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Sostengo, lo anticipé, que el seminario X se titula “La Angustia” y es una muy

buena razón para hablar del deseo y ésto no es posible sin hablar del goce. En
el tercer esquema de la división se lee con claridad esta articulación, goce-
angustia-deseo.
Nuestra tendencia a a lectura secuencial, consecutiva, progrediente (para
utilizar un término freudiano), solidaria a su vez de nuestra inmersión en el
tiempo cronológico, nos empuja a pensar en fases sucesivas. Colabora con
ésto la presentación del referido esquema como “la constitución del sujeto por
la vía significante”, a resultas de lo cual se lo lee como si “eso”, ya fue, ya pasó.
Pues no, cada esquema se actualiza, tanto, que se presenta siempre “ahora” y
en “acto”.
Entonces aún cuando intentemos concentrarnos en las cuestiones del deseo,
ésto no será posible sin mantener una mirada sobre las cuestiones de la
angustia y del goce. Se habrán dado cuenta que la separación de estas
referencias es sólo una condición pedagógica, los tres términos están
imbricados entre sí, cualquier intento por despejarlos implica un forzamiento
que no hará sino provocar el retorno del resto no arrastrado que se pierde o del
resto adherido que no es. Lo expuesto no implica que tengamos que resignar
precisión, solo muestra que por más quirúrgica que pretendamos la operación,
el significante nos impone el uso de un bisturí desafilado.
Quiero ir acercando alguna nociones acerca del goce, a modo de
ambientación.
Hallo un campo del goce y entiendo que Lacan se refirió al mismo no sin
inconvenientes y revisiones. Es decir, hay un campo lacaniano del goce al que
sin embargo no lo podría llevar a la categoría de concepto. En este sentido, hay
un texto “El goce, un concepto lacaniano” de Néstor Braunstein que me ha
resultado muy útil. Lo recomiendo.
Lo llamo un campo porque no hay un goce sexual que, en tanto tal, permita o
provoque la distinción entre ser hombre y ser mujer. De allí surgen múltiples
referencias que no cuentan siquiera con acuerdo unánimes en sus definiciones:
goce fálico, goce del Otro, plus de goce, goce del ser, etc. No debiéramos
sorprendernos, a esta altura conocemos algo respecto a lo que no es
alcanzado por la simbolización.
Hay un goce mítico al que se refiere la imagen de portada del seminario XX,
pero esa misma escultura da cuenta de lo real de goce que se experimenta en
el cuerpo. Cuerpo que aparece reiteradamente como el instrumento privilegiado
del goce.
Por otro lado, ese goce perdido como resultado de la ley, y relanzado por vía
de la pulsión hacia la “recaptura” del objeto, y por el mismo motivo perdido, no
hace sino bordear un agujero y, por la insistencia, bordar el tejido del síntoma.
Es decir, se trata del intento repetido por reproducir la satisfacción original. En
otras palabras, el síntoma como una satisfacción sexual sustitutiva.
Es la repetición, la insistencia significante y la necedad de querer hacer
consistir la marca “alcazanble”, que no es, en aquella que está
irremediablemente perdida y en tanto tal, inalcanzable.
Podemos llegar a esta misma consideración por el camino del objeto que
cuando lo “tenemos” muestra que no es puesto que el objeto causa está para
siempre perdido. Y eso no solo no obsta sino que justifica, el intento por
alcanzarlo y, más aún, reinsertarlo, reintegrarlo al Otro de donde proviene. Para
qué? Para asegurarnos que en un lugar hay goce.
Luego, en la cadena significante, en el uso de ella que pretende el sujeto (como
si olvidara que lo és precisamente por la presencia del significante), hay un
goce evanescente. Está el “a” en la cadena, en el vacío de la cadena, y por lo
tanto inasible en el recorrido de la misma.
Esta operatoria del “a” vinculada al goce, por otra parte no solo prohibido sino
imposible abre la posibilidad clínica a la que apela el psicoanálisis: localizar en
el fantasma (no olvidemos que funciona tanto como defensa frente al goce del
Otro como recurso a través del cual somos gozados por el Otro) el eje a través
del cual operar el pasaje del goce al deseo, no sin pasar por la angustia. Estoy
refiriéndome a un cambio en la posición del sujeto: de ofrecido como objeto al
goce del Otro, al lugar de causado en su deseo por el objeto “a”. Y en este
movimiento, que exige una conmoción , radica la posibilidad de un análisis
terminable, concomitante con una reducción de goce e identificación al síntoma
propio.
"...No hay interpretación que no concierna al lazo de la palabra con el
goce..."
“..El objetivo de la interpretación no es tanto el sentido, sino la reducción de
