XV JORNADAS LATINOAMERICANAS
DE DERECHO TRIBUTARIO
(CARACAS, 1991)
TASA Y PRECIOS PUBLICOS
PONENCIA DEL PERU
INTRODUCCION
Sometemos a consideración de las XV
Jornadas Latinoamericanas de Derecho
Tributario como Relato Nacional del Perú
en el Tema Jurídico el presente trabajo
denominado Tasa y Precios Públicos.
Para tal fin hemos tomado en conside-
ración las directivas formuladas por el
Relator General Dr. José Luis Shaw.
El trabajo tiene el siguiente orden:
1. El Recurso Tributario
2. Clasificación de los Tributos
3. La Tasa
3.1 Principios Constitucionales apli-
cables
4. Los Precios Públicos
*
Ponencia peruana
ALFREDO VIDAL HENDERSON *
ENRIQUE VIDAL HENDERSON
MIGUEL MUR VALDIVIA
5. Elementos tipificantes de las Tasas
frente a los Precios Públicos
5.1 Fuente de la Obligación
5.2 Causa de la Obligación
5.3 Obtención de Ventajas
5.4 Demanda del Servicio o Voluntad
del Obligado
5.5 Divisibilidad del Servicio Público
5.6 Naturaleza del servicio prestado
5.7 Destino de los ingresos y la regla
de la razonable equivalencia.
5.8 Otros elementos de las tasas y
precios públicos y la trascendencia
jurídica de su distinción.
6. Conclusiones
7. Recomendaciones
1. EL RECURSO TRIBUTARIO
Son diversas las definiciones ensayadas
sobre los ingresos del Estado, que ge-
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neralmente vinculan a éstos con la satis-
facción de ciertas necesidades públicas.
Como bien apunta Giuliani Fonrouge,
los actuales requerimientos del Estado
son múltiples, no estando relacionados
muchos de ellos con la función pública
que éste ejerce.
Para el Derecho Financiero moderno, el
recurso público no tiene una finalidad
exclusivamente fiscal, pues en la medida
que el Estado ha ido asumiendo nuevas
funciones, los ingresos destinados a su
financiamiento han llegado a constituir
instrumentos extrafiscales o mecanismos a
través de los cuales se interviene en la
economía.
Existe una variedad de criterios para la
clasificación sistemática de los recursos
públicos, la que en la mayoría de casos,
responde al derecho positivo de los paí-
ses.
Tradicionalmente, los recursos fiscales
se dividen en “Originarios” y “Deriva-
dos”, siendo inmediatos u originarios
aquellos que provienen de bienes patri-
moniales del Estado y derivados los que
se obtienen por exigencia a los particula-
res mediante el ejercicio del Poder Tribu-
tario.
Tal como recuerda Oría, el vocablo
“tributo” poco tiene que ver con el signi-
ficado con que este término fue utilizado
en la antigüedad. La idea de que el tributo
constituye un pago que se efectúa a cam-
bio de la protección que brinda el Estado
está totalmente superada, pues este tipo de
gravamen es o una fuente de financia-
miento estatal o una regla de ordenamien-
to en nuestra Economía. (1)
En el Código Tributario Peruano no
existe norma que defina el concepto de
tributo, habiéndose apartado este texto de
las fuentes y antecedentes que inspiraron
su formulación.
Cabe recordar que este concepto se in-
tente definir en el Anteproyecto elabora-
do por el maestro Jaime García Añoveros
y en el trabajo sustitutorio de Carlos
Llontop Amorós (2), documentos que
constituyen antecedentes históricos del
Código Tributario del Perú.
Aunque hubiese sido deseable que
nuestro ordenamiento recogiera alguna
definición, es evidente que el legislador
peruano ha preferido, para los casos
en los cuales la naturaleza del grava-
men reviste incertidumbre, delegar en la
jurisprudencia el afinamiento del con-
cepto.
En este sentido el tribunal Fiscal ha
resuelto diversos casos relativos a la dife-
rencia entre tasas y precios públicos, que
según lo expresado por Villegas es uno de
los más intrincados problemas del De-
recho Tributario. (3)

(1) Sr. Oría: Finanzas 1948, Tomo 1, Págs. 415 y 416.

(2) Anteproyecto del maestro Jaime García Añoveros:
“Art. 2.- Son tributos las prestaciones impuestas con el objeto de procurar un ingreso a los entes
públicos”.
Proyecto Sustitutorio del Dr. Carlos Llontop Amorós:
“Art. 12. - Tributos son las prestaciones en dinero o en especie que las personas están obligadas a pagar
al Estado y otros entes públicos, en cuanto se verifiquen los hechos previstos en la Ley Tributaria como
presupuestos de la obligación”.
(3) Villegas, Héctor: Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario, Tomo 1, pág. 102.

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2. CLASIFICACION DE LOS TRIBU-
TOS
Tradicionalmente, el término genérico
de tributo engloba los ingresos fiscales
conocidos como Impuestos, Contribucio-
nes Especiales y Tasas.
Esta clasificación tripartita, universal-
mente aceptada, tiene un origen financiero
antes que jurídico, habiendo sido refor-
mulada por el Derecho Tributario a fin de
preservar la distinción que existe entre las
diversas formas de financiar los servicios
públicos.
Financieramente los recursos tributa-
rios se distinguen por los siguientes ele-
mentos:
1. Necesidad satisfecha;
2. Tipo de demanda; y,
3. Ventaja obtenida.
Recuérdese, que el Estado cumple dos
funciones: una primera prestando servi-
cios ineludibles, cuyo cometido es la ra-
zón de ser del Estado, y una segunda de-
sarrollando otras tareas sociales, que si
bien no atañen a su finalidad esencial,
mejoran la convivencia humana.
Ahora bien, estos servicios públicos
sean o no esenciales benefician según su
naturaleza a toda la comunidad, a deter-
minado grupo social, o a cierta persona,
siendo importante tal distinción a fin de
precisar la naturaleza jurídica de los dis-
tintos recursos tributarios.
Geraldo Ataliba ha propuesto una nue-
va clasificación de los tributos, la misma
(4) Ataliba, Geraldo: “Hipótesis de incidencia”, Edición del Instituto Peruano de Derecho Tributario.
que en esencia concuerda con las defini-
ciones del Impuesto, Tasa y Contribución
Especial ensayados por el Modelo de Có-
digo Tributario para América Latina. (4)
Según Ataliba, los tributos se clasifi-
can dependiendo de las características del
hecho generador de la obligación tributa-
ria, señalando que son tributos no vincu-
lados aquellos cuya obligación surge con
independencia de toda actividad estatal
relativa al contribuyente y tributos vin-
culados, aquellos que dependen de cierta
actuación estatal referida al obligado.
En el Perú, el derecho positivo recono-
ce la existencia de diversas clases de tri-
butos, cuyas diferencias implican una
normatividad distinta.
Así pues, destaca por su importancia el
Artículo 139 de la Constitución Política
del Estado, cuyo texto hace extensivo los
principios de imposición fiscal a todo
tributo y faculta a los Gobiernos Locales a
crear, modificar y suprimir contribu-
ciones, arbitrios y derechos, conforme a
Ley.
