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Lo Real Maravilloso y la pintura de Wilfredo Lam como resistencia frente a

la cultura originaria en Latinoamérica


Ian Mezzano
Arte Chileno y Latinoamericano I. Teoría e Historia del Arte.
 Resumen:
Si revisamos el esparcimiento de la literatura latinoamericana en el siglo XX, nos
encontraremos inevitablemente con estilos y conceptos trascendentales, los cuales
están ligados a ese mundo y dispuestos en la tarea de retratar la identidad
latinoamericana. Una de las particularidades en este territorio es que se presenta
frente al resto de integrantes de la globalidad demostrando que, aparte de la
influencia innegable que dejaron los factores de la conquista y colonización, hay
cuestiones que provienen del imaginario y cosmovisión propia de los pueblos
originarios implicadas en la esencia que construye a estos. En este trabajo buscar
destacar un interés por cómo manera el arte influencia y responde a las relaciones de
poder cultural entre Europa y Latinoamérica; mediante la revisión de una de los
corrientes artísticas más influyentes dentro de Latinoamérica como el Realismo
Maravilloso, planteado por Alejo Carpentier en su libro De lo real maravilloso, y la
obra del pintor cubano Wilfredo Lam. A partir de algunos encuentros entre
movimientos culturales en Latinoamérica y Europa, ocurridos en el siglo XX, se dio
forma a estos conceptos, los que construyeron las nociones actuales sobre nuestra
cultura y se dispusieron ante la globalidad como representativos de su raíces.
a) Contexto histórico
Latinoamérica siempre ha mostrado una gran preocupación por el tema de la identidad. La
idea idealizada de recuperar las raíces auténticas fue la base del proyecto de una identidad
continental en la década de 1920. Esta perspectiva sostiene que el desarrollo natural de las
culturas indígenas fue obstaculizado por el descubrimiento y conquista de Latinoamérica
por parte de los españoles. Por lo tanto, la respuesta a la cuestión de la identidad cultural
consistía en volver a la situación previa a la llegada de los europeos y buscar allí la cultura
original del continente. Los intelectuales latinoamericanos comenzaron a buscar
características específicas que les permitieran distinguirse de los europeos y contribuir a la
modernidad que ya estaba surgiendo en Europa y Norteamérica a través de los movimientos
vanguardistas.
Latinoamérica estaba en una especie de fase preparativa para su aparición en el mundo
cultural europeo. La vanguardia, pero sustancialmente el surrealismo, había luchado por la
aceptación del "Otro" como una parte significativa en la comprensión cultural. En esos
tiempos, la gente sentía un desencanto general hacia la civilización europea después de la
Primera Guerra Mundial. No obstante, no era suficiente solo estar presente en el mapa
cultural; Europa no expresaba una mirada de igual a igual con nuestro continente,
rechazaba en gran medida el carácter de Latinoamérica. Que hubiera una aceptación, aun
dependía de la distinción que mantenía Europa, vista como el epicentro de la civilización, y
el subcontinente, visto como el "Otro". En resumen, esta idea de Latinoamérica se basaba
en los prejuicios ideológicos del discurso dominante en Occidente. Por lo tanto, se
consideraba al "Otro" exclusivamente como una fuente de exotismo, por lo misterioso y
diverso, y un lugar del que se podían adquirir experiencias revitalizadoras, negando
cualquier validez a lo que tenía que decir la cultura latinoamericana.
Sin embargo, hubo opiniones divergentes en la mente europea sobre Latinoamérica. En
base a la perspectiva histórica de Hegel, en que veía América como un continente joven e
inmaduro. Hegel afirmaba que la historia tenía una dirección y un destino definidos, lo que
relegaba a Latinoamérica a un pasado lejano ya superado por Europa(Rauch,1988 ,p.85).
Los estudios de Humboldt reflejaban otra perspectiva que destacaba la vitalidad y riqueza
de Latinoamérica, mostrándola como un lugar utópico y exigiéndole que se mantenga fiel a
sus raíces(Humboldt,2002,p.20).
La popularidad de esta corriente de pensamiento entre los jóvenes países americanos no es
una sorpresa. El enfoque europeo mencionado otorgaba a Latinoamérica un aspecto de un
paraíso salvador, donde la civilización podría reiniciarse, evitando los errores que llevaron
a las naciones europeas a la Primera Guerra Mundial y que amenazaban con otra guerra en
el futuro cercano. Sin embargo, en contra de lo que afirman los defensores del colonialismo
cultural, los teóricos de Europa y Norteamérica no fueron los únicos que construyeron la
