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Los elementos del delito: La Acción

Para comenzar con el tema de la acción, como primer elemento del delito, es
importante conocer lo que es el mismo, su teoría y cuáles son los elementos que lo
conforman para luego profundizar y analizar la acción dentro del acto delictivo.

I. El Delito

Tradicionalmente se define delito como la acción y omisión penada por ley. Es


decir, que es una conducta social que violenta los códigos de moralidad y legalidad
establecidos en la ley, lo que lo convierte en un hecho imputable, típico y antijurídico, ya
que va contrario a las leyes impuestas por las que se regula a la sociedad, por tanto, el
incumplimientos de las mismas conlleva a una consecuencia o pena jurídica.

El término delito proviene del vocablo latino delinquere, traducible como “abandonar


el camino”, ya que el hecho de realizar un delito se aparta del camino contemplado por
la Ley para la convivencia pacífica entre los ciudadanos que se acogen a ella. En esa
medida, qué cosa es y qué cosa no es un delito se establece en los códigos apropiados
del ordenamiento jurídico de cada país

a. Concepto de delito conforme al código penal venezolano

El Código  Penal  Venezolano no establece en forma expresa una definición legal


de delito, pero el Dr. Hernando Grisanti Aveledo recurre al artículo 1 del Código Penal
Venezolano, que prevé el principio de legalidad y también al artículo 61 perteneciente al
mismo Código, quien constituye la norma rectora de la responsabilidad penal. Ambos
artículos establecen lo siguiente:
Artículo 1. “Nadie podrá ser castigado por un hecho que no estuviere
expresamente previsto como punible por la ley, ni con penas que ella no
hubiere establecido previamente. Los hechos punibles se dividen en
delitos y faltas”.
Artículo 61. “Nadie puede ser castigado como reo de delito no habiendo
tenido la intención de realizar el hecho que lo constituye, excepto cuando
la ley se lo atribuye como consecuencia de su acción u omisión”.

Por tanto, en concordancia con lo anteriormente planteado, el Dr. Grisanti define   al
delito como: “Las  acciones  u omisiones previstas  por la ley y castigados por ella con
una pena". Es decir, que el delito es la acción que se encuentra establecida en la ley
junto con una consecuencia jurídica para quien la conlleve a cabo

La Dogmática Penal nos plantea que el delito es una conducta típica antijurídica
y culpable, MIR PUIG, recogiendo las ideas de VON LISZT y BELING, sostiene que el
delito es el comportamiento humano típicamente antijurídico y culpable, añadiéndose a
menudo la exigencia que sea punible.

b. La teoría del delito

La Teoría del delito es el instrumento conceptual que permite aclarar todas las
cuestiones referentes al hecho punible. Sirve de garantía al definir los presupuestos que
permiten calificar un hecho como delito o falta. Esta es obra de la doctrina jurídico penal
y constituye la manifestación más característica y elaborada de la dogmática del
Derecho penal. Por tanto, tiene como objetivo teórico más elevado la búsqueda de los
principios básicos del Derecho Penal positivo y su articulación en un sistema único

No existe un consenso exacto y universal respecto a cuáles son los elementos


del delito, ya que existen variaciones al respecto en las distintas jurisprudencias de los
países. Éstos se clasifican en positivos o negativos, dependiendo de si conducen,
respectivamente, a la condena o a la absolución del acusado.

 Rasgos característicos

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Uno de su mayor rasgo característico son los sujetos del delito, puesto que,
son las personas o individuos involucrados en el cometimiento de un delito, y que de
acuerdo a su rol en el mismo pueden ser:

 Sujeto activo, la persona física que comete el delito penal.


 Sujeto pasivo, la persona que sufre el delito, ya sea una persona personal
(persona física) o persona impersonal (persona jurídica o moral).

c. Elementos del delito

1. La Acción  

Se trata de la conducta humana voluntaria (Positiva: acción y Negativa: Omisión)


dirigida a la obtención de un resultado dañoso contra un  interés jurídico o tutelado por
el Estado. Puede traducirse en una acción propiamente dicha o en una omisión

2. La tipicidad

Esta acción o este acto debe aparecer descrito en algunas de las normas   penales
que constituyen el elenco que el legislador ha incriminado como o delictuales.

