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1.- Pertenencia:
Cada una de las personas, debemos tener interiorizado y de manera consciente saber, que
en primer lugar pertenecemos a un sistema familiar, esta es una condición inalienable e
incuestionable y nunca dejamos de pertenecer. Este orden va a estar siempre presente,
incluso cuando la vida es interrumpida. Es decir, tenemos que considerar como miembros de
nuestra red familiar a todos, a los bisabuelos, abuelos, padre, madre, hijos, hermanos, tíos,
sobrinos, ex parejas propias y de nuestros padres, abortos o pérdidas. Todos son parte de
nosotros y aunque los neguemos, tenemos que tener presente que ese miembro pertenece.
2.- Se le debe entregar al nuevo miembro, el manual de convivencia del colegio, los
manuales de procedimiento, ideario y demás material que le permita al trabajador conocer
los mecanismos de funcionamiento y desempeño dentro de la escuela.
6.- Tomar en cuenta sus propuestas e ideas y darles todo el apoyo para realizarlas.
7.- Respetar el estilo propio de cada trabajador, en relación a como hace las cosas.
En relación a los estudiantes, hay que hacerlos sentir parte de la institución,
independientemente de su rendimiento académico o de su conducta. Los maestros debemos
tratar a todos por igual, sin preferencias ni exclusiones hacia los educandos.
Un alumno se siente que pertenece, en la medida que los dejamos participar en las
actividades, los escuchamos, tomamos en cuenta sus opiniones y los respetamos. Tenemos
que ir cambiando esa mirada, en la cual se le da toda la atención a los estudiantes brillantes,
en donde ellos tienen preferencias y tendemos a dejar un poco de lado, al que no cumple
con los estándares, de los que consideramos las maravillas académicas. Todos los
muchachos son dignos de ser atendidos y tomados en cuenta y cada uno tiene niveles de
rendimiento de acuerdo a sus capacidades, situación que también debemos considerar a la
hora de evaluar.
Un chico que se siente valorado y miembro de su salón y de su escuela, va a generar un
mejor rendimiento académico y los docentes tenemos una gran responsabilidad en este
asunto, que nos compete de manera directa, ya que debemos trabajar con el niñ@
rechazado, realizando dinámicas en pro de su integración con el resto del salón. Con los
chicos que se aíslan, tenemos la labor de realizar intervenciones pedagógicas y terapéuticas
para incorporarlos y así con cada uno de los casos que se nos puedan presentar a diario y
que denoten una señal de exclusión de la persona de la dinámica escolar.
2.- Jerarquía:
Está referida al lugar que ocupa cada miembro de la familia dentro de su sistema y en el caso
institucional, es el lugar que ocupa en el orden organizacional. Esta jerarquía es de dos tipos:
1.- Vertical: referente a las diferencias generacionales.
2.- Horizontal: que se da entre la misma generación.
Tanto en la familia, como en la escuela las reglas deben estar siempre muy claras, al igual
que los lugares que ocupan cada uno de los miembros del sistema, quienes son los que
ejercen el rol de padres y quienes son los que ocupan el lugar de hijos, quienes son los
maestros y quienes son los alumnos.
Esto es fundamental, los maestros si están bien ubicados en su rol de docentes, conseguirán
muy buenos resultados con sus estudiantes.
Los niños y jóvenes no necesitan a un amigo en el maestro, es por ello que encontramos
que estos profesores buena onda no funcionan, porque inmediatamente dejan de ocupar
su lugar, para colocarse en el puesto de los estudiantes, de igual a igual, es allí cuando nos
encontramos en las aulas profesores permisivos en el incumplimiento de los deberes
escolares, con aulas desordenadas y con estudiantes que a la hora de la verdad no los
respetan, ni prestan atención a sus indicaciones, por lo contrario, el estudiante también se
sale de su lugar, porque el educador permitió que sobrepasara los límites y comienza a
hacer lo que mejor le parece y algunos hasta llegan a ejercer un liderazgo sobre el grupo, al
cual terminan dirigiendo, quedando el profesor prácticamente desplazado en su autoridad
docente.
