Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ataliba, Geraldo
1. — INTRODUCCIÓN
El contenido esencial de cualquier norma jurídica es su mandato principal. El contenido de
las normas tributarias, esencialmente, es una orden o mandato para que se entregue al Estado (o
a la persona que éste designe por ley) cierta suma de dinero. En otras palabras: la norma que
está en el centro del derecho tributario es aquélla que contiene el mandato: "entregue dinero al
Estado".
Sabemos que no estamos obligados a obedecer a todos los millones de mandatos jurídicos
en vigor. En verdad, cada uno de nosotros sólo está obligado a obedecer los mandatos cuyas
hipótesis nos contemplen inequívocamente. Só1o cuando una hipótesis legal alcanza a una
persona, ella está obligada a obedecer el respectivo mandato.
En efecto, la estructura de las normas jurídicas es compleja; no es simple, no se reduce a
contener un mandato pura y simplemente. Toda norma jurídica tiene una hipótesis, el mandato
actúa, incide.
El derecho positivo no es tan simple, no contiene solamente mandatos. El derecho califica
jurídicamente cosas y personas, atribuyéndoles calidades jurídicas, a las que les imputa los
efectos jurídicos más variados. Esta complejidad, aliada a la necesaria conexión, también
imputada (en términos kelsenianos) entre los mandatos y las sanciones, es la que determina la
estructura lógica virtual de las normas jurídicas.
Esta verificación, tan bien formulada por Kelsen, ofrece la ocasión de ver que la tarea más
ardua de la ciencia del derecho está en el estudio de la hipótesis legal y no —por sorprendente
que parezca— en el mandato principal o en la sanción.
En la hipótesis se concentran las cuestiones más tormentosas y complejas. Ante cada
problema, el análisis de la hipótesis es lo que desafía al jurista. Reconocer les cosas y personas
calificadas, descubrir las imputaciones y sus efectos, contenidos en la ley, interrelacionar las
normas: ahí está la grande y difícil tarea del hermeneuta, en cada capo concreto.
Mientras no ocurra la hipótesis, el mandato queda en suspenso, no incidiendo. Su incidencia
está condicionada a la ocurrencia de la hipótesis.
Hay una norma perentoria que ordena, por ejemplo: "alimente a su mujer y a sus hijos". Esta
norma no es de observancia universal. Sólo quien se encuadre en la hipótesis es alcanzado por
ella. Esta debe entenderse así:
"Si fuere casado, alimente a su mujer; si tuviere hijos, aliméntelos"; o "en la hipótesis de ser
casado...; en la hipótesis de tener hijos…"
Otra dice: "pague sus deudas". Evidentemente, esta norma alcanza solamente a quien tiene
deudas. Debe entenderse así: "en la hipótesis de tener deudas, páguelas".
Otra, además, dispone: "haga el servicio militar"; evidentemente, en la hipótesis de ser del
sexo masculino, tener edad, condiciones de salud, etc., en la forma de la hipótesis legal.
© Thomson Reuters La Ley Página 1
Así, los mandatos que contienen las normas jurídicas sólo inciden en ocasión de la
ocurrencia de las hipótesis a que están vinculados, y sólo se refieren a los comportamientos de
las personas alcanzadas por las hipótesis (es decir, encuadradas en ellas).
Sólo quien esté contemplado por la hipótesis es alcanzado por el respectivo mandato.
Esta técnica es universal al derecho y demás sistemas de normas de comportamiento
(religiosas, éticas, sociales). Está, pues, presente también en el derecho tributario.
2. — NORMAS TRIBUTARIAS
El derecho tributario objetivo es el conjunto de normas jurídicas que regula la tributación,
entendiéndose por tributación la acción estatal de tributar, es decir, de exigir tributos (tributo es
una obligación "ex lege" que tiene por objeto la transferencia de dinero de alguien sujeto a la
ley, a las arcas del Estado).
En vista de ello, todas las normas del derecho tributario tienen tal estructura y son pasibles
de igual tratamiento técnico. Como. todas las normas jurídicas, las tributarias tienen hipótesis,
mandato y sanción.
Hay un tipo de norma, que forma el centro del derecho tributario, en torno de la cual todo él
se estructura: es la que contiene el mandato "entregue la suma «x» de dinero al Estado".
Por tanto este mandato sólo es obligatorio para la persona contemplada en la hipótesis legal
y sólo cuando se configure, concreta y actualmente, el hecho o estado de hecho previsto en la
misma hipótesis.
