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La Oleada del 48
En 1848 otra oleada revolucionaria sacudió a Europa y otra vez París fue la
precursora. En Febrero de 1848 las calles de París vuelven a llenarse de
barricadas, se pide la ampliación del voto y mejoras para la dramática situación de
los sectores populares. El pueblo invadió el palacio real y Luis Felipe debió huir a
Londres con su familia el 24 de febrero de 1848. Se proclamó la Segunda
República Francesa y un socialista, Louis Blanc, ocupó el ministerio de trabajo. Se
estableció el sufragio universal, se abolió la pena de muerte por causas políticas.
El siglo XIX fue uno de los más agitados a nivel social. Las revoluciones de
1820 y 1830 habían dejado claro una cosa: el sistema del Antiguo Régimen no
funcionaba y era necesario tender hacia el liberalismo. Además, el nacionalismo
había empezado a surgir en algunos países que ansiaban lograr la unificación,
como Italia y Alemana, o la independencia, como Bélgica y Grecia. Por eso, las
revoluciones de 1848 surgieron a causa de múltiples factores: políticos,
ideológicos, económicos y sociales.
A esta grave situación económica y social hay que sumarle la batalla final
entre el absolutismo y el liberalismo. Aunque es cierto que en algunos países la
revolución de 1830 perduró, la verdad es que en Francia las esperanzas de la
Revolución de Julio se perdieron, en Alemania el absolutismo estaba extendido
por todos los estados, Austria seguía bajo el férreo control de Metternich y en Italia
el Antiguo Régimen estaba a la orden del día. Los liberales europeos
comprendieron que no podían hacer nada solos, por lo que intentaron
solidarizarse, formando la “Joven Europa” de Mazzini o la “Liga de los Proscritos”.