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Lic.

Sonia Kleiman infancia, adolescencia, familia en la cultura contemporanea

INFANCIA, ADOLESCENCIA Y FAMILIA EN LA CULTURA CONTEMPORANEA


Lic. Sonia Kleiman

INTRODUCCION

Desarrollar pensamientos acerca de las familias contemporáneas, va implicar


recorridos por diferentes temas, que en algún punto se entrecruzan y permiten
seguir avanzando en esto que no es sencillo: habitar una época y tratar de dar
cuenta de ella.

Los vínculos familiares responden tanto al hecho de formar parte del conjunto de
las relaciones de parentesco, así como a un hacer vincular, hacer que no está
ligado indisolublemente a lo biológico, ni a las funciones o a los lugares
asignados por la matriz de parentesco. El hacer vincular se refiere a la
construcción de esta particular manera de pertenecer, convivir, historizar, de un
conjunto de sujetos llamado familia.

La infancia, la adolescencia, la familia, responden a un discurso que se


constituye en una marca de época. Lo instituido tiende a considerarse una
invariante y se naturaliza o sea, no se cuestiona.

Tomemos distintos significados del término “marca”:


Marca: Señal dibujada, pegada que permite distinguir a quien pertenece algo.
Que se sepa de quién es.
Es una huella dejada por una cosa en el sitio donde se ha estado.
Marca se refiere también a los territorios fronterizos.
Dice Derrida:

“Hay algo que fait date, diría yo en francés, «hace época», y éste
es su impacto, el impacto mismo de aquello que es, por lo menos,
sentido, de manera aparentemente inmediata, como un
acontecimiento que marca, un acontecimiento singular… este
«sentimiento» es menos espontáneo de lo que parece: en gran
medida está condicionado, constituido, si no efectivamente
construido, en todo caso mediatizado, por una formidable
maquinaria tecnosociopolítica.”
Jacques Derrida.
Autoinmunidad suicidios simbolicos y reales.

Reflexionar sobre marcas epocales, nos remite a pensar la subjetividad


producida en los espacios intra- inter- transubjetivos, a través de las prácticas
discursivas.

En cada época coexisten variables de un paradigma anterior, más los vigentes


en la actualidad. En el presente, coexisten discursos sobre la familia, la
infancia y adolescencia instituidos en el Modernismo, junto a otros, en los
cuales múltiples referentes se han transformado, e incluso, han devenido otras
prácticas.

Veamos algunos ejemplos:


Se presentan a la consulta un hombre y una mujer de aproximadamente 35
años.
J- “Viviana y yo no convivimos, ni nunca fuimos una pareja estable.
Pero en un momento de nuestra historia, Vivi quedó embarazada y los dos
teníamos ganas de tener un hijo, pero no de armar una familia. Vivimos cada
uno en otra casa, pero ahora que el nene empezó el jardín tenemos algunos
inconvenientes, por como está organizado todo, y se nos hace un embrollo…”

Otra consulta:
Llegan a la sesión una mamá, un papá y tres niños, de diez, cuatro y once
meses. Los dos primeros, hijos de la pareja que conformaban hace unos años
estos padres. El niño de cuatro años, hijo de la pareja que configura en la

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actualidad la mamá y el bebe de aproximadamente once meses, hijo de este


señor con su nueva pareja. Él aduce que lo trae a la sesión familiar, porque no
tenia con quien dejarlo, y además porque está muy peleado con la nueva
mujer.
Ellos, los padres que concurren a la sesión, están separados y tratan de
resolver algunos conflictos con relación a la parentalidad de sus hijos. En
general las discusiones han sido arduas y el clima tenso. El bebé es atendido
en la sesión, por ambos con mucho cuidado.

No hay duda de que las configuraciones familiares que concurren a estas


entrevistas distan enormemente de la llamada Familia tradicional, en la cual
un matrimonio, devenido pareja de padres, transmiten un patrimonio cultural,
estructura mediadora entre ese núcleo y la cultura. Al decir de Piera Aulagnier
cumpliendo con un “contrato narcisista” o como describe Foucault, siendo un
edificio fundamental en las instituciones disciplinares.

