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BLOQUE 3.

LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU


EXPANSIÓN MUNDIAL (1474-1700).

ÍNDICE

1. LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO.


1.1. La unión dinástica.
1.2. La construcción de una monarquía autoritaria.
1.3. La imposición de la unidad religiosa.
1.4. Sociedad y economía.

2. CONQUISTA, COLONIZACIÓN Y EXPLOTACIÓN DE AMÉRICA.


2.1. Colón y el dominio del Caribe.
2.2. La conquista de América.
2.3. Organización colonial y explotación de las Indias.
2.4. El impacto en la economía y en la sociedad.

3. LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVI: CARLOS I Y FELIPE II.


3.1. Carlos I: las comunidades y las germanías.
3.2. Felipe II: intransigencia religiosa y autoritarismo.

4. LA EXPANSIÓN IMPERIAL EN EL SIGLO XVI.


4.1. La lucha con los protestantes.
4.2. Los enfrentamientos con Francia e Inglaterra.
4.3. El dominio del Mediterráneo.
4.4. La rebelión de los Países Bajos.

5. ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN EL SIGLO XVI.

6. EL SIGLO XVII: EL DECLIVE DEL IMPERIO.


6.1. Felipe III, Felipe IV y Carlos II: la época de los validos.
6.2. La Guerra de los Treinta años y las revueltas de 1640.
6.3. La crisis del siglo XVII.

1. LOS REYES CATÓLICOS: LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO MODERNO.

1.1. La unión dinástica.

Los Reyes Católicos fueron el primer ejemplo de monarquía autoritaria en los reinos
hispánicos. El matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón (1469) se
considera como el origen del Estado moderno en España, puesto que se unió en una misma
monarquía a los dos reinos más extensos de la Península, sentó las bases del poder de la
corona, frente a la iglesia y la nobleza, y dio origen a una incipiente administración
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central. Pero no debemos olvidar que cada reino siguió rigiéndose por sus leyes e
instituciones, de hecho las leyes, la moneda, las instituciones, así como las cortes de
cada reino permanecieron y había fronteras entre los distintos territorios.

A pesar de este aparente equilibrio, el mayor peso territorial, demográfico y


económico de Castilla originó una creciente castellanización de la propia monarquía.

1.2. La construcción de una monarquía autoritaria.

Los Reyes Católicos coincidían en la necesidad de completar la unificación


territorial de los reinos hispánicos para consolidar un estado fuerte que pudiera
expandirse fuera de la península. Así, Castilla se concentró en recuperar el reino nazarí
de Granada y Boabdil entregó la capital en 1492, mientras que Aragón incorporó Navarra
a Castilla en 1515. En cuanto a política exterior, los intereses de Castilla se volcaron en
el Atántico y los de Aragón en el Mediterráneo.

Por otro lado, los monarcas coincidían en la necesidad de imponer su autoridad a la


nobleza y a parte del clero, que durante la Edad Media se habían levantado
repetidamente contra el poder real. Por ello vencieron por las armas a la nobleza y a los
grandes señores eclesiásticos e instauraron el mayorazgo (que vinculaba las tierras a
los grandes títulos nobiliarios). Posteriormente, los Reyes Católicos organizaron una
serie de instituciones eficaces para afirmar la autoridad real:

– Crearon un ejército permanente en el que la nobleza conservó cargos y


prerrogativas.
– Crearon un cuerpo de embajadores que atendía a los asuntos diplomáticos para
reforzar la política exterior.
– Aparecen los corregidores que eran los que presidían los ayuntamientos y tenían
funciones judiciales y de orden público.
– La Santa Hermandad con atribuciones judiciales, policiales y de recaudación de
impuestos.
– Reorganizaron el Consejo Real apartando a la gran nobleza e introduciendo
letrados y secretarios procedentes de la baja nobleza y de la burguesía.
– Las Cortes en Castilla pierden protagonismo y básicamente se reunían para
confirmar a un nuevo rey o cuando los monarcas necesitaban más recursos
financieros.
– Se crean nuevas audiencias.
– No hay capital fija, los reyes se desplazan de manera continua por todo el
territorio para impartir justicia y reforzar su autoridad.

