siempre que se trata de un
trabajo analítico.
El manejo de la transferencia es ponerse en otro lugar
respecto al clisé traumático. Habilitar el deseo que su familia
tomaba como berretín, en otro lugar de la simbiosis intrusiva.
Poder no repetir, hacer del lugar del analista un lugar nove-
doso en el vínculo con el otro para reparar y pararse en un
lugar nuevo respecto al deseo.

“Interrogaciones en la Clínica:
Patologías narcisistas”
Dra. Noemí Windaus.
Refiere a las patologías narcisistas no psicóticas, llama-
das: borderline, fronterizas, como sí.
I – la psicopatología dice “es el efecto del modo en que uno se
plantea la constitución del psiquismo humano”: aparato com-
plejo, heterogéneo (ver apunte pasado en Windaus) lugares,
zonas, distintas necesidades y leyes, también refiere a los mo-
dos de procesamiento. Estímulos procedentes del aparato,
tanto externos como internos procesados y trabajados de dis-
tinta manera). La heterogeneidad desde las distintas regiones
del alma y del procesamiento al momento de la pulsionalidad.
Es una enseñanza central de Freud.
II – Se refiere a patologías histéricas, algunas de ellas rayando
la locura histérica. Vemos alucinaciones, sintomatología muy
grave.
¿Se trata de nuevos nombres?, o se trata de empujar los
límites de la analizabilidad de los pacientes.
Evitando meter a los pacientes en la estructura en lugar
de considerar la mixtura que la clínica nos provee: relacionado
con la heterogeneidad de modos de procesamiento.
Este tipo de pacientes… ofrecen una experiencia clínica
menos confortable.
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Windaus llama a esto “meter las manos y poner el cuerpo” por
el monto de sufrimiento que puede estar de entrada en el con-
tenido manifiesto, y el despliegue transferencial en juego (de-
mandante, dependiente, depresivo, inseguro, etc.) o radical-
mente disociado adquiriendo el paciente características singu-
lares (omnipotente-retador, o desconfiado y esquivo). De am-
bas dos maneras la inclusión del analista en la transferencia
es una lógica primera.
La lógica primera es la inclusión del paciente en la
transferencia. Estos casos pueden durar más tiempo.
Inclusión del paciente en la realidad del consultorio, cuál
es su sufrimiento, el porqué del tratamiento, quién es él, en el
sentido del Yo de la lógica formal.
Son pacientes donde el encuadre tarda en establecerse, hay
que trabajar en la confiabilidad y en la inclusión de ese espacio
y tiempo de tratamiento.
III – Hay una hiperconsistencia cotidiana que no puede ser atra-
vesada porque ellos no pueden separarse de esta “realidad
real” siempre igual significada, y causa sufrimiento. ¿Por qué
no pueden ser atravesadas? Porque nombre y trono en el sen-
tido de omnipotencia narcisista”, su majestad el bebé” está en
peligro. El Yo sufre una amenaza de desorganización.
Sentimiento de desvalidez e inconsistencia insoportable. Es un
proceso que llamamos interiorización del conflicto. Este tiempo
primero está dedicado a armar el espacio, saber por qué sufre,
qué le pasa. Actuar como principio de realidad. Hasta que esto
ocurra el monto del sufrimiento y de procesamiento del mismo
será predominantemente en la esfera del analista.
El analista implicado de continuo. Resistir los embates de la
transferencia. Donde hubo mucha intrusión el paciente se en-
cuentra más cerrado.

Los intentos de ir entendiendo lo que ocurre en la hora del aná-
lisis son resistidos, y no son pocas las veces que provocan re-
chazo y/o enojo. No es raro que se invoque que “el analista es
el analista, los objetos son los objetos y las palabras dicen lo
que dicen, y “las cosas no tienen tantas vueltas”, o “eso no tiene
nada que ver”.
IV – Pequeñas situaciones se convierten en pesadilla, porque el
paciente no logra salir de la confusión.
Esto llevará un largo camino hasta que se pueda reali-
zar una discriminación Yo no-Yo.
El “borde” se encuentra entre el conflicto entre el Yo y el Ello
en relación al Superyó (neurosis), y entre el Yo y la realidad
(psicosis).Es en este borde de pura realidad, que encontramos
en las patologías narcisistas su mundo de conflicto, su ser en
conflicto.
El analista es requerido “estar ahí”, y no ser una mera
presencia. No hay posibilidad de silencios prolongados, ni de
abstinencias obsesivas. En estas patologías graves el estatuto
diagnóstico es metapsicológico y transferencial.
V – Futilidad (Winnicott): traen y exhiben múltiples quejas:
1. depresión sutil pero penetrante con intensos sentimien-
tos de vacío e inautenticidad, como si ellos mismos fue-
ran una mentira que los cubre y los protege.
2. Presentan sentimientos de irrealidad, realizan sus ta-
reas, ya sea estudios o trabajo, sin entusiasmo.
3. Se dejan llevar por la rutina y aparecen desvitalizados,
como desprovistos de energía propia.
4. Se alivian cuando hacen transferencia, y se intensifica
su malestar si ésta sufre perturbaciones, o aún durante
las vicisitudes típicas de la misma.
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5. La ausencia o presencia de aprobación los marca en su
vida, porque son incapaces de regular autónomamente
su autoestima.
La energía proviene de las realizaciones deseantes como guar-
dián de la vida psíquica.
¿Por qué se alivian cuando hacen transferencia? Porque esta
sirve para transferir en esa transferencia libidinal. Prestarles
atención, tener un espacio exclusivo para el paciente, tener
toda la energía puesta en tratar de acompañar su momento.
Presentes en esta realidad que se presenta tan perturbadora.
Pasa en todos los pacientes pero particularmente en los fron-
terizos.
Las interrupciones como: vacaciones, situaciones particula-
res, etc., son perturbadoras porque pueden ser sentidas como
abandono. Deben ser realizadas con tiempo.
Caso clínico:
Sentimientos de soledad y desvalimiento, seguidos de un “no
saber qué responder” a las exigencias de los demás.
“Es la hora de ir a casa”… resisten la idea de terminar la se-
sión. Temor a quedar atrapados en una fusión que lo mataría
(por su propia necesidad de fusión con el otro).
Hay una gran variedad y alternancia sintomatológica y
la misma es transferida al campo del análisis. A veces requie-
ren del analista tratante una cuota de paciencia y de cuidado
hasta encontrar la posibilidad de un tratamiento en las situa-
ciones que nos son más familiares y habituales (tratamiento
ordinario).

