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Perspectiva antropológica de la cultura|

PERSPECTIVA ANTROPOLOGICAS DE LA CULTURA


CHUNGA ALBAN LUIS EDUARDO
UNIVERSIDAD CATOLICA LOS ANGELES
DE CHIMBOTE
Perspectiva antropológica de la cultura|

Contenido
Abstrac ......................................................................................................................... 3
1.1. Naturaleza y Concepto De Cultura ............................................................. 5
1.2. La estructura social y económica es la base y el modo como se produce la
cultura. 5
1.3. La naturaleza............................................................................................... 8
1.4. El proceso de socialización o enculturación. .............................................. 8
1.5. Naturaleza y Civilización. .......................................................................... 9
Capítulo 2 ................................................................................................................... 13
2.1. Definición de la cultura y cultura aplicaciones antropológica ................. 13
Referencias................................................................................................................. 17
Perspectiva antropológica de la cultura|

Abstrac

The humanization process contains a recognition from its identity to the culture that he
cannot be other people’s and that evidently they transfigure the individual’s imaginary
cognitivo, guided by specific codes, so that all culture implies a system of values and
communication codes, these they are translated the culture term that you imbrica in the
Cultural anthropology, and inside this the human culture, frames the differences and
behavior likeness among the human groups., the description of the diverse cultures and
of the processes that characterize them like an essential condition of the human existence.
Perspectiva antropológica de la cultura|

OJETIVOS:

GENERAL:

 Conocer la definición de cultura y civilización

ESPECIFICOS:

 Definir el comportamiento humano en la cultura y la sociedad


Patrones Culturales|5

Capitulo1

1.1.Naturaleza y Concepto De Cultura

El comportamiento humano es muy diverso y está comprometido en un sin número de


actitudes y actividades que constituyen las formas de vida social. Ya a mediados del siglo
pasado, Gustavo Klemm enunció un concepto bastante moderno de cultura en los siguientes
términos: "Todas las costumbres, información, oficios, vida doméstica y pública en la paz y en
la guerra, religión, ciencia y arte.

Tylor, en 1871, contribuyó a establecer la importancia de este concepto mediante su


definición de cultura como "…las aptitudes y los hábitos adquiridos por el hombre como
miembro de la sociedad".

Así, pues, la palabra cultura, para un gran número de antropólogos, sociólogos, psicólogos
y otros científicos sociales, comprende todos los modos de comportamiento socialmente
adquiridos, por lo tanto, es la manera de pensar, de sentir, de actuar y de creer de los grupos
humanos, es decir, la manera total de vivir de las sociedades y de cómo éstas se adaptan al
ambiente y logran transformarlo.

otro grupo los antropólogos británicos, considera que este concepto de cultura resulta
demasiado amplio para designar provechosamente un campo específico.

Al respecto, manifiesta Radcliffe Brown: "Los antropólogos entienden la palabra cultura en


muchos sentidos diferentes. Creo que algunos la utilizan como equivalente de lo que yo llamo
forma de vida social". La cultura se presenta entonces como lo "social" en tanto que Inscrito
en las conductas individuales.

Desde el punto de vista marxista, la cultura no puede ser comprendida sin el entendimiento
de la estructura socio-económica con la que forma unidad. La dialéctica de los conceptos de
cultura y sociedad expresa una relación entre forma y contenido de los fenómenos humanos.

La cultura, como resultado de la interacción entre los hombres y la naturaleza exterior, es


también el conjunto de los productos de la actividad social del hombre que demuestran la
especificidad de un grupo humano.

1.2.La estructura social y económica es la base y el modo como se produce la cultura.

"La cultura —dice Roger Bartra— no es sinónimo de superestructura, pues abarca también
las peculiaridades de los medios de producción; es claro que si la estructura social es la
transformación de la naturaleza humana y la cultura la transformación del ambiente realizada
por el hombre, ambos conceptos resultan inseparables, pues no se podrá entender cómo el
hombre se modifica a sí mismo sin analizar como modifica al medio que lo rodea"

El concepto se aclara si se tiene en cuenta el papel que juega el trabajo en la conducta social.
En efecto, el hombre para subsistir necesita trabajar, es decir, desplegar una actividad
productiva aprendida socialmente. En consecuencia, un primer elemento de la conducta social
es el trabajo. Esta actividad pone en relación al hombre con la naturaleza, sobre la cual actúa
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y, al mismo tiempo, determina, diversas formas de relación entre los hombres mismos y del
conjunto de esta interacción surge la Producción, como resultado del trabajo.

La diferencia esencial entre las relaciones del organismo animal con el medio y las
relaciones del hombre con el mundo exterior radica en que el ser humano no sólo se adapta al
medio, sino que, a base del conocimiento de las leyes objetivas que presiden el desarrollo del
medio ambiente, lo modifica con arreglo a sus necesidades.

Así, pues, el problema de las discrepancias sobre el término cultura no radica en la validez
del término mismo, incluso en la concepción marxista, sino en su extensión o en su adecuación
a las concepciones y métodos de estudio. De cualquier manera, es un término ampliamente
aceptado, y corresponde a una abstracción válida para señalar todas las formas de
comportamiento aprendido, y nos sirve también para aclarar la diversidad de maneras de ser
cuando nos damos cuenta que cada sociedad humana tiene una cultura diferente, o sea, un
sistema históricamente derivado de modelos de vida.