1.3. La imposición de la unidad religiosa.

Los monarcas encontraron en la imposición de la fe católica, el mecanismo para


integrar y unificar a la totalidad de los habitantes de sus reinos. El instrumento central
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fue el Tribunal de la Santa Inquisición creado en el siglo XIII para reprimir la herejía,
la superstición y la brujería. Los Reyes Católicos la reforzaron y la convirtieron en un
instrumento de control ideológico y de unidad religiosa, al encargarle la persecución de
los judíos y musulmanes convertidos al catolicismo. Una de las primeras medidas fue la
expulsión de los judíos que no aceptaron convertirse al catolicismo en 1492.

1.4. Sociedad y economía.

La característica básica de la sociedad de la época era el reconocimiento legal de la


desigualdad de las personas. Las leyes y la tradición proclamaban a la nobleza y al clero
como los dos estamentos privilegiados frente a los plebeyos o pueblo llano.

La nobleza y la iglesia eran propietarias de cerca de las tres cuartas partes de las
tierras de cultivo, estaban exentas del pago de impuestos, desempeñaban en
exclusividad los cargos importantes de la administración del reino y recibían menores
penas por la comisión de delitos.

Los plebeyos, que constituían la mayor parte de la población, eran jornaleros y


campesinos sin propiedades, aunque sí tenían derecho al uso de las tierras. Estaban
sometidos a todo tipo de derechos señoriales y sus condiciones de vida eran muy
precarias. En años de malas cosechas se desencadenaban las crisis de subsistencia.

El incremento del número de señoríos y la facilidad para crear mayorazgos (tierras


vinculadas al patrimonio nobiliario familiar, transmitidas al primogénito y que no podían
venderse) aumentaron el control de la nobleza sobre las tierras y empeoraron las
condiciones de vida de los campesinos.

La actividad económica básica era la agricultura, especialmente de cereales y viñedos,


a la que estaba vinculada el 90% de la población aproximadamente. La población urbana
era escasa, las actividades artesanales y comerciales resultaban limitadas y los gremios
controlaban mediante una rígida reglamentación, la producción y distribución de
productos.

2. CONQUISTA, COLONIZACIÓN Y EXPLOTACIÓN DE AMÉRICA.

2.1. Colón y el dominio del Caribe.

Colón presentó a los Reyes Católicos una propuesta basada en la esfericidad de la


Tierra, que consistía en abrir una nueva ruta de oro y especias, en lugar de bordear
África. El contrato entre Colón y los reyes (Capitulaciones de Santa Fe, 1492) establecía
los cargos y beneficios que le reportaría la empresa del descubrimiento de la nueva ruta.

El 3 de agosto de 1492 salieron de Palos (Huelva) tres pequeñas naves que, después
de una breve escala en Canarias, alcanzaron tierra el 12 de octubre del mismo año, en
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una serie de islas del Caribe: San Salvador, Cuba y La Española. Colón realizó una tercera
y una cuarta expediciones, alcanzando ya las costas del continente americano. Murió en
1506, convencido todavía de haber llegado a tierras asiáticas.

Las riquezas descubiertas resultaron menores de lo esperado, la población era


escasa y el clima, desfavorable para el desarrollo de la agricultura, tal y como se
practicaba en Castilla.

2.2. La conquista de América.

La colonización del continente americano avanzó hacia el oeste y abarcó su práctica


totalidad con la excepción del actual Brasil, en manos de Portugal como consecuencia
del Tratado de Tordesillas.

La conquista se desarrolló en dos grandes etapas:


– La primera etapa fue capitaneada por Hernán Cortés que salió de Cuba,
desembarcó en tierras mexicanas y se adentró en el territorio habitado por la
civilización azteca. Se apoderó de un amplio territorio que recibió el nombre de
Nueva España. Posteriormente, conquistó la península de Yucatán, centro de la
civilización maya.
– La segunda etapa fue dirigida por Francisco Pizarro que partió de Panamá y se
dirigió hacia las costas de Ecuador y parte de Bolivia. Siguió avanzando hacia el
sur y dominó a los incas.