VII – Pueden presentarse con angustia desbordante, que no
puede ser sistematizada en objetos o personas. La angustia fre-
cuentemente invade el Yo, a su relación con la realidad y lo in-
valida.
El tipo de angustia confucional, paranoide, y desorgani-
zativa o paralizante, se explica porque este tipo de pacientes
suelen tener una mala organización de la angustia señal, como
angustia útil.
Las angustias anteriores a la castración son ligadas a un Yo
más prematuro: angustia a la separación, al aislamiento. An-
gustia paranoide: ¿quién es yo y quién es el otro? Tienen por
tanto una mala organización o déficit de angustia señal.
o Las mociones pulsionales aparecen de forma invasiva.
o Compulsiones diversas o inmovilidad.
o Muy vulnerables, proclives a la desorganización y a la
confusión.
o Aparece con afectos no significados en el discurso.
o La depresión se presenta a veces, sobre un doblez, o
como una inhibición en la relación con la realidad, o
como desinterés por circular en un medio que los agota
por la exigencia libidinal que les impone.
o Otras veces la representación es típicamente maníaca,
el mecanismo metapsicológico es el mismo, El Yo se co-
mió al objeto y triunfó sobre él, está agrandado y tiene la
energía del objeto, es grandioso. La introyección de la
libido al Yo; en la melancolía se trata que “la sombra del
objeto cayó sobre el Yo”, es un aspecto canibalístico
donde se comió los aspectos negativos del objeto, se
identificó y sus quejas sobre sí mismo son quejas sobre
ese “otro” que está incorporado al Yo.
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VIII – Pueden jugarse en la escena de la consulta:
“El Yo toma el relevo”: Soy… Estamos frente a una falta
de integración del sí-mismo.
IX – El analista se ve en la necesidad de catectizar, libidinizar
el campo analítico, para contrarrestar la pulsionalidad mortífera
del paciente en tanto defusionada.
Lo que procuramos es ampliar las capacidades repre-
sentacionales. Que la libido circule ligada a representación
psíquica.
Defusionada: Se fusiona la pulsión de vida y de muerte, las
cuales nunca más las veremos separadas. Se manifiestan de
manera más o menos intensa. Esto de “defusionar” es que apa-
rece, en la regresión, aparece más la pulsión de muerte sepa-
rada, defusionado de lo vital. Vamos a lo más desarticulado.
La pulsión de vida, va del autoerotismo al objeto, donde apa-
rece en armonía con el Yo la pulsión de vida. Sería la desmez-
cla pulsional esto de la defusión.
En un comienzo el analista debe ayudarle a poner en
palabras lo que le pasa al analizante. Cuidar del encuadre, que
es su propio espacio y tiempo. Hincapié en el horario: “su
tiempo”. Lo témporo-espacial está asociado con lo Precons-
ciente. La lógica del Prcc atañe al tiempo. Es su “tiempo” y es
su “espacio”. Algunos tomaran tiempos más cortos y otros más
largos.
X – Holding. Hay dos tipos de ligazón: a. la ligazón por medio
de una forma impuesta como desde el exterior, como continente
a los elementos agresores de la pulsión; b. la ligazón por “sim-
bolización”, es decir, por integración en secuencias, redes, es-
tructuras simbólicas, susceptibles de poner en orden la mayor
parte de la extranjería pulsional.

La acción de la pulsión de muerte es fundamentalmente defu-
sión, desligazón.
“Impuesta desde el exterior”, como un parche. Algo restitutivo,
sustitutivo. Arma un continente pero no liga las piezas al modo
de las cuentas de un collar, enlazado por el hilo.
Eso sería el trabajo de la neurosis de “sustitución” a partir de
la represión; sustitución representacional, libido que corre por
esa sustitución representacional. Hay una armadura desde
afuera: es un “deber ser” impuesto, no desde el deseo. Como
un falso self.
XI – Formar un continente para el paciente.
- Interpelar las intervenciones.
- Parasitar o inmovilizar la relación (identificación pro-
yectiva).
- Pulsionalidad que implica los riesgos de pasaje al acto,
las somatizaciones severas e incluso la locura.
Con los pacientes muy disociados el paciente habla de sus te-
mas como si el analista supiera de lo que está contando. Mu-
chas veces da por supuesto de que lo contó. Es difícil que el
analista no recuerde ya que la atención parejamente flotante
le da una capacidad de memoria, cosa que no ocurre en la vida
cotidiana para sus cosas –del analista-.
Escisión o disociación es lo mismo.
El analista deberá estar apercibido de los riesgos de la tarea.
Es difícil la utilización del holding sin intrusar.
Hay una necesidad de lo imaginario como ancla y que quede
anudando la relación. Lo simbólico no puede ser desarrollado
sin un cuerpo, un espacio y un tiempo.
Lo simbólico es lo que mueve los hilos de lo imaginario.
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XII – para poder “separarme” debo tener el objeto “adentro”.
Para poder regresionar sin temor a perderse tiene que estar
bien constituido el aparato. Para asociar tiene que poder so-
portar “perderse, diluir el sentido, tolerar el enigma, fragmen-
tarse, encontrar aleatoriamente las significaciones, por poco
tiempo, para que vuelvan a caer; esto requiere un aparato
constituido.
No es que no tenga un aparato psíquico constituido sino que
hay zonas que están “mal armadas”.
XIII – muchas veces nos encontramos con que al paciente hay
que “encajarlo” en algún lugar. La lectura metapsicológica nos
da la posibilidad de no “encajar” al paciente.
Esto es exactamente “ver” qué es lo que está ocurriendo ahí.
Cuáles son los dinamismos, cual es la energía y cómo circula,
en qué tópicas nos estamos manejando, es decir, dónde está
ocurriendo el fenómeno.
Una persona con predominio de compulsión no dice qué
tipo de estructura es, pero sí qué tipo de compulsión es. Ej.: la
compulsión a la limpieza. Se puede tratar que en el conflicto
hay un mismo acto: la analidad de estar en contacto con la
mugre y en el mismo acto limpiarla. Toca la mugre y la limpia.
O, puede ser una compulsión como un arrasamiento del Yo
sin ninguna compulsión, sin ninguna transacción, simple-
mente el avance de lo pulsional sobre ello.
Es el campo transferencial en lo relacional y el metapsicológico
aplicado a los fenómenos del paciente lo que nos va a dar el
diagnóstico y no otra cosa.
Implica pensar en el sistema como abierto y en perma-
nente cuestionamiento. Abierto por las nuevas situaciones
traumáticas que se van presentando en la vida del paciente, y
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a resignificaciones –hechas en análisis o en la vida cotidiana

del sujeto-. Ateneo
Pensar en la posibilidad transformadora de un tratamiento, que
arranca desde la definición misma de après-coup.
Estudiar la organización de los parámetros que habitualmente
María: un diagnóstico que
manejamos, atendiendo a su combinatoria, y así mismo la su-
perposición de las configuraciones. enloquece
Superposición de configuraciones [heterogeneidad]: una pa-
ciente que tiene como modo de procesamiento predominante-
Dra. Claudia Chignoni
mente como neurosis de transferencia, represivo como de-
fensa; y alguna manifestación que vaya por otro camino.
ATENEO: Término que proviene de la tradición hospitalaria,
No existen en la realidad cuadros clínicos o estructuras. Son
médica. En Psicoanálisis se suele llamar “caso clínico”.
una forma que se nos hace necesaria para posibilitar pensar la
Este ateneo nos muestra fuertemente un diagnóstico di-
subjetividad humana ya que se trata de una subjetividad muy
ferencial, el cual se produce entre una patología de corte muy
compleja y heterogénea por su historicidad constitutiva. Esto
grave enmarcada en la psicosis, como es la esquizofrenia; y la
nos habilitará a encontrar el perfil singular que hará posible su
locura histérica –diagnóstico metapsicológico al cual llega la
desmontaje.
Dra. Chignoni a través de la clínica-.
María llega con un diagnóstico: esquizofrenia, con va-
rios tratamientos, todos fracasados.
Los analistas de porte psicoanalítico estamos obligados a tener
los dos discursos obligados: el del discurso de la medicina
(DSM V) es decir, lo fenomenológico –signos y síntomas de una
enfermedad-, y el diagnóstico metapsicológico.
Un diagnóstico metapsicológico puede salvarle la vida a una
persona, imprescindible para no perder determinados estados
de salud. No es “etiquetar” al paciente, ni “encerrarlo” detrás
de un nombre. Sin diagnóstico no tenemos estrategias clínicas
ni dirección de la cura.
Sometemos ese diagnóstico semiológico a la lectura metapsi-
cológica.

