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Ministerios

Un Ministerio es un oficio o trabajo asignado por el Señor para edificación


de su iglesia. Servicio que rinde una persona a otra, que en sentido bíblico
generalmente es en relación personal no un simple trabajo manual.
Jesús constituyó cinco ministerios, con cinco unciones diferentes, para que
juntos trabajarán en el cuerpo de Jesucristo.
[Efesios 4:11 : Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a
otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.]
Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo de Dios para que
lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el cuerpo de
Cristo.
Estos ministerios los podemos ver representados en el Antiguo
Testamento.
- En el lugar Santo del tabernáculo de Moisés, se puede notar que
habían cinco columnas, que se puede representar como los cinco
ministerios. Véase (Éxodo 26:37)
- El aceite de la Santa Unción estaba compuesto por cinco
ingredientes; las cuales eran: Mirra excelente, Canela aromática,
Cálamo aromático, Casia y Aceite de Olivas. Véase (Éxodo 30:22-23)
Este aceite fue derramado sobre Aarón el cual cayó sobre sus
vestidos. Esto puede representar los cinco ministerios cubriendo el
cuerpo de Cristo.
Debemos entender que no son cinco ministros, sino cinco ministerios. Que
deben ser ministrados en cada congregación.
Los 5co ministerios:
Apostolado.
La palabra apóstol proviene del vocablo griego άπόστολος que significa
enviado, mensajero, embajador.
Un apóstol es un propagador o un predicador de la doctrina bíblica, de la
fe cristiana y del Poder y del Amor de Dios, es un evangelizador que tiene
la misión de predicar de Jesucristo y de Su obra Redentora, Su vida, Su
muerte y Su resurrección.
Los apóstoles se constituyeron tales cuando fueron llamados
inmediatamente por Cristo, para predicar su evangelio a través del
mundo, como en Mat. 28:20. “(Mateo 28:19) Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo.“
Ellos eran los que habían conocido a Cristo según la carne, y fueron
testigos de sus milagros y escucharon sus sermones, como él Apóstol Juan
dice: “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos” (1 Juan 1:3). Y él
Apóstol Pablo, a pesar de que no había conocido a Cristo en los días de su
carne, lo recibió por la revelación del Señor Jesucristo.
Según los evangelios, que son libros escritos por algunos discípulos de
Jesús sobre Su vida, estos fueron los Apóstoles designados por Jesucristo:
Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado
Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;
Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo,
Lebeo, por sobrenombre Tadeo, Simón el cananista, y Matías como
sucesor de Judas Iscariote, el que entregó a Jesús.
Pablo también fue Apóstoles aunque no fue directamente llamados por
Jesucristo cuando Él estaba en la Tierra, sino posteriormente. Todos ellos
tenían la misión de expandir el Reino de Dios, y además de predicar el
Evangelio, realizaban diferentes prodigios, señales y milagros, como sanar
a los enfermos, resucitar, echar fuera demonios, etc.
Las funciones apostólicas son muchas, pero vamos a delinear las más
importantes:

 Ser un fundamento para la iglesia. Efesios 2:20


 Ser pioneros, llamados a abrir brecha. 1 Corintios 12:28
 Deben de capacitar a los santos para la obra del ministerio. Efesios
4:1
 Al imponer las manos recibían El Espíritu Santo. Hechos 8:14-17

PROFETA.
El término profeta en la creencia religiosa se refiere a una persona que
sirve como intermediario entre la humanidad y la divinidad. Estrictamente
hablando, un profeta es alguien que sostiene haber tenido una
experiencia personal de Dios recibiendo de él la misión de comunicar sus
revelaciones y, como consecuencia de ello, habla en su nombre a los seres
humanos. El profeta posee cualidades de intercesor por el pueblo ante
Dios y a su vez es mensajero de su palabra. Su carisma de interpretar la
historia desde la perspectiva de Dios recibe el nombre de don de profecía.

Eventualmente, se utiliza el término para designar a alguien que predice


acontecimientos futuros, generalmente cuando lo hace interpretando
señales o basado en una revelación sobrenatural; pero ello puede dar
lugar al malentendido, por lo que suele en tal caso emplearse vidente, de
modo de diferenciarlo de los profetas, quienes comunican la palabra de
Dios.
La palabra profeta deriva del griego profetes que significa mensajero o
portavoz.
El significado bíblico de profeta deriva del hebreo compuesto por los
vocablos nabí que indica al que es inspirado por Dios y roéh que significa
vidente. En este sentido, profeta es el que mira a través de Dios.