2.3. Organización colonial y explotación de las Indias.

Las tierras conquistadas fueron incorporadas a la Corona de Castilla, que financió la


empresa del descubrimiento y controló su colonización, mediante el establecimiento de
un monopolio sobre la inmigración y el comercio. Las Indias copiaron la organización
institucional castellana: municipio, virreinatos y audiencias (funciones judiciales y de
gobierno). Se fundaron dos virreinatos el de Nueva España y el del Perú.

Se desarrolló una legislación específica para la organización de los nuevos


territorios, conocida como Leyes de Indias. La primera recopilación fue la de las Leyes
de Burgos (1512) que respondían al deseo real de evitar los abusos de los colonos y de
mantener bajo su control el Imperio, prohibiendo la esclavitud, pero obligando a los
indígenas a trabajar para los colonizadores.

Los nuevos territorios supusieron una importante fuente de ingresos para la corona,
ya que controlaban el tráfico comercial y se reservaba la quinta parte (quinto real) de
todo el metal precioso. El oro y la plata resultaron las mayores riquezas que se
extrajeron de América, las minas más importantes fueron las de plata que se situaban
en Bolivia y en México.

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Las tierras fueron repartidas entre los colonizadores, a los que se les entregaba una
finca y un grupo de indios. Así surgieron las encomiendas en las que el indígena era
encomendado al colono y, a cambio de una teórica protección, quedaba obligado a pagar
tributos y a trabajar forzosamente para el encomendero.

En las minas el sistema más extendido era la mita: trabajo forzoso de los indígenas,
que se articulaba en forma de sorteos que obligaban a cada comunidad indígena a
aportar un grupo de trabajadores.

Aunque en teoría los indígenas eran libres y súbditos de la Corona, en la práctica las
Leyes Nuevas de Indias fueron incumplidas de forma sistemática.

2.4. El impacto en la economía y en la sociedad

A partir del siglo XVI, las Indias fueron una gran fuente de intercambios
comerciales. Castilla suministraba trigo, vid, aceite... y de América llegaban,
fundamentalmente, oro y plata, pero también productos agrícolas hasta entonces
desconocidos como el maíz, la patata, el cacao, el tabaco y el cacahuete. El monopolio
del comercio americano se otorgó al puerto de Sevilla. En 1503, la Corona creó la Casa
de Contratación de Sevilla para controlar el tráfico de personas y mercancías, y
asegurarse la recaudación de impuestos. Los viajes a América se organizaron mediante
un sistema de flotas que consistía en buques reunidos para darse mutua protección.

El oro y la plata fueron las mercancías que dominaron el comercio americano, el


problema fue que la enorme afluencia de metales preciosos provocó un aumento
espectacular de los precios (400%) al aumentar el dinero en circulación sin incrementar
la producción, lo que dio lugar a un fenómeno conocido como la revolución de los precios.

El elevado endeudamiento de la Corona española para financiar primero la expansión


y después el mantenimiento del Imperio, hizo que gran parte de este tesoro se gastara
con tanta rapidez como había sido adquirido. Los banqueros alemanes y genoveses
facilitaron el capital para equipar a la armada y al ejército, y recibieron en pago, por los
créditos concedidos a elevados intereses, la mayor parte del tesoro americano.

3. LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVI: CARLOS I Y FELIPE II.

3.1. Carlos I: las comunidades y las germanías.

Cuando muere Isabel I en 1504, su hija Juana fue proclamada reina de Castilla,
mientras que en Aragón continuó gobernando Fernando el Católico. Pero cuando muere
Felipe el Hermoso y la reina enferma mentalmente, su padre Fernando tendrá que
asumir la regencia dada su incapacidad para gobernar.