imagen de Latinoamérica como un lugar exótico, a pesar de ser agentes importantes. La
imagen generada por la producción cultural latinoamericana durante la primera mitad del
siglo XX reforzó y complementó los estereotipos europeos. Las figuras como el escritor
cubano Alejo Carpentier dieron inicio e impulsaron lo que Stuart Hall llama "mitos del
retorno redentor" (Hall,2003), que contribuyeron a la creación de estereotipos
autoinfligidos sobre la noción de una cultura latinoamericana "auténtica". Carpentier
encerró a Latinoamérica en un estereotipo del cual hoy en día difícilmente logra escapar al
sostener que la particularidad de Latinoamérica era lo real maravilloso. Carpentier tenía
como objetivo promover una identidad cultural que permitiera a Latinoamérica obtener el
fundamento adecuado para enfrentar a Europa de manera justa. Su estrategia, por otro lado,
suponía que la identidad cultural era homogénea y estable. Su ambicioso plan para combatir
el colonialismo cultural, que alineaba la cultura latinoamericana, menoscabó la región y la
dejó aislada del resto del mundo en "la tierra de la fantasía". Al defender una identidad
cultural, Carpentier y sus contemporáneos se negaron a que la identidad latinoamericana no
podía fundarse en un pasado local y homogéneo.
Según James Clifford, historiador, "no había retorno para nadie a la tierra natal; tan solo
observaciones de campo para su reinvención”(Clifford,1988,p.173). Aun cuando las ideas
de Carpentier influyeron extensamente en la producción literaria y artística de
Latinoamérica, otros teóricos y artistas se dieron cuenta de que identidad lo mismo que
homogeneidad produciéndose así un contrapunto desde la propuesta de Carpentier. El
escritor cubano, y otros teóricos europeos y latinoamericanos, defendían una cultura
latinoamericana pura y limpia; desde una vereda contigua algunos sostenían que los
encuentros culturales constituían la esencia de la identidad cultural en Latinoamérica. Esta
resistencia tuvo lugar, principalmente, en el Caribe e involucró a personas como Aimé
Césaire, Wifredo Lam, Fernando Ortiz. Cada uno de ellos se opuso a ser representado como
el otro exótico y se enfocó en la transculturación para reinventarse y representarse, cada
uno en el rubro al que dedico su vida. El surrealismo tuvo un papel importante en esta
transformación. El grupo de intelectuales latinoamericanos que impulsó este cambio de
perspectiva estuvo, y sigue siendo, cercano a las ideas de este grupo. Ante la mirada de
inferioridad provocada por Europa hacia las culturas ajenas a esta, el surrealismo encontró
importancia en la cultura latinoamericana, y apoyo a luchar contra esa concepción.
Se podría pensar que en este proceso existieron intenciones colonialistas, en cuanto a
explotación de la cultura latinoamericana con el fin de rejuvenecer la europea. Aun así el
contacto del surrealismo, específicamente con el Caribe, ayudó a los intelectuales de
Martinica, Haití e incluso Cuba a establecer una mejor recepción de los recursos exteriores,
y reforzaron la importancia de que la cultura local sobrepasa sus propios límites culturales y
geográficos, al punto de volverse universal. Esto último constituye una de las influencias
más importantes del surrealismo en Latinoamérica. El mecanismo ya estaba allí, como
veremos con Aimé Césaire, fundando un sistema literario en las Antillas francesas, pero la
propuesta de los intelectuales latinoamericanos era establecer a sus países como naciones
sin tener en cuenta la lucha por universalizar lo local. En esto el surrealismo fue
conduciendo a Latinoamérica, generando mentalidad más dictaminada por los parámetros
de la modernidad. Wifredo Lam lideraría este cambio, admirando a los surrealistas con sus
creaciones, y al conciliar lo local con la vanguardia.
El movimiento brasileño Antropofagia, al igual que Lam, afirmó que no era posible tener
una identidad basada en un pasado primitivo y luchó por dar legitimidad a la combinación
de diversos elementos en la cultura de su país. Mário De Andrade propuso un modelo de
cultura caníbal que se basa en los antecedentes, como las "curas europeas" y el "pasado
indígena", para crear algo nuevo después de absorber estos elementos. Entonces, Lam y el
movimiento Antropófago, además de otros intelectuales caribeños, tenían una visión de la
identidad como diferenciaciones en lugar de homogeneidad.
Estas modelaciones de conciencia llevan a una posiciones contrapuestas frente a la
clasificación en una identidad establecida, ya sea por las teorías euroamericanas como
latinoamericanas sobre la cultura del continente. La resistencia sugiere una identidad en
