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Federación Concilio General Asambleas De Dios De Venezuela

Instituto Bíblico De Teología Evangélica Rvdo. Celestino Rodríguez Quero


Materia: Panorama Del Antiguo Testamento Y Geografía
Profesor: Rvdo. Richard Colina.

LOS PROFETAS

También es importante conocer el tiempo en que cada


profeta vivió y ministró. Isaías es el primer libro profético
en el Antiguo Testamento y Miqueas es el número once. Sin
embargo, los dos vivieron en la misma época y ambos
ministraron a los reyes de Judá. Estos dos profetas
trabajaron hombro a hombro. Entonces, ¿por qué Isaías y
Miqueas no están uno a lado del otro en el orden de los
libros en la Biblia? Isaías, Jeremías y Ezequiel son libros
extensos. A cada uno de ellos se le dedicó todo un pergamino
para su escritura, pero los doce profetas menores fueron
escritos todos en un solo rollo. Desde antes que los
pergaminos fueran reemplazados por libros, los escritos
largos como Isaías, Jeremías y Ezequiel fueron puestos
juntos. En la misma manera, siendo que los doce Profetas
Menores (más cortos) estaban todos en un pergamino, fueron
puestos juntos en la Biblia.
Los dieciséis profetas que escribieron el Antiguo
Testamento, desde Isaías hasta Malaquías, ministraron
aproximadamente de los años 850 a 450 a.C.
Durante estos 400 años, tres reinos mayores afectaron
la historia de Israel y Judá. Estos tres poderes o reinos
fueron Asiria, Babilonia y Persia.
• Asiria conquistó a Israel en el 722 a.C.
• Babilonia conquistó a Judá en el 586 a.C.
• Persia conquistó a Media en el 550 a.C.
Esto ocurrió cuando Ciro, rey de Persia, atacó a su
suegro Astiages, rey de Media. ¡Entonces, en 539 a.C. los
persas conquistaron a Babilonia sin pelear! Esto sucedió la
noche en que Daniel interpretó la escritura en la pared (Dn
5:1-31).
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Materia: Panorama Del Antiguo Testamento Y Geografía
Profesor: Rvdo. Richard Colina.

ISAIAS ABDIAS JONAS MALAQUIAS

JEREMIAS AMOS MIQUEAS ZACARIAS

EZEQUIEL JOEL NAHUN HAGEO

DANIEL OSEAS HABACUC SOFONIAS

Cuadro 1 Los Dieciséis profetas del Antiguo Testamento.

¿FUERON ESTOS DIECISÉIS LOS ÚNICOS PROFETAS?


Cuando decimos los profetas, normalmente nos referimos
a los dieciséis profetas escritores que vivieron desde el
850 al 450 a.C. Con frecuencia los maestros bíblicos se
refieren a estos dieciséis como los profetas clásicos. La
palabra clásico tiene que ver con ciertas normas o
características. Estos profetas son llamados clásicos porque
sus ministerios tuvieron las mismas normas o cosas similares.
Primero, estos profetas escribieron sus mensajes. Además,
todos los dieciséis hacían cinco cosas la mayoría de las
veces:
• Hablaban a todo el pueblo, no sólo a los líderes.
• Declaraban que Dios estaba airado por el pecado.
• Advertían que el juicio de Dios llegaría.
• Llamaban al pueblo al arrepentimiento.
• Prometían la salvación de Dios a los que obedecieran.
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Los dieciséis profetas clásicos fueron mensajeros de