Carlos I (primogénito varón de don Felipe y doña Juana) llega a España en 1517. Poseía
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una herencia inmensa: las Coronas de Castilla y Aragón, con los territorios de Nápoles,
Sicilia, Cerdeña, Rosellón, América, el archiducado de Austria y los dominios de los
Países Bajos, el Franco Condado y Luxemburgo. Llegó rodeado de una corte de amigos y
consejeros que no hablaban castellano, pero que ocuparon cargos, lo que provocó el
recelo entre los notables de Castilla y Aragón que se veían relegados. En 1519 cuando
fallece su abuelo, el emperador Maximiliano, fue elegido emperador con el nombre de
Carlos V de Alemania. Al año siguiente viajará hacia territorio alemán para hacerse
cargo del imperio.

Carlos I heredó el título en un momento sumamente difícil y él pensó que tenía la


misión de mantener una monarquía cristiana y universal frente a la amenaza de los
protestantes, turcos y Francia. Para defender esta idea se vio envuelto en continuas
guerras y llevó una vida itinerante. A los cincuenta y seis años, y con graves problemas
de salud, el emperador abdicó en su hijo Felipe II y se retiró al monasterio de Yuste,
donde murió en 1558.

Los principales conflictos de su reinado fueron las Comunidades y las Germanías que
eran revueltas políticas, pero también tuvieron un fuerte componente social y
antiseñorial:

- Las Comunidades surgieron en Castilla donde las cortes reclamaban más atención
a los asuntos del reino, pero el monarca sólo las convocó para pedir dinero para su
coronación como emperador. Cuando en 1520 el monarca se va a Alemania una serie
de ciudades (Toledo, Segovia, Ávila, Burgos) se sublevaron contra la monarquía y
ofrecieron el reino a Juana. Los comuneros reclamaban la protección de la
industria nacional, el respeto a las leyes del reino y una mayor participación
política. En pocos meses el conflicto se extendió y se produjeron revueltas
campesinas de carácter antiseñorial. El regente Adriano de Utrecht reunió un
ejército que derrotó a los comuneros en 1521.

- Las Germanías estallaron en la Corona de Aragón y fueron una revuelta de


artesanos, de la pequeña burguesía y de los campesinos contra la oligarquía, la
nobleza y el alto clero. Pedían la democratización de los cargos municipales, una
mejora de los arrendamientos campesinos y la protección del monarca frente a los
abusos de los poderosos. Carlos I se alió con la nobleza y fueron derrotados en
1521.

3.2. Felipe II: intransigencia religiosa y autoritarismo.

Aunque no tenía el título de emperador como su padre, detentó el gobierno en


España en el momento que era la primera potencia mundial. Él, personalmente, resolvía
todos los asuntos con el auxilio de sus secretarios, consolidó y restructuró las
instituciones de gobierno y estableció la capital en Madrid. Al igual que su padre
continuó manteniendo el ideal de defensa del catolicismo. Por tanto, su política y sus
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enemigos se diferenciaron poco de los de su padre Carlos I. Únicamente se añadió el
enfrentamiento con Inglaterra y la situación permanente de revuelta en Flandes. A
pesar de todo, Felipe II aumentó sus dominios al incorporar Portugal a la corona en
1580.

La monarquía de Felipe II fue la defensora de los principios del Concilio de Trento:


se promulgaron leyes para vetar la importación de libros y se impidió cursar estudios en
el extranjero.

Por otro lado, los moriscos (especialmente abundantes en Valencia y en el antiguo


régimen de Granada) despertaban recelos por su lengua y sus costumbres. Su situación
económica fue empeorando y en 1556 se promulgó un decreto prohibiéndoles el uso de
su lengua, su forma de vestir y sus tradiciones. En 1568 se produjo una insurrección que
se extendió por Las Alpujarras, la revuelta fue sofocada dos años después. Ya en el
reinado de Felipe III se decretó la expulsión de los moriscos, lo que tuvo consecuencias
económicas muy graves para la agricultura y la artesanía.