Si analizamos bien esta situación, el educador al ponerse en plan de igual a los estudiantes,
está dejando un espacio vacío en el sistema escolar, en este caso el sistema del grupo de
estudiantes con los que trabaja, al dejar su lugar vacío, otro lo toma, puede ser un alumno u
otro profesor que termina interviniendo para controlarle la clase. Hecho que no se debería
dar, ya que el maestro es quien ejerce la máxima autoridad dentro del salón.
Los hijos y los alumnos cuando tienen claro su lugar y pertenencia tanto en la familia como
en la escuela, no buscan ocupar otros lugares.
"Nadie ocupa el lugar de alguien, si ese lugar ya está ocupado" .
Ejemplo:
A quien amamos? A los papás
¿cuántos hay acá? C/u con sus dos padres
¿cuál es el primer paso del maestro?
Que cada uno tenga incluido a sus propios padres en su corazón
¿y desde qué lugar los tengo incluídos?
El lugar en el Alma
B H restituye el orden interno de la persona. La pedagogía sistémica se ha fortalecido por
las visiones de todos los países.
Nosotros educamos el orden del amor y los órdenes de la ayuda.
Cuando los hijos no quieren mirar a los padres, cambio de lugar a los hijos.
Queda entre la vida y los padres, se cree lo más pero en realidad está en el lugar de los
abuelos
Si gira, pierde la fuerza porque la vida llegó a través de sus padres.
En cuanto a la jerarquía dentro del equipo educador, los directivos escolares, deben tener
muy en cuenta que quien lleva más tiempo como maestro va a tener prioridad. Por otro
lado, los que ostentan una jerarquía más alta, en el sistema organizacional, siempre deben
reconocer a los que estuvieron antes, porque eso les aporta muchos beneficios, ya que se
pueden apoyar en dicha experiencia. Este es el caso de los equipos directivos conformados
por educadores que quizás no son los que tenga más tiempo de antigüedad en el centro,
ellos deben tomar a los más antiguos como asesores.
Otro aspecto positivo, es que se de a conocer a todo el personal y a los estudiantes,
quienes fueron los fundadores de la escuela y cuáles fueron los aportes de todos aquellos
que estuvieron antes.
Quienes ocupan una mayor jerarquía, siempre van a tener mayor responsabilidad y peso.
3.- Equilibrio entre dar y tomar:
Primero se toma y luego se da. En el centro escolar, el docente da y el estudiante toma.
En cuanto a los dueños de la institución, éstos van a dar los recursos necesarios para que los
docentes puedan trabajar de la manera más idónea y van a proveer de lo que se requiera,
para el proceso de enseñanza - aprendizaje.
Cada instancia va dando y la siguiente tomando, hasta llegar al alumno, quien sería el último
de la cadena.
De la misma manera, sucede en la familia, los padres dan y lo primero que dan es la vida, y
los hijos reciben.
Cuando en las escuelas los docentes se quejan constantemente, de lo que les da el centro y
se la pasan disgustados con ésto, están cerrándose a tomar o recibir y si no miran con
buenos ojos a su directiva y a los recursos que el centro les da, su atención interna se
centra en la queja y en la insatisfacción, lo que se termina traduciendo a que no toman y
por lo tanto, lo que darán a sus estudiantes no será lo más productivo de esta cadena, ni
su ánimo será el más positivo para su desempeño docente; esto es percibido por los
estudiantes, quienes terminan por no reconocernos y por rechazar lo que les damos.
