Está en la página 1de 5

Mapuche: Gente de la Tierra

Los mapuches o araucanos son una de las etnias aborígenes americanas más numerosas
que sobreviven en la actualidad. Su población aproximada de medio millón de
individuos, conservan aun su lengua y gran parte de su sistema cultural. Poseen vínculos
religiosos y familiares que los unen e identifican como una verdadera nación. Habitan
principalmente en Chile, donde ocupan el área comprendida entre el río Biobío y la Isla
Grande de Chiloé (37º y 42º de latitud sur). En la cordillera del Nauquén, Argentina,
también hay pequeñas agrupaciones que se identifican como mapuches.

1. Etnografía y utilización de los recursos naturales


El territorio que ocupan coincide con en el límite septentrional con el comienzo del área
de la distribución de los ecosistemas de bosque templados en Chile: 38º S.

Desde el Oeste hacia el Este del área que ocupan, se distinguen distintas zonas
biogeográficas. Reciben distintos nombres en la lengua mapuche, el mapudungun. El
lafkenmapu o tierra del mar, se ubica entre la Cordillera de la Costa y el Océano
Pacífico (vinculada con el poniente y la tierra de los muertos; sus habitantes se
denominan Lafkenche o gente del mar. Además posee un gran potencial agrícola por su
clima continental); el Valle Ventral se denomina lelfunmapu; y el sector cordillerano
inapiremapu o tierra cercana a las nieves (se vincula con el Este -Puel- morada de las
divinidades); en este sector crecen las araucarias, que da unas semillas llamadas pewen,
que son abundantes en almidón y son la base de la alimentación de los indígenas
presentes allí, los pewenches o gentes de los pinares.

1.1 Lafkenmapu: el uso del mar


Una de las tradiciones más arraigadas de esta zona es la recolección de algas marinas
para alimentación que son muy abundantes en la región. Ejemplo de ello son el kollof, el
huilte y el luche. Esta última es el alimento preferido de los lafkenches hasta hoy. Existe
un inmenso tráfico de estas algas, principalmente de kollof, hacia inapiremapu para
intercambio por granos y otros productos.

La pesca es una actividad realizada fundamentalmente por los hombres, mientras que
las mujeres y niños se encargan de la recolección de mariscos y algas. Los niños
elaboran pelotas de kollof y juegan a una especie de fútbol, elemento también apreciado
en el juego llamado chueca o palin, una especie de hockey, donde juegan hombres y es
celebrado por toda la comunidad.

1.2 Lelfunmapu: el uso del bosque y del campo


El Valle Central es considerado como potencial agrícola. Según los cronistas del s.XVI,
esta era una zona de alta concentración demográfica.

Los bosques deciduos de Nothofagus, así como los bosques siempre verdes
meridionales, presentan un ambiente de gran potencialidad de productos de recolección
de vegetales, frutos carnosos y comestibles. Entre ellos están el peumo, el boldo, el
keule, el “avellano” o gevuin, el litre, la pitra, y muchos otros como la mutra y la luma.

También obtenían alimentos del rico y variado sotobosque. Las lianas y epitafios eran
buscadas por sus agradables frutos. Así tenemos al copihue, el poe, y la quilineja. Estos
frutos, junto a los de frutilla silvestre o khelgen, se comían secas o frescas, o bien en
bebidas fermentadas o mudai.

Se consumían plantas que producían tubérculos o raíces carnosas, como el lahue o lawu.
También destacó el uso de gramíneas silvestres, como el magu o “mango”, que fue
probablemente utilizado como cultígeno.

El bosque era de vital importancia para los mapuches, no sólo por la obtención de
alimentos, sino también porque es fuente de plantas medicinales. La medicina en su
vocablo es lawen o lahuen. Las plantas eran generalmente preparadas e ingeridas o
aplicadas directamente el lugar de la dolencia. Algunos ejemplos de especies son el
Ilushu lawen (para curar el ombligo del recién nacido) y el llanca lawen (para sanar
úlceras y tumores).

La utilización del bosque fue, y sigue siendo, muy intensa por los mapuches. Gran parte
de su cultura material está ligada a la madera y su industria. Reflejo de ello es la ruka,
su vivienda, hecha de madera, lianas y gramíneas en la techumbre. Los utensilios
domésticos son de madera, como también las esculturas fúnebres y las imágenes
sagradas de las grandes rogativas (mamulche) y las escaleras chamánicas rituales
(rewe). Son los hombres quienes las tallan. Utilizan especies de Nothofagus (coyam ruili
o rauli, hualo, ñirre, coihue). El “canelo”, foye o foique es el árbol sagrado por
excelencia, símbolo de los valores positivos de esta sociedad, como también una de las
panaceas terapéuticas más conocida por la machi o chamán.