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María llega con una descripción de crisis y situaciones
alucinatorias. Esto dice el paciente, pero el analista está obli-
gado a chequear entre el discurso del paciente y lo que mani-
fiesta en la clínica. El paciente puede venir con una termino-
logía describiendo qué es lo que le sucede, pero el analista ha
de investigar si ese “saber teórico” del paciente responde a un
modo de funcionamiento del aparato psíquico.
Ejemplo: cuando el paciente llega diciendo que tiene insomnio.
Puede ser una disfunción del sueño, como así también un des-
orden de horarios que trae el paciente en su diario vivir. Se
duerme a las 5:00 am pero duerme hasta las 14:00 hs.
Como el sueño es el guardián del buen dormir debemos inves-
tigar qué pasa con el “deseo onírico”, imprescindible para po-
der conciliar el sueño. El sueño engolfa los estímulos que lle-
gan al aparato del alma: orgánicos, sensaciones del organismo
o del mundo exterior y los sumerge en un trabajo para garan-
tizar el dormir. Genera con ellos un guión, texto, -a veces fra-
casa porque se produce la angustia y el sujeto despierta-. Por
ejemplo, los trastornos del sueño se trabajan y se tratan en la
clínica psicoanalítica.
El dormir y el soñar son modelos de cómo funciona el aparato
psíquico.
El diagnóstico que trae María va a ser contrariado por
el diagnóstico del analista.
En el diagnóstico fenomenológico (en base a la semiología dice:
hay presencia de alucinaciones y delirio).
El diagnóstico metapsicológico no lo ignora, sino que lo inte-
rroga. Qué tipo de alucinación, desde el punto de vista tópico,
dinámico y económico; qué clase de delirio desde los mismos
puntos de vista.
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El diagnóstico metapsicológico indica la dirección de la
cura, marca los senderos de nuestra tarea terapéutica.
En este caso el diagnóstico se dirime entre una psicosis: esqui-
zofrenia; o una neurosis: locura histérica.
Primero aparecen los datos biográficos de la paciente.
Cronología de su biografía con datos muy importantes.
Comienza por describir el motivo de consulta.
“No puedo dormir, siento miedo al dormir, mi temor es ser agre-
dida mientras duermo, además tengo problemas con mi pa-
reja…”
Menciona varias repeticiones: abandono y engaño: a
María todos los hombres la engañan y luego la abandonan. El
trastorno del sueño es también una repetición.
“…en realidad no tengo suerte con los hombres…”, (demuestra
un continuo, un recorrido, una historia con esta problemá-
tica).
“…después la culpable fui yo, por haberlo aceptado a pesar de
su mentira”.
“… rompimos porque me dio una cachetada en el bar frente a
mucha gente…”.
La analista investiga, pregunta, así se puede hacer del
material para poder hacer un diagnóstico. Es escuchando y
preguntando. No se puede entender todo lo que dice o quiere
decir el paciente. Se precisan detalles específicos de la escena.
La analista aquí pregunta cada cosa de la que tiene duda.

“Ojalá no me vuelva a llamar porque me va a convencer”.
Otra repetición. Ser convencida de lo que no quiere o desea.
Recurre a la analista porque tiene esperanza de curarse: “…yo
no sé si lo mío tendrá solución…, antes pensaba que podía ser
mala suerte, ahora pienso que puede ser que esté mal de la ca-
beza a consecuencia de mi enfermedad”.
La analista pregunta, investiga:
A - ¿Qué enfermedad?
M – Mi esquizofrenia… dicen que es incurable.
A – ¿Y usted qué opina?
M – Yo tengo una esperanza, por eso vengo; por ahí no me curo
pero mejoro en algo.
A – ¿Usted toma alguna medicación?
M – Hace unos años dejé de hacerlo…
El analista escucha algo que no le cuadra con la esquizofrenia.
Cuando pregunta por la medicina, es esta la que sostiene los
síntomas.
Lo qué no concuerda con la esquizofrenia:
 María acude a análisis sin estar tomando la medicación
y sin terapia psicológica, esquizofrénica, es altamente
improbable que un paciente así tuviera la capacidad
discursiva que trajo al análisis.
 Esta paciente, sin tomar medicación: va por sus propios
medios en busca de ayuda, para investigar su enferme-
dad trae las recetas de la medicación que tomaba.
2 3
Esquizofrenia: Conceptos Fundamentales de Psicopatología VI.
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 Trae la carta que su madre redactó.
 Tiene expectativa esperanzada (indica fortaleza del Yo),
cree que en manos de la analista si no se cura por lo
menos mejora.
 Puede hacerle frente a lo defensivo en el vínculo con el
otro.
 Tiene conciencia de sí misma, lo cual no condice con la
esquizofrenia sino con la neurosis.
La carta de la madre
Cuestiones que la pueden emparentar con la esquizofrenia:
 La introversión – ella es introvertida. Intro = el sujeto
está metido para adentro. Metapsicológicamente hay
dos modos de estar introvertido.
 Alucinaciones –
Esquizofrenia2,3: Esquizo = división. El síndrome esquizofré-
nico es llamada Psicosis disociativa.
 Delirantes crónicas (escuela alemana).
 Paranoia.
 Demencia precoz de tipo paranoide.
 Disociación, en esquizofrenia es de la personalidad psí-
quica.
 Esquizo = alude al factor principal de la clínica de la
esquizofrenia que es la disociación. Al estar presente la
disociación se presenta en la pulsión.
Texto de Schreber (Freud)

 Hay un clivaje entre el Yo y la Realidad. Hay una pér-
dida de la realidad (en neurosis hay extravío de la reali-
dad).
 Cursa con brotes que deja déficit.
 En las esquizo-paranoides hay síntomas productivos.
Las otras esquizofrenias tienen síntomas más deficita-
rios.
 Alteraciones: de la conciencia de sí mismo, alteraciones
sensoperceptiva y del pensamiento, alteraciones de la
afectividad y la motivación, alteraciones cognitivo mo-
trices, delirio y autismo.
 Alteraciones del sí mismo: (Jaspers): a. la conciencia del
Yo, b. diferenciación Yo no-Yo, c. sentimiento de utili-
dad del Yo, d.
 Alteraciones del Yo corporal.
 La evolución de la esquizofrenia es por brotes psicóticos
(solamente es esquizofrenia). Paranoia y parafrenia tie-
nen crisis la cual no deja déficit. El brote psicótico pro-
duce entre brote y brote hay una marca deficitaria de
las funciones psíquicas (memoria, afectividad, lenguaje,
aprendizaje, motivación, pensamiento, conciencia,
atención, etc.). Déficit asociado con lentitud, retardo. Es
en el tiempo que se ve.
El psicoanálisis aporta a la lectura metapsicológica de las psi-
cosis en general. Aporta el concepto de retracción libidinal.
Es un fenómeno de la psicosis que se diferencia del paralelo
en la neurosis que es la introversión libidinal. En neurosis in-
viste el interior, los imagos parentales, el territorio de la fanta-
sía y se recarga.
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En la retracción es una desinvestidura de la realidad, de los
objetos, del mundo externo. Los esquizofrénicos pierden inte-
rés por el mundo externo porque las cargas libidinales fueron
retiradas, se produce desinterés.
Cuando prestamos atención se inviste libidinalmente aquello
que se atiende.
El analista forma parte de esa realidad interna.
La retracción tiene dos movimientos: a. retiro de inves-
tidura; b. la inflación o agrandamiento del Yo (delirio de gran-
deza).
La lectura transferencial –para hacer la lectura meta-
psicológico-, nos damos cuenta si hay retracción cuando no
nos prestan interés, no les interesa lo que le decimos, porque
como analistas formamos parte de ese mundo externo al cual
ellos desinvistieron.
Ponemos en relación a la retracción con la transferencia: trans
– ferencia, a través de la cual investimos libidinalmente al oír,
al prestar atención.
Otro aporte del psicoanálisis es el de mecanismo de de-
fensa estructurante, en psicosis es rechazo. En la neurosis la
defensa es la represión.
En la represión hay un clivaje entre la representación y la in-
vestidura libidinal. El representante representativo tiene como
destino el Icc. La investidura libidinal tiene destinos que nos
muestran una determinada sintomatología (histeria de conver-
sión –al cuerpo-, fobia, neurosis obsesiva (ideas).
Con el rechazo, el clivaje es con la realidad. El Yo se
aparta de la realidad. El Yo arrasado por el Icc, por el Ello
(Análisis terminable e interminable).