No obstante, en un plano más absoluto, digamos epistemológico, acerca de la naturaleza de


la cultura, se plantea una pregunta fundamental: ¿Qué tipo de entidad es la cultura? o formulada
la pregunta de otro modo: ¿Qué clase de realidad posee la cultura? A esta pregunta se han
ofrecido algunas respuestas que pueden agruparse en tres enfoques diferentes. Según el enfoque
super-orgánico, la cultura es una super-realidad que existe por encima y más allá de sus
portadores individuales y que establece sus propias leyes.

Según el enfoque conceptualista, la cultura no es una entidad sino un concepto que usan los
antropólogos para unificar una gran variedad de hechos que de otro modo permanecerían
separados.

Según el criterio realista, la cultura es tanto un concepto como una realidad empírica; es un
concepto porque es la principal teoría explicativa de la ciencia antropológica; es una entidad
empírica porque el concepto está reflejando la forma en que verdaderamente están organizados
ciertos fenómenos. Pero no se debe confundir la teoría sostenida por algunos antropólogos de
que la cultura es supe orgánica, o sea una super-realidad, con el hecho universalmente aceptado
de que la cultura es supraorgánica, es decir, que no está directa e inmediatamente sujeta a las
leyes biológicas.

Pensamos, en efecto, que la cultura es un concepto para designar a un conjunto de


fenómenos que caracterizan al tipo de actitud exclusivamente humana, surgida de la capacidad
de poder reflejar la realidad objetiva en forma de imágenes ideales; las que, al mismo tiempo,
se convierten en objeto de conciencia para el hombre. Pero, si bien es cierto que el concepto
que tenemos de cultura es el resultado de la aprehensión racional de una relación o sistema de
fenómenos sociales, es dependiente de la capacidad cognoscitiva y de la manera como son
captados aquellos aspectos de la realidad objetiva. Las condiciones sociales de la existencia
humana son reales, pero su percepción puede ser incompleta, irregular, inadecuada en toda una
serie de acciones e, incluso, ilusoria. Aquí radica su relatividad, puesto que es muy posible que
muchos aspectos de la realidad social no hayan sido aún advertidos. Prueba de ello es la
variación que, a través de tiempo y según como se ha desarrollado la observación, ha sufrido
el propio término cultura, mejor dicho, sus acepciones y connotaciones.
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La concepción antropológica de cultura es mucho más amplía que como suele emplearse la
palabra ordinariamente, o como figura en el diccionario de la Real Academia Española de la
Lengua. En contraposición a ello, a la persona poco instruida y cuyos modales son vulgares se
le denomina "inculto". Lo mismo sucede con los pueblos o con los grupos humanos a los cuales,
según su desarrollo o progreso material, se los califica de igual manera. Antropológicamente,
estas definiciones no tienen el mismo significado, puesto que la cultura no está restringida a
determinados campos del conocimiento ni a ciertas actitudes, sino que abarca todos los modos
de comportamiento derivados de la esfera total de la actividad humana.

Ningún antropólogo empleará el término "culto" frente a "inculto" porque esta distinción,
aunque de uso tan frecuente, sólo representa una diferencia en las formas de comportamiento
o la asimilación de determinados aspectos del conocimiento, mas no la presencia o ausencia de
cultura, puesto que todos los hombres poseen un tipo de cultura, cualquiera que sea el grupo o
la sociedad a la que pertenecen. Así, pues, entendida de esta manera la cultura comprende no
sólo los conocimientos y la manera de comportarse frente a determinadas situaciones sino
también a las costumbres y las tradiciones, la técnica, el arte, la ciencia, la moral, la religión y
todas las instituciones creadas por el hombre, así como también los instrumentos materiales y
artefactos" en los que se materializan las realizaciones culturales y mediante los cuales surten
efectos prácticos los aspectos intelectuales de la cultura, como son los edificios, los vestidos,
las máquinas, los artificios para la comunicación, los objetos de arte, etc.

Algunos historiadores, y también ciertos sociólogos, emplean el concepto de civilización


para señalar cualidades y atributos distintivamente humanos de una sociedad determinada,
distinguiéndolo y, a veces, hasta oponiéndolo al concepto de cultura. Por ejemplo, algunos
autores alemanes identifican la civilización con el progreso material y técnico, mientras que
conciben la cultura como el acervo espiritual. La inexactitud y arbitrariedad en el empleo de
ambos términos ha dado lugar a graves errores e imprecisiones en el estudio y la concepción
del desarrollo de las sociedades humanas, incluso en autores tan famosos como Spengler,
Weber o Toynbee.

El empleo antropológico y estricto del término civilización se refiere a un estadio de la


cultura que alcanzan algunas sociedades en su desarrollo histórico con la aparición de la ciudad.
Es, por decirlo así, la cultura urbanizada. El concepto de civilización alude, pues, a un grado
ya bastante complejo de las relaciones humanas y al adelanto que trae consigo la
especialización del trabajo, la organización social y demás condiciones de la vida urbana.
Gordon Childe considera como características esenciales del estadio de civilización las
ciudades y las grandes poblaciones, la existencia de jerarquías y divisiones sociales internas,
el conocimiento de la escritura, el desarrollo de las matemáticas, de las artes, de las ciencias y
de la vida política. Todas las civilizaciones, incluyendo las grandes de hoy día como las de los
tiempos antiguos, no son sino ejemplos especiales de cultura, distintos en la cantidad de su
contenido y en la complejidad de sus normas e interacciones, pero no cualitativamente
diferentes de las culturas de los pueblos llamados "incivilizados".

