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Rojas, C. (2020) - Entre Hijos y Padres. La Trasmisión Intergeneracional
Rojas, C. (2020) - Entre Hijos y Padres. La Trasmisión Intergeneracional
Resumen
Esta conferencia partirá de las conceptualizaciones de la trasmisión inter
y transgeneracional entre antepasados y descendientes, proponiendo esta vez
pensar la trasmisión en clave de reciprocidad. Si niños y adolescentes a lo
largo de los tiempos introdujeron elementos novedosos para el mundo adulto,
la vertiginosidad del cambio actual destaca ese rol trasmisor en sus dispositivos
sociales de pertenencia: familia, escuela, otros. Los niños vehiculizan hoy
elementos que, en tanto recientes y novedosos, no han podido ser
reconocidos, inscriptos y transcriptos por los adultos. Modos de trasmisión que
no responden a cadenas ancestrales previas, sino a los códigos pregnantes en
actualidad.
Disertante
Trasmisión recíproca
Niños y adolescentesencarnan -en las familias y en el mundo- modos de
trasmisión que no responden a las cadenas ancestrales previas, sino a la
potencia productiva de cada situación y a los códigos pregnantes en
actualidad.Aquello que adviene desafiando los instituidos, expresado en la
sobreabundancia de la palabra “nuevo” y equivalentes.Los hijos, marcados por
códigos más o menos ajenos al mundo adulto previo, aportan así elementos
diferentes que pueden resultar “cuerpos extraños”para los adultos.
Este papel trasmisor de los descendientes adquiere hoy una visibilidad
favorecida por ciertas condiciones epocales, entre otras, la vertiginosa
obsolescencia de múltiples concepciones que implica el surgimiento constante
de novedades y la mayor disposición de los adultos a la escucha de niños y
adolescentes.
¿Qué es trasmitir para la Real Academia Española? Trasladar, difundir;
también es llevar a alguien mensajes o noticias, traspasar algo a otro. En este
sentido, pienso en esta ocasión, niños, adolescentes y jóvenes como aquellos
que llevan las noticias a los adultos y les plantean esa exigencia de trabajo, de
poner en movimiento un psiquismo conformado por otros códigos, que requiere
tiempo y trabajo psíquico para aprehender ciertas codificaciones propias del
mundo nuevo.
Además, dicha aptitud elaborativa se ve favorecida, o no, por condiciones
actuales. Y lo que cada generación produce no se reduce a la transcripción de
lo anterior, hay también producción novedosa no anticipada en lo ancestral.
La trasmisión entre las generaciones, sabemos, se hilvana en el tejido
constructivo de subjetividades, en tanto concebimos un psiquismo que, como
ya mencioné, se halla en transformacióny devenir constante, más allá de los
primeros momentos constitutivos. Y en cuanto pensamos más allá de la trama
edípica familiar, por ejemplo,postulando las identificaciones, una de las
principales vías de la trasmisión, como no reducidas al espacio familiar ni solo
reemplazos o sustituciones de “papá”y “mamá”, lo que implicaría el retorno
constante a la centralidad del Edipo.
Además, los procesos identificatorios no finalizan con las identificaciones
primarias, se siguen dando y operan en la construcción de una identidad en
devenir, sin punto de llegada. Los vínculos actuales adquieren así, cualidad
fundante y constructiva.
A partir de todo lo antedicho, se hace posible pensar en reciprocidad en las
fronteras intergeneracionales: en ocasiones el receptor no solo transcribe para
sí, también transforma al trasmisor. La trasmisión, tal como en este momento la
voy pensando, es una producción emergente en las fronteras y cruces de las
generaciones, entre quienes emiten y quienes reciben y transforman. En el
“entre”emisor/ receptor puede operar la transcripción transformadora,
ofreciendo también al emisor opciones de cambio. El encuentro presente
transforma al pasado.
Acerca de la trasmisión
Con distintas denominaciones y puntos de vista, las consideraciones sobre
trasmisión se despliegan en distintas corrientes de la psicología a partir de la
década del ´60 del siglo pasado, y los desarrollos psicoanalíticos al respecto se
suceden especialmente desde los años ´70 y ´80. Reconocemos, no obstante,
la presencia en Freud de distintas conceptualizaciones que pueden
relacionarse con dichos desarrollos, tanto aquellas que sostienen al sujeto
comofin en sí mismo y a la vez eslabón dentro de una cadena, en “Introducción
del Narcisismo”, (Freud, 1973ª), como las que proponen una herencia cultural,
en “Moisés y el monoteísmo” (Freud, 1973b). Pero es en “Tótem y tabú” (Freud,
1973c) donde la transmisión entre generaciones aparece como inevitable y
necesaria: “Si los procesos psíquicos no se continuaran de una generación a la
siguiente...no existiría en este ámbito progreso ni desarrollo alguno”. Allí cita,
haciéndola suya, una hermosa frase de Goethe: “lo que has heredado de tus
padres adquiérelo para poseerlo”. (Freud, 1973c, pág. 193)
A partir de estas concepciones, y desarrollos posteriores, se hace posible
enunciar que las vicisitudes de la conformación de los sujetos se asientan
también sobre la trasmisión, la cual en su dimensión ligada al narcisismo de
vida sustenta las bases mismas del psiquismo. El sujeto se construye y
conquista una singularidad diferenciada a través de una apropiación
transformadora de lo heredado, respecto de lo cual establece su semejanza y
su diversidad. El corte o desconocimiento de toda herencia puede afectar las
raíces de la identidad; pero también la falta de una transcripción que torne
singular lo recibido puede situarlo en posición de objeto, arrasado en distintos
grados por un discurso alienante que afecta su diferenciación.
