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OBLIGACIONES
GENERALIDADES.
La palabra Obligación deriva del latín obligare, que significa, atadura, ligadura. Este
término, representa la situación en que se encuentra el deudor, ya que él se encuentra
sometido al acreedor.
Jurídicamente, la obligación se puede definir como “el vínculo jurídico, en virtud del cual
una de las partes llamada acreedor puede exigir de otra, llamada deudor, el
cumplimiento de una determinada prestación debida, que puede consistir en dar, hacer
o no hacer algo”.
Don Fernando Fueyo define la obligación diciendo que es “el vínculo o relación
jurídica entre dos o más personas, en virtud del cual una de las partes debe
cumplir una prestación determinada a favor de la otra, quien tiene la facultad de
exigirle por medios coercitivos”.
ELEMENTOS DE LA OBLIGACION.
1° Los sujetos o partes (acreedor y deudor). Estos sujetos pueden ser personas
naturales o jurídicas. Como mínimo deben ser dos (un acreedor y un deudor), pero nada
obsta para que sean más de dos.
El deudor o sujeto pasivo, es la persona que tiene la necesidad de cumplir con dicha
prestación.
2° La Prestación debida. Está constituido por el gravamen a que está sujeto el deudor;
esta prestación determina la libertad económica del deudor, ya que al momento de
obligarse y por el solo ministerio de la ley, el deudor pone a disposición de su acreedor
todos sus bienes, presentes y futuros, muebles e inmuebles, con la sola excepción de
los inembargables. Esto es conocido como el derecho de garantía general de los
acreedores (prenda general).
En virtud de este vínculo jurídico, el deudor debe cumplir con la prestación debida; y
es éste el que permite distinguir entre la obligación propiamente tal y los deberes
morales o sociales, ya que se encuentra amparado por la ley, pudiendo exigirse su
cumplimiento coercitivamente.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 2
Se pueden definir como, los hechos o Actos Jurídicos que dan nacimiento o que crean
una obligación.
Existen varias teorías a este respecto, sin embargo, son tres las más trascendentes; a
saber:
1° Teoría Clásica. Considera que las fuentes de las obligaciones son cinco; a
saber, el contrato, el cuasicontrato, el delito, el cuasidelito y la ley.
Esta teoría deriva del Derecho Romano, el cual en un principio sólo reconoció dos
fuentes, los contratos y los delitos.
Justiniano, teniendo presente los estudios del jurisconsulto Gayo, se dio cuenta que
había ciertas fuentes que no derivaban propiamente de un contrato, y otras, que no lo
hacían propiamente de un delito y las llamó cuasicontrato y cuasidelitos. De ahí pasó
esta clasificación al Código Civil francés y por fin al nuestro.
2ª Teoría. Considera que sólo existen dos fuentes de las obligaciones, que serían el
contrato y la ley. El resto de las fuentes clásicas se encuadrarían en la ley.
II.- Según su eficacia. Se clasifica en naturales y civiles. Art 1470 CC. DERECHO confiere la acción para que el acreedor tenga
la herramienta para exigir el cumplimiento de la prestación (OBLIGACIONES CIVILES)
1470 numeral 1 es de carácter rescindibles (acción rescisoria).
En el numeral 1 se puede agregar al disipador declarado en interdicción? La respuesta es no porque no puede involucrar por no
tener suficiente juicio y discernimiento. Antes de celebrar habrá cumplido obligación civil y después de celebrar el contrato habrá
cumplido una obligación natural
Numeral 3 Acto jurídico que le falta la solemninidad es nulo. (falta requisito de existencia). Declarada la nulidad por tribunal. Antes
del pago es obligación civil y después natural
Numeral 2 y 4 Civiles desvirtuadas o desnaturalizadas
Numeral 2: Concordar con ART 2492. Lo que se extingue por prescripción es la herramienta es decir los derechos o acciones para
exigir el cumplimiento de la obligación- LA OBLIGACION SE EXTINGUE POR EL PAGO Y NO POR PRESCRIPCION.
Numeral 4: “los hechos que no se pueden probar no existen”
Se podría agregar como excepción los juegos y apuestas donde prima la destreza intelectual
III.- Según sus efectos. Se pueden clasificar en:
a) De ejecución única y de tracto sucesivo.
b) Puras y simples y sujetas a modalidad.(IMPORTANTE)
V.- Según los sujetos. Se pueden clasificar en: simplemente conjuntas, solidarias e
indivisibles.
a) Civiles (art. 1470 inc. 2°). Son aquellas que dan derecho para exigir su
cumplimiento.
b) Naturales (art. 1470 inc. 3°). Son las que no confieren derecho para exigir su
cumplimiento, pero que cumplidas, autorizan para retener lo que se ha dado o pagado
en razón de ellas.
g) Como son excepcionales, nunca se presumen, debe haber texto legal expreso que
las consagre.
Por razones didácticas, la enumeración del artículo 1470 se clasifica en dos grandes
grupos, a saber:
b) Obligaciones naturales civiles o degeneradas. Que serían los casos de los números
2 y 4 del 1470.
Estos casos del 1 y 3 del 1470 se tratan conjuntamente, porque en ambos hay actos
afectos a nulidad; que en el caso del N°1 es relativa, y en el N°3 es absoluta.
1) De acuerdo al artículo 1470 N°1, se entiende que son obligaciones naturales, las
contraídas por personas que adolecen de una incapacidad, pero que tienen suficiente
juicio y discernimiento. De la sola lectura de este número, quedan descartados de él
los absolutamente incapaces.
En conclusión, el N°1 del art. 1470 sólo se refiere a aquellas obligaciones contraídas
por los menores adultos que son los únicos incapaces que tienen juicio y
discernimiento.
Respecto a las incapacidades especiales, los actos de las personas afectas a ellas,
tampoco pueden generar obligaciones naturales, porque ellas no están legitimadas
para actuar, y si de hecho celebran el acto o contrato, este no produce obligación
alguna, ni civil, ni natural.
Este N°1 ha dado origen al problema de determinar, desde qué momento existe la
obligación natural. Aquí existen dos posiciones, a saber:
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 6
1.- Los profesores Fueyo y Alessandri sostienen que la obligación pasa a ser natural
una vez que la rescisión (nulidad) ha sido judicialmente declarada, porque hasta
antes, el acto se considera válido y produce obligación civil, ya que de acuerdo a las
reglas generales, la nulidad sólo produce sus efectos cuando es declarada por
sentencia ejecutoriada.
Por lo tanto, para estos autores, si el menor adulto cumple la obligación antes de
declararse la nulidad del acto, estaría cumpliendo una obligación civil, y si la cumple
después de haberse declarado la nulidad, estaría cumpliendo una obligación natural.
2.- Una segunda posición, que es la mayoritaria y que aglutina, entre otros a los
profesores Claro Solar y Somarriva entre otros, consideran que en este caso, la
obligación es siempre natural, por las siguientes razones:
* El N°1 del art. 1470 dice que son obligaciones naturales “las contraídas”, por lo
que se está refiriendo al momento de nacer la obligación.
* Además, el art. 2375 N°1, ubicado en la fianza, niega la acción de reembolso (por lo
pagado) al fiador, cuando la obligación del deudor principal es natural, sin que sea
necesario que previamente haya sentencia judicial. Lo que estaría confirmando que la
obligación debe considerarse natural desde que se contrae.
2) En el caso del 1470 N°3, la ley señala, que es obligación natural las que proceden
de actos a que faltan las solemnidades que la ley exige para que produzcan efectos
civiles, y la ley pone como ejemplo el caso del testamento que no se ha otorgado en la
forma debida y que impone la obligación de pagar un legado.
Los autores discuten si el N°3 se refiere sólo a los Actos Jurídicos unilaterales o si
también se refiere a los bilaterales. Don Luis Claro Solar considera que se refiere a
ambos tipos de catos, porque el sólo hecho de haber citado como ej. un acto
unilateral, no es motivo suficiente para excluir a los bilaterales.
Sin embargo, para la mayoría de los autores (Alessandri, Fueyo, Somarriva, etc.) han
considerado que la ley se está refiriendo sólo a os Actos Jurídicos unilaterales, por las
siguientes razones:
* Cuando la ley quiere referirse a los actos unilaterales y bilaterales, habla de actos o
contratos.
Otro problema que ha originado el número in comento es, al igual que en el caso
anterior, determinar desde cuando la obligación es natural (se dan los mismos
argumentos ya expuestos).
1) El articulo 1470 N°2, señala que son obligaciones naturales, las obligaciones
civiles extinguidas por la prescripción.
* Los profesores Claro Solar y Rozas Vial, dicen que en este caso la obligación es
natural una vez que ha transcurrido el plazo de prescripción, sin importar si esta
prescripción se ha reconocido o no por sentencia judicial, y ello porque, el artículo
2514 señala que la prescripción extintiva sólo necesita del transcurso del tiempo.
* Otros autores como Somarriva y Alessandri, dicen que en este caso la obligación
va a ser natural una vez que la prescripción sea reconocida por sentencia
judicial, y ello porque, si bien la prescripción opera de pleno derecho, debe ser
alegada y por lo tanto, antes de la sentencia judicial se estaría cumpliendo con
una obligación civil.
2) Señala el 1470 N°4, que son obligaciones naturales, las que no han sido
reconocidas en juicio por falta de prueba. Para que en este caso la obligación se
considere natural, deben darse los siguientes requisitos copulativos. A saber:
a) Debe existir un juicio.
b) El deudor debe ser absuelto. Y,
c) Esta absolución se debe fundar, en que el acreedor no pueda probar la existencia
de la obligación.
a) Que el pago sea voluntario, es decir, el deudor debe cumplir con la obligación
natural en forma libre y espontánea, y por lo tanto, la voluntad del deudor debe
estar exenta de vicios.
b) Que el que paga debe tener la libre administración de sus bienes. El pago es
un acto dispositivo y por lo tanto el que paga debe ser plenamente capaz.
2° Se puede novar. (art. 1630). Como se verá, la novación es un modo de extinguir las
obligaciones, por el cual se sustituye una obligación por otra, quedando la primera
extinguida. La obligación natural puede novarse por una civil o viceversa.
3° Se puede caucionar. (art. 1472). La caución debe constituirla un tercero distinto del
deudor, porque si la constituye el deudor, como las cauciones acceden a la obligación
principal, tendrán el carácter de naturales y no se podrá exigir su cumplimiento. En
cambio, si la caución la constituye un tercero, la garantía será civil y podrá exigirse el
cumplimiento de ella.
Respecto a la fianza, El art. 2338 permite que pueda acceder a una obligación natural,
con las siguientes particularidades:
a) El fiador, por regla general tiene un “beneficio de excusión”, que consiste en que
le solicita al acreedor, que primero se dirija contra el deudor principal y sólo si él no
cumple, se dirija en su contra. Este beneficio no lo tiene el fiador de una obligación
natural. Arts. 2357 y 2358 3ª.
b) Una vez que el fiador paga al acreedor, cuando la obligación principal es natural, el
fiador no tiene acción de reembolso. Art. 2375 N°1.
Las obligaciones naturales se someten en esta materia a las reglas generales. Por lo
tanto, se extinguen por los modos que la ley regula en este ámbito, pero con las
siguientes particularidades.
Uno de los requisitos necesarios para que opere, es que ambas obligaciones sean
actualmente exigibles, por lo tanto, la compensación no opera respecto de las
obligaciones naturales, porque ellas no son actualmente exigibles y además, porque
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 9
en ellas el pago debe ser voluntario y en la compensación, el pago opera por el sólo
ministerio de la ley.
El art. 99 señala que se si se pacta una pena o multa para el caso de no cumplirse
la promesa, no puede exigirse su cumplimiento, pero si se paga, se puede retener lo
pagado.
Para algunos autores, como don Fernando Fueyo, este sería un caso de obligación
natural, porque se daría el efecto de la irrepetibilidad, que es propio de este tipo de
obligaciones. Sin embargo, la mayoría de los autores como Alessandri, Somarriva y
Claro Solar, consideran que la irrepetibilidad está consagrada como una sanción para
el esposo incumplidor, pero no como una obligación natural. Y agregan, que fue la
propia ley la que señaló que los esponsales no produce obligación alguna, y no
distinguió entre obligaciones ni civiles, ni naturales.
2° En el pago por objeto o causa ilícita, a sabiendas. El art. 1468 establece que no
podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto o causa ilícita a
sabiendas.
Pero si el deudor paga más deudas de las autorizadas por el Juez, no existe derecho
a repetición, y en este caso, al igual que en el anterior, se dice que existe una
renuncia al beneficio, no habrá obligación natural.
Obligación de tracto sucesivo. Son aquellas que por su naturaleza no pueden ser
cumplidas de inmediato, toda vez que sus efectos nacen y se cumplen a través del
tiempo. Ej. las obligaciones que surgen de un contrato de arrendamiento. Las rentas
se van devengando mes a mes.
Con todo, como las modalidades son excepcionales, no se presumen, salvo las
situaciones esbozadas; no pueden interpretarse por analogía, sino que
restrictivamente.
Obligaciones a Plazo.
El artículo 1494 define el plazo diciendo que “El plazo es la época que se fija para el
cumplimiento de la obligación”.
Esta definición ha sido criticada por la doctrina, porque sólo se refiere al plazo
suspensivo, sin comprender al extintivo, y por esto, se ha dicho que el concepto más
completo de plazo, es el que dice que es “un hecho futuro y cierto del cual depende
la exigibilidad o extinción de un derecho”.
El plazo al ser un hecho futuro y cierto, existe certeza que va a ocurrir, es ineludible
que llegará, y por esto es que no pueden existir plazos fallidos, su estado sólo puede
ser, pendiente y cumplido.
3° Plazo Expreso y Tácito. De acuerdo al artículo 1494, inc. 1°, el plazo es expreso
cuando se establece en términos formales y explícitos; y es tácito, el indispensable
para cumplirlo.
Plazo Legal. Es el fijado por la ley; estos plazos legales son escasos en materia civil,
pero son muy comunes en procesal. Algunos ejemplos en materia civil. El plazo de 24
horas del pacto comisorio calificado. Art. 1879; El caso del albacea, el cual debe
cumplir su encargo en el plazo que el testador fije, y si nada señala, la ley le fija un
plazo de un año. Art. 1304.
vagos; y de acuerdo al artículo 1494, inc. 2°, el Juez sólo puede fijar plazos, cuando la
ley expresamente lo autoriza. Por ej. en las prestaciones mutuas de la acción
reivindicatoria, el art. 904 establece que el poseedor vencido “restituirá la cosa en el
plazo que el Juez señalare”. Otro caso es en el modo, porque de acuerdo al art.
1094, se faculta al Juez para fijar el tiempo en que ha de cumplirse el modo, si el
testador no lo ha determinado.
Plazo Extintivo. Consiste en un hecho futuro y cierto del que depende la extinción de
un derecho. La ley no definió este plazo y tampoco lo menciona en el art. 1567, entre
los modos de extinguir. Sin embargo, existe acuerdo en considerar que el plazo
extintivo es un modo de extinguir. La ley no dedica ningún art. para hablar de este
plazo en general, reglamentándolo en los distintos contratos, arrendamiento,
sociedad, mandato, etc.
1.- Antes del vencimiento. Cuando el plazo es suspensivo, el derecho existe, lo que
ocurre es que aún no puede ejercerse. El acreedor tendrá su crédito y el deudor su
obligación, pero todavía no puede exigirse el cumplimiento de ella.
Consecuencia de esto:
Mientras el plazo extintivo esté pendiente, el acto o contrato cuya terminación esté
sujeta a él, produce todos sus efectos normales, como si fuere puro y simple. Y así
en un arrendamiento a 3 años plazo, mientras ellos transcurren, el arrendatario
goza de la cosa arrendada y debe pagar las rentas, etc.
El plazo puede extinguirse de tres maneras: Por su cumplimiento, que toma el nombre
de vencimiento; por la renuncia Y por la caducidad.
1.- Vencimiento del plazo. Es la forma normal de extinción del plazo y consiste en el
cumplimiento del tiempo fijado en el plazo.
Para determinar cuando el plazo está cumplido deben aplicarse las reglas generales
para computarlo, contenidas en el Título Preliminar. Arts. 48 y siguientes.
2.- Renuncia del plazo. El plazo es renunciable, puesto que se ha establecido en favor
de una o ambas partes, de acuerdo a la regla general del artículo 12.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 15
3.- La caducidad del plazo. Consiste en la extinción anticipada de éste en los casos
previstos por las partes o señalados por la ley. O sea, no obstante no haber
transcurrido íntegramente el término, el acreedor puede exigir el cumplimiento
anticipado de la obligación, porque ciertas situaciones producidas, especialmente en
relación a la solvencia del deudor, hacen temer que de esperarse el vencimiento, el
acreedor no pueda ya cobrar íntegro su crédito. Es pues, una institución establecida
en beneficio del acreedor y en protección a su acreencia.
Caducidad convencional.
Caducidad Legal.
Se presenta en los dos casos del artículo 1496. A saber: cuando el deudor es
constituido en quiebra o se encuentra en notoria insolvencia; o, en el caso de pérdida
o disminución de las cauciones del crédito.
1.- Quiebra o notoria insolvencia del deudor. Son dos las situaciones, muy
relacionadas, pero que no deben confundirse, las que contempla la disposición: la
Quiebra, es una situación jurídica o de derecho, ya que necesita una sentencia
judicial; la Insolvencia, es una situación de hecho que se presenta cuando el pasivo
de una persona es mayor que su activo.
2.- Pérdida o disminución de las cauciones. El N°2 del artículo 1496 permite al
acreedor cobrar su crédito, no obstante existir plazo pendiente, “el deudor cuyas
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Con todo, para que ella tenga lugar, el precepto presupone la concurrencia de tres
circunstancias:
a) Que el crédito tenga cauciones, de acuerdo al concepto de estas del artículo 46.
Obligaciones Condicionales.
a) Que sea un hecho futuro (elemento común con el plazo). Si el hecho en que
consiste la condición es presente o pasado, el legislador previó la situación en el art.
1071, para las asignaciones condicionales, aplicable a las obligaciones por la remisión
general del art. 1493 no hay condición y habrá que distinguir dos situaciones. Si el
hecho presente o pasado ocurrió, la condición se mira como no escrita y el acto se
considerará como puro y simple. Y si el hecho presente o pasado no ocurrió, la
disposición no vale.
esta es una de las grandes diferencias con el plazo. La condición puede estar fallida a
diferencia del plazo en que nunca es fallido.
Clasificación de la condición.
1.- Condición Suspensiva. De acuerdo a lo que dispone el art. 1479 “la condición se
llama suspensiva, si mientras no se cumple, suspende la adquisición de un derecho”.
2.- Condición Positiva. De acuerdo al art. 1474 es aquella que consiste en acontecer
una cosa.
Condición Negativa. De acuerdo al mismo art. es aquella que consiste en que una
cosa no acontezca.
Con todo, en este caso, la condición negativa física o moralmente imposible tiene
distintos valores. A saber: Si es físicamente imposible, la obligación es pura y simple,
se entiende que no hay condición. Ej. te doy un millón si no vuelas por ti mismo.
A este respecto, fue la propia ley la que se encargó de establecer un plazo en esta
materia. Y los autores lo fundan en el propio mensaje del Código Civil; en él, don A.
Bello señalaba que toda condición se reputaba fallida si tarda más de 30 años en
verificarse. Estos 30 años constituían el primitivo plazo de prescripción, que
después fue modificado y quedó en 15 años y luego otra vez se redujo, quedando
en 10 y 5 años que es el plazo actual.
La doctrina discute en qué plazo se tiene por fallida una condición indeterminada. Hay
dos posiciones. A saber:
a) Se sostiene que el plazo en que se tiene que tener por fallida una condición
indeterminada es de 5 años, porque en el fideicomiso, el art. 739 señala que toda
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condición de que dependa la restitución del fideicomiso y que tarde más de 5 años en
cumplirse, se tendrá por fallida.
b) Otros señalan, que esta es una norma especial, dada para el fideicomiso. Se
afirma que la condición indeterminada se tendrá por fallida en el plazo de 10 años.
Sus seguidores se apoyan en lo que establece el artículo 962, en virtud del cual,
para suceder por causa de muerte, es necesario existir al momento de morir el
causante, sin embargo, se considerarán válidas las asignaciones que se dejan a
alguien que no existe, pero que se espera lleguen a existir, siempre que lo haga
dentro de los siguientes 10 años.
Sin embargo, se contra argumenta, en apoyo de la primera opinión, señalando que en
muchas oportunidades el legislador consagra normas generales en instituciones
especificas. Por ej. la buena fe.
Con todo, la segunda opinión es la mayoritaria.
5.- Condición Potestativa. De acuerdo a lo que señala el art. 1477, es la que depende
de la voluntad del acreedor o del deudor. Ej. te doy $10.000 si mañana vas a
Valparaíso.
Condición Causal. El mismo art. dispone, que es la que depende de la voluntad de un
tercero o de un acaso. Ej. te doy $10.000 si mañana Juan va a Valparaíso.
Condición Mixta. La norma in comento señala que es la que en parte depende de la
voluntad del acreedor y en parte de la voluntad de un tercero o de un acaso. Pero
también es condición mixta la que depende en parte de la voluntad del deudor y por
esto es más propio decir que la condición mixta es aquella que en parte depende
de la voluntad del acreedor o del deudor y en parte de la voluntad de un tercero o de
un acaso. Ej. te doy mi auto si te casas con María.
Las condiciones causales y mixtas siempre son válidas y respecto de las potestativas,
hay que distinguir. (art. 1478).
Es bastante sutil la diferencia entre unas y otras, pero de gran importancia. En ambas
se depende de la voluntad de las partes, pero en las simplemente potestativas no es
la sola voluntad, sino que también concurren circunstancias exteriores.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 20
Efectos de la condición.
La condición positiva determinada falla si transcurre el plazo convenido dentro del cual
la condición debió verificarse y ello no ha ocurrido, o bien, no ha transcurrido aún el
término, pero ya es imposible que el hecho ocurra. Ej. te regalo mi auto si te recibes
de abogado en 3 años y ellos pasan sin obtenerse el título o el acreedor fallece antes
que transcurra todo el plazo.