Cuando en una institución no existe un equilibrio entre sus miembros, entre lo que dan y lo
que toman, se produce un desequilibrio, porque se da el descontento y los sentimientos de
culpa, lo que puede llevar a tener que compensar esta situación. Un ejemplo claro es cuando
los docentes se sienten mal pagados o que no se les da los recursos necesarios para ellos
poder desarrollar de la mejor manera su clase, inmediatamente dejan de tomar de la escuela
y comienzan en una dinámica de queja, trabajo a medio hacer, descontento y confrontación
con las directrices que vengan de la institución, el docente siente que tiene que compensar
de alguna manera eso que siente que no le está siendo dado o retribuido en comparación a
todo lo que él da y es cuando comienzan a dejar de hacer algunas cosas, se limitan en su
trabajo y exigen y exigen más.
Por otro lado está la empresa, proveedora de los salarios y los recursos, cuando siente que
está cumpliendo con sus docentes, que les está dando lo que necesitan y que satisface sus
necesidades y éstos no dan lo que el colegio desea, ya que no entregan las cosas a tiempo,
dejan de respetar las normas, son impuntuales, etc, el directivo también busca
compensar esto y es cuando se comienzan a tomar medidas como amonestaciones,
descuentos por inasistencia, poca flexibilidad ante peticiones.
Por lo contrario, cuando cada parte da, lo que tiene que dar de la mejor manera y a la vez
toma y recibe de manera equilibrada, el desarrollo laboral va a ser muy armonioso, todos se
van a sentir satisfechos y el trabajo se va a desarrollar de la mejor manera. Pero para que
esto se de, cada uno debe ocuparse de lo que se tiene que ocupar, ser responsable y hacer
lo que tiene que hacer de la mejor manera, respetando tu lugar y el de tus compañeros.
Las "venganzas amorosas" son muy buenas para equilibrar. Hay que cobrar, porque si das y
das, la otra parte se queda en deuda y no fluye el amor.
4.- Conciencia:
La conciencia da identidad a los miembros del sistema, a través de ella, es que los sujetos
definen la personalidad de cada grupo y al mismo tiempo la propia.
Conciencia personal: (buena o mala / culpa o inocencia/ pertenezco o no pertenezco) Se
refiere a la forma cómo nos vinculamos dentro del centro educativo, es algo interno que nos
hace sobrevivir
Conciencia colectiva: (nos hace excluir), lo que mi sistema no me permite ver, es excluido
sin conocimiento de causa. Es la que nos da el sentido de integridad. Nos da pertenencia a la
familia, a la escuela, al grupo, a la empresa, al sistema. La pertenencia va más allá de la
muerte, tiene que ver con la exclusión de los miembros.
En el centro educativo, si tú no tomas a la institución, si tú te sientes que estás por encima
de tus jefes y cuestionas constantemente sus procedimientos y decisiones o trabajas
apartado de tu equipo de trabajo, tu trabajo no va a ser el mejor, serás el docente que
tendrá problemas en el aula o con los padres de los estudiantes, quienes a su vez, tendrán
hacia tí el mismo rechazo que tú estás teniendo hacia los otros miembros de la institución.
Conciencia del espíritu: (nuestra conexión con lo sagrado) y esto está relacionado en asentir
y aceptar las cosas tal cual como son , sin juicios y reconocernos como parte de un todo.
Aceptar que lo que nos está ocurriendo es lo que tenía que pasar y aceptar que somos parte
de ese colegio que forma el todo.
LA PEDAGOGÍA SISTÉMICA: UNA ESPERANZA EN TIEMPOS DIFÍCILES… TAMBIÉN PARA LA
ESCUELA
Hace ya un tiempo que los alumnos están mostrándonos en la escuela lo que hay en la
sociedad: una crisis generalizada que también afecta a las instituciones educativas.
La Pedagogía Sistémica es una fusión entre lo psicológico, lo pedagógico, lo sociológico, lo
cultural, lo histórico… que genera profundos cambios en el educador y nos lleva a modificar
nuestra actitud al reeducar nuestra mirada prescindiendo de lo que nos limita y condiciona.