El carácter genérico de la expresión
tributo, es recogido a su vez por la Norma
II del Título Preliminar del Código Tribu-
tario Peruano, el que rige las relaciones
jurídicas originadas por los tributos,
cuyo término genérico incluye impues-
tos, contribuciones y tasas.
3. LA TASA
La doctrina coincide en que la tasa es
el tributo de más antigua existencia, pero
cuya naturaleza jurídica constantemente
se confunde con los precios públicos, e
inclusive, con el impuesto.
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 La confusión ha llegado a trasladarse al
derecho positivo, en donde el término tasa
es utilizado equivocadamente como cierta
especie tributaria, como la alícuota
aplicable a la base imponible y como pre-
cio.
En el Perú, cabe hacer referencia a ti-
tulo de ejemplo a la sobretasa creada a
las tarifas de servicios de telecomunica-
ciones y establecida por Decreto Ley
18793, respecto de la cual el Tribunal
Fiscal, mediante Resolución 7146 del 23
de mayo de 1972, declaró debía tipificar-
se como impuesto, pues su pago no im-
plicaba “una contraprestación específica,
por parte del Estado”.
En este mismo orden, la imprecisión
antes referida ha supuesto un uso arbitra-
rio de la facultad tributaria, conferida al
Poder Ejecutivo, amparándose en lo dis-
puesto por el Artículo 211 Inciso 22 de la
Carta Fundamental, ha modificado la
cuantía de ciertas tasas no contenidas en
Aranceles, no obstante que dicha norma
sólo tuvo por finalidad sustraer del ámbi-
to del Poder Legislativo la facultad tribu-
taria, principio de reserva de la ley, pero
con un alcance sólo para la materia adua-
nera relativa al Comercio Exterior. (5)
3.1 Principios Constitucionales Aplica-
bles
Corresponde a la tasa la estructura
fundamental de todo tributo, constituyen-
do en términos genéricos una prestación
económica que el Estado exige a los par-
ticulares en ejercicio de su Poder de Im-
perio.
(5) Artículo 211, inciso. 22 de la Constitución Política del Estado: “Son atribuciones y obligaciones del
Presidente de la República: 22) Regular las tarifas arancelarias”.
(6) Zolezzi Möller, Armando: Trata extensamente el tema en su artículo denominado “Tributación Munici-
pal”, Volumen 20, Junio 1991, Revista del Instituto Peruano de Derecho Tributario.
50
Este elemento somete a la tasa a las
regulaciones propias de la tributación, o
dicho en otros términos, que el Estado
sólo pueda establecerlas respetando los
principios que regulan el ejercicio de su
poder tributario.
En esta línea, la primera regulación
aplicable a las tasas es el principio de
legalidad, el cual implica lo siguiente:
1) Sólo por ley se pueden crear, modificar
o suprimir tasas, y,
2) Sólo por ley se puede determinar el
servicio público gravado con una tasa,
la cuantía de ésta, la base para su
cálculo y los sujetos obligados.
Cabe advertir, que la regulación de ta-
sas municipales ha sido delegada por el
Artículo 254 de nuestra Constitución a los
respectivos Gobiernos locales, los que
están facultados al ejercicio de tal atribu-
ción municipal, conforme a Ley. (6)
La Ley en cuestión es la “Ley Orgá-
nica de Municipalidades 23853”, cuyo
texto asimila el concepto de tasa munici-
pal a los tributos conocidos en esta esfera
bajo la denominación de arbitrios y dere-
chos. Esta ley precisa los servicios públi-
cos susceptibles de ser gravados a nivel
municipal, limitando la cuantía de los
derechos al costo del servicio y reser-
vando al Poder Legislativo la facultad
de lijar el monto máximo de los arbi-
trios de limpieza y alumbrado público.
En la práctica, no obstante las preci-
siones legales y constitucionales mencio-
nadas, ciertos Municipios han establecido
impuestos bajo el concepto “derechos”,
como en el caso de la Municipalidad del
Cuzco que exigió a la empresa cervecera
de la zona el pago de un 9% sobre el
precio de venta de cada botella de cerve-
za, como “derecho por la instalación de
redes de agua potable y aprovechamiento
del canal municipal para el desagüe”.
En el caso citado, correspondió al Tri-
bunal de Garantías Constitucionales de-
clarar la invalidez del gravamen creado,
dejando establecido en su sentencia del 2
de diciembre de 1985 que la facultad de
crear impuestos está reservada al Poder
legislativo y que “las instituciones se
identifican por su esencia y no por la
denominación que se les asigne”.
De otro lado, en contradicción con el
principio de legalidad recogido en nuestra
Constitución, la Norma IV del Título Pre-
liminar del Código Tributario peruano ha
facultado al Poder Ejecutivo a modificar
periódicamente la cuantía de los tributos
denominados tasas, que cobran las repar-
ticiones del Gobierno Central, Gobiernos
locales e instituciones públicas.
La facultad fue equivocadamente re-
cogida por los Textos Unicos Ordenados
del Código Tributario de 30 de diciembre
de 1982 y 24 de julio de 1990, no obstan-
te que tal atribución fue conferida al Po-
der Ejecutivo con anterioridad a la vigen-
cia de la nueva Constitución de 1979, la
misma que a diferencia de la anterior de
1933, hace extensivo de manera expresa
el principio de legalidad a todas las espe-
cies tributarias. (7)
(7) La facultad para modificar la cuantía de las tasas fue delegada al Poder Ejecutivo mediante Decreto Ley
22168, promulgado durante la etapa del Gobierno de facto de las Fuerzas Armadas.
(8) Medrano Cornejo, Humberto: Acerca del Principio de Legalidad en el Derecho Tributario Peruano, Vol.
12, Junio 1987, Revista del Instituto Peruano de Derecho Tributario.
Esta situación, como expresa Medra-
no, revela la tendencia de no considerar a
las tasas como tributo y a confundirlas
con una suerte de precios públicos a fin
de permitir su modificación directa por el
poder administrador, ello debido segura-
mente, a la necesidad de actualizar la
cuantía de los derechos con el costo de
los servicios que financian. (8)
Sin entrar a analizar la constitucionali-
dad de tal norma del Código, debemos
mencionar que este tratamiento legislati-
vo tiene su razón de ser en la vinculación
de los tributos denominados tasas con un
servicio individualizable que el legislador
tuvo en mente al redactar la norma del
Código Tributario. En efecto, esta norma
nos lleva a considerar que el legislador
peruano conceptualizó que las tasas
varían no en función a la política fiscal
impuesta y a la capacidad contributiva de
los sujetos, sino al costo que origina la
prestación del servicio que es materia de
gravamen, por lo que no resulta necesaria
la intervención del Poder legislativo para
su modificación, sino que el propio Poder
Ejecutivo parece ser el más capacitado e
idóneo en materia de actualización del
costo de los servicios públicos brindados.
El Modelo del Código Tributario para
América Latina OEA-BID va más allá,
pues desecha la adecuación al principio
del costo antes mencionado, indicando
que sólo existe una limitación en cuanto al
destino de los fondos que se recauden.
