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artificiales; sin embargo, para consumir comidas nutritivas, frescas, con un delicioso
sabor y un atractivo aspecto se requiere algún tipo de procesamiento de alimentos.
El estilo de vida moderno y el tamaño de las poblaciones hacen de estos procesos algo
imprescindible. Ellos garantizan que lleguen a la mesa de los comensales productos
alimenticios aptos para el consumo.
Con el pasar del tiempo, las poblaciones van demandando más y más cantidades de
alimentos.
Por esto, los sistemas para producirlos, prepararlos y distribuirlos para el consumo han
ido adquiriendo complejidad y han involucrado en sus procesos a diversas disciplinas
científicas.
Otro método para el procesamiento de alimentos consiste en retardar la acción de las enzimas
cuando entran en contacto con otros componentes. El oxígeno del ambiente, por ejemplo,
ocasiona que el alimento cambie o pierda alguna de sus propiedades.
Como objetivo principal, buscan perfeccionar las condiciones en las cuales el alimento llega al
paladar de los consumidores. Veamos algunos de los procedimientos más comunes aplicados
en la industria alimentaria:
Es una de las técnicas de conservación más aplicadas en los tiempos modernos. Esto se debe a
su eficacia para la conservación de casi cualquier tipo de producto.
Consiste en introducir alimentos que han sido expuestos al calor en un recipiente y sellarlos al
vacío.
La mayoría de los alimentos como frutas, carnes, verduras, pescados y muchos más pueden ser
conservados a temperaturas por debajo de los cero grados. Es preciso que el congelado ocurra
rápidamente para evitar que el producto cambie su sabor y textura.
Por tal motivo, se requiere ser cuidadosos para no excedernos en el consumo de alimentos
procesados con este tipo de métodos, para no poner en riesgo nuestra salud.
Los envases y contenedores que se utilicen para su resguardo, traslado y distribución, también
juegan un papel fundamental en este ámbito.
Gracias al procesamiento podemos contar con la posibilidad de disfrutar de una dieta variada,
que se adapta a la dinámica de las sociedades modernas y a los requerimientos alimenticios de
cada segmento de la población.
Se han creado alimentos bajos en azúcares, libres de gluten o de lactosa, bajos en sal o ricos en
fibra que se acoplan a los requerimientos de diversos tipos de padecimientos.
Uno de los efectos más significativos es la emisión de gases y las altas tasas de deforestación
que requiere su producción tradicional. Por eso, hallar alternativas sustentables es una
necesidad.
Sin embargo, se han hecho grandes esfuerzos por diseñar nuevas tecnologías para el
procesamiento de la carne. Algunas de las que se espera que estarán disponibles en un futuro
cercano son:
Las innovaciones que desarrollamos a través de las tecnologías mejoran la calidad (nutricional
y organoléptica), la conservación (vida útil de los productos), las aptitudes tecnológicas (ej.
capacidad espesante, capacidad emulsionante) y la eficiencia (medioambiental y económica)
de los productos alimentarios. Además, generamos nuevos procesos y tecnologías que
garanticen la correcta formulación y la efectividad de nutrientes en los alimentos
transformados.
Una de las tecnologías más prometedoras es el uso de las altas presiones hidrostáticas,
también conocidas como procesado por altas presiones (PAP, o en versión original en inglés
HPP, High Pressure Processing).
La idea de usar presiones altas para conservar alimentos no es nueva. Hite. B.H. 1990, publicó
que la leche tratada con presión se conserva durante más tiempo, indicando que muchos de
los microorganismos causantes de su deterioro habían sido destruidos por el tratamiento.
También publicó la utilidad de la presión para alargar la vida comercial de las frutas por
inactivación de las levaduras y adicionalmente señaló el problema de la resistencia de las
esporas bacterianas a la presión (Hite B.H, Giddings N.J, Weakley C.E. 2004). El interés
científico en el uso de las altas presiones para inactivar microorganismos continuó en los
siguientes años, dando lugar a numerosas publicaciones sobre inactivación de bacterias, virus,
levaduras y mohos (Oliveira AC, Gomes AM, Lima SMB, Cortines JR, Silva JL. 2008) (Hocking AD,
Begu M, Stewart CM. 2006).
También fueron descritos otros efectos interesantes de la presión, por ejemplo su efecto sobre
las proteínas (Heremans K 1995) (Michel M, Autio K. 2001). Sin embargo, sólo desde la década
de los noventas la alta presión es considerada como una tecnología aplicable al procesado de
alimentos. El diseño de los equipos había mejorado significativamente en estos años, y ya se
disponía de modelos comerciales, seguros, confiables y adecuados para la industria
alimentaria. Los primeros alimentos comerciales tratados con altas presiones fueron
desarrollados en Japón. En su mayoría eran productos ácidos, basados en frutas tales como
mermeladas y salsas. Desde entonces, ha crecido la aplicación de esta tecnología y
actualmente hay más de 120 instalaciones donde se realiza esta nueva tecnología de
conservación de alimentos en los cuatro continentes.
