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Curso de extraccionista y manejo básico de laboratorio

Extracción sanguínea

Tanto extraccionistas, técnicos o bioquímicos, tienen como tarea fundamental y/o complementaria de
nuestra función, la extracción de sangre.

Lo primero que debemos saber es cuales procedimientos nos están autorizados a realizar por ley
sobre el paciente. En esto debemos ser claros y concisos ya que nos servimos de la única ley, por el
momento, que regula la actividad y que es la Nº 17132 del Código Civil que es el "Régimen del
ejercicio de la Medicina" y que regula la acción para otras profesiones.

Lo importante que debemos conocer es que en las tres profesiones solo estamos autorizados a punzar
sangre de tipo venoso a extraer de brazo, antebrazo y arco dorsal de la mano. La ley no nos permite
la extracción de sangre de tipo arterial, salvo que lo hagamos en presencia de un médico que sea jefe
de sala o servicio y con una orden escrita por él y solo en su presencia. Tampoco nos está autorizada
la extracción de sangre venosa de miembros inferiores. Se puede punzar el lóbulo de la oreja, pulpejo
de los dedos de manos y pies y talón del pie del bebé. La ley no nos quita posibilidades sino que nos
ampara en el ejercicio de nuestra profesión de cualquier empleo de técnicas que implican riesgo de
mala praxis y nos aclara los alcances de nuestra labor. Sin embargo es de hacer notar que muchas
veces nos encontramos frente a la disyuntiva de llevar a cabo una labor no estipulada en la ley o
incluso prohibida, en estos casos debemos tomar en cuenta los riesgos y consecuencias de nuestros
actos que impliquen acciones negativas para nuestra persona o para la de la persona a la que vamos a
asistir. En un laboratorio la mayor jerarquía será la representada por el individuo que se encuentra a
cargo del mismo, el jefe o director del laboratorio, y es a él/ella a quién nos remitiremos a fin de
aclarar estos puntos en cuanto se nos solicite la ejecución de los mismos. La responsabilidad sobre
nuestras acciones serán nuestras y de la persona a cargo que nos dará o no la orden de llevar a cabo la
tarea. Las implicancias respecto de la extracción arterial son de tipo médicas, asumen el riesgo de la
rotura del vaso lo que dificulta en sumo grado la acción inmediata del médico para frenar una
hemorragia, si no se encuentra en las cercanías del paciente. Las venas de miembros inferiores tienen
mayor riesgo de ser la puerta de entrada a infecciones del sistema y a desgarros y roturas ya que se
encuentran bajo mayor presión debido a su localización. Suelen presentar "várices" y tienen en su
recorrido mayor cantidad de válvulas que evitan el regreso de la sangre a la parte más baja de los
miembros inferiores, por acción de la gravedad.

Entonces debemos recordar que en toda la extensión del brazo y antebrazo y en el arco dorsal de la
mano nos es autorizada la punción sanguínea. Además de la punción capilar en los sitios antes
mencionados.
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Venas de brazo y antebrazo

Debemos, en primer instancia ubicar el brazo y antebrazo en posición para darnos una idea acertada
de lo que queremos explicar: tome ambos brazos y colóquelos a los lados del cuerpo de manera que
el pliegue del codo apunte hacia el frente y el codo hacia atrás. Eso permitirá colocar el dorso de las
manos hacia el frente con el pulgar apuntando hacia el exterior del cuerpo y el dedo índice hacia la
pierna más cercana a cada brazo, lo que nos marcará la posición interna del antebrazo.

La vena mas marcada del antebrazo será aquella que por lo general recorre la parte media del
antebrazo de norte a sur del mismo, en toda su extensión. Esa vena se denomina Vena mediana del
antebrazo: es superficial y se encuentra en la cara anterior del mismo. Su origen es la vena cefálica
del pulgar y arco dorsal de la mano. Recibe afluentes de la cara palmar de la mano y anterior del
antebrazo y termina en dos ramas divergentes, la interna o mediana basílica y la externa o mediana
cefálica.

Vena cefálica es superficial y se encuentra en el lado externo del brazo. Su origen es la unión de la
mediana cefálica y de la mediana accesoria.

Vena basílica: es también superficial y se encuentra en el lado interno del brazo. Formada por la
unión de la mediana basílica y la mediana del codo.

Acompañando todo el recorrido a ambos lados de la vena mediana y hasta el pliegue del codo se
encuentran la arteria radial (del lado externo) y la arteria cubital (del lado interno).

En un 70 % de los casos una vena mediana cubital (tributaria de la vena basílica) reemplaza a las
venas mediana cefálica y mediana basílica.
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Esquema de visión palmar de la posición de las principales venas que surcan a nivel superficial el
brazo y antebrazo

Existe una regla nemotécnica para recordar el nombre de las arterias y las venas del antebrazo:

Arterias

Radial (lado externo) Cubital (lado interno)


Cefálica Mediana Basílica

Venas

La regla nemotécnica se denomina: RECI (radio externo-cúbito interno) haciendo referencia a los
dos huesos característicos del antebrazo.