4. LA EXPANSIÓN IMPERIAL EN EL SIGLO XVI.

4.1. La lucha con los protestantes.

La ruptura de la unidad católica, como consecuencia de la reforma religiosa denominada


protestante, fue el principal problema de la monarquía de Carlos I. Martín Lutero había
pedido la reforma de la iglesia en las 95 tesis. Para hacer frente al problema se convocó
la Dieta de Worms en la que se le pidió que se le retractara, pero éste se negó y se puso
bajo la protección de Federico de Sajonia. La Inglaterra de Enrique VIII se separó
igualmente de la obediencia de Roma.

El emperador Carlos, como defensor de la iglesia, debía combatir el protestantismo,


preservar la unidad religiosa y defender la autoridad del Papa. El monarca derrotó a la
liga de los príncipes protestantes en la batalla de Mühlberg, pero no pudo acabar con el
problema. Finalmente, la Paz de Augsburgo (1555) permitió que cada príncipe
protestante eligiera la religión de sus Estados.

4.2. Los enfrentamientos con Francia e Inglaterra.

Carlos I y Francisco I de Francia se enfrentaron por el dominio de los reinos y


ducados de Italia, fundamentalmente el Milanesado, y por el control de los territorios
de Flandes y Borgoña. Durante el reinado de Felipe II, los conflictos con Francia
continuaron hasta que se produjo la victoria de los tercios españoles en San Quintín y
la firma de la Paz de Cateau-Cambresis (1559) dio lugar a un período de tranquilidad.

Inglaterra había sido, desde el reinado de los Reyes Católicos, aliada de la Corona
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española frente a Francia. Pero desde el reinado de Isabel I apoyaban a los
protestantes de Flandes y su interés por competir por el dominio del Atlántico y el
control del comercio americano, hizo que protegiese a los corsarios que atacaban a los
barcos españoles. Felipe II decidió enfrentarse a Inglaterra y preparó una gran flota,
la Armada Invencible, que fue diezmada y vencida en 1558.

4.3. El dominio del Mediterráneo.

El imperio otomano era una gran potencia en el Mediterráneo oriental y aspiraban


a expandirse por el centro de Europa y el Mediterráneo occidental. En el mar, los turcos
practicaban la piratería y atacaban a las poblaciones costeras para obtener botín y,
sobre todo, esclavos.

El reinado de Felipe II coincidió con el máximo esplendor turco bajo Solimán el


Magnífico que amenazaba el Mediterráneo. Se unieron la monarquía hispánica, Venecia
y el Papado y armaron una gran escuadra. El enfrentamiento se dio en el golfo de Lepanto
(1571) y significó una gran victoria de los cristianos.

4.4. La rebelión de los Países Bajos.

La guerra en los Países Bajos fue el mayor problema de Felipe II. Se originó por
el descontento de los sectores burgueses ante los fuertes impuestos, por el surgimiento
de un sentimiento nacionalista y por el conflicto religioso, al extenderse el calvinismo
en la zona norte. La primera rebelión se produjo en Flandes en 1566 y contó con el
apoyo de Francia e Inglaterra, deseosas de minar el poder de la corona española. Felipe
II envió a los tercios con el duque de Alba.

Finalmente, el sur de los Países Bajos que era católico aceptó la obediencia a la
corona española y el norte continuó la lucha por la independencia.

5. ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN EL SIGLO XVI.

Desde el punto de vista demográfico, el siglo XVI español se caracterizó por un


incremento continuado de la población. Como consecuencia de este crecimiento y de la
demanda de productos de América, la agricultura tuvo un alza constante. Por otro lado,
se produjo una expansión de la industria artesanal, estimulada por la demanda del
mercado americano. Fue la época de la metalurgia vasca, de la construcción naval en
Valencia y Cataluña pero, sobre todo, de los gremios textiles de Sevilla, Toledo...

El comercio fue el sector que conoció un mayor desarrollo a lo largo del siglo, gracias
a la explotación del Nuevo Mundo. En Castilla, al no transformarse la estructura agrícola
ni artesanal, la producción fue incapaz de abastecer la demanda de productos. Esta
escasez unida a la gran cantidad de oro y plata circulante, dio lugar a una espectacular
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subida de los precios. En definitiva, el enorme flujo del comercio americano no sirvió
para transformar la estructura económica de Castilla.