Siguiendo el razonamiento del Mode-
lo, al momento de diferenciar tasa y pre-
cio señala que una de las particularidades
51
de la tasa es que la prestación del servicio
materia de afectación únicamente puede
estar definida mediante disposición legal.
En este orden de ideas, la solución
planteada por el Código Tributario del
Perú resulta contraria al principio de le-
galidad recogido por la Constitución de
nuestro país, además de adecuarse al
principio del costo que resulta una medi-
da desechada doctrinariamente por el pro-
pio Modelo de Código desde su publica-
ción en 1967.
Sin embargo, entendemos que ante la
reciente tendencia de la doctrina y de la
legislación tributaria de “flexibilizar” el
principio de legalidad, a fin de no incurrir
en notorias transgresiones del principio
de legalidad, el legislador peruano optó
por facultar al Poder Ejecutivo a “actuali-
zar el costo del servicio público”, es de-
cir, a variar las alícuotas fijas o propor-
cionales de las tasas.
Ignorar el principio del costo en nues-
tro Código Tributario y delegar abierta-
mente la facultad al Poder Ejecutivo hu-
biera resultado, a nuestro criterio, atenta-
torio del principio de legalidad, ya que el
Poder Ejecutivo podría llegar a variar la
cuantía de las tasas teniendo en cuenta
necesidades públicas del Estado, distintas
al incremento del costo del servicio pú-
blico que la tasa financia. En este
sentido, consideramos que ello debería ser
regulado expresamente en nuestro Código
Tributario a efectos que garantice que la
delegación al Ejecutivo en esta materia no
sea inconstitucional.
En conclusión, nuestra opinión es que
la fuente de la obligación tributaria en lo
que respecta a las tasas es necesariamente
una ley, tanto en lo que respecta a la
definición del hecho imponible como a su
52
cuantía o alícuota, salvo que se limite la
delegación al Poder Ejecutivo a la fijación
de la cuantía de la tasa en orden a
consideraciones basadas en el principio
del costo del servicio, lo que puede mate-
rializarse legislativamente si se establece
un tope para ello, flexibilizando así el
principio de legalidad, pero sin vulnerar
su esencia ni el derecho tutelado.
Como segunda cuestión, las tasas están
igualmente regidas por los principios
tributarios de generalidad y justicia,
aplicables según el texto de nuestra Cons-
titución a todas las especies tributarias sin
excepción.
La generalidad implica que todos los
beneficiarios del servicio público gravado
se encuentren obligados al pago de la res-
pectiva tasa, salvo que, por razones aten-
dibles constitucionalmente, se haya con-
venido en el otorgamiento legal de alguna
exoneración.
Así, pues, la Ley peruana somete al pa-
go de una cierta tasa los diversos servicios
públicos relacionados con la administra-
ción de justicia, pero exonera según el
Artículo 283 del Código de Procedimientos
Civiles, a las personas que no disfruten de
determinada renta por razón de profesión,
oficio, empleo, bienes o derechos. Tales
sujetos según la ley procesal citada gozan
del denominado “beneficio de pobreza”.
En esta misma línea están sujetos al
pago de una tasa los servicios públicos
relativos a la inscripción de actos y con-
tratos en el Registro Público, cuyo regla-
mento prevé la posibilidad del otorga-
miento por ley de alguna exoneración.
Entre éstas, cabe destacar la inscrip-
ción de títulos de propiedad de los lotes
de terreno ubicados en zona urbana de
pobreza, conocida en nuestro medio co-
mo “Pueblos Jóvenes” o “Asentamien-
tos Humanos”. Tales títulos, según artícu-
lo 7 de la Ley 24513, merecen especial
atención por parte de la Oficina Nacional
de los Registros Públicos, estando exone-
rados del pago del respectivo derecho re-
gistral.
También gozan de exoneración las co-
operativas y las micro empresas que con-
vienen en regularizar su personería jurídi-
ca, las que abonan solamente el 10% de
la tasa vigente a la fecha de presentación
de su solicitud de inscripción en el regis-
tro.
El principio tributario de igualdad es
recogido en la Constitución Peruana bajo
el término de “Justicia”, el que supone
tomar en consideración la capacidad con-
tributiva de los sujetos obligados.
La igualdad tributaria se reitera en el
Artículo 77 de nuestra Constitución Polí-
tica, conforme al cual “todos tienen el
deber de pagar los tributos que les corres-
ponda y de soportar equitativamente las
cargas establecidas por la ley para el sos-
tenimiento de los servicios públicos”.
Si bien la validez jurídica del principio
está cuestionado por un sector de la doc-
trina, nosotros coincidimos con Villegas
en que tales tesis confunden la eficacia o
dificultades prácticas del concepto con la
evidente garantía que el principio otorga a
los contribuyentes. (9)
La capacidad contributiva impone res-
petar los niveles económicos mínimos,
(9) Villegas, Héctor.- Los Principios Tributarios en la Nueva Constitución de Córdoba Vol. 15, Marzo 1989,
Revista del Instituto Peruano de Derecho Tributario.
(10) Valdés Costa, Ramón.- “Curso de Derecho Tributario”, Tomo 1, Montevideo 1970, pág. 315.
(11) Villegas, Héctor: op. cit. pág. 252.
(12) Ataliba, Geraldo: op. cit. págs. 120-121.
calificar como hipótesis de incidencia cir-
cunstancias adecuadas, y cuantificar las
obligaciones tributarias sin exceder la ca-
pacidad de pago.
No obstante cabría advenir que la ca-
pacidad contributiva es el limite cuantita-
tivo de carácter genérico, pues las tasas,
en razón de su propia naturaleza, deben
guardar estrecha relación con el costo del
servicio.
Este gravamen empieza a convenirse
en un impuesto en la medida que se aleja
del costo, pues la desproporción revela
que el servicio es utilizado con el único
fin de agenciar rentas al Tesoro Público.
(10)
Evidentemente, la relación entre la tasa
y el costo no es matemática sino ra-
zonable, concepto éste que involucra ade-
más de los gastos propios del servicio, los
relativos a la administración general y las
reservas para expansión y desarrollo.
En línea con el principio de equivalen-
cia de las prestaciones, también guarda
relación la problemática referida a la base
de cálculo de las tasas, cuya falta de ade-
cuación con el servicio podría desnatura-
lizar al tributo. (11)
Así, pues, como dice Ataliba, una tasa
por servicio de carreteras no puede tomar
como base el valor de los vehículos, sino
su peso u otra característica que provoque
un cierto desgaste en las rutas. Si la ley
tomara como base el valor del bien, des-
naturalizaría enteramente la tasa configu-
rándose un impuesto al patrimonio. (12)
53
 Entre nosotros, esta observación Podría
formularse a las tasas por registro público
de actos jurídicos, cuyo valor no se calcu-
la en función de la actividad desplegada
por el Estado sino en la cuantía de los tí-
tulos que se presentan para su inscripción.
Sin embargo, entendemos que tal consi-
deración atiende al principio de capacidad
contributiva del sujeto pasivo de la tasa,
aunque estimamos debería tener un limite
razonable para evitar su transformación en
un impuesto patrimonial, que podría in-
cluso tornarse en confiscatorio.
