Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CAPÍTULO 5
SER VERDADERAMENTE LIBRE
La libertad se entiende como “facultad natural que tiene el hombre de obrar de una
manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos” (RAE,
2019), por lo que ser libre implica tener la capacidad de hacer lo que decidimos
sobre nosotros mismos, sin ataduras de ningún tipo. Lamentablemente en
ocasiones se percibe la libertad como “dejarnos llevar por lo que queremos en el
momento, hacer lo que deseamos para perseguir el placer inmediato sin
restricciones”. Sin embargo, actuar de esta manera termina atentando en contra
de nuestra verdadera libertad, ya que terminamos siendo esclavos de nuestras
emociones e instintos desde las respuestas primitivas de huir del dolor y perseguir
el placer. Esto nos haría fácilmente domesticables o dependientes de nuestro
entorno, al estilo del burro detrás de la zanahoria, lo cual es una representación
opuesta a la libertad.
¿Autoestima o autoengaño?
Ya hemos mencionado que en realidad la autoestima se refiere a lo que
pensamos, sentimos y creemos de nosotros mismos, donde estas creencias
pueden ser positivas o negativas. Cuando son positivas, se dice que tenemos una
autoestima alta y, por el contrario, cuando estas creencias son negativas se refiere
a una autoestima baja (Panesso Giraldo y Arango Holguín, 2017). Pero eso nos
puede llevar a creer que podemos aumentar nuestra autoestima solamente con
decir o pensar frases como “yo puedo”, “todo me va a salir bien”, “soy muy
valioso”, “soy atractivo”, “soy un triunfador”, entre otras, lo cual no es que esté mal,
pero dependiendo de la situación no está del todo bien. Esto es debido a que se
puede caer en promover el autoengaño y no la autoestima. A continuación, vamos
a ver varias diferencias entre estos dos términos:
1. Aceptar lo que ya es
Aceptar también los momentos desagradables de nuestra vida
como parte de nuestra historia, más que resignación, es decidir dejar
de perpetuar el desgaste de negar lo que sí pasó. No se trata de
aprobar lo sucedido sino de aceptarlo para hacerle frente.
2. Retroalimentar al presente
Una de las habilidades más útiles para resignificar un evento
desagradable, es analizar lo sucedido para mejorar del presente en
adelante, sin juzgar o condenar el pasado. Es decir, convertir el dolor
o ira en aprendizajes para la vida que ayuden a prevenir
repeticiones y solucionar conflictos similares.
2. Culpar o culparse
La culpa es cuando desde el presente miramos hacia el pasado, e
identificamos que hicimos algo reprochable o cometimos algún error
y sentimos remordimiento (RAE, 2019). No obstante, nuestro
pensamiento nos puede ofrecer una propuesta que aparentemente
parece justa y coherente, pero en realidad termina siendo un
engaño. Comenzamos por decirnos que ese error que cometimos en
el pasado quedó impune, y necesitamos algún tipo de castigo para
pagar por ese error, por eso la alternativa es tratarnos mal y
regañarnos de forma cruel para, así, equilibrar la balanza. ¿Dónde
está el engaño? Te quiero compartir algunas inconsistencias de esta
estrategia:
1. Meta (del lat. meta) f. Fin a que se dirigen las acciones o deseos de
alguien
Las metas las podemos definir como deseos concretos que se
pueden llegar a conseguir si encaminamos nuestra conducta (RAE,
2019). Por ejemplo, comprarse una moto o un carro, conocer un sitio
turístico, sacar 10 en un examen, entre otros. Para conseguir
cualquiera de estas metas, se debe realizar un esfuerzo específico
(ahorrar, estudiar, entrenar, entre otros), y como fruto del esfuerzo
conseguiremos la meta que nos propongamos. Sin embargo,
cuando se consigue la meta, nos terminamos preguntando: ¿y ahora
qué hago?