En cuanto a la sociedad se caracterizó por la preeminencia de la nobleza y el clero,


y la persecución de cualquier disidencia religiosa o ideológica. Todo ello tendió a
conformar una sociedad dominada por los grupos más conservadores, en la que el mayor
valor era no ser plebeyo sino hidalgo (noble), aunque no tuviera fortuna.

6. EL SIGLO XVII: EL DECLIVE DEL IMPERIO.

6.1. Felipe III, Felipe IV y Carlos II: la época de los validos.

Tras la muerte de Felipe II, en 1598, se sucedieron tres reinados cuyos monarcas
renunciaron expresamente a ejercer personalmente las tareas de gobierno, que pasaron
a manos de ministros omnipotentes, los validos o privados. Muchos de ellos utilizaron el
poder en su propio beneficio y aumentaron el nivel de corrupción de la administración
de la corona:

– Felipe III tuvo un breve y, en general, pacífico reinado, aunque bajo su


mandato se produjo la expulsión definitiva de los moriscos. Las tareas de
gobierno quedaron en manos de su valido, el duque de Lerma.
– Felipe IV, en su reinado se sucedieron las mayores dificultades para el
mantenimiento del imperio. El monarca dejó el poder en manos del Conde-
duque de Olivares, cuyo gobierno se caracterizó por el autoritarismo y la
centralización. Pretendió integrar a todos los reinos en un solo Estado común,
con las mismas leyes e instituciones. Su intento fracasó y originó
enfrentamientos y graves revueltas internas.
– Carlos II fue un monarca enfermizo e incapaz, conocido con el sobrenombre
de El Hechizado, que murió sin descendencia. En su largo y complicado reinado
se sucedieron los validos.

6.2. La Guerra de los Treinta años y las revueltas de 1640.

La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) fue un conflicto de signo religioso, al


enfrentar protestantes y católicos, pero también una pugna política contra el dominio
en Europa de los Habsburgo austríacos y españoles.

Los contendientes, agotados por la larga guerra, pactaron la Paz de Westfalia


(1648), donde se aceptó el principio de que los intereses de los Estados y su propia
religión prevalecerían sobre el Imperio romano-germánico. España reconoció la
independencia del territorio norte de los Países Bajos. La guerra con Francia continuó
y no acabaría hasta la Paz de los Pirineos en la que la monarquía española cedió
territorios que tenía al norte de los Pirineos, haciéndose patente la hegemonía francesa
en Europa y el declive de la monarquía hispánica.
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La guerra consumió enormes recursos y las exigencias del Conde-duque de Olivares
provocaron el levantamiento de Cataluña y Portugal en 1640. En Portugal se proclamó
rey al duque de Braganza, de esta manera se independizó definitivamente Portugal de
la Corona española. Por otro lado, en Cataluña la revuelta se produjo porque Olivares
obligó a los catalanes a alojar las tropas y contribuir al gasto militar, cuando abrió un
frente militar contra los franceses en los Pirineos. Esta revuelta duró diez años, finalizó
en 1652 con la rendición de Barcelona al ejército real.

6.3. La crisis del siglo XVII.

Este siglo se caracterizó en toda Europa por una fuerte crisis social y económica:
pestes, malas cosechas, guerras... En los territorios hispánicos esta crisis fue todavía
más profunda:
– La población disminuyó, pasando de ocho millones de habitantes en 1600, a siete
en 1700.
– En cuanto a economía, la agricultura empeoró su precaria situación (el hambre, la
guerra y las epidemias llevaron a la despoblación de las tierras, mientras
aumentaban los impuestos). La industria y el comercio padecieron una profunda
depresión y la Mesta vio como se reducía el número de cabezas de ganado.
– En cuanto a las finanzas públicas, los gastos aumentaban debido a una corte que
despilfarraba y a las necesidades de las guerras. El estado entró en bancarrota.
– Por último, cuando descendió el volumen de metales preciosos que llegaban de
América es cuando se hizo evidente que el mantenimiento de una mentalidad
aristocrática había imposibilitado rentabilizar la riqueza proveniente de América.

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