El estudio de esta hipótesis, a nivel conceptual, tal como se configura en el derecho
tributario, es el objeto de este estudio.
Examinar la estructura, principales características y función, en sus aspectos dinámicos y
estáticos, es la tarea que nos proponemos.
3. — CUESTIÓN TERMINOLÓGICA
Tributo es la expresión consagrada para designar la obligación "ex lege", puesta a cargo de
ciertas personas, de llevar dinero a las arcas públicas. Es el nombre que indica la relación
jurídica que se constituye en el núcleo del derecho tributario, ya que se origina en aquel
mandato legal capital, que impone el comportamiento mencionado.
Esta relación jurídica —que reviste todas las características estructurales de la obligación—
por corresponder a la categoría de las obligaciones "ex lege" surge con la realización in
concretu, en un determinado momento, de un hecho, previsto en la ley anterior y que recibió de
ella (la ley) la fuerza jurídica para determinar el surgimiento de esta obligación.
Así, una ley describe hipotéticamente un estado de hecho, un hecho o un conjunto de
circunstancias de hecho y dispone que la realización concreta, en el mundo fenoménico, de lo
que fue descripto, determina el nacimiento de una obligación de pagar un tributo.
Por tanto, tenemos primeramente (lógica y cronológicamente) una descripción legislativa
(hipotética) de un hecho; posteriormente, ocurre, acontece, se realiza este hecho
concretamente.
La obligación sólo nace con la realización de este hecho, es decir: sólo surge cuando este
hecho concreto, ubicado en el tiempo y en el espacio, se realiza (presupuesto, fattispecie, hecho
imponible, hecho generador, tatbestand, presupuesto de hecho, fait gènerateu).
La doctrina tradicional, en el Brasil, acostumbra designar por hecho generador tanto aquella
figura conceptual e hipotética —consistente en el enunciado descriptivo del hecho, contenida
en la ley— como el propio hecho concreto, que, en su conformidad, se realiza.
Ahora bien, no podemos aceptar esa confusión terminológica, consistente en designar dos
realidades tan distintas por el mismo nombre.
Por el contrario, creemos que no es posible desarrollar un trabajo científico sin el empleo de
un vocabulario riguroso, objetivo y uniforme. Por eso nos parece equivocado designar tanto la
previsión legal de un hecho, como el mismo, por el mismo término (hecho generador).
Tal es la razón por la cual, en nuestros trabajos, siempre distinguimos estas dos cosas,
© Thomson Reuters La Ley Página 2
denominando "hipótesis de incidencia" al concepto legal (descripción legal, hipotética de un
hecho, estado de hecho o conjunto de circunstancias del hecho) y denominando "hecho
imponible" al hecho efectivamente ocurrido, en un determinado tiempo y lugar, configurando
rigurosamente la hipótesis de incidencia.
Adoptamos la designación de hipótesis de incidencia —introducida en el derecho tributario
brasileño por Alfredo A. Becker — por el rigor que presenta, juntamente con su carácter
universal. No sólo el derecho tributario conoce esta figura: ella es universal al derecho, como lo
ha señalado entre nosotros Pontes de Miranda, hace mucho tiempo.
Es que el derecho, esencialmente, es norma, es orden, es mandato. Toda norma incide sólo
cuando se verifica la hipótesis a la que se vincula. Toda norma, como se ha visto, tiene idéntica
estructura: hipótesis, mandato y sanción. El mandato sólo incidirá cuando el hecho previsto en
la hipótesis ocurra. De allí la designación que nos parece apropiada de "hipótesis de
incidencia"; en el derecho tributario: "hipótesis de incidencia tributaria".
4. — UNIDAD LÓGICA DE LA HIPÓTESIS DE INCIDENCIA
Como categoría jurídica, la hipótesis de incidencia es una e indivisible. Se trata de un ente
lógico—jurídico unitario e inescindible.
El legislador al instituirla puede obtener innumerables hechos y elementos de hecho,
sacados del mundo prejurídico. De la perspectiva prejurídica estos hechos componen un todo
complejo, integrado por diversos y variados elementos. Jurídicamente considerados, no
obstante, son una unidad, una sola cosa, una sola categoría, no alterando ésta su índole
necesariamente unitaria ante la eventual multiplicidad de elementos del hecho que es descripto
por ella.