Si algo caracteriza este movimiento es su visión integradora y conciliadora, tanto de las
distintas corrientes del pensamiento que lo sustentan (teorías de sistemas, de la
complejidad, de la comunicación humana, terapia familiar sistémica…), como de las
diferentes personas y sistemas pertenecientes a la comunidad educativa. Precisamente esto
hace que no se trate de un movimiento de renovación sino de reordenación pedagógica que
no excluye, sino que contempla y da su lugar con respeto, a las anteriores aportaciones que
en el campo de la educación se han hecho.
No obstante lo que le imprime un sello especial y ciertamente sorprendente, es la inclusión
del trabajo de Bert Hellinger sobre las Constelaciones Familiares como forma de reducir el
desorden de los sistemas, con la intención de que sean más funcionales y operativos al
restablecerse el equilibrio y encontrar cada persona su lugar. A partir de unas leyes que él
observó que regulan todos los grupos humanos, que funcionamos de forma similar a un
ecosistema, creó un trabajo que permite observar su cumplimiento o trasgresión y los
efectos que estos hechos tienen en los miembros de ese sistema. De este modo el origen de
los conflictos derivados de un posible desorden se pone de manifiesto y nos muestra el
camino a seguir.
¿Qué aporta la Pedagogía Sistémica a la educación?
Una mirada inclusiva, evitando la dualidad en la que nos desgastamos inútilmente.
Incluir quiere decir tener en cuenta a todas las personas y los elementos que intervienen
en el hecho educativo, comenzando por las familias, que son las principales educadoras de
sus hijos (nosotros estamos de paso en su vida) y siguiendo por nuestros compañeros,
porque cada maestro o maestra que han tenido o tendrán nuestros alumnos les va a
aportar algo distinto y complementario (ni mejor, ni peor) a lo que nosotros les estamos
aportando.
En esta película no hay buenos ni malos; familias y docentes intentamos hacerlo lo mejor
que podemos. Por eso el éxito del alumno nos satisface a todos y su fracaso nos duele,
haciéndonos dudar, a unos y a otros, de nuestras capacidades.
¿Y qué ocurre con los distintos enfoques metodológicos? ¿Existe uno perfecto? Si fuera así
todos lo utilizaríamos y funcionaría con cualquiera, pero en la realidad esto no sucede
porque los mecanismos que cada persona utiliza para construir el conocimiento son
diferentes. Estemos pues abiertos a otras maneras de hacer, contemplando la posibilidad de
incluir distintas estrategias, que a otros les han sido de utilidad, en vez de desecharlas a
priori porque no se parecen a las que nosotros hemos elegido, limitando nuestras
posibilidades y las de los chicos y chicas que tenemos a nuestro cargo.
Desde esta perspectiva pedagógica todo tiene su lugar y posicionamientos que podrían
parecer antagónicos se complementan. Así el orden, el raciocinio, la reflexión, la
objetividad…pueden coexistir armónicamente con el desorden, la intuición, la creatividad,
la espontaneidad, la imaginación…cubriendo cada uno un espacio a desarrollar que
enriquecerá al individuo.
La confianza en que las cosas fluirán independientemente de lo que nosotros hagamos.
A los docentes nos parece que debemos controlar todo para que se dé el aprendizaje y nos
sorprenderíamos si supiéramos lo poco que controlamos. Creemos que todo depende de lo
que nosotros planifiquemos y, en general, confiamos poco en las capacidades del alumno.
De esta forma le hacemos recorrer un itinerario preestablecido, pero dejamos muchos
senderos sin explorar, le negamos la creatividad, la capacidad de iniciativa, la emoción del
descubrimiento, la posibilidad de equivocarse y rectificar…
Esto que puede parecer un reproche, no lo es; se trata simplemente de describir los hechos.
Estamos reproduciendo, con la mejor intención, el modo en que nos han educado y es
normal que abandonar lo conocido, lo establecido, nos provoque incertidumbre y nos haga
tener mala conciencia.