Dios. Pero no fueron ni los únicos ni los primeros profetas.
Las Escrituras se refieren a Abraham (Gn 20:7) y a Moisés
(Dt 18:15) como profetas. Jueces 6:8 habla de un profeta.
Elías y Eliseo fueron profetas bien conocidos. Samuel comenzó
la escuela de los profetas (1 S 19:20). Hechos 2:29-30 se
refiere a David como un profeta.
Esto nos lleva a un asunto relacionado. No todos los
que profetizaron vivieron en el rol ni en el oficio de un
profeta. Algunos ejemplos son: Enoc, el séptimo desde Adán
(Jud 14), Noé (Gn 9:25-27), José (Gn 37:6-7) y Jacob (Gn
49:10). El Espíritu Santo capacitó a personas como estas a
profetizar, aunque no fueron conocidas como profetas.
De la misma manera, en el Nuevo Testamento, hay sólo
unos pocos apóstoles y profetas. Dios usó a estos para poner
los cimientos de la Iglesia (Ef 2:20). 2 Pero fue la voluntad
de Dios que todo creyente fuera lleno del Espíritu Santo y
profetizara (Jl 2:28; Hch 2:14-21, 38-39; 1 Co 14:1, 24, 31,
39). Este es un tema principal de Lucas y Hechos. La voluntad
de Dios es llenar a los creyentes con el Espíritu Santo a
fin de que puedan hacer obras sobrenaturales (sanidades y
milagros) y hablar palabras sobrenaturales (lenguas y
profecía). 3 ¿Para qué? Para que seamos testigos de Jesús.
Pablo reiteró esta misma oración: “Así que, hermanos,
procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas” (1 Co
14:39).
Dios inspiró a Moisés a orar: “…ojalá todo el pueblo de
Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre
ellos” (Nm 11:29). Esta oración llegó a ser una realidad
para millones hoy que son conocidos como pentecostales y
carismáticos. Llenos con el Espíritu Santo, oran por los
enfermos y son testigos valientes de Jesucristo. Son como
Jesús, quien fue un profeta, poderoso en palabra y hecho (Lc
24:19). El Espíritu del Señor que estaba sobre Jesús está
sobre ellos. Los ha ungido para predicar las buenas nuevas
a los pobres, para pregonar libertad a los cautivos, dar
vista a los ciegos, y libertad a los oprimidos y para
predicar el año agradable del Señor (Lc 4:18-19; Is 61:1-2).
¿CUÁLES SON LAS SEIS SIMILITUDES DE LOS DIECISÉIS PROFETAS?
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Primero, los profetas fueron justos. El Espíritu de


Dios que moraba en ellos los guió a anhelar obrar
correctamente. El Espíritu del Señor siempre esta asociado
con justicia. Lea Isaías 11:2,
Los profetas amaban a Dios y odiaban el pecado (Mi 3:8).
De la misma manera, todo creyente hoy debe amar lo correcto
y odiar lo incorrecto. Algunos hoy creen que pueden amar a
Dios y aceptar las cosas pecaminosas del mundo. Se engañan.
Nadie puede amar a Dios y a la maldad (1 Jn 2:15).
Para tener comunión con el Padre es necesario que amemos
lo que Él ama, y odiemos lo que Él odia (Ap 2:6). Permita
que el Espíritu de Dios pastoree sus emociones y
pensamientos. Algunas veces un sentimiento o pensamiento es
como una oveja que se extravía. Por medio del Espíritu,
tenemos que traer de regreso este pensamiento para rendirlo
al Pastor (2 Co 10:5). Si usted siente atracción por lo malo,
resista al diablo y él huirá de usted (Stg 4:7). Haga su
parte; dependa del Espíritu Santo. Los que son guiados por
el Espíritu de Dios son hijos de Dios (Ro 8:14). Aborrezca
el mal, pero ame el bien (Am 5:15).
Segundo, los profetas recibieron el llamamiento de Dios
y fueron ungidos y llenos de poder para hablarle al pueblo
(Nm 11:16-17; Is 61:1-2; Mi 3:8). De esta manera, un profeta
hablaba por Dios a otros. La relación entre Moisés y Aarón
muestra el rol de un profeta. Moisés hablaba con Aarón y le
ponía las palabras en su boca, y luego Aarón hablaba por
Moisés al pueblo. Moisés era como Dios para Aarón, dándole
un mensaje, y Aarón era como la boca de Moisés. Así mismo,
los profetas fueron como la boca de Dios (Éx 4:15-16; 7:1-
2).
La palabra hebrea para profeta es nabi. Ocurre más de
300 veces en el Antiguo Testamento. Es posible que se derive
del verbo “proclamar” o “llamar”. Un profeta es uno a quien
Dios llama a proclamar su Palabra a los hombres. 5 Los
profetas no se escogieron ellos mismos (vea He 5:4), sino
que Dios los escogió y los llamó. Los profetas recibieron el
llamado de Dios de diversas maneras. Si quiere ser inspirado
lea lo que Dios les dijo a los profetas cuando los llamó (Is
6:1-13; Jer 1:4-19; Ez 1:1–3:15; Am 7:14-15). El llamado de
Dios para ser profeta fue acompañado de valor y poder para
hablarle a la gente. Dios le habló a la gente por medio de
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los profetas (He 1:1). Algunas veces la gente se refería a