proceso de construcción, evitando la representación (entendida como ser representado por
alguien más), y promoviendo la constante reinvención del imaginario simbólico
latinoamericano. En El laberinto de la soledad (1950), Octavio Paz se refiere a
pensamientos similares respecto a México diciendo que:
"Lo que nos puede distinguir del resto de los pueblos no es la siempre dudosa originalidad
de nuestro carácter —fruto quizá de las circunstancias cambiantes—, sino la de nuestras
creaciones. Pensaba que una obra de arte o una acción con-creta define más al mexicano —
no solamente en tanto lo expresan, sino en cuanto, al expresarlo, lo recrean— que la más
penetrante de las descripciones.”(Paz,2000,p.145)
b) Realismo Mágico y lo Real Maravilloso
Entonces, podríamos entender ya sea el realismo mágico o lo real maravilloso, ambas son
estrategias literarias caracterizadas por la preocupación estilística y el interés particular.
Por su parte, el Realismo Mágico, se encarga de presentar lo común y cotidiano como algo
extraño o irreal. Es un tipo de literatura ficticia que se popularizó principalmente a través de
los novelistas iberoamericanos durante la segunda mitad del siglo XX.
El Realismo Mágico combina la realidad narrativa con elementos fantásticos y fabulosos
con el propósito de exagerar la aparente contradicción entre ambos. La táctica del escritor
es distorsionar la realidad al sugerir un ambiente sobrenatural sin separarse de la naturaleza.
Los personajes, las situaciones, los acontecimientos y los escenarios son reconocibles y
razonables, pero el narrador juega con ellos para provocar sorpresa.
La maravilla es la realidad, lo extraordinario deja de ser lo desconocido para unirse a lo
real. Así, lo natural logra volverse maravilloso, según el espíritu de esta idea. Se evitan los
efectos emocionales de escalofrío, miedo o terror causados por un evento inusual. De aquí
podemos desprender que también existe una gran conexión con el Surrealismo, dado que en
ambos enfoques hay un interés privilegiado por las alteraciones, las que pueden surgir
también en la realidad. En resumen, el propósito del Realismo Mágico es presentar la
realidad como si fuera mágica en lugar de presentar la magia como si fuera real.
A pesar de que autores que provienen de otras épocas y culturas como, Francois Rabelals,
Laurence Steme, Vladimir Nabokov y Günter Grass, también expresaron estas forma
temática en sus obras, el Realismo Mágico triunfó en la literatura latinoamericana durante
las décadas de 1960 y 1970, en un período en el que la palabra se convirtió en una
herramienta valiosa y manipulable debido al oscuro periodo de las dictaduras políticas.
Entre algunos líderes principales del movimiento encontramos a Miguel Ángel Asturias,
Carlos Fuentes, Julio Cortázar y Mario Vargas Liosa, pero principalmente Gabriel García
Márquez.
Lo Real Maravilloso, queda inscrito tanto en la obra De lo real maravilloso americano
como en el prólogo la obra de Carpentier, El reino de este mundo, escrita en 1949, donde
cuestionó si es que la historia de América Latina no era sino una crónica de lo maravilloso
en lo real(Carpentier,1967,p.7). En esta duda se origina el movimiento. Lo Real
Maravilloso combina drama y fantasía para mostrar nuestra cultura y las creencias de los
indios, dando un contexto muy original e irreal para otras culturas. Es la descripción de los
sucesos que trascienden lo racional y se integran en nuestra vida diaria, lo que para otras
culturas sería considerado mágico, sobrenatural o inverosímil.
c) Wilfredo Lam
Wifredo Lam (1902-1982), es un pintor cubano que alcanzo una reconocida fama
internacional. Es quien inicia una pintura que valora el mestizaje, haciendo una tregua
entre el modernismo occidental y los símbolos africanos o caribeños. Estuvo presente
en gran parte de los movimientos vanguardistas de su época como el cubismo, el
surrealismo, y Cobra; un grupo que reaccionaba en contra de lo rígido en la abstracción
geométrica; siendo guiado por ideales de libertad, buscaba aquellos espacios que
favorecían una entrada al inconsciente o y viajar por lo maravilloso, llegando a utilizar
en sus obras técnicas de automatismo gráfico. A pesar de su búsqueda espontánea e
independiente debe enfrentarse a los problemas de su época, por lo que, al igual que su
amigo Aimé Césaire persigue una lucha común: “pintar el drama de su país, la causa y
el espíritu de los negros”. Inventó así un lenguaje propio, único y original, para
“defender la dignidad de la vida » y “saludar la Libertad”.
(https://www.wifredolam.net/es/biografia.html)