Como ente jurídico, entidad del mundo del derecho, se trata de una sola cosa: la "hipótesis
de incidencia". Esta, en su todo unitario, da configuración al tributo, y permite determinar, por
sus características, la especie tributaria (v. Geraldo Ataliba, "Consideraciones en torno de la
teoría jurídica de la tasa", in Revista de Derecho Público, t. 9, p. 43).
La consecuencia inmediata y necesaria del carácter unitario de la hipótesis de incidencia
está, en cada caso, en la identificación de cada hipótesis de incidencia sólo consigo misma, en
el plano epistemológico-jurídico.
Como consecuencia necesaria, cada hipótesis de incidencia sólo es igual a si misma y, por
tanto, inconfundible con todas las demás. Vale decir —como la hipótesis de incidencia es el
núcleo del tributo— que cada tributo es sólo igual a si mismo. (Es decir, por otra parte, que
permite clasificar los tributos en especies y subespecies).
Así, una y única es la h. i. "producir cosas", o "recibir rentas" o "introducir mercaderías en el
territorio del país", aunque se refiera a actos complejos o hechos constituidos por elementos
heterogéneos y múltiples. Una inescindible es la h.i. aun cuando la realidad que conceptúa sea
integrada sólo por elementos varios, como por ejemplo "transmitir un inmueble". No es h.i.
sólo el acto de transmitir, no sólo el inmueble sino la conjunción de los dos términos,
conceptualmente, que se atribuye al "acto de transmitir que tiene por objeto un inmueble". Este
complejo, por la ley, es calificado como hábil para determinar el nacimiento de obligaciones
tributarias, instituyéndose, pues, hipótesis de incidencia.
5. — ASPECTOS DE LA HIPÓTESIS DE INCIDENCIA
Hipótesis de incidencia es la descripción legislativa (necesariamente hipotética) de un
hecho o conjunto de circunstancias de hecho, a cuya ocurrencia in concretu la ley atribuye la
fuerza jurídica de determinar el nacimiento de la obligación tributaria.
En vista de ello esta categoría o prototipo (hipótesis incidencia) se presenta bajo variados
aspectos, cuya reunión le da entidad. Tales aspectos no vienen necesariamente enumerados en
la ley de manera explícita e integrada. Puede haber —y tal es la hipótesis más rara— una ley
que los enumere y especifique a todos, pero normalmente los aspectos integrativos de la
hipótesis de incidencia están esparcidos en la ley, o en diversas normas, estando implícitos
muchos en el sistema jurídico. Esta multiplicidad de aspectos no perjudica, como se ha visto, el
© Thomson Reuters La Ley Página 3
carácter unitario e indivisible de la hipótesis de incidencia.
Tales aspectos son designados: a) aspecto personal; b) aspecto material; c) aspecto espacial;
d) aspecto temporal.
No nos parece adecuada la expresión elementos de la hipótesis de incidencia, usada por
algunos autores. Esta expresión sugiere la idea de que se está ante algo que entra en la
composición de otra cosa y sirve para formarla. Cada aspecto de la hipótesis de incidencia no
es algo a se stante, de manera que asociado a los demás resulte en la composición de la
hipótesis de incidencia, sino que son simples cualidades, atributos o relaciones de una cosa una
e indivisible, que es la hipótesis de incidencia, jurídicamente considerada. Desde esta
perspectiva la h.i. es un todo lógico unitario e inescindible.
Es sabido que la hipótesis de incidencia describe un hecho jurigeno. Como tal, es una
unidad, aunque los elementos prejurídicos obtenidos por el legislador, para describirlo, puedan
ser múltiples o complejos.
Preferimos hablar de aspectos de la hipótesis de incidencia, porque, en verdad, esta unidad
conceptual puede ser encarada, examinada y estudiada bajo diferentes prismas, sin privarse de
su carácter unitario y sin que la comprensión, examen y estudio de un aspecto pueda permitir
descuidar o ignorar los demás, partícipes de la unidad e integrados en ella.
Si se considera, por otra parte, que la palabra elemento es, en esta acepción, sinónimo de
principio, más destacable parece la objeción que su adopción. Es que "principio" es todo lo
que, de alguna forma, influencia la existencia de un ser. Ahora bien: el principio es
necesariamente distinto del ser principiado. Por eso puede ser su principio, su causa.
