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p o r A ngel S chindel
4 G iuliani F onrouge , Derecho financiero, vol. II, p. 1201, y bibliografía allí citada.
Este criterio no es compartido por G arc Ia B elsunce, El ahorro obligatorio, en “Enfo
ques”, p, 235 y siguientes.
PARTE GENERAL 567
Lecciones, p. 171.
5 S áinz de B ujanda ,
6 V illegas, Curso de finanzas, 4* e d ., p. 6 8 .
7 V illegas, Curso de finanzas, 8* e d ., p. 1 54.
8 Ferreiro L apatza, Curso, 3* ed., p. 169,
568 DERECHO TRIBUTARIO
dos en pugna con las limitaciones que, en tal sentido, establece el régi
men legal argentino sobre el tema14. Volveremos sobre estos aspectos
al tratar las tasas en particular.
Siguiendo la distinción efectuada por G riziotti sobre: a) los diver
sos tipos de necesidades -individuales, colectivas y públicas- por un
lado; b) la posibilidad o no de atribuir y cuantificar los servicios para
asignarlos a un sujeto determinado -divisibles o indivisibles-, y c) la
coactividad o voluntariedad de su demanda, G a r c ía B elsunce efectúa
la siguiente clasificación de relación entre el tipo de necesidad y dos re-
cursos-parafinanciarlos: 1) cuando la necesidad es colectiva, divisible y
de demanda voluntaria, el recurso con el que se la financia se llama^
“precio; público” o político; 2) cuando la necesidad es pública, divisible
y de demanda coactiva (uso real o presunto) el recurso con el que se fi
nancia se llama ‘-‘tasa”, y 3) cuando la necesidad es pública, indivisible
y de demanda coactiva el recurso con el que se financia se llama ‘‘im
puesto”15.
Si bien, en principio, la referida clasificación puede servir para el
^ diseño de la política fiscal/podría ocurrir que, con criterio político, de
terminada necesidad pública-y divisible se -decida financiarla con un im
puesto y no por medio de una tasa/ Por otro lado/srel monto recauda
do en concepto de una tasa excede notoriamente el costo del servicio; d
excedente tendría naturaleza de im puest^ver § 86, a y b).
De allí que muchas veces resulta difuso el límite entre unas y otras
especies, pues en los hechos se desdibuja el criterio conceptual que los
tributaristas solemos tener, ya sea a priori o por no mediar un riguroso
análisis científico. Es algo parecido a la distinción entre impuestos di
rectos e indirectos. Todos sabemos de qué estamos hablando, pero no
nos resulta fácil definir los conceptos con rigor científico (ver § 85, c).
En. economía financiera •se admiten ftanto el principio de capacidad
contributiva ;como el rdel beneficio para justificar un reparto equitativo^
de la carga tributaria entre los sectores obligados.
El elemento escogido por el legislador puede ser insuficiente para
justificar la distinción desde el punto de vista jurídico. Mientras que
usualmente Iospimpuestos, se conciben en" función del principio-de la.ca-
pacidad,coHtributiva, las otras dos especies suelen basarse,: aunque no
necesariamente? en'el principió del beneficio. Desde ya-que el princi-
piodel benefició lleva implícito al otro, pues la aplicación de un tributo
en función de este principio, sólo. .es. posible si hay capacidad, para
afrontarlo.
16 Obsérvese que estamos frente a un impuesto y no una tasa o una contribución espe
cial. El automovilista que no sale de su ámbito urbano y alrededores puede estar contribu
yendo a la construcción o mantenimiento de remotos caminos, probablemente de baja densi
dad de tránsito y que seguramente nunca habrá de utilizar. Distinguir sí el tributo se basa
en la regla del beneficio o en el de la capacidad contributiva es poco menos que imposible.
17 Jarach , El hecho imponible, 3* ed ,, p. 8 7 .
i* G arc Ia B elsunce (coord.), Estudios de derecho constitucional tributario, p. 334.
