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SOCIOLOGÍA

POLÍTICA

-EXAMEN-

I
Comenta los datos de las siguientes tablas, de acuerdo con lo que
hemos aprendido a lo largo del curso de Sociología Política.

Cuadro 1.1: Ideas que mejor definen una sociedad justa.

La sociedad española opina que una sociedad justa es aquella que se basa en las
desigualdades basadas en el esfuerzo realizado por cada uno, o sea, que según el grado de
esfuerzo que una persona realiza a lo largo de su vida merecerá un puesto mejor o peor en la
sociedad. Esta opinión está muy igualada con la de que una sociedad justa se basa en el
igualitarismo socio-económico, por lo que cabe deducir que también una mayoría de personas opta
por la igualdad y opinan que una sociedad justa es aquella en que existen pocas desigualdades de
riqueza, esto puede considerarse como un mecanismo de defensa frente a la situación actual que
puede estar provocando un incremento de las desigualdades sociales. La población teme el
crecimiento de las desigualdades, por lo que considera que una sociedad es justa si existen pocas
desigualdades, es un modo de reaccionar ante la crisis económica. Sin embargo, la opción de que
es aquella en que las desigualdades se basan en los méritos y en las capacidades es minoritaria, se
acepta en una proporción mucho menor. La opinión de que una sociedad justa es aquella en que las
desigualdades se basan en el esfuerzo nace de la creencia de que el interés de las personas es una
expectativa de recompensa; en función del esfuerzo realizado se tendrá derecho a una determinada
recompensa o cantidad de esta, a mayor esfuerzo se tendrá más, y esto debe ser el origen de las
desigualdades sociales. Esta postura es liberal, ya que el liberalismo sostiene la ficción de que todos
empezamos en las mismas condiciones, existe igualdad de oportunidades y los individuos,
partiendo de esta igualdad formal ganan recompensas en función de sus méritos.

Cuadro 1.2: Qué aspecto es más importante para la sociedad.

A la cuestión ¿Qué consideran más importante garantizar? la mayoría de personas ha


optado por la libertad de los individuos, frente a la igualdad económica. Casi todos los segmentos
sociales prefieren la libertad a la igualdad, a excepción de los mayores de 65, pero la diferencia es
mínima. Además la opción por la libertad está inversamente relacionada con la edad y con la
práctica religiosa y directamente con la posición social. La libertad es necesaria para conseguir los
valores a que todos los individuos o grupos sociales aspiran. Esta libertad implica una serie de
requisitos: ausencia de restricciones para alcanzar un determinado valor, presencia de
oportunidades, capacidad del individuo para poder coger el valor, amplio abanico de posibilidades
para elegir y posibilidad del sujeto de cambiar de opinión (espontaneidad). Sin libertad no se pueden
conseguir los valores necesarios y, realmente, sin libertad, la igualdad económica no serviría de
nada. Esto está en contraposición con el socialismo, que propugna la igualdad (justicia) por encima
de todo, para llegar al igualitarismo. De todos modos, decir que los españoles son más partidarios
de la libertad que de la igualdad no significa que no valoren la igualdad, esto sugiere que los
españoles aceptan las desigualdades de resultados, pero con igualdad de oportunidades.

Cuadro 1.3: Grado de intervención estatal necesario.

A esta pregunta la mayoría de ciudadanos ha respondido que es necesaria más


intervención por parte del estado, por lo que parece ser que la sociedad española después de tantos
años de dictadura no ha aprendido a caminar aún sola y necesita sentirse tutelada. Es significativo
como la cantidad de personas que están a favor de la intervención es directamente proporciona a
la edad (a mayor edad más gente quiere más intervención) e inversamente proporcional al nivel
económico, puesto que los sectores económicos más bajos (con menor cultura y menor capacidad

II
de autogobernarse) demandan más intervención, mientras que las clases sociales más altas
desean un grado menor de intervención, ya que se sienten preparadas para decidir por si mismas.

Podríamos encuadrar a la sociedad española como conservadora, ya que esta ideología


propugna que la naturaleza humana es imperfecta, porque la sociedad la corrompe y justifican las
formas autoritarias de gobierno con el argumento de que el hombre es incapaz de autogobernarse y
para tener una conducta aceptable necesita un elemento coercitivo. Esta ideología no es explícita, ni
se reconoce como tal, es, más bien, una forma de ver la vida. La estabilidad es el ideal dominante.
La paz y el orden social son los instrumentos básicos para conseguir la estabilidad. Basándose en
esto están a favor del militarismo como elemento represor. La intervención del estado, la represión,
las reglas estrictas y los castigos son necesarios en una sociedad que corrompe al hombre.

Cuadro 1.4: Grado de acuerdo sobre las políticas de intervención estatal necesarias.

La mayoría de personas estaría de acuerdo con la política de intervención estatal en


dirección económica y no estaría de acuerdo con la de nacionalizar las grandes empresas o la
banca.

Todos los segmentos de la población parecen ser moderadamente favorables a un aumento


del intervencionismo estatal en la economía, a excepción del sector de centro, pero con una
pequeña diferencia, opinión que parece ser más favorable entre los mayores de 50 años, está
directamente relacionada con la edad, e inversamente relacionada con la posición social. En cuanto
a las nacionalizaciones, se muestras más bien desfaborables a ellas los de 30 a 49 años, los de
posición alta y media y todos los sectores políticos.