3. La Antijuricidad

  Se trata de aquella conducta contraria al Derecho que se opone a las normas


culturales,  por un determinado Estado. Por ejemplo matar,  viola la norma Cultural que
reconoce el  derecho a la vida. Que vaya en contra de la ley. Así no conozca la ley,
aplica una relación de contradicción entre el hecho y la norma

4. La Imputabilidad

Es la capacidad para ser sujeto activo de derecho. Así serán imputables en


Venezuela, los mayores de edad (mayor de 18 años) que no sufran ninguna limitación

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en sus facultades mentales que le impidan la capacidad para “entender y querer su
acto”

5. la culpabilidad

Se trata de un juicio de reproche, que hace al autor del delito. La


culpabilidad  es el conjunto de aquellos presupuestos que constituyen en relación al
agente la irreprochabilidad personal de la acción antijurídica, en forma tal que, la acción
se manifiesta como expresión jurídicamente reprochable de la personalidad del agente

II. La Acción como Primer Elemento del Delito

La acción se define como el movimiento corporal causado por un acto de


voluntad, libre de violencia física, determinada por las representaciones, sea como un
comportamiento corporal (objetiva externa) producido por el dominio sobre el cuerpo
(fase interna subjetiva). Esta concepción presenta dificultades en lo que atañe a una
manifestación de la voluntad como ingrediente causal de la acción y lo que es como
ingrediente sociológico de la culpabilidad.

A. Teorías referentes a la acción.

1. Teoría causal:

El autor Mass indica que para el concepto causal, la acción es un


comportamiento humano dependiente de la voluntad que produce una determinada
consecuencia en el mundo exterior. Dicha consecuencia puede consistir tanto en el
puro movimiento corporal (delitos de mera actividad) como en este movimiento corporal
seguido del resultado ocasionado por él en el mundo exterior (delitos de resultado). Por
ejemplo, bajo este punto de vista importa únicamente constatar si el disparo mortal
constituyó un comportamiento "movido por la voluntad" y causó el resultado muerte. La
cuestión de si la voluntad se dirigía al resultado muerte se reserva para la culpabilidad.
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Por tanto, para esta corriente doctrinal, la acción era definida por su
carácter ontológico (por pertenecer al mundo del ser, por ser aprehensible por el
conocimiento empírico), descriptivo (por limitarse a mostrar lo que sucede, sin entrar a
valorarlo) y causal (por ser un “impulso de la voluntad” que causa un movimiento que da
lugar a un resultado perceptible por los sentidos). Para esta teoría la acción humana
constituía la pieza clave sobre la que se construye el delito y es por eso que debía ser
lo suficientemente amplia, objetiva y neutral.

El jurista alemán Ernst Beling destaco que "la acción es una cadena causal,
puesta en funcionamiento por una manifestación de voluntad, que es configurado como
expresión de un fenómeno de enervación muscular". Es decir, que consiste en la
expresión corporal de la voluntad interna (excluyendo la omisión).

Por el contrario, el jurista y político alemán Von Liszt, defendía la extensión de


esta definición tanto para la acción como para la omisión. La falta de previsión de la
omisión, concebida como la ausencia de movimiento corporal que derive en una
modificación en el mundo exterior, era una de las principales críticas que se hacía al
concepto de acción causal. 

Posteriormente, en la etapa neoclásica el concepto de acción se simplifica, y se


introduce el concepto de valor para definir la misma, de modo que pasa a entenderse
como el proceso causal que la voluntad del hombre desencadena en el mundo exterior,
independientemente de lo que el autor haya pretendido con su comportamiento o lo que
haya podido querer; sin embargo, tal concepción generó numerosas críticas,
fundamentalmente por no tener en consideración el contenido de la voluntad. Para este
concepto neoclásico serán elementos de la acción:

 La manifestación exterior de la voluntad: expresa el deseo de un sujeto a actuar


de forma voluntaria.
 Los efectos derivados de esa manifestación: se refiere al resultado,
consecuencia de la voluntad del ser humano de actuar.