1.3 Inapiremapu: Manejo del bosque de “la araucaria”


Esta zona se encuentra en la falda occidental de la Cordillera de los Andes, entre los
grados 37 y 40 de latitud sur y sobre los 900 m.s.n.m. Allí existen formaciones boscosas
de pewen, conocida científicamente como Araucaria araucana. Producen veinte a
treinta grandes conos, que al madurar expulsan cerca de trescientas semillas o piñones
llamados niliu, de tamaño mayor que una almendra.

Los habitantes de esta zona son los pewenches o “gente de la araucaria”, y los territorios
donde crece este árbol son denominados pewenmapu o pewenento, tierra o zona del
pewen.

Al finalizar el verano y las cosechas, ya han madurado los piñones. En ese momento,
toda la extensa familia se traslada al pewenento para recolectar el niliu durante tres
meses. Además pastorean el ganado que han llevado consigo y recolectan hongos,
hierbas medicinales y leña para el invierno. En primavera se vuelve al lugar para recolar
los frutos caídos durante el invierno. Durante la época de las primeras nevazones, bajan
de este asentamiento y se dedican al almacenamiento y conservación de los piños
recolectados. Se consumen crudos, tostados o hervidos, además se usan en la
preparación de harinas, pan y bebidas.

Los pewenches interpretan las formaciones boscosas del pewen como su propia
sociedad. Lo denominan de distinta forma dependiendo de su género. A la especie
femenina la denominan domopewen, y a la masculina wentrupewen. Aquellos que
poseen conos masculinos y femeninos son tenidos por bisexuados. La fecundación aérea
y subterránea son entendidas como un proceso sexual. Estos bosques son entendidos
como agrupaciones familiares, equivalentes al lobche o familia mapuche.
2. Recolección, guerra, ganadería y agricultura.

2.1 El sistema “original”.


Muchos de los primeros etnógrafos afirmaban que a la llegada de los españoles todos
los araucanos eran agricultores sedentarios. Sin embargo la revisión de otros cronistas,
viajeros y estudiosos empezaron a cambiar esta concepción. Los consideraban gente
holgazana y grandes comedores (hacían estos juicios sin saber el valor de la
recolección). Los mapuches no presentan una gran especialización agrícola (horticultura
de maíz en tierras húmedas con instrumentos muy generalizados), y esto se debe a que
su sistema es principalmente de recolección.

2.2 Una economía de guerra


Ese sistema, que conjugaba una economía recolectora y horticultora con asentamientos
móviles, les fue muy útil en la Guerra de Arauco. Permitió mantener guerrillas con
avances y repliegues de norte a sur y de este a oeste, cruzando la cordillera, siempre
protegidos por los grandes bosques, barreras fluviales y el conocimiento ancestral de esa
accidentada naturaleza.

El caballo fue fácilmente adaptado a los mapuches, de manera insuperable en las


pampas transcordilleranas y chilenas. Su posesión pasa ser símbolo de status; la
maestría en su manejo es exigido en la iniciación de jóvenes kona o guerreros. Es
importante también en los importantes cambios ceremoniales. Además su carne es muy
apetecida.

La guerra se transformó en una actividad de subsistencia.

La ganadería de los mapuches alcanza su apogeo durante el s.XIX, con el camélido


chiliweke. Alcanza un gran desarrollo tanto para subsistencia como para intercambio.

Recolección, horticultura de tala y roce, guerra y ganadería se transformaron en


elementos fundamentales para la protección a los mapuches de los riesgos propios de la
época de la Frontera.

2.3 La vida “agraria”


Según Faron, la actividad agrícola propiamente tal comienza en este siglo. Esto coincide
con la radicación de los mapuches, después de la “pacificación” de la Araucanía. Esta
radicación consiste en la entrega de títulos de dominio, proceso que termina a
comienzos del s.XX. De aquí en adelante los cambios en la sociedad mapuche serán
profundos, pues terminó para siempre con el sistema de asentamiento tradicional, de
enorme capacidad de movilidad. El mapuche quedará confinado a su reserva. El
Gobierno de Chile tomará posesión del resto de las tierras y las incorporará a su sistema
económico.