Los términos naturaleza y cultura son profundamente equívocos y reúnen una variedad
importante de significados. En las expresiones siguientes: “hay que cuidar la Naturaleza”, “es
natural hacer tal cosa”, “fulanito tiene una buena naturaleza”, “menganita tiene mucha cultura”,
“me he matriculado en un curso de cultura clásica” o “el refranero resume la cultura popular”,
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aparecen estos dos términos: naturaleza y cultura, con significados, si no distintos, al menos no
del todo coincidentes. Por eso es importante aclarar tal variedad de significados.

1.3. La naturaleza.

En el lenguaje cotidiano, se entiende por Naturaleza- en este caso el término se suele escribir
con mayúsculas- el conjunto de los seres naturales en contraposición a los seres artificiales
hechos todo ellos por la intervención del ser humano. Otras veces, el término naturaleza hace
referencia a aquello que es innato, frente a lo que es adquirido. Naturaleza, pues, como lo
propio; lo adquirido, como lo ajeno. Como cualquier otro mamífero, el ser humano nace con
unas pautas de conducta propias de su especie. Son lo que suelen llamarse “conductas innatas”:
“taxias”, “reflejos” e “instintos”.Ningún ser humano nace sin saber cómo alimentarse de la
madre, cómo llorar en respuesta al dolor o para recibir alimento. Sin embargo, es igualmente
cierto que no todas las conductas son innatas, sino que, por el contrario, la mayoría de las
acciones de los seres humanos son producto de “conductas adquiridas”, del aprendizaje.

También en ocasiones, el término naturaleza se usa como contrapuesto al de convención- lo


que los sofistas plantearon como la relación physis-nomos-, de manera que se entiende por
naturaleza lo que las cosas son espontáneamente, y por convención lo que existe por acuerdo
entre humanos. En este sentido, es natural en toda la necesidad de comer, mientras que es
convencional que se usen para ello ciertos instrumentos y no otros: tenedores y no palillos, por
ejemplo, e, incluso que se coman unas cosas y no otras: gambas, pero no hormigas.
Y, por último, es frecuente usar el término “natural” equiparándolo a normal, a habitual. Su
contrario, “antinatural”, designa lo anormal o poco acostumbrado. Es correcto afirmar, así, que
es natural que padres y madres quieran a sus hijos e hijas, y antinatural que no lo hagan. De
alguien que tenga mal carácter, puede decirse, por ejemplo, que es natural que se enfade por
cualquier cosa. (acfilosofia.org/materialesmn)

1.4. El proceso de socialización o enculturación.

1. Cultura es aquello que nos hace capaces de romper con las normas y los instintos.
2. Cultura es lo artificial frete a lo espontáneo.
3. Cultura es lo aprendido frente a lo innato.
La cultura se define como el todo complejo que comprende conocimientos, creencias, arte,
moral, derechos, costumbres y cualquier otra capacidad y hábito adquirido por el hombre en
tanto que miembro de una sociedad. El hombre vive en una segunda naturaleza que su cultura,
esto quiere decir que nuestros aprendizajes fruto de la socialización termina siendo nuestra
naturaleza, es decir, nuestra forma espontánea de actuar. Esto ha llevado a los filósofos a negar
que exista como tal una naturaleza humana. Somos los seres más flexibles y adaptativos de la
naturaleza, de tal forma que el aprendizaje define lo que realmente somos.
El hombre vive en una segunda naturaleza que su cultura, esto quiere decir que nuestros
aprendizajes fruto de la socialización termina siendo nuestra naturaleza, es decir, nuestra forma
espontánea de actuar. Esto ha llevado a los filósofos a negar que exista como tal una naturaleza
humana. Somos los seres más flexibles y adaptativos de la naturaleza, de tal forma que el
aprendizaje define lo que realmente somos.

Este aprendizaje de nuestra cultura se denomina “enculturación” o “enculturación”. Ambos


conceptos son sinónimos de socialización. La socialización consiste en la interiorización de
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normas, valores, creencias de forma inconsciente y acrítica. Este proceso no puede ser
controlado a voluntad por la generación de más edad, dado que, no que es fruto de la teoría y
el raciocinio, sino de identificaciones inconscientes que nos llevan a adoptar un código de
valores tal que nos permita adaptarnos al entorno en el que vivimos. Para algunos antropólogos,
como Marvin Harris, el proceso de enculturación se basa en el control de la generación de más
edad sobre los medios de premios y castigos a los niños. De tal forma que se refuerza con
premios las conductas que llevan a conservar las creencias y tradiciones vigentes, mientras que
se inhiben, se frenan, las conductas que suponen una discontinuidad con lo establecido. La
interiorización, como hemos dicho, es la clave del proceso de socialización. El concepto de
interiorización es un concepto de origen freudiano que se basa en la creencia, en la instancia
de la `personalidad que Freud llama “súper-yo”.

1.5. Naturaleza y Civilización.

Un concepto que se opone también al de naturaleza es el de civilización, que está ligado a


los medios técnicos con los que se manifiesta una determinada cultura para dominar la
naturaleza. Mientras que la cultura nos enseña a realizar nuestras capacidades humanas en un
sentido u otro, la civilización se limita sólo a los medios técnicos que nos permiten dominar la
naturaleza.
Las Tesis Naturalistas son aquellas tesis para las que existe realmente una naturaleza
humana. Para las que existe una determinación normativa e innata de lo que es el ser humano.
Las acciones humanas que se apartan del curso seguido por la naturaleza sólo pueden obtener
resultados menores. Contrariar el orden natural es romper con nuestra pertenencia al cosmos.
Tomar iniciativas cuyas consecuencias a largo plazo desconocemos y que pueden hacer
tambalearse estructuras cuyas relaciones no conocemos.
Aristóteles utilizaba el término naturaleza para designar al conjunto de todos los seres en
cuanto guardan entre sí un orden perfecto. El universo constituye una armonía gigantesca cuya
compresión completa se escapa al hombre. Interferir sin precaución, en este equilibrio sólo
puede ser peligroso, igual que manipular al azar un reloj que funciona bien.