4. LOS PRECIOS PUBLICOS
Consideramos que la concepción pro-
viene del derecho privado, conceptuándo-
se como la contraprestación recibida en
los contratos bilaterales, conmutativos y
onerosos.
En tal sentido se denomina “precio
público” cuando el sujeto que recibe el
precio es el Estado, ya sea en virtud de la
celebración de un contrato o por la mera
prestación de servicios a los particulares
demandados por éstos.
López Freyle siguiendo a Einaudi, (13)
distingue tres tipos de precios dentro de
los ingresos públicos:
- Precio cuasi-privado: Son aquellos
percibidos por el Estado en razón de la
satisfacción de una necesidad individual
en la cual se obtiene a la vez un fin públi-
co dejando en manos del Estado la presta-
ción de los servicios que se pagan.
- Precio público: Aquél que se percibe
cuando el Estado asume por razones de
(13) López Freyle, Isaac: “Principios de Derecho Tributario”, págs. 12-17, Ediciones Lemer, segunda edi-
ción, Bogota, Colombia.
54
interés público el monopolio de una acti-
vidad, que compensa el servicio recibido,
y tiende a cubrir totalmente el costo de
producción del servicio.
- Precio político: Es la compensación
pagada por los particulares al Estado por
un servicio especial y divisible que se
presta a su demanda, pero satisfaciendo
simultáneamente una necesidad indivisi-
ble de todos los ciudadanos. Su caracte-
rística esencial es que a diferencia del
precio público su cuantía siempre es infe-
rior al costo del servicio.
Podrá apreciarse de las definiciones
antes glosadas que muchas de las caracte-
rísticas de los precios pueden confundirse
con las que son propias de los ingresos
tributarios. Dependerá su distinción en-
tonces de un detallado análisis jurídico de
las características esenciales de las tasas
frente a los precios públicos, incluyendo
los políticos, lo que pretendemos realizar
en las secciones siguientes del trabajo.
5. ELEMENTOS TIPIFICANTES DE
LAS TASAS FRENTE A LOS PRE-
CIOS PUBLICOS
Para el desarrollo del presente acápite
hemos tenido particular cuidado de ceñir-
nos, en la medida de lo posible, a las es-
trictas instrucciones impartidas por el Re-
lator General de las Jornadas, Dr. José
Luis Shaw.
Manteniendo el orden fijado en las di-
rectivas del tema sobre el que versa el
trabajo, iremos analizando una a una las
particularidades de la tasa en contraste
con el precio público, teniendo en consi-
deración las normas del Código Tributa-
rio antes citadas y la jurisprudencia exis-
tente en el Perú sobre la materia.
5.1 Fuente de la Obligación
De acuerdo a lo antes manifestado en
relación a la tasa y al principio de legali-
dad, consideramos, en concordancia con
la doctrina mayoritaria, que la fuente de
la obligación tributaria en las tasas es ne-
cesariamente una ley, en lo que se refiere
a la definición del hecho imponible, suje-
to, materia imponible y cuantía o alícuo-
ta, sea fija o proporcional.
No negamos según lo ya expresado,
que la posibilidad de una flexibilización
del principio de legalidad en materia de
fijación de la cuantía, mediante delega-
ción al Poder Ejecutivo resulta a nuestro
criterio posible, siempre que tal delega-
ción sea en orden a consideraciones basa-
das en una variación del costo del servi-
cio y no de otra índole, que la converti-
rían en impuesto.
En lo que respecta a la fuente de la
obligación en el caso de los precios públi-
cos, son los contratos privados aunque és-
tos sean lo que la doctrina denomina
“contratos por adhesión”, es decir, aque-
lla modalidad de contratación en la que
una de las partes no tiene posibilidad de
negociar sino que únicamente adhiere a
las cláusulas propuestas por la otra parte.
En este sentido compartimos la opi-
nión de Jarach en cuanto niega que las
tasas sean consecuencia de “negotiorum
gestio” o de inversión útil como sostiene
algún sector de la doctrina. Más bien,
(14) López Freyle, Isaac: op. cit págs. 13 y 55.
(15) Citado por Giampietro Borrás, Gabriel: “Las Tasas en la Hacienda Pública”, pág. 345 y sgtes.
como afirma Isaac López Freyle el precio
público es aquel que se obtiene como
compensación del servicio recibido y que
tiende a cubrir totalmente el costo de pro-
ducción del servicio. (14) Agregaríamos
nosotros que el Estado puede incluso bus-
car una utilidad que le reporte dividen-
dos, es decir, tener en la fijación de la
cuantía de los precios públicos espíritu
lucrativo, que es justamente otro de los
elementos que distingue al precio público
de la tasa.
Concluyendo entonces debemos decir
que la fuente de la obligación en los pre-
cios públicos tiene un elemento esencial
de voluntariedad por parte del particular,
no pudiendo el Estado compelerlo obliga-
toriamente a demandar el servicio, lo
cual evidentemente no ocurre en la tasa,
por su carácter obligatorio derivado del
jus imperium estatal.
5.2 Causa de la Obligación
Consideramos que siguiendo el razo-
namiento de Dino Jarach, la causa jurídi-
ca específica resulta un criterio igualmen-
te válido para discriminar las tasas de los
precios públicos. (15)
Cuando el servicio público es prestado
con el objeto de conseguir una fuente de
ingresos comparable a la que los particu-
lares obtienen de su actividad comercial o
industrial, es decir, cuando subyace una
actividad lucrativa por parte del Estado es
cuando el ingreso califica como precio
público.
Por el contrario, cuando la causa jurí-
dica específica y primordial del servicio
55
público prestado es la satisfacción del in-
terés público y el ingreso obtenido es
simplemente el medio para lograr tal fin,
entendemos que en ese supuesto el ingre-
so público califica como tasa.
pa no es un método útil, en la mayoría de
los casos, y puede constituir un criterio
errado si es utilizada en forma aislada.
5.3 Obtención de Ventajas

No obstante opinamos que este criterio
de diferenciación resulta de muy poca
utilidad práctica si es tomado en cuenta de
manera aislada, ya que el ánimo de lucro
no es un elemento que pueda extraerse
“químicamente puro” de la realidad, pues
el Estado puede perfectamente tener un
ánimo de lucro y buscar la satisfacción del
interés público. En muchos casos resulta
difícil y en otros prácticamente imposible
el hallazgo de uña causa calificada como
“primordial” y otra como “secundaria”.
A modo de ejemplo podemos indicar
que en muchos países el Estado brinda el
servicio telefónico a través de empresas
públicas, pero sin embargo puede ser que
el Estado no busque lucrar al fijar las tari-
fas telefónicas, sino únicamente satisfacer
el interés público. En tal supuesto podría-
mos llegar a una consideración equivoca-
da calificando como tasa a las tarifas tele-
fónicas en el ejemplo propuesto, basados
exclusivamente en la teoría de la causa
jurídica específica. Una debida concor-
dancia y análisis de las diversas caracte-
rísticas de la tasa y el precio público, así
como de la naturaleza jurídica del órgano
estatal que presta el servicio nos llevaría a
otra conclusión.