En efecto, el art. 1483 señala que la condición debe cumplirse del modo en que las
partes lo han entendido: Por lo tanto, hay que recurrir a la intención de las partes;
el precepto hace aplicar a las condiciones, la regla general de interpretación de los
contratos (art. 1560). Pero el art. 1484 señala que la condición debe cumplirse
literalmente, lo que pareciera contradictorio con la norma anterior.
La doctrina ha señalado que la condición debe cumplirse según lo convenido por las
partes, y agrega que la norma del artículo 1484 tiene una razón histórica, porque en el
Derecho Romano, se permitía el cumplimiento de la condición por equivalencia, y con
esta norma se quiso aclarar, de un modo expreso, que nuestra legislación no acepta
el cumplimiento de la condición por equivalencia.
Por último, la condición debe cumplirse íntegramente. Así lo señala el inc. 1°, del art.
1485.
1.- El artículo 1486, inciso 2°, 1ª parte, señala que pertenecen al acreedor los
aumentos, mejoras, deterioros y pérdidas fortuitas que haya experimentado toda la
cosa debida antes de cumplirse la condición. Por lo tanto, se entiende que el
acreedor siempre ha sido dueño; que el deudor nunca ha tenido la cosa en su
poder, y por eso, todos los aumentos y pérdidas fortuitos son de cargo del acreedor.
La condición opera con efecto retroactivo.
2.- Los artículos 1490 y 1491, consagran la misma regla. La primera disposición se
refiere a los bienes muebles; y la segunda a los inmuebles.
Con todo, estas normas tiene la particularidad de que hacen operar la condición con
o sin efecto retroactivo. En efecto, si el deudor condicional constituye sobre la cosa
gravámenes o la enajena y los terceros se encuentran de buena fe, la ley señala que
el acreedor no tiene la acción reivindicatoria; y, por lo tanto, los gravámenes y
enajenaciones subsisten, de manera que en este caso la condición opera sin efecto
retroactivo. Se entiende que el deudor estaba facultado para constituir el
gravamen o la enajenación respectiva. Ahora bien, si los terceros se encuentran de
mala fe, el acreedor tiene acción reivindicatoria en su contra; y, por lo tanto, la
condición opera con efecto retroactivo y se entiende que el deudor no estaba
facultado para constituir el gravamen o la enajenación.
3.-El artículo 2413, ubicado en la hipoteca, señala que esta se puede constituir bajo
condición suspensiva, y en este caso la hipoteca valdrá cuando se cumpla la
condición, pero cumplida ella, la fecha de la hipoteca será la del día de su inscripción
y no la del día en que se cumplió la condición. Cumplida la condición, retrotrae la
fecha de la hipoteca a la de su inscripción. Por lo tanto, opera con efecto retroactivo.
1.- El mismo artículo 1486 señala que si las pérdidas o deterioros son culpables,
afectan al deudor. Por lo tanto, en este caso, se está reconociendo que el deudor
tuvo la cosa en su poder, la condición opera sin efecto retroactivo.
2.- El artículo 1488, señala que cumplida una condición no se deben los frutos
percibidos en el tiempo intermedio, a menos que la ley, el testador, el donante o las
partes hayan convenido lo contrario. Si se aceptara la retroactividad, como se
entenderá que el acreedor siempre fue dueño, el deudor debería restituir los frutos,
pero la ley señala que los frutos no se restituyen; por lo tanto, se reconoce el derecho
del deudor y la condición opera sin efecto retroactivo.
3.- Los artículos 1490 y 1491, cuando los terceros poseedores están de buena fe, el
acreedor no tiene la acción reivindicatoria. En estas circunstancias la condición opera
sin efecto retroactivo, porque se le reconoce el derecho que tenía el deudor para
constituir el gravamen o la enajenación.
4.- La condición opera sin efecto retroactivo respecto de los actos de administración
del deudor condicional celebrados en el tiempo intermedio. Esto no lo dice ninguna
norma expresa, pero toda la doctrina considera como válidos estos actos y, por lo
tanto, se reconoce el derecho del deudor para haberlos celebrado.
Cumplida la condición, el deudor deberá entregar al acreedor la cosa que debía bajo
condición suspensiva o tenía sujeta a una condición resolutoria.
1.- Los aumentos y mejoras que haya experimentado la cosa. De acuerdo a lo que
señala el artículo 1486, inciso 2°, parte 1ª, la disposición es una aplicación lisa y
llana del principio de la retroactividad de la condición cumplida.
Esta norma se critica, porque se dice que puede ser fuente de enriquecimiento
injusto; ya que incluso en las prestaciones mutuas, cuando el deudor está de
mala fe, se le abonan las mejoras necesarias. Y aquí, el deudor no tiene derecho
a que se le abone ninguna mejora.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 24
3.- Los frutos pertenecen al deudor. Lo dice el artículo 1488, en relación a la condición
resolutoria; y el art. 1078 aplicable a las obligaciones por la referencia general del art.
1493, para las condiciones suspensivas.
En este caso hay una absoluta negación de la retroactividad, por evidentes razones
de equidad, porque si el deudor tuvo la cosa en su poder, la cuidó y conservó, es justo
que se quede con los frutos.
Sin embargo, los frutos pueden corresponder al acreedor si la ley, el testador o las
partes, según los casos, lo han dispuesto así o convenido, respectivamente. Ej. de
un caso en que la ley lo ordena, la del art. 1875, en la resolución de la compraventa
por no pago del precio.
4.- Pérdida de la cosa. Esta situación está reglamentada en el art. 1486, inciso 1°, el
cual distingue según si la pérdida es fortuita o imputable al deudor condicional.
En todos los casos, debe tenerse presente lo dispuesto en el inciso final del precepto:
“todo lo que destruye la aptitud de la cosa para el objeto a que según su naturaleza o
según la convención se destina, se entiende destruir la cosa”. Es un caso de pérdida
parcial, pero que se asimila a la total, por la razón que señala el precepto. Ej. si lo
debido es un caballo de carrera y antes de la entrega queda cojo, se ha destruido el
animal, puesto que ha perdido su aptitud para el objeto a que se le destina, las
carreras. Esta norma se considera de aplicación general.
Ahora bien, si la pérdida es fortuita, se extingue la obligación. Art. 1486, inc. 1°. El
deudor nada debe entregar, ni tampoco está obligado a la indemnización de
perjuicios, porque es ese el efecto del caso fortuito: extinguir la obligación sin ulterior
responsabilidad para el deudor.
Si la pérdida se debe a la culpa del deudor, y con mayor razón, al dolo, aunque el
precepto no lo diga, es obligado al precio y a la indemnización de perjuicios.
Condición Suspensiva.
Con todo, esta regla tiene dos excepciones “no se aplica a las asignaciones
testamentarias, ni a las donaciones entre vivos”, art. 1492, inc. 2°. Esto porque tanto
el asignatario, como el donatario de condición suspensiva, deben existir al momento
de cumplirse la condición. Y si no existen, nada transmiten. La justificación de estas
excepciones radica en que ambos son actos intuitu personae.
Consecuencia de esto:
a) El acreedor condicional, nunca podrá exigir el cumplimiento de la obligación.
b) Las medidas conservativas que hubiere solicitado, quedan sin efecto.
c) Los actos de administración y disposición efectuados por el deudor, pendiente la
condición, quedan a firme.
La Condición Resolutoria.
Desde otro punto de vista hay una distinción más: la mayor importancia práctica de la
condición resolutoria, debida especialmente a un tipo de ella, la tácita, que va envuelta
en todo contrato bilateral para el caso de no cumplirse la contraprestación del otro
contratante.
Fallida. Si la condición resolutoria falla, el derecho del deudor condicional pasa a ser
puro y simple, quedando a firme todos los actos efectuados por él mientras la
condición estaba pendiente.
Cumplida. Se extingue el derecho del que tenía la cosa bajo condición, y por ello el
artículo 1567 N°9 enumera la condición resolutoria como un modo de extinguir las
obligaciones. Nace para él, en cambio, la obligación de restituir (art. 1487), a cuyos
efectos se aplican las normas ya estudiadas en cuanto a mejoras, aumentos,
deterioros y disminuciones, frutos y pérdidas de las cosas.
tácita. No existiendo nada semejante para la ordinaria, se aplica la regla general, que
es muy fácil de comprobar.
Del hecho de que la condición resolutoria ordinaria opere de pleno derecho, deriva
otra consecuencia: que produce efectos universales, y puede invocarla quien tenga
interés en ella, pues no proviene de una sentencia judicial de efectos relativos que la
declare, sino de la ley.
Su origen próximo parece haber estado en el Derecho Canónico, que la estableció por
razones de equidad y de respeto a la palabra dada. Ella llegó a ser sub- entendida en
todo contrato bilateral, y así lo estableció el C.C. francés (art. 1184), del cual la
recogió el nuestro, aunque con algunas diferencias, principalmente que aquél permite
al Juez conceder un plazo al demandado para el cumplimiento, según las
circunstancias.
Fundamento.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 29
1.- La equidad. Es evidente la razón de equidad y justicia que hay en que si una de
las partes no cumple su obligación en un contrato bilateral, la otra puede a su vez
desligarse del vínculo jurídico, dejando sin efecto el contrato.
2.- La voluntad presunta de las partes. Se dice también que el legislador interpreta
la voluntad presunta de las partes, pues parece lógico concluir que el contratante
diligente no desea seguir ligado con quien no ha cumplido su obligación, y esta
intención ha estado presente al otorgarse el contrato.
Se ha rebatido esta teoría diciendo, que el contratante diligente tiene una opción para
pedir el cumplimiento, y si puede hacerlo, es porque el contrato tiene causa.
A mayor abundamiento, existe otro argumento aún más decisivo en contra de esta
doctrina, y es que la causa es requisito de validez del acto o contrato, y basta, en
consecuencia, con que concurra al momento de su otorgamiento. Si faltara la causa,
la sanción sería la nulidad y no la resolución. La verdad es que la causa existió, pues
ambas partes contrajeron obligaciones, la una en beneficio de la otra, y la resolución
proviene del hecho de que una de ellas no cumplió.
1.- Que la condición resolutoria tácita tiene lugar únicamente en los contratos
con prestaciones recíprocas es una característica de la institución, como que deriva
de su propio fundamento en la interdependencia de las obligaciones recíprocas de las
partes.
Dentro de los contratos bilaterales, en cambio, se aplica a todos ellos. No hay duda,
eso sí, que principalmente tiene lugar en la compraventa, donde incluso se le
reglamenta especialmente.
Lo que caracteriza a tales contratos es que las obligaciones de las partes se van
cumpliendo y renovando periódicamente, y por ello la terminación opera sólo hacia el
futuro. El contrato se extingue, deja de producir efectos, pero no se alteran los ya
generados, ellos quedan a firme. Lo que diferencia la terminación de la resolución es
que ésta tiene efectos retroactivos de que carece totalmente la primera.
La resolución no tiene lugar en la partición. La partición, aun cuando se haga por vía
judicial, es un acto complejo, que participa de ciertos caracteres del contrato, y desde
luego puede ser fuente de obligaciones para el adjudicatario, como por ejemplo, en el
caso de la adjudicación con alcances, esto es, si a un interesado se le dan bienes que
exceden su cuota en la comunidad y queda debiendo el saldo.
Hay unanimidad de los autores y jurisprudencia para negar a los demás interesados la
acción resolutoria, en el caso que el adjudicatario no pague los alcances. Las razones
son varias:
a) Porque si bien la partición participa de ciertos caracteres del contrato, no lo es, y
menos uno bilateral.
b) Se opone igualmente el efecto declarativo de la partición, pues no obstante los
alcances, se supone que el adjudicatario ha sucedido directamente al causante y no
ha adquirido el derecho de sus comuneros.
c) El art. 1348 hizo aplicables a la partición las acciones de nulidad y rescisión, pero
nada dijo de la resolución; cierto que el art. 1353 agrega que si no puede o no quiere
intentarlas, el comunero conservará los otros recursos legales para ser indemnizado,
pero la acción resolutoria no es indemnizatoria.
3.- Que el incumplimiento del deudor se deba a dolo o culpa. Es decir, debe
tratarse de un incumplimiento imputable. Este requisito está muy vinculado con el
anterior, porque la mora supone, necesariamente, la imputabilidad del incumplimiento.
No todo incumplimiento dará lugar a la resolución del contrato; debe ser voluntario e
imputable, esto es con culpa o dolo del deudor. Si es por caso fortuito o fuerza mayor
no habrá lugar a la resolución, porque la obligación se habrá extinguido por otro modo
de poner término a las obligaciones: la imposibilidad en el cumplimiento, que nuestro
Código reglamenta bajo el nombre de pérdida de la cosa debida.
4.- Que el acreedor haya cumplido con su obligación o esté llano a hacerlo. No lo
dice expresamente el artículo 1489, pero deriva de las disposiciones que rigen el
incumplimiento. De lo contrario, el deudor podrá oponerle la excepción de contrato no
cumplido del art. 1552.
5.- Que se declare por Sentencia Judicial. Como se dijo, la condición resolutoria
tácita no opera de pleno derecho, no existe ninguna norma expresa del C.C. que así
lo señale, pero todos los autores y la Jurisprudencia, están de acuerdo en que
necesita una sentencia judicial, por los siguientes motivos:
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 32
a) El art. 1489 discurre sobre la base de que exista un juicio, y dice en su inciso 2°
“...podrá el otro contratante pedir…”.
Se asimilan por sus características y efectos, que son en general los mismos; difieren
únicamente:
1.- En la ordinaria, el hecho futuro e incierto del cual depende la resolución puede ser
cualquiera, menos el incumplimiento de una obligación de un contrato bilateral, que es
precisamente el evento de que ella depende en la resolutoria tácita.
4.- En la primera, sólo hay resolución, nunca por sí sola da derecho al cumplimiento,
ni a la indemnización de perjuicios; en la tácita, hay incumplimiento, derecho optativo
del acreedor al cumplimiento o la resolución y en ambos casos, indemnización de
perjuicios.
5.- En ésta, el deudor puede enervarla pagando; la ordinaria, no puede ser enervada,
porque se produce de pleno derecho, y,
c) El Pacto Comisorio
El Código se refiere al pacto comisorio en el párrafo 10 del título XXIII, del libro IV, que
es el título de la compraventa, artículos 1877 y siguientes.
Se le puede definir como “la condición resolutoria tácita expresada por las partes en
el contrato”.
1.- Es sólo una razón histórica la que llevó al legislador a tratar el pacto comisorio
en la compraventa y referido a la obligación de pagar el precio, como un recuerdo de
la ley comisoria romana limitada a ella.
2.- Pero lo más importante es que esta estipulación aunque el legislador no la
hubiere contemplado expresamente, es perfectamente lícita, porque estamos en el
terreno de la libertad contractual.
3.- Las partes pueden estipular cualquier hecho posible y lícito como condición
resolutoria, aún el más caprichoso, ¿por qué no podrían convenir que lo fuera el
incumplimiento de una obligación?
Nada de raro tiene, pues, que los autores y jurisprudencia se inclinen en este sentido,
y que la cláusula sea muy frecuente en los arrendamientos y promesas de contrato.
Es ésta una distinción que ha hecho la doctrina; el primero se limita a reproducir el art.
1489, y estipular, en consecuencia, que el contrató se resolverá en el caso de que
alguna de las partes no cumpla lo pactado.
La diferencia, pues, estriba en que el pacto comisorio simple no altera las reglas ya
estudiadas de la condición resolutoria tácita, mientras que el calificado sí.
1.- Si el pacto comisorio simple fue regulado en la compraventa para el caso que el
comprador no pague el precio, se van a aplicar todas las normas del artículo 1877 y
siguientes porque la ley lo reguló para ese caso.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 34
Algunos autores piensan que en este caso, por analogía, deben aplicarse las normas
de los art. 1877 y siguientes. Otros autores, consideran que aquí deben aplicarse las
normas que las partes hayan señalado, y si ellas nada han dicho, deberán aplicarse
las normas de la condición resolutoria tácita.
Está regulado en el artículo 1879 y lo que lo caracteriza es que en él, las partes
estipulan una cláusula de resolución ipso facto, en virtud de la cual, por el no pago del
precio en el tiempo convenido, se produce de pleno derecho la resolución.
Naturalmente, no es necesario utilizar esta frase o expresión, sino cualquiera
equivalente: sin necesidad de juicio; inmediatamente, sin ulterior recurso, de pleno
derecho, sin más trámite, etc.
Cabe tener presente, que este plazo es el único de horas regulado en el C.C. y se
computa, naturalmente, según la marcha del reloj. No es un plazo de un día.
Sin embargo, una parte minoritaria de la doctrina considera que en este caso, el pacto
comisorio igual necesita sentencia judicial; y, agregan, que se debería aplicar el art.
1879 de manera que el deudor podría oponerse a la resolución cumpliendo su
obligación dentro de las 24 horas siguientes a la notificación de la demanda. De
cualquier manera, esta posición es minoritaria. La mayoría de la doctrina y de la
jurisprudencia, consideran que si el pacto comisorio calificado se estipula fuera de los
términos del art. 1879, no necesita sentencia judicial y la resolución en esos casos se
produce de pleno derecho; y dan las siguientes razones:
d) Si el pacto comisorio calificado, en los demás casos distintos al del art. 1879, no
operara de pleno derecho, no tendría ninguna diferencia con el pacto comisorio
simple, y la única distinción que habría, sería el plazo en que el deudor podría
impugnar la resolución. No tiene sentido que haya dos instituciones jurídicas
prácticamente idénticas.
RESUMEN:
ORDINARIA CRT PACTO PACTO COMISORIO PACTO
COMISORIO CALIFICADO EN LA COMISORIO
SIMPLE COMPRAVENTA POR CALIFICADO NO
NO PAGO DEL EN LA
PRECIO. COMPRAVENTA
o QUE NO SEA
POR NO PAGO
DEL PRECIO
1.- Opera de 1.- se puede 1.- se puede 1.- se puede enervar 1.- OPERA DE
pleno enervar la acción enervar la acción la acción en el plazo PLENO DERECHO,
derecho, por pagando, en pagando, en de 24 HRS, contados por ello no hay
lo tanto, no primera primera antes de desde la notificación plazo para
hay acción instancia antes que se cite para de la demanda. Es enervar acción,
que enervar. de que se cite oír sentencia y en un plazo legal, por que no hay. (lo
para oír segunda antes de ende, excepcional. mismo que en la
sentencia, y en la vista de la condición
segunda antes causa. resolutoria
de la vista de la ORDINARIA).
causa.
2.- procede en 2.- BILATERALES 2.- BILATERALES Y 2.- BILATERALES 2.- BILATERALES
contratos UNILATERALES Y UNILATERALES
UNILATERALES
Y BILATERALES
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 37
La Acción Resolutoria.
Lo anterior no significa que la acción resolutoria sea real o mixta, lo que ocurre es que
los terceros pueden verse afectados por el efecto retroactivo que la ley da a la
condición resolutoria cuando los terceros están de mala fe y como consecuencia de
ese efecto, nace en contra de estos terceros una acción reivindicatoria, y ella es la
que en definitiva los afecta, pero no propiamente la acción resolutoria.
4.- Puede ser mueble o inmueble. Aplicando la regla general del art. 580 la acción
resolutoria será mueble o raíz, según lo sea la cosa en que recaiga.
b) Subjetivamente, porque siendo varios los acreedores, todos ellos deben ponerse
de acuerdo para pedir el cumplimiento o la resolución, y siendo más de uno el
deudor no podría el acreedor exigir a uno el cumplimiento y al otro la resolución.
En resumen, las reglas dadas en la nulidad resultan más equitativas, y por esto la
jurisprudencia ha señalado que no se puede pedir la resolución de un contrato nulo,
porque en tal caso debe solicitarse la nulidad.
RESOLUCIÓN RESCILIACIÓN
No basta un acuerdo de las partes, se requiere También se le llama anulación convencional, es
de sentencia judicial. un modo de extinguir regulado en el art. 1567,
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 41
Efectos de la Resolución.
Si bien existen varias clases de condición resolutoria, los efectos de ella, sean
ordinarias, tácitas, pacto comisorio simple o calificado, son los mismos. Y hay que
distinguir: entre las partes y respecto de los terceros.
1. Entre las partes. De acuerdo al art. 1487 “cumplida la condición resolutoria, deberá
restituirse lo que se hubiere recibido bajo tal condición...”.
b) Las disminuciones y deterioros los sufre el acreedor, sin tener derecho a rebaja
alguna, salvo culpa del deudor.
Pero, por otro lado, la retroactividad no es más que una ficción, y la verdad es que
el contrato ha existido y el deudor ha sido poseedor o dueño, comportándose como
tal, y de él proviene el derecho que invoca el tercero. De ahí que, finalmente, el
legislador haya adoptado por un criterio transaccional en los arts. 1490 y 1491; no
todas las enajenaciones o gravámenes quedan sin efecto, sino únicamente
cuando el adquirente sabía o no podía menos que saber que el derecho de su
causante estaba amenazado de extinción.
1) Artículo 1490. Este artículo se refiere a tres situaciones distintas, ya que alude al
caso de la persona que tiene un bien mueble a plazo; también se estaría refiriendo al
caso de quien tiene un bien mueble bajo condición suspensiva y al que tiene un bien
bajo condición resolutoria.
Todos los autores consideran que este art. fue mal redactado por dos razones:
de la cosa, por lo tanto, este acreedor nada puede hacer respecto de las
enajenaciones y gravámenes que el deudor condicional hubiese constituido.
2) Artículo 1491. Como se dijo, esta disposición alude a los inmuebles. Los autores
hacen las mismas críticas que en el caso del artículo anterior. También se comienza
diciendo “si el que debe un inmueble” y reiteremos que el deudor condicional de
condición resolutoria nada debe, es dueño. Y, además, este artículo habla de
condición, sin distinguir entre la suspensiva y la resolutoria, concluyéndose, al igual
que en la norma anterior, que sólo se aplica a la condición resolutoria.