La jungla (1943). Wifredo Lam. Aguada en papel montado sobre


lienzo. 239,4 x 229,9 cm. MOMA. Nueva York, Estados Unidos.

Es un artista que despliega con mucha gracia su tradición cultural, demostrando su


conocimiento de un mundo rebosante de creencias religiosas múltiples, que conviven con
otras líneas ritualistas como la santería. La aparición de figuras irreconocibles, surreales; la
utilización de motivos tribales; y la naturaleza americana representada por las cañas de
azúcar, dan a entender un vínculo entre el hombre y su relación con la naturaleza, pero
también con lo sobrenatural.
Llegaría a ser amigo íntimo de los cubistas y surrealistas más connotados, con su influencia
pudo llegar a convertir su obra en una expresión pictórica única, de presencia auténtica. Es
en esta época cuando las vanguardia empiezan a añadir elementos primitivistas y populares
de culturas foráneas en sus obras. Lam no recurre a esa necesidad, porque la esencia
latinoamericana la lleva en sí mismo.
En el cuadro La jungla, vemos una síntesis genial de esa combinación entre la
configuración europea, plasmada mediante figuras geometrizadas, irreales, oníricas, así
como biomorfismos; figuras de seres ficticios; junto a la manifestación de la cultura y
religión afrocubanas. En Europa se lo llega a considerar como obra inédita realizada en el
campo del arte plástico proveniente de Latinoamérica.
Picasso queda encantado con Lam durante un encuentro que tuvieron en Francia entre 1938
y 1941, introduciéndolo al mundo de los artistas más famosos. Lam conquistaría sus
apreciaciones por su talento y carisma. Fue a París con la intensión de permearse con la
cultura y terminó dejando su legado en la ciudad y el resto de Europa, así como
mundialmente.