Para finalizar, el criminólogo alemán Mezger, sostiene que el concepto de acción


apunta en la conducta humana un hecho natural-real en el mundo de la experiencia,
señalando lo que tiene que ser penado por la ley, y sirviendo para la apreciación de
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determinadas finalidades. La apreciación normativa de sus elementos, no tiene lugar en
la acción, sino en sus elementos de la antijurídica y de la culpabilidad. 

La posición moderna de la teoría causal está representada por el autor Baumann


el cual plantea que la acción es conducta humana guiada por la voluntad, es decir,
basta que la conducta corporal haya sido voluntaria; los objetivos del autor, su forma
y dirección y, en general, su existencia no interesan. Esta posición ha sido sostenida
por la doctrina tradicional argentina. Así, Fontán Balestra requiere, para la configuración
del concepto de acción, que el movimiento corporal lleve consigo una manifestación de
voluntad, remarcando que no debe confundirse esa manifestación de voluntad con el
contenido de la voluntad que pertenece a la culpabilidad

2. Teoría social:

Los juristas alemanes Engisch y Maihofer fueron los precursores de esta teoría.
El primero de ellos intentar introducir la teoría de la causalidad adecuada en la teoría de
la acción, entendiendo la acción como un concepto social-natural, definida a su
vez  como “la producción voluntaria de consecuencias calculables socialmente
relevantes”, es decir, que abarca tanto a las acciones dolosas finales como a las
imprudentes.  

Por su parte, el autor Mihofer la define como todo comportamiento objetivamente


dominable dirigido a un resultado social objetivamente previsible. Él considera la acción
como un elemento fundamental del delito. Por otra parte, el profesor alemán Jescheck
manifiesta en su tratado que la acción es una “conducta humana socialmente relevante”
refiriéndose a este término como la afectación a la relación del individuo con su mundo
adyacente que hace que se catalogue como una persona social.

En virtud de tal teoría, la acción no tiene tanta relevancia como fenómeno


fisiológico, sino como fenómeno social, de forma que la misma se definiría como
comportamiento social con sentido. Se trata en este caso de un concepto normativo, ya
que esta corriente doctrinal define la acción por referencia a un sistema de normas
(aspecto definitorio que ha constituido la principal de las críticas dirigidas contra la
teoría social). Es por ello que no se deduce del concepto de acción definido por esta

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doctrina, que no todas las conductas son tenidas en cuenta para la imputación penal.
Así, los reflejos corporales, movimientos en situación de inconsciencia y la  fuerza
irresistible no se constituyen como acción.

En relación con esta teoría existen dos corrientes que se acercan a la teoría
causal, las cuales son; la objetivo-causal, que valora objetivamente el resultado en su
significación social; y la finalista, que determina el sentido social de la acción en la
voluntad del agente.

Dicha teoría también ha sido también objeto de importantes críticas. Una de ellas
defiende que el concepto de relevancia social no debe ser considerado un nexo de
unión sistemático, ya que esta relevación supone una cualidad de la acción que puede
tener o no tener, y si falta no desaparece la acción, sino solo su importancia social. El
catedrático José Cerezo Mir, hace referencia a la escasa utilidad del concepto social
debido a su carácter abstracto.  

3. Teoría final:

Señala Maurach "acción es una actividad final humana". El agente contempla la


meta, antes de elegir el medio. La acción se caracteriza según Welzel "por la
anticipación del fin en el pensamiento; consiste en la dirigida interposición de
los medios, disponible al sujeto, para la consecución de su meta". El finalismo admite
en la acción una fase interna que transcurre en la esfera del pensamiento y una fase
externa que se desarrolla en el mundo real, pero le asigna contenidos muy distintos.