Por lo tanto, este artículo se está refiriendo al caso de que una persona tenga un
bien raíz bajo condición resolutoria y lo grave o enajene antes de cumplirse la
condición. Dichos actos, van a quedar protegidos cuando los terceros estén de
buena fe, y por el contrario, habrá acción reivindicatoria en contra de ellos, si se
encuentran de mala fe.
Obligaciones Modales.
El Modo se puede definir como el gravamen o carga que se impone a quien se le hace
una liberalidad, como si por ej. A dona a B un inmueble con la obligación de que
costee los estudios universitarios de C. La aplicación especial puede ser en beneficio
del mismo que recibe la prestación o de un tercero.
El modo puede confundirse con la condición suspensiva, pero el art. 1089 se apresura
en desvirtuarlo, en razón de ello, no suspende la adquisición del derecho. Agrega el
art. 1091 que para esta adquisición no es necesario prestar fianza o caución de
restitución para el caso de no cumplirse el modo. El deudor del modo adquiere su
derecho, la cosa dada, como si fuera puro y simple, sujeto únicamente a la carga
modal.
Puede ocurrir que el modo sea imposible en la forma especial convenida por las
partes, y en tal caso, podrá cumplirse en otra análoga que no altere la sustancia de la
disposición y que en ese concepto sea aprobada por el Juez, con citación de los
interesados (art. 1093, inc. 2°). Esta es otra diferencia con la condición, que no puede
cumplirse por analogía.
En tal caso no vale la disposición, dice el inc. 1° del art. 1093; en consecuencia, sin
necesidad de efectuar las distinciones de la condición, la imposibilidad total, física o
moral, vicia toda la obligación.
2°.- Debe pagarse la cosa debida y no otra. Así lo veremos al tratar del pago (Art.
1569, inc. 2°), y esta característica, impone en el cumplimiento de la obligación una
indivisibilidad de pago, pues la entrega debe efectuarla, en caso de haber varios
deudores, quien posea la especie o cuerpo cierto (Art. 1526, N°2°).
La pérdida puede ser culpable o fortuita. En el primer caso, el deudor responde de los
perjuicios, y si se trata de un contrato bilateral, puede pedirse, además de éstos, la
resolución del mismo.
Es lógico que le imponga esta obligación la ley al deudor, porque por el carácter
irremplazable de la especie o cuerpo cierto, si ella se destruye, no podrá cumplirse la
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 47
Agrega el Art. 1549: “la obligación de conservar la cosa exige que se emplee en su
custodia el debido cuidado”; este debido cuidado es el que corresponda, de acuerdo a
la naturaleza del contrato (Art. 1547, inc. 1°).
Concepto. A ellas el legislador destinó el título 8° del libro 4°, arts. 1508 a 1510.
Según el primero “obligaciones de género son aquellas en que se debe
indeterminadamente un individuo de una clase o género determinado”. Como se
advierte, no es que en las obligaciones de género exista absoluta indeterminación,
porque ello se traduciría en la ausencia de objeto, y nulidad absoluta de la obligación.
Y así, no podría deberse un animal, un árbol, etc. El género debe estar determinado, y
además, la cantidad del mismo que se debe, y así si se dijera que se debe trigo sin
señalar la cuantía, podría pretenderse cumplir la obligación entregando un grano del
mismo. Por ello no es enteramente correcto el precepto al hablar de “un individuo”,
pues pueden ser varios, con tal que se determine o sea determinable la cantidad.
1°- No hay obligación de conservación. Así lo señala la parte final del Art. 1510:
“el acreedor no puede oponerse a que el deudor las enajene o destruya (las cosas del
género debido), mientras subsistan otras para el cumplimiento de lo que debe”. El
deudor puede realizar, en consecuencia, toda clase de actos jurídicos y materiales
respecto de las cosas del mismo género que posea.
Puede entregar cualquier individuo del género, pero con una limitación que le coloca
la ley: debe ser de una calidad a lo menos mediana, si no se ha precisado otra (Art.
1509 parte final).
3°- No existe pérdida de la cosa debida. Se dice que el género nunca perece
(genus nunquam perit), y por ello el Art. 1510, en su primera parte dispone que “la
pérdida de algunas cosas del género no extingue la obligación”. Y si no existe este
modo de extinguir las obligaciones en las de género, tampoco tiene en principio
aplicación la teoría del riesgo.
Se extinguen por los modos generales de extinguir, y por un modo especial que es la
pérdida de la cosa que se debe. En estas obligaciones tiene plena aplicación la
teoría del riesgo que se ha estructurado sobre la base de los Art. 1550 y 1820.
El 1°, señala que el riesgo del cuerpo cierto, cuya entrega se debe, es siempre de
cargo del acreedor.
El art. 1820, refuerza la idea anterior diciendo que la especie que se vende
pertenece al comprador, desde el momento de perfeccionarse el contrato, aunque no
se haya entregado la cosa.
Estos dos arts. han sido sumamente criticados, porque lo lógico es que las cosas
perezcan para su dueño, pero estas normas colocan el riesgo en el acreedor, incluso
el art. 1820, dice que el riesgo es del comprador, aunque no se haya hecho la
entrega, es decir, aunque no haya tradición.
Los autores han explicado estas normas diciendo que constituyen un error del
legislador, porque fueron copiadas íntegramente del Código Civil francés, y en él, de
los contratos nacen derechos reales, perfeccionado el contrato, el acreedor ya es
dueño, y es justo que el riesgo sea de su cargo.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 49
Pero en Chile, Andrés Bello alteró esta regla y de los contratos, sólo nacen derechos
personales.
Sin embargo son tantas las excepciones a los art. 1550 y 1820, que estas normas
pasan a constituir la excepción.
En la obligación simple o de objeto único, hay uno sólo debido, y el deudor cumple
con él la obligación.
i. Obligaciones Acumulativas.
2.- La obligación es una sola, pero para cumplirla el deudor debe efectuar varias
prestaciones, de manera que la obligación no estará cumplida mientras no se
satisfaga todos los objetos debidos. Ej. una agencia de viajes organiza un tour, que
incluye traslado, alojamiento, visitas, etc. Hay varias prestaciones y todas ellas deben
efectuarse para que la obligación quede cumplida; el acreedor puede exigir el pago
simultáneo de todas ellas.
Estas están reglamentadas en el Título 6°, del Libro IV, arts. 1499 a 1504.
El primero de ellos las define como aquellas por las cuales se deben varias cosas de
tal manera que la ejecución de una de ellas exonera de la ejecución de las otras.
De ahí su nombre, pues hay una elección del objeto de la obligación, o una cosa
o la otra. Hay varias prestaciones debidas, pero al deudor le basta el cumplimiento
de una de ellas para extinguir la obligación, como si me obligo con una persona a
entregarle o un auto; o un departamento o 40 millones. Las tres cosas se deben,
pero se paga una sola de ellas.
Lo que caracteriza estas obligaciones es el uso de la conjunción disyuntiva “o”; si se
usara la acumulativa “y”, todas las cosas se deberían, y serían varias las obligaciones
o una de objeto múltiple.
1.- La elección es por regla general del deudor, pero puede corresponder al acreedor
(art. 1500, inciso 2°). Asimismo, la Corte Suprema ha señalado que es lícito el pacto
por el que se conviene que elija un tercero.
2.- Los objetos se deben bajo la condición de que sean elegidos para el pago.
La obligación alternativa misma no es condicional, pues no hay ningún hecho futuro e
incierto que suspenda su nacimiento o extinción, pero si las cosas debidas, que se
deben bajo la condición de ser elegidas por el deudor, acreedor o un tercero según lo
que se haya convenido.
3.- La obligación será mueble o inmueble, según lo sea el objeto que se determine
para el pago.
4.- El deudor debe pagar enteramente con una de las cosas debidas. Así lo señala el
art. 1500 en su inciso 1°.
5.- No es indispensable que las cosas debidas sean equivalentes, pues la ley no lo
exige.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 51
1.- Obligación de custodia. Al deudor le basta conservar una sola de las especies
debidas (art. 1502, inc. 1°).
En la obligación de especie el deudor tiene la obligación de conservarla hasta su
entrega, pero como en la alternativa la elección es suya, el deudor puede pagar con
cualquiera de las debidas, le basta con conservar una, y así cumplirá con ella.
2.- El acreedor no puede exigir determinadamente una de las cosas debidas. (art.
1501).
No hay con ello excepción al principio del art. 1569, inc. 2°, según el cual el
acreedor no puede ser obligado a recibir otra cosa distinta de la debida, porque no
se le ofrece un objeto diverso, sino uno de los que se deben, estando el acreedor
obligado a recibir el elegido por el deudor.
1.- Obligación de conservación. Debe el deudor conservar todas las especies debidas
si la obligación se refiere a cuerpos ciertos, pues el acreedor o el tercero pueden
exigirle cualquiera y será responsable en caso de haber destruido la que elijan estos.
2.- El acreedor o el tercero pueden exigir cualquiera de las cosas debidas, incluso la
que se haya destruido.
3.- Si son varios los acreedores, deben ponerse de acuerdo en la cosa que van a
elegir; por lo tanto, también se da la indivisibilidad del pago. (art. 1526 N° 6).
Esto se encuentra reglamentado en el inciso 2° del art. 1502, y en los arts. 1503 y
1504, que no hacen, sino aplicar las reglas generales.
Si hay culpa del deudor, en semejante evento, este siempre está obligado al precio de
una de las cosas y a la indemnización de perjuicios, y lo único que varía es el precio
de qué cosa debe, según de quien era la elección. (art. 1504, inc. 2°).
También las reglamenta el Código, en el Título 7°, del Libro IV, arts. 1505 al 1507.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 53
El primero las define diciendo que “obligación facultativa es la que tiene por objeto
una cosa determinada, pero concediéndose al deudor la facultad de pagar con esta
cosa o con otra que se designa”. Por ej. el testador, en su testamento, impone a un
heredero la obligación de entregar una casa al legatario, pero dándole la facultad de
que si así lo prefiere, cumpla su obligación pagándole la suma de $xxx.
Una vez más se altera la ya citada regla del art. 1569, inc. 2°, pues se obliga al
acreedor a recibir otra cosa distinta de la debida, pero desde el nacimiento de la
obligación el deudor tenía esta facultad.
1.- El acreedor sólo puede demandar el objeto debido. Así lo dispone la parte
primera del art. 1506.
2.- Pérdida del cuerpo cierto debido. Por la misma razón anterior, si la cosa se debe
específicamente y se destruye sin culpa del deudor y antes de haberse éste
constituido en mora, el acreedor no tiene derecho a pedir cosa alguna (parte final
del art. 1506) o sea, se extingue la obligación, aún cuando subsista la cosa con
que el deudor tenía facultad de pagar.
Nada dijo la ley para el caso de pérdida culpable o durante la mora del deudor, pero
resulta evidente que éste pagará con la otra cosa a fin de evitarse el pago de los
perjuicios. Pero el acreedor no está facultado ni aún en este caso para exigirla, y
sólo puede demandar la indemnización de perjuicios, si el deudor no se allana a
entregarla.
Entre las obligaciones acumulativas por un lado, y las alternativas y facultativas por
el otro, no hay más semejanza que la pluralidad de objetos, pero mientras en las
primeras todos ellos deben cumplirse, en las segundas, uno sólo se encuentra en tal
situación.
Con todo, las principales diferencias que pueden anotarse, derivan de:
1.- En la obligación alternativa se deben varias cosas distintas, pero se cumple con
una sola de ellas, mientras que en las facultativas, una sola cosa es la debida,
quedando al arbitrio del deudor cumplir con la otra.
4.- Por la misma razón, resultan diferentes los efectos de la pérdida de algunos de
los objetos a que se refiere la obligación; en la alternativa, esta subsiste mientras
exista uno de ellos, a menos que siendo la elección del acreedor, exija este el precio
de la cosa destruida y la indemnización de perjuicios. En la facultativa, si el objeto
debido se destruye por caso fortuito, el acreedor no puede reclamar lo que el deudor
tenía facultad de darle en sustitución, y
5.- En la disyunción, la obligación será mueble o inmueble según lo sea la cosa con
que se pague; en la facultativa para la calificación se atenderá siempre al objeto
debido, aunque posteriormente se pague con otro.
i. Obligación de Dar.
Dicho de otra manera, es la que nace de los títulos traslaticios del dominio y demás
derechos reales, como por ejemplo, en la compraventa en que el vendedor se
obliga a dar una cosa al comprador, esto es, a transferirle el dominio de ella.
En doctrina también, la obligación de entregar es la que tiene por objeto el simple
traspaso material de una cosa, de su tenencia.
En el arrendamiento queda en claro su diferencia con la de dar; en este concepto el
arrendador tiene la obligación de entregar, pero no de dar, porque el arrendamiento
es un título de mera tenencia: el arrendatario no adquiere derecho real alguno.
Finalmente, cábenos advertir, que algunos autores y fallos han pretendido aplicar
entre nosotros, sin variaciones, los conceptos doctrinarios antes reseñados; pero para
la mayoría de ellos, es evidente que nuestro Código confundió los conceptos y en
consecuencia, la obligación de entregar queda incluida en la de dar, y no constituye
una obligación de hacer.
3.- El art. 1924 señala que el arrendador está obligado a “entregar” la cosa arrendada,
o sea, tiene la misma obligación que el vendedor; etc.
Con los argumentos señalados, no cabe dudas que el Código confundió y refundió en
una sola las obligaciones de dar y de entregar, y ésta, en consecuencia, no es
obligación de hacer. De ahí que existan dos categorías de obligaciones de dar: la de
dar propiamente tal, en cuanto tiene por objeto transferir el dominio o constituir un
derecho real, y la de dar, que es de entregar, y mediante la cual se traspasa la mera
tenencia.
1.- Es importante para los efectos de clasificar las acciones y derechos en muebles e
inmuebles. Así de acuerdo al art. 580, la obligación de dar puede ser, mueble o
inmueble; y, de acuerdo al 581, la obligación de hacer siempre es mueble. Y la
Jurisprudencia y la doctrina por analogía han dicho que la obligación de no hacer se
considera como mueble.
2.- Es importante porque hay ciertos modos de extinguir que sólo operan respecto de
ciertas obligaciones; por ejemplo, la pérdida de la cosa debida, sólo opera en las
obligaciones de dar; la muerte del deudor, sólo opera en las obligaciones de hacer.
Clasificación.
que “cada parte puede ser una o muchas personas”, y lo que la ley dijo del contrato
vale para toda clase de obligaciones.
Don Fernando Fueyo señala que estas obligaciones son aquellas en que habiendo
varios deudores o acreedores y un solo objeto debido, cada deudor está obligado al
pago de su cuota y cada acreedor no puede exigir, sino la suya.
También se la puede definir como aquella que tiene un objeto divisible y en las que
hay pluralidad de deudores y/o acreedores, pero donde cada deudor está obligado al
pago de su parte en la deuda, y cada acreedor, puede demandar únicamente su
cuota. Por ej. doy en Mutuo $300.000.- a A, B y C, si no se pacta solidaridad, y
como el objeto es divisible, cada uno de ellos pasa a deberme $100.000.-
En el fondo sucede lo mismo que en las obligaciones con varios objetos: existen
tantas obligaciones autónomas como acreedores o deudores concurran, y por eso
hay quienes sostienen que existe más bien disyunción, o sea, separación, que
conjunción, unión.
Características.
3.- Puede ser originaria y derivativa. Será originaria, cuando desde su nacimiento
intervienen en ella pluralidad de sujetos. La derivativa, tiene lugar cuando la
obligación nació como de sujeto único y por el fallecimiento del acreedor o del
deudor, se convirtió en mancomunada.
2.- Otros modos de extinción. Lo que se dice del pago rige para todos los modos de
extinguir las obligaciones y, así, si entre el acreedor y uno de los deudores se
produce confusión, ello no afecta a los demás obligados. El Código se preocupó
expresamente de la nulidad en el art. 1690.
4.- La mora. La constitución en mora de uno de los deudores por el requerimiento del
acreedor, no coloca en igual situación a los demás.
5.- Insolvencia de un deudor. La cuota del deudor insolvente no grava a los demás
codeudores. Así lo dejó expresamente señalado el artículo 1526, lo que constituye
una notoria diferencia con la solidaridad, en que la solución es la inversa.
6.- Cláusula Penal. El artículo 1540 en su inciso 1º, establece que si la obligación
principal es de cosa divisible, la pena del mismo modo que la obligación principal es
divisible.
Excepciones a la conjunción.
A diferencia de las obligaciones conjuntas en que se aplican las reglas generales del
derecho, la solidaridad como excepción que les hace, fue reglamentada
expresamente en el título 9° del libro IV, arts. 1511 a 1523.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 59
El inc. 1° del Art. 1511 ya lo citamos, porque consagra como regla general la
conjunción si la obligación es de cosa divisible, y agrega en el 2°: “pero en virtud
de la convención, del testamento o de la ley puede exigirse a cada uno de los
deudores o por cada uno de los acreedores el total de la deuda, y entonces la
obligación es solidaria o insólidum”.
Según esto, Don Arturo Alessandri las definía como “aquélla en que hay varios
deudores o varios acreedores, y que tiene por objeto una prestación que, a pesar de
ser divisible, puede exigirse totalmente por cada uno de los acreedores o a cada uno
de los deudores, por disponerlo así la ley o la voluntad de las partes, en términos que
el pago efectuado a alguno de aquellos o por uno de estos extingue toda la obligación
respecto de los demás”.
Clasificación.
Requisitos.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 60
La solidaridad supone desde luego un presupuesto que por obvio no requiere mayor
comentario, la pluralidad de sujetos, pues si hay un solo acreedor, el cobrará todo el
crédito, que únicamente a él le pertenece, ya que de acuerdo al Art. 1.591 el acreedor
puede rechazar un pago parcial.
Pero no basta la existencia de varias partes, pues es necesario, además:
1° Un objeto divisible:
2° Unidad en la prestación, lo cual no obsta a que exista pluralidad de vínculos, y
3° Que se encuentre establecida en la ley, el testamento, la convención, y en un
caso de excepción, la sentencia judicial.
El requisito de la unidad de prestación está establecido en el Art. 1512: “la cosa que
se deba solidariamente por muchos a muchos, ha de ser una misma”. Es lógico que
así sea, porque si el objeto debido no es el mismo, van a existir tantas obligaciones
cuantos sean los objetos.
Pero si la prestación es una sola, existe pluralidad de vínculos, tantos cuantos sean
las partes que intervienen. Y así, si son tres los codeudores solidarios y uno el
acreedor, hay tres vínculos jurídicos que son como hilos que parten de la mano del
acreedor hacia cada uno de los deudores, según una imagen muy usada. Por ello es
que el Art. 1512, después de sentar el principio de que la cosa debida de ser la
misma, agrega “aunque se deba de diversos modos”.
a) Algunos de los vínculos puede estar afecto a modalidades. El mismo Art. 1512
señala como ejemplo de que la cosa única se deba de distintas maneras que lo sea,
“pura y simplemente respecto de unos, bajo condición o plazo respecto de otros”. Y
así, en el caso que estamos usando es posible que A deba pura y simplemente, en
cuya situación puedo exigirle el cumplimiento de inmediato; B debe cumplir a tres
meses fecha y como su deuda es a plazo, no puede pedirse antes de su vencimiento,
y finalmente, la de C es condicional, sujeta a la condición suspensiva de que reciba
un crédito que se le debe; mientras esto no ocurra no se le puede demandar el pago.
Todo es perfectamente posible por el principio que comentamos.
b) Puede ser diversa la causa de las obligaciones. Y así, en el mismo ejemplo, los $
300.000 del mutuo le han sido facilitado a A, B y C se han obligado solidariamente con
él para su pago; tratándose de un contrato unilateral, la causa para A es la entrega
que se le ha hecho del dinero, pero para B y C puede ser la mera liberalidad, a fin de
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 61
c) Pueden ser diversos los plazos de prescripción, según la naturaleza del vínculo
jurídico.
d) Puede ser nula la obligación respecto de alguno de los obligados y válida para los
demás. Porque hay pluralidad de vínculos independientes, uno de ellos puede resultar
afectado por un vicio de nulidad que no ocurre en los demás, como si en el ejemplo
que venimos utilizando, A es menor de edad y actúo sin su representante legal. Su
obligación adolece de nulidad relativa, pero las de B y C son perfectamente válidas.
e) Una de las obligaciones puede estar afecta a interés y las otras liberadas de dicha
carga o gravamen.
Por ejemplo Art. 427 del Código Alemán, 1924 del Italiano etc.
Algunos casos del Código Civil los hemos ya señalado: el Art. 2317 para los coautores
de un mismo hecho ilícito civil. Otros serían, por vía de ejemplo, el Art. 546 para los
miembros de una corporación carente de personalidad que les cabe en el ejercicio de
sus funciones a los guardadores y albaceas, respectivamente, si ellos son varios, etc.
En la tesis romanista cada acreedor es dueño del crédito total. Y desde el punto de
vista pasivo, la solidaridad se fundaba en la noción de que cada deudor está obligado
por el total, lo es de toda la deuda.
En la activa, cada acreedor no es dueño del crédito total, sino únicamente de su parte
o cuota y, en consecuencia, no puede efectuar actos de disposición del crédito
íntegro, sino en virtud de un mandato tácito y recíproco que esta doctrina supone que
existe entre los coacreedores. Tácito, porque no se expresa, y recíproco, porque cada
uno de ellos lo tiene respecto de los demás. Es entonces como mandatario que cada
acreedor puede cobrar el total de la deuda y tomar providencias conservativas a favor
de los demás, esto es, ejecutar actos en beneficio común, pero no propio. De ahí su
principal diferencia con la tesis romana, en que el acreedor como supuesto dueño del
crédito total, puede, como todo dueño, disponer de él en su favor.
1ª El primero es el Art. 1513, que permite a cada acreedor remitir, novar y compensar
el crédito solidario. Ello prueba que es dueño del crédito total como lo supone la
doctrina romana, pues dispone en su propio beneficio de él, lo que no se acepta en la
de la representación, como lo demuestra la solución inversa que da al punto el Art.
