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LOS MITIMAES O MITMACUNAS

LOS MITIMAES O MITMACUNA, Significa “el que se va”, fueron grupos de familias
separadas de sus comunidades por el Imperio Inca y trasladados de pueblos leales a
pueblos conquistados para cumplir funciones económicas, sociales, políticas y
militares. Se afirma que casi la cuarta parte de la población del imperio fue trasladada
para colonizar regiones deshabitadas o para enseñar a los nuevos pueblos.

Fueron los Incas, los que llevaron el sistema de “MITIMAES” a su máxima expresión,
pues a pesar que cronistas españoles como Sarmiento de Gamboa, quien sostenía
que Pachacutec creó dicho sistema o Cieza de León quien afirmaba que el sistema lo
creó Inca Yupanqui, el origen de los mitimaes fue preinca.
La sociedad altiplánica denominada PUKARA, antecesora de los Tiahuanaco en la
cuenca norte del Titicaca, parece haber sido la primera en poseer “colonias” en
diversos pisos altitudinales o medioambientes para tener acceso a recursos como:
maíz, coca, frutas, ají, pescado de mar, minerales, etc.; que no podían obtener en su
núcleo geográfico, vale decir en la puna o fría región altiplánica.
Estas colonias estaban bajo el control de “LOS MITIMAES”, grupos humanos más o
menos numerosos, integrados por familias y jefes étnicos subalternos, los que con sus
ganados, armas, herramientas y semillas habían sido transplantados a estas colonias.
A pesar de que las colonias se encontraban “más o menos” distantes de su núcleo de
origen, “los mitimaes" O MITMACUNA palabra quechua que en el Vocabulario
Quechua de Gonzales Holguín (Lima, 1608) se traduce como , mantenían sus vínculos
de reciprocidad y de parentesco con su etnia, pudiendo reclamar sus derechos con
respecto a la etnia al momento de retornar a la misma, pues el sistema de mitimaes
era temporal. Por ello los mitimaes no podían cambiar sus costumbres ancestrales, sus
vestidos, ni los tocados de sus pueblos nativos para que sus autoridades los pudieran
reconocer y diferenciar rápidamente de los lugareños.
Con la sola excepción de los mitimaes neutralizados, los mitmaqs seguían
conservando con su etnia original sus vínculos de parentesco y
reciprocidad.

Cuando el Estado Incaico alcanzó su gran expansión territorial, el SISTEMA DE


MITIMAES, adoptado por los Incas de las sociedades altiplánicas o de Wari y tuvo que
adecuarse a las nuevas necesidades políticas y económicas del Imperio.
Los desplazamientos poblacionales se hicieron tan “masivos” y “largos”(miles de
kilómetros), afirmándose que ninguna política Imperial afectó tanto la demografía y
los conjuntos étnicos andinos como el sistema de mitmaes dado que unos 2’500,000
de pobladores aproximadamente, es decir la cuarta parte de la población del
Tahuantinsuyo había sido transplantada o reasentada en otras regiones.
El parentesco y la reciprocidad tan vitales entre los mitimaes y su etnia y en los
orígenes del sistema mismo, sino prescribieron en principio, se debilitaron
considerablemente por el tiempo y la distancia.
El Estado Imperial vió a los mitimaes como una fuerza de trabajo a gran escala para
realizar obras estatales de gran envergadura, es decir el sistema se había modernizado
tanto que los mitimaes ya no eran sólo esos grupos familiares destinados a producir o
extraer recursos en diversos nichos ecológicos sino que también podían intervenir en
la construcción de puentes, caminos, enseñar el idioma, costumbres, quebrar
resistencias en regiones enemigas, cuidar las fronteras, etc.
Liliana Regalado dice que los mitimaes eran poblaciones transplantadas por largo
tiempo fuera de sus áreas originarias en función de producir bienes y servicios
destinados a la redistribución por parte del Estado Imperial. Cieza menciona que a los
jefes étnicos de estirpe Inca, que por lo general comandaban a los diversos grupos de
mitimaes asentados en determinada región, se les otorgaba chacras y casas, recibían
honores, dadivas, objetos de lujo y mujeres no tanto como aprecio y recompensa por
su alejamiento de su núcleo geográfico como lo sostiene él, sino como parte de “la
reciprocidad y redistribución señorial” verdaderos ejes de la economía y control
político Imperial, que buscaba la obediencia y sometimiento de los jefes étnicos.
En el gobierno de los últimos Inkas, el sistema de mitimaes se había vuelto tan
complejo que comprendía una serie de categorías muy diferentes entre sí, siendo los
principales:

