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CRISTIANOS CARNALES

¿Cristianos carnales? Claro que sí.


Publicado el 9 noviembre, 2016 por José Daniel Espinosa Contreras

Hace unos días leí un artículo de «Soldados de Jesucristo», algo raro en mí, que afirmaba que los
cristianos carnales son un mito o un invento. —¡No existe el cristiano carnal! ¡De ninguna manera!
—afirman ellos.

Lo primero que me vino a la mente fueron la declaraciones del apóstol Pablo: «De manera que yo,
HERMANOS, no pude hablaros como a espirituales, sino como a CARNALES, como a niños en
Cristo» (1 Corintios 3:1), «porque aún sois CARNALES; pues habiendo entre vosotros celos,
contiendas y disensiones, ¿no sois CARNALES y andáis como hombres?» (3:3).

De hecho, imaginé que el autor del artículo no sería tan santo como para no haber pasado nunca
por un periodo de carnalidad y enfriamiento espiritual. ¡Sería el primero que conozco!

Es claro que el apóstol Pablo llama a un grupo de cristianos a los que considera sus «hermanos»,
«carnales». De hecho, en otras ocasiones el apóstol exhorta a los cristianos a no dejarse llevar por
sus apetitos carnales (Gálatas 5:13), lo que indica que la «carne» sigue vigente en el creyente. Y es
que el cristiano, a pesar de ser hecho nueva criatura, debe proceder diariamente a despojarse de
su «vestiduras» carnales y «revestirse» con el ropaje espiritual. Es esto a lo que Pablo hace
referencia cuando dice: «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que
está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente y
vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad» (Efesios 4:22-
24).

Es interesante que en este pasaje de Efesios, el verbo «renovaos» esté en presente, indicando que
se trata de un proceso diario. Además, el vocablo «despojaos» sería innecesario si los cristianos no
poseyeran ya esa naturaleza carnal.

En base a esto podemos concluir dos cosas: 1) Ningún cristiano puede ser plenamente carnal y; 2)
Ningún cristiano estará libre de la carnalidad.

Como bien señala R. C. Sproul: «La lucha entre la carne y el Espíritu continua durante toda la vida
del cristiano hasta su glorificación» (Las grandes doctrinas de la Biblia). Evidentemente, si una
persona está vacía del Espíritu Santo; es decir, si está entregada plenamente a un estilo de vida
carnal, no estaríamos hablando de un cristiano carnal, sino de alguien que ni siquiera es cristiano.
Un cristiano completamente carnal es una contradicción, pero ello no niega el hecho de que haya
cristianos carnales.

El cristiano carnal es aquel que tiene la vida espiritual, pero no como un río abundante, sino como
un arroyo seco. Es aquel que en la fragilidad humana hace reinar al «yo» para destronar a Cristo.
Ellos serán identificados por su proceder pecaminoso (1 Corintios 5:1; 3:3) y por la lentitud en su
crecimiento y desarrollo espiritual (3:1-2), minusvalorando la necesidad de la oración, el estudio
de la Palabra de Dios y la comunión espiritual con la familia de la fe.

Es este estilo de vida carnal el que constantemente se nos enseña a evitar (Romanos 8:4-7),
puesto que «los que viven según la carne no pueden agradar a Dios» (Romanos 8:8). Hemos sido
llamados a aspirar a algo más sublime, a vivir en la plenitud del Espíritu Santo y de la vida
abundante. Ello solo se conseguirá cuando vivamos una vida Cristo-céntrica, sujeta a la voluntad
de Dios y controlada por su Espíritu.

José Daniel Espinosa.

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