19 G onzález G arcía - L ejeune V alcárcel, Derecho tributario, p, 173.
20 Ver Stiglitz, Economía del sector público, p. 97 y siguientes.
PARTE GENERAL 573
Ante las dificultades para definir/'capacidad contributiva”, como
“expresión de equidad, se la reconoce por medio de sus manifestaciones.
Dichas manifestaciones o exteriorizaciones son.lá renta, el consumo y el*
patrimonio. XDe.-allfqúélbs sistemas tributarios se estructuran mediante
tributos-qué-alcanzan las referidas expresiones de capacidad contributiva.
Ya anticipamos qu/en;losimpuestos la capacidad contributiva cóhs-^
^ifuye su justificáción rélévahte o causa económica21. En efecto, la
capacidad económica, directa-inmediata (renta, patrimonio) o indirecta-me
diata (consumos) es escogida por el legislador al establecer el respectivo
hecho imponible.
SinJa ley no puede haber tributo. Todo tributo requiere inexora
blemente una ley (ver § 51 y 52, d). Sin la capacidad no podría=subsis--
tir. De allí que el-principal desafío.del derecho-tributario moderno.es la-
compatibilizaeión de los principios de legalidad con él dé capacidad con
tributiva* a los que cabe agregar el principio de seguridad jurídica22.
Empero, si las tasas y las contribuciones también requieren la exis
tencia de capacidad contributiva, cabe preguntarse si desde la perspecti
va de esta última hay diferencia entre las distintas especies.
. En las tasas y en las contribuciones; la capacidad económica es imá
condición necesaria pero no suficiente^.- El; legislador no debería esco
gen aplicar una- tasa-simplemente- porque. se ha exteriorizado tal capacr-
dad.i VL4 razóny.justificación es otra: el servicio o la actividad que be-
neficÍAval sujeto./ Aunque se brinde ei servicio y se cumplan las dorias*
condiciones'para imponer una tasa o una contribución, si no hay capad-'
dad para afrontaf ertributo, la-tasa-no podría ser aplicada/
En este sentido, S áinz d e B ujanda señala que la estructura propia
del hecho imponible, en cada especie tributaria, permite dar mayor o 4
menor efectividad al principió dé capacidad contributiva: “En el impues
to,. esas- posibilidades alcanzan su punto más alto; en las tasas, por el
egatoBWKiSU-Twntamáfebajo”.; Considera innecesario explicar las difi
cultades técnicas que se generan por ello23.
- Por lo éxpüésto, sólo podrían obligados al pago de una tasa
quienes: =*®ál;;opjitéñciálméhté^4^5fi^^
opacidad para- afrontar str pago.
absoluto y ello dependerá en buena medida del fin para que se utilice
tal clasificación.
a) E n f u n c ió n d e l e n t e qu e e j e r c e e l po d er t r ib u t a r io . Una pri
mera clasificación, aplicable a los tributos en general, puede efectuarse
en función del ente que, ejerciendo su poder tributario, recauda el tributo
de que se trate. Nos encontramos así, dentro.de las fronteras de un país,
con tributos] nacionales o federales; tributos provinciales, estaduaies, re
gionales (en España, autonómicos) o cantonales, según la denominación
propia de cada país y tributos locales (distritales o condales, municipales,
o similares).
Una de las facultades más importantes de un Estado soberano ó sus
subdivisiones políticas es el ejercicio del poder tributario. De ahí que,
según la respectiva organización política, la recién descripta es la clasi
ficación más tradicional en función de cuál es el nivel de gobierno que
ejerce el poder tributario.
El ejercicio del poder soberano lleva implícita también la facultad
de negociar convenios con otros Estados soberanos e, inclusive, la posi
bilidad de delegar poder tributario en entes supranacionales: En la Co
munidad Europea hay antecedentes de gravámenes supranacionales por
lo que no es impropio agregar a la enumeración descripta la de “tributos
supranacionales”31.
b) E c o n ó m ic a . Cuando se trata de fines estadísticos o comparati
vos y, particularmente para los estudiosos de la economía del sector pú
blico y de las finanzas públicas en general, las clasificaciones se basan
en la manifestación de capacidad contributiva recogida en el respectivo
hecho generador. De este modo tendremos impuestos sobre las mani-
festaciones~aceptádás de capacidad contributiva, esto es sobre los'ihgre-
sos, sóbre los consumos y sobre ios patrimonios, a los que cabe agregar
otros tributos, cuyo particular hecho imponible justifica su clasificación
independiente como los que alcanzan al cgpsi^o^GXteiioi;?-li»í>«Mííri-
- hucirm esdesiy Miriitfi«nciaf v otros tales como los que recaen sobre la
..circulaCióff^deíiquezá y similares.
