Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
5.2. El quejoso.
El quejoso (victima u ofendido)
De acuerdo con el Manual del justiciable en materia de amparo de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el quejoso o también denominado el
agraviado puede ser tanto una persona física o una persona moral que ejerce
acción de amparo con el objeto de reclamar un acto de autoridad, en sentido
amplio, considera que sus garantías individuales o derechos humanos fueron
violentados; y que solicita en un juicio de amparo justicia federal (Pág. 60). Por
tanto, estamos frente aquella persona que presenta la demanda de amparo, por
haber sido lesionado sus derechos, por: Por su parte Pantoja (2010), menciona
que el agraviado es aquel sujeto que, en resumen, el quejoso, es quién alega que
la norma, omisión o acto violan sus derechos fundamentados en el artículo
primero de la nueva Ley de Amparo; y se refleja en una afectación real y actual a
su esfera jurídica su papel de gobernado.
Para los efectos de esta ley, los particulares tendrán la calidad de autoridad
responsable cuando realicen actos equivalentes a los de autoridad, que
afecten derechos en los términos de esta fracción, y cuyas funciones estén
determinadas por una norma general.
5.3.1. Ordenadora.
5.3.2. Ejecutora.
Es un principio general que todo gobernado que se vea afectado por cualquier
contravención prevista en el artículo 103 constitucional, puede intentar la acción
de amparo, y, por tanto, comparecer por sí mismo ante las autoridades respectivas
y figurar en el juicio correspondiente como quejoso, lo que está corroborado
tácitamente por el artículo 4 de la Ley de Amparo. Artículo 4. - El juicio de amparo
únicamente puede promoverse por la parte a quien perjudique la ley, el tratado
internacional, el reglamentó o cualquier otro acto que se reclame,
pudiendo hacerlo por sí, por su representante, por su defensor si se tratade un
acto que corresponda a una causa criminal, por medio de algún pariente o
persona extraña en los casos en que esta ley lo permita expresamente; y
sólo podrá seguirse por el agraviado, por su representante legal o por su
defensor.
El artículo 5o., fracción III, de la Ley de Amparo establece de manera
enunciativa y no limitativa, algunos de los supuestos en que se tiene el
carácter de tercero interesado, es decir, no contempla todos aquellos
casos en que una persona puede tener dicha calidad. De manera
específica, el inciso b) prevé que cuando el acto reclamado derive de un
juicio o una controversia del orden judicial, administrativo, agrario o del trabajo,
puede tener el carácter de tercero interesado la contraparte del quejoso. Ahora
bien, la interpretación que debe darse a esa porción normativa es en el
sentido de que quien busque atribuirse la calidad de tercero interesado, debe tener
una posición contraria a la del quejoso, esto es, que su actitud procesal esté
confrontada con la postura que asume éste, sin que constituya un obstáculo que
ambas partes hayan fungido como demandadas en el juicio de origen, pues lo
relevante es que sus pretensiones sean opuestas, en virtud de que
ante el otorgamiento de la protección de la Justicia de la Unión, la parte tercero
interesada verá afectada su esfera jurídica. Dicha interpretación es
congruente con la parte final del precepto aludido, en la que se
establece que también tiene el carácter de tercero interesado la persona extraña al
procedimiento que tenga un interés contrario al del quejoso. Por tanto, el que
se permita que alguien ajeno al juicio acuda a la instancia constitucional
con esa calidad, corrobora el hecho de que es irrelevante el carácter con el que se
comparezca al procedimiento, pues lo importante es que se tenga un interés
contrario al del quejoso