Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Max Weber
Karl Marx
Michell Foucault
Jean Baudrillard
Prof:
René González
Área: Sociedad del Conocimiento
Integrantes:
Max Weber
(Erfurt, Prusia, 1864 - Múnich, Baviera, 1920) Sociólogo alemán que
opuso al determinismo económico marxista una visión más compleja
de la historia y la evolución social. Para Weber, las estructuras
económicas y la lucha de clases tienen menos importancia que otros
factores de naturaleza cultural, como la mentalidad religiosa o
filosófica o incluso la ética imperante; así, en La ética protestante y el
espíritu del capitalismo (1905), obra clásica de la por entonces
naciente sociología, vio en la espiritualidad protestante el caldo de
cultivo que favorecería el desarrollo del capitalismo en el norte de
Europa.
Max Weber
Max Weber era hijo de un destacado jurista y político del Partido
Liberal Nacional en la época de Bismarck. Estudió en las
universidades de Heidelberg, Berlín y Gotinga, interesándose
especialmente por el derecho, la historia y la economía. Las primeras
investigaciones de Max Weber versaron sobre temas económicos,
algunas de ellas realizadas por cuenta de los intelectuales reformistas
conocidos como «socialistas de cátedra». Desde 1893 fue catedrático
en varias universidades alemanas, fundamentalmente en Heidelberg,
excepto entre 1898 y 1906; aquejado de fuertes depresiones, durante
ese periodo dejó la enseñanza para dedicarse a viajar y a investigar.
En 1909 fundó la Asociación Sociológica Alemana.
Sociología de la religión
La obra de Weber sobre sociología de la religión se abre con el
ensayo La ética protestante y el espíritu del capitalismo y continúa
con La religión en China: confucionismo y taoísmo, La religión de
India: la sociología del hinduismo y budismo y Judaísmo antiguo. Su
trabajo sobre otras religiones fue interrumpido por su muerte en 1920,
quedando pendiente la continuación de los estudios sobre judaísmo
antiguo con el estudio de los salmos, el libro de Jacob,
el Talmud, cristianismo temprano e islam.
Sus tres ideas principales sobre la religión eran: el efecto de las ideas
religiosas en las actividades económicas, la relación
entre estratificación social e ideas religiosas, y las características
singulares de la civilización occidental.
Su objetivo era encontrar razones que justificaran la diferencia entre el
proceso de desarrollo de las culturas Occidental y Oriental. En el
análisis de sus descubrimientos, mantuvo que las ideas
religiosas puritanas (y más ampliamente, cristianas) habían tenido un
impacto importante en el desarrollo del sistema económico
de Europa y los Estados Unidos, pero destacó que esas no eran las
únicas causas del desarrollo. Entre otras causas que mencionó Weber
encontramos el racionalismo en la búsqueda científica, mezclar
observación con matemática, estudio sistemático y jurisprudencia,
sistematización racional de la administración gubernamental, y
empresa económica. Al final, el estudio de la sociología de la religión,
de acuerdo con Weber, apenas exploraba una fase de la
emancipación de la magia, ese «desencantamiento del mundo» que él
atribuía como un aspecto distintivo importante de la cultura occidental.
Judaísmo antiguo
En Judaísmo antiguo, su cuarto trabajo más importante sobre la
sociología de la religión, Weber explica la combinación de
circunstancias que fue responsable de las primeras diferencias entre la
religiosidad oriental y occidental. Esto se hizo especialmente patente
cuando surgió en el cristianismo occidental
el ascetismo intramundano, en contraste con la contemplación
mística india. Weber asegura que algunos aspectos del cristianismo
originados en el judaísmo antiguo tienen como fin conquistar y cambiar
el mundo, más que renunciar a sus imperfecciones.
Según Weber, para los judíos, el mundo es un producto histórico
diseñado para dar lugar al orden verdadero de Dios. Si bien el
judaísmo legó al Cristianismo su hostilidad hacia la magia, Weber
define el comportamiento económico judío como «capitalismo paria» e
irracional (en referencia al capitalismo «racional» cristiano).
Weber analiza la historia de los judíos, así como su particular relación
con Yahvé, la influencia de cultos foráneos, los tipos de éxtasis
religioso, y la lucha de los sacerdotes contra el éxtasis y la adoración
de ídolos. Además, estudia los aspectos sociales de la profecía
bíblica, la orientación social de los profetas y su ética y teodicidad.