Tanto vena safena como arteria femoral son, por ley, solo punzables por el médico a cargo. Ambas
son de inserción profunda y dificultosa y solo una mano experimentada puede manipular la punción.

De la misma manera a niños menores de 2 años y con dificultades en la extracción normal en


pediatría se le extrae del seno longitudinal de la cabeza (mollera) y del cordón placentario.

En brazo la punción arterial se lleva a cabo, por el médico, de la arteria humeral que se encuentra
muy profunda en el mismo. Siempre que se saque sangre arterial el procedimiento se llevará a cabo
para analizar gases en sangre o porque no existe otra manera, menos invasiva, para el paciente de
tomar una muestra. También puede realizarla en la arteria femoral ubicada en el pliegue inguinal, la
arteria radial con origen en la arteria humeral en la cara lateral y la arteria pedia cuyo origen es la
arteria tibia que se encuentra en la zona dorsal del pie. Es una punción perpendicular a la arteria
haciendo compresión a la misma para arriba del sitio de punción.

Cuando la muestra deba ser de sangre capilar (punción superficial cutánea) en adultos se emplea con
mayor frecuencia y menor dificultad la punción de los pulpejos de los dedos de la mano. Esto se
efectúa sin necesidad de colocar lazo, solo presionando por encima de la zona a punzar, uno a dos
centímetros por encima de ella, tratando de que la presión localizada logre acumular sangre en la
zona del pulpejo. Se desinfecta en forma centrífuga y se procede a punzar con un toque seco y poco
profundo, con aguja o lanzeta descartables. El paso siguiente es descartar la primera gota mediante
papel de filtro y se junta el resto en un capilar de vidrio heparinizado para evitar la coagulación si se
va a hacer un hematocrito o sin heparinizar si se requiere de suero. También se puede cargar
directamente desde una pipeta automática con tips descartables y asépticos.

En el adulto es común efectuar el tiempo de sangría punzando el lóbulo de la oreja, lo que requiere
de que el paciente no se toque la oreja previo a la punción y no puede traer aros de presión en la
mañana del estudio. Si tuviera aros de pasador no debe quitárselos, la punción se realizará por
encima o por debajo de la posición del aro. Cuando se punza un dedo o el lóbulo de la oreja, es
requisito fundamental que estas zonas estén libres de edemas, congestión ya que es esencial que la
sangre fluya libremente para obtener resultados reproducibles a los de la sangre venosa. También que
no existan problemas circulatorios previos, golpes, hematomas y que tampoco estén fríos (calentar
zona previamente) o cianóticos pues los mismos son fuente de error, dando cifras altas de eritrocitos
y leucocitos. Se procederá a colocar un dedo de nuestra mano por debajo del lóbulo de la oreja del
paciente y se desinfectará por ambos lados el mismo. Luego con lanceta o aguja de extracción se
dará un golpe seco, no profundo (siempre colocando por debajo del lóbulo la mano del extraccionista
para generar una superficie de apoyo). Cuando mas rápido y menos profundo menor dolor causará,
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no debe ser mas molesto que un pequeño piquete para el paciente. Se eliminará la primera gota
absorbiéndola en papel de filtro que solo se deberá apoyar sobre la gota y se contará el tiempo que
tarda en dejar de sangrar la pequeña herida hecha, dejando que el papel de filtro se impregne de la
gota cada 15-20 segundo aproximadamente, con cuidado de no romper el coágulo que se está
formando. El tiempo normal de una sangría no debe pasar los 4 minutos. En lapsos mayores deberá
repetirse la operación en el otro lóbulo, para asegurar el resultado. Los medicamentos
vasodilatadores y antiagregantes plaquetarios extienden el tiempo de sangrado por lo que deberá
consultarse al paciente antes de efectuar la prueba.

En los bebés la punción de talón del pié da mejores resultados que en el pulpejo de los dedos por el
tamaño tan diminuto de los mismos. Se tomará la muestra directamente en capilar de vidrio
apoyándolo sobre la gota y esperando que la sangre ingrese a él por capilaridad. Luego se sellarán los
capilares con plastilina de colores contrastantes (amarillo, blanco, verde) para trasladar la muestra al
laboratorio.

Recordar que las extracciones capilares no deben en sí, ser dolorosas, ni traumáticas, no deben
realizarse en profundidad y nunca debe masajearse el área antes, salvo la presión (pequeña) que se
realiza en los dedos por encima del área de punción unos 2 cm arriba de ésta. Si existe demasiada
presión solo se logrará que las células del tejido conectivo laxo entren en el torrente sanguíneo o
salgan por presión al exterior cambiando, por ejemplo, el resultado de la lectura del frotis. Si un
paciente tiene callosidades en sus dedos se deberá buscar aquel que presente menos o directamente
trabajar con el lóbulo de la oreja. Y siempre se utilizará material de punción descartable, abierto a la
vista del paciente y una vez utilizado se lo arrojará con sumo cuidado al descartador de agujas
habitual.

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