¿Cómo se nota el rechazo en la clínica? Se manifiesta
como vacío representacional. Hay una cancelación de la inscrip-
ción, hay falla en la represión originaria, la que provoca los
fondos de lo Icc. Es un mecanismo que alude al rechazo de
algunas simbolizaciones que atañen a la base de los cimientos
identificatorios humanos. Lo que queda como consecuencia de
esto es un vacío representacional. Hay problema con las aso-
ciaciones (triple estratificación). Ese vaciado no es sin conse-
cuencia. Los síntomas no serán intersistémicos sino trastor-
nos de otro orden (trastornos de las psicosis).
Freud toma trastornos del lenguaje de cada uno de la semio-
logía clásica:
Semántica = Eje metafórico de la lengua.
Sintaxis = el orden, puntuación.
Pragmática = adecuado a lo que estoy queriendo decir.
Freud toma el lenguaje de órgano (semántica) no hay
metaforización de ese órgano, la jergafasia, lenguaje amane-
rado de la esquizofrenia (pragmática).
En un diagnostico puede haber confusión desde lo se-
miológico pero no desde lo metapsicológico porque es un diag-
nóstico más exhaustivo.
El delirio ocupa un lugar restitutivo, no sustitutivo como es el
síntoma en la neurosis.
Este “parche” que pone el delirio es en la historia no inscripta.
Lo que alucina, en el psicótico, le proviene de afuera
pero no como la realidad distorsionada sino real. Es irreducti-
ble.
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Freud decía que tanto en las alucinaciones como en los
delirios se hace en base a “restos de lo oído o visto no simboli-
zado”. En lugar de aparecer un síntoma intersistémico aparece
una alucinación o delirio y lo vive como si le viniera del exte-
rior. Algo raro pasa afuera: no la miran como antes, hay sos-
pechas respecto a su conducta. Las bases representaciones
que están heridas no están suficientemente representados
como para que pueda entender que eso es de él. Lo que cuen-
tan es que el ambiente está raro, ve distinto el ambiente exte-
rior, jamás pensando que es algo interior. El neurótico prime-
ramente identifica como que “algo de mí” tiene que ver con lo
que sucede afuera.
El Yo delirante es un Yo arrasado por el Ello a cielo abierto.
En el esquema del peine:
La alucinación se explica metapsicológicamente:
Tanto la alucinación onírica (soñamos en imágenes), como la
alucinación patológica se explican a través del esquema del
peine:
Algunos de los elementos que ingresaron en el aparato
como experiencia pero no fueron fijados en el Icc (no formaron
huella mnémica, primera transcripción), luego pasa a la se-
gunda transcripción (Icc, contenidos). Algo de lo ingresado no
quedó fijado en lo Icc por fallas en la represión originaria. Hay
una regresión tópica de la energía (
En la alucinación onírica (sueño), las esclusas de la motilidad y
de la conciencia están cerradas, la energía fluye hacia la per-
cepción iluminando las imágenes que nos provee el sueño, el
onirismo.

En la alucinación patológica, pasa igual, solo que no están ce-
rradas las esclusas de la conciencia ni de la motilidad, pero se
produce una regresión tópica a esos signos de la percepción o
indicios de percepción y una progresión de ellos a la Cc. Por ello
Fredu postula que son “a cielo abierto” (psicosis).
Si el deliro tiene que ver con la historia y la alucinación
lo mismo: experiencias no representadas, la expresión “a cielo
abierto” es una exclusión que el material psíquico no fue fijado
o que ha tenido fallas importantes.
Lo disociativo en la psicosis es disociación pulsional, desmezcla
pulsional.
Punto de fijación ligado por disposición libidinal, en la esquizo-
frenia es de tipo autoerótico (primer estadío).
Esto no es justamente lo que pasa con María.
María comunica, habla, pone en relación y se siente mejor
cuando habla que cuando calla. Esto es en neurosis, no en
psicosis.
 Necesidad de contar, de hablar.
 Miedo a dormir y que le hagan daño.
 Angustiada, ganas de llorar (angustia señal).
 Miedo a volver a enfermarse. Cuando se enferma tiene
recuerdos parciales de lo que le sucede –cuando le
cuentan-.
 Recuerda fechas –el déficit es de las funciones, entre
ellas la memoria.
 Todo esto no atañe a un Yo delirante, ni arrasado a cielo
abierto. Egodistonía hablan de una lucha contra el sín-
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toma –en general-. En neurosis a veces hay cierta Ego-
sintonía cuando este es como beneficio secundario. En
psicosis siempre hay Egosintonía, el Yo se apegó al sín-
toma. El Yo se pone en acuerdo con el delirio por eso se
habla de Yo delirante.
 Muestra el trastorno del sueño.
 Previa a la internación (primera internación) manifiesta
situaciones que fueron su punto de quiebre –la analista
pregunta y ella responde con determinada precisión-.
Hay cargas fuertes que hacen que no se produzca la su-
ficiente carga previa como para ir a dormir, mucha agi-
tación. Presenta los motivos por lo cual estar nerviosa:
viaje de un pueblo del interior a vivir en Buenos Aires,
mega ciudad, pérdida de objeto amoroso (madre) y se-
paración de padres adoptivos (pérdida y abandono).
Adaptación a un trabajo (experiencias novedosas en va-
rias áreas).
 Segunda internación: en la calle, llevada en ambulancia
atada. No hay datos de qué inició la crisis.
 Tercera internación: ídem anterior.
 Cuarta internación: ídem anteriores.
 16 años sin tomar medicación. Prefiere hablar y no es-
tar tomando pastillas.
En análisis relata parte de su historia infantil. Fallecimiento
de la madre y recuerda el padre al que lo ve poco, pero piensa
que si se hubiera quedado con él las cosas hubieran sido dife-
rente.
¿Por qué fue dada en adopción teniendo familia? No sabe, pero
resalta la paternidad de los padres adoptivos. La separación
de sus padres adoptivos: padre queda en Tucumán y con la
madre viaja a Buenos Aires.