La Antropología Cultural. Es una disciplina de la Filosofía que surge a comienzos del siglo
XX y que intenta, partiendo de la observación directa de las diferentes culturas, extraer leyes
universales de la conducta humana. El Funcionalismo fue una reacción a la antropología
evolucionista de finales del siglo XIX. Su idea más importante es que las culturas funcionan
como de organismos vivos se tratara, es decir, las diferentes funciones culturales como:
parentesco, rituales, intercambios, están sujetos al servicio de la satisfacción de las necesidades
del organismo social. Por tanto el antropólogo no debe buscar el significado de una función en
concreto, sino explicar como esta función contribuye al equilibrio del organismo cultural. El
autor mas conocido del funcionalismo es Malinowsky. El Estructuralismo, siglo XX, asume la
creencia de reglas universales, como proponía el funcionalismo. Estas reglas serían
inconscientes y se asemejarían a las oposiciones estructurales que maneja la lingüística. Otra
corriente antropológica es la Ecología Cultural, y su derivación mas importante es el
Materialismo Cultural de Marvin Harris. Para estos autores todas las culturas son válidas en
cuanto son el resultado del proceso de adaptación del ser humano a un determinado ambiente
(en nuestra especie la educación no es ya un fenómeno biológico, sino que nos adaptamos al
medio gracias a la cultura). Hasta aquí la Ecología Cultural parece una forma de Relativismo
Cultural. Sin embargo, también estas teorías buscan leyes universales (universales es lo
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contrario a Relativismo), en este caso acudiendo a teorías matemáticas.


(www.filosofiafacil.com)

Las relaciones entre los conceptos de naturaleza y cultura conocieron, en el siglo veinte,
profundas transformaciones, incluso cuestionamientos o cambios de valor, que son bastante
representativos del estado general del pensamiento contemporáneo.

Tradicionalmente, en efecto ("tradicionalmente" remite a la época que precede a las


transformaciones del pensamiento, en el dominio de la física, pero también de la antropología,
ocurridas desde los primeros años del siglo veinte), las relaciones entre la naturaleza y la cultura
se han caracterizado por la diferencia, o aun, la oposición, entre estos dos conceptos.

En un primer nivel, lo que caracteriza tradicionalmente a la cultura y la distingue de la


naturaleza es el artificio, la costumbre, la convención. La cultura es una institución humana, y
como tal corresponde al ejercicio de una voluntad, o, al menos, a un conjunto de intenciones
de sentido: la cultura es un mundo donde se despliegan reglas y valores. Éstos, sin embargo,
son relativos al accionar humano, y son, por así decirlo, víctimas de su inconstancia: la cultura
es también el mundo de la diversidad de creencias, de la inconstancia de las pasiones, o incluso
de la contradicción de las decisiones humanas. Por el contrario, la naturaleza se presenta como
una realidad caracterizada por la permanencia, la estabilidad, la regularidad. El retorno de las
estaciones y de las floraciones, la constancia de las formas de lo viviente, pero también del
mundo material, hacen de la naturaleza, por así decirlo, el testimonio de la sustancialidad del
ser: que las cosas tengan una naturaleza significa que poseen una suerte de solidez en la cual
el ser humano puede hacer capital de sus acciones y sus empresas. La naturaleza encubre una
suerte de verdad que habría que descubrir. La ciencia, de una manera general, tiene por objeto
esta sustancia subyacente. La geografía, que se precia de ser una ciencia, se plantea también la
cuestión de la realidad de las divisiones del espacio en la superficie de la tierra, y hace la
distinción (y esto al menos hasta el siglo diecinueve) entre las divisiones naturales del espacio
y las divisiones fundadas sobre las lenguas, las formas de gobierno, las costumbres y las
creencias. Si la geografía se apoya sobre la naturaleza durante largo tiempo, esto no se debe,
contrariamente a lo que una cierta historiografía deja creer, por amor al determinismo sin
moderación, sino porque reivindica una suerte de legitimidad científica.

En un segundo nivel, naturaleza y cultura han sido distinguidas desde el punto de vista de
la libertad de la acción. Lo natural es, ante todo, lo espontáneo, lo instintivo, lo irreflexivo, o
sea, la ausencia de la puesta en marcha del pensamiento deliberativo, del juicio, de la reflexión,
que caracterizan por el contrario el despliegue de la acción libre, es decir, voluntaria. Ser libre
es actuar en función de una deliberación y una representación previas, ahora bien, el animal o
el niño, por ejemplo (estos seres que no han sido cultivados), no hacen más que reaccionar a
las solicitudes de su entorno. Lo natural es, en consecuencia, como continuación de lo que se
acaba de decir, igualmente el obstáculo, lo determinado: el ser natural se comporta en función
y bajo la dependencia de causas que le son exteriores y que se aplican a él de tal suerte que no
puede escapar a eso, o bien que le dejan poco espacio para reaccionar. La naturaleza se piensa
entonces como el despliegue de un mecanismo riguroso. Por el contrario, como lo señala
Rousseau, la libertad y la cultura se caracterizan por el poder que posee el ser humano de
escapar a las reglas que él se ha dado para sí mismo, de rechazarlas, o de inventar nuevas.
Artificio aún, pero en el sentido positivo de la invención de nuevas formas de existencia, que
no pueden ser deducidas de la naturaleza y de su orden determinado. Se podría concluir que
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esta parte de la geografía que rechaza todo determinismo natural es, como las otras ciencias
humanas, una ciencia de la libertad, o al menos, que es por principio una ciencia de la cultura.