1198 del Código Francés, y
2ª Porque Bello así lo dijo en nota al margen del Art. 1690 del Proyecto Inédito,
equivalente al citado 1513 actual: “El proyecto se separa aquí del Código Francés y
sigue el Derecho romano”.
Sin embargo, otras opciones sostienen que debe separarse la solidaridad activa y la
pasiva. En cuanto a la primera no hay dudas de que el Código siguió la doctrina
romana, no así en la segunda, porque todas las soluciones del legislador se fundan en
la teoría francesa, y porque así lo prueba la cita de Bello. En efecto, ella fue colocada
al Art. 1513 que reglamenta la solidaridad activa y dijo: “el proyecto se separa aquí”,
en esta parte, lo que quiere significar que la sigue en lo restante.
La jurisprudencia de los tribunales, sin hacer distinción entre activa y pasiva, pero en
fallos referidos exclusivamente a esta última, ha declarado uniformemente que
nuestra legislación acepta la doctrina del mandato tácito y recíproco.
Solidaridad Activa.
Consiste en que habiendo pluralidad de acreedores de una cosa divisible, cada uno
de ellos puede exigir el total de la obligación y cumplida ésta por el deudor respecto
de uno de los acreedores, se extingue la obligación para los demás; por lo tanto, en
esta solidaridad hay varios acreedores y cualquiera de ellos puede exigir el pago de
toda la obligación.
Esta forma de solidaridad tiene muy poca importancia práctica, es muy poco usada
porque presenta muchos problemas prácticos y resulta muy riesgosa.
Hay que distinguir entre los acreedores y el deudor y entre los coacreedores.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 64
Una vez que uno de los acreedores ha recibido el pago de toda la obligación la ley
nada dijo respecto de los derechos de los demás acreedores, sin embargo es
evidente que ellos tienen derecho a sus respectivas cuotas y toda la doctrina
considera que en este caso los demás acreedores tienen una acción que se llama in
rem verso para exigir al acreedor que recibió el pago sus respectivas cuotas. Esto se
desprende expresamente del Art. 1668 inc. 2.
La acción de in rem verso, es una acción que la ley la concede a aquella parte que
ha sufrido un perjuicio patrimonial sin que exista una causa legítima, y en virtud de
la cual, puede exigir a la parte que ilegítimamente se ha beneficiado, el
restablecimiento del equilibrio pecuniario. La ley la concede cuando entre el
empobrecimiento y el enriquecimiento no ha mediado una causa legítima, y es una
acción subsidiaria, porque existe cuando su titular no dispone de ninguna otra
acción.
Solidaridad Pasiva.
Esta consiste, en que existiendo pluralidad de sujetos pasivos de una cosa divisible, el
acreedor puede exigir el total de la deuda a cualquiera de ellos, de manera que el
cumplimiento hecho por uno de los deudores extingue la obligación respecto de los
demás.
Particularidades.
La solidaridad pasiva es una garantía o caución personal. Las cauciones pueden ser
reales o personales, son reales cuando para garantizar el cumplimiento de una
obligación, se afectan bienes determinados, como la hipoteca y la prenda.
La solidaridad pasiva tiene grandes ventajas por sobre la cláusula pena y la fianza;
por lo tanto, es una de las garantías personales más eficaces que existen.
La solidaridad es más eficaz que la cláusula penal; y los autores dicen, que en la
cláusula penal cuando la constituye el deudor, su efectividad es sicológica y cuando la
constituye un tercero, es necesario, para dirigirse contra él, que el deudor principal no
haya cumplido con su obligación.
1.- En que el fiador tiene un derecho que el deudor solidario no tiene, que se llama
beneficio de excusión: este consiste, en que el fiador le puede exigir al acreedor que
primero se dirija contra el deudor principal y sólo si este no cumple, se dirija en su
contra. En la solidaridad esto no existe.
3.- En la fianza, el fiador puede limitar el monto que garantiza y fijar un plazo hasta el
cual durara su garantía; en la solidaridad, esto no se puede hacer.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 66
Hay que distinguir: Entre los deudores y el acreedor; Entre los codeudores entre sí.
Efectos entre los deudores y el acreedor: La mayoría de los autores distingue entre
efectos secundarios y efectos principales.
Efectos Secundarios:
En el caso que el acreedor demande a uno de los deudores se discute que efectos
produce la sentencia recaída en ese juicio, respecto de los demás deudores.
La mayoría de los autores y la jurisprudencia han señalado que como nuestro Código
adhiere a la teoría francesa, en virtud de la cual, hay un mandato tácito y recíproco, la
sentencia judicial que afecta a uno de los deudores producirá cosa juzgada respecto
de los otros, porque debe entenderse que estos últimos han estado representado en
el juicio por el deudor demandado y esto, sin perjuicio de las excepciones personales
que pudieran existir. Sin embargo, otros arts. y la Corte Suprema en otros fallos han
señalado lo contrario, diciendo que no existe acción de cosa juzgada para hacer
cumplir la sentencia contra uno de los deudores que no era el demandado. La Corte
Suprema ha señalado que no es posible demandar a un deudor y embargar bienes de
otro. Agregando que el embargo debe trabarse sobre los bienes del deudor
demandado.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 67
Una vez que uno de los codeudores cumple con la obligación se producen tres
consecuencias jurídicas, a saber:
a) Se extingue la solidaridad.
b) Se extingue la obligación del deudor.
c) Se produce una subrogación personal, en virtud de la cual, el deudor que pagó se
subroga en los derechos del acreedor para dirigirse contra los demás deudores.
Sin embargo, como la solidaridad se extinguió, esta obligación para ser simplemente
conjunta, y por lo tanto, el deudor que pagó sólo podrá exigirles a los otros sus
respectivas cuotas.
Extinción de la deuda.
Extinguida la obligación por uno de los deudores, ella perece igualmente para todos
los demás en sus relaciones con el acreedor; es la contrapartida de lo anterior: si el
acreedor puede exigir el cumplimiento íntegro a cualquier deudor, el pago hecho por
este libera a los demás, y lo que se dice del pago es válido para todos los demás
modos de extinguir las obligaciones.
Lo que el Código dijo de la novación hay que entenderlo igual para la dación de
pago. Si uno de los deudores, por un acuerdo con el acreedor le entrega una cosa
diversa a la debida, la obligación se extingue.
pero la obligación subsiste como simplemente conjunta, y por lo tanto, se les podrá
exigir a los deudores sus respectivas cuotas.
Pero “si la cosa perece por culpa o durante la mora de uno de los deudores
solidarios, todos ellos quedan obligados solidariamente al precio, salva la acción de
los codeudores contra el culpable o moroso. Pero la acción de perjuicios a que diere
lugar la culpa o mora, no podrá intentarla el acreedor sino contra el deudor
culpable o moroso” (art. 1521).
Lo que pasa es que la transacción es un acto complejo que puede llevar envueltos
otros actos jurídicos, entre ellos precisamente una novación, que de acuerdo al ya
citado Art. 1519 libera a los demás codeudores solidarios que no han consentido
expresamente en ella.
Por tanto, la transacción por regla general no afecta a los demás codeudores, pero los
libera en caso de novación.
El acreedor no puede por sí solo eliminar uno de los deudores de esta obligación de
contribución, y por ello si se le remite la deuda, pierde la cuota de éste.
En Francia se distinguía entre la solidaridad perfecta, que era aquella que producía
todos sus efectos, y la solidaridad imperfecta, que era aquella que sólo producía un
efecto, cual era que el acreedor podía exigir el pago a cualquier deudor.
Una vez que el acreedor ha demandado a cualquiera de los deudores, este podrá
defenderse oponiendo excepciones dilatorias o perentorias; el Código se preocupa de
estas últimas y de los Art. 1520 y 2354 se desprende una clasificación de ellas en
reales, personales y mixtas.
1°- La nulidad absoluta, dado que la puede oponer quien tenga interés en ello;
2°- Los modos de extinguir las obligaciones que afecten a éstas en sí mismas, como
pago, novación, prescripción, dación en pago, pérdida fortuita de la cosa debida, etc.
4°- Las modalidades que afecten a todos los vínculos jurídicos, como si la deuda no
es exigible porque existe un plazo no vencido para todos los deudores;
En ello reside la diferencia entre las reales y las personales: las primeras las puede
oponer cualquiera de los codeudores solidarios, pero no puede invocar las personales
de otro codeudor. Ellas, en consecuencia, perjudican a los demás codeudores que
siempre quedan obligados al total.
Tales son:
1° Las causales de nulidad relativa, pues ellas sólo pueden ser invocadas por aquel
en cuyo beneficio se han establecido. Por ejemplo, incapacidad relativa, vicios del
consentimiento.
2° Las modalidades en cuanto afecten al vínculo del deudor que la opone como
excepción;
3° El beneficio de competencia, y la cesión de bienes.
4° La transacción, salvo en cuanto envuelva una novación.
Efectuado el pago, ella debe ser solventada por el que realmente debe y hasta el
monto de lo adeudado. Es la llamada contribución a la deuda.
Pero si ella ha significado algún sacrificio económico para el deudor que le puso
término ante el acreedor, entonces deberán, en principio, contribuir con su parte o
cuota aquellos que no han invertido en la cancelación de acuerdo a los nuevos
distingos que previamente deben hacerse.
Pero esta subrogación legal presenta algunas particularidades con respecto a los
demás casos de ella.
Y para todos estos efectos, según hemos dicho, se presume que todas las cuotas de
los deudores son iguales.
Así lo establece el inc. 2° del Art. 1522: “ si el negocio para el cual ha sido contraída la
obligación solidaria, concernía solamente a alguno o algunos de los deudores
solidarios, serán éstos responsable entre sí, según las partes o cuotas que
les correspondan en la deuda, y los otros codeudores serán considerados como
fiadores”.
EFECTOS E IMPORTANCIA:
OBLIGACIÓN A LA DEUDA CONTRIBUCIÓN A LA DEUDA
1.- el acreedor puede exigir el total de la Hay que hacer varias distinciones, siendo
deuda a cualquiera de los codeudores, a su principales tres:
arbitrio
2.-Si se produce cosa juzgada respecto a uno, Primera distinción: (MDE que opera)
se produce en cuanto a los demás. A.-Operó modo de extinguir a título Oneroso.
3.- El pago hecho por uno de los codeudores B.- Operó un modo de extinguir gratutio.
libera a los demás.
4.- todo lo que extingue la deuda entre el
Segunda distinción: (INTERÉS)
acreedor y uno de los deudores, la extingue
A.- La obligación interesaba a todos los
respecto de los demás (novación,
codeudores solidarios.
compensación, pérdida de la cosa que se
B.- la obligación NO le interesaba a todos los
debe, etc).
codeudores solidarios:
5.- La interrupción que perjudica a uno,
perjudica a los demás.
6.- Si se prorroga la competencia respecto a Tercera distinción: (QUIÉN PAGÓ)
uno, se prorroga en cuanto a los demás. A.- Pagó el ÚNICO interesado.
B.- Pagó UN interesado, habiendo varios.
C.- Pagó el que NO le interesaba.
A esta situación se refiere el último inc. del Art. 1522 en los siguientes términos: “la
parte o cuota del deudor insolvente se reparte entre todos los otros a prorrata de las
suyas, comprendidos aún aquellos a quienes el acreedor haya exonerado de la
solidaridad”.
extinguió la obligación, habría tenido que cargar con toda la cuota del insolvente, lo
que evidentemente es injusto.
Naturalmente que el deudor que no tenía interés en la deuda, según vimos, tampoco
contribuye a la cuota del insolvente.
La solidaridad puede extinguirse por vía principal o accesoria; en este último caso, ella
termina por haber expirado la obligación solidaria. En cambio, cuando la solidaridad
se extingue por vía principal, la obligación subsiste y es aquélla la que ha dejado de
operar, ella y sus efectos, total o parcialmente.
Esto último ocurre en dos casos; la renuncia del acreedor a la solidaridad, y la muerte
del deudor solidario.
El Art. 1516 reglamenta la renuncia que puede ser parcial y total; tácita o expresa.
Es total en la situación prevista en el inc. final del precepto: “Se renuncia la solidaridad
respecto de todos los deudores solidarios, cuando el acreedor consiente en la división
de la deuda”. La obligación pasa a ser conjunta.
b) Muerte de un deudor solidario. Se refiere a ella el Art. 1523, último del título 9°:
“Los herederos de cada uno de los deudores solidarios son, entre todos, obligados al
total de la deuda; pero cada heredero será solamente responsable de aquella cuota
de la deuda que corresponda a su porción hereditaria”.
Somarriva dice que estas obligaciones son aquellas, en las cuales la prestación
debida no es susceptible de cumplirse en parte. En estas obligaciones indivisibles,
como el objeto no puede cumplirse de la manera indicada, cualquier acreedor puede
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 76
II) Originaria o Derivativa. La primera tiene lugar cuando desde un comienzo existía
pluralidad de partes y la obligación en sí misma o la estipulación de las partes le
concedieron el carácter de indivisible. La segunda, cuando la obligación tenía un solo
deudor y acreedor, y fallece uno de ellos y la prestación por su forma de ser o la
estipulación de las partes, no puede cumplirse dividida.
También un ejemplo de ella está contenido en el inciso 2° del artículo 1524, a saber,
la de construir una casa. Por su naturaleza misma, la obligación es divisible, y así,
primero se harán los cimientos, luego se levantarán las muralla, más tarde se techará
la casa, y finalmente se harán las terminaciones; pero el objeto realmente buscado es
la construcción de la casa, y no estará cumplido sino cuando el edificio esté
terminado. En consecuencia, si son varios los que se comprometieron a la
construcción, están obligados por el total de la obra.
c.- Indivisibilidad de pago: Se llaman así a los casos del artículo 1526. Cabe
aclarar desde ya, que no todos ellos son convencionales. En efecto, muchos derivan
del modo como las partes han considerado la obligación y que el legislador interpreta,
pero otros son de indivisibilidad legal lisa y llana. El precepto en realidad, establece
excepciones a la divisibilidad, esto es, a la regla general de que la obligación no
siendo solidaria, se divide entre los deudores.
La indivisibilidad puede realmente pactarse por las partes, pero será más bien
extraño, porque el mismo efecto lo otorga más claramente la solidaridad, el único
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 77
Indivisibilidad Activa.
Tal como ocurre en la solidaridad, la indivisibilidad activa presenta poco interés
práctico, porque los casos de mayor aplicación de la indivisibilidad, los del artículo
1526, son todos pasivos. En consecuencia, queda reducida a los casos de la natural
y de la relativa, que no son muy frecuentes.
Indivisibilidad Pasiva.
Tiene lugar cuando existen varios deudores, por la naturaleza misma de la obligación,
el modo en que ha sido establecida o la disposición de la Ley, la prestación no puede
efectuarse en forma parcial.
1º Cada deudor está obligado al pago total de la deuda. Así lo señala la parte
primera de Art. 1527: “cada uno de los que han contraído unidamente una obligación
indivisible, es obligado a satisfacerla en el todo, aunque no se haya estipulado
solidaridad”.
Existe, eso sí, una diferencia con esta última: en la solidaridad, la ley prohíbe al
deudor demandado presentar cualquiera excusa para que el acreedor se dirija
también contra los demás codeudores. Tampoco en la indivisibilidad existe beneficio
de división, pero que sí que el deudor puede, en ciertos casos que señala el art.
1530, pedir un plazo para entenderse con los demás deudores a fin de cumplirla
entre todos.
No siendo así, esto es, si la obligación no tiene tal naturaleza, entonces puede
solicitar un plazo para entenderse con los demás deudores para el cumplimiento.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 79
2º Pago efectuado por uno de los codeudores. Dice el art. 1531: “El cumplimiento
de la obligación indivisible por cualquiera de los obligados, la extingue respecto de
todos”. En virtud de la obligación a la deuda, en la indivisibilidad como en la
solidaridad, según acabamos de ver, cada deudor está obligado al cumplimiento
total.
Por ello es que el Art. 1530, dispuso que si por su naturaleza la obligación sólo puede
cumplirla el deudor demandado, debe éste pagarla, “quedándole a salvo su acción
contra los demás deudores, para la indemnización que le deban”.
Así lo señala para los primeros la parte inicial del Art. 1528: “cada uno de los
herederos del que ha contraído una obligación indivisible es obligado a satisfacerla en
el todo”.
3) “Si de dos codeudores de un hecho que deba efectuarse en común, el uno está
pronto a cumplirlo y el otro lo rehúsa o retarda, éste sólo será responsable de los
perjuicios que de la inejecución o retardo del hecho resulten al acreedor”, (Art. 1534).
Concepto. Los seis casos de indivisibilidad que contempla el Art. 1526, están
concebidos como excepción a la regla general de la conjunción cuando concurren
pluralidad de acreedores o deudores.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 80
Todos los casos del precepto son de indivisibilidad pasiva, según ya lo habíamos
advertido; el objeto de ellos es precisamente permitir al acreedor un cobro total en
las circunstancias que prevén; no hay, en consecuencia, indivisibilidades de pago
activas.
Dicho a modo de enunciación, los seis casos de indivisibilidad del Art. 1526 que
estudiamos, son los siguientes:
1) La acción prendaria e hipotecaria;
2) La entrega de un cuerpo cierto;
3) La indemnización de perjuicios;
4) Las deudas hereditarias;
5) Cosa cuya división causa perjuicio, y
6) La obligación alternativa.
Ella está establecida en el N° 1° del Art. 1526, y en los Arts. 2405 para la prenda y
2408 para la hipoteca, y abarca varios aspectos:
a) El objeto mismo dado en prenda, o hipoteca . Si son varios los objetos afectos a
una misma prenda o hipoteca, el acreedor puede perseguir a cualquiera de ellos o a
todos ellos por el total de la deuda.
Así lo señalan el Art. 2408, inc. 2°: “cada una de las cosas hipotecadas a una deuda
y cada parte de ellas son obligadas al pago de toda la deuda”, aplicado por Art. 1365
en materia sucesoria.
b) Desde el punto de vista del crédito . Todo el inmueble hipotecado o la cosa dada en
prenda continúa garantizando el crédito hasta la total extinción de éste, y en
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 81
2) Entrega de una Especie o Cuerpo Cierto. Según el N°2 del Art. 1526 “si la
deuda es de una especie o cuerpo cierto, aquel de los codeudores que lo posee es
obligado a entregarlo”.
Hay una excepción a la regla de que las obligaciones se dividen entre los codeudores,
pues ésta corresponde exclusivamente al poseedor de la especie o cuerpo cierto.
4) Deudas Hereditarias. Según hemos dicho anteriormente, por regla general las
deudas hereditarias se dividen entre los herederos a prorrata de sus cuotas, de
manera que el pasivo hereditario sin necesidad de esperar la participación, por el sólo
fallecimiento del causante, queda dividido de pleno derecho entre los herederos a
prorrata de sus cuotas, mientras el activo permanece en indivisión. El pago de las
deudas hereditarias es una obligación conjunta por regla general.
El N°4 del art. 1526, en relación con los arts. 1358 a 1360 reglamenta la posibilidad de
que el testador, los coherederos, la partición o la convención con el acreedor
establezcan una división distinta; a las primeras situaciones se refiere el inc. 1° del
N°4, y a la segunda, los restantes incisos del mismo número.
i.- Caso en que los herederos, el testador o la partición establezcan una división
diferente de las deudas hereditarias. El inc. 1° del N°4 del art. 1526 aplica la regla
más amplia de los arts. 1358 y 1359, que justamente se ponen en el caso de que se
altere en cualquier forma la división legal de las deudas; el art. 1526 N°4, que se
grave íntegramente a un heredero con toda una deuda. La solución es siempre la
misma, los acreedores, si quieren, se allanan a la división distinta, o se acogen de la
legal. Y hay una clara excepción a la divisibilidad, porque bien puede el acreedor
cobrar el total al heredero que se ha gravado con el total de la deuda.
Ello puede ocurrir en cualquiera de las tres formas que señala el precepto: por
disponerlo así el testador; haberlo acordado los herederos o haberse determinado
por acto de partición. En todos los casos hay una alteración voluntaria de la regla
legal de que las deudas hereditarias se dividen a prorrata, y por ello se habla de
indivisibilidad pactada.
El demandado está facultado, según sabemos, para pedir plazo para entenderse con
los demás herederos, y si en definitiva se ve obligado a pagar el total (obligación a la
deuda), puede repetir contra ellos por el exceso pagado. Por ello el precepto dice “o
pagarla el mismo, salva su acción de saneamiento”.
5) Cosa cuya división causa perjuicio. Ella está contemplada en el inciso 1º del
Nº 5 del artículo 1526. La diferencia entre este caso y el anterior, es que las partes no
han pactado la indivisibilidad, pero el legislador la establece interpretando su voluntad,
porque si la división le produce grave perjuicio, es obvio que el acreedor no ha querido
que la cosa le sea entregada por parcialidades.
Esta indivisibilidad es también sólo pasiva. Así lo dice el inciso 2º del Nº 2 “pero los
herederos del acreedor no podrán exigir el pago de la cosa entera sino intentando
conjuntamente su acción”.
Pero también las separan algunas diferencias, y por ello el Art. 1525 dispone que “el
ser solidaria una obligación no le da carácter indivisible”.
Los efectos, además, deben analizarse desde dos puntos de vista más; a saber:
1. Efectos de las obligaciones desde el punto de vista del cumplimiento; y,
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 85
2. Efectos de las obligaciones desde el punto de vista de los derechos auxiliares del
acreedor.
Por tanto, de acuerdo a lo que señala el profesor Alessandri, en definitiva los efectos
de las obligaciones deben analizarse desde 3 puntos de vista.
b) También hay que analizar los efectos de las obligaciones desde el punto de
vista del cumplimiento. Aquí nos encontramos con todos los modos de extinguir las
obligaciones.
c) Desde el punto de vista de los derechos auxiliares del acreedor. Estos son el
conjunto de derechos que la ley concede al acreedor para velar por la integridad del
patrimonio del deudor y así asegurar el pago de su obligación.
Nuestro Código Civil al igual que su homologo francés, confundió los efectos de las
obligaciones con los efectos de los contratos; y así los tres primeros artículos del
Título XII, del Libro IV, se refiere a los efectos de los contratos, pese a que el Título se
denomina del efecto de las obligaciones.
