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M.

Hesse, Models and Analogies in Science (segunda edición, 1966, en University of Notre Dame
Press)
(traducción: Google-PPI)

CAPÍTULO PRIMERO: LA FUNCIÓN DE LOS MODELOS: UN DIÁLOGO

(pp. 7-14)
Campbelliano: Me imagino que junto con la mayoría de los filósofos de la ciencia
contemporáneos, desearás decir que el uso de modelos analógicos no es esencial para la
teorización científica y que la explicación teórica se puede describir en términos de un sistema
deductivo puramente formal, algunas de cuyas consecuencias pueden ser interpretadas en
observables, y por lo tanto contrastadas empíricamente, pero que la teoría como un todo no
requiere ser interpretada mediante ningún modelo.
Duhemiano: Sí. No niego, por supuesto, que los modelos puedan ser guías útiles para sugerir
teorías, pero no creo que sean esenciales, ni siquiera como ayudas psicológicas, y ciertamente no
son lógicamente esenciales para que una teoría sea aceptada como científica. Una vez que hemos
encontrado una teoría aceptable, se puede desechar cualquier modelo que pueda habernos llevado
a ella. Se dice que Kekulé llegó a la estructura “en anillo” del benceno después de soñar con una
serpiente que se mordía la cola, pero en los libros de texto de química orgánica no aparece ningún
relato de la serpiente.
Campbelliano: Yo, en cambio, quiero argumentar que los modelos en cierto sentido son
esenciales para la lógica de las teorías científicas. Pero primero vamos a ponernos de acuerdo en
el sentido en el que estamos usando la palabra “modelo” cuando afirmamos o negamos que los
modelos sean esenciales. Yo quisiera explicar mi sentido de la palabra tomando el manido
ejemplo de Campbell de la teoría dinámica de los gases. Cuando tomamos una colección de bolas
de billar en movimiento aleatorio como un modelo para un gas, no estamos afirmando que las
bolas de billar son en todos los aspectos como partículas de gas, porque las bolas de billar son
rojas o blancas, y duras y brillantes, y no pretendemos sugerir que las moléculas de gas tienen
estas propiedades. Estamos de hecho diciendo que las moléculas de gas son análogas a bolas de
billar, y la relación de analogía significa que hay algunas propiedades de las bolas de billar que
no se encuentran en las moléculas. Llamemos a esas propiedades que sabemos que pertenecen a
las bolas de billar y no a las moléculas la analogía negativa del modelo. Movimiento e impacto,
por otro lado, son las únicas propiedades de las bolas de billar que queremos atribuir a las
moléculas en nuestro modelo, y a estas podemos llamar la analogía positiva. Ahora, lo importante
de este tipo de pensar-con-modelos en la ciencia es que generalmente habrá algunas propiedades
del modelo sobre las que no sabemos todavía si son analogías negativas o positivas; estas son las
propiedades interesantes, porque, como argumentaré, nos permiten hacer nuevas predicciones.
Llamemos a este tercer conjunto de propiedades la analogía neutra. Si los gases son realmente
como colecciones de bolas de billar, excepto en lo que se refiere a la analogía negativa conocida,
entonces a partir de nuestro conocimiento de la mecánica de las bolas de billar podemos hacer
nuevas predicciones sobre el comportamiento esperado de los gases. […]
[…]
Campbelliano: […] Todo mi argumento va a depender de estas características [la analogía
neutra], por lo que quiero dejar en claro que no estoy lidiando con teorías estáticas y formalizadas,
correspondientes solo a la analogía positiva conocida, sino con teorías en proceso de crecimiento.
[…] Mis modelos […] son interpretaciones totales de un sistema deductivo que dependen de las
analogías postiva y neutra con la “copia”.
[…]

 
Hagamos ahora una reconstrucción del uso de modelos y analogías en un ejemplo familiar: los
modelos ondulatorios para el sonido y para la luz. En un nivel elemental podemos establecer las
siguientes correspondencias:

ONDAS EN EL AGUA SONIDO LUZ

Producidas por el Producidas por movimiento Producida por una llama que
movimiento de las partículas de gongs, cuerdas, etc. se mueve, etc.
de agua
Propiedades de reflexión Ecos, etc. Reflexión en espejos, etc.
Propiedades de difracción Cuando el sonido rodea una Difracción a través de
esquina ranuras, etc.
Amplitud Volumen Brillo
Frecuencia Tono Color
Medio: agua Medio: aire Medio: éter

Las tres primeras filas indican algunos aspectos en los que estos tres procesos se nos muestran
parecidos en una observación más bien superficial. Son, por ejemplo, el tipo de propiedades que
irían en unas Tablas de Presencia de Bacon, o en los Acuerdos de Mill. En los tres casos está
presente el movimiento, algo que se transmite indirectamente de un lugar a otro al chocar con un
obstáculo y una desviación alrededor de obstáculos. Esto sugiere que los tres procesos son quizá
parecidos en aspectos más fundamentales, y para investigar esta posibilidad miramos más
atentamente a aquel de los tres acerca del cual sabemos más, a saber, las ondas en el agua. [...]
[…]
Hasta ahora tenemos dos fuentes de información para ayudar a nuestra construcción de teorías
para el sonido y para la luz, a saber, sus propiedades observadas y sus analogías con las ondas de
agua, y es importante notar que ambas apelan solo a descripciones de eventos “observables”.
Podemos definir los enunciados de observación como aquellos enunciados descriptivos sobre
cuya verdad o falsedad (en ciertas circunstancias empíricas dadas) se podrían poner de acuerdo
todos los hablantes de este idioma con o sin formación científica. […] no hay dificultad en la
comprensión de los términos “altura del agua”, “frecuencia de onda “, etc. con los cuales se
interpretan los símbolos matemáticos [de la teoría de las ondas de agua]. En este sentido, el
sistema matemático es “acerca de” (tiene su interpretación en términos de) eventos observables.
Ahora consideremos lo que pasa cuando usamos la teoría conocida de las ondas en el agua y las papel heurístico
analogías entre ellas y el sonido para construir una teoría del sonido. Las analogías sugieren que
el sonido es producido por el movimiento de las partículas de aire propagadas en ondas esféricas
concéntricas a partir de un centro de perturbación. Puesto que conocemos que cuanto mayor sea
c a r a c t e r
la perturbación del agua mayor será la amplitud de las ondas, y que cuanto mayor sea la esencial de los
perturbación en gongs, cuerdas, martillos, etc., mayor será el ruido producido, es fácil identificar modelos para
el volumen del sonido con la amplitud de las ondas de sonido, y, de manera semejante, las Campbell y
experiencias con cuerdas de distintas longitudes nos persuadirán de que el tono del sonido debe Hesse

identificarse con la frecuencia de las ondas del sonido. De este modo construimos una
correspondencia uno-a-uno entre las propiedades observables del sonido (el explicandum) y las
de las ondas en el agua (el modelo), y podemos entonces poner a prueba experimentalmente la
teoría matemática de las ondas como una teoría del sonido. Las sucesivas pruebas de este tipo,
por supuesto, pueden mostrar o no que la teoría es satisfactoria.

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