Sin embargo, como vemos, los aspectos de la hipótesis de incidencia no son sus causas, no
le determinan el ser, sino solo el modo (la manera) de ser. La integran pero no la originan. Son
puntos de vista desde los cuales la inteligencia considera el objeto, en el caso, la hipótesis de
incidencia, según sus relaciones (tomada esta palabra en su aspecto estático).
Son, pues, aspectos de la hipótesis de incidencia las cualidades que ésta tiene de determinar
hipotéticamente los sujetos de obligación tributaria, como así también su contenido sustancial,
lugar y momento de nacimiento.
6. - ASPECTO PERSONAL
El aspecto personal o subjetivo, es la cualidad —inherente a la hipótesis de incidencia—
que determina los sujetos de la obligación tributaria, que el hecho imponible hará nacer.
Consiste en una conexión (relación de hecho) entre el núcleo de la hipótesis de incidencia y dos
personas, que serán erigidas, en virtud del hecho imponible, y por fuerza de ley, en sujetos de la
obligación.
La mayoría de las veces, el aspecto personal no está expresado aunque sí patente. Nada
obsta, sin embargo, a que la ley (hipótesis de incidencia) sea expresa en la determinación de
uno o de los dos sujetos.
Esto es, por otra parte, imprescindible siempre que la ley quiera escapar al principio según
el cual el sujeto pasivo es la persona que se encuentra en directa e íntima conexión (relación de
hecho) con el núcleo del hecho imponible. Algunos autores, como Hensel, entienden que el
sujeto pasivo de las obligaciones que nacerán de los hechos imponibles previstos por la
hipótesis de incidencia son aquéllos cuya capacidad contributiva es reservada por el hecho
imponible. Esta afirmación debe ser recibida con reservas y no puede ser generalizada. Es que,
primeramente, su cuño es más financiero que jurídico. Además de ello, en los tributos
vinculados (y. Consideraciones en torno de la teoría jurídica de la tasa", Geraldo Ataliba, in
Revista de Derecho Público, t. 9, p. 43), no cabe meditación en cuanto a la paridad
contributiva, ya que el criterio informativo de las tasas y contribuciones es otro —inherente en
la extensión y medida de la actividad estatal o sus consecuencias- y no cualquier atributo o
cualidad de los contribuyentes, como lo es la capacidad contributiva.
En síntesis, el aspecto personal de la hipótesis de incidencia es el atributo que ésta posee de
designar los sujetos de las obligaciones que cada hecho imponible irá a deparar.
© Thomson Reuters La Ley Página 4
7. — SUJETO ACTIVO
Sujeto activo es, en general, la persona constitucional titular de la competencia tributaria.
En estos casos (regla general) la ley no precisa ser expresa en la designación del sujeto activo.
Si nada dijere, se entiende que sujeto activo es la persona titular de la competencia tributaria.
En otras palabras: la regla general es que el sujeto activo es la persona cuya ley creó la h.i. (en
el Brasil, Unión Federal, Estados Federados y Municipios).
Si no obstante la ley quisiese atribuir la titularidad de la exigibilidad de un tributo a otra
persona y no a la competencia para instituirlo, deberá ser expresa, designándola explícitamente
—en la mayoría de las veces, así se configura la parafiscalidad- (v. Geraldo Ataliba, "Sistema
Constitucional Tributario Brasileño", ed. Revista de los Tribunales, San Pablo, 1968, ps. 177 y
siguientes).
En el caso de los tributos no vinculados (impuestos), se presume sujeto activo (cuando no
fuera explícitamente designado por la ley) a la persona competente para instituirlo. En el caso
de los vinculados, se presume sujeto activo a la persona ejerciente de la actuación puesta en el
núcleo de la hipótesis de incidencia.
Los criterios para la fijación sustancial del sujeto activo, por el legislador, son políticos, no
ejerciendo ninguna influencia en la exégesis jurídica. La ley (h.i.) designará como sujetos a las
personas que discrecionalmente el legislador entendiere oportuno elegir.
8. — SUJETO PASIVO
Sujeto pasivo de la obligación tributaria es generalmente, como se ha dicho, la persona que
esté en conexión íntima (relación de hecho) con el núcleo de la hipótesis de incidencia. Al
exégeta incumbe descubrir esta conexión, en los casos en que la ley no exprese tal
circunstancia. Muchas veces la ley contiene indicación detallada y precisa del sujeto pasivo,
simplificando la exégesis.
