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LA “ESTIPULATIO”
El contrato formal, que en el comercio romano llegó a ser el negocio de uso ordinario
para la constitución de una relación obligatoria, fue la estipulación. La solemnidad de la es
estipulación consistía en una interrogación del futuro acreedor
El origen del contrato es discutido. Según la opinión más común, se deriva del derecho
sacro y del juramento. Serios indicios hacen ahora creer que esté relacionado más bien con la
fianza procesal, transformada en fianza de sí mismo.
La stipulatio es una de las categorías que integran en el contrato verbis, que se caracteriza
por ser una operación practica y de un dominio infinito. Donde se nota fácilmente que caracteriza
a los romanos, por su formación simple y forma breve que contiene. La stipulatio, sponsio o
estipulación contiene dos elementos importantes: la reus stipulandi, que se trata de una duda del
acreedor, y la reus promittendi, siendo la respuesta coherente del deudor. Por ejemplo, cuando A
dice: “¿Prometes darme cinco mil pesos?” Y B responde: “Si, lo prometo”. De esta forma se
constituye también su extinción, con la interrogación del deudor y la respuesta del acreedor, o lo
llamado acceptilatio.
Requisitos:
Para que la estipulación fuera válida, se necesitaban diferentes requisitos. Tales son, que
sea precisa una interrogación seguida de una respuesta formulada oralmente (unitas actus: donde
a la pregunta le tiene que seguir inmediatamente la respuesta). A partir de esta premisa, se afirma
que se requiere entonces la presencia física de las partes, es decir el acreedor que formula la
pregunta y el deudor que la responde, existiendo una concordancia entre ambas. Como
consecuencia, no es permitida la síntesis de este contrato entre ausentes, sordos y mudos
(incapaces de preguntar y/o responder), ni a través de representantes de las partes, ya que era
absolutamente necesaria la presencia de las partes para el cambio de palabras que compone el
contrato.
Características:
Los contratos por estipulación son unilaterales ya que es solo una persona la que se obliga
y de derecho estricto en la medida en que está rigurosamente determinada por las palabras que
han dado la fuerza de obligatoriedad del contrato. También, la estipulación es principal, es decir,
que no necesita de otro elemento para su existencia. Además, al ser nominado, este tipo de
contrato verbis, tiene nombre especifico y particular confirmado por el derecho.
Formación:
Funciones:
Las funciones de la estipulación se dividen en dos grupos, una desde el punto de vista de
su carácter de libres y las otras desde el carácter de obligatorias. Desde el punto de vista de
carácter de libres, que pueden hacerse entre dos particulares para sancionar una convención
cualquiera:
ii) Para transformar una obligación que ya existe en una nueva obligación (novación).
iii) Para que nazca un lazo de solidaridad entre varios acreedores o de varios deudores.
iv) Para adjuntar al acreedor principal a un acreedor accesorio (adstipulatio), o al deudor
principal a un deudor accesorio (adpromissio).
Desde el punto de vista de carácter de obligatorias, que son impuestas a una persona por
un pretor o por un juez (estipulaciones judiciales) o por los dos, magistrado y juez
(estipulaciones comunes). El objeto de la estipulación podía ser de tres maneras, la primera que
era una suma cierta y determinada de dinero (certa pecunia), la segunda era una cosa cierta
(certa res), y la tercera era una cosa incierta (incertum), es decir, una obligación de hacer o no
hacer. Dependiendo de estos tres objetos, se determina la sanción correspondiente.
Modo de extinción:
Según las extinciones de las obligaciones tipo Ipso iure, el primer modo de extinción es
el pago o solutio, la cual responde a las cuatro preguntas de validez del pago. Esta última se ve
relacionada directamente con la remisión por acceptilatio, el segundo modo de extinción, que
trata de un acto jurídico formal donde se declara cumplida la obligación. El tercer modo es el
de novación, donde se sustituye la obligación pasada por una nueva, cumpliendo los requisitos.
La cuarta modalidad de extinción es la datio solutio, donde el objeto de la estipulación
siendo certa res, el acreedor es consciente del cambio en el objeto de pago. Al igual que el modo
anterior, siendo certa res el objeto de la estipulación, el sexto modo seria la perdida de la cosa
debida. El séptimo modo sería el de la capitis diminutio máxima o media, donde pierde la
capacidad jurídica alguno de los sujetos, o bien la muerte de uno de los sujetos. El octavo y
último modo de extinción es una sentencia judicial, donde un juez decide el fallo en derecho
proferido por un magistrado pretor.
Son aquellas obligaciones que eran accesorias a una principal, de modo que, no podía
existir sino eran ligadas esta última y podían presentarse en distintas formas.
Dado lo anterior en el derecho Romano existían acreencias y deudas accesorias que se
evidenciaran a continuación.
2.2. “ADSTIPULATIO”
2.3. “ADPROMISSIO”
Dado que este tipo de “adpromissio” era solamente accesible para los ciudadanos fue
creada entonces otra forma accesoria denominada “fidepromissio” en la cual podían participar
también los extranjeros.
