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Transferencia y Versagung

CLAUDIA PEREZ

(*)Cartel "Del nombre a los nombres"; Jornadas de carteles de la Escuela


Freudiana de Buenos Aires. 2001.

En la clase del ’63 Lacan nos propone varias posibilidades de lectura


para abordar el tema de los Nombres del Padre.En nuestro encuentro del
año pasado decidí recorrer parte de ese camino en la línea que va del
nombre al nombre propio y al nombre del padre en su articulación con la
negación, con el NO

Otra de las rutas a seguir, y es la que quiero compartir con Uds. en esta
oportunidad, es la vía de la tragedia, la del drama del padre en la trilogía
de Claudel, también en su articulación con el no. Es la propuesta que nos
hace Lacan cuando nos envía a sus clases de mayo del 61 del seminario
sobre la transferencia.

La cuestión podría ser abordada por dos caminos diferentes. Uno sería
alrededor de la pregunta acerca de qué querría decir Lacan en el ’63
para remitirnos al terreno de la transferencia. El otro camino sería al
revés, de qué modo estaría Lacan conceptualizando la Transferencia
como para incluir en el tratamiento de la misma el drama del padre en la
tragedia Claudeliana. Esta es la vía por la que quiero avanzar en la
investigación, retomando mi propia pregunta del trabajo anterior con
relación a la homofonía entre el no y el noms; tomando la negación como
uno de los particulares modos de acceso del sujeto al lenguaje.

¿Qué nos plantea Claudel?, nos relata el devenir de tres generaciones,


juega con los nombres que elige, cuenta que para poder imprimir la
primera de esas obras tienen que fundir un carácter inexistente y echa
mano a todas aquellas pasiones que podrían constituir una tragedia.
Frente a esto Lacan lee que ese sgte. faltante, la ambiguedad de los
nombres propios, la función del padre, etc. nos pondrá en la pista del
deseo, nos permitirá interrogar la función de transmisión del deseo. Es
toda una presentación del poeta, como llama Lacan a Claudel, decir que
así como Freud se adelantó con relación a la metáfora y a la metonimia,
Claudel se adelanta respecto al deseo.
Tenemos entonces, transferencia y transmisión, ¿es que la experiencia
analítica, con relación a la transmisión, compartiría algo de su estructura
con la experiencia trágica del deseo del hombre?...

En esta línea, tanto Edipo como Hamlet, como los personajes de la


trilogía de Claudel nos muestran la tragedia del deseo en su relación al
padre.

En El Rehén nos encontramos con una falta a la promesa de amor y de


fe, hay un renunciamiento y un sacrificio, marca del sgte. En El pan duro
hay un parricidio y un hijo no deseado; y en el Padre Humillado irrumpen
el amor y la pasión, algo de lo más verdadero de esta historia. Sería un
modo de decir que el deseo se constituye entre la marca del sgte. y la
pasión por el objeto.

Pareciera que este análisis tanto del deseo como del drama del padre
nos permitirían de alguna manera avanzar en el terreno de la escena
analítica. Lacan se encuentra en este camino con un término, con una
operación a la que le va a seguir el rastro interrogando hacia dónde
conduce: esta operación es la VERSAGUNG, otro modo de aparición de
la negación, otro modo de decir NO, otra alternativa para pensar una
articulación posible entre la homofonía NO/NOMS en su enlace a los
Nombres del Padre.

Hay una hipótesis que no introduje en el trabajo anterior. Erik Porge,


como sí lo sabemos, propone un criterio de periodicidad de la temática
de los nombres del padre en Lacan según se pronuncie o no sobre el
tema a partir de la interrupción del ’63. ; y agrega lo siguiente: "nosotros
sostenemos que la repetición de la recordación del seminario
interrumpido forma parte del texto del seminario sobre los Nombres del
Padre. La insistencia de un ‘decir que no’ forma parte del dicho sobre los
Nombres del Padre, que es una manera de decir, en acto, algo que
concierne al tema del Nombre del Padre". El no haber dicho lo que tenía
para decir en el ’63 forma parte de lo que tiene para decir, hay una
enunciación sobre el Nombre del padre que pertenece al orden de lo
dicho a medias, al orden del mediodecir, con relación a los Nombres del
Padre no todo es decible. (No se trata de una rajadura al hablar del
Nombre del Padre, el Nombre del Padre mismo es el nombre de una
rajadura, forma parte de él). El no que dice el padre, nos introduce en el
fundamento de la negación.
Veamos ahora adónde nos conduce la Versagung, ¿qué quiere decir?, el
prefijo VER significa equivocar, desacertar, cesar, sucumbir, es la
realización del No, dirá Phillipe Julien. SAGEN es el verbo, el decir, el
orden simbólico. Lacan dirá que Freud jamás utilizó este término como
frustración, que su acento debe ser colocado mucho más allá de toda
frustración concebible. La traducción que nos es ofrecida en el seminario
de la Transferencia es la que equivaldría al REFUSER francés: rehusar,
negar, no conceder.