Con el fin de pensar las transformaciones, que se están produciendo en las


familias contemporáneas, desarrollaré los siguientes temas:

 Infancia, adolescencia, familia. Infancias,


adolescencias, familias
 Pensando la modernidad

UNA PRIMERA APROXIMACIÓN

Durante largos años de tradición metafísica y recorrido por las teorías


psicológicas y psicoanalíticas, pareció correcto diferenciar el mundo externo del
mundo interno. Los profesionales de la “salud mental” se especializaron en el
mundo interno. La realidad socio-cultual era algo a tomar en cuenta como
contexto, marco, escenario pero generalmente se consideraba que había que
dedicarse a inferir, a través de los síntomas, la geografía de la mente o bien,
que había que lidiar con ella cuando “irrumpía” en el consultorio.
Teoría coherente con el oposicionismo binario del los últimos dos siglos:

Sujeto-objeto.
Mundo interno-mundo externo.

Una primera cuestión es, entonces, plantear que corriéndonos de categorías


estáticas, la práctica médica, psicológica, familiar, docente, responden
eminentemente a un discurso.

En ese discurso se encuentran entrelazados la ciencia, las teorías filosóficas,


las artes, los medios, la economía que circulan en la época. Aquí discurso es
tomado como un conjunto de prácticas, que producen significaciones, que
tienen efectos sobre los individuos que participan de ese discurso.

Esa participación es conciente e inconsciente. Habitamos esas prácticas por ser


sujetos de la época. Así, las prácticas sociales producen una manera de
pensar, de vestir, de construir las relaciones interpersonales, de ejercer la
profesión, de criar, de enfermar.
Estando inmersos en esas prácticas, las vivimos como nuestro modo natural
de vida.

Por ejemplo en el presente, si mientras estamos comiendo al mediodía pasan


un noticiero por televisión, en el cual se están arrojando misiles y asesinando a
un grupo de personas en una transmisión en directo, seguiremos seguramente
comiendo como si estuviéramos mirando un capitulo de alguna serie de
ciencia ficción, o de aventuras. El discurso mediático convierte en espectáculo
lo que está transcurriendo en la vida de las personas. Indiferencia y

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anestesiamiento llevan a desmentir la muerte que queda convertida en


imagen.

Seguir sosteniendo que las condiciones de producción que hacen a los


síntomas provienen centralmente del espacio intrasubjetivo, requiere de un
proceso de escisión que puede generar intervenciones iatrogénicas. Recordar
la quema de brujas, las lobotomías, el encierro manicomial. Y en muchos casos
la férrea adhesión al DSM IV, el tan consensuado manual sobre “Criterios
Diagnósticos de los Trastornos Mentales”.

Estamos asistiendo a transformaciones de tal magnitud, que distintos autores


se refieren a ellas como un desbarrancamiento de la modernidad, como
etapa de la historia y sus paradigmas de pensamiento.

En torno a los cambios, la descripción que se realiza de un fenómeno


generalmente lleva el sello de la comparación con otro que figura como
referente conocido. Nos sucede espontáneamente, cuando surgen nuevos
modelos teóricos. Si arribamos a una ciudad en la que nunca estuvimos, a los
pocos minutos la describimos en torno a otra que ya conocemos, por ejemplo
“este parque se parece a…”, “esta calle me hace acordar a…”.

Así, las nominaciones que fueron surgiendo para referirse a la


actualidad, a ese final de la modernidad, llevaron en principio el sello de lo
anterior.

Ejemplo:
 Post-modernidad
 Modernidad líquida

Actualmente han ido surgiendo otros nombres, en los que ya la palabra


“modernidad” no está incluida:
 Era informacional
 Era de la fluidez
 Era de la red
 Era de la globalización.