 MITIMAES CON FINES QUECHUIZADORES: Eran los mitmaqs que difundían la


cultura inca en todos sus aspectos como enseñar la lengua franca o runasimi,
los usos, las costumbres, las técnicas agrícolas, etc. Es decir a la vez que
procuraban la quechuización intensiva de la zona también actuaban de
espías….
 MITIMAES CON FINES SOCIO-ECONÓMICOS: Fueron los mitmaqs enviados a
los lugares escasamente poblados, encargados de intensificar la producción
agrícola como el caso de Cajamarca donde existía una Guaranca (1000 familias)
de mitmaqs compuesta por gente Quechua, Cañari, Gumbo y Colla o para
producir en tierras baldías como ocurrió en el valle de la Convención, cerca del
Cusco a donde fue enviada gente de la cultura Chachapoyas. También existían
mitimaes dedicados a la extracción de minerales como aquellos que trabajaban
en las ricas zonas auríferas (oro) de Carabaya, Larecaja y Chuquiyapu y las
argentíferas (plata) de Porco.
 MITIMAES CON FINES MILITARES: Fueron los mitimaes enviados a las zonas
fronterizas. Tenemos el caso de orejones cusqueños enviados a la zona de los
Chupaychos de Huánuco, para defender y mantener en raya a los selváticos
Panataguas o aquellos mitimaes enviados también durante el gobierno de
Túpac Inca Yupanqui a Cochabamba (Bolivia) para resguardar la frontera de las
incursiones de los Chiriguanos.
 MITIMAES CON FINES POLÍTICOS: Este tipo de mitimaes constituían
fundamentalmente un mensaje político a los señores étnicos buscando su
reflexión en sus deseos de oponerse a su asimilación por parte del Imperio,
pues en caso de ser derrotados militarmente: Se les quitaba sus tierras y se les
enviaba a zonas pacíficas y leales ya incanizadas. Es el caso de los Guarco
(Cañete) que tras perder militarmente con los Incas, sus tierras fueron
entregadas a mitimaes chinchanos (tierras en la margen izquierda del río
Cañete), mientras que los Coayllo enemigos de los Guarco se instalaron como
mitimaes en buena parte de los campos de la margen derecha del río. Otro
caso muy parecido sucedió con los Chimú que tras ser derrotados por los Incas,
gran parte de su población fue enviada a diversos lugares del Tahuantinsuyo,
como pescadores, plateros y hasta técnicos hidráulicos, pero como castigo a
consecuencia de la actitud díscola de sus señores étnicos. A estos mitimaes se
les conocía como “mitimaes de castigo” o “mitimaes neutralizados” pues el
desarraigo de su grupo étnico implicaba la pérdida de derechos (reciprocidad,
parentesco).
 MITIMAES CON FINES RELIGIOSOS: La existencia de mitimaes con fines
religiosos, cuyo número en algunos casos era bastante elevado. Se les creó con
el propósito de servir de Camayocs en diversos santuarios como el de
Copacabana en el altiplano, posiblemente estaban obligados también a cultivar
las tierras pertenecientes a las huacas a quienes el Inka quería agradecer por
algún servicio prestado, pues se sabe que el Inka solía recurrir bastante a los
oráculos. No esta demás recordar que el mando de los mitimaes, en sus
diversas categorías, siempre recaía en mitimaes pertenecientes a la élite
cusqueña.
REDACCIÓN

Barcelona

Actualizado a 23-02-2017 08:56

La NASA ha anunciado el descubrimiento de una estrella que tiene a su alrededor al menos


siete planetas del tamaño de la Tierra, que se encuentra a unos 40 años luz de nosotros. Una
estrella enana y fría, bautizada como Trappist-1, cobija este sistema planetario que podría
albergar vida. Se trata de una noticia de alcance ya que nunca antes se había encontrado un
sistema solar tan cercano con tantos planetas, en principio, tan parecidos a la Tierra.
ste nuevo sistema solar hallado por los técnicos de la NASA orbita en torno a Trappist-
1, un astro del tamaño de Júpiter ubicado en la constelación de Acuario. Se trata del
sistema con más planetas del tamaño de la Tierra y que podrían contener agua, y por
tanto, condiciones para que haya vida.

“Responder a las preguntas de si estamos solos es algo urgente desde el punto de vista
científico y encontrar tantos planetas como estos por primera vez en la zona habitable
supone un paso enorme en la consecución de ese objetivo”, ha asegurado Thomas
Zurbuchen, del Directorio de Misiones Científicas de la NASA.

Siete planetas con condiciones diferentes

El planeta más cercano a la estrella Trappist-1 tarda un día en completar una órbita,
mientras que el más alejado tarda 12. Los tres -a, b y c- primeros están demasiado cerca
de la estrella y tendrían climas demasiado calientes para tener agua líquida.

De los siete planetas, tres -designados por ahora como e, f y g- son especialmente
interesantes para los astrónomos por ser considerados gemelos de la Tierra, esto
es, están en la llamada zona habitable de su estrella y se apunta a que podrían
ser mundos rocosos. Entre ellos, el planeta llamado f es el que más posibilidades tiene
de albergar vida. Se trata de un planeta de tamaño casi igual que la Tierra, que completa
una órbita alrededor de la estrella cada 9 días terrestres, es decir, que un año dura 9 días.
En cuanto al planeta h, con un tamaño más parecido al de Venus o Marte, es probable
que sea un mundo helado por su lejanía de Trappist-1.

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