En virtud de lo antes expuesto es que
arribamos a la conclusión que la teoría de
la causa jurídica en el tema que nos ocu-
Algunos autores como Berliri (16) y
Pugliese (17) sostienen que una de las ca-
racterísticas esenciales de la tasa es el he-
cho que el contribuyente o el que deman-
da el servicio público debe obtener nece-
sariamente alguna ventaja del mismo.
Opinamos conjuntamente con la doc-
trina mayoritaria, encabezada por Jarach
(18) y Gianini (19) que dicho elemento no
constituye necesariamente un elemento
característico de la tasa, ya que aunque
todos los servicios estatales son de interés
general, la utilidad o beneficio que repor-
ta a cada uno de los ciudadanos no es in-
dividualizable, por lo que muchas veces
puede existir un beneficio aparente y en
otros supuestos ninguno, llegándose in-
cluso a casos en los que el contribuyente
puede resultar perjudicado por la activi-
dad que le impone el Estado.
Finalmente debemos indicar en conso-
nancia con lo expresado por Carlos M.
Giuliani Fonrouge que “es muy difícil
apreciar en cifras la ventaja subjetiva u
objetiva en los casos en que ella, real-
mente existiere”. (20)
Tratándose de un aspecto en el cual la
doctrina es mayoritaria en restar impor-
tancia al elemento analizado como carac-
terístico de la tasa, acogemos tal postura
doctrinaria y la hacemos nuestra.

(16) Berliri, Antonio: “Principios de Derecho Tributario”, pág. 447 y sgtes.

(17) Pugliese, Mario: “La tasa en la Ciencia y en el Derecho Positivo Italiano”.
(18) Jarach, Dino: “Finanzas Publicas y Derecho Tributario”, pág. 236.
(19) Gianini, Achile D.: “Instituciones de Derecho Tributario”, pág. 51.
(20) Giuliani Fonrouge. Carlos M.: “Derecho Financiero”, Ediciones De Palma, 1962, pág. 802.

56
5.4 Demanda del Servicio o Voluntad
del Obligado
Principalmente debemos negar validez
a la afirmación en el sentido que la vo-
luntad del contribuyente para demandar el
servicio público es un elemento carac-
terístico de la tasa, ya que según lo preci-
sado anteriormente, al tener la tasa natu-
raleza tributaria, su fuente jurídica no
puede ser la voluntad del obligado ni
tampoco es necesaria la intervención o
requerimiento del servicio estatal, ya que
éste podría ser prestado por el Estado de
suyo, como es el caso de las tasas judicia-
les cuando el contribuyente interviene
como demandado, o en causas penales por
delitos perseguibles de oficio.
Sobre el particular Giuliani Fonrouge
señala lo siguiente:
“Destacamos principalmente el carácter
obligatorio de la tasa, siendo impropio
caracterizarla como una prestación volun-
taria o facultativa. Lleva siempre implíci-
ta la coerción, la compulsión hacia el res-
ponsable, pues desde el momento que el
Estado organiza el servicio y lo pone a
disposición del particular, éste no puede
rehusar el pago aún cuando no haga uso
de aquél, porque los servicios tienen en
mira el interés general aunque puedan
concernir especialmente a una persona
determinada”. (21)
Al respecto se ha pronunciado nuestro
Tribunal Fiscal en su Resolución 5555 del
2 de setiembre de 1970, indicando a la
letra lo siguiente:
“Otra de las características (de la tasa)
es que, desde el momento que el Estado
(21) Giuliani Fonrouge, op. cit. págs. 262-263.
organiza el servicio y lo pone a disposi-
ción del particular, éste no puede rehusar
el pago aún cuando no haga uso de él, tal
es el caso en el Perú del servicio de co-
rreos, donde por ejemplo no existe incon-
veniente para que las empresas y agen-
cias de transportes o las mensajerías ur-
banas transporten correspondencia episto-
lar o lo hagan inclusive los particulares,
pero siempre y cuando las cartas estén
debidamente franqueadas (Decreto Su-
premo de 28.6.65). Es decir, no obstante
no hacer uso del servicio de correos del
Estado, el particular debe pagar la tasa o
el porte correspondiente por cuanto el
servicio que presta el Estado tiene como
finalidad el interés general”.
En concordancia con las autorizadas
opiniones doctrinarias y el precedente ju-
risprudencial antes glosado, considera-
mos que la voluntad del obligado no re-
sulta un elemento caracterizante de la tasa
como mayoritariamente es negado por la
doctrina.
A nuestro criterio el Modelo de Códi-
go Tributario para América Latina OEA-
BID, cuando se refiere a la prestación de
servicios potenciales entiende que el
contribuyente puede hacer o no uso de los
mismos y que por ello no implica necesa-
riamente que no nazca su obligación tri-
butaria respecto de la tasa que grava el
servicio brindado por el Estado.
En línea con lo expresado aseveramos,
por ejemplo, que el contribuyente que por
sus propios medios limpia su vereda y se
deshace de la basura que produce, no uti-
lizando para ello los servicios de limpieza
y recojo de basura que suministra el Esta-
do a través del municipio respectivo, no
57
podría eximirse del pago de la tasa o arbi-
trio de limpieza y baja policía, ya que en
cualquier momento puede utilizar tales
servicios que, en su caso, se mantienen
como potenciales.
En este sentido sostenemos que la vo-
luntad del obligado resulta en este caso
irrelevante respecto del nacimiento de la
obligación tributaria.
Lo que sí consideramos absolutamente
necesario para el nacimiento de la obliga-
ción tributaria es que el servicio se preste
efectivamente por el Estado. Admitir
que ello es posible cuando el servicio
queda sólo en el plano meramente poten-
cial significaría que el Estado estaría co-
brando tasas por servicios que no presta
efectivamente al contribuyente, aunque
dicho sujeto esté dispuesto a recibirlos, lo
que en nuestra opinión es inaceptable tan-
to jurídica como económicamente.
En efecto, la prestación efectiva del
servicio por el Estado constituye una ca-
racterística esencial de la tasa, es decir
que el hecho imponible mantenga una es-
trecha relación con el servicio esencial
prestado efectivamente por el Estado que
la origina, y si ello no ocurre, lo que sig-
nifica que no se presta realmente el servi-
cio, no hay hecho imponible y por tanto
tampoco tasa.
No obstante debemos indicar que en
algunos tipos de tasas, aquellos en los que
la demanda del servicio no resulta
obligatoria, se requiere necesariamente
que el contribuyente demande efectiva-
mente el servicio para que nazca la obli-
gación del pago de la tasa, por ejemplo el
caso de los derechos por la inscripción en
el registro público de actos jurídicos, su-
puesto en el que estimamos resultaría ab-
surdo afirmar que el contribuyente está
58
obligado a pagarlos aún cuando no haya
efectuado inscripción alguna en los regis-
tros públicos.
En conclusión afirmamos que, como
regla general, la demanda del servicio o
voluntad del obligado no resulta un ele-
mento característico ni esencial de la tasa
cuando el servicio resulta obligatorio de-
mandarlo de acuerdo a ley, a diferencia de
los casos en los que la hipótesis de in-
cidencia está relacionada directamente
con la demanda del servicio que hace el
obligado, supuesto respecto del cual so-
mos de opinión que constituye elemento
esencial para el nacimiento de la obli-
gación tributaria que el contribuyente
acuda a demandar el servicio, para que
recién en ese caso acaezca la hipótesis
gravada.
