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Pablo Cobreros

CYL 3: Realismo y antirrealismo pcobreros@unav.es

1 Realismo y antirrealismo

El realismo es, en términos generales, la idea de que el mundo o alguna parte específica de
él, es independiente de nuestro pensamiento, cultura, educación, lenguaje etc. Además
de la cuestión metafísica, el realismo suele ir acompañado de una tesis epistemológica:
esa realidad independiente de la mente es accesible de manera objetiva.
El antirrealismo es la opinión de que el mundo o ciertas partes de él no son independi-
entes de nuestra mente. Existen, en términos generales, dos modos de antirrealismo: el
idealismo y el nihilismo. El segundo niega la existencia del mundo (o de ciertas partes),
mientras que el primero mantiene la existencia, aunque dependiente de la mente.
Existen dos marcas características que distinguen el realismo y el antirrealismo de diversos
tipos: la cognoscibilidad y el principio de bivalencia.
El principio de bivalencia establece que toda proposición tiene un valor de verdad,
verdadero o falso (y no ambos). Una posición antirrealista – en torno a determinado
asunto – suele rechazar el principio de bivalencia: si la realidad de la que hablamos
depende de nuestra mente en alguna medida, es posible pensar que esta realidad no está
terminada y realizada hasta sus últimos detalles, por lo que podría haber proposiciones
referentes a éstos cuyo valor de verdad no está bien determinado. Por el contrario, es
típico de una posición realista mantener el principio de bivalencia: la realidad está ahí
fuera, terminada hasta sus últimos detalles y cualquier afirmación significativa acerca de
ella será verdadera o falsa (y no ambas).
Acerca de la cognoscibilidad: si la realidad – o ciertas partes – dependen de la mente para
existir, no es razonable suponer que tal realidad excede nuestras capacidades cognitivas,
de modo que si algo es verdadero, entonces es cognoscible (todo asunto puede conocerse).
Por el contrario, es típico de una posición realista mantener que la realidad excede con
mucho nuestras capacidades cognitivas y que no hay por tanto ninguna garantía de que
todo aquello que es verdadero sea cognoscible.

1.1 Universales

El debate entre realismo y antirrealismo suele tener mayor sentido cuando lo centramos
en torno a determinados tipos de entidades. Consideremos el caso de los universales.
Un término singular, por ejemplo el nombre propio ‘Sócrates’, es una expresión del
lenguaje que hace referencia a una entidad, el filósofo que fue maestro de Platón, por
ejemplo. Cuando decimos que Sócrates es un ser humano, el uso del predicado ‘ser
humano’ expresa un contenido general – universal: algo uno relativo a muchos (Met.
VIII, c.13).
Que debe haber expresiones con un significado general, es algo que queda fuera de
toda duda razonable, como puede verse por la distinción entre juicios de identidad
y predicaciones. Los juicios de identidad son juicios como ‘Sócrates es el maestro de
Platón’, mientras que las predicaciones son juicios del tipo ‘Sócrates es hombre’. Ambos
tipos de juicio comparten una misma estructura:
‘Término1 ’ es ‘Término2 ’
Sin embargo, los juicios de identidad y las predicaciones establecen cosas distintas. En
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un juicio de identidad se establece la identidad entre los objetos nombrados por los
términos a cada lado de la cópula ‘es’. Por ejemplo, en ‘Sócrates es el maestro de Platón’
se establece que el objeto nombrado por ‘Sócrates’ es el mismo que el objeto nombrado
por ‘el maestro de Platón’. Las predicaciones, sin embargo, no se pueden entender en
este sentido. Cuando digo ‘Sócrates es hombre’ no digo que el objeto nombrado por
‘Sócrates’ se identifique con el objeto nombrado por ‘hombre’ (no digo que Sócrates se
identifique con la humanidad). Dado que los juicios de identidad y las predicaciones
son iguales en su estructura, la diferencia entre ambos debe venir por el tipo de términos
involucrados en tales juicios. En el caso de los juicios de identidad los términos que
aparecen a ambos lados de la cópula son términos singulares, mientras que en el caso de
las predicaciones, o bien el segundo término o bien ambos son términos universales. Es
decir, lo que hace que ‘Sócrates es el maestro de Platón’ sea un juicio de identidad es
el hecho de que ‘Sócrates’ y ‘el maestro de Platón’ son términos singulares, mientras
que ‘Sócrates es hombre’ es una predicación porque ‘hombre’ es un término universal
(los lógicos medievales entendían que la predicabilidad es una propiedad de los términos
universales arraigada en su significado universal).
El argumento anterior implica que debe existir una diferencia profunda entre tipos de
expresiones: expresiones que designan objetos y expresiones con significado universal.
No está del todo claro, sin embargo, si esta distinción a nivel gramatical requiere una
distinción a nivel entitativo. Una posición realista en torno a la cuestión de los universales
mantiene que, efectivamente, los predicados (o al menos una parte de ellos) significan
algo real, independiente de nuestra mente, del lenguaje etc. Una posición antirrealista en
torno a los universales mantendrá que lo significado por los predicados es un cierto tipo de
construcción mental (idealismo) o no existe de ninguna manera (nihilismo / nominalismo).
El caso de la controversia de los universales es solamente una ejemplificación del debate
realismo / antirrealismo. Un filósofo puede ser realista acerca de la existencia de indi-
viduos, pero negar la existencia de universales (esta posición es la que comúnmente se
conoce como nominalismo). En el siguiente apartado consideramos posiciones realistas /
antirrealistas más generales.