Estas maneras de nominar a la época actual requieren pensar en cuales son


las transformaciones, -del lat. transformāre). 1. tr. Hacer cambiar de forma
a alguien o algo. 2. tr. Transmutar algo en otra cosa. Hacer mudar de porte o
de costumbres a alguien- , que se están produciendo.
No sólo son cambios los que observamos, están surgiendo otras
configuraciones vinculares, por ejemplo en la conformación de parejas, otros
modos de vivir conjunto. Si las llamamos “nuevas familias”, rápidamente las
saturamos de significación en cuanto a su presentación, ya que “familia”
remite a algo conocido.
Es decir, no es sólo una cuestión de cambiar el nombre a un hecho y pensar
que sigue siendo lo mismo, o bien algo parecido. Esto sucede con las nuevas
relaciones de pareja y luego las inclusiones familiares de ambos, se buscan
denominaciones de parentesco, que en realidad todavía no existen.

Concurrían a la sesión una mamá con sus dos hijos y la pareja actual de ella,
no conviviente. Él preguntó en la sesión, cómo lo tenían que llamar los hijos de
su pareja. Parecía que no alcanzaba con su nombre de pila. Intentaban
ubicarse en una matriz de parentesco conocida. Si no hay denominación para
el novio de la mamá, quizás no sea solamente porque todavía no se inventó,
sino porque estas situaciones están dejando expuestos modos de configurar
otros vínculos incluso de parentesco, no ubicados en una matriz ya
configurada.

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INFANCIA, ADOLESCENCIA, FAMILIA. INFANCIAS,


ADOLESCENCIAS, FAMILIAS.

El lugar que ocuparon en la historia tanto el niño, el adolescente como la


familia, no fue siempre el mismo.
Si bien no me voy a extender en este tema, es interesante observar que hasta
siglo XII, en las pinturas, no se de daba a los niños las dimensiones acordes a
la realidad de éstos. Los artistas los representaban como un hombre en menor
escala.

Es Durero, pintor alemán que vivió entre 1471 y 1528, quien realiza el primer
estudio de las proporciones corporales del niño. Hasta el Renacimiento se
llamaba al niño "garçon”, equivalente tanto a niño como a criado.

A propósito de la infancia, dice J Vasen:

“En el transcurso del siglo XVII la Iglesia y el Estado comenzaron a hacerse


cargo del sistema educativo que se desplazó de la intimidad doméstica al marco
de la escuela. Se deseaba, ante todo, evitar la mal crianza del niño y sustituir el
ambiente afectivo y permisivo, que había prevalecido durante el s. XVI, por el
imperativo de las normas. Pero la escuela del Seiscientos funcionaba, con
métodos de pura memorización y una disciplina mecánica. Entre los siete y los
doce años se adquirían las primeras nociones: leer, escribir y contar; la
educación no era, en modo alguno, un entretenimiento alegre, por eso se
esperaba con ansia la hora de escapar de la escuela aprendiendo como fuera un
trabajo manual. Es en siglo XVIII, con la revolución industrial cuando se
producen intensas modificaciones. Es el marco socio, político, económico en el
que se producen nuevos modos de vivir en las casas, y las instituciones a
tienen otras funciones. Comienza la producción de juguetes en serie y la
literatura infantil”.
”Más que ascéticos, los pequeños debían ser hábiles, optimistas, comunicativos
y conocedores de las cosas prácticas; moderados, flexibles, adaptables y

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diestros en fin en el trato social. Las niñas recatadas esposas y futuras madres.
Mientras tanto, los hijos e hijas de trabajadores y campesinos encontraban
fuertes impedimentos para jugar debido a una educación -si es que la recibían-
orientada a incorporarlos rápidamente a trabajos de baja calificación, o a formar
parte del ejército de reserva de desocupados”.
J. Vasen
¿post-
mocositos?

Como vemos, es importante pensar en una multiplicidad de infancias. El


historiador Philippe Aries, plantea que en el siglo XVI y XVII, coexistían
diferentes infancias, basando su análisis en la diferencia de clases sociales.

Infancia, adolescencia, familia, han sido descriptas desde el punto de vista


cronológico, evolutivo y socio-legal. La observación clínica da cuenta en este
momento, que los libros de psicología evolutiva escritos en el siglo pasado,
están sumamente alejados, en su descripción, de los sujetos que hoy
consultan.