Un currículum exhaustivo y fragmentado tampoco nos ayuda a cambiar porque nos ofrece
una visión del ser humano en la que perdemos de vista la globalidad y lo mismo ocurre con
las programaciones excesivamente cerradas. Corremos el riesgo de centrarnos en el
“hacer”y olvidar el “ser”, de ver sus producciones como alumnos, pero no mirarles a ellos
como personas que tienen, como todos tenemos, sus alegrías, sus penas, sus
preocupaciones, sus temores, sus inquietudes, sus deseos…cuando aquí se encuentra casi
siempre la clave de su éxito o fracaso en la escuela.
Después de muchos años de ocuparnos de cómo enseñamos nosotros, deberíamos hacerlo
en cómo aprenden ellos y dejar espacios abiertos a la investigación, al ensayo-error, al
trabajo cooperativo, a la toma de decisiones…para que puedan asumir sus responsabilidades
y beneficiarse del campo de aprendizaje que se genera en la interacción.
Un control excesivo obstaculiza el aprendizaje y añade más presión a nuestro trabajo;
relajémonos pues, no pensemos que todo depende exclusivamente de nuestra intervención
y confiemos en las otras personas que están acompañando al alumno en su proceso de
crecimiento, así como en sus propias posibilidades para acceder al conocimiento.
El reconocimiento a todos aquellos que nos han ayudado a ser lo que somos y a estar donde
estamos.
A veces, llevados por una cierta arrogancia, creemos que nuestros logros en la vida son
únicamente producto de nuestro esfuerzo pero, si miramos hacia atrás con calma,
veremos que tenemos muchos motivos para agradecer a otros su contribución a nuestro
desarrollo como personas y como profesionales.
En primer lugar estarían nuestros padres, que nos han pasado la vida que venía de
nuestros abuelos, bisabuelos…Pensemos en la cantidad de generaciones que han
posibilitado que nosotros estemos aquí. La fuerza nos viene de ellos, de nuestras raíces.
Conocer y asentir a nuestra historia familiar, tal y como han sucedido los acontecimientos,
aunque no haya sido fácil, nos sostiene, nos equilibra. En cambio reclamar
constantemente a nuestros padres por lo que hicieron mal o deberían haber hecho, como
un niño o un adolescente, generará una búsqueda incesante en los demás de aquello que
creemos que nos falta o que no nos dieron y nunca estaremos en paz con nosotros
mismos, porque nadie nos va a proporcionar lo que sólo existe en nuestra imaginación.
En un lugar especial estarían los maestros que tuvimos a lo largo de nuestra biografía
académica. De todos hemos recibido algo, aunque seguramente recordaremos a algunos
de una forma entrañable por su especial implicación. De estos últimos llevamos huellas
que cada día reflejamos en el aula y nos hacen mejores personas y docentes más
competentes.
Y también los autores de los libros que hemos leído, los directores de las películas que
hemos visto, los compañeros de trabajo que hemos tenido, aquellos que “casualmente” se
han cruzado en nuestro camino, nuestra pareja, nuestros amigos y hasta quienes nos han
puesto obstáculos a lo largo de nuestra vida, porque nos han hecho pensar en otras
posibilidades, en otros caminos con los que no contábamos.
La creación y fortalecimiento de vínculos entre los sujetos y entre los sistemas.
Aunque en algún momento de nuestra vida nos lo pueda parecer, no estamos solos. Todos,
absolutamente todos, formamos parte de una enorme y compleja red y el menor
movimiento que hagamos repercute en los demás.
Por el hecho de haber nacido en un sistema familiar estamos vinculados a él, pero a lo largo
de nuestra existencia vamos estableciendo vínculos con otras personas y vamos formando
parte de otros colectivos. La escuela no es ajena a todo esto porque en ella convergen
diferentes individuos, con distintas funciones, pertenecientes a diversos sistemas y cada uno
con una historia única. La aceptación y el respeto a esas historias facilitarán el
fortalecimiento de esos vínculos entre todos los que interactuamos en la comunidad escolar
y el éxito de las acciones que emprendamos al unir nuestras fuerzas y trabajar en la misma
dirección.