1.2 Implicaciones: verdad y significado

El debate realismo / antirrealismo tiene implicaciones acerca de cómo debe entenderse


la noción de verdad y cómo debe entenderse la (muy estrechamente ligada) noción de
significado.
En relación con la verdad. Suele entenderse que la verdad consiste en cierta adecuación
de la mente y la realidad. Que hace sol en Pamplona es verdadero – en el momento en
que lo afirmo – porque efectivamente el día en Pamplona es soleado. Dentro de una
posición realista, es posible generalizar esta noción de la verdad como correspondencia.
La idea, en términos muy generales, es que cada proposición p está conectada (significa?)
con un cierto estado de cosas ϕ de manera que la proposición p es verdadera exactamente
cuando ϕ acontece (o es un hecho, o es parte del mundo).
p es verdadera ≡ p está conectado con ϕ & ϕ es un hecho.
Naturalmente, no todas las proposiciones verdaderas se corresponden con hechos; solo
una clase especial de proposiciones atómicas están conectadas con estados de cosas – las
proposiciones complejas adquieren su valor de verdad por sus conexiones lógicas con las
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proposiciones simples. (Algo en esta línea parece mantener la teoría del atomismo lógico
del Tractatus).
Un filósofo con inclinación antirrealista, no aceptará esta noción de verdad de manera gen-
eralizada (puede aceptarla como una explicación ingenua de proposiciones como “Hace
sol en Pamplona”, pero no como una explicación genuina de la noción de verdad, ni tam-
poco de la verdad de proposiciones más alejadas de la experiencia ordinaria). Por ejemplo,
¿es la proposición “existe un número par de electrones en el universo” verdadera o falsa?
Si uno mantiene una posición realista en torno a la teoría atómica, es natural suponer que
– junto con el principio de bivalencia – esta pregunta tiene una única respuesta correcta,
aunque seamos incapaces por principio de conocerla – vs cognoscibilidad.
Desde el punto de vista antirrealista, es natural suponer que esta, como otras muchas
preguntas, no tienen una única respuesta correcta. Si uno mantiene un punto de vista
antirrealista acerca de la teoría atómica – si la noción de electrón, entre otras, es un
constructo teórico – es fácil creer que esta pregunta no tiene una respuesta determinada:
es muy posible pensar que el constructo en torno al electrón y entidades relacionadas,
puede muy bien no determinar la cuestión.
En efecto, en antirrealismo parece irreconciliable con la idea anterior de correspondencia,
pues esta consiste en la conexión entre entidades de tipo mental (términos, oraciones) o, en
todo caso, fuertemente ligadas a entidades de tipo mental (proposiciones) con entidades
de tipo extramental o independientes de la mente (estados de cosas que acaecen o hechos).
Pero el antirrealista es reacio a aceptar este segundo tipo de entidades, de manera que al
menos uno de los términos de la relación de correspondiencia no tiene lugar. Desde el