los significantes a su sin sentido para así encontrar los determinantes de
toda la conducta del sujeto....". En el decir de Lacan se lee que, de lo que se
trata es de reducir, y porque no ir contra, el sentido del cual se alimenta el
goce.
La perspectiva de la interpretación, siempre incomodada por la insistencia
del sentido y el uso del significante, excluye cualquier intento de
comprensión.
No se trata de comprender. Nosotros apelamos a la lectura de la letra que cae
interrumpiendo el sentido de la cadena significante:
S1 S2
S a discurso del amo
Para mi gusto esta escritura da cuenta de un proceso no geometrizable… o
no? No espero que respondan ahora. Y aunque no lo crean, hemos ido de
visita al seminario XX. Regresemos.
Pero lo que está en juego es la comprensión. Leer lo que se escucha como
significante. Y? Esa es la operación que está escrita allí. Es solidario de lo
que mencionaba la primera clase: el paradigma de la lectura no reemplaza
al de la escucha, le devuelve su dignidad, justifica el silencio del analista.
Incluso podemos agregar que reduce la arbitrariedad del vínculo entre
significante y significado.
Ahora comprendo qué?
Por mi parte entiendo que la apelación a la lectura no es un horizonte
demasiado ambicioso per se. Poder escribir algo diferente sí. Escribir exige y
es marca y las marcas provienen del acto, del duelo y del pasaje al acto. La
cuestión es cómo acercar el duelo y el pasaje al acto al acto analítico.
El seminario 10 es interesante en términos de cómo se articulan y cómo esa
articulación se subordina de algún modo a la vida amorosa, la liebesleven.
Ricardo Barti: Autor y director de teatro alternativo (para diferenciarlo de teatro
independiente, del que tiene una mirada un tanto crítica), sostiene que en la
obra hay un texto, naturalmente hay un autor. Este hombre entiende que no
debe existir una preponderancia ni del texto ni del autor sino más bien del
actor.
No se trata de un autor y un texto que constituyan un objeto al cual el actor
deba representar en modo determinante, re-producir.
Cree que un buen texto es el que cuenta con cierta porosidad, con intersticios
sobre los cuales la actuación pueda producirse a sí misma. No sin el texto, pero
sí más allá del mismo.
Es decir, el acto teatral se produciría por los efectos de un desafío a la
linealidad, a la compacidad textual. No se trata de sacarse de encima lo textual
sino de descompactarlo para colarse en sus grietas, provocarlo y provocar
acto.
Producir poesía sobre el texto aprovechando los vacíos del mismo.
La comprensión viene bastante sesgada por la psicopatología general de
Jasper, para quien comprender tiene bastante que ver con lo obvio (bofetada-
llanto).
Para Jasper comprender es bastante parecido a asir al modo del concepto.
Lacan dice que eso es un espejismo inconsciente. Lo será la comprensión de la
lectura?
Para mí comprender es quedar siempre en el límite (Ojo! Límite como aquello a
lo que no se llega).
Jasper, como buena parte de la psiquiatría, con la intensión de comprender por
la vía del sentido, se apoya en una serie de combinaciones que se aproximen
al elemento causal, es decir a una psicogénesis. No hay psicogénesis.
Podemos agregarlo a los teoremas de inexistencia.
Lacan agrega: “...de ésto el psicoanálisis está alejado, tanto por su inspiración,
como por lo que introdujo y por hacia dónde va”. Obviamente estas tres cosas
están inspiradas en la “no relación sexual”.
Decidí meterme en estos meandros por dos cuestiones: para resaltar que el
goce está por doquier constituyendo una tentación permanente en la
interpretación, en la comprensión; y para vincular a través de estos párrafos, lo
que estamos leyendo en el seminario X con la posibilidad clínica precisamente
de lectura.
Por lo tanto insistiré, ahora yendo hacia atrás, o mejor dicho haciendo una vista
fugaz por el campo de las psicosis, seminario III. Sí, recorriendo el seminario X,
nos asomamos al XX, ahora al III. Claro, como transitando una banda de
Moebius. No hay que sorprenderse. O acaso pretenden localizar al sujeto,
ubicarlo en un lugar estable, en posición estatuaria?
Lacan recurre a un neologismo “stabitat” como el lugar del exilio, el sujeto
determinado por el goce que no hay. Interesante no? Qué tipo de
determinación es esa? Parece una indeterminación. Ampliaremos.
Precisamente Joyce en “Exilios” escribe ese síntoma del anudamiento con
Nora, su mujer, como respuesta al exilio de la relación sexual que no hay.
Lacan escribe con nudos ese anudamiento que Joyce escribe haciendo copular
las palabras. Pero aquí ya hemos ido muy lejos, estamos en el seminario XXIII.
Olviden ésto. O mejor ténganlo en cuenta más adelante.