Deseo que su madre no haya fallecido, reproche a su
familia de origen porque la separaron de ellos al darla en adop-
ción. Imposibilidad de hacer algo por ser tan chiquita.
El enojo sale cuando la van a internar, cuando le ponen
el chaleco y la atan.
María está harta de ser tratada mal.
De niña le pasaban cosas lindas: estaba internada en un cole-
gio católico, la llevaban a ver el milagro de la virgen.
Toda la niñez y juventud estuvo internada. Era una vida dura
y de dolor. No era identificada por nombre sino por número de
casillero.
Confusión al salir del internado. Máxime al llegar a Bue-
nos Aires, iba de pérdida en pérdida.
María le dice a la analista sobre sus alucinaciones. La
analista la confronta con que lo que le cuenta son sueños y no
alucinaciones.
María no puede diferenciar si está dormida o despierta.
María sostiene una relación con la realidad (historia, presente
y analista).
Lo que está presentando contradice el diagnóstico hos-
pitalario, semiológico.
Al introducir la lectura metapsicológica que interpreta el se-
miológico se deduce que si son sueños no son alucinaciones.
Como María no puede dilucidar si está dormida o despierta, la
analista se interroga por qué dice alucinaciones.
Porque como en el hospital decía que tenía visiones, entonces
le dijeron que son alucinaciones.
La analista investiga si, a parte de tener visiones de san-
tos y vírgenes, entonces dice que ve cucarachas, bichos.
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A lo que ve le pone una explicación de lo que le ocurre a ella.
Miedo a bichos porque ella le tiene gran aprehensión a esos
bichos. Esto serían pseudoalucinaciones.
En esquizofrenia son más comunes las alucinaciones
auditivas.
Le parece que escucha al jefe reprochándolo. A la madre recri-
minándole. Una cosa es escuchar las voces afuera y otra las
propias voces internas. Son las voces del Superyó. Estas voces
son como que las imagina.
A - ¿con qué se deprime?
M – cuando no sale se deprime.
Resalta la ligadura y la falta de vacío representacional
cuando le pregunta acerca de
A - “¿Esta gatita” además de mansa puede ser de otra forma?
M – Si… Y relaciona: con el encierro, con el chaleco, la inter-
nación, etc. Muchas cosas “deshumanizantes” y tienen asocia-
ción, de alguna manera, con la infancia. Hay cadena asocia-
tiva.
Lo traumático: cuando la madre adoptiva le confiesa el
mismo día de su cumpleaños de 7 años le dice que es adoptada
y que, a partir de ese día su vida cambió y nunca más volvió a
ser igual. Se produjo un antes y un después en su vida repre-
sentacional. Algo nuevo que integrar.
María teme estar loca y la intervención de la analista la
calma: “no es lo mismo estar loco que enloquecer”.
OTRA SESIÓN (pág. 177)

Desarraigo –partieron de Tucumán abruptamente, sin
preparación. Perdió contacto con el padrastro, nunca más lo
vio. La tía de Buenos Aires falleció al poco tiempo. Otra vez
queda sola. El papá era como un hermano, debían cuidar de
él (con sus hermanos).
De todo lo que habla en el análisis nunca se había animado a
hablar con nadie, en el análisis es la primera vez que se anima
a hacerlo.
Hasta se anima a hablar de un “perdón”.
1991:
Oscila entre la realidad y la ensoñación: la histeria. El
estado conciencia de la histeria es el estado “crepuscular”. Es
un estado de conciencia a medio camino entre la realidad y la
ensoñación. La histeria “cambia las versiones”. Dos personas
pueden estar en el mismo lugar a la vez, la misma situación
pero la persona histérica le hace un agregado que parece que
miente, pero no es así.
El delirio onírico, el cual es visual, prevalece en las histerias.
Podemos ver que no son alucinaciones psicóticas. Los neuró-
ticos también alucinan cuando están en un estado grave.
Podemos pensar que María tiene LOCURA HISTÉRICA.
¿Qué quiere decir el “eje falo - castración”? la castración es
una pérdida en lo simbólico.
Hay toda una libido enlazada representacionalmente en el lazo
con el otro, también. Hay enlace asociativo. Sabe justificar por
qué ve lo que ve, a qué lo atribuye.
María tiene capacidad de elaboración y de historización (por-
que hay enlace asociativo).
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Clase del 1/06/2020
Continuación con el Ateneo “María…”
El diagnóstico con el que vino María es de ESQUIZO PA-
RANOIDE. Es la única forma que tiene contenido alucinatorio.
Las otras esquizofrenias no cursan con manifestaciones de
trastorno perceptivo.
La falta de simbolización afecta:
Las tópicas: el Ello aparece a cielo abierto. Los trastornos son
a nivel del Yo; hay trastornos del pensamiento, perceptivos, del
Yo corporal, etc., que son consecuencia de las fallas simboli-
zantes. No atañe a toda su vida psíquica.
Por momentos está compensando y por momentos cursa por
crisis, y si es esquizofrenia son brotes.
La diferenciación diagnóstica la establece la Dra., con
la locura histérica. Vemos el cuadro clínica de la histeria.
Su posición respecto a la Conciencia es disociativa, porque la
fenomenología demuestra que en la histeria hay una disocia-
ción de la conciencia (no de la personalidad completa ni en
todas las funciones como en esquizofrenia). Este estado es el
CREPUSCULAR: entre la realidad y la ensoñación.
Cuentan la realidad y no coinciden, pero no significa
que están mintiendo. Mezclan parte de su ensoñación y la fan-
tasía.
Los síntomas son conversivos, en el cuerpo (cuerpo es-
crito psíquicamente). El cuerpo le sirve de lenguaje al Icc, pero
las representaciones están enlazadas, integradas. Por eso hay
un discurso.

Personalidad histérica: infantilismo, teatralidad, etc.,
son bastantes elocuentes en cómo se muestra la histérica en
sociedad.
PUNTO DE VISTA DIAGNÓSTICO:
Primero lo FENOMENOLÓGICO:
o Trastorno perceptivo (lo que María llama “aluci-
naciones”, porque así le dijeron en el hospital).
La paciente lo llama alternativamente como alucinaciones y
como visiones. La analista escucha esta diferencia de denomi-
nación e interroga sobre el formato, el contenido y el momento
en que ocurren esas alucinaciones. ¿Qué encuentra la ana-
lista? La ligadura de las imágenes (santos y cucarachas). El
analista “investiga”, pregunta qué le pasa. Y, preguntando y
escuchando es que el analista entiende qué es lo que le pasa.
La analista encuentra la ligadura: la paciente liga su relato con
historias de su infancia. La historia de la paciente entra en
relación asociativa. Es la propia paciente la que muestra la
ligadura representacional cuando recuerda y comparte las ex-
periencias (esta es una lectura dinámica, de un dinamismo:
cuando el paciente responde a la interrogación del analista
muestra que el trastorno está ligado a su infancia y le apare-
cen en conexión asociativa).No aparece “vacío representacio-
nal”. Si no hay vacío representacional esto es algo experiencial
bastante ligado que aparece proyectado visualmente, cuasi
alucinatorio (texto de Construcciones en Psicoanálisis). Si es
cuasi alucinatorio son restos experienciales de lo visto u oído
que están poco simbolizados. Las simbolizaciones base están,
están flojas, aparecen en un lugar demasiado perceptivo en
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lugar de sepultadas en el Icc., investidas y ligadas unas con
otras.
Es “cuasi” por el modo de procesamiento que tuvo ese material
psíquico. Esto es metapsicológico.
No fue rechazado, pero fue fallidamente reprimido. Aquello que
debería estar en los fondos del Icc está perceptivamente dispo-
nible.
Material que tiene un exceso de investidura que produce la
repetición. Lo cuasi alucinatorio es la repetición de un material
psíquico.
Respecto a lo perceptivo se puede hacer un diagnóstico
en base a interrogaciones entiende que se basa de VISIONES y
no de ALUCINACIONES.
o Pensamiento: No presenta delirios.
o Medicación: no la toma desde hacía años.
Tiene conciencia de enfermedad porque va a consulta sola,
vive sola, trabaja, vínculos sostenidos.
Tiene criterio de la realidad, expectativa confiada porque pide
ayuda. Muestra fortaleza yoica porque quiere estar mejor.
Hay fallas represivas, no hay retracción libidinal –demostrado
en la transferencia-.
Angustia traumática: expectativa angustiosa, excitabi-
lidad general (ansiedad, nerviosismo), la libido descargando en
el organismo o el pensamiento.
Angustia señal: sentida, sentimiento, opresión, tristeza,
llanto, traducida en afecto: le señala al sujeto que algo no está
funcionando bien, se lo señala al Yo. Hay una simbolización
traumática, la angustia le avisa al Yo de algo no está funcio-
nando bien.