A raíz de esta obligada sedentariedad, los mapuches intensificaron la horticultura y


adoptaron tecnología y procedimientos agrarios. La ganadería y recolección se limitó
sólo a cada propiedad indígena. En la actualidad el crecimiento demográfico ha
producido un minifundismo, en donde existe un gran deterioro y erosión del suelo,
desaparición de bosques y la ganadería a niveles mínimo. A este deterioro ha
contribuido probablemente la inexistencia de una cultura agraria como tal (técnicas de
regadía, rotación de cultivos, mejoramiento de suelos, etc.). Cultivan por ejemplo trigo.

3. Mapu: la tierra

El problema de la usurpación de las tierras de los mapuches comienza con la llegada de


los europeos y se ve acelerada en la República por el Bando Supremo dictado por O
´Higgins en 1819, que pretendía dar igualdad y plena capacidad del ejercicio de sus
derechos y obligaciones a los indígenas. Como consecuencia se suprimió el cargo de
Protector de Naturales “por innecesario”.

Después se sobrevino una serie de abusos, inmoralidades, expoliaciones y usurpaciones


que llegaron a su máxima expresión con la ocupación de las tierras en la segunda
década del siglo pasado. El gobierno tuvo que tomar una serie de medidas legales para
frenar las acciones de particulares en la usurpación, llegando finalmente hacia 1893 a
reponer el cargo de Protector. Pero ya habían pasado sesenta años de inescrupulosos
despojos, que sus efectos se sienten hasta el día de hoy en el pueblo mapuche.

3.1 La radicación
En 1866 se dictó una ley que pretendía entregar las tierras a los mapuches en la zona
que ocupaban dentro de los territorios fronterizos. Dicha ley dispuso que todo terreno en
que los indígenas no probaran posesión efectiva y continuada por más de un año, pasaba
a ser propiedad del Estado. Sin embargo muchas veces primero se vendieron a
particulares gran parte de las tierras (millones de hectáreas) antes de entregárselas a los
mapuches por lo que se les otorgaba una cantidad muy reducida de lo que quedaba,
incluso llegando a una hectárea por persona. De esta manera las mejores tierras no
quedaron en mano de los indígenas.

3.2. Huillimapu: al sur del Toltén


En esta región, dónde habían acontecidos procesos históricos diferentes, los indígenas
alcanzaron a gozar sólo marginalmente de los derechos de esta disposición legal.

En 1822 el Estado otorgó a los huilliches el cargo de Comisario de Naciones, que les
permitía deslindar terrenos indígenas. Sin embargo, en la actualidad ese cargo no es
reconocido por el Estado, lo que ha producido que particulares e, incluso, el mismo
gobierno se puedan apoderar fácilmente de las tierras indígenas. Hasta el día de hoy es
la zona que se encuentra en peor situación que la de más al norte.

3.3 Chilhue Butahuapi Mapu: El caso de la Isla Grande de Chiloé.


En la Isla Grande de Chiloé es un caso excepcional en cuanto a las medidas legales. En
1823, se declaran los territorios indígenas en “perpetua seguridad”, y que el territorio
sobrante fuera vendido en subasta, que no fueron más de diez cuadras. Aquí se
privilegió a los indígenas por sobre los particulares.

3.4. División de las comunidades


Las tierras que el Estado les otorgó a los mapuches tenían un carácter comunitario,
encabezado por el cacique que le da nombre a la comunidad. Era la llamada Merced.
Cada comunidad a la que se le otorgaba la merced, era un lof o grupo familiar extendido
que vivía en posesiones contiguas. Éste estaba formado por el lofche, que incluía: (a)
varones descendientes por vía patriarcal de un ancestro común, núcleo más importante;
(b) las mujeres de esos varones, pero de linaje distinto y en matrimonio exogámico; y
(c) las mujeres solteras del patrilinaje.

Este título común conlleva problemas en cuanto a propiedad, ya que cada unidad
deslindó su posesión en el territorio comunitario de forma absolutamente precisa de la
de otros.

Los deslindes eran muy irregulares: algunos comuneros, aprovechándose de situaciones


de poder, se apoderaron de gran parte de las reservas. En 1979 se establecieron dos
decretos de ley para revertir esta situación: (a) la obligación de una comunidad indígena
de dividirse cuando lo solicitara alguno de los comuneros; (b) la liquidación de la
comunidad se haría sin relación a los derechos de los comuneros, sino que con las
posesiones actuales.

Todo esto conllevó a al fin de las comunidades mapuches y al indicio de la propiedad


privada de la tierra.

También podría gustarte