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John Murra “El Tihuantinsuyu”

Ha deslumbrado a la humanidad en general al presentarse como un lugar


notable, por logros humanos y por lo que en su momento ofreció, una riqueza
inigualable.
Al ver la extensión geográfica del reino de los cuatro suyus cuesta creer que
ese logro gigantesco haya sido alcanzado en menos de un siglo. Sin embargo
antes de los incas ya habían existido pueblos con experiencias señoriales, que
se caracterizaban por ser multiétnicos; por ello los incas se nutrieron de
avances tecnológicos y experiencias de gobierno anteriores a ellos.
El gran avance incaico no fue, por tanto, de menos de un siglo, sino una serie
de “herencias” que finalmente llegaron hasta los incas, quienes potenciaron y
expandieron sus dominios. El predominio inca en la región terminó con los
conflictos entre comunidades menores, pero ello no quiere decir que las
rebeliones contra el imperio no hayan existido.
Sobre todo en el Norte, se verán incluso derrotados por los Chachapuya y los
Kañari.
Comprender el Tihuantinsuyu se ha visto entorpecido por la falta de fuentes, ya
que muchas fueron destruidas.
Uno de los temas que necesita aclararse mejor es el de la tradición dinástica.
Lo más aceptado en la actualidad es que el gobierno del incario fue de dos
reyes, cada uno con una función específica.
Para poder someter a los pueblos dentro del imperio, existían organismos
estatales, en los lugares más conflictivos, se instalaban fuerzas centralizadas y
en los lugares más “pacificados” eran pocos y dispersos. También se
deportaba como es el caso de los Chachapuya y Kañari.
La mudanza con fines estratégicos eran algo que los incas desarrollaron. Esta
práctica ya era utilizada por grupos étnicos más antiguos, quienes enviaban
colonos a lugares en los cuales podían producir bienes complementarios a los
suyos.
Existe un caso que nos ofrece mucha más información acerca de la
organización de los incas. Son los pueblos de los Chupaychu y los Yacha.
Éstos resistieron la dominación española por casi una década. Finalmente
fueron dominados el año 1542, el área fue nombrada como “León” de Huánuco.
Contaron a los españoles los deberes que cumplían hacia el Inca, tanto al
Cuzco como al gobierno regional, que se ubicada en Huánuco Pampa. Según
el khipú de casa señor étnico, mandaban cada año a la capital “por turnos” a
centenares de albañiles con sus señoras para trabajar en la construcción de los
depósitos, palacios y templos incas. Mientras tanto otros cultivaban la tierra
para alimentar a los constructores. Existía un tercer grupo que se dedicaba a
cuidar y nutrir a las momias de los antiguos reyes incas, este grupo era menos
numeroso que los demás.
Se registraba la cantidad de personas que se encontraban, las cuales no
podían salir de la región.
Cada grupo étnico se dedicaba a cultivar o producir los bienes que estaba
capacitado el lugar geográfico en el que estaban. Por ejemplo en un lugar se
cultivaba la hoja de coca, en otros se extraía la sal, etc. Anterior a la
dominación los límites poco claros entre las diferentes etnias produjeron una
serie de conflictos. Sin embargo luego de la dominación incaica, se pudo
reducir, evitar y arbitrar estas pugnas.
Anterior al Tihuantinsuyu ya existía una etnia que era capaz de dominar a
otras, se ubicaba en la región del lago Titicaca, era el Tiwanaku. Se extendió
entre Bolivia, Perú y Chile. Se desconoce aun bajo que condiciones floreció y
luego se desmoronó.
Lo que llama la atención es que tanto Tihuantinsuyu como Tiwanaku florecieron
en alturas desconocidas en otros continentes. Es fundamental comprender que
los lugares más densamente poblados se encontraban a 3.500 metros de
altura. No se trata de supervivencia como lo puede ser en los desiertos o en
climas árticos, sino que en un lugar inhóspito se desarrolló una población muy
densa, sistemas de clases, ejércitos, ciudades, clero y burocracia.
De entre las etnias dominadas en los últimos tiempos del imperio inca,
destacan los lupaqa. Desde muy temprano los europeos se dieron cuenta en
que consistía la riqueza inca: en una población densa y una capacidad
productiva extraordinaria, a pesar de ubicarse a alturas considerables.

Organización y comercio.

La mayoría de las etnias se ubicaban hacia el Este, sin embargo los lupaqas se
ubicaban en ambas direcciones, por lo que podían cultivar el maíz y la coca.
Otros bienes llegaban de diversos lugares, como la madera que llegaban de
vertientes amazónicas, los excrementos de aves y las algas provenían desde la
costa.
Al centro llegaban los más diversos tipos de bienes, pero a su vez éste se
encargaba de distribuir a la periferia, y también entregar lo que se producía en
el centro mismo, tubérculos y quinoa.
Lo que caracteriza al imperio inca es sin duda el traslado de poblaciones,.
El ejército y la burocracia exigían el maíz para su sustento. Esto provoca una
presión sobre los dominados, pues el maíz era un alimento difícil de obtener. Al
no poder compensar esta necesidad, se producen rebeliones en el mismo
Cuzco, que fueron apaciguadas por el Inca que entregó tejidos y maíz.
Para evitar más presiones, se extendieron las áreas de cultivo del maíz. Así se
organizó la instalación maicera estatal, en el cual poblaciones del Altiplano
servían por turnos en el cultivo.
Este sistema luego sería usado por los españoles, pero para la explotación no
solo del alimento, también en las minas (Potosí).
La tradición oral inca lentamente se fue perdiendo, al ir muriendo los señores
que estaban en los primeros contactos con los peninsulares. Francisco de
Toledo impone una férrea política de eliminación de la clase señorial inca,
afirmando que éstos no eran en realidad “señores naturales”. Se produce una
contradicción en Toledo, pues éste pretendía recopilar la tradición oral incaica,
y al mismo tiempo se empecinaba en eliminar los linajes que eran los que
traspasaban esta tradición.
La presencia victoriosa del incario se puede observar a través de las carreteras
que conducen hacia centros administrativos, que se instalaban a lo largo de
todo el territorio. Un centro administrativo inca, indica el autor, es muy fácil de
confundir con las ciudades europeas contemporáneas al incario. Una vez
planteada la pregunta, se puede comparar con una ciudad como Bordeos, por
ejemplo, la respuesta será positiva una vez analizado el centro administrativo
arquitectónica y demográficamente. Sin embargo los arqueólogos dicen que
estos centros eran un lugar en que la población no se quedaba
permanentemente, todo esto dentro del contexto de la práctica inca de
trasladar a sus poblaciones de un lugar a otro.
Para la invasión española ya éstos lugares cayeron en el descuido y abandono,
como se indica el paso de Cieza de León, la hierba crecía entre caminos y
plazas.
El estudio de la planificación inca de alrededor de todo el Tihuantinsuyu
demuestra una constante preocupación, Las motivaciones rituales para este
constante mantenimiento eran en ocasiones insuficientes, sin embargo los
ejércitos se apoyaban en depósitos y los sistemas viales para mantener el gran
imperio inca.

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