María hace transferencia: al otro, al saber, a la palabra.
Hay movimiento libidinal erótico abundante. Le gustan las no-
velas, y la triangulación amorosa.
Parte del motivo de consulta tiene que ver con la vida amorosa,
“sus problemas de pareja”.
Miedo a dormir por temor a ser agredida.
Son suficientes datos para que se pueda ubicar entre las neu-
rosis. No son síntomas fóbicos, ni obsesivos. Pero sí vemos que
tiene teatralidad, infantilismo (relata la Dra. que su presencia
es como más aniñado).
Inclinarlo hacia la histeria, sería llevarlo a lo que co-
múnmente se denomina: LOCURA HISTERICA.
“Nunca lo había hablado” = la analista capta que “hablarlo” en
análisis le da la posibilidad de producir una resignificación y
reelaboración del material psíquico.
Cada trastorno que tuvo en su vida está ligado a la “historia
eficiente”, lo traumático de su vida.
¿Qué significa diseñar la dirección de la cura?
- ¿Requiere medicación?
- ¿Hay capacidad de simbolización por medio de la histo-
rización?
Estos son datos fundamentales para encausar la cura.
La realidad psíquica es el trabajo representacional que el pa-
ciente produjo sobre los acontecimiento ocurridos. Estos acon-
tecimientos tienen una inscripción vivencial: lo que sentimos
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en ese momento hacen de motor de nuestra elaboración psí-
quica. La realidad psíquica no está disociada de lo que ocurrió.
La realidad vivencial inscripta en el alma.
El discurso es lo que nos muestra qué es lo que le está
pasando.
El episodio de la crisis fortalece la relación de transfe-
rencia.
1991:
Sostiene el criterio de realidad. Aporta fechas y circuns-
tancias: habla del entrelazamiento asociativo.
Estar “anestesiado” es estar en estado disociativo. Es
algo muy doloroso y opera como una especie de angustia se-
ñal, algo previo. No es un pensamiento sino un sentir.
Video 2do.
El Yo reconoce sensitivamente, siente la anestesia. Re-
conoce la repetición de la incipiente angustia señal, le señala
el peligro al Yo. (Esto es Metapsicológico).
En María aparece una crisis en una paciente advertida
y de una analista advertida. Podemos saber que algo va a ocu-
rrir, pero no qué va a ocurrir.
María tiene la CRISIS, no el BROTE. Cuando llega
la terapeuta la paciente dice cosas confusas y cosas claras.
PROCESO CONFUSO, ONÍRICO: lo que está presente en la per-
cepción es interpretado en la realidad “como un figura con
forma y fondo”, pero es interpretado en la realidad objetiva de
la paciente; está distorsionado.
A diferencia de una PROCESO ALUCINATORIO, donde lo que
está presente en la percepción no está presente en la realidad.

Manifestación del Yo espectador y el Yo actor.
Pág. 184, le dice de tomar mates a la analista. Esto solo
lo puede sugerir una histérica. Duplicidad de la conciencia que
hace al ESTADO CREPUSCULAR. Si bien sugiere tomar mates,
sigue viendo a las cucarachas. Esta es una DISOCIACIÓN HIS-
TÉRICA.
La analista menciona las distintas formas de pensar la posibi-
lidad de la internación (si hay riesgos para terceros -185-
Puntos resaltados por la analista (185).
RECUERDOS POSTERIORES AL EPISODIO (CRISIS)
a) Recuerdo de haber sido atacada por una interna
cuando estaba internada. Pudo asociar con uno de
los motivos de consulta: el trastorno del sueño. Con
este recuerdo y el enlace asociativo con su trastorno
del sueño el síntoma desaparece: insomnio.
b) Recordó un comentario de una interna: cuando es-
tás acá adentro sólo te saca el que te internó. Su
fantasía era que a su madre le ocurría algo y si era
así, ella estaba atada de pies y manos.
¿Qué podría ocurrir cuando, después de una crisis aparecen
recuerdos que antes no habían aparecido anteriormente?, re-
cuerdos que no estuvieron en circulación asociativa.
Una posible respuesta: ¿será que la crisis se trataría como una
suerte de viaje a los suburbios? Porque en la crisis aparece un
material poco elaborado en la conciencia. Hay una fascinación
confucional. Aparece lo cuasi alucinatorio, lo fallidamente re-
primido. ¿Trae estos recuerdos la crisis?
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¿Restos de lo visto y oído aparecen más del lado del pensa-
miento?
Los recuerdos avanzaron del Icc al Cc y se pudo seguir
historizando. En la crisis hay un avance de las representacio-
nes Icc.
Hay una posibilidad en la pos crisis, con las censuras
represivas más puesto en la realidad, los recuerdos aparecen
a modo de recuerdo, pensamiento, y no alucinatorio.
En muchas ocasiones el agravamiento de los síntomas
significa que “estamos en la zona” del núcleo patógeno. Al ilu-
minar la zona aparece un recrudecimiento sintomático.
La paciente conoce un hombre con características dife-
rentes a los hombres anteriores.
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL MATERIAL CLÍNICO:
1. DIAGNOSTICO: Locura histérica.
2. EL MOTIVO DE CONSULTA:
3. TRANSFERENCIA: repite sus inhibiciones, rasgos patoló-
gicos, sus síntomas. Repite porque no puede recordar.
A la lectura que toca los aspectos TOPICOS, DINÁMICOS Y ECO-
NÓMICO se denomina DIAGNÓSTICO METAPSICOLÓGICO.
ECONOMIA: del aparato psíquico: investigamos los modos en
que circula la energía psíquica. Esta es una y se denomina
libido. Investigamos los 2 modos de circular de ese Aparato:
Esas dos maneras básicas de circulación pueden alternarse en
el mismo sujeto.