Entretejiendo las ideas expuestas hasta aquí con los trabajos interdisciplinarios
de semiólogos, historiadores, antropólogos, surge otra forma describir la
infancia, en la que ya no se la enuncia como una etapa, o una categoría sino
como:
“El conjunto de intervenciones institucionales que, actuando sobre
el niño real -al que podríamos también llamar párvulo- y su
familia, producen lo que cada sociedad llama niño. De modo que,
si pasamos por alto las singularidades de cada caso, niño es el
producto de los efectos de la infancia sobre su materialidad
biológica. La respuesta que una sociedad da a la pregunta "¿qué
es un niño?" afecta al niño y a los adultos. Los niños responden al
modo en que se los concibe y, como esas respuestas tienden a
confirmar lo que la creencia predica, ésta se reafirma como punto
ciego para los habitantes de esa situación que, lógicamente,
entienden que su concepción de infancia es una invariante de la
humanidad. Desde la conceptualización de la subjetividad como
producto de un contexto sociocultural, los niños diferirán
radicalmente producidos en distintas épocas y el concepto de
infancia no podría seguir siendo el mismo”
Cristina Corea, Ignacio Lewkowicz
¿Se acabó la infancia?
El abordar familias con niños y adolescentes nos interpela respecto de cuáles
son las apoyaturas teórico-clínicas, con relación a estos temas, que luego
utilizamos en nuestra tarea cotidiana.

Uno de los riesgos usuales en los procesos terapéuticos, en las intervenciones


en distintos ámbitos, es quedar atrapado en una línea de valores, e ideales
respecto de la familia que consulta.

Las intervenciones, muchas veces, están fuertemente impregnadas de estos


valores, la mayor de las veces inconcientes para el terapeuta mismo. A veces
creyendo estar interpretando un conflicto, se están esgrimiendo convicciones

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que se enuncian como verdades absolutas o bien creencias que toman la


forma de hipótesis teóricas.

La familia constituyó en los últimos siglos el dispositivo de subjetivación


central y consensuado.

La cuestión es, entonces:

¿Cómo pensar cuáles son actualmente las condiciones de producción


de subjetividad, el discurso que da la forma peculiar a los vínculos
humanos hoy, específicamente pensando en la clínica vincular?

PENSANDO LA MODERNIDAD

Sólo introduciré algunos lineamientos para comprender que la mayoría de los


profesionales que ejercemos actualmente, hemos vivido y hemos sido
subjetivados por el discurso de la modernidad y esto tiene sus efectos en la
forma de pensar acerca de la familia o pareja que consulta.
La modernidad pretendió crear una validez universal de sus postulados. Sin
diferenciar, tiempos, espacios ni culturas.

En palabras de Najmanovich:

“Los hombres modernos, (no en el sentido de estar a la moda,


sino en cuanto a la manera de enfocar el mundo), creyeron que
era posible "encerrar" el tiempo dentro de los relojes,
"capturar" el espacio dentro de un cuadro y el movimiento en
un conjunto de "leyes naturales" necesarias y eternas. Una
característica central de lo que llamamos Modernidad fue la
unificación del espacio-tiempo, la creación de un único mundo
homogéneo, estandarizado, cognoscible, teorizable.”
Denise Najmanovich
Pensar la subjetividad

Lo que caracterizó al modernismo fue la idea de Progreso, bienestar y creación


de un Estado. La institucionalización normativa y disciplinar. Una ficción
suficientemente operativa, coherente y consistente que dio lugar a una lógica
llamada la “Lógica de Estado”. Actualmente predomina en el espacio socio
cultural, otra lógica que se apoya en las vicisitudes del Mercado.
Esto es lo que Bauman, sociólogo, describe en cuanto a que el paradigma que
circula ya no es lo sólido institucional, sino lo que fluye, como los capitales, las
imágenes, los flujos informáticos. Por eso a la época actual la llama
Modernidad Líquida.