Dios en su gran amor y misericordia mandaba a profetas para hablar a su


pueblo, y que ellos caminarán por el buen camino. En el Antiguo
Testamento Dios hizo el llamados a hombres para que hablaran su palabra
a su pueblo, tales como; Profeta Isaac (Génesis 25:22,), Moisés, Samuel,
Natán, Elías, Elíseo, Isaías, Jeremías, Daniel, Ezequiel, Jonás, Miqueas, etc.

El ministerio profético fue el único en el Antiguo Testamento que


sobrevivió al Nuevo
Las funciones del profeta en el ministerio del Nuevo Pacto son:
 Los profetas son el otro fundamento que Efesios 2 nos declara
 Recibir y transmitir la revelación que directamente viene de Dios.
Efesios 3:5
 Deben de ser voz de Dios en medio del pueblo. Hebreos 1:1

EVANGELISTA
“La palabra que se traduce “evangelista” en el Nuevo Testamento es un
sustantivo tomado del verbo euangelizomai, ‘anunciar noticias’, y
generalmente se traduce como “predicar el evangelio”. El verbo es muy
común en el Nuevo Testamento, y se aplica a Dios (Gálatas 3:8), a nuestro
Señor (Lucas 20:1), a los miembros ordinarios de la iglesia (Hechos 8:4),
como también a los apóstoles en sus viajes misioneros. El sustantivo
“evangelista” aparece tres veces solamente en el Nuevo Testamento.
Pablo exhorta a Timoteo a hacer la obra de evangelista (2 Timoteo 4:5); es
decir, a hacer conocer los hechos del evangelio. Timoteo había
acompañado al apóstol en sus viajes misioneros. Pero resulta claro (por
los mandatos que le dio en las dos cartas que le dirigió) que su tarea,
cuando el apóstol escribía, era mayormente local y pastoral”. Desde este
punto de vista podemos decir que el evangelista, lleva intrínsecamente el
trabajo pastoral o viceversa, el pastor realiza el trabajo de evangelista. El
que se le indique que debe hacer la obra de evangelista demuestra que el
que era evangelista podía también ser pastor y maestro.

En Hechos 21:8 se describe a Felipe como “el evangelista”. Felipe había


sido elegido como uno de los “siete” en Hechos 6, y después de la
persecución de Esteban ocupó un lugar prominente en la predicación del
evangelio en zonas no evangelizadas ( por ejemplo Hechos 8:5, 12, 35, 40).
Si bien era evangelista, no fue incluido entre los apóstoles (Hechos 8:14).
Se hace una distinción semejante entre Timoteo y los apóstoles en 2
Corintios 1:1 y Colosenses 1:1. Se verá, entonces, que si bien los apóstoles
eran evangelistas, no todos los evangelistas eran apóstoles. Esta distinción
se confirma en Efesios 4:11, donde la función de “evangelista” se
menciona después de la de “apóstol” y “profeta”, y antes de la de “pastor”
y “maestro”. De este pasaje resulta claro que el don de evangelista era un
don distintivo dentro de la iglesia cristiana; y si bien todos los cristianos
indudablemente cumplían esta sagrada tarea, en tanto que se les
presentaba la oportunidad, había algunos que fueron preeminentemente
llamados y capacitados por el Espíritu Santo para dicha tarea.

Según en la historia de la iglesia el término “evangelista” se usó para hacer


referencia al escritor de cada uno de los cuatro evangelios.
El evangelista tiene que tener autoridad, esta es una autoridad que le da
el Espíritu Santo para poder predicar con denuedo la palabra de Dios.
Ahora bien hay muchos predicadores que se auto-nombran
“Evangelistas”. Pero muchas veces son predicadores independientes que
no están bajo ninguna autoridad de la iglesia. De este tipo de predicadores
hay muchos, y muchos de ellos han dado lugar a errores doctrinales,
porque predican bajo su propia inspiración y argumentando muchas
veces; que es la voz de Dios manifestada a ellos. Alguien que ejerce el
ministerio de evangelista debería de estar sujeto a una autoridad, asistir a
una iglesia, tener un pastor. Un lugar donde le reconozcan como miembro
activo y que le puedan dar cobertura espiritual. Si es un evangelista
reconocido por una congregación o una misión, obviamente tendrá
autoridad para predicar y para realizar su trabajo. De otra manera no
podrá realizar su trabajo. La tarea del Evangelismo es un ministerio, y Dios
ha repartido dones en su iglesia y a muchos varones de Dios les ha dado
este hermoso privilegio: ser llamados “evangelistas”.

