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CASO CLINICO: ANÁLISIS DE LA SORDOCEGUERA

MELINA CUENTAS
NICOLLE DE LA HOZ
LEONEL DORIA
LISNEY HERRERA
ÁNGELA MIRANDA

Tutora:
XXXXXX XXXXXXXXX

UNIVERSIDAD DE LA COSTA
PROGRAMA: PSICOLOGIA
CURSO: SENSOPERCEPCIÓN
SEMESTRE 1
BARRANQUILLA, 2020
CASO CLINICO: ANÁLISIS DE LA SORDOCEGUERA

El caso que se presenta corresponde a Tiffany1, una niña de 9 años de edad, que nació a las

24 semanas de gestación con sordoceguera congénita (retinopatía y deficiencia auditiva severa).

Desde los 12 meses de nacida recibe atención por un equipo interdisciplinario. Actualmente

acude a una escuela especial donde le enseñan a superar las dificultades que conlleva esta

enfermedad.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF, 2011), define la sordoceguera como

“una deficiencia sensorial – visual y auditiva- que se manifiesta en mayor o menor grado,

generando limitaciones en la comunicación, orientación y movilidad, acceso a la información y

restricción para la participación social” (p.11), esta es una discapacidad única, teniendo en cuenta

su dualidad, sus grados y sus ritmos de aparición.

La sordoceguera no debe concebirse como la ceguera más la sordera, ni la sordera más la

ceguera, ya que las técnicas que se desarrollan para adaptarse a una de estas pérdidas se basan

precisamente en la utilización intensiva del sentido que se conserva ileso, ni tampoco como una

gran dependencia que impide un funcionamiento intelectual adecuado a la sociedad actual

(Sánchez & Benítez, 2012).

Para comprender qué es la sordoceguera, se utiliza el ejemplo de Sánchez & Benítez

(2012) respecto a un avión volando. Una persona sorda puede verlo y sabe en qué dirección va.

Una persona ciega no lo verá, pero si lo oye, y por la intensidad del sonido puede imaginarse la

distancia y la dirección que sigue el avión. Sencillamente una persona sordociega no tiene

ningún medio para saber dónde está el avión, ni siquiera si vuela allí arriba, de no existir que

1
Nombre cambiado para respetar la identidad de la niña.
alguien se lo explique. Al no contar con un conocimiento inmediato de lo que ocurre en su

entorno, las estructuras de su vida sufren un cambio radical de todos los órdenes tanto físico,

psicológico como cultural y social.

Partiendo de la anterior, puede advertirse que este problema es mucho más complejo que la

simple combinación de dos discapacidades, Sánchez & Benítez (2012) indican que las personas

con este tipo de discapacidad pueden presentar las siguientes características cognitivas y

conductuales: patrones de sueño poco comunes; problemas en su alimentación, así como para

masticar y tragar alimentos sólidos; conductas de tipo hiperactivo; retraso en el aprendizaje del

control de esfínteres; retraso del desarrollo social, emocional y cognitivo; conductas

autoestimulatorias como darse cabezazos, meterse los dedos en los ojos, agitar los dedos frente a

los ojos, mecerse, mirar fijamente a la luz, principalmente. Todas estas características acarrean

con frecuencia un número importante de consecuencias que afectan tanto al aspecto social,

personal y afectivo del niño disminuido multisensorial. Así pues, ellos tienen:

 Problemas de comunicación con el entorno y grandes dificultades para el establecimiento

de las relaciones interpersonales.

 Percepción distorsionada del mundo que le rodea y una privación de las motivaciones

extrínsecas más básicas.

 Diagnóstico equívoco: retraso profundo y perturbaciones emocionales.

Analizando el caso de Tiffany frente a las teorías de la sensopercepción, puede advertirse

que la gran desventaja de esta pequeña niña, teniendo en cuenta que “la sensación y la

percepción son la base de la conciencia en conjunto” (Morris & Maisto, 2005), por ende ella no

puede comprender ni dar sentido a lo que sucede dentro y fuera de su cuerpo. Es por ello que se
descartan las teorías constructivistas, estructuralistas y de ecología perceptiva porque requiere

del dominio de todos los sentidos.