I Lewkowicz, historiador, lo plantea así:

“En un medio sólido, la conexión entre dos puntos conectados


permanece, a menos que un accidente o un movimiento
particularmente intempestivo corte esa atadura. En la fluidez, la
conexión entre dos puntos es siempre contingente: puede no ser…
dos puntos cualesquiera, dos puntos que pueden ser el padre y el
hijo; uno y su puesto de trabajo; el docente y el estudiante,
permanecen juntos porque se han realizado las operaciones
pertinentes para permanecer juntos y no porque un andamiaje
estructural los encierre en el mismo espacio. En un medio fluido,
cualquier conexión tiene que ser muy cuidada, no se sostiene en
instituciones sino en operaciones”

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Ignacio Lewkowicz
Pensar sin Estado

Es importante conocer que las categorías de niño, adolescente y familia para el


pensamiento moderno eran:

El niño es alguien que va a tener voz y


voto en el futuro

Pensamiento
Moderno
El adolescente, el que se encuentra en
camino a la adultez

El adulto, el que se incluye en el


mercado productivo y funda una
familia
Se construyó un andamiaje estructural que organizaba las relaciones
interpersonales, muchas de ellas asimétricas, y esa estructura respaldaba,
hacia de soporte a esas relaciones, a su vez éstas garantizaban el
funcionamiento del sistema: alumno - docente, padres-hijos, un empleado y
un puesto de trabajo.

Esto no es lo que está sucediendo actualmente. Se observa un


“desfondamiento institucional”, uno de sus efectos es que los puentes
interinstitucionales están desarticulados.

A partir de estos hechos surge generalmente, una versión apocalíptica


respecto del mundo contemporáneo, promoviéndose la idea de que “todo
tiempo pasado fue mejor”.
Posición sumamente riesgosa, ya que la significación caótica, impide el registro
de la potencialidad enunciativa de reformulaciones o innovaciones.
Es interesante ubicar los signos de la época que compartimos, incluida
efectivamente la vivencia de intenso desorden.

Tomemos, por ejemplo, una figura actual y bastante habitual en las consultas
familiares…

La figura del hombre-padre desocupado, creo que en España se dice “de


paro”. Esta situación ha variado desde ser una marca de humillante
ineficiencia como causalidad de despido, hasta como se decía en otros
momentos “un aprendizaje de vida”, a ser en la actualidad, la consecuencia de
una devastadora situación marcada por la globalización, los movimientos
empresariales de fusión, la búsqueda de mano de obra de menor costo, la
apología de una eterna juventud.

Esta situación, llevada al extremo, ha sido graficada en la película “La


corporación” donde se muestran descarnadamente, los efectos de la
desocupación. Esta película relata la historia de Bruno Davert de 40 años
despedido de la papelera en la que trabajó por una década y media. Luego de
buscar infructuosamente trabajo, desesperado, planifica armar una prolija lista
con los nombres de sus más firmes competidores, para buscarlos, encontrarlos
y eliminarlos uno por uno. De esa manera queda como el mejor y único
postulante. ¿Es un asesino? ¿Se produjo un asesino?

Un sujeto que queda sin trabajo en la actualidad, y es mayor de 35 años, no


padece sólo las consecuencias económicas sino que corre el riesgo de,
literalmente, “caerse” del sistema. Esta idea llevó a pensar que un sujeto
desocupado laboralmente, puede pasar a ser una figura de “desesxistencia”.

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La evaluación psicológica de una familia que consulta por síntomas de los niños
y en la cual se está dando en alguno de los padres un estado de
desocupación, no puede estar exenta de considerar el contexto en que esto
sucede.
Si al sujeto de existencia que corresponde a la Lógica estatal lo denominamos
Ciudadano, el que le corresponde a la Lógica de Mercado es otra figura
llamada Consumidor. Estas subjetividades coexisten.

La Lógica estatal requirió de sujetos transcurriendo evolutivamente,


adquiriendo derechos y obligaciones. Un futuro en el cual ejercer esos
derechos y deberes.
Para consumir, la edad cronológica prácticamente no cuenta.

