Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El ser humano puede definirse de varias maneras. Una de ellas como un sujeto
epistémico, denominamos sujeto epistémico al sujeto que conoce, que accede
al conocimiento de su realidad natural, cultural y social. Este sujeto aprende
para integrarse a su medio. En este proceso el docente es el facilitador de esta
construcción en la que interviene también el deseo como una fuerza que
empuja el aprendizaje. En este sentido resulta primordial considerar que es
desde la propia subjetividad que el alumno se involucra o no en el proceso.
Si bien los maestros necesitan poseer información, su función no es
principalmente transmitirla, sino propiciar herramientas y un espacio adecuado
(lúdico) donde sea posible la construcción del conocimiento. Los procesos de
aprendizaje son constructores de autoría. Lo esencial del aprender es que
simultáneamente se construye el propio sujeto, mediante el placer de
apropiarse de su autoría productiva. El placer de dominar la bicicleta, un
instrumento, el lápiz, la escritura, etc. Placer de dirigir.
Para que el enseñante consiga sostener la bicicleta, necesita saber neutralizar
la importancia de su figura y para ello precisa, a su vez, estar seguro de sí
mismo y tener sus propios proyectos. Por qué el método, la técnica, los
diferentes procedimientos pedagógicos, solos se caen, y hay que sostenerlos
andando como la bicicleta. Allí es donde se encuentran el aprendiente y el
enseñante, en el terreno del riesgo, en el desafío de enseñar y aprender.
Frente a esto hay un cierto temor que no siempre debe adscribirse al miedo del
cambio sino que es propio del encuentro con la responsabilidad que la autoría
supone.
Ser enseñante es poder hacer el trabajo subjetivo de aceptar que, tal como un
objeto transicional, la prueba de que servimos la da el que no nos necesite
más. El lugar del enseñante tiene mucho que ver con esto. Siendo el espacio
del aprender el mismo que el espacio del jugar, no es lo mismo jugar que
aprender. Jugar es descubrir las bondades del lenguaje, aprender es
apropiarse del lenguaje. Creer y crear. Solo será posible que los maestros
puedan generar espacios del jugar-aprender para sus alumnos, cuando ellos
simultáneamente los construyan para sí mismo.
Tenemos factores que intervienen en este proceso de aprender como son las
matrices de aprendizaje, que son la modalidad con la el sujeto organiza y
significa el universo de sus experiencias. Son modalidades más o menos
estables de comportamientos conformados desde el inicio de la vida.
Otro factor es la disponibilidad para aprender, la motivación es una de las
condiciones fundamentales para que se produzca el aprendizaje. Los motivos
inician, dirigen y regulan las actividades del individuo y constituyen un factor
determinante en la búsqueda de acciones adecuadas. Las expectativas son lo
que cada uno espera de otras personas tales como conducta, palabras y
actitudes, cada uno construye opiniones, ideas, representaciones a partir de lo
vivenciado en cada encuentro con la otra persona.
A su vez algunos aprendizajes pueden ser clasificados como:
2
del desarrollo que al niño le toca pasar a cada edad. Así, el juego de ejercicio
está especialmente representando en la etapa sensorio-motriz, el símbolo en la
etapa intuitiva y el reglado en la etapa operacional concreta. Respecto del
juego de construcción, Piaget piensa que su expresión corresponde a la faceta
“acomodativa” de cada una de las etapas del juego mencionadas
anteriormente, esto es su forma expresiva más adecuada a las propiedades de
la realidad.
Una de las bases del teatro es el juego ya que ambos comparten elementos
básicos. El juego teatral o dramático sería el más conveniente a edades
tempranas. La actividad teatral permite a los niños manifestar su capacidad
creadora e imaginativa, le ayuda a fomentar la expresión oral y corporal, a
ejercitar la memoria, a relacionarse con los demás y al desarrollo de su
personalidad. En definitiva los beneficios del teatro utilizado en el infante son
extraordinarios ayudando al desarrollo integral de los pequeños.
Al niño en sus juegos le gusta ser alguien o algo, le encanta disfrazarse, es
capaz de convertir cualquier objeto en símbolo de lo que en ese momento su
imaginación le dicta, los juegos que proponen no son más que una
representación teatral en la que ellos deciden y encarnan los papeles.
Podemos considerar la dramatizacion como un recurso más en el aula infantil.
Además el carácter de juego resulta más divertido a los niños, por lo que, a su
vez les hace más accesible el aprendizaje de muchos de los contenidos
escolares. La práctica teatral en el aula aporta multitud de beneficios
pedagógicos. Contribuye a la educación del alumno.
El teatro requiere de una acción elaborada y preparada que se realiza ante un
público y en un escenario. La dramatizacion, en cambio, no necesita de tal
puesta en escena, sino que se trata más bien de un juego realizado en la
escuela con fines educativos. Los niños atraves de la dramatizacion pueden
expresar sus emociones, sentimientos y pensamientos.
La infancia nos señala que la subjetividad “acontece”, y por lo mismo ni es
planificable ni es dominable. Porque sin infancia no hay sujeto histórico nos
lleva a afirmar que la infancia es, precisamente, un acontecimiento político-
educativo. Y lo es, en primer lugar, porque la infancia son los “recién llegados”,
que entran al espacio público, no solo abriendo sus fronteras sino que,
además, en tanto otros en cuanto otros, simplemente con su rostro y epifanía
interpela éticamente y dicen: henos aquí, no nos violenten, no nos reduzcan a
lo mismo. Sin infancia el “sujeto político” es injusto, porque se cree invulnerable
e impune. Lo que la infancia como acontecimiento educativo, es decir, político,
está diciendo es, simplemente, que lo mismo no es lo igual, que no se puede
violentar al otro en cuanto otro, y que la única forma autentica de ser es
estando, sin ilusionarnos con un ser sin estar, o una subjetividad fijada a
históricamente, es decir, sin infancia. Cuando precisamente porque hay
infancia hay historia.
6