Si los docentes caemos en el error de juzgar o menospreciar a los padres, creyéndonos
superiores a ellos, perderemos su confianza y el alumno no aprenderá porque, si tiene que
elegir, siempre va a ser fiel a su sistema familiar. Antes de acusar deberíamos
preguntarnos: ¿Quiénes somos nosotros para hacerlo? ¿Qué conocimiento tenemos de las
dificultades por las que ha atravesado esa familia y que la lleva a actuar como lo hace? ¿Va
a favorecer mi intervención su confianza y el trabajo conjunto para ayudar a su hijo?
¿Cómo me sentiré después? ¿En paz? ¿Cómo se sentirán ellos?
Nuestra función debería ser tender puentes entre nosotros y las familias, entre nosotros y el
alumnado y entre los propios alumnos, teniendo en cuenta que estamos al servicio de los
padres, que son quienes nos confían la educación de sus hijos. Pero para ello sería bueno
que previamente estableciésemos vínculos con nuestros propios compañeros, que
trabajásemos en equipo compartiendo proyectos que nos ilusionen, porque unidos ganamos
fuerza y separados el desgaste puede ser enorme.
La importancia del contexto: Ampliar la mirada.
Cada uno de nosotros percibe la realidad de manera distinta en función del contexto del que
procede y de las imágenes que ha seleccionado para darle sentido. Por eso, un mismo hecho
parece diferente según quien lo observa y existen tantas realidades como observadores.
Cuando somos capaces de distanciarnos y mirar las cosas con otra perspectiva, nos damos
cuenta de que no es la realidad la que nos limita sino nuestra percepción de la misma y
nuestras expectativas. Entonces aparecen otros hechos, otros personajes que nos hacen
modificar nuestra visión inicial.
Si ante una situación conflictiva que nos plantea un alumno nuestra actitud es mirar, no al
problema obsesivamente, sino a su sistema familiar, a su contexto y lo hacemos de manera
fenomenológica (sin presuponer, ni juzgar; sólo dejando que la información que va
surgiendo nos vaya calando), estaremos en mejor disposición para entender que es lo que le
impulsa a actuar de ese modo y encaminarnos hacia la solución.
• Sintonizamos con las familias: y así los niños se toman más en serio el estudio y la
disciplina
• Utilizamos conceptos sistémicos y constelaciones didácticas en el aula: gracias a eso, los
alumnos experimentan pertenencia, afrontan conflictos y desarrollan actitudes pro-sociales.
La experiencia muestra que el alumnado se implica vivamente en estas actividades.
Gracias a la PS, sin extralimitarnos en nuestras funciones ni hacer terapia, ayudamos a los
alumnos a centrarse para el aprendizaje. Por ejemplo, junto a un alumno inmigrarte con
dificultades de integración, una consultora colocó sobre la mesa unas figuras
representando a su país y a parte de la familia que quedó allí. Después, le invitó a decir:
“Por favor, miradme bien si aprendo y disfruto con lo que se me ofrece aquí”. El chico
mostró un gran alivio. Intervenciones aparentemente tan simples ayudan mucho a los
niños.
Por último, resaltaría la potencia transformadora de participar en constelaciones familiares:
de un análisis intelectual de los asuntos, pasamos a una comprensión más sutil y completa,
pues aprendemos a mirar con el corazón. Por eso, entiendo que son un método excelente
para el ajuste emocional y el desarrollo personal de los docentes.
En la Escuela se suelen expresar aquellas dinámicas que están actuando en la familia a un
nivel inconsciente. Para el proceso de enseñanza aprendizaje, es fundamental que exista una
mutua confianza entre familia y profesores. Para conseguir una buena socialización en los
centros educativos, los padres son necesarios.
Las Direcciones de los centros escolares tienen que crear puentes entre la Escuela y las
Familias. Una función fundamental de las direcciones de los centros escolares, es la de
contener y velar para que el proceso de enseñanza aprendizaje se desarrolle con
normalidad. El orden, es decir, que cada uno ocupe el lugar adecuado dentro de la
Institución escolar, es la base del buen funcionamiento de las escuelas. Cuando alguno de los
miembros se descoloca, suelen surgir los problemas. Amparo Pastor acuñó una frase que
resume esto: "CADA UNO EN SU LUGAR PARA PODER EDUCAR".