Como explica Mass, según la teoría final de la acción, la acción humana es un


ejercicio de actividad final. La finalidad obedece a la capacidad del hombre de prever,
dentro de ciertos límites, las consecuencias de su comportamiento causal y de conducir
el proceso, según un plan, a la meta perseguida mediante la utilización de sus recursos.
La voluntad que rige el proceso causal es, por lo tanto, la parte esencial de la acción
final.

Por consiguiente, el jurista y filósofo Hans Wesel fue el precursor de la


concepción final de la acción (1931). A partir de este punto proliferaron las escuelas
finalistas. Según lo concebido por la doctrina del Finalismo, la acción puede definirse
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como la realización de una actividad finalista, ya que el hombre, gracias a su saber
causal, puede prever, con algunas limitaciones, las potenciales consecuencias de su
conducta, establecer distintos fines y conducir su comportamiento a la consecución de
dichos fines, de acuerdo con sus planes. Puede apreciarse, atendiendo a tal concepto,
es la oposición a la teoría causal, en ella se afirma que la acción es un comportamiento
humano sometido a la voluntad dirigida a un resultado concreto.

Por tanto, esta teoría se basa en que la acción constituye un comportamiento


anticipado consciente. Así, la finalidad se corresponde con la capacidad de todo sujeto
a prever las consecuencias de su conducta y poder dirigir su actuación en base a ellas.
Cabe mencionar también que para los finalistas la voluntad es un factor determinante
en el acto causal externo, por ejemplo: cuando un sujeto se plantea la comisión de un
ilícito y sus consecuencias, si decide llevarlo a cabo es porque su voluntad lo lleva a
ese fin. Es ese último acto el que hace que nazca la conducta delictiva.

Dicha teoría también ha recibido críticas, entre otras cosas, por el hecho de que la
misma no se adapta correctamente a la estructura de los delitos de omisión propia, ya
que en los mismos no se puede controlar el curso causal. A parte, debemos aclarar,
que la teoría final de la acción no abarca todas las conductas del comportamiento del
sujeto, ya que no prevé lo que ocurre en los delitos de imprudencia, en los cuales la
intención de cometerlos por parte del sujeto es inexistente. La Teoría Final de la acción
penal viene dividida en dos fases:

 Fase interna: se caracteriza por ser únicamente una manifestación interna o


proceso mental de ideación del ilícito por parte del sujeto activo. No tiene
relevancia para el derecho penal. Se incluyen en esta fase: la ideación,
deliberación y preparación.

 Fase externa: manifestación externa de las ideas preparatorias, comienza la


ejecución del delito. Entran: la proposición, la provocación, coacción, tentativa y
la consumación del delito.

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Por lo cual, la conducción final de la acción, esta tiene lugar en tres momentos, los
cuales son los siguientes:

 empieza con la anticipación mental de la meta.

 Sigue con la elección de los medios necesarios para la consecución de


la misma.

 Luego concluye con la realización de la voluntad de la acción en el


mundo del suceder real. Por ejemplo, para efectuar un disparo mortal,
el autor ha de buscar primero la víctima, elegir después el arma,
apuntar con ella y, finalmente, realizar su designio homicida apretando
el gatillo.

Una de las críticas es que la acción culposa no es una acción finalista, ya que la
voluntad no va dirigida al resultado en el delito culposo, en tanto que otra posición
contraria apunta a la imposibilidad del concepto final de acción de cumplir la tarea de
cobijar en un concepto general todas las formas de comportamiento jurídico-
penalmente relevantes. Remarcan que la conducción del proceso causal mediante
impulsos de la voluntad, característica de la acción final, falta en la omisión.

B. Elementos de la acción.

1. Contenido de voluntad: Llena los requisitos de la acción la actividad corporal


humana manejada por la voluntad del autor, que la guía con sentido. La voluntad es
aquí dominio de la actividad o inactividad corporal que el ser humano está normalmente
en condiciones de efectuar y proyectar en el medio exterior.