Merece destacarse el trabajo preparado por el Programa de Tributa
ción de la OEA denominado “Clasificación de los ingresos tributarios”,
difundido y utilizado en el ámbito interamericano con fines de compara
ciones estadísticas y que ha inspirado otros esquemas clasificatorios,
como el más difundido del Fondo Monetario Internacional32.
Desde el punto de vista estrictamente jurídico, dicha clasificación
no es relevante, aunque sin duda es una herramienta fundamental para el
37. D e r e c h o i n h a l a r ¡o . [ - 1.
578 DERECHO TRIBUTARIO
cado pueden aconsejarle absorber parte del gravamen a fin de evitar que,
traslación mediante, su mercado se reduzca en función de las caracterís
ticas más o menos elásticas de la demanda.
No obstante las disquisiciones precedentes y la suerte de abandono
por la doctrina de la distinción entre impuestos directos e indirectos, por
estar en cierto modo superada, en tanto no se altere nuestro texto consti
tucional, los tributaristas continuaremos teniendo el trabajo de clasifi
car los impuestos entre directos e indirectos conforme las pautas co
mentadas.
d) E n FUNCIÓN Í>E LAS CARACTERÍSTICAS O FACETAS DEL HECHO IMPO- •
i niele . Es usual que las clasificaciones se basen en alguno de los ele
mentos o facetas del hecho imponible. Las clasificaciones y variedades
que se irán comentando se refieren a dichas características o facetas.
Habremos dg^encontrarnos, en muchos casos, con impuestos para
los cuales el intento de encasillamiento puede ser dificultoso. No obs
tante, entendemos que para el tributarista estos intentos son útiles, pues
contribuyen a facilitar la comprensión y alcances del elemento funda
mental de su razón de ser: el hecho imponible.
1) -R&ujes^itrPBRsoNALES. Toáoslos tributos exteriorizan.entresus *
caract^rísticas y particularmente en su hecho imponible, tanto aspecto'»
sjubjetíyos-cqmo reales u objetivos. En efecto, el hecho imponible que
se vincula al sujeto activo de la obligación tributaria se atribuye siempre
a algún sujeto pasivo, que es quien deberá afrontar el pago del tributo.
Aunque la ley pueda no mencionarlo, siempre hay un sujeto pasivo y,
por ende, un aspecto subjetivo.
Sin embargo, la distinción entre “reales” y “personales” suele ser
de utilidad para el analista tributario.
Impuestos personales son aquellos en los que el hecho imponible
contempla^ aspectos o facetas relativos al sujeto^ contribuyente. Un tri
buto personal por excelencia sería la “capitación”, es decir, aquel en el
cual todos los habitantes pagan la misma suma “por cabeza”, sin distin
go. Si bien esta forma de imposición se utilizó en la antigüedad, rea
pareció recientemente con el poli tax británico. Este último, como otras
experiencias con impuestos similares, tenía algunos aspectos materiales
que matizaban la pureza de su “subjetividad”37.