El legislador —inspirado en la ciencia de las finanzas— se orienta por principios
financieros en la configuración de la hipótesis de incidencia, en cuanto al aspecto
subjetivo—pasivo.
Tales criterios, prejurídicos, de ninguna manera ejercen influencia en la configuración de la
conexión, tal como finalmente resulta del texto legal. Muchas veces, sin embargo, su
conocimiento ayuda la exégesis legal, principalmente en los casos dudosos.
El legislador procura, en general, colocar como sujeto pasivo, en los impuestos, a la persona
cuya capacidad contributiva es manifestada por el hecho imponible. Esta observación es
íntegramente empírica; nada hay que obligue tal proceder, salvo el caso de regímenes
constitucionales que consagran el principio de la capacidad contributiva expresamente,
problema del cual no nos vamos a ocupar, por no existir entre nosotros. En los tributos
vinculados, es la persona que utiliza un servicio, lo tiene a su disposición o es alcanzada por un
acto de policía o también la que recibe especial beneficio de una actividad pública, o la
provoque (estas diferentes configuraciones de la h.i. que determinan criterios diversos para la
designación del sujeto pasivo se originan en la clasificación de los tributos en especies, lo que
hemos expuesto en otro trabajo, ya citado "Consideraciones en torno de la teoría jurídica de la
tasa").
9. — SUJECIÓN PASIVA INDIRECTA
Por razones metajurídicas —que no importa aquí recordar, precisamente porque
jurídicamente son irrelevantes— el legislador muchas veces dispone que sea sujeto pasivo la
persona que no corresponde a la configuración arriba descripta, o también desplaza la cualidad
de sujeto pasivo de una persona a otra, que, en la posición jurídica de aquélla, se subroga.
Así, o la obligación ya nace teniendo como sujeto pasivo alguien que no corresponde a la
configuración que tradicionalmente se adopta, o nace con un sujeto pasivo que es subrogado
por otro.
El estudio de la sujeción pasiva, en todas sus configuraciones, no es objeto de este tópico,
que se limita al examen de los aspectos de la hipótesis de incidencia.
© Thomson Reuters La Ley Página 5
Lo importante es, a este propósito, subrayar bien que la determinación del sujeto pasivo de
la obligación tributaria depende de la hipótesis de incidencia. La determinación del sujeto
pasivo es un aspecto de la hipótesis de incidencia. En ésta están los datos indicadores del sujeto
pasivo. Tales datos constituyen el aspecto subjetivo de la hipótesis de incidencia.
10. — ASPECTO MATERIAL
El aspecto más complejo de la hipótesis de incidencia es el material. Contiene la
designación de todos los datos de orden objetivo, configuradores del arquetipo en que ella (h.i.)
consiste; es la propia consistencia material del hecho o estado de hecho descripto por la h.i.
Este aspecto da, por así decir, la verdadera consistencia de la hipótesis de incidencia.
Contiene la indicación de su sustancia esencial, que es lo más importante y decisivo que se
requiere para su configuración.
El aspecto material de la h.i. es la propia descripción de los aspectos sustanciales del hecho
o conjunto de hechos que le sirven de apoyo.
Es el aspecto más importante, desde el punto de vista funcional y operativo del concepto,
porque precisamente revela su esencia, permitiendo su caracterización e individualización, en
función de todas las demás hipótesis de incidencia. Es el aspecto decisivo que tiende a fijar la
especie tributaria (que se refiere a la h. i.) que pertenece al tributo. Contiene además las
indicaciones de la subespecie en que él se intercale.
Casi todas las clasificaciones de los tributos encuentran criterio y fundamento en la
configuración del aspecto material de la hipótesis de incidencia.
11. — CLASIFICACIÓN GENERAL DE LOS TRIBUTOS
En cuanto a su naturaleza, los tributos pueden clasificarse en dos grandes especies que se
distinguen por la radical diversidad de regímenes jurídicos a que se someten. El criterio
jurídico para esta clasificación está en la consistencia de la h. i., es decir, en su aspecto
material.
La clasificación jurídica de los tributos (conforme lo hemos señalado detenidamente en otra
oportunidad; v. "Consideraciones en torno de la teoría jurídica de la tasa", in Revista de
Derecho Público, t. 9, p. 43), tiene como único fundamento el dato legislativo, en que se
constituye la h.i, descripta por el legislador.