Por lo tanto, la pregunta que nos desafía es:

¿Cuál es el contexto multidimensional en el cual pensamos las


infancias, las adolescencias y las familias, cuando la figura
predominante de subjetividad es la del consumidor?

El siguiente artículo sobre la infancia y sociedad de consumo se publicó en un


diario matutino, dando cuenta de que el marketing infantil, impone un nuevo
texto sobre psicología evolutiva.

“A los 18 meses son capaces de reconocer logos comerciales y a los dos


años pueden pedir productos por su marca. A los tres, algunos ya deciden
qué ropa ponerse y otros patalean en la puerta de McDonald’s reclamando
su derecho a la cajita feliz. Apenas son capaces de mantenerse sentados
(es decir, alrededor de los seis meses), son colocados en el "puesto de
observación culturalmente definido: el carrito del supermercado" –según
las palabras de un renombrado especialista en marketing–, y cuando
aprenden a caminar, empiezan a sacar por sus propios medios los
productos durante el paseo por el supermercado. En las primeras
melodías que entona hay jingles publicitarios y en las primeras imágenes
que aprende a distinguir, hay objetos de consumo. En muchos casos, los
chicos son consumidores antes que hijos o ciudadanos.”
Diario Clarín. Argentina 2004

Las ideas desarrolladas están directamente


relacionadas con el pensar cuál es y será el
posicionamiento de los trabajadores de la salud, dado
que necesariamente el campo de la subjetividad
infantil, adolescente y los modos de vincularidad
familiar, no sólo no se ajustan a los modelos teóricos
instituidos, sino que resultan una novedad que requiere
a su vez de unos nuevos pensamientos para encararlos.
De otro modo se instalará un continuo desacople entre
los profesionales, los consultantes, las instituciones.
Otra de las grandes transformaciones se está produciendo a nivel de los
descubrimientos vertiginosos de la tecnología, que generan cambios en los
modos de relacionarse. Los chistes, los poetas, generalmente sintetizan
brillantemente lo que intentamos explicar con cierta coherencia lógica.

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Una serie televisiva, muestra a través de una irónica realización el


funcionamiento de familia americana en la actualidad. Cristina Corea,
semióloga, habla así de Los Simpson:

“La consagrada serie de Los Simpson muestra de modo elocuente la


transformación de la relación tradicional entre padres e hijos, como efecto de
las practicas de consumo”. El sitio tradicional del padre aparece
prácticamente cuestionado como el lugar tradicional de saber y poder
asignado por la modernidad. Lo común es que Homero aparezca asistido
discursivamente por Marge, su esposa, que funciona como una especie de
interprete, encargada de construirle una representación del mundo que le
resulte medianamente inteligible: con los recursos mentales de los que
dispone Homero. A su vez, Homero resulta con frecuencia burlado por Bart,
su hijo. Con Bart tiene una relación cuyo rasgo más saliente es la rivalidad:
compiten por obtener premios que son, en apariencia, objetos infantiles
porque bien mirados son objetos clásicos de consumo: gaseosas, comida
chatarra, horas TV etc.”
Cristina Corea

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O sea que, en este momento histórico, se dan en simultáneo los ejes


fundamentales del modernismo descripto: el niño de la supuesta “ingenuidad”,
el niño de la sexualidad infantil que presentó el Psicoanálisis, el niño cliente, y
el informatizado.

El adolescente, hombre del futuro, el que maneja prácticamente todas las


mismas variables que el adulto, las diferencias generacionales, la
simultaneidad de subjetivación de nuevas practicas tanto de los padres, como
de los hijos. Las familias tradicionales y un importante número de distintas
modalidades de vincularidad.
A partir de una serie de consultas por adolescentes, voy a dar un ejemplo de
cómo los cambios de óptica respecto de la lectura sintomática, hacen a su
vez cambiar la manera de encarar el abordaje terapéutico.

Hace algunos pocos años comenzaron a llegar a la consulta adolescentes, que


concurrían con “marcas” extrañas en sus cuerpos. Heridas, cortes, hechos con
el compás o con algún elemento punzante.
Esto fue relacionado, en los medios de difusión, con procesos de imitación de
series televisivas, con aspectos autodestructivos, o bien con la tan repetida
causalidad referida a la falta de cuidado parental. A su vez, en los
psicodiagnósticos se los consignaba como cuadros depresivos, e incluso a la
usanza actual, se los medicaba.