Cuando' el' hecho: imponible ,se ^refiere a elementos objetivos, cón
prescindencia (te las características personales del sujeto:obligado, al págo,
estaríamosfrente a un impuesto "real”. Es más, hasta podría no exte
riorizarse en la norma legal quién es el sujeto pasivo. En las viejas or
denanzas de aduana de la Argentina se definía el hecho imponible con
tas progresivas para las personas físicas. Los primeros suelen conside
rarle habitualmente cómo regresivos; pueblos impuestos generales sobre'
los .consumos inciden; en mayor medida, sobre las clases de menores re--
cursos-que^lftSMnan-lartotal iriad o casi aotalidad^del ingresó al -consumos
En cambior las clases de mayores recursos tienen capacidad de ahorro y,
porendef íade diferir el consumo en el tiempo;-*por lo que resultanpro-
porcionalmente meno!! incididas por el tributo., He ahí un típico im-
pu*sto:regresivó. En cambio, el impuesto personal sobre la renta o el
inqiuesto pemonaral .gasfn42rporTtomar en-co'nsidéracidlf atribütós per- *
sonales; como la posibilidad dé no gravar mínimos indispensables a ni- “
velrde subsistencia, unido -generalmente en función del tamaño de la
familia-ca^la raplicaciómde 'alícuotaS progresivas-,-es-ufr-gravamen pro
gresivo. Pero también lo es un impuesto sobre el patrimonio neto, aun
que se aplique con alícuotas proporcionales, dado que grava en mayor
proporción a las clases de mayores recursos, Dél 'mismo modo, aunque
el~4mpvmto: sobiriiRá réhtá personal se estructure con alícuotas propor-
cionaJc8wno-deja'de;serprogres»vOí-si-bien-el-gradode-suprogresividad
.pMe<ie;.sgrsmenor, comparada con uno similar con alícuotas crecientes.
Conforme se puntualizara, cabe agregar que, en función de las pro
porciones en que se estructura un sistema tributario entre impuestos
progresivos (renta-patrimonio) y regresivos (consumos), estaremos fren
te a un sistema progresivo o regresivo, según el caso.
2) Reiación del tributo con lá báse de cálcuixí. * De la citada relación
emerge la siguiente subclasifícación.
a) sEijos.i Los impuestos fijos se establecen como^unafcuantía a*
¡pagarnonnalraénte sin referencia a la base de cálculo. Eran
en el pasado, pero se los ha ido reemplazando por
rem, es decir, aquellos en los que la suma-a-ingresar al fisco surge de la
aplicación de una alícuota sobre una determinada base de cálculo.
Estos últimos, si bien son más. complejos, implican una flexibilidad im
plícita a los cambios en las respectivas bases de cálculo y, por ello, se
adaptan mejor como instrumento de política fiscal para gravar la respec
tiva manifestación de capacidad contributiva.
b) Prbporcidñales!' La relación de la alícuota con la báse dé cálcu
lo puede ser- fija, con lo cual estaríamos frente a un impuesto proporcio
nal, que es la forma utilizada usualmente para los impuestos sobre los
consumos. Dichos impuestos, no obstante, son regresivos, aunque pue
de atenuarse tal regresividad utilizando distintas alícuotas según el ma
yor o menor grado de exteriorización de capacidad contributiva que el
42 Nos referimos al impuesto sugerido por K aLdor (El impuesto al gasto, en gene
ral) y en el informe de la Comisión Meade (Estructura y reforma de la imposición direc
ta, p. 291).
PARTE GENERAL 585
consumo de los bienes afectados revele. Así, los artículos considerados
lujosos se pueden gravar con alícuotas superiores, mientras que aquellos
de primera necesidad pueden alcanzarse con alícuotas menores o ser
eximidos del tributo.
c) Progresivos. Cuando la magnitud del impuesto varía, general
mente en forma creciente con la base de cálculo, de modo que el gra
vamen sea proporcionalmente mayor a medida que crece aquélla, nos en
contramos con impuestos con alícuotas progresivas. Esta progresividad
en la relación entre la base de cálculo y el impuesto final puede lograrse
por diversos medios -por tramos, por escalas, por deducción en lá báse,
mediante una función continua, así como por la combinación de algunos
de ellos-, sobre los que existe profusa literatura, si bien la progresivi
dad pior escalas es la más difundida43.