Sociología de las políticas y gobierno
Dentro de la sociología de las políticas y gobierno, el ensayo más
significativo de Weber es probablemente La política como
vocación (1919). En él, Weber revela la definición de Estado que se ha
convertido tan importante en el pensamiento social occidental: el
Estado es la entidad que reclama el monopolio sobre el legítimo uso
de la fuerza física. La política se debe entender como cualquier
actividad a la que puede dedicarse el Estado para influir sobre la
distribución relativa de fuerza. La política, por tanto, se deriva del
poder. Un político no debe ser un hombre de la «ética cristiana
verdadera», es decir, la de ofrecer la otra mejilla. Alguien partidario de
tal ética debería ser considerado como un santo, ya que son
únicamente los santos, según Weber, los que la siguen
apropiadamente. El reino político no es un reino de santos. Un político
ha de abrazar la ética del fin último y la de la responsabilidad, y debe
sentir pasión por su advocación y ser capaz de distanciarse él mismo
de la materia de sus esfuerzos (los gobernados).
Weber distinguía tres tipos puros de liderazgo político, dominación y
autoridad: dominación carismática (familiar y religiosa), dominación
tradicional (patriarcas, patrimonialismo, feudalismo), y dominación
legal (ley y Estado moderno, burocracia). Según su punto de vista,
cada relación histórica entre gobernantes y gobernados contiene
elementos que pueden ser analizados con base en esta distinción
tripartita. Además, afirma que la inestabilidad de la autoridad
carismática inevitablemente lleva a la fuerza a «rutinizarse» en una
forma más estructurada de autoridad. Del mismo modo, asegura que
en un tipo puro de regla tradicional, una resistencia al maestro
suficiente puede llevar a una revolución tradicional. Por ello, alude a
un movimiento inevitable hacia una estructura racional-legal de la
autoridad, utilizando una estructura burocrática. Así, esta teoría puede
ser vista en ocasiones como una parte de la teoría social
evolucionista. Ésta enlaza con su concepto más amplio de
racionalización sugiriendo la inevitabilidad de un movimiento en esta
dirección.
Weber es también conocido por su estudio de la burocratización de la
sociedad, los modos racionales en los que las organizaciones sociales
aplican las características de un tipo ideal de burocracia. Muchos
aspectos de la administración pública moderna vuelven a él, y un
servicio civil clásico y organizado jerárquicamente del tipo continental
es denominado servicio civil weberiano, aunque esto es sólo un tipo
ideal de administración pública y gobierno descrito en su obra
magna Economía y sociedad, y uno que no le gustaba especialmente,
ya que lo consideraba únicamente eficiente y exitoso. En su trabajo,
Weber hace una descripción, que se ha vuelto famosa, de la
racionalización (de la que la burocratización es una parte) como un
cambio desde una organización y acción orientada a valores
(autoridad tradicional y autoridad carismática) a una organización y
acción orientada a objetivos (autoridad racional-legal). El resultado, de
acuerdo a Weber, es una «noche polar de oscuridad helada», en la
que la racionalización creciente de la vida humana atrapa a los
individuos en una jaula de hierro de control racional, basado en reglas.
Los estudios sobre la burocracia de Weber le condujeron también a su
análisis —correcto, pues resultaría así— de que el socialismo en
Rusia llevaría, debido a la abolición del libre mercado y sus
mecanismos, a una sobreburocratización (evidente, por ejemplo, en la
economía de la escasez) más que a un alejamiento fulminante del
Estado (como Karl Marx había predicho que sucedería en
una sociedad comunista).
Karl Marx
(Tréveris, Prusia occidental, 1818 - Londres, 1883) Pensador socialista
y activista revolucionario de origen alemán. Raramente la obra de un
filósofo ha tenido tan vastas y tangibles consecuencias históricas
como la de Karl Marx: desde la Revolución rusa de 1917, y hasta la
caída del muro de Berlín en 1989, la mitad de la humanidad vivió bajo
regímenes políticos que se declararon herederos de su pensamiento.
Karl Marx
Contra lo que pudiera parecer, el fracaso y derrumbamiento del bloque
comunista no habla en contra de Marx, sino contra ciertas
interpretaciones de su obra y contra la praxis revolucionaria de líderes
que el filósofo no llegó a conocer, y de los que en cierto modo se
desligó proféticamente al afirmar que él no era marxista. Ciertamente
fallaron sus predicciones acerca del inevitable colapso del sistema
capitalista, pero, frente a los socialistas utópicos, apenas se interesó
en cómo había de organizarse la sociedad. En lugar de ello, Marx se
propuso desarrollar un socialismo científico que partía de un detallado
estudio del capitalismo desde una perspectiva económica y revelaba
las perversiones e injusticias intrínsecas del sistema capitalista.
En tal análisis, fecundo por los desarrollos posteriores y vigentes en
muchos aspectos, reside el verdadero valor de su legado. En cualquier
caso, es innegable la altura de sus ideales; nunca ambicionó nada
excepto "trabajar para la humanidad", según sus propias palabras. Y,
refiriéndose a su libro El capital, dijo: "Dudo que nadie haya escrito
tanto sobre el dinero teniendo tan poco".