En el abordaje de estos casos, en la relación terapéutica con estos pacientes,


estas hipótesis no abarcaban la complejidad de estos actos. Fue muy
interesante compartir algunas ideas con profesionales de otras disciplinas, que
se estaban ocupando de entender y pensar estas prácticas, que socialmente
involucraban grupos numerosos de niños y adolescentes. El riesgo era,
imponer abusivamente hipótesis construidas para el aparato psíquico o
respecto del abandono parental, que sin dejar de tener validez, no abarcaban
el marco contextual de estas conductas y sus condiciones de producción.
Desde estudios interdisciplinarios, se esbozaron otras hipótesis que
suplementaban las esgrimidas en los psicodiagnósticos.
Esta otra hipótesis tomaban en cuenta que estos cortes eran una modalidad
que se ejecutaba en general en grupo, que estas experiencias generaban “una
posibilidad de sentir”, una experiencia sensorial, frente a la falta de cohesión
que embargaba a los adolescentes que participaban. Marcarse y con dolor no
era un ritual, ni una iniciación, era una vivencia, una manera de conservar
algo durante un tiempo distinto de la instantaneidad de otras vivencias. Se
trató de pensar estos actos, como prácticas que se ofrecían sin significación,
diferentes por ejemplo al tatuaje.
Esta manera de cortajearse, ofrecía la posibilidad de hacerse una marca, en
las que “nada marca”.

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Estas hipótesis permiten abrir un otro campo de sentido interconectando lo


referente a un mundo íntimo, vincular y social. Un campo de comprensión
ampliado en el que un suceso, nominado como violento en algunas
circunstancias, tiene efecto de cohesión en otras. Esto se puede observar
también en situaciones conflictivas familiares.

Vamos a pasar ahora al tema de las familias.

CONFIGURACIONES FAMILIARES

A continuación, un sintético recorrido sobre el modo de presentación de las


familias en distintos momentos históricos

Época En la época premoderna, como en el


premoderna medioevo, los casamientos se concertaban
entre los padres, sin tomar en cuenta la
vida sexual y afectiva de los futuros
esposos. La sexualidad circulaba por fuera
de la familia tradicional que, a su vez, no
estaba centrada en la crianza de los hijos.

A partir del Es a partir del siglo XVII cuando se


siglo XVII reglamenta la alianza, el sistema de
matrimonio y de parentesco, de transmisión
de nombres y bienes. En la época
premoderna la familia tenía que ver sólo
con la alianza; la reglamentación del
dispositivo de la sexualidad era ejercida por
la Iglesia y el Estado.

A partir del A partir del siglo XVIII surge la familia


siglo XVIII moderna -que se impone hasta mediados
del siglo XX-. Aquí ya hay elección por
parte de los que se van a casar, tiene lugar
el amor romántico, se centra en la crianza
de los hijos y en su educación, tarea en la
que los progenitores son ejes cruciales. La
familia moderna pasó a ser, así, un lugar en
donde se dieron en simultaneidad, los
dispositivos de alianza y de sexualidad; las
reglamentaciones del parentesco y los
placeres.

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A partir de la La familia Postmoderna surge a partir de la


década del 60 década del 60. Comienza a cuestionarse el
enunciado “hasta que la muerte nos
separe”. Se producen cambios importantes
en cuanto a la más tradicional “división de
tareas” (madre en el hogar criando, padre
que trabaja proveedor en lo económico).
Aumentan los divorcios, las separaciones y
la recomposición conyugal. Los mass-media
toman envión en cuanto a la presencia
cotidiana y progresiva en los ámbitos
familiares.
El dispositivo de la alianza matrimonial está
siendo cuestionado. Las parejas se
construyen con otras modalidades, con
otros contratos. En segundo lugar, los niños
y sus progenitores, pero fundamentalmente
los niños, están en contacto desde muy
temprana edad con otras fuentes de placer,
de información, de modelos, que no surgen
exclusivamente del ámbito familiar.

