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Retorno a la racionalidad de la

suspensión de la prescripción de la
acción penal. A propósito de la reforma
introducida por la Ley N.º 31751

Por Dr. Raúl Pariona Arana (*)

En todos los ordenamientos jurídicos de los Estados democráticos modernos se


contemplan reglas de prescripción de la acción penal que garantizan que los
ciudadanos no sean objeto de investigaciones sin límite de tiempo. La justicia no
puede convalidar investigaciones ad infinitum que perjudican al ciudadano y a la
legitimidad misma del Estado. La acción penal siempre debe tener límites temporales
que materialicen el derecho al plazo razonable. Las reglas de prescripción garantizan
justamente esto. 

En el Perú, las reglas de prescripción establecen que, si luego de la comisión del delito
transcurre un tiempo igual al máximo de la pena prevista en la ley para ese delito,
entonces la acción prescribe (prescripción ordinaria). Asimismo, en los casos en que el
delito ya se encuentra siendo investigado, el plazo se amplia de tal manera que la
acción penal prescriba luego de que transcurra un tiempo igual al máximo de la pena
más la mitad (prescripción extraordinaria). Sobre la base de estas reglas, por ejemplo,
el delito de peculado prescribirá luego de transcurrido ocho años y, si ya se ha iniciado
la investigación, entonces el delito prescribirá a los doce años. Como se evidencia,
estos plazos son más que suficientes para que la justicia cumpla su tarea. Sería
irrazonable y revelaría ineficiencia en la acción de la justicia si la respuesta del Estado
frente a hechos delictivos se prolongara por un tiempo mayor. La situación se torna
insostenible en el caso de delitos graves como, por ejemplo, en el delito de
colusión, cuya pena máxima es de quince años, lo que implica que prescribirá a los
veintidós años y seis meses ¿Se puede y debe juzgar a la una persona en este
tiempo? ¡Claro que sí! 
Debido a esta situación, la suspensión de la prescripción (regla excepcional que
detiene la prescripción) no puede extenderse en el tiempo sin límite alguno. La
suspensión de la prescripción, al ser excepcional, solo debería operar por un tiempo
breve. Así fue entendido siempre por la doctrina y jurisprudencia. Sin embargo, este
entendimiento cambió con la entrada en vigencia del Código Procesal Penal del 2004
que introdujo una nueva regla de suspensión de la prescripción en su art. 339.1. Esta
nueva regla señalaba que la formalización de la investigación preparatoria suspendía
el curso de la prescripción, sin embargo, la norma no precisaba por cuánto tiempo
debía suspenderse. Este vacío en la regulación de la suspensión generó un serio
problema en la administración de justicia. Por ese motivo, la Corte Suprema, en el
Acuerdo Plenario N.º 03-2012/CIJ-116, estableció un criterio que asumía una regla
similar a la establecida para la prescripción extraordinaria. Este criterio jurisprudencial
permitió que en la práctica se aplicara una duplicación del plazo de prescripción para
todos los delitos en los que se formalizaba la investigación preparatoria, lo cual
conllevo a que los delitos, en los hechos, se tornaran imprescriptibles. La solución
brindada por la Corte Suprema agravó el problema, dado que, en lugar de limitar la
regla excepcional de la suspensión, terminó por legitimar una irrazonable extensión del
plazo de prescripción.

Con la promulgación de la Ley N.º 31751 se avizora una luz al final del túnel para la
solución de este problema que aqueja a la administración de justicia. Esta ley,
publicada el 25 de mayo del 2023, modifica los artículos 84° del CP y el 339.1° del
CPP para introducir un límite temporal a la suspensión de la prescripción. Así, ahora se
establece expresamente que la suspensión de la prescripción no puede prolongarse
más allá de los plazos previstos para la etapa del proceso en cuestión y que en ningún
caso la suspensión será mayor a un año. La reforma producida es correcta y posibilita
un retorno a la racionalidad en la aplicación de la suspensión de la prescripción. En
adelante, la suspensión de la prescripción no será ilimitada. Esta reforma contribuye
fundamentalmente a garantizar un plazo razonable en las investigaciones penales.
Asimismo, la nueva norma, como antaño, servirá de acicate para que los funcionarios
del sistema de justicia cuiden los plazos y no “dejen dormir los expedientes”, lo cual
era posibilitado bajo el amparo de una suspensión tan amplia.
Se debe subrayar que la modificatoria no cambia las reglas de prescripción, por lo que
no favorece la impunidad, como equivocadamente se ha sugerido. Las reglas
fundamentales de prescripción no han sido modificadas. Se mantiene la prescripción
ordinaria y la extraordinaria. Así, el delito de colusión sigue prescribiendo a los
veintidós años y medio. Con la modificatoria, se suma ahora un año de suspensión. Si
adicionamos a ello la duplicación del plazo de prescripción aplicable a los delitos
contra la administración pública, entonces no existe riesgo alguno para la actuación del
sistema de justicia.

La justicia de un Estado democrático de Derecho requiere reglas claras de


prescripción. Con la reforma producida se define mediante ley las reglas de
prescripción, se llena el vacío que existía anteriormente y se aleja la intervención
vacilante de la jurisprudencia. Ahora queda en manos de jueces y
fiscales hacer realidad la siempre ansiada celeridad de los procesos penales que todos
los ciudadanos reclaman. Una gran deuda del sistema de justicia. 