Desde un punto de vista bíblico el evangelista debe cumplir con las


siguientes funciones:
 Anunciar el evangelio, Hechos 13:32.
 Enseñar, 1 Timoteo 4:13
 Hablar con denuedo, Hechos 9:29; 13:46.
 Exhortar, Hechos 2:40; 11:23; 1 Timoteo 4:13.
 Amonestar, Colosenses 1:28; 1 Tes. 5:14.
 Rogar, 2 Cor. 5:20; Efes. 4:1.
 Disputar, Hech. 9:29.
 Contender, Judas 3 (pero recuérdese Rom. 14:1).
 Discutir, Hech. 17:2, 17; 18:19
 Responder, 1 Cor. 9:3; Fil. 1:16
 Redargüir, 2 Tim. 4:2; Mat. 18:15
 Convencer, Tito 1:9.
 Tapar bocas, Tito 1:13.
 Mandar, 1 Tim. 1:3.
 Desechar, 2 Tim. 2:23; Tito 3:10.
 Anunciar todo el consejo de Dios, Hech. 20:20, 27.
PASTOR.

Pastor es uno que ha sido llamado para guiar, vigilar y cuidar el rebaño de
Dios. Dios le da unción para hacer este tipo de trabajo. El llamamiento
divino es un requisito para cumplir con este ministerio cristiano. Es lógico
esperar que Dios, un soberano, eligiera sus propios siervos y los enviara
como sus embajadores.

En el Antiguo Testamento vemos que Dios llamó a los profetas. Por eso,
tenemos razón en este tiempo El hace lo mismo. Antiguamente nadie
tenía derecho a meterse en el oficio de profeta. Dios dijo: “El profeta que
tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no he
mandado hablar, o que hablase en nombre de dioses ajenos, el tal profeta
morirá.” (Deut. 18:20) También Jer. 23:30 dice; “Yo estoy contra los
profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras.” Vea también Jer. 1:4-10.
Igualmente con los otros ministerios el sigue llamando y escogiendo a sus
siervos y la confirmación de esto se ve al considerar lo siguiente;

En el Nuevo Testamento los pastores son nombrados como los elegidos de


Dios. Es obvio en cuanto a los apóstoles y los setenta pero se ve en cuanto
al ministerio en general. Los ancianos de Éfeso fueron puestos por el
Espíritu Santo. (Hechos 20:28) Arquipo recibió su ministerio del Señor.
(Col. 4:17). Por eso, el ministerio no es elegido como los hombres eligen
un oficio, basado sobre su preferencia o interés personal. Es algo que uno
acepta en obediencia a un llamamiento de Dios.

En cuanto al pastor, su obra es una en la cual su consciencia le obliga; él


siente que es su deber hacerlo y, al contrario, se sentiría culpable. En
cuanto a aquel que elige un oficio, es un asunto de talentos, preferencia e
interés, él siente que es sabio para elegir dicho oficio pero no hay en él,
sentido de obligación o de que sería culpable si no lo elige. En uno hay el
sentido de obligación, como Pablo manifestó cuando dijo; “Me es
impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (I Cor.
9:16).

Características del Pastor:

1. El Pastor debe tener capacidad mental y un buen conocimiento de las


Escrituras.
Debe manifestar que es “aprobado como obrero que no tiene de que
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” (II Tim. 2:15)

Teniendo en cuenta que la obra principal del ministro es la instrucción


pública de la Palabra de Dios, él debe tener capacidad mental y
conocimiento adecuado de los temas que ha de tocar. Por eso todo
llamado al ministerio debe estar dispuesto a prepararse en la sagrada
doctrina profundamente, para no ser un neófito sino apto en la Palabra de
Dios.

2. El Pastor debe tener también el don de enseñar.


Las Escrituras nos encargan que tomemos lo que hemos recibido y
encargarlo a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a
otros. (II Tim. 2:2) Leemos también en II Tim. 2:24-25 que el obrero debe
ser “apto para enseñar, sufrido, que con mansedumbre corrija a los que
se oponen.” Gran habilidad y muchos estudios, en si, no es todo lo
suficiente. Hace falta también el don de enseñar. Él tiene que saber captar
y mantener la atención de sus oyentes. El mejor sermón falla a menos que
la gente está despierta y atenta. Pablo y Bernabé no únicamente
predicaron el evangelio sino también “hablaron de tal manera que creyó
gran multitud de judíos, asimismo de griegos.” (Hechos 14:1)

3. Maduro en su carácter.
El Pastor debe ser una persona irreprensible, que no tenga litigios con
nadie. Su vida moral debe ser un testimonio de una persona integra,
honesta con altos principios y una vida conforme a los valores bíblicos. Él
tiene que aclarar y proclamar la verdad espiritual en el púlpito igual que
modelarla en su vida personal.

Frente a los problemas y dificultades mostrar madurez.

