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Pablo Cobreros

CYL1: Fundamentos I pcobreros@unav.es

1 Conocimiento y lenguaje

Nuestro conocimiento procede poco a poco. No conocemos el mundo de una sola vez; sino
que vamos formando ideas que recogen aspectos o fragmentos de manera más o menos
precisa que conectamos en juicios de diversos tipos que pueden ser verdaderos o falsos
(‘los felinos son mamíferos’, ‘la velocidad de la luz en el vacío es de aproximadamente
3 · 108 m/s’, ‘todo par mayor que dos es igual a la suma de dos primos’, ‘este billete vale
cinco euros’, ‘0=0’).
La visión anterior acerca de nuestro conocimiento es demasiado ingenua para ser ver-
dadera sin más. Nuestra formación de conceptos depende de categorías previas adquiri-
das a través de la educación, principalmente el lenguaje – ¿cómo sería la percepción de
Sławomir Mrożek inmediatamente después de despertar tras el ictus? Este hecho sitúa
al lenguaje en una posición paradójica en relación a nuestro conocimiento del mundo.
Por una parte, el lenguaje parece una condición necesaria para el conocimiento, por
otra parte la mediación del lenguaje sugiere que, quizá, algunos aspectos de la realidad
quedan ocultos o nos induce a atribuir erróneamente a la realidad aspectos puramente
lingüísticos.
Esta posición paradójica del lenguaje invita a una tarea crítica: el intento de analizar, o al
menos de elucidar, cuánto desvela y cuánto oculta el lenguaje. ¿Hasta qué punto podemos
entender una teoría como un instrumento que hace referencia a las cosas mismas, con
independencia de nuestro modo de enunciarlas? ¿Hasta qué punto es lo que llamamos
“mundo” una construcción más o menos intersubjetiva? ¿Es posible separar aspectos
lingüísticos o representacionales de aquello genuinamente real en nuestros enunciados y
teorías?
Estas preguntas, o similares, están detrás de muchos debates filosóficos. En esta asig-
natura me gustaría mostrar algunos debates en los que se ejemplifican distintas posturas
en torno a ellas: realismo y antirrealismo, empirismo y racionalismo, distinción analítico
/ sintético. Los temas que trataremos en la asignatura están más conectados de lo que
puede parecer en una primera aproximación.
Para poder introducir estos debates, en este primer tema tratamos algunas cuestiones
fundamentales sobre lenguaje y semántica – la mayor parte de estas cuestiones son un
repaso de Introducción a la Lógica, Historia y Filosofía de la Lógica y Filosofía del lenguaje.

2 El lenguaje proposicional y la semántica clásica

Se entiende por lenguaje proposicional, aquél que toma las proposiciones simples como
entidades atómicas. Una proposición simple es una proposición que no contiene otras
proposiciones como componentes. ‘Socrates es mortal’ y ‘Sócrates ama a Jantipa’ son
ejemplos de proposiciones simples, mientras que ‘Si Sócrates bebe la cicuta, entonces
morirá’ es un ejemplo de proposición compuesta. El lenguaje proposicional contrasta con
el lenguaje de primer orden, en el que sí se distinguen expresiones “sub-proposicionales”,
como veremos más adelante.
El lenguaje proposicional se puede emplear para representar relaciones lógicas que de-
penden de las relaciones de proposiciones con otras proposiciones. Las proposiciones ‘Si
Socrates bebe la cicuta, entonces Sócrates morirá’ y ‘Sócrates no morirá’ conjuntamente
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implican la proposición ‘Sócrates no bebe la cicuta’. En este ejemplo, además de las


proposiciones simples ‘Sócrates morirá’ y ‘Sócrates bebe la cicuta’ empleamos las conec-
tivas ‘Si... entonces’ y ‘no...’. De manera más general, un lenguaje proposicional contiene
una cantidad enumerable de variables proposicionales Var : p, q, r, ... más conectivas lógi-
cas que nos permiten formar proposiciones complejas a partir de estas como la conjunción
∧, la disyunción ∨, el condicional ⊃ y la negación ¬. El argumento anterior puede, por
tanto, ser representado como,

p ⊃ q, ¬q ∴ ¬p

donde p = ‘Socrates bebe la cicuta’ y q = ‘Socrates morirá’.