Biografía
Karl Marx procedía de una familia judía de clase media; su padre era
un abogado convertido recientemente al luteranismo. Estudió en las
universidades de Bonn, Berlín y Jena, doctorándose en filosofía por
esta última en 1841. Desde esa época el pensamiento de Marx
quedaría asentado sobre la dialéctica de Hegel, si bien sustituyó el
idealismo hegeliano por una concepción materialista, según la cual las
fuerzas económicas constituyen la infraestructura subyacente que
determina, en última instancia, fenómenos «superestructurales» como
el orden social, político y cultural.
En 1843 se casó con Jenny von Westphalen, cuyo padre inició a Marx
en el interés por las doctrinas racionalistas de la Revolución francesa y
por los primeros pensadores socialistas. Convertido en un demócrata
radical, Marx trabajó algún tiempo como profesor y periodista; pero sus
ideas políticas le obligaron a dejar Alemania e instalarse en París
(1843).
Por entonces estableció una duradera amistad con Friedrich Engels,
que se plasmaría en la estrecha colaboración intelectual y política de
ambos. Fue expulsado de Francia en 1845 y se refugió en Bruselas;
por fin, tras una breve estancia en Colonia para apoyar las tendencias
radicales presentes en la Revolución alemana de 1848, pasó a llevar
una vida más estable en Londres, en donde desarrolló desde 1849 la
mayor parte de su obra escrita. Su dedicación a la causa del
socialismo le hizo sufrir grandes dificultades materiales, superadas
gracias a la ayuda económica de Engels.
Engels y Marx
Marx partió de la crítica a los socialistas anteriores, a los que calificó
de «utópicos», si bien tomó de ellos muchos elementos de su
pensamiento (particularmente, de autores como Saint-Simon, Robert
Owen o Charles Fourier). Tales pensadores se habían limitado a
imaginar cómo podría ser la sociedad perfecta del futuro y a esperar
que su implantación resultara del convencimiento general y del
ejemplo de unas pocas comunidades modélicas.
Por el contrario, Marx y Engels pretendían hacer un «socialismo
científico», basado en la crítica sistemática del orden establecido y el
descubrimiento de las leyes objetivas que conducirían a su
superación; la fuerza de la revolución (y no el convencimiento pacífico
ni las reformas graduales) sería la forma de acabar con la civilización
burguesa. En 1848, a petición de una liga revolucionaria clandestina
formada por emigrantes alemanes, Marx y Engels plasmaron tales
ideas en el Manifiesto Comunista, un panfleto de retórica incendiaria
situado en el contexto de las revoluciones europeas de 1848.
El capital
Materialismo Histórico
Este término fue utilizado por primera vez por Karl Marx en su prefacio
de la contribución a la crítica de la economía política, en su obra “La
ideología alemana” de 1859. Allí, escribió: «mi concepción tiene como
base un desarrollo que se produce en el ámbito económico».
Karl Marx veía el capitalismo como una etapa histórica progresista que
eventualmente se estancaría debido a contradicciones internas y sería
seguida por el socialismo.
Karl Marx veía el capitalismo como una etapa histórica progresista que
eventualmente se estancaría debido a contradicciones internas y sería
seguida por el socialismo. Los marxistas definen al capital como “una
relación social, económica” entre las personas (más que entre las
personas y las cosas). En este sentido buscan abolir el capital.
Consideran que la propiedad privada de los medios de producción
enriquece a los capitalistas (dueños del capital) a expensas de los
trabajadores. En resumen, argumentan que los dueños de los medios
de producción explotan a la fuerza laboral.
Michell Foucault
(Poitiers, Francia, 1926-París, 1984) Filósofo francés. Estudió filosofía
en la École Normale Supérieure de París y ejerció la docencia en las
universidades de Clermont-Ferrand y Vincennes, tras lo cual entró en
el Collège de France (1970).
Michel Foucault
Influido por Nietzsche, Heidegger y Freud, en su ensayo titulado Las
palabras y las cosas (1966) desarrolló una importante crítica al
concepto de progreso de la cultura, al considerar que el discurso de
cada época se articula alrededor de un «paradigma» determinado, y
que por tanto resulta incomparable con el discurso de las demás. Del
mismo modo, no podría apelarse a un sujeto de conocimiento (el
hombre) que fuese esencialmente el mismo para toda la historia, pues
la estructura que le permite concebir el mundo y a sí mismo en cada
momento, y que se puede identificar, en gran medida, con el lenguaje,
afecta a esta misma «esencia» o convierte este concepto en
inapropiado.