Una manera: donde la energía circula integrándose a la capa-
cidad de figurar del Aparato. Mostrando que este aparato psí-
quico posee una capacidad, un capital representativo sufi-
ciente a lo que llamaremos: “capacidad de simbolización”. La
fuerza pulsional está subordinada a las cadenas representa-
cionales y a su significación: Ej.: las formaciones del Icc, el
sueño, lapsus, chiste, fallidos, síntomas intersistémicos.
Otra manera: cuando la intensidad es tal que provoca desor-
ganización de la posibilidad de comunicar y comunicarse de-
teriorando la posibilidad de sentido. En la crisis vemos ese
modo de circulación energética. Esto ocurre ya sea por des-
borde pulsional, desde el interior, o por inermidad ante una
intrusión traumática, desde afuera.
En estos casos la energía la vemos gastarse en actos, impul-
siones, compulsiones, o en el soma (trastornos somáticos, or-
gánicos: mínimos como en las neurosis actuales, o mayores
como en las patologías psicosomáticas). No descarga en un
sueño. Estas cargas por la intensidad son incapacitantes para
la vida y para el análisis. Hay que calmar el sistema.
Cuando pensamos en lo ECONÓMICO, también analiza
las angustias: si angustia señal hay una alianza entre la re-
presentación y la investidura: aspecto de simbolización de los
traumatismos y advertencia para el sujeto.
Pueden haber angustias más primitivas: de aniquilación, de
separación, persecutoria, que responden a agonías primitivas,
son agonías sin nombre, que son más regresivas y menos re-
presentacionales.
Puede haber SILENCIOS, efecto de desinvestimiento, o de defu-
sión pulsional. Cuando más regresivas son las angustias son
más desorganizadas, más pulsionales.
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La angustia es una acumulación libidinal o un tipo de presen-
tar de la libido.
TÓPICO: Entra en relación con el ECONÓMICO debido a la rela-
ción del Yo en su función de ligadura con el funcionamiento
del Ello, la intensidad pulsional en el momento.
Analizamos las capacidades representacionales a través de las
modalidades de investimento, mayor o menor viscosidad libi-
dinal con los objetos, a través del tipo de identificaciones que
pueden ser más modelares o más especulares.
Respecto a las relaciones de objeto: más parciales o totales,
más adhesivas o más distantes.
Asume pensar cómo funcionan los Sistemas, si el ma-
terial del Icc está donde debe estar o no, si la conciencia está
funcionando a pleno o no. También la capacidad preconsciente
(semántica y lenguajero del sistema) y las tópicas: Ello, Yo y
Superyó.
SUPERYÓ puede presentar diversas características; te-
ner mayormente la impronta del heredero del CdE, o sea, el
Superyó que señala los Ideales del Yo, modelares, efectos de
atravesamiento del complejo nuclear (ley, inscripción); o bien,
presentar características más rígidas, más ligadas al impera-
tivo categórico, o de características fanáticas que nos mues-
tran un Superyó más primitivo, más rígido, más ligado al de-
creto, la dependencia, lo materno.
Cuando vamos a este terreno todo es más rígido, más decreto.
De esta manera no puede aproximarse a los Ideales, no coin-
cidir exactamente.
YO, al interrogarlo lo hacemos respecto a las DEFENSAS
QUE MOVILIZA. Tenemos un plano de las defensas más ligadas

a la represión (de prevalencia a la represión), o las prevalentes
son más de carácter disociativo. Variantes posibles, diferentes
tipos de corte, defensas renegatorias de la realidad, disocia-
ción entre el pensar y sentir, aislamiento, proyección, defensas
maníacas, etc.
DINÁMICO: Interrogamos los dinamismos: el tipo de conflicto
que puede ser: Intrasubjetivos (intersistémicos entre distintos
sistema del mismo Aparato mental: entre el Yo- Ello; Yo –Su-
peryó). O tratarse de padecimientos que no logran este esta-
tuto. Pueden desplegarse en un aparato exterior al Aparato: el
soma, como espacio exterior al Aparato (si fuera el cuerpo sería
espacio interior al Aparato), o con los “otros” en el mundo in-
tersubjetivo.
Generando trastornos, padecimientos, diversos tormentos
para el sujeto psíquico, compulsiones, impulsiones, confusio-
nes, que no logran el estatuto de intersistémicos.
Con ese diagnóstico, por saber cómo está construido el
trastorno o el síntoma tenemos la dirección de la cura, decidi-
mos las estrategias clínicas.
1er video, 8/06/2020
Relacionar los ateneos con la bibliografía.
La fórmula pronostica para que, dadas ciertas condiciones el
análisis más o menos breve.
Winnicott: pacientes de la fórmula de análisis interminables
(regresión).
Organizaciones Fronterizas: Green, Lerner, Windaus.
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María: ¿qué podríamos señalar respecto al recuerdo, repeti-
ción y elaboración en este ateneo? (relacionar).
Repetición: Relaciones amorosas – engaño – repetición
en la elección de objeto con características iguales. Salgo el
último marido. Motivo de consulta: “los hombres siempre
mienten”; abandono. Es el vínculo con el tipo de objeto.
Recuerdo: construye historicidad, trauma temprano
identificado (años). Capacidad de metabolización. Transferen-
cia. Asociaciones con recuerdos de su historia infantil. Temor
de ser agredida (insomnio) memorias sin recuerdos.
La capacidad elaborativa de María le permite a la ana-
lista resolver el trastorno del sueño (acostarse por miedo a ser
agredida). Este fue otro motivo de consulta. Relación en el re-
cuerdo, elaboración y desaparición del síntoma.
Otro recuerdo: la dinámica que emprende el trata-
miento la analista le permite recordar en qué pasó previo a la
internación, y demuestra el enlace asociativo no tan disociado.
Relación: repetición – transferencia: a mayor repetición
mayor hostilidad en la transferencia. En las transferencias
más positivas hay un aflojamiento en la repetición.
El holding en María: la crisis y el acompañamiento de
la analista para evitar la internación. La alianza para no inter-
narla y cómo posiciona a María después de la crisis (una María
diferente).
María como paciente fronterizo ¿? Las visiones o cuasi aluci-
naciones son síntomas fronterizos, pero no significa que sea
fronterizo. Para ponerlo debe tener prevalencia, en su proce-
samiento cotidiano.
“Estoy hablando con él, pero estoy hablando con Ello”.
A partir de Catalina, re evaluar a María.
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trabajo, etc.) frente a la incapacidad de “duelar” –no puede o

ATENEO CATALINA: no quiere hablar-. Depresión endógena.

La “herida que no cierra”. Puede ser por una diabetes,
o psicológico: desvitalizada, inhibición de las funciones psíqui-
“Una reina sin trono” cas.

Pérdida social importante: departamento grande y

Análisis clásico: un análisis en el diván con una neuro- lindo, problemas económicos.
sis de transferencia.
Sobre todo a partir de las repeticiones transferenciales. PRIMER PERÍODO DEL TRATAMIENTO:
Es un camino más escabroso, con muchos más escollos que el
caso “María”. 3 internaciones
Estado empeorando
Historial Clínico: No puede escribir, leer, ver tv. “Muerta en vida”.
Este ateneo la cuestión versa en torno al diagnóstico. ¿Depre- 1er tratamiento en la adolescencia.
sión, psicosis, histeria grave? No logran ponerse de acuerdo. Buena capacidad cognitiva.
Paciente: molesta, repetitiva, hostil, actuadora (esto
tiene que ver con un tipo de transferencia). EN HOJAS EL ANÁLISIS…
Tercera internación: poco después del suicidio de la ma-
dre. FINALIZANDO,
Con sintomatología: ataque de furia. Desborde emocio-
nal con ataque. TRES INTERNACIONES: En común tienen “sufre ataques de fu-
ria” = desborde prevalente.
Historial familiar: ¿De qué hablan estos “ataques de furia”?