Desde el punto de vista semántico acerca de la lógica – hablaremos un poco más ade-
lante del punto de vista semántico y el punto de vista sintáctico, cuando tratemos sobre
representacionismo e inferencialismo – un argumento es válido cuando cuando no tiene con-
traejmplos, esto es, cuando no existe ninguna interpretación del vocabulario no lógico que
hace a sus premisas verdaderas y a su conclusión falsa. De manera que, para saber si un
argumento es válido, necesitamos saber qué es una interpretación para el argumento.
De acuerdo con la semántica clásica, una interpretación para el lenguaje proposicional es
una asignación de valores de verdad – verdadero o falso y no ambos – a cada una de
las variables proposicionales del lenguaje. Equivalentemente, una interpretación I es
una función del conjunto de variables proposicionales Var al conjunto de dos valores de
verdad {1, 0} (abreviado, I : Var → {1, 0}).
Una vez que interpretamos las variables del lenguaje proposicional, cada una de las
proposiciones complejas del lenguaje tomará un único valor de verdad en función de tal
interpretación. Una fórmula de la forma A ∧ B será verdadera en una interpretación I,
exactamente cuando ambas proposiciones componentes, A y B, sean verdaderas en I (esto
puede abreviarse: I(A ∧ B) = 1 exactamente cuando I(A) = I(B) = 1). Y de modo parecido
para el resto de conectivas.
La semántica (noción de interpretación para un lenguaje) que acabamos de presentar es
clásica en un doble sentido, en relación con el lenguaje que interpretamos y en relación con
la idea de interpretación, propiamente dicha. En relación con el lenguaje, el lenguaje que
empleamos es clásico en el sentido de que contiene conectivas como la conjunción (∧) y la
disyunción (∨), pero no contiene conectivas como ‘necesariamente’ (2) o ‘posiblemente’
(3). En relación con la idea de interpretación, ésta es clásica en el sentido de que es
bivalente: hay exactamente dos valores de verdad, e interpretar es asignar a cada variable
exactamente uno de los valores.
Una semántica puede ser no-clásica, por lo tanto, en al menos dos sentidos: bien porque
se trata de una semántica para un lenguaje no-clásico (como por ejemplo, la semántica
modal) o bien porque se trata de una idea de interpretación no clásica (como una semántica
que emplea tres valores de verdad, {1, 12 , 0}, en lugar de dos). Esta división da lugar a la
distinción, en el ámbito de las lógicas no-clásicas, entre extensiones y alternativas.
Veamos ahora en qué sentido el argumento anterior sobre Sócrates y la cicuta es válido.
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p q p ⊃ q , ¬q ∴ ¬p
I1 : 1 1 1 0 0
I2 : 1 0 0 1 0
I3 : 0 1 1 0 1
I4 : 0 0 1 1 1

3 El lenguaje de primer orden y la semántica clásica

En la sección anterior explicamos que el lenguaje proposicional toma las proposiciones


simples como entidades atómicas – sin estructura. El lenguaje de primer orden propor-
ciona un análisis más fino de las proposiciones distinguiendo elementos que componen
una proposición.

3.1 El lenguaje de primer orden

Podemos ver una proposición como ‘Sócrates es mortal’ formada por dos tipos de expre-
siones, el término singular ‘Sócrates’ y el predicado ‘... es mortal’. Términos singulares y
predicados son expresiones de tipo muy distinto, como puede comprobarse por el papel
que juegan en el lenguaje. Mientras que los términos singulares hacen referencia a un
individuo, los predicados expresan cierto contenido universal.1