un profeta como un hombre de Dios. La sunamita llamó al
profeta ”varón santo de Dios” (2 R 4:9).
Los pastores, los evangelistas y los misioneros de hoy
deben tener un sentido del llamado de Dios. Como dijo un
hombre sabio: “Si puede vivir sin predicar, hágalo.” Así
como los profetas, los pastores tienen que sentirse obligados
a proclamar la Palabra de Dios. Del mismo modo, todos los
creyentes en la actualidad debemos reconocer que Dios nos ha
llamado de la oscuridad a la luz. Debemos ser conocidos por
nuestra santa manera de vivir. Es importante que los
pecadores vinculen a los creyentes con Dios.
Tercero, los profetas recibieron los mensajes de Dios.
Hemos visto la palabra hebrea nabi. Siempre se traduce como
profeta en la Biblia, y tal vez esta basada en la palabra
llamar. Hay otras dos palabras hebreas que significan
profeta. Roeh es una forma del verbo ver, y siempre se
traduce como vidente, es decir, uno que ve las cosas
espirituales de Dios. Hay varios versículos en los cuales
Dios pregunta a los videntes: “¿Qué ves tú?” (Jer 1:11; Am
8:2). Otra palabra hebrea, hozeh, la cual también es una
forma del verbo ver. Nuestras Biblias traducen hozeh como
vidente o profeta. Entonces un profeta fue uno llamado por
Dios para hablarle a la gente. Por medio del Espíritu de
Cristo, los profetas vieron o percibieron las cosas de Dios
(1 P 1:11).
Los profetas vieron y oyeron a Dios de varias maneras.
A veces Dios hablaba por medio de sueños, como lo hizo con
José (Gn 37). Muchas veces hablaba por medio de visiones (Is
6:1; Ez 1:1; Dn 7). A veces por medio de las Escrituras (Dn
9). De vez en cuando, Dios hablaba en voz alta, como hacemos
nosotros (1 S 3). Pero la mayoría del tiempo, probablemente
Dios habló a los profetas por medio de la voz interior del
Espíritu Santo (Jer 1; Os 1; Jl 1). Así que los dieciséis
profetas que escribieron las Escrituras recibieron los
mensajes de Dios de varias maneras. Los profetas hablaban
por Dios. Muchas veces comenzaban sus mensajes con palabras
como “así dice el Señor,” “el Señor declara,” “la palabra
del Señor,” o “el Señor Jehová vino a mí y dijo.” Estas
frases revelan la autoridad detrás de las palabras de los
profetas. Ellos rogaban a sus oyentes que escucharan
cuidadosamente.
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Cuarto, los profetas fueron *pregoneros. Es decir,