Historial de problemas psiquiátricos. o Labilidad del Yo, invadido por la furia.

Mucha pulsión mortífera. o Poca tolerancia a la frustración (caprichos).
Abandono de la madre de 2 hijas por no ser hijas del o Se liga a las injurias narcisistas = atacan a la autoes-
amor. tima provocada por personas valoradas para el Sujeto:
DESAMPARO, DESVALIMIENTO, INDEFENSIÓN, INTRU-
Enfermedad de la madre: Melancolía (respuesta al fra- SIÓN, ATAQUES RECIBIDOS, etc.
caso de un duelo. Ante una pérdida de “objeto” (persona, ideal,
El amor fortalece la autoestima; el desamparo la destruye.

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Importancia de las RELACIONES DE OMNIPOTENCIA DE LA PRI-
MERA INFANCIA: sientan las bases de la autoestima, la FORMA-
TEAN. Esto tiene que ver con la magia infantil (producida por
los adultos).
TRASTORNOS:
o Somáticos: dolores de cabeza, parálisis del brazo, ata-
ques de furia.
o Personalidad infantil polimorfa.
o Fijación en la etapa oral.
o Relaciones objetales deficientes: no puede trabajar, no
tiene amigos. Bastantes desiertos los vínculos (logra al
final relacionarse con una prima con cierta dificultad).
Transferencia: Primeramente muy hostil y demandante.
Enlazamos este historial más a lo FRONTERIZO o PATO-
LOGÍAS NARCISISTAS. (Texto de Patologías Narcisistas).
Texto de Windaus:
o Pacientes con una TRANSFERENCIA DE INICIO DEMAN-
DANTE Y HOSTIL.
o 1ra lógica en el tratamiento: INCLUSIÓN DEL ANALISTA
EN LA SERIE PSÍQUICA: “espere que voy para allá…” El
analista adentrándose en la conflictiva:
- Pacientes del tipo 3ro de los que habla Winnicott.
- Necesidad de Holding por parte del analista.
- Regresión a la dependencia.
- Analista como “Yo auxiliar”.
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o 2da lógica en el tratamiento: LA INTERNACIONALIZACIÓN
DEL CONFLICTO: “a usted le pasa esto… hubo simbiosis,
la intrusaron, etc. Lo que mata simbólicamente es esto.
- La elaboración psíquica
- Re elaboración de los vínculos
- Nueva transcripción y re elaboración simbólica.
- “a usted cuando le da furia es porque fue intrusada,
abandonada, quizá usted era una muñequita de porce-
lana”.
Este sub título es interesante: “reina sin trono”.
No llegó a ser “su majestad de los padres”. Un padre siempre
espera lo mejor del hijo, tiene proyectos, aunque después el
hijo haga lo que quiera.
Esta hija fue con mucha injuria narcisista. Una hija “co-
mida” por la propia madre “sobreprotectora” que redunda en
“no-protección” –no la dejaba jugar con las nenas y menos con
los nenes; ir a la casa de la hija luego de casada y hacerle todo
(abandonó a 2 hijas anteriores).
En la sobreprotección hay SIMBIOSIS.
Depresión sutil en estos pacientes (Self todavía a cons-
tituir, ni siquiera hay un Falso Self, el Yo no está totalmente
constituido).
La madre con poca capacidad materna.
Déficit de la angustia señal en Catalina.
Los traumas precoces: agonías primitivas.
Inhibiciones: la capacidad de trabajar está inhibida. La
labilidad yoica es alevosa.
Afectos salidos de “madre” = ataques.
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TEMA CENTRAL: trabajamos en abstinencia –dar la menor
cantidad de satisfacciones sustitutivas posibles-. Responde-
mos de acuerdo a la textura del funcionamiento de “ese” apa-
rato psíquico. No es lo mismo tratar a una histérica que a un
Border. La actitud es diferente.
Windaus propone diferenciar la fórmula:
Entre pacientes con NECESIDAD – DESEO – DEMANDA, y los
que tienen NECESIDAD NUTRICIA DEL YO.
En este caso tenemos una paciente con un Yo infantil
con NECESIDAD NUTRICIA DEL YO. La analista ofició como
“Yo auxiliar”. El holding del analista de la primera instancia
hizo que se pudiera ingresar en la segunda instancia del aná-
lisis.
Un analista tiene que hacer todo lo necesario técnica-
mente para con el paciente.
La técnica es inamovible. Hago todo lo que mi función
requiere. Ampliar la capacidad representacionales y sensitivas
del Sujeto psíquico para hacer consciente o inconsciente.
El método puede variar.
Trabajar con construcciones e interpretaciones: trabajar la
historización de la cura para sanar las injurias narcisistas.
Estos pacientes convocan a la intrusión, porque así
fueron tratados. Por eso preguntan: ¿qué hago?, ¿cómo me
visto?, ¿cómo se resuelve?, etc.
Analista en posición de reverie. Transformación de lo
elementos beta, no metabolizados, en elementos alfa, conver-
tidos en elementos metabolizados: le pone un nombre al es-
tado afectivo del paciente.
ANEXOS DE CLÍNICA I
LAS DOS POSIBILIDADES DEL TRAUMA:
1. LA DERIVACIÓN EN LA ACCIÓN [descarga]
2. LA DERIVACIÓN DE LA EXITACIÓN EN EL COMPLEJO ASOCIATIVO
[a partir de la complejización del Aparato Psíquico].
El concepto de INFILTRADO es comprensible por esta cuestión de los EN-
LACES REPRESENTACIONALES. Como hay una fundación y una fijación po-
demos aceptar que hay algo extraño porque perdura eternamente. Es
extraño a la conciencia pero bien propio y singular del Sujeto.
Para que la REPRESIÓN se haya establecido deben haber sido en
dos tiempos: 1) que se trate de sucesos sexuales y 2) que éstos hayan
ocurrido antes de haber alcanzado la madurez sexual.
El TRAUMA ES EXTERIOR E INTERIOR: EXTERIOR: porque es desde
el otro materno desde donde arriba a la sexualidad; INTERIOR: porque
brota desde ese exterior interiorizado como “CUERPO EXTRAÑO” IN-
TERNO IMPLANTADO.
El carácter estructural del mismo (el trauma), esto es, que la sexualidad
arriba al niño desde el exterior pasivizándolo frente al otro materno del
cual proviene la excitación implantada en él traumáticamente dando
origen al psiquismo.

Importancia de la sugestión en justa medida: halagos.

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“Y si la necesidad de amor de alguien no está satisfecha de manera ex-

haustiva por la realidad, él se verá precisado a volcarse con unas repre-
sentaciones-expectativa libidinosas hacia cada nueva persona que apa-
rezca, y es muy probable que las dos porciones de su libido, la suscepti-
ble de consciencia y la inconsciente, participen de tal acomodamiento”.

CAPACIDAD DE REVERIE: Posibilidad de transformar las proyec-

ciones intolerables del niño en elementos psíquicos aceptables.

Cuando el damnificado y su familia están invadidos por la amenaza

y la angustia, quien cumple esta función es el psicoterapeuta.

Carlos Andrés Patetta; 11-50016035; c.andrespatetta@gmail.com