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Universidad de Chile
Cátedra Derecho Administrativo II
25.04.2023.
Unidad II.
El Control Público
b) ¿Cuáles son las vías de acción procedentes? Mencione al menos tres medios
con sus correspondientes características y una breve justificación de cada una.
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La primera vía de acción podría ser la Nulidad de Derecho Público (art. 6 y 7 CPR). Esta
vía de acción es general y se puede utilizar como vía de control de legalidad siempre. Sin
embargo, para efectos de este caso no la recomendaría, ya que se tramita como
procedimiento ordinario en los juzgados civiles, lo que hace que tarde mucho tiempo en
llegar a término. La Nulidad de Derecho Público conviene usarla solo si no hay ninguna
otra opción, y para este caso afortunadamente existe una vía especial de acción.
Por otro lado, tal como establece el artículo 15 de la ley 19.880, todo acto administrativo
además es impugnable por les interesades mediante los recursos de reposición y
jerárquico. El recurso jerárquico en este caso no procede, ya que la ordenanza emana de
la alcaldía, quién es la máxima autoridad de la municipalidad. En cambio, el recurso de
reposición si puede ser una opción, mas este lamentablemente no suele ser muy efectivo,
ya que como solicita corrección ante la misma entidad que lo emanó, es poco probable
que esta reconozca un actuar errado por su parte.
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La legalidad en la que se basa este medio de impugnación se entiende en un sentido amplio,
basada en los artículos 6 y 7 de la CPR.
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c) ¿A qué clase o tipo de control corresponden las acciones mencionadas
anteriormente? ¿Es un control político, administrativo o jurisdiccional; control
jurídico o de mérito, de carácter preventivo o represivo, etcétera?
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La acción de protección es una acción constitucional que busca otorgarle a la ciudadanía
una vía rápida y efectiva de protección a los Derechos Fundamentales. Esta acción no fue
pensada inicialmente como u mecanismo de protección ante los actos de la
administración, sin embargo, ante la ausencia de Tribunales Contenciosos Administrativo,
se ha transformado en una herramienta fundamental para ejercer el control jurisdiccional
de los actos administrativos.
De este modo, la solución sería que, tal como señalaba la Constitución de 1925 en su
artículo 87, se constituyeran los Tribunales Contenciosos Administrativos que se preveía y
contemplaba que existieran, lo mismo sostiene Alejandro Cárcamo para el Diario
Constitucional (Cárcamo, 2021). La acción de protección no permite abordar como es
requerido todos los asuntos, pues por su naturaleza es un procedimiento que se enfoca
en dar una respuesta urgente a quienes la ejercen, no en abordar al detalle el conflicto.
En este sentido, es necesario que la acción de protección exista, pero esta debería ser la
última opción que entrega la justicia solo cuando se está desesperade, no volverse la
única forma de conseguir respuesta por parte de las autoridades ante los problemas de la
ciudadanía. Al volverse la acción de protección la opción más viable para obtener una
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respuesta judicial, lo que sucede es que la justicia comienza a entregar soluciones
parciales, sin hacerse cargo de entregar realmente una justicia de fondo y robusta.
3. Más allá de la vía de acción que podrían intentar sus clientes, refiérase al control
que podría haber ejercido el concejo municipal en este caso.
El tipo de control que puede ejercer el concejo en este caso es de índole político, ya que
la alcaldía requiere de la aprobación del concejo para poder llevar a cabo el ejercicio de
su función administrativa respecto a los bienes municipales y nacionales de uso público y
requiere también el acuerdo del concejo para emitir la ordenanza. Lo anterior se
encuentra regulado en los artículos 5 literla c., art. 65 literal l, art. 71 y 79 de la Ley
18.695. Por lo tanto, sin la concurrente aprobación del concejo, no se debería poder emitir
la ordenanza en cuestión. El control político acá lo debe ejercer el concejo a priori,
negándose a aprobar la ordenanza, y por lo tanto, impidiendo que esta sea promulgada y
surta efectos. Sin embargo, si la alcaldía hubiese ejercido su potestad sin consultarle al
concejo y simplemente hubiera promulgado la ordenanza, el concejo debería llamar a
control de legalidad a la alcaldía vía administrativa ante la Contraloría General de la
República o judicialmente ante la Corte de Apelaciones respectiva por nulidad.
En este caso, considero que el concejo si debiese haber utilizado su atribución de control
político, ya que la razón de existir de este órgano es, como señalaba más arriba;
favorecer la participación efectiva de la comunidad local. Por lo tanto, debería ser el
órgano encargado de dar a conocer a tiempo las medidas que desea tomar la alcaldía,
para quela ciudadanía pueda, a través del concejo, manifestar su postura y que este
pueda, en virtud de las necesidades e intereses de la ciudadanía, efectuar su labor de
control político. Con un concejo activo y ágil, se podrían prever los futuros conflictos,
evitando así los daños y los largos procedimientos recursivos a posteriori. El problema de
lo anterior es que en teoría suena muy bien, pues “(…) El control, sin duda, constituye una
de las premisas esenciales sobre las que descanse el sistema jurídico chileno, en la
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medida que forma parte medular del Estado de Derecho que pretende instaurar la
Constitución.” (Ferrada, 2007.) Sin embargo, en la práctica no se materializa. Ejemplo de
lo anterior es la sentencia del Tribunal Constitucional rol 9893-20 del año 2021, en dónde
se aprecia claramente cómo el concejo debiera ejercer su facultad de control, pero por
ineficiencia práctica de la herramienta, no sucede.
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BIBLIOGRAFÍA
Ferrada Bórquez, J. (2007). La evolución del sistema chileno de control de la administración del
Estado: desde el control político y administrativo al control judicial. Revista de derecho
(Valdivia), volumen XXV.