Desde el punto de vista estrictamente jurídico, la discusión de si un
impuesto con alícuotas progresivas puede cumplir con criterios de pro
porcionalidad, como el que se establece en los arts. A° y 75, inc. 2, de la
Const. nacional (referido a que las contribuciones que imponga el Con
greso deben ser equitativas y proporcionales a la población), es un tema
que ha sido adecuadamente interpretado por la Corte Suprema de Justi
t cia (ver § 56).
f) O rdinarios y extraordinarios . La clasificación se refiere al ca- *
irácter permanente o transitorio del tributo de que se trata. Mientras que
los permanentes no tienen límite de tiempo, los transitorios tienen un
I lapso de duración determinado, aunque las restricciones temporales
f para impuestos extraordinarios, como las que establece el art. 75,
r¿
inc. 2, de la Const. nacional, no impide que tiendan a perpetuarse
(ver § 128 a 134).
g) F inancieros y db ordenamiento . Se refiere V illegas a esta dis
tinción44, aunque minimizando la importancia que le asignaran autores
como G erloff45.
Mientras que los financieros tienen por objeto fundamental la re
caudación, los de ordenamiento son aquellos que persiguen, fundamen
talmente, fines extrafiscales (ver § 82).
31 B ulit G oñi, Tasas y precios públicos, informe como relator nacional para las
“XV Jornadas Latinoamericanas de Derecho Tributario", Caracas, 1991, en “Ponencias",
p. 1 y ss., y en “Derecho tributario”, t. IV, p. 1.
32 Shaw, Tasas y precios, informe del relator general, “ X V Jornadas Latinoamerica
nas de Derecho Tributario”, Caracas, 1991.
33 V illegas , Verdades y ficciones en torno a l tributo denominado “tasas", “La In
formación”, XXV-5; y Curso de finanzas, 4* ed., p. 91 a 93.
54 V ill eg a s , Curso de finanzas, 8“ e d ., p. 177,
PARTE GENERAL 589
84 En efecto, el voto del doctor N e g r i , suscripto in totum por los otros cuatro miem
bros del tribunal, dice: “A tal óbice -en mi opinión decisivo- cabe sumar el referido al tri
buto, toda vez que, como señala el citado funcionario y surge de la pericia efectuada, el
monto de la tasa en cuestión no guarda proporción con el costo del servicio y determina la
absorción de una parte sustancia! de las ganancias razonablemente previstas, es decir, en
su aplicación al volumen o giro patrimonial del contribuyente resulta confiscatorio (causa
I. 1243 cit.) afectando el derecho de propiedad y la libertad de trabajar y comerciar invo
cados por la firma actora” (SCBA, 5/7/96, “Tapera Arteche SCA c/Municipalidad de Mag
dalena”, LLBA, 1996-772),
85 S áinz de B ujanda, Lecciones, p. 182.
8 6 M a r t i n , Introducción, p. 202; G a r c I a B e l s u n c e , Impuestos y tasas municipales,
en “Temas”, p. 217.
87 V illegas, C u r s o d e f in a n z a s , 8‘ ed., p. 194.
PARTE GENERAL 599
privado, sigue siendo actual su pensamiento: “No es ocioso, aunque parezca ajeno al tema,
recordar una vez más que a menos que se quiera tener un Estado rico en un país pobre,
debe detenerse y comenzar a revertirse el proceso de aumento de la presión tributaria glo
bal (incluyendo tributos nacionales, provinciales y municipales, contribuciones paraestata
les, fondos de previsión y seguridad social, obras asistenciales, etc.), disminuyendo el ni
vel de gastos públicos mediante una verdadera reestructuración del sector público de la
economía, para lograr a la vez que su racionalización y eficiencia, el crecimiento sosteni
do del sector privado, base insustituible del progreso económico y el bienestar social de la
civilización occidental".