 A decir verdad, el marco teórico que acaba de ser esbozado a grandes rasgos es menos
rígido que lo que parece. Varias fórmulas o situaciones de transición que conciernen
igualmente a la geografía pueden evocarse al respecto.

Por un lado, ciertamente, tanto para Rousseau como para otros autores, la naturaleza, o más
exactamente lo natural, han podido ser considerados como normas o ideas éticas. Lo natural,
en esta perspectiva moral, es lo verdadero, lo auténtico, inclusive lo sano, y todo lo que se
desvía de esto, en los pensamientos y en las actitudes, es presentado como una degradación o
una degeneración. El reciclado de basuras domésticas, las carreras en la montaña y los
productos "biológicos" son portadores de ideas para la conducta humana. La naturaleza es, en
este sentido, una norma de la cultura.

En una perspectiva opuesta, la cultura ha podido ser pensada como la finalidad y el porvenir
de la naturaleza. La naturaleza es concebida, en este caso, como un conjunto de recursos
materiales y como una reserva de energías, que se caracterizan ante todo por su
indeterminación. Es necesario comprender entonces la cultura como una actividad: ésta
consiste en emplear esos recursos y esas energías, y así darles una determinación, es decir, una
significación. La naturaleza está cultivada, es decir, a la vez trabajada y puesta en forma, tanto
en el hombre como alrededor de él. La educación, la agricultura, la técnica en general, son
diferentes ejemplos de este "modelado" de la naturaleza por la cultura.

Pero es precisamente en el ser humano, en definitiva, donde las relaciones entre naturaleza
y cultura están marcadas por una ambigüedad constitutiva. Como escribe Merleau-Ponty, es
imposible "superponer en el hombre una primera capa de comportamientos que se
denominarían "naturales" y un mundo cultural o espiritual fabricado. Todo está fabricado y
todo es natural en el hombre, ..., en el sentido de que no hay una palabra, ni una conducta que
no deba cualquier cosa al ser simplemente biológico, y que al mismo tiempo no se sustraiga a
la simplicidad de la vida animal, no desvíe de su sentido a las conductas vitales, por una suerte
de escape y por un genio de lo equívoco que podrían servir para definir al hombre". En el
dominio específico de la geografía, la noción misma de medio geográfico, cualesquiera que
sean los avatares que esta noción hubiera podido conocer (de Vidal de la Blache a Berque),
pero también la del paisaje, permiten tomar a su cargo esta ambigüedad, constitutiva de lo
humano.

 Hasta el presente, sin embargo, la naturaleza era pensada como primera, cronológica y
ontológicamente con respecto a la cultura, cualesquiera que fueran las formas tomadas
por sus relaciones. La cultura venía luego de la naturaleza, que era, por así decirlo, el
marco. Esta configuración intelectual, esta precedencia, está hoy en vías de cambiar. Se
tomarán tres ejemplos.

 Hasta la primera mitad del siglo veinte se mantuvo la idea de que la naturaleza física
constituía una realidad objetiva a describir y a explicar, realidad exterior al hombre y
frente a la cual el ser humano estaba ubicado, por así decirlo, intentando adoptar una
mirada científica y objetiva. Los descubrimientos y las teorías de la física cuántica
replantearon profundamente esta creencia. Heisenberg, en un texto célebre, extrajo
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consecuencias generales de uno de los aspectos mayores de la mecánica cuántica, la


cual condujo a replantear el realismo usual de la física clásica: cuando se aplica un
aparato de medida a un sistema cuántico, cuando, más precisamente, se quiere medir
con la ayuda de un aparato el comportamiento de una partícula, hay interacción, es
decir, transferencia de energía entre el aparato de medida y el sistema cuántico medido
y entonces modificación irreversible e imprevisible del comportamiento de la partícula.
No es posible, por ejemplo, determinar al mismo tiempo la localización de una partícula
en el espacio-tiempo y su cuántum de energía. Esta perturbación del objeto medido por
el aparato de medida es generalmente descuidada en la descripción de los fenómenos
macroscópicos (los de la vida cotidiana). Pero no puede serlo en el nivel microscópico:
lo cual quiere decir que la definición del fenómeno natural depende estrechamente tanto
de las condiciones iniciales como de la teoría de la medida utilizada. La consecuencia
que Heisenberg extrae de esto es rigurosa: lo que los físicos alcanzan, cuando trabajan
en la escala microscópica, lo que ellos conocen, no es el fenómeno natural en sí mismo
e independiente del observador, sino que es el efecto de la interacción entre el acto
técnico y cognitivo del hombre y una realidad que no se puede alcanzar de manera
directa. El objeto físico o natural, en esta escala, no puede ser descrito concretamente.
No es más que un esquema mental. En 1927, en la conferencia de Como, Niels Bohr
dirá lo siguiente: "no hay un mundo cuántico. Hay sólo una descripción cuántica
abstracta". Y agrega: "es erróneo pensar que el objeto de la física sea descubrir cómo
está hecha la naturaleza. La física se refiere a lo que nosotros podemos decir sobre la
naturaleza". La ciencia, concluye por su parte Heisenberg, "no es más que un eslabón
de la cadena infinita de los diálogos entre el hombre y la naturaleza, y no puede hablar
más simplemente de una "naturaleza en sí misma". Las ciencias de la naturaleza
presuponen siempre al hombre...". Concluimos: la naturaleza presupone siempre la
cultura, que constituye aquí el marco de análisis y de interpretación.