En este caso en específico, se ajusta en gran medida lo establecido por Wolfgang Köhler,

reconocido psicólogo alemán que realizó grandes aportes a la corriente de La Gestalt. Éste

afirma que existe una “correlación entre la experiencia perceptiva y los eventos fisiológicos

subyacentes”, esto quiere decir que la estructura de la percepción depende de las características

del sistema nervioso y, por tanto, están determinadas de manera innata. No obstante, esta teoría

ha tenido demasiadas críticas, debido a que pueden presentarse diferentes situaciones en las que

ocurra una determinada configuración perceptiva.

Bajo esta explicación, puede inferirse entonces que a pesar que Tiffany desarrolló esta

discapacidad congénita, de manera innata la sensopercepción se desarrolla a través de los

sentidos de los que aún dispone, aunque no se cuente con los sentidos básicos como son la visión

y la audición. De esta manera se descarta la teoría de que este aspecto de la percepción pueda

estar determinado por factores distintos a la estructura estimular.

Otra teoría que puede arrojar luz sobre este caso es el enfoque computacional, la cual

manifiesta que la percepción se apoya en un conocimiento físico de tipo general más que en el

conocimiento específico de los objetos presentes en cada momento. De hecho las tres etapas

descritas por Marr se ajustan totalmente al proceso de desarrollo de la sensopercepción de

Tiffany, dado que el nivel computacional, algorítmico y de interpretación le permitiría a la niña

comprender el mundo según los recursos que dispone a la mano, en este caso los sentidos

restantes, siendo el protagonista el sentido del tacto (Morris & Maisto, 2005).
En el sitio web de la Fundación ONCE (2013), perteneciente al grupo social que mantiene

el mismo nombre se abordan aspectos fundamentales para la comprensión de la situación de las

personas sordociegas, allí se explica que el tacto y la propiocepción (la consciencia del cuerpo

sobre su propia postura corporal respecto al medio que nos rodea) constituyen canales

fundamentales de entrada de información para la persona con sordoceguera, ya que son las vías

seguras por las cuales puede acceder a la información, comunicarse y aprender,

independientemente de que pueda provechar, si los tuviese y fueran funcionales, sus restos de

visión y/o audición.

El tacto adquiere un papel relevante en la percepción de la persona y de sus posibilidades

de conocer e interactura con el mundo que le rodea. Se convierte en la vía fundamental de

información, facilitando la integración perceptiva de la experiencia diaria y permitiendo a la

persona el contacto con la realidad.

En los casos de sordoceguera congénita, el desconocimiento de quién está, de lo que

sucede y el carecer de un sistema de comunicación, provoca el desinterés por iniciar o

interaccionar, lo que obliga a la intervención del adulto para despertar su interés por conocer lo

que hay más allá de sus percepciones corporales y disfrutar del contacto y de relación con los

demás. Caso contrario en las personas con sordoceguera adquirida, dado que las necesidades de

aprender y/o adaptar el sistema de comunicación es el primer reto al que deben hacer frente si

quieren mantener su nivel de contacto con las personas y el acceso a la información.

Poder realizar las actividades de una manera autónoma, requiere de un entrenamiento en

rehabilitación, que le ayude a comprender el entorno y aproximarse a las actividades de un modo

diferente, aprender técnicas de orientación, movilidad y vida diaria, así como adquirir
habilidades que le permitan comunicarse y manifestar sus necesidades a personas de la calle. A

nivel internacional, las personas con esta discapacidad deben utilizar un bastón rojo y blanco

como símbolo que identifica a la persona que lo usa como persona con una discapacidad visual y

auditiva, y que por lo tanto no va a escuchar el sonido del semáforo o de una persona que le

ofrece ayuda, a no ser que toque su brazo para que sepa que está ahí.

De allí que sea fundamental que las personas de su entorno tengan una actitud abierta y

paciente, para comunicarse y atender sus peticiones cuando lo necesiten.

Bibliografía:

ICBF. (2011). Orientaciones pedagógicas para la atención y la promoción de la inclusión de

niñas y niños menores de seis años con sordoceguera. Bogotá: Instituto Colombiano de

Bienestar Familiar.

Morris, C., & Maisto, A. (2005). Introducción a la Psicología. México: Pearson Educacion.

ONCE. (2013). ¿Qué necesitan las personas con sordoceguera? Recuperado el 29 de 02 de

2020, de ONCE: https://www.once.es/servicios-sociales/sordoceguera/que-necesitan-las-

personas-con-sordoceguera

Sánchez, I., & Benítez, J. M. (2012). Sordoceguera: Posibilidades de Investigación

Psicoeducativa. International Journal of Developmental and Educational Psychology,

vol. 3, núm. 1, 249-259.

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