Para estos intentos de localizaciones del sujeto, en nuestro seminario X,


recurrimos a la topología en tanto se trata de una geometría de posición que
define objetos en función de relaciones cualitativas y no métricas. Allí aparece
el cross-cap dibujando el rechazo que opera el sujeto (como significante que lo
representa ante otro significante) del objeto como residuo.

Clínicamente, sigo orientándome en que referirse a “posición subjetiva”


significa tener en cuenta las relaciones del sujeto dividido con el Otro y con el
objeto causa de deseo, donde encuentra un semblante de unidad.

Podemos leer estas dos últimas cuestiones valiéndonos de nuestro esquema


de la división.
- Por un lado la necedad neurótica que se manifiesta en el intento de
completar al Otro de cuya incompletud sufre.
- Por el Otro lado la necesidad del sujeto psicótico por barrar al Otro
cuya completud padece.

Enlacemos (seminario III):


En la paranoia no son solamente signos de algo lo que recibe el sujeto
paranoico; es el signo de que en algún lugar se sabe lo que realmente quieren
decir esos signos que él no conoce. Será por eso la operación de
barrar al Otro? Recuerden a Schreber haciéndose desear por su Dios.
Recuerden también la fusión de goce entre ellos. Hay relación en las psicosis?

De la comprensión. De la psicosis:
Lacan sostiene una posibilidad clínica para trabajar con las psicosis. Si
tenemos en cuenta el fenómeno de la comunicación que se describe en el
seminario III y en “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las
psicosis”, la idea de confrontar con el saber del que da cuenta el sujeto
psicótico no parece muy atractiva ni promisoria.
Recuerdo haber escuchado a Pablo Zopke diciendo que pese a la reticencia al
acto analítico que se observa en el sujeto psicótico, su posible acceso al
artefacto puede estar motorizado en la intención de “rivalizar por el lugar del
sujeto supuesto saber”.
Y por otra parte, también del mismo clínico escuché decir que “el pasaje al acto
en el sujeto psicótico está siempre en suspenso”.
Se puede apelar entonces a la incomprensión, poniendo en suspenso el
supuesto saber del Otro y por la vía del vaciamiento de sentido, se puede
colaborar para que el sujeto psicótico haga saber algo del delirio. Delirio en el
que por otra parte él mismo no termina de creer. No es lo mismo su creencia en
el lugar desde el cual es hablado que creer en el enunciado.
Insisto en remarcar que la presentación de enfermos es un dispositivo que
Lacan se encargó de estirar desde Charcot hasta su propia muerte. Después
se puede discutir si aquel dispositivo derivó, con Lacan, en un artefacto. Pero lo
cierto es que operó el estiramiento al que me refiero desoyendo absolutamente
todas las críticas. Que las hubo y muy duras.

Termino con la contundencia de dos interrogantes:

Habiendo dicho lo que dije en cuanto a la comprensión y a la incomprensión


quizás podemos abrir una cuestión que resulta pertinente: ¿Es la clínica
psicoanalítica una herramienta para calmar el sufrimiento? ¿Es una oferta de
comprensión? ¿Los sufrientes del sistema estarán dispuestos a probarse sus
atavíos negros y luego formar cola para entrar en los consultorios?

Qué hace un psiquiatra cuando después de escuchar durante algún tiempo


al paciente le receta una pastillita? O mejor cómo funciona el pharmakón
sino como un signo que intenta disimular el fracaso de la comprensión, es
decir, la comprensión cerrada.

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