El punto de partida de cualquier especulación jurídica es la ley. Así, las consideraciones
políticas, económicas, financieras, administrativas, etc., que motivaron al legislador y le
determinan el comportamiento se agotan en la fase prelegislativa y ninguna influencia tienen
sobre los procesos exegéticos de cuño dogmático, que informan el trabajo científico—jurídico
que tiene lugar después de puesto el derecho (ius positum).
Si tributo es una obligación unilateral, coactivamente impuesta —que une al Estado u otra
entidad pública a una persona sometida a su poder— que tiene por objeto la transferencia, a
favor del primero, de una suma de dinero, toda vez que el jurista se encuentre ante una ley
(donde tenga vigencia el principio de la legalidad, típico del estado de derecho) que establezca
hipotéticamente tal obligación, está ante un tributo. En otras palabras: siempre que se
encuentre en la ley la previsión de transferencia de dinero al Estadio u otra persona pública, se
debe verificar, en primer lugar, si tal transferencia es voluntaria o coactiva, vale decir: si
configura obligación ex voluntate o ex lege. Si se trata de la segunda, allí reconocerá el tributo.
Sin embargo, como conforme a la especie de tributo son diversos los regímenes tributarios,
el exégeta deberá determinar cuál es la especie ante la cual se encuentra a fin de aplicarle el
régimen jurídico correcto (v. Geraldo Ataliba, "Sistema Constitucional Tributario Brasileño",
edición Revista de los Tribunales, San Pablo, 1968, ps. 36 y 270).
Este problema ofrece la pregunta: ¿cómo se clasifican los tributos?
Como se trata, en este plano, de un problema exegético (de tratamiento jurídico de
categorías jurídicas) de nada valen los criterios financieros —prelegislativos— que informan
al legislador en la elaboración legislativa y que agotaron su función en ocasión de la edición de
la ley.
© Thomson Reuters La Ley Página 6
Si este es el punto de partida del jurista —el dato fundamental de su trabajo exegético— ya
se ve que el jurista comienza su tarea donde el financista terminó la suya.
De allí la necesidad de un criterio jurídico para la clasificación jurídica de los tributos (que,
como lo señala A. D. Giannini, puede coincidir nominalmente, pero que no corresponde a la
clasificación elaborada por la ciencia de las finanzas).
Este criterio es suministrado por la propia hipótesis de incidencia. Conforme a sus
peculiaridades secundarias, tendremos las diversas subespecies tributarias.
El principal carácter diferencial entre las especies tributarias está en la conformación o
configuración y consistencia del aspecto material de la hipótesis de incidencia.
Examinando y comparando todas las legislaciones del mundo —en lo que se refieren a la
hipótesis de incidencia— verificamos que, en todos los casos, su aspecto material, una de dos:
a) o consiste en una actividad del poder público (o en una repercusión de ésta), o, por el
contrario, b) consiste en un hecho o acontecimiento totalmente indiferente a cualquier
actividad estatal.
Esta verificación permite clasificar todos los tributos, pues —según el aspecto material de
su hipótesis de incidencia consista en el desempeño de una actividad estatal o no— en tributos
vinculados y tributos no vinculados.
Esta averiguación tiende a afirmar que, en el primer caso, el legislador vincula el
nacimiento de la obligación tributaria al desempeño de una actividad y, en el segundo, no.
Los tributos vinculados son las tasas y contribuciones especiales y tributos no vinculados
son los impuestos (v. Geraldo Ataliba, "Apuntes de ciencia de las finanzas, derecho financiero
y tributario, ps. 196 y siguientes).
Defínese, por lo tanto, como tributos vinculados aquellos cuya hipótesis de incidencia
consiste en una actividad estatal y como impuestos, aquellos cuya hipótesis de incidencia es un
hecho o acontecimiento cualquiera, no consistente en una actividad estatal.
Este cuadro sinóptico evidencia bien el criterio de la clasificación jurídica de los tributos.
VINCULADOS
(tasas y contribuciones)
—"h.i. consistente en una actuación estatal"
ejemplos:
—el Estado otorga testimonios.
—el Estado expide documentos.
—el Estado construye obras.
—el Estado concede licencias.
—el Estado concede autorizaciones.
—e1 Estado concede permisos.
NO VINCULADOS
(impuestos)
—"h. i. consistente en un hecho cualquiera y no una actuación estatal"
ejemplos:
—el contribuyente vende.