Es necesario diferenciar entre lo que usualmente se denominan


relaciones de parentesco y sistemas de parentesco:

Relaciones de Sistemas de
parentesco parentesco

Las relaciones de El sistema de


parentesco son lo que parentesco es lo que
efectivamente hacen clasifica, nomina la
entre sí los parientes. práctica de parentesco
No es una matriz de
funciones y lugares, es
aquello que los
relaciona en la
convivencia en los
afectos, en las
actividades conjuntas
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En las relaciones de parentesco observamos:

Registro desde lo Sigue el camino de buscar una certeza, “Sangre de


biológico tu sangre”. Parecería que esto permite dar por
sentado que hijo- madre-padre quedan instituidos
desde una relación biológica. Circulan las nociones
de instinto maternal, la seguridad relacionada con el
origen materno y lo supuestamente incierto del
padre. Bebe e hijo quedan homologados como si no
hubiera ninguna operación más que realizar.

Registro desde el Están dispuestos lugares establecidos. Matriz de


parentesco como parentesco, lugares, denominaciones, funciones.
estructura Además, esta lo transgeneracional que marca los
modelos que se esperan se reproduzcan generación
tras generación. El mecanismo fundamental es el de
identificación.

Registro del Existe un tercer registro del vínculo familiar que


vínculo familiar requiere ser pensado como el que se construye, se
hace. Esto implica pensar que el bebe que nace, no
es necesariamente todavía hijo, que la pareja no es
necesariamente una pareja de padres por haber
concebido o adoptado un bebe, ya que esta
situación debería ser creada en esa experiencia
única y novedosa que es el arribo conjunto a esos
lugares. Al no estar centrada la conceptualización de
familia en los lugares y funciones a ocupar, se
produce la idea de devenir madre, padre, hijo en la
medida de que se construya un vínculo que habitan
en conjunto

Es esta última perspectiva la que nos brinda la posibilidad de una lectura de las
configuraciones familiares contemporáneas, en sus particularidades. Me refiero a la
homoparentalidad, las monoparentalidades, las desmantelación de la certeza del
saber quien es la madre, pero no el padre; las diferentes modalidades de acceder a la
parentalidad –filiación, por distintos métodos de técnicas de fertilización asistida o
bancos de esperma, óvulos congelados, alquiler de vientres.
Es decir es la perspectiva de pensar acerca del hacer vincular es lo que nos va a
permitir pensar y no calificar la aptitud para ejercer la parentalidad.

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CONCLUSIONES

Configuración es un término que significa disposición de las partes que


componen una cosa y le dan su peculiar forma y propiedades particulares.
En este sentido es una buena denominación para pensar lo familiar.

Si bien la familia constituyó el dispositivo de subjetivación privilegiado en el


modernismo, es necesario incluir que en este momento su peso está
distribuido entre varios dispositivos y no es hegemónico.

Un dispositivo es muy diferente a un encuadre. Incluye un conjunto


heterogéneo de elementos: discursos, leyes, los enunciados científicos
concensuados, los modos habitacionales (Ej. el loft), la filosofía de época.

Agamben dice que “El dispositivo mismo es la red que se establece entre estos
elementos. El dispositivo está siempre inscripto en un juego de poder".

Al estar inmersos en las transformaciones socio-culturales que se están


produciendo, autores como Roudinesco se preguntan “¿y mañana qué?”
En realidad mas que preguntarnos por el mañana, ya que lo que está por-
venir, es impredecible, habría que pensar en el hoy, y en las profundas
transformaciones que se están produciendo.

En esta clase presenté algunos de los temas que inquietan a los que estamos
en el campo de la salud y cuyo? trabajo, día a día, nos enfrenta con cuestiones
que requieren múltiples abordajes.
La expectativa es poder intercambiar con Ustedes acerca de estas ideas.

BIBLIOGRAFÍA

Agamben Giorgio 2001-2003 Infancia e historia Bs As


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