En 1998, una empresa española fue la primera en procesar jamón en rebanadas y productos
cárnicos delicatessen, en empaques flexibles, usando un proceso industrial de PAP trabajando
a presiones entre 400- 500 MPa durante varios minutos. Hoy las carnes PAP constituyen
aproximadamente un tercio del mercado mundial de alimentos tratados por presión. En
muchos casos, la tecnología se usa como un tratamiento final de descontaminación de
productos ya envasados y listos para comer, para eliminar patógenos como Listeria
monocytogenes, Salmonella spp.
También se comercializan productos vegetales PAP desde 1997, cuando en Estados Unidos se
usó por primera vez esta tecnología para conservar guacamole. El PAP reduce la actividad
polifenol oxidasa lo que permite mantener el color verde adecuado, así como el sabor, y
retardar el deterioro microbiológico. Desde entonces ha crecido la gama de productos que
incluyen carne precocinada, salsa, guacamole, pimientos y cebolla. El marisco PAP es otro
mercado importante, la primera aplicación comercial en la que se usó la tecnología PAP fue
para abrir las ostras fácil y limpiamente, sin afectar la calidad sensorial. La tecnología funciona
igualmente bien en otros bivalvos y también se usa en cangrejo y langosta. El interés principal
del uso de esta tecnología es la facilidad para separar las conchas y el aumento del
rendimiento, aunque otro beneficio menor es la reducción de patógenos tales como Vibrio
spp. Actualmente, los mariscos tratados por altas presiones son comercializados en Canadá,
Nueva Zelanda, Japón, Italia, Estados Unidos, etc.
También, a diferencia de otros tratamientos no térmicos como la irradiación por rayos gamma,
la tecnología PAP tiene una aceptación general por los consumidores.
Un sistema típico de tratamiento por altas presiones consiste en una cámara de tratamiento,
un fluido que transmite la presión (generalmente agua potable) y una o más bombas que
generan presión. Es un proceso por lote y las cámaras de tratamiento tienen capacidades entre
35 y 700 L.
La segunda característica clave de las altas presiones, derivada del principio de Le Chatelier, es
que cualquier fenómeno que dé lugar a un descenso de volumen es favorecido por un
incremento de la presión. Por tanto, la aplicación de altas presiones favorece la formación de
puentes de hidrógeno, mientras que son desestabilizados otros enlaces débiles de las
proteínas.
Sin embargo, los enlaces covalentes no son afectados por las altas presiones. Se han publicado
muchos trabajos sobre los cambios inducidos por las altas presiones en los microorganismos,
incluyendo alteraciones en la membrana y morfología celular, efectos sobre las proteínas
(incluyendo enzimas) y efectos sobre los mecanismos genéticos de los microorganismos (Smelt
JP, Hellemons JC, Patterson MF. 2001) (Hoover DG, Metrick C, Papineau AM,Farkas DF, Knorr
D. 1999). Sin embargo, a pesar de estas investigaciones, los mecanismos de la inactivación
microbiana no son aún comprendidos en su totalidad. La mayoría de los autores concuerdan
con que el efecto letal de las altas presiones sobre las bacterias es debido a varios procesos
diferentes que ocurren simultáneamente. En concreto, el daño a la membrana celular y la
inactivación de enzimas claves, incluyendo las implicadas en la replicación y transcripción del
ADN, están considerados como puntos claves afectados por las altas presiones en los
microorganismos (Ulmer HM, Gänzle M, Vogel RF.2009) (Casadei MA, Mañas P, Niven G, Needs
E, Mackey BM. 2002).
Como acabamos de revisar la idea de aplicar altas presiones a los alimentos como un método
para mejorar la seguridad y alargar la vida comercial de alimentos no es nueva. Pero sólo en
los últimos años se ha dispuesto de equipos comerciales adecuados para la industria
alimentaria. Aunque el mercado es aún pequeño comparado con los alimentos procesados por
calor, por ejemplo, los alimentos pasteurizados, el empleo de esta técnica está creciendo. La
alta presión es particularmente útil para productos sensibles al calor, donde tiene ventajas
sobre otras tecnologías de conservación. Las bacterias vegetativas, incluyendo patógenos,
levaduras y mohos, y algunos virus son relativamente sensibles a la presión y su número se
puede reducir significativamente usando 600 MPa o menos durante unos cuantos minutos. Sin
embargo, las esporas bacterianas, como las de Clostridium botulinum, son extremadamente
resistentes a estas presiones. Por tanto, la presión por sí sola no puede ser usada para producir
alimentos estables a temperatura ambiente. No obstante, una combinación de presión y
calentamiento suave puede ser útil para matar estas esporas.
En la siguiente entrega continuaremos con este interesante tema, revisaremos otras nuevas
tecnologías de conservación de alimentos entre ellas aplicación de pulsos eléctricos de alto
voltaje, envasado activo y envasado inteligente.