Sócrates es mortal

Sócrates ... es mortal

Los términos singulares y los predicados, cada uno por su lado, no son ni verdaderos ni
falsos (propiamente hablando). Sin embargo, pueden combinarse para formar proposi-
ciones, el tipo de entidades que pueden ser, propiamente, verdaderas o falsas. El predi-
cado ‘... es mortal’ tiene un “hueco” que puede rellenarse con un término singular, como
‘Sócrates’, para dar lugar a la proposición ‘Sócrates es mortal’.
Desde el punto de vista lógico, las relaciones pertenecen a la categoría gramatical de los
predicados. La única diferencia entre estos es que los predicados tienen un único hueco,
las relaciones tienen dos. Por ejemplo, la relación ‘... ama a...’ tiene dos huecos que
pueden ser rellenados por los términos singulares ‘Sócrates’ y ‘Jantipa’ para dar a una
proposición: ‘Sócrates ama a Jantipa’.
Existe un segundo modo de rellenar el hueco (o huecos) de un predicado: cuantificando.
En lógica es habitual el uso de los cuantificadores ‘∀’ (= para todo) y ‘∃’ (= existe).
A partir del predicado ‘... es mortal’ podemos dar lugar a proposiciones como ‘toda
entidad es mortal’ y ‘existe una entidad que es mortal’. En un lenguaje de primer
orden, los cuantificadores van acompañados de variables de manera que las proposiciones
anteriores se expresan ‘∀x (x) es mortal’ y ‘∃x (x) es mortal’. Las variables no tienen
ningún significado real, se trata de un recurso para indicar la posición exacta en la
1
Para simplificar, asumiremos que los términos singulares no tienen composición – los términos singulares
sin composición se conocen como constantes.
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que un cuantificador está rellenando el hueco. El motivo para el uso de variables es


que una misma proposición puede contener varios cuantificadores actuando en distintas
posiciones:
∃x (x) ama a (x)
∃x∃y (x) ama a (y)
∀x∃y (x) ama a (y)
∀x∃y (y) ama a (x)
∃y∀x (x) ama a (y)
∃y∀x (y) ama a (x)
Hay que notar que rellenar un hueco con un término singular o con un cuantificador
da lugar a proposiciones de muy distinto tipo. En el primer caso, damos lugar a una
proposición singular: que habla acerca de un individuo (como ‘Sócrates es mortal’ que
habla acerca de Sócrates). En el segundo caso, damos lugar a una proposición general que
no habla acerca de ningún individuo en concreto (como ‘Alguien es mortal’ que no habla
de Sócrates ni de Platón ni de nadie en particular, pero que expresa un contenido que
puede ser verdadero o falso). De manera habitual, las proposiciones generales pueden
ser existenciales (‘∃x (x) es mortal’) o universales (‘∀x (x) es mortal’).
Resumiendo, un lenguaje de primer orden contiene términos singulares y predicados.
Podemos formar proposiciones rellenando los huecos en un predicado y existen dos
modos de rellenar los huecos de un predicado: a través de un término singular y a través
de cuantificadores.

... es mortal
¿cómo rellenar el hueco?

nombrando cuantificando

Jantipa es mortal alguien es mortal todo el mundo es mortal

Naturalmente, un lenguaje de primer orden incluye, además de términos singulares,


predicados y cuantificadores, las expresiones lógicas habituales, como la negación, con-
junción, disyunción y condicional, de manera que podemos expresar afirmaciones como,
Todos los mamíferos tienen pelo ; ∀x(mamífero(x) ⊃ tiene pelo(x))
Ningún barbero se afeita a sí mismo ; ¬∃x(barbero(x) ∧ (x) afeita a (x))
Todo el mundo es amado por alguien ; ∀x∃y((y) ama a (x))
Alguien ama a todo el mundo ; ∃y∀x((y) ama a (x))

Desde el punto de vista de la lógica, los lenguajes de primer orden tienen una mayor
complejidad técnica que los proposicionales. Por este motivo en muchas ocasiones en
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que se emplea un lenguaje lógico, aunque lo propio sería emplear un lenguaje de primer
orden, se emplea el lenguaje proposicional para hacernos la vida más llevadera.

3.2 Semántica para el lenguaje de primer orden

Una interpretación para un lenguaje de primer orden (en el que puede haber constantes,
predicados y relaciones) consiste en asignar individuos a las constantes, conjuntos de
individuos a los predicados y conjuntos de pares de individuos a las relaciones. En térmi-
nos matemáticos, una interpretación para un lenguaje de primer orden es una estructura
hD, Ii donde,

• D,∅ e
• I conecta las constantes, predicados y relaciones con los siguientes tipos de objetos:
I(a) ∈ D para cada constante a,
I(P) ⊆ D para cada predicado P y cuando el par formado…

I(R) ⊆ D × D para cada relación R.