—el contribuyente exporta.
—el contribuyente es propietario.
—el contribuyente transmite inmuebles.
—el contribuyente presta servicios.
—el contribuyente recibe rentas.
La h. i. consiste en que permite clasificar a los tributos en vinculados y no vinculados a una
actuación estatal. Si la h. i. consistiere en una actuación estatal, será una tasa o contribución
© Thomson Reuters La Ley Página 7
(tributo vinculado); si consistiere en otro hecho cualquiera, será no vincuado (o impuesto). En
efecto, los impuestos se reconocen por exclusión: siempre que la hipótesis de incidencia no
consistiere en una actuación estatal, se tendrá impuesto.
Se puede decir que, en el primer caso, el legislador vincula el ejercicio de la tributación a
una actividad estatal y en el segundo, no.
El examen de las particularidades de la h. i. también procura discernir subespecies entre los
vinculados (tasas y contribuciones) y entre los no vinculados (impuestos reales y personales,
impuesto a la renta, sobre negocios, sobre servicios, sobre el patrimonio, sobre la exportación,
etcétera).
Lo que permite este discernimiento es precisamente el examen del aspecto material de la
hipótesis de incidencia, que tiende así a una clasificación puramente jurídica de los tributos,
sobre la base exclusivamente del dato jurídico fundamental por excelencia, que es la ley (que
traza la h. i.).
12. — IMPUESTOS REALES Y PERSONALES
Una clasificación muy importante de los impuestos se refiere a la estructura de su aspecto
material y su mayor o menor conexión con el aspecto personal.
Así se llega a la clasificación de los impuestos en reales y personales. Son impuestos reales
aquellos cuyo aspecto material de la h.i. se limita a describir un hecho, acontecimiento o cosa,
independientemente del elemento personal, es decir, indiferente al eventual sujeto pasivo. La
h.i. es un hecho objetivamente considerado, con abstracción hecha de las condiciones jurídicas
del eventual sujeto pasivo; estas condiciones son despreciadas, no son consideradas en la
descripción del aspecto material de la h.i.
Son impuestos personales, por el contrario, aquellos cuyo aspecto material de la h.i. toma en
consideración ciertas cualidades, jurídicamente calificadas, del sujeto pasivo. En otras
palabras: estas cualidades jurídicas influyen para establecer diferenciaciones de tratamiento, en
el aspecto material de la h.i. Vale decir: el legislador, al describir la hipótesis de incidencia,
hace reflejar decididamente, en el aspecto material, ciertas cualidades jurídicas del sujeto
pasivo.
Así se ve que esta importante clasificación jurídica de los impuestos tiene fundamento en
los diferentes modos de ser del aspecto material de la h.i., que, de esta manera, se erige en
circunstancia determinante de este criterio de tan relevantes consecuencias jurídicas.
Esta verificación también permite estudiar la interacción de los diversos aspectos del todo
unitario que es la h.i.
Así, en el estudio de la hipótesis de incidencia no se puede confundir la variedad y eventual
multiplicidad de elementos de hecho obtenidos por el legislador, en el plano prelegislativo, con
el arquetipo jurídico que él crea y que es necesariamente uno e inescindible (h. i.).
Una hipótesis de incidencia puede cubrir millones e incluso miles de millones de hechos
imponibles. Todos éstos revestirán los caracteres esenciales previstos en ella. Así la hipótesis
de incidencia de un impuesto a las ventas es única, indivisible y una, aunque cubra
innumerables actos de venta, que se verifiquen durante su vigencia.
13. — CARÁCTER UNITARIO DEL HECHO IMPONIBLE
La principal consecuencia de la unitariedad formal y sustancial de la hipótesis de incidencia
está en que el hecho imponible es también necesariamente —se trata de postulado
metodológico y axiomático exigido por la dogmática jurídica— uno e inescindible.
Hecho imponible es, como se ha visto, aquel hecho concreto del mundo fenoménico que es
calificado por el derecho para determinar el nacimiento de una obligación tributaria —hecho
jurígeno, por lo tanto—. Esta calificación se contiene en la ley. Un hecho empírico podrá así
ser calificado cuando se subsume totalmente a la hipótesis de incidencia a que corresponde.
Una hipótesis de incidencia —mientras estuviese en vigor la ley que la contiene- puede
cubrir millones de hechos imponibles. Cada cual será uno e inconfundible con los demás, por