 Segundo ejemplo: la noción de medio ambiente natural. La ecología es la señal de un


cambio fundamental en las relaciones prácticas del hombre y la naturaleza. Hay un
nuevo sentido ético de estas relaciones. Este nuevo sentido ético está constituido por la
dimensión planetaria, global e irreversible, y por ello radical, de los riesgos ocasionados
por la naturaleza. Esta ruptura en la escala del riesgo (de lo local a lo global) permite
formular, de manera directa, y tal vez abrupta, el problema. Se asiste a una modificación
radical de las condiciones de la acción humana en el mundo: por primera vez en la
historia de la humanidad, como lo dice Paul Ricoeur, "ésta es capaz de acciones cuyos
efectos peligrosos son de naturaleza cósmica". Al mismo tiempo, la significación, ética
y ontológica, de las relaciones entre el hombre y la naturaleza se modifica de un modo
muy profundo, incluso se invierte: la naturaleza, de la cual se podía pensar hasta
entonces que ofrecía un conjunto de condiciones estables para el despliegue de la
historia humana, algo así como un abrigo bajo el cual el drama humano podía
desempeñarse, se halla, de ahora en adelante, a la inversa, "sometida al cuidado del
hombre", al cual se le atribuye una responsabilidad nueva. Insistimos sobre este punto:
la naturaleza, y, para expresarlo mejor, la condición natural (condición natural de la
existencia desnuda), que hasta ese momento era pensable sobre el modo de la necesidad,
de lo sustancial, es globalmente vulnerable, como una condición eminentemente frágil,
para preservarla como tal, para conservarla para ella misma. Lo que se impone es el
sentimiento del carácter perecedero de las condiciones naturales de la existencia, y es
el problema de la puesta en peligro de lo humano en tanto que viviente. Pero más allá
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de esto, este sentimiento de precariedad conduce a una nueva interrogación ética, que
es la de la posibilidad, en el futuro, de un mundo habitable por el hombre, es decir, de
la cultura.

 La antropología (tercer ejemplo) ha sancionado, por así decirlo, esta inversión de


sentido en las relaciones hombre/naturaleza sobre el plano de la ciencia. Se habla hoy
en día, sin paradoja, de una antropología de la naturaleza. Esta antropología se precia
de ser no dualista: rechaza la alternativa del naturalismo y del culturalismo, el corte en
naturaleza y cultura, que señala como un prejuicio cultural occidental. "Muchas
sociedades denominadas primitivas, escribe Philippe Descola, nos invitan a tal
superación; ellas, que jamás soñaron que las fronteras de la humanidad se detendrían
en las puertas de la especie humana; ellas, que no vacilan en invitar en el concierto de
su vida social a las más modestas plantas, a los animales más insignificantes". De este
modo, de ahora en adelante habría que pensar la naturaleza y los seres que la componen
como funciones de la cultura, e integrar en los objetos de la antropología, en los
costados del ser humano, "toda esta colectividad de existente ligada a él y durante largo
tiempo relegada en una función de entorno".

Estos tres ejemplos nos lo indican: la cuestión de las relaciones entre naturaleza y cultura
no es más hoy en día, parece, la del acuerdo o del desacuerdo entre dos mundos territorialmente
distintos. Sería más bien la de la delimitación y de la articulación, en el seno mismo de la
cultura, de lo que puede ser designado, pensado, vivido, como "la naturaleza".
(www.hypergeo.eu)
Capítulo 2

2.1. Definición de la cultura y cultura aplicaciones antropológica

También antropológicamente se emplea el término cultura para referirse a determinados


grupos humanos separándolos en el tiempo o en el espacio. Es perfectamente válido decir que
cada sociedad humana tiene su propia cultura, diferente en su integridad o en parte de la cultura
de cualquier otra sociedad. Así podemos referirnos a la cultura griega o a la cultura mochica y,
generalizando un poco más, a la cultura del Paleolítico Medio.