Una vez interpretadas las constantes, predicados y relaciones de un lenguaje, las proposi-
ciones simples, del tipo Pa o aRb tomarán un valor de verdad, dependiendo de cómo se
relacionen los individuos con que se interpretan las constantes con los conjuntos con que
se interpretan los predicados y relaciones,

• I(Pa) = 1 exactamente cuando I(a) ∈ I(P) y


• I(aRb) = 1 exactamente cuando hI(a), I(b)i ∈ I(R).

En ocasiones, un lenguaje de primer orden viene equipado con una relación especial, el
símbolo de identidad ‘≈’. Naturalmente, una proposición de la forma a ≈ b será verdadera
en una interpretación, exactamente cuando el objeto con que se interpreta a resulta ser el
mismo con el que se interpreta b (esto es, I(a) = I(b)).
Como sucedía en el caso proposicional, una vez que las proposiciones simples toman un
valor de verdad, las proposiciones complejas tomarán un valor de verdad – incluyendo
proposiciones con ∀ y ∃.

4 El lenguaje modal

En esta sección introduciremos brevemente el lenguaje modal proposicional y la semántica


de Kripke. Explicamos antes la idea de contexto intensional y la distinción de re y de dicto.

4.1 Contextos intensionales y diferencia de alcance.

La lógica clásica es extensional en el sentido de que el valor de verdad de un enunciado


depende exclusivamente de la extensión – la “realidad significada” – de los términos que
lo componen (el valor de verdad en el caso de una oración, la referencia en el caso de
un término singular, el conjunto de objetos que satisfacen un predicado en el caso de
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un predicado). En este sentido, distintas expresiones con la misma extensión se pueden


reemplazar en un enunciado sin cambiar el valor de verdad de éste. Por este motivo,
una marca característica de los contextos extensionales es la validez de la sustitución de
términos singulares con la misma referencia.

Giorgione era un pintor italiano X



Barbarelli era un pintor italiano X

El valor de verdad es idéntico, dado que ‘Barbarelli’ y ‘Giorgione’ hacen referencia a


la misma persona. Otra característica de los contextos extensionales es la validez de la
generalización existencial,

Giorgione era un pintor italiano X



Alguien era un pintor italiano (∃x era pintor italiano (x)) X

Hay ocasiones, sin embargo, en que la sustitución por términos con igual referencia y la
generalización existencial no son válidas:

Giorgione fue llamado así por su estatura X


Barbarelli fue llamado así por su estatura X
Alguien fue llamado así por su estatura X

En el ejemplo anterior, el término ‘Giorgione’ está jugando un doble rol en el primer


enunciado. De modo que uno podría objetar que no hay un fallo real en la general-
ización existencial o en la sustitución, sino solamente que no hemos sido suficientemente
cuidadosos a la hora de hacer explícita la estructura de la primera afirmación, para poder
aplicar esas reglas apropiadamente. Podríamos desdoblar el doble rol de ‘Giorgione’ en
el siguiente enunciado:

Giorgione fue llamado ‘Giorgione’ por su estatura X


Barbarelli fue llamado ‘Giorgione’ por su estatura X
Alguien fue llamado ‘Giorgione’ por su estatura X

Se llama contexto intensional a una parte de un enunciado en el que no sólo la “realidad


significada” (extensión) sino también el modo en el que hablamos de ella, juega un rol
en el valor de verdad del enunciado. Existen muchos contextos de este tipo y en muchas
ocasiones no es posible separar en qué medida mencionamos la realidad y en qué medida
el modo de hablar acerca de ella.

