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Para comenzar con el tema de la acción, como primer elemento del delito, es
importante conocer lo que es el mismo, su teoría y cuáles son los elementos que lo
conforman para luego profundizar y analizar la acción dentro del acto delictivo.
I. El Delito
Por tanto, en concordancia con lo anteriormente planteado, el Dr. Grisanti define al
delito como: “Las acciones u omisiones previstas por la ley y castigados por ella con
una pena". Es decir, que el delito es la acción que se encuentra establecida en la ley
junto con una consecuencia jurídica para quien la conlleve a cabo
La Dogmática Penal nos plantea que el delito es una conducta típica antijurídica
y culpable, MIR PUIG, recogiendo las ideas de VON LISZT y BELING, sostiene que el
delito es el comportamiento humano típicamente antijurídico y culpable, añadiéndose a
menudo la exigencia que sea punible.
La Teoría del delito es el instrumento conceptual que permite aclarar todas las
cuestiones referentes al hecho punible. Sirve de garantía al definir los presupuestos que
permiten calificar un hecho como delito o falta. Esta es obra de la doctrina jurídico penal
y constituye la manifestación más característica y elaborada de la dogmática del
Derecho penal. Por tanto, tiene como objetivo teórico más elevado la búsqueda de los
principios básicos del Derecho Penal positivo y su articulación en un sistema único
Rasgos característicos
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Uno de su mayor rasgo característico son los sujetos del delito, puesto que,
son las personas o individuos involucrados en el cometimiento de un delito, y que de
acuerdo a su rol en el mismo pueden ser:
1. La Acción
2. La tipicidad
Esta acción o este acto debe aparecer descrito en algunas de las normas penales
que constituyen el elenco que el legislador ha incriminado como o delictuales.
3. La Antijuricidad
4. La Imputabilidad
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en sus facultades mentales que le impidan la capacidad para “entender y querer su
acto”
5. la culpabilidad
1. Teoría causal:
El jurista alemán Ernst Beling destaco que "la acción es una cadena causal,
puesta en funcionamiento por una manifestación de voluntad, que es configurado como
expresión de un fenómeno de enervación muscular". Es decir, que consiste en la
expresión corporal de la voluntad interna (excluyendo la omisión).
2. Teoría social:
Los juristas alemanes Engisch y Maihofer fueron los precursores de esta teoría.
El primero de ellos intentar introducir la teoría de la causalidad adecuada en la teoría de
la acción, entendiendo la acción como un concepto social-natural, definida a su
vez como “la producción voluntaria de consecuencias calculables socialmente
relevantes”, es decir, que abarca tanto a las acciones dolosas finales como a las
imprudentes.
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doctrina, que no todas las conductas son tenidas en cuenta para la imputación penal.
Así, los reflejos corporales, movimientos en situación de inconsciencia y la fuerza
irresistible no se constituyen como acción.
En relación con esta teoría existen dos corrientes que se acercan a la teoría
causal, las cuales son; la objetivo-causal, que valora objetivamente el resultado en su
significación social; y la finalista, que determina el sentido social de la acción en la
voluntad del agente.
Dicha teoría también ha sido también objeto de importantes críticas. Una de ellas
defiende que el concepto de relevancia social no debe ser considerado un nexo de
unión sistemático, ya que esta relevación supone una cualidad de la acción que puede
tener o no tener, y si falta no desaparece la acción, sino solo su importancia social. El
catedrático José Cerezo Mir, hace referencia a la escasa utilidad del concepto social
debido a su carácter abstracto.
3. Teoría final:
Dicha teoría también ha recibido críticas, entre otras cosas, por el hecho de que la
misma no se adapta correctamente a la estructura de los delitos de omisión propia, ya
que en los mismos no se puede controlar el curso causal. A parte, debemos aclarar,
que la teoría final de la acción no abarca todas las conductas del comportamiento del
sujeto, ya que no prevé lo que ocurre en los delitos de imprudencia, en los cuales la
intención de cometerlos por parte del sujeto es inexistente. La Teoría Final de la acción
penal viene dividida en dos fases:
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Por lo cual, la conducción final de la acción, esta tiene lugar en tres momentos, los
cuales son los siguientes:
Una de las críticas es que la acción culposa no es una acción finalista, ya que la
voluntad no va dirigida al resultado en el delito culposo, en tanto que otra posición
contraria apunta a la imposibilidad del concepto final de acción de cumplir la tarea de
cobijar en un concepto general todas las formas de comportamiento jurídico-
penalmente relevantes. Remarcan que la conducción del proceso causal mediante
impulsos de la voluntad, característica de la acción final, falta en la omisión.
B. Elementos de la acción.
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Tipo objetivo: se caracteriza por la descripción de una situación típica y por el
incumplimiento del mandato de acción.
Tipo subjetivo: comprende el conocimiento de los elementos del tipo objetivo y
la voluntad de omitir o no cumplir la acción mandada.
D. La acción y la omisión
Con estos elementos, para el autor hay delito de omisión cuando se requiere
para su tipicidad sólo la omisión de una acción (omisión propia), mientras que en otros
la tipicidad requiere que se haya omitido evitar el resultado (delitos impropios de
omisión). Estos últimos son la contrapartida de los delitos de comisión de resultado de
lesión: su problemática consiste en establecer cuando no evitar el resultado es punible.
Omisiones propias: son aquellas donde el autor puede ser cualquier que se
encuentre en situación típica. Ejemplo, el artículo 108° del Código Penal.
Omisiones impropias: son aquellas donde el autor sólo puede ser quien se
encuentra dentro de un limitado círculo que hace que la situación típica de la
omisión, equivalga a un tipo activo. La posición en que debe hallarse el autor se
denomina "posición de garante".
En los delitos culposos ese fin también dirige la actividad del sujeto, aunque por
un desvío de la causalidad imputable a la violación de un deber de cuidado, sobreviene
un resultado no querido. Por ejemplo, El conductor de un automóvil está apurado por
llegar y aumenta la velocidad causando la muerte de un peatón. Había anticipado el fin
de llegar pronto y al efecto eligió el medio de conducir a exceso de velocidad, El
resultado a que llegó por un desvío causal no querido es la muerte del peatón.
Cabe destacar, que el sujeto que se vea envuelto o se atreva a cometer la acción
antijurídica , deberá asumir una responsabilidad penal, siendo esta la consecuencia
jurídica derivada de haber cometido un hecho tipificado en una ley penal por un sujeto
imputable, siempre que dicho hecho sea contrario al orden jurídico, es decir, sea
antijurídico; además de punible. Por lo cual, son penalmente responsables los mayores
de 18 años, y en el caso de los mayores de 14 y menores de 18 serán responsables en
virtud de la ley penal adolescente determinada de cada país.
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