5.5 Divisibilidad del Servicio Público
Consideramos que en ambos casos,
tanto en el precio público como en la
tasa, el servicio público es fundamental-
mente divisible en unidades de uso o de
consumo, es decir, resulta factible indivi-
dualizar el servicio en personas naturales
o jurídicas.
Justamente la circunstancia de que el
hecho imponible resulte particularizable
en los contribuyentes es una característica
sustancial para diferenciar las tasas de los
impuestos.
No vamos a desarrollar este aspecto de
la problemática relacionada con la tasa, en
razón a que resulta importante para di-
ferenciar a la tasa de los otros tipos de
tributos, especialmente de los impuestos,
mas no para determinar si estamos frente
a una tasa o a un precio público, pues en
ambos tipos de ingresos públicos el servi-
cio resulta divisible.
 Nos basta decir entonces, que la divi-
sibilidad del servicio constituye un ele-
mento esencial para que la tasa pueda ser
calificada como tal desde el punto de vis-
ta jurídico.
5.6 Naturaleza del Servicio Prestado
Tema muy discutido en doctrina es si la
naturaleza del servicio que en forma
específica se presta a los contribuyentes
resulta o no ser un elemento que sirve
para distinguir a la tasa de otros tributos,
y también en forma particular, de los pre-
cios públicos.
El Modelo de Código Tributario para
América Latina OEA-BID, adhiere en esta
materia a la posición expuesta por Valdés
Costa, a la que a su vez adhiere también
Villegas. Valdés Costa analiza el tema
distinguiendo dos tipos de servicios que
presta el Estado: (a) unos que son
fundamentalmente de naturaleza jurídica
administrativa que son inherentes al Esta-
do y que pierden utilidad si no son presta-
dos por éste, además de ser de imperativo
cumplimiento por el Estado en virtud a la
Constitución y a las leyes; y, (b) un se-
gundo grupo de servicios que son aque-
llos prestados por el Estado de igual ma-
nera que los particulares, en una relación
de cambio económico, por razones de
conveniencia u oportunidad, ya sea en ré-
gimen de monopolio o en régimen de li-
bre competencia. (22)
Por su parte, Villegas distingue entre
necesidades públicas absolutas, que si no
son satisfechas por el Estado éste deja de
ser tal, y necesidades que interesan al bie-
nestar general, que si bien en los Estados
(22) Valdés Costa, Ramón: “Curso de Derecho Tributario”, págs. 143-149.
(23) Villegas, Héctor: “Curso de Finanzas, Derecho Financiero y Tributario”.
modernos son satisfechas obligatoriamen-
te por éste, su no cumplimiento no afecta
su subsistencia. Asimismo, agrega res-
pecto de las necesidades absolutas, que
llevan de suyo el principio de la gratuidad
ya que si el Estado está en la obligación
de prestar esos servicios, no puede supe-
ditar su cumplimiento a que los mismos
le sean retribuidos. (23)
En el mismo orden de ideas de los tra-
tadistas citados, consideramos que en tan-
to el servicio sea inherente al Estado, y
por tanto esencialmente gratuita su pres-
tación, cuando el Estado obliga a los
usuarios a pagar sumas de dinero lo hace
por excepción y en ejercicio de su poder
tributario. Por tanto, crea tasas y no pre-
cios públicos.
Debe tomarse en especial considera-
ción, que las funciones que el Estado
cumple ahora prestando servicios inhe-
rentes a su soberanía, podrían ya no ser
tales en el futuro y delegarse a los parti-
culares, caso en el que la naturaleza jurí-
dica de la tasa como tributaria se vería
afectada por tal circunstancia, como de
hecho viene sucediendo con algunos ser-
vicios que anteriormente eran prestados
sólo por el Estado y en virtud de su con-
dición de tal y hoy en día tales servicios
han sido privatizados y son los particula-
res los que los brindan, pudiendo citar
ejemplos como servicio de correo, de
puertos, etc.
Así las cosas, opinamos que la modifi-
cación de las funciones del Estado consti-
tuye un elemento fundamental para ser
tomado en cuenta al momento del análi-
sis, conjuntamente con las regulaciones
59
propias de cada derecho positivo, pues
puede darse el caso que lo que para un
país es servicio inherente al Estado puede
no serlo para otro, sea en virtud de la ley
o de la organización política del Estado.
En tal sentido debemos señalar que a
nuestro criterio la naturaleza jurídica del
servicio prestado resulta un aspecto esen-
cial de las tasas en contraste con los pre-
cios públicos, teniendo en particular con-
sideración que el sujeto activo de la rela-
ción jurídica tributaria sólo puede ser el
Estado, lo que no se da cuando un parti-
cular presta un servicio a cambio de una
retribución que le paga otro particular,
aunque el servicio lo preste una empresa
estatal; en ese caso si el servicio es públi-
co estamos definitivamente frente a un
precio público y no frente a una tasa.
Tal criterio ya ha sido acogido por la
jurisprudencia peruana en la Resolución
del Tribunal Fiscal 13789 de 25 de enero
de 1976, que analizando si las tarifas pa-
gadas por las compañías de aviación por
los servicios de rampa y tráfico que les
presta la Corporación Peruana de Aero-
puertos, sociedad anónima íntegramente
de propiedad del Estado, resolvió que ta-
les servicios no resultan inherentes a la
soberanía estatal, estando, en muchos
casos, a cargo de particulares, amparán-
dose en la teoría del Derecho Tributario
que distingue a las tasas de los precios
públicos en orden a “la naturaleza del ór-
gano o de la actividad estatal”.
En consecuencia opinamos que resulta
fundamental un análisis de la naturaleza
jurídica del órgano o institución estatal
que presta el servicio a fin de determinar
si estamos frente a una tasa o un precio
público. En este sentido consideramos
que la actividad empresarial del Estado
siempre viene retribuida por precios pú-
60
blicos, conforme a lo ya señalado, aten-
diendo además de lo indicado, a que a
toda actividad empresarial le es inherente
el ánimo de lucro, a diferencia de la pres-
tación de servicios esenciales por el Esta-
do en donde la onerosidad es la excep-
ción.
5.7 Destino de los ingresos y la regla de
la razonable equivalencia.
El Modelo de Código Tributario para
América Latina OEA-BID adhiere en esta
materia a la doctrina clásica, que propug-
na el carácter esencial de que el destino de
los fondos en las tasas deba ser, nece-
sariamente, la financiación del servicio
cuyo financiamiento constituye el presu-
puesto de hecho de la obligación tributa-
ria, distinguiéndose de tal forma de los
impuestos. En este sentido establecen una
limitación en cuanto al destino de los fon-
dos recaudados como tasa.
Concordamos con autores como Ville-
gas y Montero Traibel que niegan validez
a tal característica de las tasas como un
elemento esencial necesario para que
sean consideradas como tales. En esta
perspectiva concordamos en que corres-
ponde al Derecho Financiero y no al De-
recho Tributario regular los fondos públi-
cos y su administración, por lo que jurídi-
camente resulta insostenible que un re-
curso tributario destinado a un fin distinto
a aquel para el cual fue creado, genere la
desnaturalización de tal ingreso como re-
curso tributario.