Lois Lane cree que Superman es valiente X


Lois Lane cree que Clark Kent es valiente X
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Necesariamente 8 > 7 X
Necesariamente el número de planetas > 7 X

Algunas personas creen que el lucero vespertino es distinto del lucero matutino
X
Algunas personas creen que el lucero vespertino es distinto del lucero vesper-
tino X

Los contextos modales y las atribuciones de creencia son algunos ejemplos de contexto
intensional. En tales contextos, no sólo la referencia, sino también el modo en que
hablamos acerca de ella juegan un papel en el valor de verdad de un enunciado.
Merece la pena señalar, sin embargo, lo siguiente. Hay un cierto sentido en que el
enunciado ‘Lois Lane cree que Clark Kent es valiente’ no es falso y, de manera similar,
hay un sentido en que necesariamente el número de planetas es mayor que siete. Es
típico de las expresiones que dan lugar a contextos intensionales, permitir dos lecturas
diferentes, una lectura de re y otra de dicto. En términos generales, la lectura de dicto es
aquella en que el modo en el que hablamos acerca de las cosas juega un papel. Por ejemplo,
podemos entender la descripción definida ‘el número de planetas’ como ‘el único objeto
que satisface la condición número de planetas’. El enunciado anterior acerca del número
de planetas se puede entender ahora de dos maneras distintas:

necesariamente el único objeto que satisface la condición número de planetas


> 7 (de dicto)
El único objeto que satisface la condición número de planetas es necesariamente
> 7 (de re)

En la lectura de re nuestro enunciado habla acerca del número, independientemente de la


descripción que seleccionamos para hablar de él, en la lectura de dicto la descripción es
relevante para el valor de verdad del enunciado.
La diferencia entre las lecturas de dicto y de re se pueden interpretar como una diferencia de
alcance entre un cuantificador u otro mecanismo que haga uso de variables, y la expresión
que induce el contexto intensional. La descripción definida ‘el único objeto que satisface
la condición número de planetas’ puede entenderse como,

∃x(np(x) ∧ ∀y(np(y) ⊃ x = y))

de manera que las lecturas anteriores de re y de dicto pueden expresarse,

2∃x((np(x) ∧ ∀y(np(y) ⊃ x = y)) ∧ x > 7) (de dicto)


∃x((np(x) ∧ ∀y(np(y) ⊃ x = y)) ∧ 2x > 7) (de re)

De manera similar, en el ejemplo anterior sobre las creencias de Lois,

Lois Lane cree que ∃x(x = Superman ∧ valiente(x)) (de dicto)


∃x(x = Superman ∧ Lois Lane cree que valiente(x)) (de re)
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En su lectura de re el modo en el que identificamos el objeto de la creencia de Lois Lane no


forma parte de la atribución de la creencia de modo que podemos sustituir válidamente
el término ‘Supermán’ por el término ‘Clark Kent’. De modo que, aunque es verdadero
que Lois Lane cree que Superman es valiente en ambas lecturas de dicto y de re, que
Lois Lane cree que Clark Kent es valiente es verdadero únicamente en la lectura de re.
Muchas discusiones filosóficas envuelven contextos intensionales y de este modo muchos
argumentos filosóficos están relacionados con las lecturas de re y de dicto.

4.2 El lenguaje y semántica modal proposicional

Las nociones modales necesariamente y posiblemente, así como otras muchas otras nociones
que generan contextos intensionales, dan lugar a preguntas súper interesantes sobre
metafísica, epistemología, Filosofía del lenguaje etc. Muchas de estas preguntas surgen
en el contexto de lenguajes de primer orden (cómo varían los dominios de un mundo
posible a otro? Refieren los términos singulares siempre a los mismos individuos? De
qué manera las propiedades modales dependen de las propiedades actuales?) Entrar en
una explicación del lenguaje y semántica modal de primer orden está claramente fuera de
nuestro alcance. En esta sección nos centraremos en el – mucho más accesible – lenguaje
proposicional.
Un lenguaje proposicional, como vimos anteriormente, es un lenguaje donde las proposi-
ciones simples no tienen estructura, i. e., empleamos variables proposicionales: p, q, r, ...
para representar las proposiciones simples. Además de las variables, contamos con las
conectivas lógicas clásicas: ∧, ∨, ⊃, ¬ más dos expresiones 2 y 3, que se pueden leer
informalmente como ‘es necesario que’ y ‘es posible que’, respectivamente. Las fórmulas
modales tendrán el siguiente aspecto,