Los efectos de los contratos, son los derechos y las obligaciones que el contrato
genera y los efectos de las obligaciones son las cosas o los hechos sobre los
cuales se aplica el derecho o sobre los cuales se va a cumplir una obligación.
En virtud de este derecho cuando una persona contrae una obligación en ese mismo
momento y por el solo ministerio de la ley pone a disposición de su acreedor todos
sus bienes, presentes y futuros, muebles e inmuebles, con la sola excepción de las
inembargables, para de este modo, asegurar el cumplimiento de la obligación. Este
derecho del acreedor se denomina derecho de prenda general o garantía general del
patrimonio del deudor y en virtud de él, todo el patrimonio del deudor asegura el
cumplimiento de su obligación, porque si ella no llegara a cumplirse voluntariamente
por él, el acreedor podrá exigir el cumplimiento forzado o por equivalencia. Esta es
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 86
1. Es universal, porque recae sobre todo el patrimonio del deudor y no sobre bienes
determinados; por este motivo, el deudor puede enajenar o administrar libremente sus
bienes sin que el acreedor pueda inmiscuirse, salvo situaciones excepcionales.
3. Este derecho es limitado, porque si bien es amplio y universal, no afecta todos los
bienes del deudor sin excepción, ya que hay cierta clase de bienes expresamente
exceptuados, que son los bienes inembargables. Así también, en materia sucesoria, si
el heredero acepta con beneficio de inventario, se limita su responsabilidad hasta la
concurrencia de lo que reciba de la herencia y por lo tanto, en este caso los
acreedores, en virtud de este derecho, no podrán dirigirse contra todos los bienes,
sino solo contra aquellos que se hayan recibido en la herencia.
Los autores critican que este derecho se denomine de prenda general, porque
señalan que no tiene ningún elemento en común con la prenda y por esto sería más
propio hablar de garantía general del patrimonio del deudor. Las diferencias entre
este derecho y la prenda son:
D.- La prenda concede derecho de persecución, en virtud del cual, el acreedor puede
perseguir la cosa prendada en manos de quien quiera que se encuentre, el derecho
de prenda general no concede este derecho.
d) Puede deberse a que haya operado algún modo de extinguir como una prescripción
o declaración de nulidad. Aquí tampoco hay responsabilidad del deudor.
II.- Puede ser total o parcial. Es total, si no se ejecuta la obligación en todas sus
partes. Es parcial, cuando la obligación se cumple imperfectamente o se retarda su
cumplimiento. En otras palabras, la obligación no es cumplida en forma íntegra u
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 88
oportuna, por ejemplo me deben $100.000 y me pagan $50.000 mil. Para que se de
esta forma de incumplimiento, es necesario que el acreedor consienta en recibir un
pago parcial, porque de acuerdo a las normas generales, el acreedor no puede ser
obligado a recibir un pago que no sea íntegro; por lo tanto, él puede negarse a
recibirlo y en tal caso, el incumplimiento no sería imperfecto o parcial, sino que total.
1) El acreedor puede pedir que se apremie al deudor para la ejecución del hecho
convenido. El procedimiento de apremio está en el C.P.C. (art. 543) y puede consistir
en arrestos o multas que fija el Juez. En este primer caso, la acción se dirige contra la
persona del deudor y no contra sus bienes, lo que se ha criticado, porque implicaría
una suerte de prisión por deudas.
2) El acreedor puede pedir que se le autorice a él mismo para hacer ejecutar el hecho
por un tercero a expensas del deudor. En general, el acreedor va a optar por este
segundo camino cuando la obligación de hacer, pueda cumplirla cualquier persona.
Por lo tanto, hay que tener presente en este punto, lo que consagra el artículo 1572
en su inciso segundo, a saber “pero si la obligación es de hacer, y si para la obra de
que se trata se ha tomado en consideración la aptitud o talento del deudor, no podrá
ejecutarse la obra por otra persona contra la voluntad del acreedor”.
Esta es una gran diferencia con las obligaciones de dar, porque mientras en ellas el
deudor sólo podía recurrir a esta indemnización si no era posible el cumplimiento en
naturaleza; aquí, en las obligaciones de hacer, el deudor tiene la libertad, para una
vez que se ha constituido en mora al deudor, exigir de inmediato esta indemnización,
aunque el cumplimiento en naturaleza sea posible.
la ejecución del hecho. Con todo, esta obligación tiene una particularidad, puesto que
cuando se infringe surgen dos efectos, a saber:
a) Se produce el incumplimiento de la obligación; y,
b) En ese mismo momento el deudor queda constituido en mora (art. 1557 C.C.).
Para que el acreedor pueda optar por este primer camino deben darse dos requisitos
copulativos:
a) Que se pueda deshacer lo hecho por el deudor; y,
b) Que la destrucción sea necesaria para que el objeto que se tuvo en vista al
contraerse la obligación se cumpla.
LA CESIÓN DE BIENES.
El art. 1614 establece: “La cesión de bienes es el abandono voluntario que el deudor
hace de todos los suyos a su acreedor o acreedores, cuando, a consecuencia de
accidentes inevitables, no se halla en estado de pagar sus deudas”.
La cesión de bienes se rige por las disposiciones de los arts. 1614 y siguientes del
Código Civil y art. 241 y siguientes de la Ley de Quiebras.
Caracteres de la Cesión.
Si el deudor hace cesión de bienes, esto no significa que sus codeudores o fiadores
se encuentren en situación de no poder pagar las deudas a menos que en ellos
concurran igualmente las circunstancias que autorizan este beneficio. El art. 2354
dispone que el fiador no puede oponer al acreedor las excepciones personales del
deudor, tales como la cesión de bienes.
Del mismo modo, el heredero no podrá invocar la cesión de bienes hecha por el
causante, si él se encuentra en estado de pagar sus deudas.
Bienes inembargables.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 92
No son embargables:
b) El art. 57 del Código del Trabajo dispone que las remuneraciones de los
trabajadores y las cotizaciones de seguridad social serán inembargables. No
obstante, podrán ser embargadas las remuneraciones en la parte que excedan de
cincuenta y seis unidades de fomento.
“El tribunal no podrá fijar como monto de la pensión una suma o porcentaje que
exceda del cincuenta por ciento de las rentas del alimentante”.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 93
“Las asignaciones por carga de familia no se considerarán para los efectos de calcular
esta renta y corresponderán, en todo caso, a la persona que causa la asignación y
serán inembargables por terceros”.
El art. 15 del D. F. L. 150, sobre Asignación Familiar, dispone que la asignación
familiar y las demás prestaciones que contempla el sistema, no serán consideradas
remuneración para ningún efecto legal y estarán exentas de toda clase de impuestos,
gravámenes y cotizaciones. No podrá, aún cuando mediare acuerdo entre
beneficiario y causante, someterlas a transacción ni efectuar retención de ninguna
especie en ellas y serán siempre inembargables.
e) “Las rentas periódicas que el deudor cobre de una fundación o que deba a la
liberalidad de un tercero, en la parte que estas rentas sean absolutamente
necesarias para sustentar la vida del deudor, de su cónyuge y de los hijos que
viven con él y a sus expensas” (art. 445 N° 4° de C. de P. Civil).
Trátese, esta vez, de alimentos voluntarios; pero la inembargabilidad alcanza sólo a
los estrictamente necesarios.
f) Los fondos que gocen de este beneficio, en conformidad a la ley Orgánica del
Banco del Estado de Chile y en las condiciones que ella determine.
i) El bien raíz que el deudor ocupa con su familia, siempre que no tenga un
avalúo fiscal superior a cincuenta unidades tributarias mensuales o se trate de
una vivienda de emergencia, y sus ampliaciones, a que se refiere el artículo 5° del
decreto ley N°2552, de 1979; los muebles de dormitorio, de comedor y de cocina de
uso familiar y la ropa necesaria para el abrigo del deudor, su cónyuge y los hijos que
viven a sus expensas.
La inembargabilidad no rige para los bienes raíces respecto de los juicios en que sean
parte el Fisco, las Cajas de Previsión y además organismos regidos por la Ley del
Ministerio de la Vivienda y Urbanismo (art. 445 N° 8° del C. de P. Civil, modificado por
la Ley N°19.594, de 1 de diciembre de 1998).
l) “Los uniformes y equipos de los militares, según su arma y grado” (arts. 1618
N° 5° y 445 N°11° del C. de P. Civil).
ñ) “La propiedad de los objetos que el deudor posee fiduciariamente” (arts. 1618
N° 8° del C. Civil y 445 N°14° del C. de P. Civil). La inembargabilidad se limita a la
propiedad; los frutos que la propiedad produzca son, en consecuencia, embargables.
r) “Los demás bienes que leyes especiales prohíban embargar” (art. 445 N° 18°
del C. de P. Civil). Tal es el caso, por ejemplo, de las propiedades hipotecadas en
garantía de préstamos otorgados por la Asociaciones de Ahorro y Préstamo, que son
inembargables por deudas de cualquier origen o naturaleza, siempre que el deudor o
su sucesor en el dominio la ocupen como su habitación principal (art. 53 de la Ley
N°16.807).
Excepciones.
a) No puede hacer cesión de bienes el deudor que ejerza una actividad comercial,
industrial, minera o agrícola. Este deberá solicitar la declaración de su quiebra antes
de que transcurran quince días contados desde la fecha en que haya cesado en el
pago de una obligación mercantil.
1.) Cuando el deudor que ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola,
cese en el pago de una obligación mercantil con el solicitante, cuyo título sea
ejecutivo;
2.) Cuando el deudor contra el cual existieren tres o más títulos ejecutivos y vencidos,
provenientes de obligaciones diversas, y estuvieren iniciadas, a lo menos, dos
ejecuciones, no hubiere presentado en todas éstas, dentro de los cuatro días
siguientes a los respectivos requerimientos, bienes bastantes para responder a la
prestación que adeude y las costas;
El art. 1617 dispone que “los acreedores serán obligados a aceptar la cesión”; para
ellos la cesión es obligatoria y sólo pueden excusarse de aceptarla u oponerse a ella
por causas legales.
El art. 1614 deja en claro que el deudor puede hacer cesión “a su acreedor o
acreedores”; la cesión procede sea que el deudor tenga varios acreedores o uno
solo.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 97
a) La solicitud en que haga la cesión será puesta en conocimiento de éste para que
exprese, dentro del plazo de seis días, si la acepta o la rechaza. La oposición se
tramitará conforme a las reglas del juicio sumario.
b) Aceptada la cesión por anuencia del acreedor o por resolución del tribunal, podrá el
acreedor dejar al deudor la administración de los bienes y hacer con él los arreglos
que estime convenientes.
e) Los fondos que se obtengan de la realización de los bienes se aplicarán al pago del
crédito, a medida que se perciban, sin más trámite.
2.- Cesión a varios acreedores. La cesión de bienes hecha por el deudor que
tiene varios acreedores queda sujeta a las siguientes reglas:
b) El síndico debe informar al tribunal sobre las causas del mal estado de los
negocios de este último dentro de los 15 días.
e) Los acreedores pueden exigir al deudor que dentro de los plazos señalados en los
números 3 y 4 del art. 246 de la Ley de Quiebras, aumentados a seis días, pruebe que
no tiene culpabilidad en el mal estado de sus negocios, o rechazar la cesión en alguno
de los casos señalados en el art. 1617 del Código Civil; y
b) Queda el deudor privado de la facultad de disponer de sus bienes y los actos que
ejecute adolecen de nulidad.
El art. 2467 dispone que “son nulos todos los actos ejecutados por el deudor
relativamente a los bienes de que ha hecho cesión”.
d) El deudor queda libre de todo apremio personal (art. 1619, N°1°), efecto que
carece hoy del interés que ofrecía antaño.
e) El art. 1619, inc. final, previene: “La cesión no transfiere la propiedad de los bienes
del deudor a los acreedores, sino sólo la facultad de disponer de ellos y de sus frutos
hasta pagarse de sus créditos”.
De esta disposición fluye, como una consecuencia obligada, que el deudor puede
recobrar sus bienes, satisfaciendo los créditos íntegramente. El art. 1620 consagra
esta consecuencia de un modo expreso: “Podrá el deudor arrepentirse de la cesión
antes de la venta de los bienes o de cualquiera parte de ellos y recobrar los que
existan, pagando a sus acreedores”. Si pagados los créditos con el producto de la
venta de los bienes cedidos queda un remanente, pertenecerá al deudor.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 99
Por lo mismo “si los bienes cedidos no hubieren bastado para la completa solución
de las deudas, y del deudor adquiere después otros bienes, es obligado a completar
el pago con éstos” (art. 1619, N°3°).
El art. 251 de la Ley de Quiebras dispone: “La sentencia que rechace la cesión de
bienes declarará a la vez, la quiebra del deudor”
Consiste en que el deudor no esté en situación de pagar todas sus deudas, esto es,
que su pasivo supere a su activo. Sin embargo, algunas sentencias de nuestros
tribunales han declarado que es la incapacidad de pagar una deuda, aunque se
tengan más bienes que obligaciones. Creemos que se ha incurrido en una confusión
de conceptos; lo que ha definido estas sentencias es una incapacidad de pago
transitoria, que efectivamente puede llevar al deudor hasta a la quiebra. La distinción
está claramente señalada en la ley, pues según el Art. 43 de la Ley Quiebras puede
cualquier acreedor pedir la quiebra del deudor calificado que cesa en el pago de una
obligación mercantil. Pues bien, tratándose de una sociedad anónima abierta, si ésta
ha suspendido sus pagos o se ha pedido su quiebra, la Superintendencia de Valores y
Seguros deberá investigar la “solvencia” de la empresa (D.F.L. 251 y D.L. 3538, sobre
Compañías de Seguro, Sociedades Anónimas y Bolsas de Comercio). Si la
incapacidad de pago fuere sinónimo de insolvencia, no se ve a qué título investigaría
ésta la posibilidad de que la Empresa tenga solvencia.
se pagarán primero; pero ello no obsta a que se haga valer aún al margen de la
quiebra, verbi gracia, como tercería de prelación en el juicio ejecutivo (Art. 518, N°2°
del C. P.C.).
Ahora bien, desde otro punto de vista todas estas instituciones en estudio suponen
también la concurrencia de varios acreedores que pretenden cobrar en un patrimonio
que se ha hecho estrecho para responderles a todos ellos. Pero tampoco es
indispensable, salvo en la prelación de créditos, que no se concibe sin una elección
de estos. Y así, la cesión de bienes puede hacerse a un solo acreedor, y la quiebra ya
hemos visto que se puede obtener también por un solo acreedor.
NOCIONES DE LA QUIEBRA.
La primera ley patria fue el decreto ley sobre juicio ejecutivo de 1837, que también
reglamentó el concurso de acreedores y la cesión de bienes. Sus disposiciones eran
de índole procesal, y se aplicaban indistintamente a todo deudor. El valor del Decreto
de 1837, tiene importancia para muchos efectos interpretativos de la actual
legislación. Algunas notas son interesantes, como la prevista en el artículo 82 que
hacía imperativa la apertura de concurso si en un juicio ejecutivo se planteaban la voz
quiebra como equivalente a estado de impotencia patrimonial o insolvencia y no como
juicio (arts. 93 y 111). Pero sus aportes más interesantes se reflejan en la influencia
que esta reglamentación tiene en el Código de Procedimiento Civil de 1902, cuyas
normas se incorporaron en buena forma en la Ley N° 4.558 y por ésta en las de la
actual legislación, particularmente en lo que se refiere al convenio de acreedores.
Al Código siguió la ley del 23 de junio de 1868 que abolió la prisión por deudas
(bajo el imperio del Código, en la misma sentencia de apertura debía ordenarse el
arresto preventivo del cesante).
En vista de los adelantos del derecho concursal y a los vicios que provocaba la
legislación pertinente, vino en Chile la dictación de la Ley N° 4.558, de 29 de enero
de 1929, que derogó el Libro IV del Código de Comercio y las normas pertinentes del
Código de Procedimiento Civil.
Las innovaciones de esta ley son numerosas, entre ellas podemos señalar:
* Por último, se crea el instituto del alzamiento por consignación, que permitía al
deudor alzar la quiebra declarada, pagando al acreedor solicitante.
Entre las modificaciones más importantes de esta última ley, cabe señalar las
siguientes:
* En 2005, se dictó la Ley N° 20.004 que modifica la actual Ley de Quiebras, cuyo
objetivo es obtener el fortalecimiento de la transparencia en la administración privada
de las quiebras y de la labor de los síndicos y otorgar mayores facultades
fiscalizadoras a la Superintendencia de Quiebras. Esta ley reglamenta con mayor
especificidad los ámbitos de competencia de los síndicos privados de quiebra, su
forma de designación, sus honorarios, incompatibilidades y otorga mayores facultades
fiscalizadoras y sancionatorias a la Superintendencia del rubro.
La quiebra no produce otros efectos que los expresamente fijados por la Ley; de
ellos varios son señalados por la propia Ley de Quiebras, y otros están establecidos
en el mismo C.C., y en otros Códigos y leyes especiales.
Entre los del C.C. podemos citar la incapacidad del fallido para ser guardador (Art.
497. N° 4°), la expiración del mandato por quiebra del mandante o mandatario (Art.
2163, N°6°); de la sociedad (Art. 2106), la caducidad del plazo, etc.
Finalmente digamos que el título XII, arts. 169 y siguientes de la ley reglamentan los
convenios entre el deudor y sus acreedores, los que pueden ser de tres formas:
extrajudiciales, convenio judicial preventivo y convenio simplemente judicial; el
convenio judicial preventivo o anterior a la declaración de quiebra toma su nombre
porque todavía no se ha declarado judicialmente la quiebra del fallido, por el
contrario, en el convenio simplemente judicial el deudor tiene ya la calidad de
fallido.
EL BENEFICIO DE COMPETENCIA.
Características.
a) Desde luego hay semejanza en la enumeración que efectúa el Art. 1626 de las
personas que tienen derecho a invocar el beneficio en estudio, con la que el Art. 321,
por su parte, efectúa de los sujetos a quienes se deben alimentos, aunque este último
es más amplio.
De ahí que el Art. 1627 disponga que “no se pueden pedir alimentos y beneficio de
competencia a un mismo tiempo. El deudor elegirá”.
Es lógico que sea así, pues en caso contrario, el deudor acumularía dos beneficios
iguales.
c) Que el cobro lo efectúen los acreedores que tenían tal calidad al tiempo de la
cesión, y por las dudas existentes a la sazón.
El beneficio de competencia debe ser declarado a instancias del deudor, quien deberá
probar que pagadas las deudas no le quedaría lo suficiente para subsistir.
Sin embargo, según decíamos, no es necesario que esté jurídicamente declarado
para que el deudor se excepcione ante la demanda de cumplimiento.
En virtud del beneficio, debe dejarse al deudor lo indispensable para una modesta
subsistencia, según su clase y circunstancia, lo que equivale al concepto de alimentos
congruos (Art. 323, inc. 2°).
Con el resto, el deudor pagará las deudas hasta el monto en que le alcance, y hasta
ese monto se produce la extinción por pago. El saldo lo queda debiendo
para pagarlo cuando mejore de fortuna; al acreedor corresponderá probar que ha
ocurrido esta circunstancia.
El beneficio se extiende a los nuevos bienes adquiridos si con ellos recién el deudor
alcanza una modesta subsistencia.
LA INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS.
2. Se dice que una sanción civil al acto ilícito o violatorio de la naturaleza jurídica que
implica el incumplimiento.
3. Se dice que la indemnización de perjuicios es un medio ideal para forzar al deudor
a cumplir con su obligación, si bien no en naturaleza, en equivalencia.
Para esta teoría, éste cambio de objeto no constituye novación, porque ella supone la
extinción de una obligación y su reemplazo por una nueva; en cambio, aquí la
obligación no se extingue, es la misma que se persigue bajo la forma de
indemnización. De este modo se produce una modificación en el objeto de la
obligación y que se funda en la imposibilidad de obtener el cumplimiento en
naturaleza.
Esta teoría señala que en este evento, se produce una subrogación real, donde la
indemnización de perjuicios pasa a ocupar el mismo lugar jurídico que tenía la
obligación no cumplida, pero es la misma obligación que cambio de objeto y por lo
tanto, las garantías, privilegios y vicios de la obligación no cumplida, afectan la
indemnización.
2.- Teoría Moderna: Para ella, la obligación de indemnización es una obligación que
nace del hecho ilícito que representa el incumplimiento; por lo tanto, para esta teoría
la indemnización sería una misma obligación, distinta de la no cumplida.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 108
Nuestro C.C., sigue la teoría clásica, esto se desprende claramente de los arts. 1672
inciso 1º y 1555 inciso 1º; ambas normas dan a entender que es la misma obligación
que sólo cambia de objeto.
Con todo, esta regla tiene una excepción que se encuentra en la cláusula penal (art.
1537). Y tiene lugar cuando la obligación de dar, es garantizada con una cláusula
penal y el deudor se encuentra constituido en mora, el acreedor a su arbitrio, puede
exigir o la obligación principal o la pena, y la pena es una indemnización de
perjuicios; por lo tanto si el acreedor opta por ella, estará exigiendo la
indemnización sin haber exigido la ejecución forzada.
Clases de Indemnización:
C.- Indemnización del daño moral: Es aquel que causa un dolor en los sentimientos de
una persona.
1) Que exista un incumplimiento en cualquiera de las formas del art. 1556 del Código
Civil.
2) Que el acreedor sufra un perjuicio.
3) Que exista una relación de causalidad entre el incumplimiento y los perjuicios.
4) Que el incumplimiento sea imputable al deudor en grado de dolo o culpa.
5) Que el deudor esté constituido en mora.
6) Si el contrato es bilateral, el acreedor debe haber cumplido con su obligación o
estar llano a hacerlo.
DESARROLLO:
En materia contractual, el daño se define como el detrimento que sufre una persona
en su patrimonio, sea a través de una disminución real y efectiva, caso en el cual se
denomina daño emergente; o sea, a través de la privación de una ganancia legítima,
pero futura, caso en el cual se denomina lucro cesante.