En el plano de la dirección económica la sociedad española se muestra más conservadora,


aceptando la intervención estatal, sin embargo, en cuanto a las nacionalizaciones se muestra más
liberal, estando en desacuerdo. El estado no tiene porque nacionalizar las grandes empresas o la
banca, porque el individuo sabe cuales son sus necesidades y como satisfacerlas, es
esencialmente racional, y tiene capacidad para dirigir sus negocios, sin necesidad de la intervención
del gobierno. El gobierno no debe entrometerse directamente en la libertad del individuo, porque
esta es sagrada. Su existencia interfiere en el criterio de que el individuo sabe lo que es mejor para
sí mismo y como conseguirlo. El beneficio que provoca el estado de bienestar no es justificable por
el perjuicio que conlleva, aunque este supuesto beneficio sa por el bien común. Esta postura se
enfrenta con la postura socialista, para esta hay que deshacerse de lo que produce la desigualdad,
la propiedad privada, para que halla igualdad, así el estado la poseerá y será propiedad colectiva,
será de todos, siendo esto un medio para llegar al fin supremo, que es el igualitarismo.

Cuadro 1.5: Forma de gobierno preferible.

En cuanto a la forma de gobierno preferible para la sociedad española parece ser la


democracia, por encima de todo, con una mayoría aplastante sobre el autoritarismo. Esta postura se
puede considerar liberal, ya que la democracia es la mejor garantía para el liberalismo. La
Constitución impide que el gobierno transgreda los acuerdos en perjuicio de los individuos y la ley
protege a los individuos respecto de sus semejantes. Pero a su vez también tiene elementos
socialistas, ya que estos sostienen la teoría de que todos los seres humanos tienen capacidad para
autogobernarse, de aquí es donde surge el principio socialista de soberanía popular. El pueblo se
convierte en un todo supremo por encima del individuo. Plasmación de esto es el artículo 1.2. de
nuestra Constitución "La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los
poderles del Estado."

III
Cuadro 1.6: Tipo de democracia preferible.

Parece ser que está muy arraigada la forma de democracia actual, monarquía
parlamentaria, ya que también ha sido elegida por la mayoría (con diferencia) de personas. La
monarquía parlamentaria, que la Constitución española reconoce como la forma política del Estado
español, no es, como podría parecer, un híbrido entre el sistema monárquico y el parlamentario,
sino, simplemente, se mantiene la figura del Rey como un símbolo, pero todo el poder reside en el
Parlamento, elegido por el pueblo, por lo que volvemos al punto de que la soberanía nacional reside
en el pueblo español.

Cuadro 1.7: Indicadores personales.

La mayoría de españoles se autoposicionan ideologicamente entre el centro y el


centro-izquierda, prácticamente sin distinción alguno entre sexo, edad o status socio-económico.
Igual sucede con el sentimiento nacionalista, en que todos coinciden en que son tanto nacionalistas
como españolistas. Sólo se aprecia una pequeña diferencia en la práctica religiosa, en la que la
sociedad española se confiesa entre mediana y mediana baja y se puede destacar a los mayores de
65 años que están entre mediana y mediana alta. A mayor edad, cuanto menor es la clase social y
más en mujeres que en hombres, se practica más la religión, pero estas diferencias son mínimas.

A partir del resultado de la encuesta, en el que, al parecer, la mayoría de ciudadanos se


sienten igual de nacionalistas que de españolistas, cabría deducir, que en España la creación del
estado se llevó a la perfección, integrándose todas las naciones que antes existían, ya que, dentro
del Estado español existen varias naciones que este ha ido subsumiendo, llegando a sentirse como
una sola.

Cuadro 1.8: Sentimiento nacionalista por Comunidades Autónomas.

Así como la sociedad española en general se consideraba igual de nacionalista como de


españolista, el sentimiento por comunidades autónomas en general es el mismo, solo se diferencian
Canarias y el País Vasco, que expresan claramente un sentimiento nacionalista. Pero en las demás
comunidades se puede apreciar, contrastando los datos con las escalas de los indicadores del
cuadro, que, además, en Andalucía, Cataluña y Galicia predominan, aunque mínimamente, los
sentimientos nacionalistas sobre los españolistas, cosa que ocurre en casi todas las comunidades
con lengua propia, diferente del castellano (excepto en la Valenciana).

Esta dicotomía se explica porque el estado español es plurinacional, hay diferentes


nacionalidades (heterogeneidad). El esquema integracionista no alcanzó sus más altos objetivos. El
estado tomó medidas como implantar un sistema de educación gratuito monolingüe, además de
articular castigos y sanciones para los que se resistían a la integración. Pero aún así, del Estado
Unitario de la España franquista, hubo que pasar a la Autonomía Regional, donde las regiones
tienen un cierto grado de autonomía sobre determinados temas. Actualmente el grado de
autonomía que se va alcanzando es mayor y cada vez sobre más temas. Sin embargo, y aunque al
parecer la mayoría está conforme, existen determinados grupos minoritarios, sobre todo en el País
Basco, que quieren la independencia del estado español, este grupo nacional no dominante quiere
formar su propio estado para ser el grupo dominante en él.

IV

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