Huracán (1946). Wifredo Lam. Óleo y yute. 218,5 x 198 cm. Museo Nacional de
Bellas Artes de Cuba, La Habana
Alejo Carpentier escribo para la Gaceta del Caribe en 1944, acerca de los últimos cuadros
pintados por Wifredo Lam en su país natal: “Todo lo mágico, lo imponderable, lo
misterioso de nuestro ambiente, aparece revelado en sus obras recientes con una fuerza
impresionante. (...) Hay creación en función del ambiente. La realidad y el sueño se
confunden. La poesía y la plástica se hacen una. Hay atmósfera de mitos y de color,
plenamente original. Hay mundo propio.”(Carpentier,1944)
Wifredo Lam creó Huracán en 1946, luego de una travesía a Haití en la que se encontró
con el vudú, una de sus obras maestras. Esta hermosa pintura tiene la capacidad de conjugar
o sintetizar la completitud de búsquedas que el artista había hecho hasta entonces; logra
mostrar de ingenio y la capacidad enseñarnos la profundidad emocional presente en su
trabajo.
En Huracán se condensan características interesantes, como el misterio antes de un
estallido de emociones, un momento calmo, pero donde todas los componentes disruptivos
vienen precipitándose. Las fuerzas vivas de la naturaleza se alistan en el ojo del ciclón antes
de desencadenarse. Se representa en esta pintura a los dioses del panteón yoruba como
seres que estrechan lazos con la flora y la fauna, conectándose por medio de una especie de
“cordón umbilical”, que según el semiólogo y critico cubano Desiderio Navarro: “La
conexión anatómica indirecta mediante cordón nos dice que los diversos seres divinos,
humanos y animales son unibles, nos sugiere la unidad sustancial de esos seres vivos y, por
esa vía, significa la unidad de la vida”(Navarro,1986). La obra de gran tamaño pintada
sobre yute, una planta que tiene una composición fibrosa, nos hace espectadores de la
nueva representación de lo americano, desde la visión de Lam. La paleta de colores está
determinada por la sobriedad, limitándose mayormente a usar matices de un solo color, a
diferencia de en La jungla.
El sincretismo producido en una dimensión que evoluciona y se transforma, y donde lo real
y lo maravilloso diariamente se confunde, es lo que otorga a Wilfredo Lam una sustancia
que labrar. Esta le ayuda a alejarse del realismo mágico y el surrealismo, dando paso a un
modo único de interpretar la realidad.
Bibliografía
 Leo Rauch. About America and its original culture (1988). Indianapolis: Hackett
Publishing Company, p.85.

 Alexander von Humboldt, American Letters. Transit: Latin American art at the
university gallery University of Essex 2002, p.20.

 Stuart Hall, “Créolité and Creolization” (conferencia, Platform 3, Documento 11, 11


de junio del 2003). Obtenido de
http://www.Documenta11.de/data/english/platform3/index.html

 James Clifford, The predicament of culture: Twentieth-century ethnography,


literature, and art (Cambridge: Harvard University Press, 1988), p. 173.

 Octavio Paz, El laberinto de la soledad (Madrid: Ediciones Cátedra, 2000), p.145.

 Alejo Carpentier. El reino de este mundo (1949) Compañía General De Ediciones,


S. A. Colección Idas, Letras y Vidas 1967, p. 7.

 https://www.wifredolam.net/es/biografia.html

 Alejo Carpentier. "Reflexiones sobre la pintura de Wifredo Lam". Gaceta del


Caribe (La Habana), julio 1944.

 Desiderio Navarro. "Lam y Guillén: mundos comunicantes". Sobre Wifredo


Lam (La Habana) Editorial Letras Cubanas, 1986.

 Imágenes obtenidas de http://www.wlam.cult.cu/cacwifredolam.html?


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