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Crisis del Antiguo Régimen


Crisis del Antiguo Régimen es la coyuntura de cambios que surgen en Europa Occidental en el periodo
de aproximadamente cien años que va desde la publicación de la Enciclopedia (1751) hasta las
Revoluciones de 1848.

Tipificación
Puede considerársela una crisis general y secular, porque, aunque no se la nombre con la tarifa de un siglo
(como la crisis del siglo  iii o del siglo  xiv) la generalización de sus consecuencias fue de un evidente
impacto en toda la civilización occidental. El hecho de que se identifique con los tres grandes procesos
revolucionarios (revolución burguesa, revolución liberal, revolución industrial) añade algo de dificultad
para su catalogación como crisis, pues las revoluciones serían un proceso de cambio acelerado, mientras
que las crisis citadas anteriormente sufren cambios cuyas consecuencias son solo visibles a largo plazo. Eric
Hobsbawm ha llamado al periodo The Age of Revolution. Los contemporáneos vivieron la caída del
Antiguo Régimen con total consciencia, y de hecho, le dieron ese nombre.

Extensión
El término Antiguo Régimen usado de forma restrictiva solo se podría aplicar a Francia y extenderse a los
estados-nación en que funcionaron monarquías autoritarias o absolutas durante la Edad Moderna, como
España y Portugal (ver Antiguo Régimen). Inglaterra y Holanda eran ya monarquías parlamentarias. El
Este europeo está ocupado por imperios de muy distinta caracterización (Austria ,Turquía y la emergente
Prusia). Aun así las consecuencias del proceso de Crisis del Antiguo Régimen les afectarán a todos de
forma decisiva, al igual que a buena parte del mundo, al menos a otro continente: América, este último con
el aspecto diferenciado que le dan los procesos de Independencia (1776 para Estados Unidos, 1808-1824
para la América continental española y portuguesa). Para el caso de la Europa Central y Oriental, los
cambios se prolongan en el tiempo hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918)

Conclusión
La crisis del Antiguo Régimen representa a la vez:

El episodio final en la transición del feudalismo al capitalismo, con el triunfo de este último
como modo de producción.
El asentamiento de la burguesía como nueva clase dominante.
El Estado liberal como nuevo sistema político.
El liberalismo político y económico como nueva ideología dominante.
La independencia de las colonias Americanas.

También son señalables acontecimientos de más largo recorrido:

Los cambios demográficos y urbanísticos se aceleran.


Surge el proletariado industrial como nueva clase opuesta a la burguesía, y comienzan los
conflictos sociales que se conocen como movimiento obrero.

Y notablemente, en el mundo de las ideas y creencias:

La iglesia se separa del Estado y comienza un proceso de descristianización.1 ​


En arte y literatura triunfan sucesivamente el Neoclasicismo, el Romanticismo y el
Realismo.
La ciencia y la técnica entran en contacto entre sí y con la demanda social de la
industrialización, con lo que sus posibilidades crecen exponencialmente.

Véase también
Revolución industrial
Revoluciones burguesas
Revoluciones liberales
Revolución francesa
Guerras Napoleónicas
Europa de la Restauración
Las oleadas revolucionarias:
Revolución de 1820
Revolución de 1830
Revolución de 1848

La revolución de 1830 en Bélgica. Wappers, 1834.


Notas
1. CALLAHAN, William J. Iglesia, poder y sociedad en España 1750-1874, Madrid, Nerea
ISBN 84-86763-12-6

Bibliografía
HOBSBAWM, Eric (1987). Las revoluciones burguesas. Barcelona: Labor. ISBN 84-335-2978-1.

Enlaces externos
Llopis, Enrique. El derrumbe del antiguo régimen, El País, 31 de enero de 2012.

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