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** Didier Anzieu
¿Cómo dominar a los otros sin hacerlos huir? ¿Cómo escapar a la re-
petición del dominio materno? ¿Cómo hacerse reconocer como no nula
para así ser? ¿Como funcionar de una manera distinta del todo o nada?
Una profunda decepción amorosa fue el suceso que la llevó a iniciar un
psicoanálisis: fueron necesarios varios meses de vida íntima con un
muchacho culto, afectuoso e introvertido para que comprendiese que era
sexualmente impotente y que la acaparaba para impedirle encontrar otro
partenaire con quien desarrollar una vida amorosa completa.
El apego negativo de Noémie se manifestaba de la siguiente manera:
si bien tenía un trabajo y una vida independientes lejos de sus padres
(fue el único hijo de esa pareja que emigró a París), experimentaba la
necesidad de llamar por teléfono casi todos los días a la madre por
cuestiones prácticas: una receta de cocina, la confección de un vestido,
una emisión cultural, novedades en la familia, un éxito profesional. Todo
con un tono neutro, puramente informativo aunque sostenido por la es-
peranza inconfesada de encontrar un signo de estímulo, de comprensión,
de ternura. Esperanza frecuentemente fallida y llamados insistentes que
se repitieron, ambos, en la transferencia. El trabajo de interpretación
se basó en la alternativa decepcionarse/ser decepcionante, en el uso de
mecanismos de defensa que borraran los signos de "nulidad", en el
retorno de esos signos bajo la forma de alucinosis, en la angustia pro-
ducida por el auto arrancamiento de la envoltura de significación a fin
de evitar el retorno de esos signos y en los ataques paradójicos contra
la piel común fantasmática entre ella y su madre. Noémie precisaba esta
piel común para conformar un Self psíquico; al mismo tiempo esta piel
común la apresaba y la exponía a las violentas críticas de su madre y
a las amenazas que de ellas derivaban respecto de su identidad. La piel
recibida por su madre se parecía a la túnica envenenada que Medea ofre-
ció a su rival Crétise. En lugar de funcionar como paraexcitación con
su hija, la madre de Noémie la acosaba con excitaciones de las que
Noémie escapaba mediante la retracción afectiva y el excesivo desarro-
llo intelectual; pero la soledad que la protegía de la excitación materna
destructiva le era reprochada por su madre, quien mezclaba excitación
y significacion. Noémie vivenciaba negativamente su soledad en tanto
signo y prueba de su profunda "maldad" y "nulidad". Necesitaba por ende
apelar a su madre en forma periódica y repetitiva para rencontrar tran-
sitoriamente en ella una piel psíquica envolvente, sostenedora, conte-
nedora. El mínimo incidente la desgarraba. El apego de Noémie a lo que
había de negativo para ella en su madre se había organizado en una
reacción circular: la necesidad de apego llevaba al fracaso del apego; el
fracaso del apego reavivaba y exacerbaba la demanda de apego.
El apego a lo negativo 835
Evocaré más sucintamente otros dos casos de desvalorización del rol del
padre por parte de la madre.
Héctor fue el único hijo de una pareja no amamantado por la madre.
Fue criado por una joven extranjera, quien tuvo que volver precipitada-
mente a su país natal cuando él tenía un año de edad. El mutuo apego
positivo fue interrumpido brutalmente. Hector alcanzó a superar par-
cialmente esta ruptura en su tratamiento e hizo un feliz casamiento.
Mantuvo un apego negativo virulento hacia su madre. Por otra parte
había idealizado mucho a su padre y a sus brillantes éxitos profesiona-
les pero no había logrado que ese padre -sin embargo amante y ama-
do- reconociese su propio valor en un rubro de actividades diferente. El
resquebrajamiento de la imagen paterna se reveló poco antes de fina-
lizar un largo análisis que parecía volverse interminable: justo antes del
nacimiento de Héctor, la madre tuvo un amante cuya presencia le
imponía con frecuencia al padre. Era un secreto conocido por toda la fa-
milia. Al "descubrirlo", Héctor se sintió doblemente anulado: por el recha-
zo de su madre a amamantarlo; por la imagen del padre ideal desva-
lorizado por la mala conducta materna.
El apego del niño a lo negativo materno tiene con frecuencia como co-
rrelato el apego negativo de la madre por su hijo vivido como decepcio-
nante, a quien hace depositario de sus propios malos pensamientos.
La experiencia negativa del apego dificulta el acceso a la organización
edípica y provoca resistencia a ese acceso.
Como expresé anteriormente, desde el punto de vista topológico, la
superficie de inscripción del Yo es objeto de una repetida tentativa de
borramiento, mientras que la superficie que recibe y filtra la excitación
acapara la energía psíquica. Esto se observa en el caso de Michel donde
se muestran las particularidades técnicas necesarias para la cura del
apego negativo.