En los dos primeros ejemplos se aplica a los modos peculiares de un pueblo o de una
sociedad determinada; en el último, a las formas de vida de una época. También podríamos
referirnos a la cultura de los cultivadores incipientes de la costa peruana, aplicando el concepto
a los grupos con un estilo y forma de vida semejante o que han tenido entre sí algún modo de
contacto. Incluso podemos referirnos a la cultura de los estibadores de los muelles de Nueva
York como a la cultura de los camioneros interprovinciales peruanos, para señalar los modelos
y patrones comunes de individuos de un grado análogo de actitudes dentro de otra cultura más
amplia. La diversidad de la cultura de los pueblos, grupos o individuos, como dice Ruth
Benedict, no es solamente el resultado de la facilidad con que las sociedades elaboran o
rechazan posibles aspectos de existencia, sino que se debe también a una integración compleja
de rasgos culturales, digamos, aun entrecruzamiento de estos rasgos. Las formas finales de las
instituciones tradicionales, de los modos de vida, van mucho más lejos que el impulso humano
original. Estas últimas formas de cultura a las que hemos hecho mención, dependen, en gran
medida, del modo en que los rasgos se han ligado con otros de diferentes campos de
experiencia. Esta combinación o integración de rasgos se estructuran de tal manera que se
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convierten en una entidad a la que se adaptan los individuos como a un medio que los rodea y
condiciona. Como dice Hulse: "En cierto sentido, la cultura no es sólo nuestra creación sino
también nuestra creadora". De tal manera, pues, que el término cultura, usado por los
antropólogos puede aplicarse válidamente: 1) A todo lo que es socialmente transmitido en la
sociedad humana, incluyendo los modelos de vida o "patrones" de conducta social, artística,
ideológicos etc. y las técnicas para dominar el medio. Este es el concepto más general y
abstracto; A los modos de vida peculiares de un grupo o de dos o más grupo o sociedades entre
las que existe un determinado grado de interacción y semejanza; A los tipos de comportamiento
peculiares de una sociedad dada y A formas especiales de comportamiento característicos de
los diversos agregados, segmentos o estratos de una sociedad vasta y de organización compleja.
En reemplazo de esta acepción del término, algunos prefieren emplear el vocablo subcultura,
pero éste se presta, a veces, a confusiones.

Antes de entrar al estudio de la estructura y de los diferentes aspectos y mecánica de la


cultura, debemos dejar claramente establecidas tres cuestiones básicas que deben tenerse en
cuenta en lo que se refiere a los términos cultura y sociedad: Cultura y sociedad no son
sinónimos, es decir, no son lo mismo.

Una sociedad es un pueblo, un conjunto orgánico de individuos, mientras que una cultura
consiste no en el grupo humano propiamente sino en sus modos de actuar, esto es, en el
comportamiento social. Una sociedad es un conjunto de individuos que obran de acuerdo con
su cultura. Dice G. M. Foster: "Una sociedad concreta es una cosa en marcha -funciona y se
perpetúa en sí misma- porque sus miembros, aunque no se lo propongan, están de acuerdo en
cuanto a las normas básicas para vivir juntos. La palabra "cultura" es el resumen o síntesis de
estas reglas que orientan la forma de vida de los miembros del grupo social. Más
específicamente, la cultura puede describirse como la forma común y aprendida de vida que
comparten los miembros de una sociedad y que consta de la totalidad de los instrumentos,
técnicas institucionales sociales, actitudes, creencias, motivaciones y sistemas de valores que
conoce el grupo". Son las necesidades humanas, individuales y sociales, las que originan todo
el dinamismo de la cultura.

La cultura es el resultado tanto de la interacción entre los hombres como de los grupos
humanos con la naturaleza exterior. En última instancia, la cultura es el conjunto organizado
de actitudes mediante el cual las sociedades se enfrentan al medio para transformarlo y asegurar
así su adaptación y la supervivencia de la especie. La adaptación, como en la evolución
orgánica, es un concepto clave en el estudio de las formas de vida social de los seres humanos.
La estabilidad de todo sistema de cultura depende, en primer lugar, de su efectividad en la
adaptación y, luego, de la eficacia con que realiza la transformación del medio que lo rodea.
En otras palabras, el desarrollo de la cultura, como una espiral creadora está señalado por una
permanente dinámica de acción y reacción entre la adaptación y la transformación de la
naturaleza.

La antropología Cultural, como rama de la antropología que estudia la cultura humana,


enmarca las diferencias y semejanzas de conducta entre los grupos humanos., la descripción de
las diversas culturas y de los procesos que los caracterizan como una condición esencial de la
existencia humana. pues le permite la cultura como un ser social relacionarse dentro de un
mismo espacio, asumiendo la dicotomía naturaleza/cultura dentro del fenómeno sociedad.
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Por su parte Harris plantea: “La cultura alude al cuerpo de tradiciones socialmente
adquiridas que aparecen de forma rudimentaria entre los mamíferos, especialmente entre los
primates. Cuando los antropólogos hablan de una cultura humana normalmente se refieren al
estilo de vida total, socialmente adquirido, de un grupo de personas, que incluyen los modos
pautados y recurrentes de pensar, sentir y actuar.”

Los juicios anteriores tienen a la antropología como elemento sustantivo de la cultura para
especificar la especie humana, tomando en cuenta la vida en sociedad, porque precisamente es
vital la relación de los unos con los otros en en su actuar, mediante esta actividad se trasmiten
ideas, sentimientos y maneras de actuar; es también esencia de la cultura el estilo de vida del
individuo y la colectividad.

En este proceso de humanización hay un reconocimiento de su identidad, de la perspectiva


histórica de su cultura y de otras culturas que no le pueden estar ajenas y que evidentemente
transfiguran el imaginario cognitivo del individuo, guiados por códigos específicos, de manera
que toda cultura implica un sistema de valores y códigos de comunicación, estos se producen
en las dos áreas fundamentales de una cultura: en la llamada cultura material o de la producción
y reproducción de bienes y en el área de la cultura artística, en la producción de valores
espirituales. Ambas categorías inicialmente nacen juntas y luego en el desarrollo cultural se
van diferenciando.

Atendiendo al análisis realizado por Edward B. Taylor en lo concerniente a sus ideas en


torno a la cultura y al tratamiento de esta categoría social con dimensiones más enigmáticas,
se adoptan posturas generales en tanto para él no existen barreras perfectamente definibles
entre cultura o civilización, en su texto Cultura primitiva, declara que: La cultura o civilización,
en sentido etnográfico amplio, es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las
creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres, y cualesquiera otros hábitos y
capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad.