Más bien sostenemos que existe una
limitación en cuanto a la hipótesis de in-
cidencia de las tasas, la que necesaria-
mente debe estar vinculada a un servicio
prestado efectivamente al contribuyente
por el Estado y a su financiación. Si el in-
greso público está conceptuado legalmen-
te de esa forma, el recurso tributario es
una tasa y no un impuesto. En tal sentido
adherimos a la tesis que propugna una
necesaria vinculación del hecho imponi-
ble con la financiación del servicio pres-
tado por el Estado, constituyendo tal vin-
culación un aspecto fundamental para di-
ferenciar a las contribuciones especiales
de los impuestos.
La cuestión en torno al destino de los
fondos diversos a la financiación del ser-
vicio materia del tributo una vez acaecido
el hecho imponible, nacido y extinguido
mediante el pago de la obligación tributa-
ria respectiva, consideramos que es una
cuestión meramente presupuestaria que
podrá implicar una malversación fiscal y
por tanto responsabilidad administrativa y
penal de funcionarios públicos, pero de
manera alguna puede desvirtuar la natura-
leza jurídica del recurso ingresado a las
arcas del Estado como ingreso tributario,
a título de tasa.
Relación con esta añeja discusión tie-
ne el problema doctrinario en tomo a si la
cuantía de la tasa debe necesariamente
tener una relación cuantitativa con el cos-
to del servicio según las reglas que la
doctrina denomina “razonable equivalen-
cia”. Con este término entendemos se
quiere decir que la cuantía de la tasa no
debe ser matemáticamente igual al costo
del servicio brindado, empero si debe
mantener una razonable relación de equi-
valencia con dicho costo.
En efecto, como indicáramos anterior-
mente, estos servicios pueden ser presta-
dos gratuitamente por el Estado y sólo
por excepción la ley establece su onerosi-
dad. Creemos que la cuantía de la tasa
bien puede estar referida a la capacidad
contributiva del sujeto afecto, pero tiene
como límite una razonable equivalencia
con el costo del servicio que se presta,
monto del que no debe exceder.
En el Perú, por ejemplo, el Estado
brinda el servicio de inscripción registral
de determinados actos jurídicos a través
de la Oficina Nacional de Registros Pú-
blicos (ONARP). La tasa por la inscrip-
ción de un aumento de capital de una per-
sona jurídica está fijada en un porcentaje
del monto del aumento, y no en función
del costo que demanda efectuar el regis-
tro y mantener la citada dependencia pú-
blica. El hecho que el legislador haya va-
lorado la determinación de la cuantía de
la tasa en función al contribuyente, es de-
cir, en función a su capacidad contributi-
va, en nuestra opinión no podría llevamos
a sostener que jurídicamente el recurso es
tasa únicamente hasta el monto que cubre
el costo de mantenimiento de la ONARP,
e impuesto respecto del saldo.
Sin embargo consideramos que, en el
ejemplo propuesto, la tasa por registro
público debería tener un tope, ya que, en
el supuesto de que el aumento de capital
sea de monto elevado, la regla de la “ra-
zonable equivalencia” podría verse vul-
nerada y convertir en ese caso a la tasa en
un impuesto, lo que significa que ese tope
está dado por la mencionada “razonable
equivalencia”, siendo conveniente que el
derecho positivo explicite el tope para una
aplicación práctica efectiva.
Opinamos que los tributos se generan
en base a una valoración política de la
capacidad contributiva del sujeto incidido
que efectúa el legislador teniendo en con-
sideración diversas manifestaciones eco-
nómicas, dentro de las cuales el Estado en
ejercicio de su poder tributario no puede
excederse y llegar a la confiscación.
En conclusión, sostenemos que la fija-
ción de la cuantía de la tasa debe necesa-
61
riamente vincularse a la financiación del
servicio prestado que le da origen, de for-
ma tal que no se cobre como tasa lo que
en realidad son impuestos disimulados,
pero de manera alguna puede negarse al
legislador tomar otras consideraciones,
siempre en relación al servicio prestado,
como la capacidad contributiva del usua-
rio del servicio, pero sólo hasta el límite
de la “razonable equivalencia” con el
costo del servicio prestado.
5.8 Otros elementos de las tasas y pre-
cios públicos y la trascendencia ju-
rídica de su distinción
Debemos indicar que los precios pú-
blicos generalmente son conceptuados
como la contraprestación que percibe el
Estado de los particulares en razón a la
prestación de un servicio divisible que es
demandado voluntariamente por éstos.
Puede ser que el monto del precio genere
o no utilidades o dividendos al Estado o a
la empresa pública, ya que muchas veces
por cuestión de interés general el precio
es fijado debajo del costo del servicio
prestado.
Un problema contemporáneo común
se origina en el hecho que muchos pre-
cios públicos toman en consideración la
capacidad contributiva como elemento
para la fijación de su cuantía, lo que re-
sulta ajeno a su naturaleza jurídica.
Opinamos que en tal supuesto deberá
analizarse los otros elementos o caracte-
rísticas de la tasa a electo de establecer de
manera precisa si se trata de tasa o de
precio público. Lo que no resulta justifi-
cable en nuestra opinión es que tratándose
de precios públicos, se tome en cuenta
para la fijación de su cuantía la capacidad
contributiva del sujeto al cual se le presta
el servicio, pues si es el Estado el que
62
directamente presta el servicio, la cir-
cunstancia anotada puede convertir a ese
recurso público en tasa y si no es el Esta-
do sino una empresa de su propiedad, no
está legalmente en facultad jurídica de
tomar en cuenta tal capacidad.
En tales situaciones límites considera-
mos que los elementos de distinción de
mayor utilidad son la naturaleza esencial
del servicio prestado, la posibilidad o no
de demanda voluntaria u obligatoria del
servicio, y sobre todo, la naturaleza jurí-
dica del ente estatal que presta el servi-
cio. El ánimo de lucro a veces resulta di-
fícil de interpretar tratándose de precios
públicos, denominados en doctrina políti-
cos, en los que su cuantía se fija en orden
a consideraciones de interés general o
público y en razón a tales consideracio-
nes el costo del servicio es mayor al pre-
cio fijado.
En cuanto a la trascendencia jurídica
de la distinción, opinamos que ésta resul-
ta fundamental ya que los ingresos tribu-
tarios, como son las tasas, se encuentran
sometidos a reglas y principios propios
que son distintos a los que regulan los
ingresos no tributarios, como es en el
caso de los precios. De lo anterior fluye
que los principios tributarios no le resul-
tan de aplicación a los precios públicos.
Por ejemplo, al analizar nuestro Tribu-
nal Fiscal la naturaleza tributaria o no de
diversos ingresos públicos muchas veces
ha resuelto inhibirse de conocer la causa
debido a la naturaleza no tributaria de los
mismos. La distinción entonces tiene una
primera consecuencia de orden jurisdic-
cional.