proclamaron la Palabra de Dios a la gente con la que
vivieron. Un intérprete proclama lo que le oye decir a otra
persona y así también, los profetas comunicaban lo que Dios
les había dicho. Amós habló de la injusticia social en
Israel. Oseas enfocó la adoración de Israel a Baal. Israel
fue infiel al Señor, su esposo. Los profetas enfatizaban que
Dios exige justicia, rectitud y una vida santa. Ellos
hablaban de Dios y de su carácter inmutable. Le recordaron
a Israel la gracia y los prodigios de Dios. Él los había
librado de Egipto (Am 2:9-11; 3:1-2; 9:7). Hablaron del pacto
de amor de Dios para su pueblo (Jer 11:1-13). Animaban al
pueblo a alabar sólo a Dios (Jer 10:1-16). Si se arrepentían
y volvían a acercarse a Dios Él los bendeciría (Jer 3:12-14;
4:1-4), pero si por el contrario, no respondían a la gracia
de Dios, el Pacto incluía maldiciones. La nación sufriría
(Dt 27–28). Este tipo de ministerio de los profetas fue
pregonar. Eso animaba al pueblo a complacer a Dios de
inmediato, a volver al Pacto.
Quinto, los profetas fueron *pronosticadores. Es decir,
hablaban sobre el futuro. Traían malas y buenas noticias,
advertían sobre el juicio y llamaban al pueblo al
arrepentimiento. Prometían la ayuda de Dios para los
obedientes. Hay muchos ejemplos de pronósticos del futuro
para reforzar el mensaje sobre la responsabilidad con el
Pacto.
Observe que Isaías profetizó acerca de Ciro y lo
llamaron por su nombre 150 años antes de su decreto en el
año 538 a.C. Los que fallan en su fe encuentran difícil creer
en la profecía. ¿Por qué? Porque dependen de lo natural y no
de lo sobrenatural. Aun algunos que escriben sobre la Biblia
niegan las profecías como las de Isaías, porque no creen que
Dios le dio poder para escribir sobre Ciro 150 años antes de
ese tiempo. Pero los que tenemos fe creemos en la Biblia,
aunque no entendamos todo lo que hay en ella. Creemos que
Dios conoce el principio y el fin, y creemos que Dios le dio
a Isaías el poder para escribir sobre el Mesías 800 años
antes de su nacimiento en Belén (Is 53).
Sexto, los profetas usaron varios métodos y estilos. No
hay dos predicadores que prediquen exactamente igual.
También, los profetas usaron diferentes métodos.
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• Isaías cantó una canción que fue una parábola (Is 5).
• Jeremías escribió Lamentaciones. Este libro incluye cinco
tristes poemas sobre Judá.
• Los profetas con frecuencia dramatizaban. Jeremías hizo un
yugo y lo usó mientras profetizaba (Jer 27). Así también,
Ezequiel acostumbraba a dramatizar sus mensajes. En una
ocasión dibujó en un adobe y construyó un baluarte para
llegar a él (Ez 4). Otro día se rasuró y entonces quemó una
tercera parte del pelo, cortó con la espada alrededor de la
ciudad otra tercera parte, y esparció al viento otra tercera
parte, conservando sólo unos cuantos cabellos (Ez 5).
• Algunas veces los profetas contaban historias o parábolas
para decir la verdad. Ezequiel contó sobre dos hermanas
(Israel y Judá) que cometieron adulterio (Ez 23). En otra
ocasión, presentó su mensaje por medio de una parábola sobre
una olla para cocinar (Ez 24).
• Algunas veces los profetas usaron comparaciones.
• Otras veces, usaron contrastes.
• También, los profetas usaban preguntas.
• En numerosas ocasiones, compartieron sus mensajes contando
visiones que tuvieron (Dn 7:2-3).
Entonces vemos que Dios habilitó a los profetas para
presentar sus mensajes en forma clara e interesante.
En contraste, los mensajes de algunos predicadores hoy
son muchas veces tan aburridos que algunas personas que
llegan a la iglesia se duermen. Un proverbio resumen este
problema: “esa navaja es tan duro como el sermón.” “Hermanos
míos, esto no debe ser así” (Stg 3:10). ¡No mate la Palabra
de Vida a causa del método que usa para compartirla!
Predicador o maestro, estudie los métodos de los profetas.
Aprenda a usar historias, dramas, cantos, proverbios,
cuadros, comparaciones y contrastes para compartir su
mensaje. El Dios que ayudó a los profetas le ayudará a ser
creativo si usted lo busca.
¿CUÁLES SON LOS TRES TEMAS COMUNES DE LOS PROFETAS?
Primero, los profetas enfatizaron que los judíos tenían
que guardar su parte del Pacto. Tenían que cumplir sus
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responsabilidades si querían que Dios cumpliera sus