2. La acción y el resultado: La acción comprende también el resultado, ya que


un movimiento corporal sin resultado no tiene significación para la ley penal. En esta
cuestión debe considerarse que por resultado se entiende:

 Toda mutación en el mundo exterior, producida por el movimiento corporal


voluntario, también la no mutación del mundo exterior por inactividad del sujeto
de quien se espera la realización de un movimiento corporal.
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 Todo delito tiene un resultado.

 Cuando a una mutación acaecida en el mundo exterior puede considerársela el


resultado de un hacer humano, decimos que entre una y otro hay una relación de
causalidad, es decir, relación de causa a efecto.

3. Definición de Acción: Luego de las consideraciones anteriores y siguiendo a


Baumann, se define a la acción, en sentido jurídico-penal, como la conducta
humana guiada con sentido por la voluntad del autor.

C. Modalidades de la acción: comisión y omisión.

La acción en sí misma se manifiesta bajo dos formas: comisión y omisión. Por


tanto, la naturaleza de la acción relacionada con la figura legal permite distinguir tres
modalidades:

1. Delitos de acción o comisión son aquellos que la ley describe refiriéndose a


actos positivos del individuo necesarios para violar la prohibición que contiene la norma.
Por ejemplo, frente a la norma que prohíbe apoderarse ilegítimamente de
los bienes ajenos, surgen las figuras del hurto, la extorsión, entre otros.

En el finalismo los tipos omisivos constituyen otra forma de descripción típica que


motiva un análisis particular:

 El primer elemento es la situación típica de la que nace el deber de actuar.


 La no realización de la acción mandada es el segundo elemento del tipo.
 Algunos autores agregan un tercer elemento del tipo, que es la existencia
de un poder de hecho para cumplir con la acción impuesta por la norma.

El tipo, en los delitos de omisión, está conformado por:

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 Tipo objetivo: se caracteriza por la descripción de una situación típica y por el
incumplimiento del mandato de acción.
 Tipo subjetivo: comprende el conocimiento de los elementos del tipo objetivo y
la voluntad de omitir o no cumplir la acción mandada.

2. La ley contempla los casos de pura omisión también denominada omisión


propia. En tales casos, fija pena para quienes dejen de hacer algo que la norma
condena, es decir que lo típico es el no hacer. Por ejemplo, frente a la norma que
ordena prestar auxilio a un menor de diez años perdido o desamparado, surge
la descripción del artículo 108° del Código Penal que castiga al que tal no hiciera.

3. Los delitos de comisión por omisión o impropios de omisión son en general


delitos de resultado típico, cometidos mediante omisiones. En los delitos de pura
omisión, lo punible es la omisión misma, en cambio en los que se analizan la omisión
por sí sola no es punible si no se produce la consecuencia prevista en un delito de
resultado típico. Por ejemplo, la madre que no amamante a su hijo y éste muere por
esta causa. El hecho de no amamantar al niño (omisión) no es punible, pero si esa
privación de la obligación de alimentarlo conduce a la muerte de la criatura (resultado
de un delito de acción indiferente) entonces el delito se confitura.

D. La acción y la omisión

Se reconoce en la acción y en la omisión dos realidades diferentes, por cuya


causa se acepta la necesidad de reconocer delitos "comisivos" por una parte y, por otra,
delitos "omisivos" y, dentro de ellos, delitos dolosos y culposos. A los fines de la
distinción entre acción y omisión, Bacigalupo pone el acento en el aspecto práctico
mediante tres comprobaciones diferentes:

 En primer lugar debe establecerse si el autor ha dado impulso a la cadena causal


que llevó al resultado.
 En segundo lugar habrá que verificar si ese impulso es típico, antijurídico y
culpable.
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 Por último, siempre y cuando no se trate de un hecho activo típico, antijurídico y
culpable, cabe preguntarse si haciendo lo que era posible el autor hubiera evitado el
resultado.

Con estos elementos, para el autor hay delito de omisión cuando se requiere
para su tipicidad sólo la omisión de una acción (omisión propia), mientras que en otros
la tipicidad requiere que se haya omitido evitar el resultado (delitos impropios de
omisión). Estos últimos son la contrapartida de los delitos de comisión de resultado de
lesión: su problemática consiste en establecer cuando no evitar el resultado es punible.