El amor fluye cuando hay orden. El amor es el agua, el orden el cántaro. El Orden y el amor
actúan en conjunto. El orden en las Instituciones es el que es, cualquier trasgresión al orden
tiene consecuencias inmediatas. De los asuntos académicos se encargan los profesores, los
profesionales de la enseñanza.
Un Equipo de Profesores unido obtiene mejores resultados académicos.
Cuando los profesores miran a los alumnos con sus familias detrás y los alumnos y sus
familias miran a los profesores, se facilita mucho su trabajo en la escuela.
Los profesores no somos los padres de nuestros alumnos, sólo somos sus profesores, por lo
tanto nuestra influencia es limitada en relación a la de la familia.
Los alumnos siempre miran a los asuntos prioritarios y estos suelen tener mucho que ver con
sus familias, si estos no están resueltos, entonces el rendimiento académico se resiente.
Los niños con síndrome de Atención Dispersa, están mostrando en la escuela asuntos de sus
familias. Los niños son buenos por naturaleza y lo hacen todo por amor a su familia. Cuando
se muestran inquietos es porque hay motivos importantes para que lo hagan. Para los
maestros, mirar de este modo al alumno, resulta de gran ayuda en su trabajo y en su
relación con él.
De esta forma conduce al encuentro con las fuentes de la fuerza que alberga para cada uno
de sus miembros, restableciendo así el equilibrio en el sistema familiar.
Aborda aspectos derivados de la pertenencia, los vínculos familiares y las dificultades de los
padres y los hijos; dificultades emocionales, conductuales, de comunicación, de aprendizaje,
etc… Integra firmeza y sensibilidad; firmeza para definir y marcar límites; sensibilidad para
abrir el corazón para ayudar al niño que sufre.
Ve en las actitudes disfuncionales de los niños y adolescentes solamente una muestra
profunda de amor y de lealtad incondicional a los padres.
Sin una buena relación con sus padres el alumno no puede aprender y si el maestro no tiene
buena relación con los suyos no puede enseñar.
Estas cinco necesidades, se pueden aglutinar en una: "El equilibrio entre el dar y el tomar". Si
un profesor siente que da más de lo que recibe del centro sobrevendrán los problemas. Y al
revés ocurrirá lo mismo. El equilibrio es fundamental en cualquier relación y en las laborales
también.
Una vez explicadas las necesidades, le decimos al nuevo profesor que le reconocemos, que
necesitamos un profesor competente cuyos actos tengan significado, que sea leal y que
tenga unos sólidos valores, para que la institución se beneficie de su trabajo, y sienta que
está en equilibrio con ella.
2.- El Segundo bloque es el Orden dentro del Claustro. Nuestro proyecto se basa en el Orden
dentro del Claustro; el orden entendido como que cada profesor ocupe el lugar que le
corresponde y realice las funciones para las que ha sido nombrado con eficacia y eficiencia.
Existen dentro de las instituciones, al menos dos posibles formas de estar en orden:
A. Una es la Jerarquía de Orden. La jerarquía tiene que ver con el tiempo. El que llega
primero tiene prioridad sobre el que llega después. La antigüedad en los centros es un grado
y debe ser respetada. Es importante que se aclare esto a los recién llegados porque ellos son
los últimos en llegar y es bueno que lo sientan así. Ser el último no tiene por qué ser algo
negativo. Sólo quiere decir que acabo de llegar y lo que debo hacer es aprender de los que
tienen más experiencia y conocen el funcionamiento de la institución porque llegaron antes.