promesas. La parte que les correspondía era alabar solamente
a Dios y obedecer su Palabra.
Segundo, los profetas enfatizaron el tema del *Día del
Señor. A veces, este tema de juicio se refería al presente,
pero otras veces era *escatológico, es decir, sobre el
futuro. Para los pecadores, el Día de Juicio es un día de
temor. Pero para los que Dios ha perdonado y redimido, el
Día del Señor es un día de regocijo.
Tercero, los profetas enfatizaron el tema del *Mesías.
La palabra Mesías viene de una palabra hebrea que significa
“el ungido.” En el Nuevo Testamento, el Ungido es llamado el
Cristo. En el Antiguo Testamento, los profetas ungían a los
reyes con aceite (1 S 24:6; 2 S 1:14). Esto mostraba que
Dios los apartaba para un servicio especial. En el Nuevo
Testamento, Dios ungió el Mesías o Cristo con el Espíritu
Santo. Jesús ya era el Hijo de Dios cuando el Espíritu
descendió sobre Él en la forma de una paloma en su bautismo
(Lc 3:21-22). La paloma mostró que la unción del Espíritu
Santo vino sobre el Señor Jesucristo cuando comenzó su
ministerio. Lea Lucas 4:18-19.
Así también, Lucas explica que Dios quiere ungir a todos
sus hijos e hijas para el ministerio. Primero, tenemos que
pasar a ser hijos de Dios. Luego, después de ser perdonados
y nacidos de nuevo, Dios desea ungirnos para su servicio.
Este es un gran tema de Lucas y Hechos. Fíjese que cuando
Lucas escribe sobre el Espíritu Santo, en cualquier de sus
dos libros, siempre se refiere al Espíritu Santo ungiendo a
hijos, no a pecadores. Escritores como Juan enfatizan que el
Espíritu convence a los pecadores de pecado (Jn 16:8). Pero
Dios guía a Lucas a centrarse en que el Espíritu Santo unge
a los creyentes para el servicio, en la misma forma que ungió
a Jesús para servir. Un ejemplo del tema de la unción está
en Lucas:
Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de
la tierra (Hch 1:8).
Tome en cuenta que los apóstoles, y los otros incluidos
entre los ciento veinte, ya eran hijos o hijas de Dios. Aun
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así, necesitaban al Espíritu Santo para que los ungiera para


testificar.
Los profetas resaltaron el tema del Mesías o el Ungido,
y el profeta Joel profetizó sobre un tiempo cuando la unción
de Dios aumentaría. Entonces, el deseo de Dios sería derramar
su unción sobre todos sus hijos al igual que lo hizo con su
Único Hijo (Jl 2:28-32). Eso comenzó a cumplirse en el día
de Pentecostés (Hch 2:1-21) y siguen cumpliéndose en estos
últimos días mientras los creyentes buscan esta unción. Hoy
hay más de quinientos millones de pentecostales y
carismáticos que han recibido esta unción para testificar y
servir.
Con demasiada frecuencia, los maestros y escritores
hablan sobre la unción de los profetas y el Mesías, pero no
dicen más. Cuando enseñan sobre la unción, siempre están
mirando hacia el pasado. Pero el deseo de Dios es derramar
su Espíritu sobre todo creyente hoy, para que seamos capaces
de hablar y hacer la obra para Dios, así como lo hicieron
los profetas y el Mesías. Por medio de la unción que Dios
derrama sobre cada creyente, todas las bendiciones y los
dones del Espíritu fluyen en la Iglesia (1 Co 12–14). La
unción del Espíritu no murió con los apóstoles. ¡Dios la
proveerá hasta que Jesús, nuestro Salvador y Mesías, regrese
(1 Jn 2:27)
De tal manera que nada os falta en ningún don, esperando
la manifestación de nuestro Señor Jesucristo (1 Co 1:7).
PRINCIPIOS DE LOS PROFETAS PARA HOY
1. Las promesas de Dios son para los que le obedecen.
2. El Día del Señor traerá tristeza para algunos, pero gozo
para otros.
3. Los que hablan por Dios deben depender del Espíritu para
sus mensajes y métodos.
4. Dios ungió al Mesías. En igual manera, Él quiere ungir a
todos los creyentes hoy. Así tendremos el poder que
necesitamos para hacer obras sobrenaturales y ser testigos
valientes de Él.

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