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A principios de los 90, Lykken se puso a examinar si tenemos algún control sobre nuestra
felicidad. Eligió 4 mil parejas de gemelos, algunos idénticos, algunos mellizos, para
estudiar cómo difieren en grados de felicidad. Los resultados del estudio lo llevaron a la
conclusión de que aproximadamente el 50 % de nuestra felicidad es genética (y por tanto,
más allá de nuestro control directo) y que el 50 % restante, es una felicidad “aprendida”.
¿Qué sí podemos hacer con el 50% modificable para "Legitimar nuestra ALEGRÍA"?
2. Cultivar el optimismo como forma de ver la vida: Mirar con esperanza al futuro, ver el
lado bueno de nuestro presente y ser capaz de mirar hacia atrás con benevolencia, viendo
las situaciones difíciles como aprendizajes.
3. Practicar la amabilidad, la compasión y la empatía.
6. Hacer más actividades que realmente atraigan: Hay una relación directa entre el
número de actividades agradables que hace una persona a lo largo del día y su estado de
ánimo. Es tan importante dedicar un rato de ocio al día como dedicar tiempo a nuestra
familia o al trabajo.
12. Aceptar la realidad como ES y a partir de allí realizar las modificaciones que sean
posibles. Ya parar de pelear con lo que se supone debió ser y no ES.