¿Quién nos presenta este rehusamiento?, el personaje de la primera


obra de la trilogía de Claudel: SYGNE DE COUFONTAINE. La
ambigüedad de su nombre (cisne/signo) invita a reconocer el signo, la
marca, "momentos de incidencia de lo simbólico sobre la carne misma"
dirá Lacan. Sygne muestra la marca del sgte. llevada a su grado
supremo a través del sacrificio, del rehusamiento, es la mujer que hace
un signo-no, ha renunciado a aquello que se comprometió con su amor y
su fe, a faltado a una promesa. Esta marca del signo del sacrificio de
Sygne, lo más profundo del rehusamiento, está sostenido por la
operación del verbo, en lo que la estructura de la palabra misma implica,
sagen, decir, rehusamiento concerniente al dicho, lo maldito. El sacrificio
de Sygne está ligado a lo maldito para ella. Allí no decir deviene DICHO
NO.

Acá Lacan establece una relación por demás interesante entre el ME


PHYNAIS de Edipo en Colona, el NE expletivo, la homofonía entre el
N’ETRE y NAITRE, que no voy a desarrollar ahora pero que nos remite a
un análisis exhaustivo de la negación.

Continúo con el verbo. Dice Lacan que el verbo nos ofrece una
posibilidad: la posibilidad de maldecirnos, no sólo como destino particular
sino como la vía misma de encuentro con la verdad. Continúa: "El
hombre se convirtió en rehén del verbo porque se dijo que Dios está
muerto. En ese momento, se abre esta hiancia donde nada más puede
ser articulado lo que es el comienzo mismo del ‘no fui’ que sólo podría
ser un rehusamiento, un NO, un NE, esta mueca, este desdoblamiento
del cuerpo, esta psicosomática, que es el término en el que tenemos que
encontrar la marca del sgte. El drama es saber cómo de esta posición
radical puede renacer un deseo y cuál".

Aquí vamos al otro extremo de la trilogía: a PENSEE DE


COUFONTAINE, nieta de Sygne.
Pensèe, en la que también habita una ambigüedad en su nombre
(pensada y pensamiento) es propuesta como el objeto del deseo. Es
pensamiento sobre el deseo.

Sygne al final de su vida dijo no, dos generaciones más tarde, Pensèe
será un ser deseante que no renunciará.

¿Qué nos quiere mostrar Lacan a lo largo de estas tres obras?. Dice: "Mi
objetivo ha sido señalar exactamente cuál debe ser nuestro lugar en el
momento en el que el sujeto está sobre el único camino por donde
debíamos conducirlo, aquél donde debe articular su deseo".

De modo tal, que va a ubicar allí la versagung del analista: como el lugar
donde debe sostenerse el analista para que sea posible la transmisión
del deseo. El analista no está del lado de la conciliación, también debe
decir no.

Lacan va a preguntar cómo debemos concebir nuestra participación en el


fenómeno de la transferencia y dice, nuestra implicación es algo del
orden de lo que interesa a nuestro ser, el analista interviene a través de
algo que es del orden de su ser. Todo lo que desarrolló Freud en torno a
la transferencia pone en juego al analista como una existencia.

Lo que está en el corazón de la trilogía Claudeliana es el mito del


neurótico. En el origen de toda neurosis hay un rehusamiento, una
versagung, que es tanto interna como externa que es colocada por Freud
en una posición existencial. Posición que supone una versagung original,
una urversagung, que dará inicio a la posibilidad de la versagung que no
consistirá en una operación de comunicación sino en la emergencia
misma del sgte. como tal en el registro del decir. Es el dicho lo que
permite al sujeto rehusarse.

El analista en este sentido opera en el registro de la versagung todo el


tiempo, en el registro del decir, del dicho. Ahora bien, a qué debería decir
que no el analista, al GOCE que le ofrece el paciente, en ese punto debe
abstenerse, de manera tal que el analizante avance en la línea de su
deseo. Recordemos que no decir que no al goce implicará más tarde
decir que no al deseo.

Quise con esta presentación, no sólo investigar el concepto de


Versagung sino también recuperar esta noción del decir a través del
verbo. Mucho más adelante, diez años más en L’ETOURDIT Lacan se va
a expresar así: "El decir queda olvidado detrás del dicho. En lógica, para
que un dicho sea verdadero, todavía hace falta que se lo diga, que haya
decir. Que se diga recuerda, no a la memoria, sino a la existencia, lo que
es recordado, es que su enunciación es momento de existencia, es que,
situada por el discurso, ella ex_siste a la verdad (ex: estar ubicado por
fuera). Primero hace falta tener la idea que no cualquier cosa puede ser
dicha y hace falta decirlo. Primeramente hace falta decirlo. El significado
del decir no es nada sino ex_sistencia al dicho (dicho que es midit,
mediodicho, todo no puede decirse), el sujeto es efecto del dicho. ...Ese
juego del dicho al decir me ofrece el lugar para hacer demostración
clínica ¿dónde he podido hacer sentir mejor que lo real se mide con lo
imposible de decir -en la práctica-?

Para ir terminando, en la clase del 24/5/61 va a decir: "Lo importante es


esta estructura: se retira al sujeto su deseo, y a cambio se lo envía al
mercado donde pasa a la subasta general".

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