Esta estipulación accesoria, se puede realizar por una interrogación y una respuesta, las
cuales son diferentes del contrato principal. Los fidepromissores no podían servir como garantía
sino a las obligaciones que hayan nacido verbis, sus obligaciones no pasaban a sus herederos,
con la excepción de un fidepromissor que fuera extranjero. Los fidepromissores son
particularmente deudores accesorios, mandatarios del deudor principal
Los fidepromissores pueden ser:
2.4. FIDEIUSSIO ACCESORIA
Los fiadores pueden ser ciudadanos o extranjeros. El fiador se obliga con el acreedor a
pagar la deuda del sponsor, en caso que no cumpla. El fiador que necesariamente tiene que estar
presente en el momento del contrato, se le considera regularmente obligado. Garantiza cualquier
clase de obligaciones, nacidas de cualquier clase de contratos, a diferencia de las anteriores, que
solo garantiza obligaciones de contratos verbis. El fiador tiene una obligación, accesoria, y está
dirigida a garantizar otra obligación, esto tiene dos caracteres:
Se le dieron dos beneficios a los fiadores, a la hora de ser subsidiario del deudor:
i. Del beneficio de división: La ley Furia, había tomado una decisión, respecto a la deuda
en pleno derecho, la cual se tenía que dividir entre los sponsores y
los fidepromissores que ya existieran en la fecha de vencimiento, con el fin de que el
acreedor no pudiera cobrar más que su parte justa; esta ley no era aplicable a los fiadores.
En el reinado de Adriano, se les dio a los fiadores, el beneficio de división por medio de
un rescripto.
Este beneficio era diferido, sustancialmente a la Ley Furia, ya que la ley, esta obligaba a
los sponsores y fideipromissores a dividirse la deuda, en cambio el beneficio no obligaba
al fiador, pues este podía decidir si quería o no dividir la deuda. El acreedor tenía el
derecho de obrar in solidum contra uno de los fiadores, si el fiador que era perseguido,
pagaba toda la deuda, sin tener en cuenta el beneficio de división, no se le validaba
la condictio indebiti, con la cual podía reclamar la devolución de la parte que pago de
más.
Por otro lado, el rescripto de Adriano, contenía los intereses del acreedor y de los
fiadores, por lo cual, la división no se daba entre todos los fiadores obligados hasta el
momento del vencimiento, sino antes de que se venciera el contrato.
Relaciones de los fiadores entre sí y con el deudor principal: El fiador debía tener unos
recursos para poder exigirle al deudor principal o a los fiadores, una indemnización por el pago
de la deuda que, él le cancelo al acreedor.
ii. Recursos contra los demás fiadores: Este recurso consiste en que, si varios fiadores han
consolidado la misma deuda, esto no significa que, pueda servir como recurso entre ellos;
ya que el que paga el total de la deuda, no puede hacerle reclamo a los demás fiadores,
pero si al deudor.
Extinción de la fianza:
La obligación del fiador es accesoria, por lo cual se puede extinguir, por medio de dos vías:
Para entender la dotis dictio toca tener en cuenta el concepto de dote, el cual Juan
Iglesias en su libro Derecho romano la define como el conjunto de bienes o cosas singulares que
la mujer, u otra persona por ella, entrega al marido, con la finalidad de atender al sostenimiento
de las cargas matrimoniales.
Es importante mencionar que la dote surge del matrimonio cun manus.
La dotis dictio es una promesa solemne de dote encabezada por la mujer que sea sui
iuris o por el Pater que sea deudor de ella. Esta promesa nace cuando el constituyente contrae
matrimonio o una vez contraído el matrimonio no haya sido invalidado. La dotis dictio tiene
efectos jurídicos en bienes muebles o inmuebles, corporales o incorporales.
La dote solo se puede dar si se contraen justas nupcias en caso de que no el contrato se rompe y
no es válido.
Respecto a que casos se debía restituir la dote y cuáles eran las reglas de la acción de restitución,
existen dos momentos:
i. Derecho clásico: Primero, la mujer o cualquier otra persona que constituyera la dote, es libre
de establecer la restitución, sin importar la causa de la ruptura del matrimonio. Aquí a la dote
se le da el nombre de, recepticia, pero si no se estipulo antes una manera de restitución, se
vuelve obligatoria en algunos casos:
a. Cuando el matrimonio se disuelve por, la muerte del marido o por el divorcio, la dote
se debe restituir a la mujer, ya sea viuda o divorciada. Sin embargo, una orden del
edicto del pretor, la cual era llamada edicto de alterutro, en donde se obligaba a la
mujer superviviente, a escoger entre la dote y el testamente que dejo el marido.
b. Si el matrimonio a terminado por la muerte de la mujer, la dote, en un principio queda
para el marido, siempre y cuando no sea profecticia.
Después de la separación del matrimonio, tenía lugar la restitución de la dote. Pero, existía una
excepción, en la cual la mujer podía pedirla durante el matrimonio, cuando el marido quebraba o
no tenía con que sostenerse económicamente, hasta el punto en que pudiera afectar la dote.
Este contrato cumple con la obligación de liberar al esclavo y una vez este en condición
de liberto se obliga a prestar servicios al patrono. En este contrato hay una obligación civil. El
liberto hace un juramento al amo para contraer las obligaciones y en primera instancia se hace un
juramento religioso. Una vez hecho el primer juramento nace la manumisión que es la que
permite que el liberto tenga obligaciones civiles con el amo. La manumisión "es un acto de
disposición por virtud del cual el esclavo se hace libre y ciudadano."