De acuerdo al art. 1558, para determinar de qué perjuicios responde el deudor, hay
que distinguir, si éste actuó con culpa o con dolo; en el primer caso, el deudor
responde de los perjuicios directos previstos; en cambio en el segundo, se agrava su
responsabilidad, porque responderá de los perjuicios directos previstos e imprevistos.
Con todo, la Corte Suprema ha declarado válidos los pactos por los cuales el deudor
se obliga a responder de los perjuicios indirectos, como así mismo ha señalado que
son válidos los pactos por los cuales el deudor se hace responsable de los perjuicios
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 111
directos previstos e imprevistos, aunque actúe sin dolo. Estos son pactos en los que
se agrava la responsabilidad del deudor y en virtud de la autonomía de la voluntad,
son perfectamente válidos.
Los perjuicios por regla general deben probarse, ellos no se presumen, salvo dos
excepciones:
a) En la cláusula penal, porque en ella la pena representa una indemnización de
perjuicios, y para que el acreedor pueda exigirla basta que haya constituido en mora
al deudor sin que sea necesario probar los perjuicios;
b) En el caso del artículo 1559, que se refiere a las obligaciones de dinero. En el Nº
2, se señala, que el acreedor no tiene que probar los perjuicios cuando sólo cobra
intereses; y estos intereses, al igual que la pena, representan una indemnización de
perjuicios.
Algunos autores, como Alessandri, comparten este criterio, pero otros señalan que si
bien ambas son causales de inimputabilidad se refieren a hechos diferentes, porque el
caso fortuito sería un hecho imprevisible e insuperable producido por la naturaleza,
como es el caso de un terremoto o un aluvión. La fuerza mayor, también sería un
hecho imprevisible e insuperable, pero producido por actos de autoridad, por ejemplo:
Un decreto de embargo o la expropiación.
2.- Se trate de un hecho Insuperable o Irresistible. La Corte Suprema dice que debe
ser absolutamente imposible evitar las consecuencias del hecho, en términos que ni el
agente, ni ninguna otra persona habría podido hacerlo. Debe existir una imposibilidad
absoluta de evitar los efectos del hecho, por esto, si la imposibilidad es solo relativa
no habrá caso fortuito.
3.- Que se trate de un hecho ajeno a la voluntad de las partes. La única causa que
produce que el incumplimiento sea atribuible al caso fortuito, precisa la no
intervención de la voluntad de las partes. La ley es muy exigente al respecto, porque
el efecto normal del caso fortuito es precisamente, eximir de responsabilidad al
deudor.
El del artículo 2178, ubicado en el comodato. Aquí la Ley regula cuatro casos en
que el comodatario responde del caso fortuito, a saber:
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 113
La Ley 18.302 del 02 de Mayo de 1984, que tiene lugar en materia de seguridad
nuclear, contempla una situación similar al respecto.
e) El deudor responsable por caso fortuito en el caso del animal fiero (artículo
2327). El dueño de un animal fiero que no está destinado para la guarda o servicio
de un predio, siempre responderá por los hechos de él, aunque sobrevengan por
caso fortuito.
La ley no menciona en forma taxativa y ordenada, quienes son los terceros por los
cuales se es civilmente responsable, pero en varios contratos los menciona. Ejemplos:
1925, 1926, 1929, 1941, etc.
Por lo tanto, y como regla general, si el hecho es de un tercero por el cual el deudor
no es civilmente responsable, este queda liberado de responsabilidad y es un causal
de inimputabilidad.
Para que opere el estado de necesidad deben darse los siguientes requisitos:
a) Que efectivamente no puedan salvarse ambos bienes jurídicos.
b) Que el bien que se salva sea de mayor valor que el que se sacrifica, porque si es
de un valor igual o inferior, el deudor no queda liberado de responsabilidad.
1.- Art. 2178 n° 3 C.C. (ubicado en el comodato) Ahí se dice que el comodatario
responde, aún del caso fortuito, cuando en la alternativa de salvar una cosa suya y la
prestada, deliberadamente, prefiere salvar la suya.
2.- Art. 847 C.C. (ubicado en la servidumbre de tránsito), aquí se considera como de
mayor valor la salida al camino público del predio dominante que los perjuicios que
sufren los predios sirvientes.
Se distingue del caso fortuito, porque aquí, si bien está presente la imprevisibilidad, el
hecho es superable, lo que ocurre es que para superarlo se debe hacer un
extraordinario sacrificio.
Algunos autores señalan que éste sería un caso de lesión enorme, pero no es así,
porque la lesión enorme debe estar presente al contratarse la obligación en
circunstancias que aquí, el hecho que agrava el cumplimiento, surge durante la vida
del contrato y no al tiempo de su celebración.
Los autores que aceptan esta teoría señalan que para que opere deben darse ciertos
requisitos que son:
c) Este imprevisto debe sobre pasar de una manera exagerada el aleas del
contrato, porque todo contrato conlleva un riesgo, pero para que se dé la
imprevisión, la desproporción debe ser manifiesta, y por esto se excluye de esta
teoría a los contratos aleatorios, porque en ellos el equivalente consiste en una
contingencia incierta de ganancia o pérdida.
2) Otros en cambio, consideran que el deudor queda facultado para recurrir ante el
Juez a fin de que sea él quien restablezca el equilibrio patrimonial. Esta posición es
compartida por Fernando Fueyo; sus detractores la critican, por estimar que el Juez
no se puede entrometer en la relación contractual.
Los autores que están a favor de esta teoría dan los siguientes argumentos para
justificarla:
2.- De acuerdo al art. 1546, todo contrato debe ejecutarse de buena fe; y si se obliga a
un contratante a cumplir con una prestación excesivamente onerosa, se estará
actuando de mala fe, aunque es discutible, porque si se ha cumplido con la obligación
propia, es justo exigir que la contraparte también cumpla.
3.- De acuerdo al art. 1558, los perjuicios pueden ser: directos o indirectos y de estos
últimos no se responde por falta de causalidad, y si se obligara al deudor a cumplir
con la excesiva onerosidad, se le estaría haciendo responsable de los perjuicios
indirectos, lo que resulta inaceptable, más si se considera que su actuación no ha sido
ni dolosa, ni culposa.
Posición del Código Civil. Nuestro Código no da una solución clara a este problema,
aceptando y rechazando esta teoría indistintamente.
La acepta en: Art. 2003 regla segunda, se señala que si por circunstancias
desconocidas, surgen costos que no pudieron preverse, el empresario podrá subir el
precio de la construcción, y si no se logra acuerdo, podrá recurrir ante el juez.
La tendencia moderna, es aceptar esta teoría y permitirle al juez intervenir para que
restablezca el equilibrio patrimonial.
Sexta causal de inimputabilidad: La mora del acreedor (arts. 1548, 1680, 1827).
Es una originalidad de don Andrés Bello. La ley no define la mora del acreedor, pero
se ha dicho que opera desde el momento que el acreedor se resiste ilegítimamente a
que el deudor cumpla con su obligación; por lo tanto se puede definir como “la
negativa injustificada del acreedor de recibir el cumplimiento de la obligación por parte
del deudor”. En este caso, si el acreedor está en mora, deberá indemnizar al deudor
por los gastos de conservación en que incurra, y además se atenúa la responsabilidad
de éste, porque él pasa a responder sólo de la culpa grave o dolo.
Causales de imputabilidad
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 118
El art. 44 del Código Civil, clasifica la culpa en tres categorías: Grave; Leve y
Levísima.
a) Culpa grave o lata: Es la que consiste en no manejar los negocios ajenos con
aquel cuidado que aun las personas negligentes y de poca prudencia suelen emplear
en sus negocios propios; por lo tanto, ésta es la culpa menos exigentes de todas y de
acuerdo a la ley, equivale al dolo en materias civiles. Esto significa, que aún cuando el
deudor no actúe con dolo, es tanta su negligencia, que la ley lo sanciona como si
hubiese tenido una actitud dolosa; y, todos los efectos civiles del dolo, se aplican a la
culpa grave.
c) La culpa se presume. El dolo no. Aunque muchos autores discuten si la culpa grave
se presume o no, porque señalan que si ella se asimila al dolo y este no se presume,
la culpa tampoco debería presumirse; sin embargo, la mayoría de la doctrina y de la
jurisprudencia, considera que la asimilación entre el dolo y la culpa grave no llega a la
prueba y por lo tanto, si el acreedor alega culpa grave, estará amparado por la
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 119
presunción simplemente legal de ella, aplicándose el art. 1547 que no es más que una
clasificación de los diferentes tipos de culpas.
En esta materia hay que distinguir; ya que la regla general, es que el deudor responda
de la culpa que las partes han convenido art. 1547 inciso final, y si nada se ha
convenido, se aplican las normas legales. Y de acuerdo a ellas, para determinar de
qué culpa responde el deudor, hay que distinguir a quién beneficia el contrato:
1.- Si el contrato sólo beneficia al acreedor. Ejemplo “el depósito”. En ese caso,
como el deudor no obtiene ningún beneficio del contrato, responde de la culpa grave.
2.- Si el contrato beneficia a ambas partes (regla general). En estos casos responde
de culpa leve, y en esta responsabilidad también incurren las personas que
administran bienes ajenos (padre de familia, guardadores, albaceas, mandatarios,
etc.).
Todas estas reglas pueden alterarse por la voluntad de las partes o por la ley.
Si bien el dolo se encuentra en tres áreas distintas, según la mayoría de los autores,
el dolo es uno solo, pero que se puede manifestar de distintas maneras y esta es la
“Teoría Unitaria del Dolo”.
El dolo; está definido en el artículo 44 como “la intención positiva de inferir injuria a
la persona o propiedad de otro”.
1.- Como vicio de la voluntad, la ley señala que el dolo debe probarse art. 1459.
2.- Que el deudor tenga conocimiento que con dicho incumplimiento va a perjudicar al
acreedor, aunque en el hecho no lo perjudique, porque basta la intención.
a.- Agrava la responsabilidad del deudor, porque responde de los perjuicios directos,
previstos e imprevistos.
b.- Al deudor doloso no le sirve el alegato del caso fortuito, por lo tanto se hace
responsable de él, pero este mismo efecto se producía respecto del deudor
culposo.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 121
En un principio, la doctrina criticaba que esta norma repitiese la misma idea en los
incisos 1º y 2º; sin embargo, con posterioridad, algunos autores como Alessandri, se
dieron cuenta que el inc. 1º, se refiere a la responsabilidad extracontractual, y el inc.
2º a la responsabilidad contractual. Por lo tanto, lo extraño es que en una norma
ubicada en la responsabilidad extracontractual, se regule una materia de la
responsabilidad contractual.
La Mora.
Cuando el deudor no cumple su obligación, ella se hace exigible y por lo tanto, a partir
de ese momento el acreedor podrá exigir el cumplimiento.
Sin embargo, lo normal es que pese a que el deudor no ha cumplido su obligación;
aún no esté constituido en mora, pues en este evento, cuando el deudor incumple su
obligación sólo cae en retardo.
De esta manera podemos definir la mora del deudor como “el retardo culpable en el
cumplimiento de la obligación, imputable al deudor, que persiste después de la
interpelación que le hace el acreedor”. De manera que si el deudor cumple con la
obligación cuando es interpelado, “no está en mora”, porque ella supone el
incumplimiento después de la interpelación.
La regla general, es que la mora sea necesaria en todo tipo de obligaciones, salvo
una: en las obligaciones de no hacer, pues en ellas basta su sólo incumplimiento para
que en ese mismo momento el deudor caiga en mora, sin necesidad que el acreedor
realice ninguna actividad (art. 1557).
1.- Porque no hay ninguna norma que distinga entre la indemnización moratoria y
compensatoria en esta materia.
2.- El art. 1553, sostiene que para que el acreedor pueda exigir la indemnización
compensatoria, junto a la moratoria, es necesario que el deudor esté constituido en
mora.
Don Fernando Fueyo señala que, si bien para exigir ambas indemnizaciones es
necesaria la mora del deudor, hay que hacer una distinción, porque a la
indemnización compensatoria se tendrá derecho desde el incumplimiento y a la
moratoria desde la mora; así se distingue entre el nacimiento de la indemnización y el
derecho a cobrarla.
La ley no lo ha señalado, pero se ha dicho que estará en mora desde que el deudor
manifieste su intención de pagarle, cumpliendo con los requisitos legales y este se
resista.
La doctrina discute la forma en que el deudor debe manifestar su intención de pagar.
Al respecto existen tres posiciones:
a.- Señala que la única forma es a través del pago por consignación, sin embargo,
esta posición es criticada, porque confunde, el pago por consignación con la mora del
acreedor.
b.- Señal que debe aplicarse por analogía el Nº 3 del Art. 1551. En este sentido, el
deudor deberá requerir judicialmente al acreedor. Esta posición también se critica,
porque se dice que el art. 1551 no puede aplicarse por analogía.
c.- Considera que basta con cualquier ofrecimiento del deudor, aún cuando sea
extrajudicial. Esta posición se apoya en el artículo 1680 del C.C., que habla de
ofrecimiento.
En definitiva, será el juez el que en cada caso deberá determinar si el deudor ofreció
el cumplimiento o no.
El artículo 1551 C. C. señala las formas en que debe hacerse la interpelación para
que el deudor quede constituido en mora, y la doctrina ha señalado que esta norma
sólo se aplica a las obligaciones voluntarias, pero no se aplica a las tributarias.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 124
a) Se produce el incumplimiento,
b) Se hace exigible la obligación,
c) Se produce el retardo del deudor,
d) El deudor queda automáticamente constituido en mora.
Como este número habla de un término convenido o estipulado, resulta claro que sólo
puede aplicarse a obligaciones nacidas de contratos, porque es en ellos donde las
partes pueden convenir los plazos, y por lo tanto, no se aplica a plazos fijados
unilateralmente, y tampoco a plazos fijados por el Juez o por la Ley.
En la parte final de éste número, se señala que existen casos especiales, en los que
pese a haber un plazo estipulado para que el deudor quede constituido en mora, es
necesario el requerimiento, es decir, hay casos excepcionales, en los que pese a
haberse convenido por las partes un plazo para el cumplimiento, por el solo hecho de
no cumplir dentro de él el deudor, no queda constituido en mora, porque se exige
además el requerimiento.
Ejemplo: contrato de arrendamiento (de acuerdo a los arts. 1949 y 1977 C. C.)para
que el arrendatario quede constituido en mora de pagar la renta, es necesario que se
efectúe una doble reconvención, debiendo mediar entre ellas, al menos cuatro días,
por lo tanto en este contrato, pese a que el plazo para pagar la renta ha sido
convenido, y pese a que el deudor no ha cumplido dentro de él, no está constituido en
mora, porque es necesario que el acreedor recurra ante el Juez, para que sea él quien
requiera de pago al deudor, y una vez hecho esto, todavía no está en mora, porque es
necesario una segunda reconvención, que normalmente se efectúa en el comparendo
del quinto día, en él, el Juez vuelve a requerir de pago al deudor, y si no paga, recién
ahí queda constituido en mora.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 125
b) 1551 N°2 Interpelación Contractual Tácita: Aquí la ley señala, que el deudor
queda constituido en mora, cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino
dentro de cierto espacio de tiempo, y el deudor lo ha dejado pasar sin darla o
ejecutarla.
Este caso, se dice que es una interpelación contractual tácita, porque consagra un
plazo no expresado, pero que se desprende de la forma como las partes han
convenido el cumplimiento, de manera que este cumplimiento sólo le es útil al
acreedor en determinada oportunidad y no en otra.
Aquí, en este caso, también existe un contrato entre las partes y en él se ha dejado
claramente establecido que debe cumplirse dentro de cierto tiempo, este tiempo las
partes no lo han expresado, pero se desprende de la naturaleza misma del contrato,
y por lo tanto, el deudor tiene pleno conocimiento de que si no cumple
oportunamente va a causar perjuicios al acreedor.
Cualquier situación no comprendida en los N° 1 y 2 se rige por este N°3, por lo tanto,
para la constitución en mora del deudor, por regla general es necesario un
requerimiento judicial.
El deudor queda constituido en mora en estos casos, por la simple notificación legal
de la demanda, no es necesario esperar el término de emplazamiento, ni la
contestación de la demanda.
2.- Hace responsable al deudor del caso fortuito, como vimos, la mora agrava la
responsabilidad del deudor y el alegato del caso fortuito ocurrido durante la mora, no
lo exime de responsabilidad a menos que pruebe que de haber cumplido con su
obligación en forma oportuna igual se hubiese producido la perdida (arts. 1672 y 1590
inc. 1°).
3.- El riesgo de la especie debida pasa a ser del deudor cuando cae en mora. El art.
1550 C. C. señala que el riesgo de la especie cuya entrega se debe es del acreedor,
salvo las excepciones legales, y uno de ellos es la mora del deudor.
3.- En cuanto el dolo: Si bien, según la teoría unitaria, el dolo es uno solo; produce
efectos distintos. En materia contractual agrava la responsabilidad del deudor. Y en
materia extracontractual, produce los mismos efectos que la culpa.
En términos generales, existen tres sistemas para evaluar los perjuicios, a saber:
Sistema de avaluación judicial (regla general); Sistema de avaluación legal (sólo se
aplica a las obligaciones de dinero); y, Sistema de avaluación convencional (la
cláusula penal).
Es la que hace el Juez cada vez que la Ley o las partes no lo han hecho. Constituye
la regla general.
El Juez al hacer esta avaluación deberá considerar –de acuerdo a lo que dispone el
artículo 1556– el daño emergente y el lucro cesante; es decir, existen dos ítems que
deben indemnizarse, a menos que expresamente la ley haya limitado la
indemnización sólo al daño emergente.
El Código Civil no definió el daño emergente y el lucro cesante, pero se puede decir
que, el daño emergente es el empobrecimiento real y efectivo que sufre el patrimonio
del acreedor a consecuencia del incumplimiento;
Es la pérdida efectiva e indiscutible que sufre el acreedor a consecuencia del
incumplimiento o del cumplimiento tardío, y como es un daño real y efectivo se
indemniza siempre.
A ella se refiere la ley 18.010 sobre operaciones de crédito de dinero y el art. 1559
del Código Civil sobre obligaciones de dinero. En este sentido, esta avaluación solo
opera en las obligaciones de dinero, donde es la propia ley la que ha avaluado los
perjuicios.
Ley 18.010.
Esta ley define las operaciones de crédito de dinero en su art. 1° señalando que son
“aquellas por los cuales uno de las partes entrega o se obliga a entregar un cantidad
de dinero y la otra a pagarla en un momento distinto de aquel en que se celebra la
convención”.
Las operaciones de crédito de dinero son muy amplias y la más común de todas es el
mutuo de dinero, que es un contrato, que hasta antes de esta ley era gratuito, sin
embargo la norma en comento, señaló, que la regla general es que sea oneroso, a
menos que expresamente se pacte la gratuidad. La onerosidad se manifiesta en el
pago de intereses.
Esta ley se encargo de definir qué se entiende por intereses, y ahí distinguió, según si
la operación es reajustable o no. Si la operación es no reajustable, los intereses son
todas las sumas de dinero que recibe o tiene derecho a recibir el acreedor a cualquier
título por sobre el capital.
Si la operación es reajustable, el interés está constituido por toda suma de dinero que
recibe o tiene derecho a recibir el acreedor a cualquier título por sobre el capital
reajustado.
Esta ley derogó el interés legal que existía hasta antes de su dictación (1981),
reemplazándolo por el interés corriente; por lo tanto, cada vez que se haga
alusión al interés legal debe entenderse esta alusión al interés corriente. A modo de
referencia, el interés legal era de 16% y nunca fue modificado.
El interés corriente es variable y lo fija la Superintendencia de Bancos e Instituciones
Financieras sobre la base del interés que han cobrado los Bancos e Instituciones
Financieras durante el mes anterior. Este interés constituye la regla general y se
presume.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 130
Con todo, la Ley 18.010 creo otro tipo de interés que es el máximo convencional que
lo fijan las partes libremente, pero tiene un límite, y es que no puede exceder en más
de un 50% al corriente que rija al momento de la convención, ya sea que se pacte
tasa fija o variable. Si las partes contravienen el interés máximo convencional, fijando
un interés superior, en ese caso la sanción no es la nulidad, porque en tal evento el
Juez se limitará únicamente, a reducir el interés pactado al corriente, y esa será la
sanción.
Asimismo, esta ley permite que el deudor renuncie al plazo, siempre que pague todos
los intereses.
La ley señaló que estos perjuicios se indemnizan con los intereses, de manera que si
el acreedor se limita a cobrarlos, no tendrá necesidad de probar los perjuicios, porque
la ley los presume.
a.- Si las partes pactan un interés convencional que supera el corriente, en ese caso
habrá que pagar el interés pactado.
b.- Si las partes no han convenido intereses o han convenido uno inferior al corriente,
se deberá el interés corriente.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 131
c.- Las dos reglas anteriores se alteran, cuando las partes han estipulado de
antemano un interés por la mora, y en los casos en que la Ley expresamente ordena
el pago de un interés distinto.
Sin embargo, otros autores (minoritarios) como don Luis Claro Solar creen que en
este caso el acreedor no puede reclamar más perjuicio, porque la ley estableció reglas
precisas para la indemnización de las obligaciones de dinero, y porque éste fue el
criterio del Código Civil francés y de Pothier.
Este Nº 2 agrega, que basta el hecho del retardo para cobrar intereses, y la expresión
retardo que emplea la Ley ha dado origen a distintas interpretaciones. Algunos
consideran que esto sería significativo de que no es necesaria la constitución en
mora. Sin embargo, esta opinión es rechazada por la mayoría de la doctrina quien
considera que la constitución en mora resulta indispensable para cobrar los intereses.
Otro problema que surge del Nº 2, es que si el acreedor puede cobrar los perjuicios
provenientes de la desvalorización monetaria. En un principio la Corte Suprema
adhirió a la teoría nominalista, que es la que sigue nuestro Código. Sin embargo,
con posterioridad ha cambiado de parecer, y ha señalado que en Chile la
inflación es un hecho Público y notorio; y por lo tanto, la indemnización debe pagarse
revalorizada hasta el día de su pago efectivo.