Aun cuando se reconozcan la heterogeneidad de plataformas científicas que comprenden el


sobrevenir de la cultura y se convierta esta en objeto de ciencia, se aprecian concepciones
descomprometidas un tanto, de cierto radicalismo objetivo en relación a las concepciones sobre
la cultura. En el texto citado arriba, Tylor plantea que “un primer paso para el estudio de la
civilización consiste en diseccionarla en detalles, y clasificar éstos en los grupos adecuados,
premisa que pone de manifiesto el inexorable carácter descriptivo de su proceder analítico.

En su obra encontramos al hombre como centro y razón propulsora de estudios y análisis en


torno a la cultura y prácticas culturales internacionales, que responden a necesidades sociales
de entonces y que tenían a los estudios humanos como premisa fundamental, comprendidos
desde el prisma social y territorial de culturas antiquísimas en la civilización occidental de su
tiempo, así como desde la búsqueda de los motivos que llevaban a los pueblos a comportarse
de tal o cual modo. El pensamiento de Taylor estuvo direccionado hacia la búsqueda de
elementos de índole social y colectivo que replantearan el mantenimiento de prácticas
culturales antiguas y que evidentemente no constituían más que la travesía de lo antiguo hacia
lo nuevo, es por ello la significación que adquieren en sus estudios los marcos interpretativos.

De manera que la persistencia desde la cultura requiere de un instrumental de vivencias,


hitos, experiencias que marcan un significado para quienes saben descifrar estos elementos
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reales y que por supuesto acarrearán en su delimitación de civilización o no, descansando sobre
pilares que tienen su origen en la forma de vida y comportamiento de los grupos humanos, es
por ello su carácter colectivo, plural y público que permite cuestionarse las propias prácticas
culturales y acoger otras más idóneas.

Sobre esta base es que estamos construyendo el criterio de cultura como proceso de
antropogénesis y al mismo tiempo como proceso de comportamiento social, el hombre se hace
hombre en sociedad, se transfigura y se conforma en el trabajo, crea valores que lo trasciende
y que transmiten de una forma u otra a las futuras generaciones de hombres una serie de códigos
de conducta esenciales para vivir en medio de una determinada sociedad ya que el resultado
final de una cultura es un sistema social y al mismo tiempo un sistema de códigos de
comunicación que lo mismo se trasmiten a través de la cultura material que a través de la cultura
espiritual.

Justamente el principio rector de la semiótica como observa Umberto Eco en La estructura


ausente es que la semiótica es la ciencia que estudia los procesos de la cultura como si fueran
procesos de comunicación y así todo artefacto, todo objeto además de su utilidad comunica
algo y trabajando el sistema sígnico no verbal encontramos que esa comunicación tiene que
ver primero con la supervivencia de la especie y luego con el desarrollo ontogenético de la
especie y esto es esencial para comprender los códigos específicos en los cuales nos habla la
cultura y de los cuales no podemos salir debido al enorme sistema de referencias que todo
objeto cultural produce.

Aun cuando se perciba un intento de resistencia hacia posturas subjetivistas por una parte,
en otro sentido Cliffor Geertz asume una postura semiótica ante el enrevesado fenómeno de la
cultura en su artículo Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la cultura cuando
presupone que: …el hombre es un animal suspendido de una trama de significaciones que él
mismo ha tejido; en consecuencia entiendo la cultura como esa red (…) Pese a que es
“ideacional” no la encontramos en la cabeza de nadie, pese a no ser material, no es una entidad
ocúltala cultura es un contexto, algo dentro de lo cual todo eso pueda ser inteligiblemente es
decir, ampliamente descrito.

De ahí que para Geertz, asumir una concepción objetiva de cultura requiera necesariamente
de un basamento que descanse en patrones interpretativos y que involucre al hombre en la
depuración sígnica y simbólica de esa realidad que se le presenta como otra en la búsqueda
semi-inconsciente de significados. Se impone un entramado axiológico de posturas, discursos,
análisis, axiomas y lecturas que no pueden lacerarse de las experiencias y saberes de los
hombres en tanto estos ordenan su conducta en relación a sus costumbres, tradiciones, conjunto
de hábitos, guiados por un sistema de símbolos significativos como condición esencial de la
cultura. No existe naturaleza humana al margen de la cultura, el hombre es un producto de la
cultura que lo formó y en el que influyen condiciones naturales, biológicas, psicológicas, y
sociales que aportan simbologías específicas e individuales de un fenómeno según el medio
cultural donde este se forme. (www.gestiopolis.com)
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Referencias

acfilosofia.org/materialesmn. (s.f.). naturaleza-y-cultura. filosofia-y-ciudadania/el-ser-


humano-persona-y-sociedad/, https://www.acfilosofia.org/materialesmn/filosofia-y-
ciudadania/el-ser-humano-persona-y-sociedad/609-naturaleza-y-cultura.
CHIMBOTE, U. C. (s.f.). Tema 8_pauta o patrón cultural.pdf. Antropología_psicología, 1-4.
Robin M. Williams, J. ((1970) ).
www.filosofiafacil.com. (s.f.). Naturaleza y Cultura. Bloque de antropologia,
http://www.filosofiafacil.com/Tema%206.%20%20Naturaleza%20Cultura.pdf.
www.gestiopolis.com. (s.f.). /cultura-y-antropologia-cultural.
https://www.gestiopolis.com/cultura-y-antropologia-cultural/.
www.hypergeo.eu. (s.f.). http://www.hypergeo.eu/spip.php?article280 .

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