Otro aspecto digno de resaltar es que la
deuda tributaria generada por el incum-
plimiento de la obligación tributaria tiene
en el Perú sanciones y formas de actuali-
zación propias. Dependerá entonces si el
ingreso es o no tributario para que el Es-
tado pueda establecer o no una forma de
sanción y actualización distinta a la dis-
puesta por el Código Tributario, pudien-
do optar por aquellas dispuestas en el
Código Civil en el capítulo referido a la
inejecución de obligaciones u otras. En-
contramos aquí una consecuencia de
índole penal y resarcitoria.
Perspectiva importante es el someti-
miento a los principios fiscales de los in-
gresos tributarios. Resultará imprescindi-
ble entonces conocer si estamos ante un
precio público o no para saber si la varia-
ción de uno de sus elementos, como son el
sujeto pasivo o el activo, su base impo-
nible, las alícuotas, etc., deben ser esta-
blecidas, modificadas y suprimidas sólo
por ley o no, conforme al principio de
legalidad, si cabe o no una exoneración
teniendo en cuenta los principios de
igualdad y uniformidad, etc.
Sin pretender haber agotado el tema
abordado, lo que es explicable en razón al
alcance del presente trabajo, con la finali-
dad de respetar también en cuanto a la
extensión las pautas del señor Relator
General, pasamos a continuación a seña-
lar las conclusiones y recomendaciones
que sometemos a consideración de las
XV Jornadas Latinoamericanas de Dere-
cho Tributario.
6. CONCLUSIONES
1. En orden a la naturaleza tributaria de
la tasa le corresponde la estructura
fundamental de todo tributo, es decir,
el Estado debe establecerla respetan-
do los principios de la tributación re-
conocidos por la doctrina y recogidos
constitucionalmente.
2. Aunque la Lasa es el tributo de más
antigua existencia, su naturaleza jurí-
dica constantemente es confundida
con el precio público atendiendo a las
similitudes en muchas de las ca-
racterísticas de ambos ingresos pú-
blicos. Un análisis jurídico de ambos
recursos en función a sus caracterís-
ticas esenciales es el único medio de
lograr una efectiva distinción.
3. El principio de legalidad es plena-
mente aplicable a las tasas en tanto
son tributos, más no a los precios
públicos. Una flexibilización de di-
cho principio en las tasas resulta
aceptable jurídicamente mediante la
delegación al Poder Ejecutivo para
que ajuste periódicamente su cuantía,
más no los otros elementos del tribu-
to, siempre que se limite tal delega-
ción a la actualización del costo de
los servicios materia del tributo y no
se trate de una delegación irrestricta.
4. La fuente de las tasas es la ley y la de
los precios públicos el negocio jurí-
dico.
5. La causa jurídica específica constitu-
ye criterio válido para distinguir las
tasas de los precios públicos pero de
difícil y poca aplicación práctica,
resultando absolutamente ineficaz
cuando ese criterio es considerado en
forma aislada.
6. Resultan aplicables a las tasas los
principios tributarios denominados de
igualdad y justicia o uniformidad.
7. Constituye criterio de distinción efi-
caz e importante el análisis de la na-
turaleza del servicio prestado. Los
servicios inherentes al Estado y por
ende esencialmente gratuitos caracte-
63
 rizan a las tasas, y por el contrario,
los servicios privados asumidos por
el Estado, generalmente en forma
monopólica, que resultan esencial-
mente onerosos aunque se funda-
menten en fines de interés público,
dan origen a los precios públicos.
8. Ni la obtención de ventajas ni la vo-
luntad del obligado resultan elemen-
tos característicos de las tasas.
9. La hipótesis de incidencia de las La-
sas debe estar vinculada necesaria-
mente a la prestación de un servicio
divisible y efectivamente prestado
por el Estado. Si el servicio se presta
efectivamente la negativa del contri-
buyente a recibirlo no extingue su
obligación tributaria, salvo que resul-
te necesaria la demanda del servicio
por el obligado, atendiendo a la ca-
racterística de éste, para que ocurra el
hecho imponible.
10. Carece de causa o fundamento jurí-
dico el cobro de tasas en función a la
prestación de servicios potenciales o
que no se fundamenten en la pres-
tación efectiva de un servicio públi-
co.
11. No desnaturaliza jurídicamente a la
Lasa el hecho que una vez efectuado
el pago de la misma al Estado, el ór-
gano administrador destine los fon-
dos recaudados a fin distinto al fi-
nanciamiento del servicio materia del
tributo.
12. Resulta factible en las tasas atender a
la capacidad contributiva del obliga-
do para fijar su cuantía teniendo
como límite la regla de una razonable
equivalencia entre el costo del ser-
vicio y el pago efectuado.
64
13. El uso de criterios de capacidad con-
tributiva o de interés público en pre-
cios públicos no transforma necesaria-
mente a dichos recursos en tributos.
14. Establecer claramente la distinción
jurídica entre tasas y precios públi-
cos resulta fundamental para deter-
minar si le son de aplicación los
principios y regulaciones tributarias,
tales como los principios tributarios
que limitan el ejercicio de la potestad
tributaria del Estado, sanciones, rea-
justes por mora en el pago, procedi-
mientos de reclamación, entre otros,
los que no le son de aplicación a los
precios públicos, por no tener éstos
naturaleza tributaria.
7. RECOMENDACIONES
En virtud de las conclusiones antes
señaladas, sometemos a consideración de
las XV Jornadas Latinoamericanas de
Derecho Tributario las siguientes reco-
mendaciones:
PRIMERA: Que a las tasas por su natura-
leza tributaria le es aplicable el principio
de legalidad. Por excepción, únicamente
resulta permisible la determinación de su
cuantía, mediante delegación al Poder
Ejecutivo, cuando tal delegación se limite
a su actualización en función del costo del
servicio.
SEGUNDA: Las leyes que crean tasas
deberán considerar, expresamente, la na-
turaleza tributaria del recurso público en
función a la naturaleza del servicio esen-
cial prestado y a la naturaleza jurídica y
no empresarial del órgano estatal que lo
presta.
TERCERA: La hipótesis de incidencia de
las tasas debe estar vinculada a la efectiva
prestación de un servicio divisible y de
carácter esencial por parte del Estado, por
lo que la cuantía de la tasa no debe, por
regla general, exceder el costo del ser-
vicio prestado. Puede atenderse a la
capacidad contributiva del obligado para
fijar la cuantía de la tasa, debiendo esta-
blecerse topes basados en reglas de razo-
nable equivalencia entre el costo del ser-
vicio y el monto que debe pagar el contri-
buyente.
CUARTA: La efectiva prestación de un
servicio establecida como hipótesis de in-
cidencia de una tasa, genera la obligación
tributaria aún cuando el contribuyente se
resista voluntariamente a recibir el servi-
cio.
QUINTA: No resultan aplicables a los
precios públicos, incluso a aquellos en los
que el precio es menor al costo del servi-
cio brindado, denominados precios políti-
cos, los principios de la tributación. No
debe tomarse en cuenta la capacidad con-
tributiva como elemento para la fijación
de la cuantía de los precios públicos, pero
si se utiliza, tal circunstancia no modifica
necesariamente la naturaleza jurídica no
tributaria de dichos recursos.
Lima, 26 de julio de 1991.
65