A propósito de esta definición, se dice que es una de las más perfectas en el Código
y apunta a una doble función, a saber: es una garantía personal; y, es una
avaluación anticipada y convencional de los perjuicios.
Este carácter de garantía se ve confirmado por el artículo 1542, donde se dice que
hay derecho a exigir la pena siempre que se haya estipulado, sin que el deudor pueda
alegar que el acreedor no ha sufrido perjuicios por el incumplimiento. Por lo tanto,
basta que el deudor no cumpla y esté en mora para que se pueda hacer efectiva la
pena.
3.- Se ha resuelto que se puede asegurar con la cláusula penal cualquier obligación, y
no sólo las contractuales; o sea, no importa la fuente de la obligación principal.
Para determinar el valor de esta cláusula en las obligaciones naturales, hay que
distinguir:
1.- Es una garantía personal o caución; esto lo confirman los arts. 1535, 1537, 1542,
1543, etc.
Don Manuel Somarriva sostiene que estos arts. no tendrían ningún sentido si la
cláusula penal no fuera una garantía personal y como lo es, si el deudor o quien lo
constituyó llegan a enajenar el bien que se habían obligado a dar como pena, el
acreedor no tiene derecho de persecución, a diferencia de las garantías reales
(hipoteca y prenda). Por esto la cláusula penal normalmente consiste en una suma
de dinero o en cosas fungibles.
El inc. 2°, (art. 1450), la ley señala que en la promesa de hecho ajeno la pena vale,
aunque la obligación principal no tenga efecto, por faltar el consentimiento de la
persona que debía obligarse.
Los autores señalan que, en este caso la obligación principal no alcanza a nacer,
porque falta el consentimiento de quien tenía que obligarse; y aquí no hay una
excepción al principio que dice que la nulidad de la obligación principal produce la
nulidad de la pena, porque en este caso la obligación principal no es nula, sino
inexistente.
Esto ha llevado a ciertos autores a pensar que la cláusula penal tiene cierta
autonomía en relación a la obligación principal, porque pese a que ella es inexistente,
la pena es válida.
La pena a que se somete uno de los esposos, representa una cláusula penal, y la ley
señala que si bien no hay acción para exigirla, existe excepción para retenerla.
Somarriva dice, que esta es una situación muy excepcional, porque en este caso la
obligación principal no produce efectos y la pena puede llegar a producirlos, y ello,
porque al tenor del art. 98, el contrato de esponsales no produce ningún efecto ante la
ley civil.
¿Cuándo el acreedor puede cobrar la pena? Para que el acreedor pueda cobrar la
pena, deben darse todos los requisitos de la indemnización de perjuicios, menos uno,
que son los perjuicios. Estos no son necesarios que acontezcan, ni menos que se
prueben, porque la ley los presume. Por lo tanto, producido el incumplimiento y
constituido el deudor en mora, el acreedor podrá exigir la pena sin necesidad de
justificar perjuicios.
1er caso; cuando la pena es moratoria. Que el acreedor no pueda cobrar la pena al
mismo tiempo que la obligación principal, se justifica sólo respecto a la pena
compensatoria, que es la que indemniza el incumplimiento, porque en tal caso estaría
obteniendo un doble pago; pero no en la moratoria, que es la que indemniza el
retardo. Por la tanto, ésta puede cobrarse conjuntamente con la obligación principal.
Así el art. 1537 dice que se puede exigir la pena y la obligación principal si aparece
haberse estipulado la pena por el simple retardo. En este caso no existe un pacto
expreso donde se diga que la pena es moratoria, sino que se desprende del acuerdo
de las partes, y por lo tanto, el juez deberá determinar si la pena que se convino es
moratoria o compensatoria. La Corte Suprema ha dicho, que lo normal es que la pena
sea compensatoria.
2do caso; cuando las partes lo han convenido. La pena compensatoria puede
cobrarse conjuntamente con la obligación principal si así se ha convenido a través de
un pacto expreso. Art. 1537 inc. final.
3er caso; en la transacción. Este es un contrato en que las partes ponen fin a un
litigio pendiente o precaven un litigio eventual, haciéndose concesiones recíprocas. Es
un contrato intuitu personae.
De acuerdo al art. 2463, si se ha estipulado una pena, habrá lugar a ello, sin perjuicio
de llevarse a efecto la transacción en todas sus partes, es decir, se puede exigir la
obligación principal y la pena.
necesario que el acreedor acepte, porque de acuerdo al art. 1591, él no está obligado
a recibir un pago parcial.
Cláusula penal garantizada por la hipoteca (art. 1541) En este caso, por la
indivisibilidad de la hipoteca, sea quien fuera el infractor, puede perseguirse el total
de la pena en el inmueble hipotecado, sin perjuicio de los derechos del poseedor
para accionar contra el culpable.
Si existen varios acreedores. En este caso la ley nada ha señalado, pero la doctrina
considera que cada acreedor sólo puede exigir su cuota o parte en la pena, a menos
que ella sea indivisible o se haya pactado la solidaridad activa, porque en esos casos,
cada acreedor puede exigir el total.
Nuestro Código Civil se inclinó por esta segunda posición, y así en el artículo 1544 se
apartó del Código Civil Francés, y estableció tres casos en los que es posible reducir
la pena. Estos casos se consideran como constitutivos de cláusula penal enorme.
El artículo in comento es doblemente excepcional, primero porque la Ley se entromete
en la autonomía de la voluntad, afectando el contrato; y segundo, porque es uno de
los pocos casos en que la ley acepta la lesión.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 138
1.- En virtud de lo que dispone el inciso primero del artículo 1544, para que opere la
cláusula penal enorme en los contratos conmutativos, deben darse los siguientes
requisitos:
Por ejemplo, si la obligación principal es de $500, para que haya cláusula penal
enorme, la pena debe ser de $1001, y en este caso debe reducirse la pena hasta
quedar únicamente en el doble, a saber $1000. En el ejemplo anterior, según el
profesor Víctor Vial del Rio, se estaría en presencia de la cláusula penal enorme si la
pena superara los $500, de manera que la suma de la obligación principal más la
pena no pueden exceder los $1000, puesto que el artículo finaliza diciendo
“incluyéndose ésta en él”.
2.- El mutuo de dinero, este caso opera si se conviene un interés por sobre el
máximo convencional. Aquí la Ley sostiene que se va a reducir el interés al corriente
(artículo 1544 inciso 3º y Ley 18.010).
En los tres casos enunciados, el derecho del deudor a pedir la rebaja de la pena es
irrenunciable, puesto que de lo contrario se transformaría en una cláusula habitual.
1.- Debe tratarse de un contrato bilateral, porque este es el único donde se presenta
la teoría del riesgo ya que en ellos existen las obligaciones recíprocas.
2.- Una de las partes no debe haber cumplido su obligación por un hecho inimputable
(ajeno a su voluntad).
3.- Si bien nuestro Código cuando se refiere a esta teoría sólo hace alusión a las
obligaciones de dar, existe unanimidad en considerar que también pueden aplicarse a
las obligaciones de hacer y no hacer, pero siempre que se trate de obligaciones
determinadas o de especie o cuerpo cierto.
En Chile don Andrés Bello se apartó del derecho francés y sabemos que en nuestro
Derecho, de los contratos nunca nacen derechos reales, sólo derechos
personales. Sin embargo, se copiaron dos artículos del Código Civil francés que
hacen que el riesgo también sea del comprador, o sea, del acreedor de la especie
o cuerpo cierto, lo que ha sido sumamente criticado. Estos artículos son: el 1550,
que dice que el riesgo de la especie o cuerpo cierto cuya entrega se debe, es
siempre de cargo del acreedor. El otro, es el 1820, ubicado en la compraventa, donde
se refuerza la idea anterior, y por lo tanto, se reafirma el error de Bello, porque aún
se dice que el riesgo de la especie que se vende pertenece al comprador desde el
momento de perfeccionarse el contrato, aunque no se haya entregado al cosa; por lo
tanto, este artículo deja claro que el comprador aún no es dueño, pese a ello sufre el
riesgo, atentando contra el principio de que “las cosas perecen para su dueño”.
La doctrina ha señalado, que lo grave de esta situación está representada por la gran
cantidad de excepciones que consagra la Ley, de manera que estas en definitiva
pasan a constituir la regla general. Estas las podemos extraer de los artículos 1550 y
1820. Y son:
a.- Cuando el deudor se ha constituido en mora de entregar la especie o cuerpo
cierto.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 141
Se dice que es tan errónea la solución de estos artículos que el mismo legislador en
disposiciones particulares consagra excepciones:
Las obligaciones se ejecutan en el patrimonio del deudor. Todos sus bienes, con
excepción de los inembargables, constituyen la prenda general de los acreedores.
Los derechos auxiliares persiguen, como primer objetivo, impedir que el patrimonio
del deudor disminuya de modo que se torne insuficiente para responder de las
obligaciones contraídas.
Pero también interesa a los acreedores que el patrimonio del deudor se incremente;
con ello se acrecienta la seguridad de ser pagados de sus créditos.
Enunciación.
Los derechos auxiliares que, de una u otra manera, satisfacen los objetivos
enunciados son:
a) Las medidas conservativas;
b) La acción oblicua o subrogatoria;
c) La acción pauliana o revocatoria; y,
d) El beneficio de separación de patrimonios;
A) Medidas Conservativas.
No establece el Código Civil una disposición general que consagre la facultad de los
acreedores de impetrar medidas conservativas y fije las condiciones o requisitos
para impetrarlas.
1.- Pueden los acreedores solicitar la guarda y aposición de sellos. (Art. 1222).
2.- Una finalidad análoga persigue la declaración de herencia yacente. (Del art.
1240).
3.- Con igual propósito, “todo acreedor hereditario que presente el título de su crédito”,
art. 1255 tiene derecho a asistir a la facción de inventario de los bienes del deudor
difunto y reclamar en cuanto le pareciere inexacto.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 143
5.- Medidas de esta índole son el embargo y el derecho legal de retención que
compete al poseedor vencido (art. 914), al comprador (art. 1826), al arrendatario
(art. 1937), al arrendador (art. 1942), al mandatario (art. 2162), al acreedor
prendario (art. 2401).
6.- Puede señalarse, también como una medida conservativa el “desasimiento”, esto
es, la privación impuesta al fallido de administrar sus bienes, facultad que pasa al
síndico de quiebras (art. 64 de la Ley de Quiebras).
7.- Merecen especial mención las medidas precautorias que reglamenta el Código de
Procedimiento Civil.
Entre los bienes del deudor se cuentan las acciones y derechos que le pertenecen.
Pero no serán estos derechos y acciones lo que los acreedores realicen para pagarse,
sino los bienes que, mediante el ejercicio de tales acciones y derechos, ingresen al
patrimonio del deudor.
Previamente, pues, será menester ejercitar estos derechos del deudor, a fin de poder
perseguir, en seguida, los bienes que se obtengan como consecuencia de su
ejercicio.
Pero es posible que el deudor, titular de estos derechos, no los ejercite ¿Qué interés
tendrá, a menudo, el deudor insolvente para ejercitar derechos que traerían como
resultado incrementar su patrimonio, si su esfuerzo habría de beneficiar
exclusivamente a los acreedores?
Los acreedores tienen interés en que el deudor ejerza sus derechos y su inercia les
perjudica. La acción oblicua está encaminada a sortear este inconveniente.
1.- Con arreglo al art. 2466, pueden los acreedores subrogarse en los derechos
reales de usufructo, prenda e hipoteca pertenecientes al deudor.
Se exceptúan de esta regla los usufructos legales y los derechos reales de uso y
habitación. Dichos derechos son inembargables, de acuerdo con diversas
disposiciones legales (arts. 1618, N°9°; 2466, inc. 3°, y 455, N°15, del C. de P. Civil)
y tienen un carácter de personalísimo.
2.- El art. 2466, asimismo, autoriza a los acreedores para sustituirse al deudor en el
ejercicio “del derecho de retención que le concedan las leyes”.
3.- La misma disposición faculta a los acreedores para “subrogarse en los derechos
del deudor como arrendador o arrendatario, según lo dispuesto.
4.- De acuerdo con el art. 1677, aunque se extinga la obligación por la pérdida de la
cosa debida, podrán los acreedores exigir que se les cedan los derechos y acciones
que el deudor tenga en contra de los terceros por cuyo hecho o culpa haya
perecido la cosa.
5.- Según el art. 1238, los acreedores del que repudia una asignación, en perjuicio de
sus derechos, “podrán hacerse autorizar por el juez para aceptar por el deudor”. La
repudiación, en tal caso, quedará sin efecto en favor de los acreedores y hasta
concurrencia de sus créditos y subsistirá en el sobrante. Etc.
b) Es preciso, en seguida, que el deudor rehúse o descuide ejercitar los derechos que
le pertenecen. Los acreedores carecen de interés y, por ende, de acción, si el deudor
actúa por sí mismo.
c) Será preciso que la negativa o desidia del deudor perjudique a los acreedores. No
habrá perjuicio si el deudor posee bienes suficientes para satisfacer íntegramente
sus obligaciones.
d) Finalmente, es necesario que exista una disposición legal expresa que autorice la
subrogación.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 145
Por otra parte, la autorización arranca de la ley y una autorización judicial resulta
inoficiosa.
Por excepción, en los casos de los arts. 1238 y 1394, es menester que el juez
autorice al acreedor para aceptar por el deudor la asignación o donación.
Los bienes que se obtengan ingresarán al patrimonio del deudor para constituir la
prenda general de sus acreedores. Por tanto, la acción oblicua o subrogatoria
beneficia a todos los acreedores. Con los bienes obtenidos podrán satisfacerse sus
créditos, íntegramente si los bienes fueren bastantes o a prorrata de sus créditos, en
caso contrario, cuando no hubiere causas de preferencias establecidas por la Ley.
Los acreedores que han contratado con el deudor, sin adoptar medidas especiales de
seguridad han puesto en él una confianza ilimitada.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 146
Pero esto supone que el deudor pague a los acreedores con la misma moneda, esto
es, proceda de buena fe. Deben los acreedores soportar las consecuencias de los
negocios desafortunados del deudor, pero no las consecuencias de sus actos
fraudulentos.
Con lo dicho queda justificado que no todos los actos de enajenación son susceptibles
de atacarse por los acreedores.
Perjuicio de los acreedores y fraude o mala fe del deudor son los requisitos exigidos
para el ejercicio de la acción. La acción pauliana, en suma, tiene por objeto revocar
los actos ejecutados por el deudor en fraude y con perjuicio de sus acreedores.
1.- El perjuicio de los acreedores. El art. 2468 señala como condición para el ejercicio
de la acción pauliana el perjuicio de los acreedores.
Razón de ser de esta exigencia es obvia; el perjuicio crea en los acreedores un
interés en la revocación del acto.
2.- El fraude o mala fe. El concepto de fraude o mala fe está definido por el art. 2468
que, de este modo, ha zanjado múltiples dificultades teóricas sobre el particular.
El fraude o mala fe consiste en el conocimiento del mal estado de los negocios del
deudor.
El deudor que sabe que su situación patrimonial es precaria, no puede menos que
saber que el acto que ejecute produce o agrava su insolvencia y, por consiguiente,
perjudica a los acreedores a sabiendas.
Siempre es menester que el deudor este de mala fe para que el acto por él ejecutado
sea susceptible de revocarse. ¿Será igualmente necesario que el tercero participe del
fraude?
El art. 2468 hace, al respecto, una distinción que es tradicional. Distingue entre actos
a título oneroso y actos a título gratuito.
Para la revocación de los actos a título oneroso no basta la mala fe del deudor y es
necesario que el tercero con quién contrata esté igualmente de mala fe.
Dispone, en efecto, el N°1° del art. 2468: “Los acreedores tendrán derecho para
que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas, prendas y anticresis que el
deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, estando de mala fe el otorgante y el
adquirente, esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero”.
Para los actos a título gratuito, basta la mala fe del deudor y no es preciso que el
beneficiario de la liberalidad sea participe del fraude.
Tal es la regla del N°2 del art. 2468: “Los actos y contratos no comprometidos bajo
el número precedente, incluso las remisiones y pactos de liberación a título
gratuito, serán rescindibles, probándose la mala fe del deudor y el perjuicio de los
acreedores”.
a) El tercero que contrató con el deudor no está afecto a la acción pauliana. Por
ejemplo el tercero adquirió a título oneroso e ignoraba el mal estado de los negocios
del deudor.
La doctrina romana resolvía la cuestión con la fórmula muy sencilla: procede la acción
pauliana contra los terceros subadquirentes en los mismos términos que contra los
adquirentes de primer grado.
De este modo, la acción pauliana tendrá éxito contra el subadquirente a título gratuito,
a condición de que haya mala fe del deudor y perjuicio de los acreedores. No afectará
a los subadquirentes a título oneroso de buena fe.
5) Prueba del fraude. La prueba del fraude incumbe al acreedor que intenta la acción
revocatoria o pauliana.
Todo medio de prueba es admisible. La prueba de presunciones tiene especialísima
importancia.
Es, pues, una prescripción de corto tiempo que corre contra toda clase de personas
art. 2524.
D) Beneficio de Separación.
Sobre este patrimonio único pueden hacer efectivos sus créditos tanto los
acreedores del causante como los del heredero.
Pero esta confusión puede ser de fatales consecuencias para los acreedores del
causante, cuando el heredero se encuentre acribillado de deudas.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 150
En vida del causante, sus acreedores podían holgadamente pagarse con sus bienes;
a su fallecimiento deberán concurrir con los múltiples acreedores del heredero.
3) Efectos del beneficio de separación. Que impide que los patrimonios del difunto
y del heredero se confundan, produce los siguientes efectos:
La obligación ofrece dos aspectos: uno activo y otro pasivo. Activamente, esto es,
desde el punto de vista del acreedor, constituye un derecho, un crédito, un elemento
activo del patrimonio. Pasivamente, o sea, desde el punto de vista del deudor, es una
deuda, una carga, un elemento del pasivo patrimonial.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 151
Transmisión y transferencia.
El traspaso de la obligación puede tener lugar por causa de muerte o por actos entre
vivos.
El traspaso que se verifica por causa de muerte se denomina propiamente
transmisión, mientras que el traspaso que tiene lugar por acto entre vivos se
denomina, más bien, transferencia.
La muerte de una persona, por regla general, no extingue sus obligaciones. En otros
términos, las obligaciones se transmiten, activa y pasivamente, por causa de muerte.
Lo mismo ocurre con las deudas y el heredero debe cumplir las que tenía el
causante.
Las deudas hereditarias se dividen entre los herederos a prorrata de sus cuotas.
“Así el heredero del tercio no es obligado a pagar sino el tercio de las deudas
hereditarias (art. 1354).
Las cargas testamentarias se dividen entre los herederos de manera análoga (arts.
1360 y 1373).
Por excepción los legatarios responden de deudas que no les han sido expresamente
impuestas por el testador. Ello sucede cuando tiene lugar la llamada responsabilidad
subsidiaria por los legatarios. Sobreviene esta responsabilidad subsidiaria cuando al
tiempo de abrirse la sucesión no hubiere bienes bastantes para el pago de las deudas
hereditarias y cuando el testador hubiere destinado a legados alguna parte de la
porción de bienes que la ley reserva a los legitimarios (arts. 1104 y 1362).
En principio, los legatarios concurren al pago de las deudas a prorrata de sus legados;
pero la ley establece un orden de prelación para que los legatarios concurran cuando
tiene lugar su responsabilidad subsidiaria (arts. 1141 y 1363).
Con todo, la regla no es tan absoluta porque el art. 336 añade que no rige para las
pensiones alimenticias atrasadas, ya que puede “el derecho de demandarlas
transmitirse por causa de muerte, venderse y cederse”.
El traspaso de las obligaciones por actos entre vivos difiere fundamentalmente del que
se verifica por causa de muerte.
Por acto entre vivos se traspasa el crédito, pero no la deuda. En nuestro derecho no
existe la cesión de deudas.
La cesión de los créditos está reglamentada por el Código en los arts. 1901 y
siguientes. El derecho cambia de titular, conservándose el mismo. Mientras
tanto, el cambio de deudor sólo puede tener lugar en virtud de una novación que
extingue la obligación y la reemplaza por otra jurídicamente diversa.
Cesión de deudas.
Por este motivo, aún el Código alemán que admite la cesión de deudas, debe esta
cesión verificarse con el consentimiento de acreedor. No puede darse al acreedor un
nuevo deudor sin su anuencia.
a) El art. 1962 impone al que adquiere una cosa arrendada, en los casos que señala,
la obligación de respetar el contrato de arrendamiento. El adquirente asume el papel
de arrendador y contrae, lógicamente, las obligaciones que a éste incumbían.
Subsiste el contrato, se mantienen idénticas las obligaciones, pero cambia la persona
del deudor.
b) Conforme al art. 1968, los acreedores del arrendatario insolvente podrán sustituirse
a éste, rindiendo fianza a satisfacción del arrendador. Los acreedores en tal caso,
asumen las obligaciones del arrendatario.
Los modos de extinguir las obligaciones son los actos o hechos jurídicos que operan
la liberación del deudor de la prestación a que se encuentra obligado.
1) El mutuo consentimiento
2) El pago;
3) La novación;
4) La transacción;
5) La remisión;
6) La compensación;
7) La confusión;
8) La pérdida de la cosa que se debe;
9) La declaración de nulidad o rescisión;
10) El evento de la condición resolutoria;
11) La prescripción.
Pero la disposición no señala todos los modos de extinguirse las obligaciones y es,
por consiguiente, incompleta. En efecto, además de los modos indicados, extinguen
las obligaciones:
Es de advertir que la pérdida de la cosa que se debe no es, en verdad, sino un caso
particular de un modo más general de extinción de las obligaciones: La
imposibilidad en la ejecución.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 155
Trata el Código sistemáticamente, en títulos sucesivos (Títulos XIV a XX) del pago, de
la novación, de la remisión, de la compensación, de la confusión, de la pérdida de la
cosa debida y de la nulidad o rescisión.
