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Orientación, Identidad y Diversidad Sexual

¿Estamos confundiendo identidad sexual con rol social de género?

Es importante a la hora de abordar la diversidad sexual, partir de las definiciones básicas de los
conceptos relacionados en este tema como “orientación sexual”, “sexo biológico”, “identidad sexual” y
“rol social del sexo”, para así reconocer la diferencia entre cada concepto y evitar confundirlos o
tratarlos como sinónimos. La orientación sexual se refiere a una atracción emocional, romántica,
afectiva y sexual hacia otros que implica la construcción del proyecto de vida; el sexo biológico se
refiere a específicamente a las características gonadales y cromosómicas del ser humano que nace
con pene (XY) o vagina (XX), por otro lado, la identidad sexual es la identificación psicológica de una
persona como “hombre” o “mujer”, y el rol social del sexo hace referencia a las normas culturales que
conductas percibidas socialmente como “femeninas” y “masculinas”.

Uno de los temas que llega a generar polémica alrededor de la diversidad sexual, es frente a si la
orientación social ¿Se nace o se hace? Donde se pueden ver posiciones divididas no solamente a
nivel social y familiar sino en entornos científicos. Sin embargo, no pocos autores coinciden en que la
orientación sexual es probablemente el producto de una interacción compleja entre factores biológicos,
cognitivos y ambientales, más que el efecto de un solo aspecto por sí solo. Es decir, ni nace, ni se
hace; es una construcción bio-psico-ambiental.

La pretensión principal de abordar la diversidad sexual desde la diferenciación de los conceptos de


“orientación sexual”, “sexo biológico”, “identidad sexual” y “rol social del sexo”. Es darnos la
oportunidad de cuestionarnos como profesionales y personas acerca de la posible confusión entre
identidad sexual y rol social del sexo, ya que es importante tener en cuenta que cuando una persona
que nace con pene, se identifica como “mujer” desde su identidad sexual, es conveniente preguntarnos
si en realidad se identifica como una hembra, o si su identificación va dirigida a aquellas conductas y
respuestas emocionales que se han atribuido culturalmente a la mujer. Abriendo la posibilidad y el
derecho de poder identificarnos como “hombres” y darnos la oportunidad de considerarnos “sensibles”,
o nos guste el rosado, entre otras conductas atribuidas a lo “femenino”, así como poder identificarnos
como “mujeres” y tener la libertad de tener un carácter “dominante”, gustar del fútbol, entre otros, sin
necesariamente cambiar nuestro sexo biológico. El resaltar esta diferencia, podemos promover la
construcción de la identidad de una manera más acertada, además de evitar caer en discusiones
prejuiciosas que impidan el avance del conocimiento.

Fabián Camilo Salinas Obando


Psicólogo y Director Académico, Clínica para la Familia
Referencias:
Short, L., Riggs, D. W., Perlesz, A., Brown, R., & Kane, G. (2008). Literature review on lesbian, gay, bisexual, and
transgender-parented families. A Literature Review prepared for The Australian Psychological Society. Recuperado
de http://www.psychology.org.au/publications/statements/lgbt_families
American Psychological Association. (2011). Resolution on appropriate affirmative responses to sexual orientation distress
and change efforts. Washington, DC: Autor. Recuperado de
http://www.apa.org/about/governance/council/policy/sexualorientation.aspx
Haldeman, D. (2012). Guidelines for psychological practice with lesbian, gay, and bisexual clients. American Psychologist,
67(1), 10-42.
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