punto de vista antirrealista, la verdad tiene sentido como una propiedad de las teorías
tomadas como un todo: la verdad estriba en la coherencia de unas proposiciones con
otras dentro de una teoría – cómo debe entenderse la coherencia, es otro tema. Leer
(Haack, 1991, 107-108), disponible en https://www.researchgate.net/publication/
301221919_FILOSOFIA_DE_LAS_LOGICAS_Spanish_1983.
En relación con el significado el realismo se asocia de manera natural con el representa-
cionismo. Distintos tipos de expresiones toman su significado de su conexión con las
entidades que designan. Los términos refieren a individuos y los predicados expresan
universales. La principal misión de un término y la esencia del significado está en indicar
o representar cierta realidad.
Como sucedía en el caso de la verdad como correspondencia, el significado como repre-
sentación es un planteamiento que no tiene sentido desde el punto de vista antirrealista.
Si no existe una realidad independiente de nuestra mente, el significado de los términos
no puede consistir en una relación entre éstos y aquélla. El antirrealismo, en relación con
la teoría del significado, se asocia naturalmente con el inferencialismo: la idea de que el
significado de una expresión depende de las relaciones de inferencia entre proposiciones
en las que aparece.
En el caso concreto de las expresiones lógicas, el inferencialismo adopta una forma muy
concreta que lo hace particularmente verosímil. Recordemos que las expresiones lógicas
incluyen la conjunción, ∧, la disyunción ∨, la negación ¬ y el condicional. El inferencial-
ismo acerca de las expresiones lógicas establece que el significado de estas expresiones
queda determinado por las reglas de introducción y eliminación de la conectiva. Consid-
eremos, por ejemplo, las reglas de introducción y eliminación de la conjunción:
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A∧B A∧B A B
E∧1 E∧2 I∧
A B A∧B

[A] [B]
.. ..
.. ..
A∨B C C A B
E∨ I∨1 I∨2
C A∨B A∨B

[A]
..
..
A⊃B A B
E⊃ I⊃
B A⊃B

[A]
..
..
¬¬A ⊥
E¬ I¬
A ¬A

Figure 1: Reglas para la deducción natural

A∧B A ∧ B E∧ A B
E∧ 2 I∧
A B A∧B

1.3 Entidades matemáticas. Intuicionismo.

El antirrealismo ha resultado particularmente plausible, para muchos filósofos, en el caso


de las entidades matemáticas. Muchos filósofos se resisten a creer que el término “1”
designe un objeto, del mismo modo que el término “Sócrates” lo hace.
El intuicionismo es una tradición de pensamiento sobre la naturaleza de las matemáticas
iniciada por el matemático y filósofo holandés L. E. J. Brouwer inspirada en la tradición
kantiana.
Lectura: Sección 2.3. de la voz "Filosofía de las Matemáticas" Diccionario Interdisciplinar
Austral. http://dia.austral.edu.ar/Filosofía_de_las_matemáticas
Lectura: Sección 6.2 de Priest (2008).

References
Haack, S. (1991). Filosofía de las lógicas. Cátedra, Madrid.

Priest, G. (2008). An Introduction to Non-Classical Logic: From If to Is. Cambridge University


Press.

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