Los modos de extinción de las obligaciones se suele clasificar desde diversos puntos
de vista; a saber:
a).- Hay modos que extinguen las obligaciones, satisfaciendo al acreedor con la
ejecución de la prestación debida u otra análoga o equivalente. Hay modos que
extinguen la obligación sin procurar al acreedor ventaja alguna.
Al primer grupo pertenecen el pago, la dación en pago, la novación, la compensación;
al segundo, la pérdida de la cosa debida, la prescripción.
b).- Por otra parte, algunos modos extinguen la obligación misma y actúan por vía
directa; otros destruyen la fuente de la obligación y la extinguen por vía
consecuencial.
A la primera categoría pertenecen la prescripción, el pago, la pérdida de la cosa
debida; a la segunda, la nulidad o rescisión, el evento de la condición resolutoria.
EL MUTUO CONSENTIMIENTO.
En el artículo 1567 inciso 1º, El Código habla de "darla por nula" (la obligación).
Obviamente no es que sea nula pues una obligación lo es cuando ha surgido de algún
contrato nulo y los contratos no son nulos por voluntad de las partes sino por la
existencia de vicios y que sean éstos declarados judicialmente. En realidad se refiere
a dejarla sin efecto, como quedan también sin efecto las obligaciones nulas.
Pero el mutuo disenso tiene diferencias con la nulidad. Desde luego, opera sin
efecto retroactivo salvo que las partes quieran dárselo. En segundo lugar, no
requiere declaración judicial. Pero es importante destacar que el contrato que
generó la obligación debe ser dejado sin efecto con las mismas formalidades del acto
que la originó. En derecho las cosas se deshacen como se hacen.
Para intervenir en una resciliación es necesario que ambas partes tengan capacidad
de celebrar actos jurídicos y aptitud para disponer de los derechos y obligaciones de
la convención que se rescilia (extinguirlos).
EL PAGO.
Todo pago tiene como causa una obligación pendiente, sea civil o natural.
a).- Puede pagar el deudor, bajo cuyo nombre podemos incluir a sus mandatarios o
representantes legales, a sus herederos y a los legatarios.
Unos creen que el artículo 2291 se aplica cuando el pago ha sido útil y el 1574
cuando no lo ha sido. Otros, que el artículo 1574 se aplica en caso de pagos
aislados y el 2291 cuando el pago es parte de un conjunto de actos.
Hay que tener presente que el pago es la prestación de lo que se debe y por ende
puede tener lugar en las obligaciones de hacer y de no hacer. El artículo 1575 se
aplica sólo a las obligaciones de dar y ni siquiera a todas sino sólo a aquellas en que
"se debe transferir la propiedad".
a) El que paga debe ser dueño de la cosa que entrega o del derecho que transfiere.
Unos creen que esto está indicando que pago y tradición no es lo mismo, pues la
tradición hecha por quien no es dueño de la cosa o derecho es válida (si bien no
produce su efecto natural cual es el de transferir el derecho o cosa), en cambio en el
caso del pago ello acarrearía la nulidad del pago. Nos parece que simplemente aquí el
Código se equivocó y habló de nulidad cuando en realidad el pago hecho por quien no
es dueño es válido, sólo que no produce el efecto propio (extinguir la obligación); el
legislador analógicamente habló de nulidad (como también lo hace al hablar del mutuo
disenso).
Pero el pago hecho por quien no es dueño es válido en ciertas circunstancias. Desde
luego, cuando se verifica con consentimiento del dueño (artículo 1575 inciso 1º), el
que puede ser previo o a posteriori (artículos 672 y 1818). O cuando quien paga
adquiere después el dominio (artículo 682 inciso 2º) o cuando la cosa pagada es
fungible y el acreedor la ha consumido de buena fe (artículo 1575 inciso 3º).
b) El que paga debe ser capaz de enajenar (artículo 1575 inciso 2º), pues el pago
es tradición y la tradición se hace con facultad e intención de transferir el
dominio. Pero el pago hecho por quien no es capaz de enajenar es a veces válido
y eficaz. Desde luego, si se estima nulo, es convalidable por el paso del tiempo
(nulidad absoluta) o incluso por la "ratificación" de las partes (nulidad relativa).
Asimismo, cuando la cosa pagada es fungible y el acreedor la ha consumido de
buena fe (artículo 1575).
c) El pago debe cumplir con las formalidades legales (las formas de la tradición)
artículo 679. Si la ley exige solemnidades especiales para la enajenación, no se
transfiere el dominio sin ellas.
c) Se puede también hacer el pago al poseedor del crédito. (Artículo 1576 inciso 2º).
El pago hecho a cualquier persona que no sea de las señaladas es ineficaz, no
extingue la obligación, pero puede convalidarse en ciertos casos (artículo 1577).
Ante todo hay que estarse a la voluntad de las partes (artículo 1587), y a falta de
convención hay que distinguir si se trata de una obligación de especie o de género
(artículos 1588 y 1589). El lugar del pago determina la competencia de los
Tribunales (artículos 135 y 138 del Código Orgánico de Tribunales).
(Artículos 1590 y 1591). Debe ser total (artículo 1569), salvo en las obligaciones
facultativas (artículo 1505) o modales (artículo 1093) y literal (artículo 1591) salvo
convención contraria (artículo 1591) o excepciones legales (artículo 1592, 1625).
La primera opción para decidir la imputación la tiene el deudor (artículo 1596) con
limitaciones: Si la deuda gana intereses, no podrá el deudor imputar el pago al
capital y luego a los intereses salvo con consentimiento del acreedor (artículo 1595);
tampoco podrá imputar el pago a las deudas no vencidas prefiriéndolas sobre las
vencidas (salvo consentimiento del acreedor -artículo 1596-) y no podrá imputar a
una obligación que se satisfaga parcialmente antes que a una que se extinga por
completo (artículo 1591).
Lo debe probar el deudor. Como es un acto, le rige la limitación de los artículos 1708
y 1709. Además, hay algunas normas especiales que contienen presunciones:
artículos 1595 inciso 2º; 1570.
Al deudor le puede interesar pagar por varios motivos: evitar la resolución del
contrato, no seguir devengando intereses, evitar que se le aplique una multa, liberarse
de los riesgos de la cosa, recobrar una cosa dada en prenda, alzar la hipoteca, etc. La
negativa del acreedor no puede afectarle. Además, la negativa del acreedor en recibir
no le exime de la obligación de pagar. La mora del acreedor en cumplir su propia
obligación purga la mora del deudor, pero no la purga el sólo hecho de que el
acreedor se encuentre en mora de recibir. Puede igual el deudor hacer el pago, no
obstante la negativa del acreedor (artículo 1598), mediante la consignación.
La consignación debe pues ser precedida de la oferta. Las formas de la oferta son las
siguientes:
a) El acreedor está presente. En este caso se debe cumplir con ciertos requisitos de
fondo (artículos 1600 N°1; 1600 N°2 en relación al 1578; 1600 N°3 y 1600 N°4) y de
forma (artículos 1600 N°5, 6 y 7).
La oferta puede además omitirse en ciertos casos (artículos 1600 N°7 y 1601 inciso
5º).
Los gastos del pago por consignación son de cargo del acreedor (Artículo 1604) y
como consecuencia y desde el día mismo de la consignación se extingue la
obligación (artículo 1605).
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 161
En doctrina, se habla de subrogación real (sustitución de una cosa por otra, artículos
1727, 1672; y 55 del Código de Comercio) o personal (sustitución de una persona por
otra). Cuando un tercero se subroga en el lugar del acreedor a consecuencia del
pago, se habla de pago con subrogación. Es una subrogación personal, o sea, la
sustitución de una persona por otra que ocupa jurídicamente su lugar. El pago con
subrogación es la sustitución de una persona por otra a consecuencia de un pago
(artículo 1608).
El sentido del pago con subrogación es incentivar al pago. Un tercero que paga,
tiene derecho a recuperar lo pagado por el deudor, ejerciendo las acciones personales
del mandato o de la agencia oficiosa, según el caso. Pero sólo con esas acciones,
corre el riesgo de tener que cargar con la insolvencia del deudor. Ocupando el lugar
del acreedor, en cambio, con las garantías reales que garantizaban el crédito del
acreedor, su seguridad es muy diferente.
La subrogación en virtud del pago puede ser legal o convencional (Artículo 1609).
La subrogación legal.
Artículo 1610 inciso 1º. Tiene lugar en forma ipso iure cada vez que el pago se hace
bajo ciertas circunstancias legales. Por excepción la subrogación legal requiere de
ciertas solemnidades (artículo 1610 N°6).
La enumeración no es taxativa; el artículo 1610 enumera sólo los principales casos
pues alude a que tiene lugar "especialmente a beneficio" de las personas que
indica.
Artículo 1610 N°1: Es necesario que el tercero que paga sea otro acreedor y que el
acreedor que recibe el pago tenga un mejor derecho en razón de que su crédito es
privilegiado o hipotecario. Puede también ocurrir que ambos acreedores sean
hipotecarios pero uno es de mejor derecho que el otro. La utilidad de esta figura es
calmar a un acreedor que se dispone a realizar bienes en condiciones insatisfactorias
para los demás acreedores. Se trata de satisfacer a un acreedor "apremiado" y buscar
con calma la ocasión más propicia para realizar los bienes del deudor.
Artículo 1610 N°2: Para que esta situación tenga lugar es preciso que el tercero
que paga sea comprador de una finca hipotecada y que el pago se haga a un
acreedor hipotecario de la finca. El objetivo es que el comprador que paga a los
acreedores hipotecarios se pague -una vez realizada la finca a instancias de otro
acreedor hipotecario con crédito insoluto- con preferencia en relación al acreedor
hipotecario cuyo crédito quedó insoluto.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 162
Ramón compra en $15 millones un inmueble con tres hipotecas: por $10 millones en
favor de Pedro, por $5 millones en favor de Juan y por $5 millones en favor de Diego.
Los 15 millones de precio sólo satisfacen a Pedro y Juan. Diego entonces intentará su
acción hipotecaria y sacará a remate la propiedad. El producto se reembolsará
primeramente a favor de Ramón hasta concurrencia de lo que le costó el inmueble
(usando la preferencia de Pedro y Juan) y sólo en lo que reste tendrá derechos Diego.
De este modo, frente al remate hecho a instancias del acreedor Diego, Ramón habrá
perdido el inmueble pero no, al menos, el precio pagado.
Artículo 1610 N°3: Esta subrogación beneficia tanto a los fiadores como a los
codeudores solidarios. Si son varios fiadores, la obligación se divide entre ellos por
partes iguales (artículo 2378). Si son varios los codeudores solidarios, cada codeudor
se subroga en la acción del acreedor pero sólo respecto de su parte o cuota (artículo
1522).
Artículo 1610 N°4: Se trata de un heredero que aceptó con beneficio de inventario
y que paga con sus propios dineros (más allá de lo que recibió por sucesión),
convirtiéndose en acreedor de la sucesión. Al heredero le puede interesar pagar con
el fin de evitar que los bienes de la sucesión se rematen en malas condiciones. Si
logra postergar el remate y evitar esa realización, saldrá beneficiado pues pagadas las
deudas hereditarias o testamentarias, el saldo le pertenece a prorrata de su cuota
hereditaria.
Artículo 1610 N°5: Aquí hay un tercero que en realidad es mandatario del deudor,
pues el mandato no debe ser expreso. Basta con la aquiescencia tácita de una
persona a la gestión de sus negocios por otra (artículo 2123).
Artículo 1610 N°6: Este caso de subrogación legal tiene ciertas características muy
peculiares. Aquí hay que dejar constancia en escritura pública que el dinero se destina
al pago de la obligación y, en la escritura pública de cancelación, que el pago se
hizo con ese dinero prestado. La escritura puede ser una misma.
La subrogación convencional.
Ofrece interés en los casos en que por falta de algún requisito legal, no puede operar
la subrogación legal.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 163
De acuerdo al Artículo 1611, que esta subrogación se sujete a las reglas de la cesión
de créditos significa que no se perfecciona entre subrogante y subrogado sino por la
entrega del título; y respecto al deudor y terceros es necesario notificación o
aceptación del deudor (artículos 1910 a 1904).
Hay por último una diferencia fundamental entre el pago con subrogación y la
cesión de créditos. La cesión de créditos supone siempre un acuerdo entre cedente y
cesionario. La subrogación legal no requiere el consentimiento del acreedor.
LA DACION EN PAGO.
ende si sobreviene la evicción, quiere decir que el crédito original no habría llegado a
extinguirse.
LA NOVACION.
Para que haya novación es preciso que se reúnan los siguientes cinco requisitos:
b) Creación de una nueva obligación , que debe ser también válida a lo menos
naturalmente (Artículo 1630). Si está bajo condición suspensiva pendiente, no hay
novación mientras no se cumpla la condición. (Artículo 1633).
e) Ánimo de novar. El solo hecho de que un deudor contraiga una nueva obligación
para con el acreedor no supone la intención de novar. Esta intención debe ser clara,
aunque no es necesario siempre que sea expresa. Es tácita la intención de novar
cuando la nueva obligación envuelve la extinción de la anterior (artículo 1634). Sin
embargo, cuando la novación opera por cambio del deudor, el ánimo de novar debe
ser necesariamente expreso (artículo 1635).
Tipos de novación.
b) Novación objetiva por cambio de causa: Tiene lugar cuando sólo esta varía,
como si una persona obligada a pagar un precio en virtud de la compraventa,
conviene en seguir obligada al pago de esa suma pero a título de mutuo la retendrá
un tiempo más.
No hay novación. Tiene que consentir también el acreedor, en orden a dar por libre al
deudor. Y por último es necesario que consienta el nuevo acreedor (debe expresar su
ánimo de erigirse en acreedor).
La novación extingue la obligación principal, y con ella los intereses (Artículo 1640),
los privilegios inherentes a la antigua obligación (Artículo 1641), las prendas e
hipotecas que aseguraban la obligación antigua (Artículo 1642) y cesa la
responsabilidad de los fiadores y codeudores solidarios (artículos 1645 en relación
con el artículo 1519). Siempre las estipulaciones de las partes pueden modificar
estas reglas, pero los privilegios quedan irremediablemente extinguidos. En cuanto
a las prendas e hipotecas, se extinguen salvo que expresamente se reserven
(artículos 1641, 1642 y 1643). El código también permite la renovación de las prendas
e hipotecas (artículo 1644).
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 166
En la novación por cambio del deudor, son de cargo del acreedor los riesgos de la
insolvencia del nuevo deudor (Artículo 1637), salvo que en el contrato de novación
se haya formulado una expresa reserva para el caso de insolvencia del nuevo
deudor, o salvo el caso en que la insolvencia del nuevo deudor era anterior a la
novación y publica o conocida del primitivo deudor.
LA DELEGACIÓN.
Puede ocurrir que el delegado haya creído ser deudor del delegante sin serlo en
verdad (artículo 1638), en cuyo caso el delegado debe cumplir la obligación para con
el delegatario teniendo derecho, sin embargo, para compeler al delegante a que
cumpla él, y en su caso, a que le reintegre lo que pagó. Puede también ocurrir
que el delegante haya creído ser deudor y no lo era (artículo 1639) en cuyo caso el
delegado no está obligado respecto al acreedor, pero si paga extingue su obligación
para con el delegante, el cual a su vez puede repetir contra el delegatario como si él
mismo hubiera efectuado el pago indebido.
LA REMISIÓN.
Es el perdón de la deuda, o sea, la renuncia gratuita que hace el acreedor en favor del
deudor, del derecho de exigir el pago de su crédito. Como modo de extinguir las
obligaciones, es de aquellos en que el vínculo jurídico se extingue sin satisfacción del
acreedor (como ocurre en la prescripción, o en la pérdida de la cosa debida).
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 167
La remisión puede ser voluntaria o forzada. Esta última ocurre, por ejemplo, en la
quiebra, en las proposiciones de convenio en que se propone la remisión de las
deudas. (Artículo 178 de la ley 18.175).
LA COMPENSACIÓN.
1) Compensación Legal. Se produce por el sólo ministerio de la ley desde que las
obligaciones reúnen las condiciones que la ley señala. Estas condiciones son:
a) Que las partes sean personal y recíprocamente deudoras. (Artículos 1655 y 1657).
Por eso, el deudor no puede oponer al acreedor lo que el acreedor deba al fiador
(artículo 1657 inciso 2º). Lo mismo se aplica al deudor de un pupilo (artículo 1657
inciso 3º) y al codeudor solidario (artículo 1657 inciso 4º y 1520 inciso 2º). Hay
una excepción en el mandato (artículo 1658).
c) Que ambas deudas sean líquidas. (Artículo 1656 N°2), esto es, ciertas en cuanto
a su existencia y cuantía. Lo es la obligación liquidable (Artículo 438 del Código de
Procedimiento Civil).
d) Que ambas deudas sean actualmente exigibles. (Artículo 1656 N°3). Por eso, no
son compensables las deudas sometidas a una condición o un plazo suspensivo
(Artículos 1470, 1496 inciso 1º, 1485 inciso. 1º). De ahí que las "esperas" concedidas
al deudor impiden la compensación; no así los "plazos de gracia" (unilaterales).
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 168
e) Que ambas deudas sean pagaderas en un mismo lugar, salvo que se trate de
deudas de dinero y que el que opone la compensación tome en cuenta los gastos
de la remesa. (Artículo 1664).
f) Que la compensación sea alegada. (Aunque opera de pleno derecho). A fin de que
el Tribunal logre conocer que se han reunido las condiciones legales y por ende las
deudas se han extinguido.
Con todo, hay casos en que no procede la compensación legal. Artículo 1662.
En cuanto a los alimentos, estos son inembargables cuando son forzosos y futuros
(artículos 1618 N°1 y 336), pues los alimentos voluntarios son siempre compensables,
así como los forzosos devengados.
La compensación legal opera de pleno derecho, aun sin conocimiento de las partes,
desde el momento en que se reúnen las condiciones legales. (Artículo 1656). Aunque
de todos modos debe ser alegada. El juez se limitará a contestar que la
compensación ha operado. Constatada, opera desde que se produjo. En cuanto a la
imputación de la compensación a las diferentes deudas, se aplican las reglas del pago
(artículo 1663).
Ahora bien, la compensación legal puede ser renunciada y la renuncia puede ser
anticipada o posterior y expresa o tácita. Es tácita la renuncia cuando se acepta pura
y simplemente una cesión o cuando no se alega la compensación por quien tenía el
derecho a operarla (artículos 1659 y 1660).
LA CONFUSIÓN.
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 169
La confusión se puede producir por acto entre vivos o por causa de muerte. Ejemplos:
Un deudor hereda a un acreedor o viceversa; un tercero hereda al deudor y al
acreedor. Un acreedor lega su crédito al deudor.
Por acto entre vivos se producirá por la cesión del crédito hecha por el acreedor al
deudor o la cesión al deudor del derecho de herencia en que se comprende el
crédito.
La confusión puede ser total o parcial. Artículo 1667. La confusión produce los
mismos efectos que el pago (artículo 1665), es decir, extingue la obligación con
todos sus accesorios y obligaciones accesorias. Pero la confusión que extingue una
obligación accesoria no extingue la principal.
En las obligaciones solidarias, puede ocurrir que la confusión se opere entre uno de
los codeudores solidarios y el acreedor en cuyo caso la deuda se extingue pero el
deudor podrá reclamar de sus codeudores (artículo 1668 inciso 1º) o entre uno de
los coacreedores y el deudor, en cuyo caso la deuda también se extingue pero el
acreedor deberá reembolsar a sus coacreedores (artículo 1668 inciso 2º). Por otra
parte, hay que recordar que el beneficio de inventario impide la confusión (artículos
1259 y 1669).
Este modo de extinguir obligaciones parte del supuesto de que a lo imposible nadie
está obligado. Y por ende opera cuando total y fortuitamente la obligación se
extingue por imposibilidad en su ejecución. Tratándose de obligaciones de dar,
operará sólo respecto a las obligaciones de especie, o bien en las de género pero de
un género limitado dentro del cual se han extinguido las cosas o al menos se
ha hecho imposible de cumplir con una cosa de una calidad a lo menos mediana
(artículo 1510).
La cosa perece o por su destrucción material (artículo 1486) o porque deja de ser
comerciable o porque desaparece y se ignora si existe (artículo 1670).
Para que la pérdida de la cosa extinga la obligación, es necesario que sea total
(artículo 1590) y fortuita (artículo 1547).
Si la cosa perece por caso fortuito durante la mora del deudor, habría que
preguntarse si el caso fortuito habría o no sobrevenido igualmente de no haber
habido mora (artículos 1547 y 1672 incisos 2º). El deudor responde de caso fortuito
cuando lo asume voluntariamente o cuando la ley lo grava con responsabilidad por
caso fortuito (artículos 1673 y 1676).
LA PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA
a) Que la acción sea prescriptible. Es la regla general. Pero hay casos de acciones
imprescriptibles. (Artículos 320, 937, 35 de la ley de matrimonio civil, 153, 1317).
acreedor por su deudor. La prescripción puede hacerse valer como acción o como
excepción (perentoria).
Desde el punto de vista del transcurso del tiempo las acciones se pueden clasificar en
dos clases:
1.- Acciones de largo tiempo. En este grupo deben considerarse las acciones
personales ordinarias (5 años) y ejecutivas (3 años) (artículo 2515). También las
acciones derivadas de cauciones (artículo 2516, 2381 N° 3 y 2434). Y las acciones
reales, que más que prescribir por el transcurso del tiempo, prescribe por la
prescripción adquisitiva del respectivo derecho real. Pues la regla general es que
todo derecho real puede adquirirse por prescripción, y por las mismas reglas que el
dominio salvo los casos exceptuados en que se adquiere por plazos especiales o
simplemente no se puede adquirir por prescripción (artículos 2517, 2512 N° 1,
1269, 2498, 812, 882).
2.- CORTO TIEMPO: De 3 años (a favor y contra fisco por impuestos no del SII)
2 años (honorarios de profesiones liberales)
1 año (servicio periódicos y accidentales)
Especiales
Apunte de Francisco Talep Pardo : “Obligaciones” 173