(*) Doctor en Derecho por la Universidad de Múnich de Alemania. Profesor en la


Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos.
Ley 31751: Comentarios sobre la
modificación a la prescripción de la acción
penal
Hace pocos días se publicó la Ley 31751, que modifica el artículo 84 del Código Penal y
el artículo 339.1 del Código Procesal Penal. A simple vista, esta ley pone de manifiesto
un gran esfuerzo a nivel legislativo para establecer, finalmente, un límite temporal al
siempre complejo plazo de la suspensión de la prescripción de la acción penal.

Para entender mejor este dispositivo, debemos identificar los cuatro momentos
principales del plazo de la prescripción:

I) El momento en que se cometió el hecho punible: este será el punto de partida, desde
donde se empezará a contabilizar el plazo de prescripción.

II) El plazo ordinario: este es equivalente al tiempo máximo de la pena conminada,


cabe decir, si estamos frente a un delito que tiene como pena máxima 4 años, la acción
penal prescribirá a los 4 años, siempre y cuando el Ministerio Público (MP) no haya
realizado actividad procesal alguna.

III) La interrupción del plazo de prescripción: cuando el MP emita la disposición de


apertura de diligencias preliminares, el plazo ordinario se verá interrumpido,
estableciéndose un nuevo plazo, denominado plazo extraordinario, el cual será
equivalente al tiempo de la pena máxima más la mitad; así, siguiendo el ejemplo
anterior, bajo este supuesto, la acción penal ya no prescribirá a los 4 años sino a los 6.

IV) La suspensión del plazo de prescripción: cuando el MP emite la disposición de


formalización de investigación preparatoria, se suspende el plazo de prescripción de la
acción penal por un tiempo que en un primer momento parecía indeterminado.
El dispositivo modificatorio en cuestión básicamente modifica el último punto de lo
enumerado anteriormente, pues, antes de esta ley, el articulado penal y procesal penal
no establecían taxativamente por cuánto tiempo debía suspenderse el plazo de la
prescripción, por lo que las interrogantes empezaban a surgir.

Es por ello que la Corte Suprema intentó darle solución en distintos acuerdos plenarios,
estableciendo que el plazo de la suspensión será igual al de la interrupción; sin
embargo, estos pronunciamientos vulneraban el derecho a ser procesado dentro de un
plazo razonable, pues el plazo de la suspensión se extendía exageradamente. Es así,
que la Ley 31751 establece que a partir de ahora el plazo máximo de la suspensión
será de un año.

En términos prácticos, si un delito tiene una pena máxima de 4 años, el plazo ordinario
será de 4 años, el extraordinario en caso de interrupción será de 6 años y, con la nueva
modificatoria, en caso de suspensión de la prescripción, el plazo total será de 7 años
como máximo. Sin duda alguna, es una ley elaborada para superar los dilemas y
especulaciones que envolvían a esta institución, pero que, aunado a ello, ha abierto
nuevas interrogantes. Verbigracia, no especifica si el plazo es igual para todo tipo de
delitos, o qué pasa en el caso del reo contumaz; no obstante, la comunidad penalista
confía en que dichas dudas se verán disipadas en un pronto pronunciamiento de la
Corte Suprema.

El 25 de mayo de 2023 se publicó en el diario oficial El Peruano la Ley N° 31751, que tiene
por objeto modificar el plazo de suspensión de prescripción de la acción penal.

El plazo prescriptorio de la acción penal es el tiempo que tiene el Estado Peruano para
denunciar, investigar y sancionar un delito; el cual no puede ser ilimitado.

Las modificaciones legislativas se han realizado sobre los artículos 84° del Código Penal, y
339° núm. 1) del Código Procesal Penal, conforme a lo siguiente.

Modificación en el Código Penal


Modificación en el Código Procesal Penal

Es decir, y a modo de ejemplo, con la anterior regulación, si se incurría en la presunta


comisión de un delito cuya pena máxima es de 4 años, la prescripción extraordinaria de la
acción penal ocurría a los 6 años; sin embargo, si durante dicho periodo de tiempo se
formalizaba de la investigación preparatoria, este acto generaba que el plazo de prescripción
de la acción penal se suspenda hasta por un máximo de 6 años, y luego de transcurridos
estos 6 años, recién volvía a computarse el plazo de prescripción de la acción penal.
Entonces, en la práctica, el Estado Peruano tenía hasta 12 años para perseguir la comisión de
un delito con una pena de 4 años de privación de la libertad.

Sobre la base del ejemplo anterior y aplicando la nueva regulación, si se incurre en la


presunta comisión de un delito cuya pena máxima es de 4 años, la prescripción extraordinaria
de la acción penal ocurrirá a los 6 años; sin embargo, si durante dicho periodo de tiempo se
produce la formalización de la investigación preparatoria, este acto generará que el plazo de
prescripción de la acción penal se suspenda hasta por el plazo máximo de 1 año, y luego de
lo cual volverá a computarse el plazo de prescripción de la acción penal. Entonces, con la
nueva normativa, el Estado Peruano tiene hasta 7 años para perseguir la comisión de un
delito con una pena de 4 años de privación de libertad.

Es importante acotar que esta nueva regulación puede aplicarse de manera retroactiva, es
decir, se puede aplicar a todos los procesos penales en trámite, en aplicación del principio de
retroactividad benigna de la Ley Penal.

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