p ⊃ 3p
2(p ⊃ q) ⊃ (2p ⊃ 2q)
3p ⊃ 23p

En el lenguaje clásico, una interpretación es una asignación de valores de verdad a


las variables proposicionales. Esta idea de interpretación es insuficiente para el caso
modal, pues el valor de verdad de una expresión modal no está determinada, únicamente,
por el valor de verdad de las proposiciones que la componen. Por este motivo, una
interpretación modal será un conjunto de mundos más una función que asigna valores a
las variables en cada mundo – formalmente los mundos no son nada más que puntos en
un espacio.
Un ingrediente importante de la semántica modal es la relación de accesibilidad. La idea
aquí es que qué es posible y qué necesario puede variar de un mundo posible a otro.
Supongamos que tenemos dos mundos {w0 , w1 } y que w0 tiene acceso a sí mismo y a w1 ,
mientras que w1 solo tiene acceso a sí mismo. Podemos representar la situación con un
gráfico,
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w0 : A w1 : ¬A

Si resulta que A es verdadero en w0 y falso en w1 , entonces, en el mundo w0 tanto A como


¬A son posibles, esto es, 3A ∧ 3¬A es verdadero en w0 , mientras que en w1 A no es
posible, pues w1 solo se ve a sí mismo, es decir, ¬3A es verdadero en w1 .
De manera más sistemática, una interpretación modal es una estructura hW, R, Ii donde R = W x W =
W es un conjunto no vacío (de “mundos posibles”), R es una relación en W (la relación pares de W
de “accesibilidad”) e I es una función que asigna valores de verdad a las proposiciones
atómicas en cada mundo posible (formalmente: I : Var × W → {1, 0}). Escribiremos
Iw (p) = 1 para decir que p toma el valor 1 en el mundo w.
Igual que en el caso de la lógica clásica, una interpretación se extiende de un único modo
a todas las fórmulas del lenguaje de acuerdo con la siguientes cláusulas:

Iw (A ∧ B) = 1 si y sólo si Iw (A) = Iw (B) = 1


Iw (¬A) = 1 si y sólo si Iw (A) = 0
Iw (3A) = 1 si y sólo si ∃w0 wRw0 Iw0 (A) = 1.

A partir de esta semántica es posible obtener diversas relaciones de consecuencia lógica,


asumiendo distintas restricciones en la relación de accesibilidad. Cada una de estas
lógicas puede estar motivada por una lectura informal de 2 y 3. Por ejemplo, la siguiente
oraciones no son siempre verdaderas de acuerdo con la semántica anterior,

2p ⊃ 3p
2p ⊃ p

Si interpretamos el cuadrado en su sentido deóntico, “es obligatorio que”, entonces la


primera fórmula debería ser siempre verdadera (pues expresa la idea de que si p es
obligatorio, entonces p es permisible), no así la segunda (no siempre sucede que lo que
es obligatorio es el caso: no vivimos en un mundo moralmente perfecto). Podemos
conseguir que la primera fórmula sea siempre verdadera si requerimos que la relación
de accesibilidad sea serial. Otras lecturas informales pueden requerir otras restricciones;
la lectura epistémica require, por ejemplo, la reflexividad de la relación de accesbilidad
pero no, presumiblemente, la transitividad.
Aunque dijimos que no hablaríamos de lenguajes de primer orden, una cuestión intere-
sante en la intersección de la semántica modal y la metafísica: las fórmulas de Barcan.

BF ∀x2A ⊃ 2∀xA
CBF 2∀xA ⊃ ∀x2A

Debemos aceptar o rechazar la validez de estas fórmulas? La validez de la Fórmula de


Barcan (BF) establece que no existen objetos meramente posibles (los dominios no crecen
de mundo posible a mundo posible). La validez de la Conversa de la Fórmula de Barcan
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establece que los objetos que existen en este mundo no dejan de existir en los mundos
accesibles. Más sobre estas fórmulas en los capítulos 14 y 15 de Priest (2008).

References
Priest, G. (2008). An Introduction to Non-Classical Logic: From If to Is. Cambridge University
Press.

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