Kaës diferencia lo que se trasmite “entre sujetos” de lo que se trasmite “a
través” de ellos. La primera forma, a la que denomina trasmisión interpsíquica -
intersubjetiva, intergeneracional- implica la existencia de un espacio de
transcripción transformadora de la trasmisión. La trasmisión transpsíquica -lo
transgeneracional- supone en cambio la abolición de los límites y del espacio
subjetivo. (Kaës, 1993) Esta vertiente se presentifica en las patologías severas
y refiere a lo no elaborado que, por fuera del campo representacional, puede
irrumpir como trastorno en el cuerpo o en el acto, o como perturbación grave
del psiquismo. Así, por ejemplo,formas actuales de la patología de los vínculos
familiares se conectan con sucesos históricos –catástrofes sociales, eventos
familiares traumáticos- vividos por generaciones anteriores. Acontecimientos
que no pudieron tramitarse y cobrar significación, poco reconocidos y faltos de
palabra, persisten como actuales en tanto productores de efectos. Las
situaciones de índole traumática involucran de forma global al grupo familiar y
abarcan a los descendientes; es decir, el trauma vivido por unos adquiere valor
de tal para los otros.
Por mi parte, tomo en cuenta distintas referencias teóricas, de modo
especial me interesa la diferenciación que Kaës hace entre lo inter y
transgeneracional, refiriéndose a las dos vertientes señaladas de la trasmisión.
Otro aporte teórico muy interesante es el de Haydée Faimberg, con su
concepción de las identificaciones alienantes en las patologías severas. Las
ideas que ella desarrolla permiten percibir cómo una subjetividad que puede
parecer vacía, por ejemplo, en algunas formas de psicosis, puede estar por el
contrario “demasiado llena” de la historia no significada de otros.
Trasmisión y multiplicidad
Retomo entonces mi tema y la cuestión de las herencias múltiples, que ya
mencioné: a aquellos elementos, metabolizados o no, trasmitidos por padres y
antepasados intra o extrafamiliares, se agregan -propongo hoy- dimensiones
que, en tanto recientes y novedosas, no han podido ser reconocidas, inscriptas
y transcriptas por los adultos. Son entonces los descendientes quienes
impulsan a los adultos a incorporar códigos epocales de marcada actualidad.
Estos modos de trasmisión no responden a las cadenas ancestrales previas,
sino a la potencia productiva de cada situación y a los códigos vigentes en
actualidad.
Derrida señala que siempre hay herencia, pero no es única ni homogénea,
no hay un pasado original que hoy se pueda repetir, sino múltiples herencias y
por lo tanto debemos escoger, es decir, inventar la nuestra. Heredar implica
entonces la diferencia, la distancia que separa a ese instante fundacional del
hoy que lo actualiza.
Destaco la idea de la multiplicidad de trasmisiones y el hecho de que la
misma no se reduce a las primeras inscripciones. Las inscripciones en
actualidad, sin pasaje de metabolización por generaciones previas, se plantean
a partir de las distintas vertientes constructivas del mundo social, como
diferentes pertenencias, medios y TIC (Tecnologías de la Información y
Comunicación.)
Inscripciones y transcripciones son procesos que se realizan inmersos con
otros, en vínculos. Los otros actúan como trasmisores/ receptores de modo
alternante y resultan, según la cualidad vincular, habilitantes o no de la
apropiación singular.
Lo queaquí pongo a trabajar con la perspectiva de una trasmisión recíproca
constituye un más allá de la trasmisión de los antepasados, adviene desde
sectores no instituidos o en proceso de institución. Junto a esto, que se da
entre distintas generaciones, sitúo a la vez la trasmisión entre pares.
Niños y adolescentes, agrupados, crean situaciones propicias a la
producción acontecimental. Hay producciones del “entre”, y también ejercicios
de trasmisión: llevan mensajes unos a otros. Con este equipamiento muchas
veces, se confrontan con los adultos.