Muchas veces las dificultades sirven únicamente para humillar, educar y


preparar a uno para la obra del ministerio. Muchas veces el buen carácter
e integridad son el resultado de haber pasado por luchas al prepararse
para el ministerio. Dios ha prometido a guiar a los que buscan su
dirección. El Salmo 37:23 dice; “Por Jehová son ordenados los pasos del
hombre.”

4. Testimonio Espiritual.
El pastor debe tener un buen testimonio en todo lugar. El siervo del Señor,
debe serle fiel a Cristo por lo cual, será muy probable que sea perseguido.
I Tim. 3:7 dice; “Es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera,
para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.” II Cor. 4:2 dice que
el siervo del Señor debe recomendarse “a toda consciencia humana
delante de Dios.”

5. El pastor también debe tener sabiduría y conocimiento en liderazgo.


Estas cualidades son de suma importancia para el pastor. Tiene que saber
organizar y animar a la gente en la iglesia para trabajar y usar a lo máximo
sus dones. El éxito del pastor depende en gran parte en su habilidad para
organizar y dirigir la obra de la iglesia. Por falta de esto, hombres con gran
capacidad mental han fracasado en el ministerio.

Y según 1 Timoteo 3:1-7 estos son algunos requisitos para ejercer el


pastorado.

1. Irreprochable.
2. No divorciado.
3. Sobrio
4. Prudente
5. Decoroso.
6. Hospedador.
7. Apto para enseñar
8. No adicto al alcohol.
9. No busca peleas.
10.No codicioso de ganancias deshonestas.
11.Amable
12.Apacible.
13.No avaro.
14.Gobierne bien su casa
15.Hijos en sujeción y honestidad
16.No un neófito.
17.No un vanidoso
18.Buen testimonio público

MAESTRO.

Un maestro es aquel que es ungido sobrenaturalmente para enseñar la


Palabra de Dios. Sólo porque algunos enseñan la Biblia no quiere decir que
sean maestros del Nuevo Testamento.

Muchos enseñan simplemente porque les gusta o se sienten obligados,


pero la persona que está en el oficio de maestro está dotada
sobrenaturalmente para enseñar. Con frecuencia recibe revelaciones
sobrenaturales de la palabra de Dios y puede explicar la Biblia en una
forma que sea entendible y aplicable.

Apolos es un ejemplo en el Nuevo Testamento de uno que tenía este


oficio. Pablo comparó su ministerio apostólico con el ministerio de
enseñanza de Apolos en 1 Corintios al decir:

“Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios….. Yo puse el


fundamento y otro edifica encima (1 Corintios 3:6, 10b).

Apolos el maestro no plantó ni puso ningún fundamento. En vez de eso, él


regó las nuevas plantas con la Palabra de Dios y construyó las paredes
sobre el fundamento existente.
Note que Apolos “fue de gran provecho” para la gente que ya era cristiana
y que su enseñanza fue descrita como “con gran vehemencia”, es decir
poderosa. La enseñanza ungida siempre es poderosa.

Para la iglesia, el ministerio de la enseñanza es aún más importante que el


hacer milagros o el don de sanidad.
Otro ejemplo puede ser cuando Nehemías el gobernador, y Esdras el
sacerdote hacían entender la ley de Jehová al pueblo de Israel, Nehemías
8:7-9
Desafortunadamente, los creyentes algunas veces son más atraídos a ver
sanidades que a escuchar una clara enseñanza de la Palabra, la cual
producirá crecimiento espiritual y santidad en sus vidas.

La Biblia habla acerca de la enseñanza y la predicación. La enseñanza es


más lógica e instructiva, en tanto que la predicación está más llena de
inspiración y de motivación. Los evangelistas generalmente predican. Los
maestros y pastores generalmente enseñan. Los apóstoles predican y
enseñan. Es lamentable que algunos creyentes no reconozcan el valor de
la enseñanza. Algunos piensan que los predicadores están ungidos
únicamente cuando hablan fuerte y rápido. Esto no es así.

Jesús es el mejor ejemplo de un maestro ungido. Su enseñanza fue parte


predominante de su ministerio y se le conocía como el “maestro” (Mateo
8:19; Marcos 5:35; Juan 11:28).

Para un próximo estudio acerca de los maestros y la enseñanza, ver


Hechos 2:42; 5:21, 25, 28, 42; 11:22-26; 13:1; 15:35; 18:11; 20:18-20;
28:30-31; Romanos 12:6-7; 1 Corintios 4:17; Gálatas 6:6; Colosenses 1:28;
1 Timoteo 4:11-16; 5:17; 6:2;

2 Timoteo 1:11; 2:2 y Santiago 3:1. Esta última escritura nos dice que los
maestros serán sujetos a un juicio más estricto, y por eso deben ser muy
cautelosos cuando enseñen. Ellos sólo deben enseñar la Palabra.

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