Está en la página 1de 3

DÍA 30 DE ABRIL LA AMISTAD

Santiago de Cali
Madre:
Meses antes de que sobreviniera esta cuarentena obligatoria tuve
oportunidad de encontrarme con amigos de la universidad, de la
que nos graduamos hace la bicoca de 35 años. Y dentro de ese
encuentro, a instancias de alguien a quien llamo Rodrigo, se
conformó un grupo de chat en el WhatsApp que él bautizó LOS
BACANES.
En cuestión de cuatro meses alcanzamos a reunirnos tres veces,
siempre en ambiente de fiesta y de celebración. Mentalidades
distintas, cada quien en su rumbo profesional y filosófico, pudo más
el recuerdo del tiempo que nos congregaba, la música, los
recuerdos, las anécdotas, el silencio, en fin: ambiente de fiesta sin
que ninguno sospechara lo que después se vendría. Es más, la
última reunión estupendamente anfitrionada por otros a quienes
llamo Alberto y Victoria, en Quimbaya la tierra natal y actual del
primero, la hicimos la semana justamente anterior a la declaratoria
de cuarentena absoluta.
El chat ha permanecido activo desde siempre, día tras día sin que
nadie esperara que a uno de nosotros la enfermedad de la
pandemia iba a tocar tan cerca en su familia. Pero ocurrió y ocurrió
de tal modo que uno de los miembros, a quien llamo Eduardo,
comunicó al grupo la situación por la que estaba atravesando un
familiar cercano, en otro país, en referencia a María Paula y a su
esposo Ernesto, hospitalizado a finales de marzo contagiado por la
virosis.
Y ¡quién no dijo a por la solidaridad! ¡A por la amistad! ¡A por el
acompañamiento!
A quien llamaré Humberto con sus conocimientos de pediatra,
amistad que ambos estrenamos, a quien llamo Luis Fernando con
los suyos en anestesia e intesivismo y su criterio ponderado y
profundo, a quien denomino Jorge Eduardo con sus conocimientos
de la dimensión social de las enfermedades y habitante como yo de
la jubilación, a quien digo Patricia, entusiasta promotora de
encuentros amistosos y a quien distingo como Mario, impetuoso
guitarrista de la rumba sabrosa y conocedor de procedimientos
alternativos en medicina, todos ellos, a quienes Rodrigo congregó
bajo el nombre de LOS BACANES, a cuál más, a cuál menos, han
desplegado día tras día, sus manifestaciones de apoyo a mi
hermana, sus conocimientos, sus modos particulares, cada quien el
suyo, de confiar en acciones divinas.
María Paula optó –de modo resiliente, dice Humberto- por rendir
diariamente un informe del estado primero de su incomunicación
con el hospital a donde habían recluido a su marido y luego de los
informes que, a fuerza de pelea, daban detalladas noticias acerca
de la evolución del paciente en la Unidad de Cuidados Intensivos.
También me llamaba a mi o yo a ella y hablábamos de sus
emociones encontradas en esos momentos iniciales de la
hospitalización, obviamente, creando una situación en la que,
queriendo ayudarla, no podía ofrecerle mis servicios profesionales
que tampoco ella me estaba pidiendo, escuchándola y sugiriéndole
acciones específicas para sobreponerse a la situación validando sus
acciones rebeldes contra la imposición de incomunicación del
hospital.
Pronto me di cuenta que lo que estaba haciendo era actuar como
las llamadas líneas de primer orden, como se denomina a aquellos
cercanos a los sufrientes que toman noticia de su estado
inmediatamente este se produce.

También podría gustarte