94 G i u l i a n i F o n r o u g e , Derecho financiero, vol. I, p. 328.
sas industriales es una contribución especial “porque si bien persigue fines de interés
nacional beneficia en particular las actividades empresarias industriales, mediante investiga
ciones tecnológicas y asistencia médica”, agregando que “las empresas obligadas a pagar
la contribución especial... no lo hacen en beneficio de un grupo distinto o de las necesida
des generales del Estado sino a favor de una actividad de éste que interesa particularmente
al sector a que pertenecen. En esas condiciones, la formación de la categoría de contri
buyente, asf como la manifestación de la riqueza elegida como materia alcanzada por el
tributo, no pueden considerarse arbitrarias o carentes de razonabilidad, no adviniéndose
entonces que la contribución importe un propósito persecutorio en detrimento de determi
nado grupo, con lo que se violaría la regla constitucional de igualdad, no se afecta tampo
co el principio de generalidad de ella derivado” (CNContAdmFed, Sala II, 9/6/81. “Pol,
Ambrosio y Cía. SACEI c/Fisco Nacional-DGI-”, “Impuestos” 1981-B-1825). Por el otro
lado, la Corte de Justicia de Salta declaró inconstitucional una contribución establecida
por la Municipalidad de El Quebrachal por considerar que “la certeza de que el tributo im
pugnado se trata de un impuesto aparece patente a poco que se examine el texto de la or
denanza 26/95, de la que en modo alguno surge que la gabela creada esté vinculada con la
realización de alguna actividad estatal. Ello conduce a descartar de plano la posibilidad
de que el tributo impugnado se trate de una ‘tasa’ o de una ‘contribución de mejoras’, ya
que en ambos casos la actividad estatal constituye presupuesto esencial para la legalidad”
(CJ Salta, 12/2/98, “Liag Argentina SA", LL, 1998-D-859, 40.577-S, y LLNOA, 1998-3-48).
96 P é r e z R o y o , Derecho financiero y tributario, p . 1 1 1 .
97 M ontero T raibel, D e r e c h o tr ib u ta r io m o d e r n o , p. 2 0 9 .
PARTE GENERAL 603
117 VALpés CosTAjdice que “por la circunstancia de que sean prestaciones a favor de
entidades que no integran la estructura estatal, debe; dárseles una .denominacióndistinta^
de la de tributo^. Esta denominación debe reservarse para los ingresos públicos, los que
están sometidos a un régimen jurídico propio, relativo a su creación, administración, em
pleo, privilegios, exoneraciones, contencioso, etc., precisamente por ser recursos del Esta
do. Este régimen en principio no es aplicable a las obligaciones a favor de otros entes
jurídicos, aunque sean prestaciones pecuniarias creadas también por ley. Nada obsta, sin
embargo, a que el legislador extienda total o parcialmente aquel régimen a estas otras
obligaciones, pero ello requiere texto expreso, y que esa extensión sea constitucionalmente
posible" (Curso, p. 215).
118 El texto de la norma constitucional es el siguiente: "El Estado otorgará los be
neficios de la seguridad social, que tendrá carácter de intégral e irrenunciable. En especial,
la ley establecerá. el seguro social obligatorio, que estará a cargo de entidades naciona
les o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los interesados
con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones
y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia;
la compensación económica fam iliar y el acceso a una vivienda digna".
612 DERECHO TRIBUTARIO
128 G iuliani F o n r o u g e , Derecho financiero, vol. II, p . 1 1 1 2 . Las causas que men
ciona son CSJN, 7 / 4 / 5 7 , “Colegio de Médicos de Rosario c/Sialli”, Fallos, 2 3 7 : 2 9 7 , y
SCBA, 1 2 / 1 1 / 5 7 , “Banco de la Provincia de Buenos Aires c/Di Niro”, JA, 1 9 5 8 - 1 1 1 - 1 4 3 .
129 CSJN, 26/6/86, “Ferrari, Alejandro M. c/Nación Argentina”, Fallos, 308:987.
Ver P érez C olman , Consejos y colegios profesionales argentinos, en Colegio de Abogados
de la Provincia de Buenos Aires - Colegio de Abogados de San Isidro, “La colegiación le
gal en los fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: de Sogga a Cadopi”, p. 1.
130 CNContAdmFed, Sala I, 23/2/92, “CPACF c/Perucchi, Héctor", ED, 153-414;
id., Sala III, 20/2/92, “CPACF c/Barbante, Aldo", no publicado.