B. Otra es la jerarquía de Rango. La jerarquía también tiene que ver con la responsabilidad.
Aquí están el Equipo Directivo, los coordinadores de ciclo y el Representante del Centro en el
CFIE (Centro de Formación e Innovación Educativa). Es muy frecuente, por tanto, que algún
posterior en el tiempo, esté por delante en la responsabilidad. No suele ser el más antiguo el
Director, y los recién llegados suelen ser elegidos para coordinar los ciclos.
Cada profesor actuará de distinta forma según esté en Jerarquía de Orden o en Jerarquía
de Rango dentro del centro; es decir, no será lo mismo si soy profesor de Educación Musical
participando en las reuniones de ciclo o en las sesiones de evaluación donde ocupo el cuarto
puesto según la Jerarquía por Orden, que cuando estamos en un Claustro o realizando
funciones directivas donde ocupo el primer lugar en la responsabilidad al ser el Director del
C.R.A.
3.- El tercer bloque es el Orden dentro de la Institución Escolar. Aquí solemos usar figuras o
muñecos para dar una imagen de equilibrio entre el Sistema Institucional y el Familiar. Se
elige una figura que representa al Equipo Directivo y la colocamos encima de la mesa, le
pedimos al nuevo profesor que elija otra para él y la ubique en la mesa en relación a la del
Equipo Directivo. A continuación le pedimos que elija otra que va a representar a los
alumnos y también la sitúa; por último, hace lo mismo con otra que va a representar a los
padres y la relaciona de igual forma con el resto. Al hacer esto, se muestra la imagen
interna que el profesor tiene sobre cómo se sitúa ante el Equipo Directivo, los alumnos y
los padres de estos. A partir de esta imagen, se va realizando un movimiento encaminado
a buscar una nueva en la que el Sistema Institucional (representado por el Equipo Directivo
y el profesor) y el Sistema Familiar (padres y alumnos), se encuentren en equilibrio y
todos sus miembros se sientan bien. A este proceso le llamamos "Movimiento Sistémico".
Mientras se realiza se van explicando las Leyes básicas que hacen que los sistemas
interactúen equilibradamente, cada uno en el lugar apropiado, para lograr el objetivo: que
los alumnos aprendan los contenidos en un entorno socializado y en un ambiente de
mutua colaboración y confianza entre Escuela y Familia.
Tras la entrevista, cuando el Claustro de Profesores, está reunido y presentes todos sus
miembros, nos trasladamos al Salón de Usos Múltiples y nos colocamos según la Jerarquía de
Orden formando un semicírculo; el más antiguo en el colegio a la derecha, a continuación los
demás profesores por orden de llegada al centro, hasta el último. Los nuevos profesores van
pasando, comenzando por el más antiguo y van recibiendo de ellos una palabra:
"¡Bienvenido!". Suele ocurrir que se acompaña con un apretón de manos, con un par de
besos e incluso con algún que otro tímido abrazo. A continuación, nos colocamos por Orden
de Rango (el Director a la derecha, luego el Jefe de Estudios, la Secretaría, el Orientador, los
coordinadores, el Representante del CFIE y el resto del Claustro por orden de antigüedad) y
los nuevos profesores pasan de nuevo recibiendo una vez más la bienvenida. Llegados a este
punto, el recibimiento se hace más espontáneo y efusivo. A continuación, se continúa el
Claustro con normalidad.
Con este protocolo, estamos mostrando a los nuevos profesores y recordándonos a los
veteranos, cuál es nuestro lugar y cuáles son nuestras responsabilidades. El resultado
inmediato es que disponemos de un equipo cohesionado de profesores que trabajará
sabiendo que sus necesidades estarán cubiertas y cuál es el objetivo que nos mueve. Los
nuevos miembros sienten que pertenecen y el periodo de adaptación al centro es más
rápido y sereno.
La experiencia nos dice que es importante cuidar los primeros momentos en la vida laboral.
Cada centro, atendiendo a sus peculiaridades, puede diseñar el suyo. Sentirse acogido y
sentir la pertenencia desde el primer momento, estando informado de lo fundamental, es
una buena base para que el Sistema Escolar funcione con eficacia desde el primer día de
Curso