En una segunda etapa, Foucault dirigió su interés hacia la cuestión del
poder, y en Vigilar y castigar (1975) realizó un análisis de la transición
de la tortura al encarcelamiento como modelos punitivos, para concluir
que el nuevo modelo obedece a un sistema social que ejerce una
mayor presión sobre el individuo y su capacidad para expresar su
propia diferencia.
De ahí que, en el último volumen de su Historia de la sexualidad,
titulado La preocupación de sí mismo (1984), defendiese una ética
individual que permitiera a cada persona desarrollar, en la medida de
lo posible, sus propios códigos de conducta. Otros ensayos de
Foucault son Locura y civilización (1960), La arqueología del
saber (1969) y los dos primeros volúmenes de la Historia de la
sexualidad: Introducción (1976) y El uso del placer (1984).
modificar la adecuación de los discursos, con los saberes y los poderes que
implican”.
-Michell Foucault-
Jean Baudrillard
(Reims, 1929 - París, 2007) Ensayista y sociólogo francés. Jean
Baudrillard estudió filología en La Sorbona y fue profesor en la facultad
de Letras y Ciencias Humanas en París-Nanterre. Alternó la docencia
con la traducción (vertió al francés obras de Karl Marx y de
dramaturgos como Bertolt Brecht y Peter Weiss) y con la crítica
literaria (que desarrolló en publicaciones como Les Temps Modernes,
dirigida por Jean-Paul Sartre), y participó en la fundación de la
revista Utopie con Roland Barthes.
Jean Baudrillard
El pensamiento de este último y el de Louis Althusser, junto con el
estructuralismo lingüístico de Ferdinand de Saussure y un
acercamiento crítico al marxismo, constituyen algunos de los puntos
de partida de su obra. Baudrillard analizó las modernas sociedades de
consumo, centrándose en los medios de comunicación como
creadores de simulacros (manipulación de información, cifras
oscilantes) y de la cultura virtual como concreción de un
mundo hiperreal en que los sujetos pasan a ser objetos. Por sus
puntos de vista subjetivos y deliberadamente polémicos fue
considerado un abanderado de la idea de la llamada posmodernidad,
nueva etapa histórico-social surgida al calor del neoliberalismo y la
caída del muro de Berlín.
Sus reflexiones parten de situaciones concretas que adoptan a veces
la forma de una investigación sociológica de lo cotidiano, y analizan la
evolución "semiúrgica" que se ha operado en el siglo XX, acercándose
a las más diversas cuestiones. En todos sus análisis subyace un
marco de referencia teórico: el de una contra-economía que escapa
tanto al valor de uso como al signo.
Se ocupó del consumismo (que definió bajo dos puntos de vista: el
estructural, como sistema de cambios y de signos, y el estratégico,
como mecanismo de poder), de la productividad y del trabajo, de la
seducción y de muchos otros temas. Para el autor, nuestra sociedad
cruzó el umbral del siglo XXI bajo los efectos de esa especie de
retrovisión de la historia que se vivió en los años ochenta (caída del
muro de Berlín, reinauguración de Europa) y que se caracteriza por un
deje de melancolía. Mientras las democracias occidentales sufren una
"prueba de verdad" al no poder apoyarse en la fuerza del mal que
representaba el Este europeo, el mal reaparece en el antisemitismo y
la xenofobia, haciendo evidente la falta de destino que reclaman la
poesía y la rebelión utópica.
Entre sus obras cabe señalar La génesis ideológica de las
necesidades (1969), El espejo de la producción (1973), De la
seducción (1981), La moral de los objetos (1969), Cultura y
simulacro (1978) y La izquierda divina (1985).
Baudrillard: Teoría de la
Hiperrealidad
La hiperrealidad es un síntoma de la cultura postmoderna. No se
puede decir de la hiperrealidad que "exista" o "no exista". Simplemente
es una forma de describir la información a la que la conciencia se ve
expuesta.
Se puede pensar en la mayoría de los aspectos de la hiperrealidad
como "realidad a través de intermediarios". En
particular, Baudrillard sugiere que el mundo en el que vivimos ha sido
reemplazado por un mundo copiado, donde buscamos nada más que
estímulos simulados.
Baudrillard toma de Borges el ejemplo de una sociedad
cuyos cartógrafos crean un mapa tan detallado, que se mimetiza con
las mismas cosas que representa. Cuando el imperio decae, el mapa
se pierde en el paisaje y ya no existe ni la representación ni lo que
queda de lo real – sólo lo hiperreal.
La concepción de hiperrealidad de Baudrillard fue marcadamente
influenciada por la fenomenología, la semiótica y Marshall McLuhan.