En consecuencia, según Zaffaroni, se tienen en cuenta dos tipos de omisiones:

 Omisiones propias: son aquellas donde el autor puede ser cualquier que se
encuentre en situación típica. Ejemplo, el artículo 108° del Código Penal.

 Omisiones impropias: son aquellas donde el autor sólo puede ser quien se
encuentra dentro de un limitado círculo que hace que la situación típica de la
omisión, equivalga a un tipo activo. La posición en que debe hallarse el autor se
denomina "posición de garante".

Fontán Balestra indica que el delito es esencialmente acción, aunque obviamente


también antijuridicidad, culpabilidad y tipicidad. La acción o el acto constituye el aspecto
tangible y sustancial del delito, es un sustantivo (tiene existencia real) al que se añaden
las restantes características como calificativos o atributos.

En ese marco, para la doctrina naturalista o causal, la acción es una


manifestación de la voluntad, aunque Radbruch la consideró inapropiada y propuso
reemplazar el concepto de acción por el de la concreción del tipo. Por otra parte
la teoría finalista iniciada por Welzel sostiene que el hombre actúa proponiéndose un
fin, por lo que la acción humana es finalista, donde la finalidad es un actuar dirigido
conscientemente desde el objetivo. Gráficamente hablando, "la causalidad es ciega y la
finalidad es vidente".

En consecuencia, la acción es el elemento que sustenta al delito y que


fundamenta las distintas concepciones, pudiendo definirse como un movimiento
corporal regido por la voluntad hacia un determinado fin previamente anticipado. Por
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ejemplo, Pedro desea matar a Juan y se decide a hacerlo. El fin que rige su conducta
es la muerte del segundo. Sabe que las armas de fuego son aptas para matar. Compra
entonces un revólver y espera a la víctima y cuando ella aparece dispara (pone en
marcha los medios) y así llega al resultado muerte de Juan (fin que había anticipado y
que guió su actuación que, por eso, fue vidente).

En los delitos culposos ese fin también dirige la actividad del sujeto, aunque por
un desvío de la causalidad imputable a la violación de un deber de cuidado, sobreviene
un resultado no querido. Por ejemplo, El conductor de un automóvil está apurado por
llegar y aumenta la velocidad causando la muerte de un peatón. Había anticipado el fin
de llegar pronto y al efecto eligió el medio de conducir a exceso de velocidad, El
resultado a que llegó por un desvío causal no querido es la muerte del peatón.

III.- Responsabilidad Penal.

Cabe destacar, que el sujeto que se vea envuelto o se atreva a cometer la acción
antijurídica , deberá asumir una responsabilidad penal, siendo esta la consecuencia
jurídica derivada de haber cometido un hecho tipificado en una ley penal por un sujeto
imputable, siempre que dicho hecho sea contrario al orden jurídico, es decir, sea
antijurídico; además de punible. Por lo cual, son penalmente responsables los mayores
de 18 años, y en el caso de los mayores de 14 y menores de 18 serán responsables en
virtud de la ley penal adolescente determinada de cada país.

La extinción de la responsabilidad penal es término de la obligación del


procesado, o acusado o incluso del condenado a cumplir la pena que la ley señala para
el delito. Se extingue:

 Por la muerte el procesado, siempre en cuanto a las penas personales, y


respecto de las pecuniarias sólo cuando a su fallecimiento no hubiere recaído
sentencia ejecutoriada.
 Por el cumplimiento de la pena.
 Por la amnistía la cual extingue por completo la pena y todos sus efectos.
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 Por indulto, pero la gracia del indulto solo remite o conmuta la pena pero no quita
al favorecido el aparecer de condenado para los efectos de la reincidencia o
nuevo delinquimiento y demás que determinan las leyes.
 Por el perdón del ofendido, cuando la pena se haya impuesto por delitos,
respecto de los cuales sólo la ley concede la acción privada.
 Por la prescripción de la acción penal.
 Por la prescripción de la pena

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