PARTE GENERAL 617
(
sólo aquellas actuaciones referidas al ejercicio de su cometido se rigen
supletoriamente por normas del derecho público, y que las cuotas que
percibe de los abogados en él matriculados no poseen el carácter de una
contribución parafiscal. Juzgó la Cámara que las cuotas sociales del
CPACF integran la esfera de los medios financieros de esa peculiar per
sona jurídica, y que no poseen el carácter de una prestación parafiscal.
C orti disiente con este criterio, dado que, a su entender, “el CPACF no
es una sociedad o asociación profesional sino una entidad pública no es
tatal, cuya colegiación es obligatoriamente impuesta por la ley y sus
funciones principales no son privadas o sociales sino públicas, en tanto
ejercen por delegación el poder de policía de la profesión. Por ende
sus ingresos (matrícula, derecho fijo) son también públicos, en estricto
¡
derecho contribuciones paratributarias o parafiscales y sustantivamente
tributarias, en tanto prestaciones patrimoniales coactivas o impuestas go
bernadas por el principio de reserva de ley y una acotada delegación le
gislativa a favor de la asamblea de delegados”13'.
Cabe señalar que tanto las cuotas de inscripción y anual que abonan
los abogados matriculados como el derecho fijo que se debe pagar al
iniciarse o contestarse cualquier acción judicial, sobre la base de una
proporción de la tasa de justicia, son recursos previstos en la ley
23.187. Sin embargo, la delegación en la asamblea de delegados de la
facultad de fijar el monto de tales contribuciones estaría en pugna con
el requisito de legalidad formal exigible para cualquier tributo.
2) O tras contribuciones. Cabe mencionar que, dentro del contexto
de las contribuciones especiales y de lo que se ha denominado “parafis-
calidad”, suele haber auténticos tributos para fines diversos. En la
Argentina fueron relativamente importantes las contribuciones de regu
lación económica de distintas actividades, muchas de las cuales fueron
derogadas o suprimidas, ya sea a comienzos de la década de 1980 como
a partir de 1991.
Entre las de fomento cabe mencionar las destinadas al Fondo Na
cional de las Artes y al Fondo de Fomento Cinematográfico.
Remitimos al lector a la completa enumeración que efectúa Giu-
liani F onrouge, y actualizada por N avarrine y A sorey1 3132.
b) E mpréstítos :fó rzo so s .:j A horro o b lig a to r io . Ya hemos adelan
tado la opinión de la doctrina sobre los empréstitos forzosos (ver § 82).
Con la denominación de “ahorro obligatorio” se aplicaron en la
Argentina tributos (leyes 23.256 y 23.549) que, por sus características,
excedían -a nuestro juicio- lo que sería un empréstito forzoso. En
propósito se verla prácticamente burlado de tolerarse una devolución que -a mérito de una
simple operación matemática-, no alcanza a representar, según valores constantes, el 5%
de las cantidades ingresadas. Agregó que la ya reconocida naturaleza tributaria de la
obligación impuesta por el Estado mediante la ley 23.256 -con su consiguiente necesaria
sujeción a ¡os principios constitucionales de la tributación que vedan la posibilidad de que
la prestación requerida sea confiscaloria-, otorga, en ese aspecto, tutela al derecho de pro
piedad. Sin embargo, este derecho no alcanzaría resguardo suficiente si, en relación al
restante extremo del particular régimen en análisis, se llegara a convalidar en la restitu
ción legalmente ordenada una desproporcionalidad de tan significativa magnitud. En
efecto, asf como la obligación tributaria que impone el régimen en análisis encontraría re
paro constitucional en la medida en que produjera una absorción por parte del Estado de
una porción sustancial de la venta o el patrimonio del sujeto obligado, esto es, superior al
33%, idéntico límite se debe imponer en lo que atañe a la restitución a cargo del fisco, en
relación a las sumas ya ingresadas, puesto que, de lo contrario, se haría ilusorio el dere
cho a la integridad del crédito del contribuyente y se produciría una exacción confiscaloria
que en términos categóricos veda el art. 17 de la carta fundamental’’.
PARTE GENERAL 623