Ahora bien, aquello que se construye y se trasmite entre pares, también
está requerido de una apropiación singularizada, y esto se relaciona con las
dinámicas del poder en cada grupo. La paridad no es una cuestión meramente
cronológica, es también una cuestión de poder. Si el poder entre pares
cristaliza en líderes absolutos, el grupo deviene en una dinámica jerárquica,
entonces esa paridad deja de serlo. De tal manera,es posible que alguien que
es absolutamente capaz de hacer un ejercicio de confrontacióncon unadecaída
autoridadadulta, quede sometido e imposibilitado de sostener diferencia y
singularidad frente al poder de algunos integrantes del grupo de “pares” en
edad. Y entregue de tal modo aspectos de su singularidad a cambio de una
pertenencia que siente indispensable.
Otros grupos de pares mantienen un funcionamiento heterárquico.
Heterarquía, término con el que podemos designar aquellos grupos en los que
hay una circulación del poder; el poder no cristaliza en ningúnintegrante, sino
que lo ejercita en cada momento aquel que está mejor posicionado para
hacerlo. En esa no cristalización se genera realmente la paridad: las asimetrías
son alternantes. Esta índole de grupo habilita no solamente la construcción de
lo novedoso como conjunto, como co-pensamiento, como co-producción, sino
también la posibilidad de diferenciación singular.
PAÑUELOS VERDES
2018: Argentina debate la ley de legalización del aborto. Una primera
entrevista familiar. Entran la madre, dos hijas de 17 y 20 años y un padre que
parece querer pasar desapercibido. Las jóvenes llevan pañuelos verdes en sus
mochilas.
La madre enuncia el problema que los trae: “en nuestra familia entró la
grieta, primero con las protestas políticas, van a todas las movilizaciones. Y
desde ¿cuándo? No sé, ¿2 años? también se volvieron feministas. Pero ahora
esto, esta inmoralidad, esta vergüenza,” dice, muy enojada, señalando los
pañuelos verdes. La hija mayor inicia con ella una discusión que termina en un
llanto desesperado “no puedo soportar que mi madre tenga esas ideas, esos
prejuicios...Yo sé que papá piensa igual, solamente que la deja hablar a ella.”
- ¿Sabés qué? me dice la hija menor, nosotras creíamos que ellos
podían cambiar. Tengo amigas que van con las madres y las tías a las
marchas.
Padre: a nuestra edad ya no hay cambio, son Uds. las que se están
formando
Estas hijas y sus pañuelos verdes fracturan el espejo en el que estos
padres esperaban mirarse. Se sienten devaluados, hasta poco amados. Estas
no son las hijas del espejo, ¿cómo reconocerlas?
A su vez, estos padres desilusionan a sus hijas, que todavía esperan que
ellos se abran y deconstruyan sus creencias a partir de sus propuestas... Cada
generación piensa ¿cómo es posible que ellas / ellos piensen así?
En este punto se manifiesta una dimensión propia de los vínculosdonde
cada uno espera ciertas respuestas de quien cree conocer, pero el otro tiene la
particularidad de hacer lo inesperado, produciendo un descoloque que exige un
cambio, un movimiento de creación. Cuando el otro lo descoloca el sujetodebe
cambiar, hacer algo distinto de lo que tenía planificado y previsto: hay una
posibilidad de transformación autoorganizativa, y esto es recíproco. La aptitud
para transformarse a partir de los cambios de los otrosy el mundo tiene
alcances y topes. Por eso, cuando el desajuste de expectativas es muy grande,
puede pasar, como notamos en estos padres, que haya un cierre, un rechazo a
la diferencia. Imposibilidad de cambio que el padre verbaliza: “a nuestra edad
ya no hay cambio, son ustedes las que se están formando.” Pensándose, claro
está, como un psiquismo cerrado, no apto para nuevas inscripciones, no apto
para renunciar a códigos que lo conformaran en otro momento.
Si el otro siempre me descoloca, ya que no está donde yo espero o donde
quiero que esté, entonces tengo que producir respuestas inéditas, generadas
en situación. Durante la crianza, esta trasmisión infantil y adolescente -en tanto
no controlada, inesperada- genera movimientos adultos ineludibles: algunos
pueden deconstruirse creativamente, otros se violentan,o sostienen respuestas
conocidas que al cambiar los contextos perdieron vigencia.
Hay unas frases de Suely Rolnik, que hago mías, a fin de ampliar el
análisis de esta resistencia a la apertura y el sufrimiento y enojo que estos
adultos presentan. Ella dice, en un reportaje:
“Cuando tú estás habitado por mil semillas del mundo, semillas de futuro, y
por otro lado estás formateada según un cierto repertorio cultural, hay una
tensión entre estas dos experiencias, en esta tensión hay dos movimientos que
se desencadenan, un movimiento que es el movimiento de la vida que tiene
que germinar, y el otro movimiento que es un movimiento desde el sujeto que
tiene que conservar esta forma porque da mucho miedo la desagregación.”
Estos padres actúan a la defensiva, con temor a desarmar creencias
previas. Además, sufren porque sienten la diferencia como fracaso de la
crianza, aun como falta de amor de las hijas hacia ellos.